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Tema de la quincena

El ser humano
como ser político *
Francisco Porcar Rebollar

Es evidente que la política es una de las actividades más desprestigiadas en


nuestra sociedad. Pero, ¿qué significa en realidad este desprestigio de la políti-
ca? Para contestar esta pregunta es importante reflexionar sobre qué es la po-
lítica, sobre la concepción de la política. Esta pregunta por el sentido de la polí-
tica puede parecer algo teórico, pero no lo es en absoluto.

P
orque la política es fundamental-
mente una práctica, la práctica
del ser humano como ser social.
Además, la concepción de la política está
estrechamente vinculada a lo que enten-
demos que es el ser humano, a la com-
prensión que tenemos de nosotros mis-
mos. Vamos a presentar una sencilla
reflexión sobre el sentido de la política
poniendo en diálogo, por una parte,
cómo la entiende la Doctrina Social de la
Iglesia (DSI) y, por otra, cómo es la con-
cepción de la política que predomina en
nuestra sociedad.

La confrontación entre estas dos mane-


ras de entender la política ayuda a com-
prender dónde están algunas de las raíces
más importantes del desprestigio de la po-
lítica en nuestra sociedad y, por tanto,
para descubrir qué podemos hacer para recuperar la políti- Al considerar al ser humano como un ser social por na-
ca como el elemento esencial de la vida humana que es. turaleza, la DSI sostiene que el ser humano es por natura-
leza un ser político. La política no es, pues, algo «añadido»
I. - La concepción de la política al ser humano, sino algo constitutivo de su propio ser.
que propone la Doctrina Social ¿Por qué?
de la Iglesia
Por lo que el ser humano es: un ser social, como
1. - La política pertenece a la misma naturaleza hu- subraya repetidamente el Concilio Vaticano II en «Gau-
mana dium et spes»: «Dios creó al hombre no para vivir aislada-

Para la DSI la política no es otra cosa que todo cuanto


hacemos las personas para responder a nuestro ser social.
* Lo que aquí presentamos es una síntesis de lo que se plantea en dos
Es decir, la práctica que tiene el ser humano como ser so- temas del Plan Básico de Formación Política de la HOAC dedicados a
cial que es por naturaleza. profundizar en la manera de entender la política.

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mente, sino para formar sociedad» (n. 32). Es decir, a di- para su crecimiento como persona y para realizar su voca-
ferencia de lo que se sostiene en otras concepciones del ción. Esta vocación a la comunión interpersonal y social es
ser humano, especialmente en aquellas que lo consideran el fundamento y el sentido de la política.
como un individuo que, después, para cubrir sus carencias
(es decir, por conveniencia o interés) se une a otros for- 2. - La política es instrumento para construir un or-
mando sociedad, la Iglesia sostiene que el ser humano es, den social a la medida del ser humano
desde el principio e inseparablemente, un ser personal y
social. La persona está unida a los demás porque la refe- Además de ser una práctica que responde al ser y voca-
rencia del «yo» al «tú» y al «nosotros» está inscrita en su ción de la persona, la política es necesidad y tarea del
misma naturaleza. Este es el fundamento, entre otras co- ser humano porque es instrumento fundamental e
sas, de su práctica política. Por eso dirá Juan XXIII: «Al ser indispensable para construir una sociedad humana,
los hombres por naturaleza sociales, deben convivir unos una sociedad justa en la que sea posible la realización de
con otros procurar cada uno el bien de los demás» («Pa- las personas. La realización humana, su vocación, su dig-
cem in terris», 31). nidad y su responsabilidad es lo que está en juego en la
política. Un orden social justo ofrece a la persona una
Este carácter social, fundamento de la política, es distin- ayuda insustituible para la realización de su libre persona-
tivo del ser humano. La vida comunitaria es una caracte- lidad. Y, al contrario, un orden social injusto es una ame-
rística que forma parte de la naturaleza humana. Somos naza y un obstáculo para el bien de la persona. Construir
un orden social justo es la tarea política del
ser humano.

