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- Si tendría que establecer, como se suele hacer, un ciclo vital, una ciclo de desarrollo de

la gauchesca, diría que su punto culminante es el Fausto de Estanislao del Campo, y no el


Martín Fierro. Este dicho necesita de cierta perspectiva, de ciertas concepciones subyacentes:
en primer lugar intentar pensar a la gauchesca como producción social implica, en buena
parte, pensar a los grupos sociales implicados: quienes la escriben, y quienes son escritos. Así,
el Fausto es el punto más álgido de la gauchesca porque es donde se cristaliza más
densamente esa oposición real de grupos humanos, y cuando digo que la oposición se
densifica quiero decir qué más se polariza. Entonces, en la dinámica de la gauchesca, quienes
la escriben -y leen- se sitúan en un polo, y quienes son escritos en el otro: es la ridiculización
del gaucho que lleva a cabo Estanislao del Campo, su estupidización, su caracterización de
agnósticos: todo aquello que los hace ser los otros. Porque (quizá alguien ya lo haya dicho) la
gauchesca, desde una perspectiva de la producción, composición y circulación de los discursos
-entre ellos el literario-, siempre ha sido eso: los ricos hablando de los pobres, los ricos
hablando por los pobres; quiero decir, los ricos hablándole a los ricos de los pobres, o incluso
los ricos hablándole a los ricos a través de los pobres de cómo los pobres ven a los ricos, pero
como son los ricos los que en realidad están hablando a través de los pobres, en el fondo la
gauchesca es un espejo: la mirada-máscara del gaucho sirve para informar a los ricos cómo se
ven ellos mismos. Esto pasa en el Fausto más claro que el agua, ergo es el punto más álgido de
la gauchesca. ¿y qué le sigue a esto? Bajtín ha dicho que la parodia requiere de una cierta
saturación de un estilo literario o discurso para, partiendo de esa saturación, poder invertir los
sentidos de esos discursos, que se convierten en discursos parodiados: el Martín Fierro
respecto al Fausto ¿O no hay un sentido inverso en lo que al gaucho respecta -mejor dicho a lo
que el gaucho significa-?

- Martín Fierro representa un salto cualitativo en la historia de la literatura argentina:


Hernández se afantasma en la escritura (Barthes), se alteriza, casi que borra la relación de
enunciar con el enunciador real. Lee su propia mismidad de un lugar otro, desde una lengua
ajena. Y concluye con lo inesperado: el pasaje a “los infieles”, la pérdida de la identidad, el fin
de una metamorfosis. Hay que hacerle al texto una pregunta, junto con Gayatri Spivak: ¿puede
hablar el subalterno desde la pluma del dominante? Tal vez La Ida sea un texto en donde esa
ficción se acerca lo más posible a darnos una respuesta afirmativa.

- Dialectiza la dicotomía de Sarmiento: en La Ida, los dualidades se complejizan porque


cada polo parece tener el germen de su opuesto. En La Vuelta se retorna a lo simple. Opera
según la lógica de la guerra: el enemigo (indios) se convierte en potencial aliado, es la negación
de la negación, lo cual constituye una de las leyes de la dialéctica.

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