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Ante la pregunta ingenua y aparentemente inocente de muchos padres de como hemos de tratar

a este niño, el psiquieatra debe manifestrarse siempre muy prudente y con cautela. En primer
lugar, porque l niño celoso es muchas veces un niño normal y el psiquiatra jamás debería
psiquiatrizar un mero problema doméstico. Y , en segundo lugar, porque debe de tratar con todas
sus fuerzas de respetar la intimidad familiar evitando cualquier forma de intrusión en un ámbito
que es competencia exclusiva del os padres, por constitutir una cuestión ordinaria de educación
familiar. Por consiguiente, ni el psicólogo ni el psiquiatra deben tomar iniciativas o
responsabilidades que están mas allá de sus respectivas competencias y que suponene una
injerencia en el ámbito familiar por constituir un modo de suplencia de los padres en su función de
educadores. Ante un niño celoso los padres suelen responder casi siempre angustiándose. No es
infrecuente que condensen su ansiedad en solo ese síntoma y acaben por confundir el todo, es
decir, la personalidad del niño e incluso su función de eucadores como padres, con la parte, esto
es, la conducta celosa tomada como un síntoma. Cualquier experto deberá establecer relacoines
lineales entre el problema, lo celos y una técnica específica para su solución, por ej, la
psicoterapia. En necesario adoptar una actitud global, desde la que se contemple al niño y a su
familia en una más justa perspectica de la que se observa al niño y a la familia como un todo
cualquier instrucción sobre el comportamiento infantil celoso debe partir del relevante hecho de
que lo más importane es reconstruir la entidad personal del niño sin que ésta sufra ningún
menoscabe. Para este fin habrá que insistir en lo importante que es para ese niño aprender a
establecer vínculos afectiso sanos por medio de los cuales mejorar la seguridad y confianza en sí
mismo y se incremente y valore su autoestima personal.

Es todo esto los padres desempeñan una función muy importante por insustituible. Muchos de los
padres se sientes inseguros, si es que no culpables, ante el comportamiento celoso de sus hijos.
En este caso es conveniente ayudrles a remontar su inseguridad personal, tarea para la cual
resulta imprescinidble el apoyo emocional del experto. Los padresdeben saber, a pesar de su
inseguiridad, que no tomar ninguna iniciativa respecto de sus hijos es mucho peor que decidrise
por alguna de ellas, aun con riesgo de equiocarse en algunas de esas actuacioens. A los padres del
niño celoso hay que animarles, de manera que a

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