Esta tarea humana que es la política impli-


ca, inseparablemente, dos dimensiones: la
transformación de las estructuras, institucio-
nes y relaciones sociales en bien de las perso-
nas y la misma transformación de las perso-
nas, su mismo crecimiento en espíritu social.
Es necesario para ello superar una ética indi-
vidualista, porque mejorar las condiciones de
la vida social no es posible «si los individuos
y los grupos sociales no cultivan en sí mis-
mos y difunden en la sociedad las virtudes
morales y sociales» («Gaudium et spes», 30).
Sin olvidar que en la medida en que ejerce su
responsabilidad en la construcción de una so-
ciedad más justa, la persona se hace más per-
sona.
personas que vivimos y obramos en una comunidad de
personas. Según la fe de la Iglesia, la persona está llamada 3. - La comunidad política
desde el principio a la vida social. Vida social que no es
exterior a la persona (por tanto, tampoco lo es la política Para realizar su ser social y su vocación a la comunión,
que es la actividad dirigida a construir esa vida social), respondiendo a la ineludible necesidad de construir a tra-
porque los hombres y mujeres no podemos crecer y reali- vés de la variada acción política una vida social a la medida
zar nuestro ser y vocación si no es en relación con los del ser humano, las personas necesitan de la comunidad
otros. política. Así lo expresa el Concilio Vaticano II: «Los hom-
bres, las familias y los diversos grupos que constituyen la
Por la vocación del ser humano a la comunión: la comunidad civil son conscientes de su propia insuficien-
política responde no sólo a ese carácter social del ser huma- cia para lograr una vida plenamente humana y perciben la
no, sino también a su vocación a construir comunión con necesidad de una comunidad más amplia, en la cual to-
los demás, en la que se expresa su ser imagen del Dios-Co- dos conjuguen a diario sus energías en orden a una mejor
munión de Personas. Para lo cual las personas se enfrentan procuración del bien común. Por ello forman comunidad
a la tarea de construir unas relaciones sociales fraternas que política, según tipos institucionales varios. La comunidad
permitan a cada ser humano vivir de acuerdo a su digni- política nace, pues, para buscar el bien común, en el que
dad. La política es, pues, una necesidad del ser humano encuentra su justificación plena y su sentido y del que de-

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riva su legitimidad primigenia y propia. El bien común ocupación y amor preferencial por los pobres y los últi-
abarca el conjunto de aquellas condiciones de vida social mos.
con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones
pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia Esta comunidad política puede tener realizaciones muy
perfección» («Gaudium et spes», 74). diversas, según la libertad humana, pero es ineludible para
el ser humano y necesita de instituciones que la impulsen
De ahí que el Catecismo de la Iglesia Católica insista en hacia el bien común.
que el bien común alcanza sus más altas cotas en la comu-
nidad política, lo que dice mucho de su necesidad y valor: 4. - La caridad política
«Si toda comunidad humana posee un bien común que la
configura en cuanto tal, la realización más completa de Según la DSI la caridad es el norte y la guía fundamen-
este bien común se verifica en la comunidad política. Co- tal de toda la actividad política. Una caridad que une amor
rresponde al Estado defender y promover el bien común y justicia como expresión de lo que el ser humano es y
de la sociedad civil, de los ciudadanos y de las institucio- está llamado a ser. En la caridad política está la plenitud de
nes intermedias» (n. 1910). la actividad política que construye realmente el bien co-
mún.
Hay que subrayar que la comunidad política y toda la
actividad política encuentran su centro en el hecho de Pío XI decía que «el campo político abarca los intere-
servir a la realización del ser humano, porque la persona ses de la sociedad entera y, en este sentido, es el cam-
no puede ser otra cosa que el fundamento, el
sujeto y el fin de la comunidad política. Y ese
servicio al bien común se concreta en la pro-
moción de los derechos fundamentales de toda
persona en razón de su dignidad: considerar a
la persona humana como fundamento y fin de
la comunidad política significa trabajar, ante
todo, por el reconocimiento y el respeto de su
dignidad mediante la defensa y promoción de
los derechos fundamentales e inalienables del
ser humano.

