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Capítulo 6

EL RENACIMIENTO

L fenómeno histórico del Renacimiento provoca la unánime


E discrepancia de los estudiosos a la hora de señalarle límites
cronológicos precisos, o determinar un específico contenido que
permita llegar a una definición del concepto. Tanto la idea
de una ruptura con el mundo medieval, como la enumeración de
una específica problemática renacentista han sido negadas, po-
niendo de relieve la existencia de un encadenamiento estrecho
entre los problemas de una y otra época, hasta el extremo de
que Kristeller pueda considerar como Renacimiento la épo-
ca que va de 1300 a 1600, y que no existe aspecto de la cultura
renacentista para el que no se hayan descubierto antecedentes
medievales. A pesar de todas las críticas, el Renacimiento sigue
siendo un concepto válido, por cuanto sintetiza una serie de
respuestas a otros tantos fundamentales problemas.

El Renacimiento tiene su inicial manifestación en la concien-


cia que los escritores de los ss. XIV y XV tienen, acerca de la
peculiaridad de su propia época como renovadora del mundo
clásico tras una larga y oscura Edad Media [1]. Para facilitar
el contacto con la cultura clásica se llegó a definir un ciclo de
disciplinas escolares —studia humanitatis— centradas en el estu-
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La vida terrenal del hombre adquiere un valor específico y
dio de la gramática, retórica, historia, poesía y filosofía moral,
decisivo que justificará el esfuerzo por hacer de ella una autén-
sobre la base de textos clásicos latinos y griegos. Los studia rele-
tica obra de arte. De aquí la preocupación por renovar la educa-
gan a segundo plano las cuestiones filosóficas (lógica, metafísica)
ción liberándola de las fórmulas escolásticas [7], defendiendo los
al igual que las científicas (matemáticas, física, astronomía,
estudios humanísticos o destacando la importancia de la razón
medicina), las jurídicas y teológicas [2]. El término humanista,
en la educación de los niños como en el De pueris statim ac libera-
acuñado en la época, designa originariamente a la persona que
ha recibido y aplica una específica educación literaria [3], en liter instituendis (1529) de Erasmo [8]. El resultado que se pre-
tanto la forma humanismo, en su sentido actual de interés por los tende alcanzar constituirá un nuevo arquetipo humano que
valores humanos, no surgirá hasta comienzos del siglo XIX. sustituye al caballero medieval por el cortesano de Gastiglione [9]
o el gentleman definido por Peacham.
El primer resultado de este tipo de educación será la incor-
poración al patrimonio cultural de Occidente de la literatura La antropología renacentista coincide en el reconocimiento de
clásica, que alcanzará prácticamente su volumen y límites ac- lo individual como valor esencial del hombre, aun cuando sus
tuales; obra acompañada de una sistemática difusión y depura- desarrollos doctrinales conduzcan a elaboraciones muy diversas.
ción, que les llevó a crear la técnica de la crítica textual e histó- Petrarca (1304-74), el «primer hombre moderno», creador del
rica, cuya resultado más espectacular será la denuncia de la italiano como lengua literaria y el primero en ascender a una
donación de Constantino como una falsificación medieval [4]. montaña para descubrir la naturaleza [10], es igualmente el ini-
ciador de la antropología individualista. Para el hombre del Me-
El humanismo no implica sin embargo ninguna común doc-
dioevo el sentido de su vida no se comprende al margen del
trina, fuera de la afirmación reiterada del valor del hombre y
destino general de la especie humana, y éste no es en definitiva
su individualidad. La preocupación por lo personal que Burc-
sino la historia de la caída y el esfuerzo por la regeneración que
khardt ejemplificó en determinados acontecimientos signifi-
conduce a la beatitud, estado perfecto frente al cual la vida no
cativos, tales como la aparición del retrato o la biografía [5] que
es sino puro tránsito. Petrarca conserva la conciencia del hom-
tienden a perpetuar una realidad humana transitoria, caracte-
bre como pecador, pero en lugar de desear escapar al sufrimiento
riza el fenómeno renacentista del individualismo, que es un sen-
timiento de satisfacción y orgullo derivado de la condición hu- de su alma, en lugar del arrepentimiento y odio de sus pecados,