De tal forma que la comunidad política tien-


de al bien común cuando actúa a favor de la
creación de las condiciones sociales en las
que se ofrezca a las personas la posibilidad
del ejercicio real de los derechos humanos y
del cumplimiento pleno de los respectivos de-
beres.
po de la más vasta caridad política, de la caridad de la
Por eso dirá Juan Pablo II en «Christifideles laici» (n. 42), sociedad». Y el Compendio de la Doctrina Social de la
que una política para la persona y para la sociedad: Iglesia subraya que la caridad ilumina a los cristianos so-
bre el significado más profundo de la convivencia políti-
- Encuentra su criterio básico en la consecución del bien ca: el objetivo que se debe buscar, promover y proponer
común, como bien de todas las personas y de toda per- es la realización de relaciones comunitarias entre las per-
sona. sonas, porque eso es lo que realmente nos humaniza.
Así: «la justicia requiere que cada uno pueda gozar de
- Su rumbo de camino en la defensa y promoción de la sus propios bienes, de sus propios derechos, y puede
justicia, sobre la base de la dignidad personal del ser hu- ser considerada como la medida mínima del amor. La
mano. convivencia es tanto más humana cuanto más está ca-
racterizada por el esfuerzo hacia una conciencia más
- Y se construye desde la promoción de valores humanos madura del ideal al que ella debe tender, que es la ‘‘ci-
fundamentales, que encuentran su plenitud en el Evan- vilización del amor’’ (...) La persona humana, en efecto,
gelio: libertad y justicia, solidaridad, dedicación leal y de- aun cuando participa activamente en la tarea de satisfa-
sinteresada al bien de todos, estilo sencillo de vida, pre- cer las necesidades en el seno de la sociedad familiar,

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«Desde la concepción restrictiva de la política que hemos visto, ésta
se orienta fundamentalmente no a la consecución de objetivos
comunitarios de justicia, sino a objetivos particulares, privados, de
bienestar»

personas. Esa participación es expresión de lo


que es el ser humano, de su dignidad y respon-
sabilidad hacia los otros y hacia el bien común.
Entendiendo por participación en la vida políti-
ca la implicación, según la vocación y las posibi-
lidades de cada uno, en la muy variada activi-
dad dirigida a organizar más humanamente la
convivencia social y las relaciones e institucio-
nes sociales a la medida del ser humano. Y eso
incluye desde las realidades más cercanas del
barrio, la escuela, el trabajo, las asociaciones so-
ciales de todo tipo..., hasta la actividad de las
instituciones de gobierno, los parlamentos, los
partidos políticos, etc...

Este derecho y responsabilidad implica a todas


las personas.
civil y política, no encuentra su plena realización mien-
tras no supera la lógica de la necesidad para proyectar- II. - La concepción de la política
se en el de la gratuidad y el don, que responde con ma- dominante en nuestra sociedad
yor plenitud a su esencia y vocación comunitarias» (n.
391). La manera de entender la política que acabamos de des-
cribir no es, desde luego, la que predomina en nuestra so-
Los obispos españoles, en «Los Católicos en la Vida Pú- ciedad. Más bien hay una gran distancia entre lo que la
blica», resumen así lo que es la caridad política: «Con lo DSI propone que debería ser la política y lo que es en la
que entendemos por caridad política no se trata sólo ni concepción predominante en nuestra sociedad. Vamos a fi-
principalmente de suplir las deficiencias de la justicia, jarnos ahora en esta concep-
aunque en ocasiones sea necesario hacerlo. Ni mucho ción de la política que pre-
menos se trata de encubrir con una supuesta caridad las domina en nuestra sociedad.
injusticias de un orden establecido y asentado en profun-
das raíces de dominación o explotación. Se trata más Es importante que tenga-
bien de una compromiso activo y operante, fruto del mos en cuenta una cosa: lo
amor cristiano a los demás hombres, considerados como que vamos a presentar aquí
hermanos, en favor de un mundo más justo y más frater- de forma también muy sinté-
no, con especial atención a las necesidades de los más tica es sólo la comprensión y
pobres» (n. 6). práctica de la política que
predomina en nuestra socie-
Este es el sentido más pleno y humano de la política, de dad, no toda la realidad polí-
la práctica del ser humano como ser social. tica. Vamos a subrayar por
ello los aspectos negativos,
5. - La participación en la vida política: un derecho y los que nos parece que obsta-
un deber culizan y dificultan que las
personas podamos vivir la po-
De esta manera de concebir la política nace la participa- lítica como una fuerza huma-
ción en la vida política como un derecho y un deber de las nizadora. Ahora bien, esto no

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significa que en la realidad política de nuestra sociedad todo
sea negativo. De hecho, en la cotidiano podemos ver plan-
teamientos políticos que son humanizadores, prácticas polí-
ticas que van construyendo pacientemente libertad, justicia
y fraternidad, personas que viven la política como algo hu-
manizador. Pero no vamos a hablar de esa realidad, porque
lo que queremos poner de manifiesto es cómo se ha ido
configurando una manera de concebir la política, muy en
consonancia con el sistema de producción y consumo que
domina en nuestra sociedad, que resulta contradictoria con
la naturaleza social y política del ser humano.

Podríamos sintetizar lo que ocurre en nuestra sociedad


con la política de la siguiente manera: hemos visto que la
DSI subraya que el ser humano está llamado a ser fin y
sujeto de la política. Eso es lo propio de la dignidad hu-
mana. Pues bien, en nuestra sociedad se está convirtiendo
al ser humano en objeto de la política al considerarla en
la práctica como actividad propia de unos pocos, los espe-
cialistas que se dedican a la política, y de las instituciones
políticas. Así, frente a una concepción que entiende que
todos estamos llamados a ser actores de la vida política, en
la práctica lo que habitualmente se da es el hecho de que
la mayoría de las personas son simplemente espectadores
de la política. Con todo lo que esto representa para el ser
y la vocación de las personas y para la vida social. Es como
si se hubiera producido una amputación de una dimensión
fundamental de la vida de las personas.
campo de la política. En nuestra sociedad predomina una
Cuando nos acercamos a la realidad política en nuestra concepción muy restrictiva de la política que contrasta
sociedad, lo primero que se ve es el profundo desprestigio enormemente con lo que hemos descrito como la práctica
de la política, el poco aprecio que se siente por ella, su per- del ser humano como ser social.
cepción como algo desagradable, aunque no haya más re-
medio que aceptarla porque es una necesidad, la lejanía Frecuentemente la visión negativa que se tiene de la po-
con que se vive..., porque para la mayoría de las personas lítica se refiere a esta comprensión reductiva de la política,
es algo que hacen otros, pues de hecho no se entienden como política otras realida-
«los políticos», es algo aje- des que sí lo son. Por efecto de esta reducción de la políti-
no. ca no se comprende que los problemas sociales son, todos,
problemas políticos. Esta reducción de la política se da, al
Este desprestigio de la po- menos, en cinco aspectos:
lítica está vinculado los as-
pectos que vamos a comen- a) La reducción del ámbito de la política: la política se
tar a continuación. ha ido reduciendo prácticamente sólo al ámbito de las
instituciones legislativas y de gobierno y a los partidos
1.- La reducción de la po- políticos. De hecho, muy mayoritariamente, en nuestra
lítica sociedad se identifica la política sólo con lo que hacen
los partidos políticos, los gobiernos, los parlamentos...
El desprestigio de la políti- Es decir, se suele dejar al margen de la comprensión de
ca y la lejanía que frecuen- la política todo lo que se conoce habitualmente como la
temente se siente hacia ella sociedad civil. Esto implica que la política no se conci-
en nuestra sociedad, está be como la práctica del ser humano como ser social.
muy vinculada al hecho de Por tanto, no se comprende como acción del ser huma-
que en la práctica se ha re- nos que se realiza en el conjunto de la vida social, des-
ducido notablemente el de las realidades más próximas del trabajo, el barrio, la