mana, de acuerdo con el aforismo clásico que hace al hombre encuentra en el dolor y en general en los sentimientos de su alma
medida de todas las cosas. El De dignitate et excellentia hominis la fundamental realidad de su existencia, aquello que le hace
(1452) de Gianozzo Manetti, escrito como réplica al De contemp- ser lo que es y le distingue de los demás [11].
tu mundi de Inocencio III sobre la condición miserable de la La antropología renacentista, inicialmente simple conciencia
humanidad, el De hominis dignitate de Pico de la Mirándola y de la propia individualidad, conocerá un desarrollo doctrinal
la Fábula del hombre de Vives, constituyen muestras significativas tanto en los medios en que domina la corriente platónica, como
del credo humanístico en la capacidad y libertad del hombre
en los que siguen fieles al aristotelismo. Marsilio Ficino y Pico
para forjar su destino [6].
de la Mirándola, los más caracterizados representantes del pía-
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tonismo practicado en la Academia de Florencia, coinciden en conducirá a la revisión de las fuentes, la crítica de determinadas
destacar el valor de la conciencia, del alma, como el hecho versiones de la Vulgata, la edición de textos originales, una
diferencial que permite al hombre escapar al orden de la natura- de cuyas máximas realizaciones será la Biblia políglota complutense,
leza al que pertenece en cuanto criatura. Anima igitur per mentem junto con la de nuevas y cuidadas traducciones de los textos
est supra factum (Ficino. Theologia Platónica). La conciencia per- sagrados, que tendrá en la versión del Nuevo Testamento realizada
mite al hombre objetivar la naturaleza, en cuanto es capaz de por Erasmo su representación más caracterizada.
contemplarla, y la contemplación la conduce finalmente a Dios,
única realidad en que el alma puede satisfacerse. Lo significa- Del mismo modo que la educación humanista manifiesta una
tivo de este planteamiento reside sin embargo en que el valor no declarada hostilidad por los métodos escolásticos y trata de pro-
esté tanto en la meta perseguida, cuanto en el camino que se porcionar una formación moral al individuo a través de la
recorre, en la lucha por realizar el destino de su alma, circuns- lectura y la experiencia de los clásicos, el humanismo cristiano
tancia que hace al hombre distinto y en cierto sentido superior mostrará una paralela indiferencia por las cuestiones dogmáti-
a los puros espíritus que son los ángeles [12]. cas y teológicas, para centrar su interés en los problemas éticos
del individuo y en su personal relación con Dios. El humanismo
Pomponazzi, el más famoso aristotélico de su tiempo (1462-
cristiano al penetrar en el norte de Europa, en la segunda mitad
1526), autor de un De inmortalitate animae arranca no de la nos-
del siglo XV, entra en contacto con una tradición religiosa —la
talgia que impulsa al alma a Dios, sino de la concreta realidad
del hombre, ser intermedio en una jerarquía de criaturas y cuyo de los Hermanos de la vida común y la congregación de Win-
intelecto, sin ser material en su sustancia, está sin embargo desheim— forjadores de la Devotio moderna, caracterizada por buscar
vinculado y limitado por la materia hasta el punto de no poder la comunión espiritual con Dios a través de Cristo, y cuya obra
conseguir un conocimiento puro, al margen de la realidad sen- más representativa es la Imitación de Cristo de Tomás de Kempis,
sible. El hombre es alma y cuerpo, pero precisamente este alma significativa por la falta de referencia a una^precisa sistematización
y este cuerpo singulares, unidos entre sí de tal modo que su destino teológica y por la marcada preocupación moralizadora. La pro-
no podría reducirse al de una de sus partes. La conclusión de Pom- fusión de citas bíblicas y la ausencia casi total de cualquier otra
ponazzi es la no aceptación de cualquier prueba filosófica de fuente explica el que haya sido conservada como texto religioso
la inmortalidad del alma, por cuanto la realización del destino por las diversas religiones cristianas surgidas de la Reforma [ 1 4 ] .
del alma contemplativa equivaldría a la renuncia del hombre a Erasmo de Rotterdam, discípulo de los Hermanos de la vida
su única realidad, la realidad del hombre en el mundo [13]. común en su escuela de Deventer, dotado de una profunda
formación humanista adquirida al azar de sus desplazamientos,