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ciudad..., hasta las instituciones legislativas y de gobier- la educación y la disposición de las personas para su im-
no..., y en todos los planos de la vida social (local, nacio- plicación responsable en lo que a todos nos concierne.
nal, internacional). Ni como una realidad que se realiza Es una consecuencia de lo que hemos apuntado en los
a través no sólo de los partidos políticos, sino de una dos apartados anteriores: reducir la comprensión y la
multitud de organizaciones sociales, desde, por ejem- práctica de la política a la actuación de las instituciones
plo, asociaciones de madres y padres de alumnos, aso- políticas y al reducir los sujetos de la política, ha ido de-
ciaciones de vecinos, asociaciones culturales, ecologis- sapareciendo cualquier preocupación por la formación
tas, pacifistas, ONGs, sindicatos, etc... de las personas en la vida política, por la configuración
de una ética política, por el fomento de las virtudes so-
b) La reducción de los sujetos de la política: la políti- ciales. Con ello se va empobreciendo profundamente la
ca se concibe cada vez más como algo propio de espe- vida política que se reduce cada vez más a una pugna
cialistas, como una especie de saber técnico, inaccesible entre intereses particulares en lugar de fomentar la res-
para el común de las personas, como algo propio de los ponsabilidad de los unos hacia los otros.
políticos. Así, se va dejando de lado la comprensión de
la política como una práctica propia de todas las perso- d) La reducción de la política a la organización del
nas y caracterizada por ser un saber práctico-moral. Es poder: predomina la concepción de que la política es
decir: es cierto que el conocimiento de los condiciona- fundamental y casi exclusivamente la técnica de con-
mientos técnicos es importante, pero lo es más el hecho quista, ejercicio y conservación del poder de las institu-
de que todos podemos deliberar y decidir sobre lo que ciones legislativas y de gobierno. Así, se va dejando de
es común, porque todos podemos saber lo que convie- lado una comprensión de la política como el conjunto
de prácticas del ser humano dirigidas a organi-
zar y realizar la convivencia social. En ese sen-
tido, la actividad política incluye como un ele-
mento importante el ejercicio de la autoridad y
la organización del poder, de la capacidad de
decisión, pero no se puede reducir a este as-
pecto. Cuando esto ocurre se deteriora la mis-
ma forma de ejercer la autoridad y el poder, se
debilitan los mecanismos de control del poder
y los cauces de participación en la vida política.

e) La reducción de la política a la gestión:


cada vez más se concibe la política de una ma-
nera muy restrictiva como la mera gestión y
administración de una situación dada, que casi
se considera inamovible más allá de pequeños
retoques y matices. Dicho de otra forma: cada
vez se entiende menos la política como la prác-
tica social de las personas dirigida a la búsque-
ne o no al bien común, teniendo en cuenta las posibili- da y construcción de un proyecto de vida en común.
dades que ofrece la realidad en cada momento. Negar Esto tiene consecuencias muy importantes, porque en
esto en la práctica hace que cada vez más se carezca de realidad eso es en lo que en esencia consiste la demo-
un debate político digno de tal nombre sobre lo que a cracia: en la creación de las condiciones sociales en que
todos interesa, y que este debate sea sustituido frecuen- sea posible el ejercicio de la capacidad real de las perso-
temente por eslóganes publicitarios y por la adhesión nas de implicarse en construir un proyecto común de
más o menos visceral, cuando no por la más absoluta convivencia social desde la diversidad del ser humano,
indiferencia, ante lo que plantean los «especialistas», los sin dejar que unos pocos acaparen esa capacidad de de-
políticos. cidir, buscando el mayor grado posible de justicia y el
reconocimiento práctico de la dignidad de todos y cada
c) La reducción de la política a las formas de organi- uno.
zación social: la política se está reduciendo cada vez
más a una práctica dirigida a construir instituciones y Esta última reducción de la política tiene mucho que ver
formas de organización social, pero olvidando que, jun- con lo que vamos a plantearnos a continuación: la orienta-
to a esto, hay otra dimensión fundamental e ineludible: ción de la política.

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«El predominio de una ciudadanía pasiva y la falta de una
ciudadanía activa es una de las mayores debilidades de nuestra
democracia y reproduce la concepción dominante de la política»

2. - La orientación de la política según las tesis neoliberales, en un instrumento de adapta-


ción de las personas a las exigencias y demandas de la eco-
Tal como indicábamos más arriba, si queremos que la nomía capitalista de mercado.
política esté al servicio de la persona y de la sociedad, ésta
debe estar orientada a la búsqueda del bien común. Es de- 3. - La concepción del ser humano como individuo
cir, hacia la construcción de un orden social a la medida que se mueve por intereses privados
del ser humano, en el que sea posible que todas las perso-
nas y cada persona puedan ejercer lo más plenamente po- Como dijimos al principio, la concepción y práctica de la
sible sus derechos así como sus responsabilidades hacia los política está estrechamente relacionada con la concepción
demás y hacia la vida social. Se avanza en esta dirección del ser humano. De tal forma que según se entiende al ser
en la medida en que se defiende y promueve la justicia. En humano se suele entender la política como actividad hu-
definitiva, la política debe estar orientada a
construir más justicia y fraternidad en las que
asentar el avance de relaciones comunitarias
entre las personas. Esto es lo que responde al
ser y la vocación del ser humano como ser so-
cial.

Sin embargo, la orientación dominante de la


política en nuestra sociedad no es esta. Desde
la concepción restrictiva de la política que he-
mos visto, ésta se orienta fundamentalmente no
a la consecución de objetivos comunitarios de
justicia, sino a objetivos particulares, privados,
de bienestar. De ahí la primacía que habitual-
mente se otorga a lo privado sobre lo público,
porque la política se orienta preferentemente a
la consecución de un ámbito de privacidad que
debe estar garantizado por el Estado, dejando la
participación de los ciudadanos en los asuntos públicos en mana. Pero, también, según se conciba y practique la polí-
un segundo lugar. Por eso, se valora sobre todo el rendi- tica, se alienta un tipo y otro de ser humano. Por eso es
miento de la actividad de las instituciones políticas en tér- tan importante la concepción y práctica de la política que
minos de su contribución al logro de los intereses privados predomina en una sociedad.
de bienestar y no en el avance de la justicia, como debería
ser. Esto es fundamental a la hora de elegir las prioridades En la concepción de la política que domina en nuestra
políticas. sociedad también hay una manera de entender al ser hu-
mano. Se trata de una concepción y realización práctica de
Además, los intereses particulares se contemplan sobre la política y de la democracia que está fundamentada en la
todo desde una perspectiva económica. En nuestra socie- concepción del ser humano como individuo y, sobre todo,
dad la orientación de la política es fundamentalmente eco- como individuo centrado en la vida económica (producto-
nomicista. En dos sentidos. Por una parte, lo que la mayo- res y consumidores es lo que se pretende que seamos) y
ría de las personas esperan de la actividad política es que se mueve por intereses privados. De ahí el predominio
mayores oportunidades de consumo (de bienes y de servi- de una manera de entender la política como una lucha
cios). Por otra, se ha ido produciendo un progresivo some- competitiva para lograr posiciones que aseguren la capaci-
timiento de la política a la economía. La política, especial- dad de poder para defender y obtener los intereses particu-
mente la actividad del Estado, se ha ido convirtiendo, lares, especialmente los económicos.