Una segunda dirección del pensamiento renacentista cen-
se convertirá en la más significativa figura del humanismo cris-
trará su interés en los problemas teológicos y religiosos a los que
tiano. En él se combinan los temaá fundamentales del pensa-
aplicará los principios de la formación humanística lo que de-
miento de su siglo. Es la autoridad máxima en la cxégesis bíblica,
termina, paralelamente a la vuelta a los clásicos, un retorno a
como lo prueba su ya citada traducción del Nuevo Testamento.
las fuentes del cristianismo. El nacimiento de una filología sacra
Hace del «conócete a ti mismo» Si te ipsum non exprimís, rnendax
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speculum tua fuerit oratio— el punto de partida de una concepción del puro deber ser. El hombre, al que la naturaleza ha dado una
antropológica inspirada por un radical individualismo. El hom- ilimitada capacidad de desear [21] no ha sido en cambio dotado
bre no puede identificarse con el alma que contempla la propia de una norma paralela (derecho natural) que proporcione una
vida, sino que es esa misma vida. El hombre es una criatura orientación moral constante a su acción. En consecuencia su
débil y sujeta al error, los hombres son locos pero la mayor comportamiento no se ajustará espontáneamente a ningún prin-
locura es querer escapar a su propio destino, a su propia vida cipio ético, y sólo por necesidad aceptará someterse a un orden.
[15]. Partiendo de esta realidad esencial de la vida humana, del Tal es en definitiva el origen del Estado que, al menos en su
reconocimiento del yo como hombre, el individuo busca alcanzar principio, ofrece al hombre protección y seguridad para su vida
a Cristo, no a través del conocimiento teológico [16], sino por y hacienda, de que se deriva a su vez una norma capaz de jus-
medio de la caridad y a través de la libertad del cristiano [17], tificar la existencia del Estado sin tener que recurrir a valores
tal como ha sido establecido en la Escritura cuya lectura reco- suprapolíticos. El bien común proporciona esta regla de conducta,
mienda [18]. y su realización, independiente de todo criterio moral, justifica
la existencia y la acción del Estado, es la razón de Estado, término
Una última dirección del pensamiento renacentista es la q u e que Maquiavelo no acuñó, pese a haberla definido [22].
conduce al conocimiento empírico, representado por Leonardo
de Vinci en el terreno de la observación de la naturaleza y por Ma- El establecimiento del Estado es siempre obra de la virtu de
quiavelo en el de la sociedad. Los dibujos anatómicos y las notas un fundador o renovador que no está sometido en su acción a
que sobre toda clase de problemas físico-matemáticos dejó ninguna norma moral o política salvo la del éxito [23], aunque su
Leonardo, constituyen el testimonio de una nueva postura que gobierno si ha de durar deberá garantizar la seguridad de la
no por tener antecedentes medievales deja de ser característica vida y la propiedad de los subditos [24]. El Estado, para mantener-
del hombre moderno. Observación y experiencia son recono- se, necesita del espíritu público que sólo puede proceder de la
cidos como las únicas vías ciertas que conducen al conocimiento religión o de la libertad de los ciudadanos, pero, aun así, estará
de la naturaleza [19]. sometido a la inevitable ley de la transformación o corrupción
de los Estados, que permite explicar tanto la evolución inter-
Maquiavelo es considerado como el fundador del pensamiento
na de las instituciones (monarquía o tiranía, aristocracia u oligar-
político moderno por ser el primero en describir la realidad socio-
quía, democracia o confusión) como la gran revolución cí-
política al margen de todo planteamiento ético o extrapolí-
clica de las formas de gobierno (monarquía - aristocracia - de-
tico [20]. La verdad efectiva, lo que el hombre hace, constituye mocracia), o finalmente la atracción y conquista de los Estados
el punto de partida, desde el que se remonta por inducción a enfermos por los sanos [25].
los principios generales que regulan la vida política. La teoría
política, clásica o cristiana, encontraba su justificación en fines
que por ser de orden ético o religioso resultaban transpolíticos,
de forma que la solución al problema del mejor régimen político
se resolvía siempre más allá de la realidad política, en el terreno

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