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Lo más preocupante es que desde el interés privado es la medida del ser humano: el apasionamiento por lo co-
muy difícil, por no decir imposible, construir relaciones so- mún. Es lo que se manifiesta en la debilidad de la ciudada-
ciales humanas y una comunidad política al servicio de la nía que domina en nuestra sociedad.
persona y de la sociedad. Desde el individualismo el ser
humano choca con grandes dificultades para realizar su ser 4.- La ciudadanía pasiva
y vocación, y la actividad política se vacía fácilmente de
contenido humanizador, pues el bien común se sustituye En realidad, estos dos términos (ciudadanía y pasiva)
por el interés privado, o como mucho por el interés corpo- son contradictorios. Pero se ha llamado ciudadanía pasi-
rativo, de grupos que se forman para defender una suma va a la que predomina en nuestra sociedad (ciudadanía
de individualismos. Y los más perjudicados son siempre los que tiene unos derechos individuales, vota cuando se la
pobres, los que tienen menor capacidad de hacer oír y va- convoca a hacerlo, y paga sus impuestos, pocos a ser po-
ler sus «intereses particulares». sible) como consecuencia de la comprensión y práctica
de la política que hemos descrito. De hecho, es un tipo
Este individualismo daña profundamente la capacidad de ciudadanía en el que la persona se ha convertido, en
humanizadora de la política, porque no puede haber bien el mejor de los casos (y aún muchos son excluidos de
individual sin bien comunitario, basado en el reconoci- esta posibilidad), en poseedora de derechos particulares
(individuales y sociales), que a veces reclama se le res-
peten y que los poderes públicos deben garantizar. Pero
poco más. Esto es lo que hemos denominado al princi-
pio como la conversión de la persona en objeto de la po-
lítica.

Sin embargo, la política tal como hemos visto que nos


propone la DSI demanda lo que se suele denominar ciuda-
danía activa, o, podríamos decir mejor, simplemente ciu-
dadanía. La ciudadanía implica, al menos, tres cosas: ser
sujeto de derechos que los poderes públicos deben garan-
tizar para todos, responsabilidades hacia los demás y hacia
la vida social, y, consecuentemente, participación, implica-
ción en construir unas relaciones sociales más justas y hu-
manas.

El predominio de una ciudadanía pasiva y la falta de una


ciudadanía activa es una de las mayores debilidades de nues-
tra democracia y reproduce la concepción dominante de la
política.

La ciudadanía requiere cauces y condiciones sociales


que la hagan posible. Pero necesita también actitudes que
deben ser cultivadas. Por eso la construcción de una ciu-
dadanía activa remite a los valores éticos que comporta la
democracia y la política. Es preciso el cultivo de la respon-
sabilidad social, del sentirse responsables los unos de los
otros, del sentirse responsables de lo común, yendo más
allá de los intereses particulares. Porque la libertad y la au-
tonomía del ser humano se realiza en su reconocimiento
miento de la dignidad de toda persona. Porque deja en se- del otro, nunca aisladamente. La clave de la vida social no
gundo lugar, cuando no olvida completamente, las finali- puede ser el individualismo, sino el reconocimiento recí-
dades colectivas fundamentales: que toda persona y todas proco y la cooperación.
las personas puedan construir desde su protagonismo una
vida social más justa y fraterna, que permita a todos desa- Ambas cosas, los cauces y condiciones sociales para la
rrollar sus capacidades y vivir dignamente. Es una manera ciudadanía y su fundamento ético, son las que se ven difi-
de entender la política que favorece la injusticia, porque cultadas por la concepción de la política que domina en
mina las bases que hacen posible una actividad política a nuestra sociedad. ■

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