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MODULO 2

Evidenciar prácticas sociales de discriminación y exclusión hacia la población


LGBT.

“La existencia de legislación nacional o la prevalencia de


la costumbre nunca pueden justificar el abuso, los ataques,
la tortura y mucho menos las matanzas de que son
víctimas las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgénero
en razón de lo que son o se percibe que son. Debido
al estigma asociado a las cuestiones relacionadas
con la orientación sexual y la identidad de género, la violencia
contra las personas LGBT no se suele informar ni documentar,
por lo que termina quedando impune. No es
frecuente que suscite indignación o debates públicos.
Este vergonzoso silencio es el rechazo definitivo del principio
fundamental de la universalidad de los derechos”.

Louise Arbour, ex Alta Comisionada de las


Naciones Unidas para los Derechos Humanos1

I. Principio de Igualdad y Derechos Humanos

Nos proponemos compartir herramientas conceptuales que sean útiles para


desarrollarnos y participar activamente en la construcción de sociedades cada vez
más libres, justas e igualitarias.

1
Presentación de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Louise Arbour, en la
Conferencia Internacional sobre los Derechos Humanos de los LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero).
Montreal, 26 de julio de 2006 (original en inglés, traducción libre).
Para lograr establecer prácticas sociales libres de violencia y discriminación que
sean respetuosas de los Derechos Humanos y en particular de la diversidad sexual;
es necesario, en primer lugar, reflexionar acerca de cuáles son, en nuestras
sociedades, las acciones, valores, costumbres y prácticas cotidianas en referencia a
la población LGBTIQ.

Para ello, este curso intenta promover la sensibilización en esta temática particular
y brindar herramientas para su aplicación práctica en el ámbito laboral, social y
cultural.

El paradigma desde el cual nos establecemos será a partir del marco ético
propuesto por los Derechos Humanos, en tanto proclama desde el inicio de la
Declaración Universal de Derechos Humanos un “ideal común por el que todos los
pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las
instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la
enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por
medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y
aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros
como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción.”2

De esta manera, desde su inicio se propone:

“Artículo 1.

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos


y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse
fraternalmente los unos con los otros.

Artículo 2.

Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en


esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión,
opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición.”

2
DUDH-Declaración Universal de Derechos Humanos- 1948- ONU-
II. Los Derechos de la Diversidad Sexual son Derechos Humanos

¿Cómo surgen los derechos de la Diversidad Sexual?

Para poder reflexionar acerca de los derechos de la diversidad sexual es necesario


considerar que sólo son posibles cuando la sociedad deja de pensar a la población
LGBTIQ como una población “enferma” y, por consiguiente, descargar sobre ella
todo tipo de prejuicios.

A principios del siglo XX, la medicina y la psicología trataron de explicar al “otro


sexual”3 como un sujeto patológico, que por lo tanto debía ser “tratado” (tanto
médica como psiquiátricamente).

Luego, alrededor de los años ’60 comienza a ser cuestionado por diferentes
corrientes tanto psicológicas como sociales; este paradigma de la patologización de
la conducta sexual. Lo que se proponen es cambiar el foco con el que se lee al “otro
sexual”, ya no sería la sexualidad tanto un tema de la medicina y la psiquiatría sino
un asunto que corresponde al ámbito de las ciencias sociales.

Será entonces a partir de estos años que las ciencias sociales pondrán su empeño
en la expansión de los estudios de géneros y sexualidades, proponiendo nuevas
miradas para comprender estas realidades.

Junto a la activa presencia en la arena pública de las reivindicaciones del


movimiento internacional feminista, el rol de los estudios sociales fue fundamental
en la formación organizaciones civiles de liberación sexual que impongan, en la
agenda de los estados y del derecho internacional de Derechos Humanos, los
temas de diversidad sexual.

Entonces, lo que intentamos remarcar es que, si bien la declaración de los derechos


humanos es el instrumento fundante para establecer el paradigma de igualdad y no
discriminación, en su narrativa no se explicita como grupo pasible de vulneración a

3
Nos referimos al “otro sexual” como toda aquella persona cuyas prácticas sexuales no se ajustan a las
normas establecidas por la heterosexualidad hegemónica. Estas normas incluyen: relaciones monogámicas
heterosexuales, la reproducción como fin de las relaciones sexuales, y el matrimonio como marco que
autoriza estas relaciones.
la población LGTBIQ, o sea no se explicita como condición a la orientación sexual e
identidad de género. Pero sí, como pudimos observar en el articulado 2, se deja
abierta la posibilidad “(…) a cualquier otra condición”. Será entonces que este
espacio será debatido por las organizaciones internacionales de lucha por la
liberación sexual.

Será recién, en el mes de noviembre de 2006, que se establecen los Principios de


Yogyakarta, principios sobre la aplicación de la legislación internacional de
derechos humanos en relación con la orientación sexual y la identidad de género:

“Un distinguido grupo de especialistas en derechos humanos ha


redactado, desarrollado, discutido y refinado estos Principios. Luego
de reunirse en la Universidad de Gadjah Mada en Yogyakarta,
Indonesia, del 6 al 9 de noviembre de 2006, 29 reconocidas y
reconocidos especialistas procedentes de 25 países, de diversas
disciplinas, y con experiencia relevante en el ámbito del derecho
internacional de los derechos humanos, adoptaron en forma unánime
los Principios de Yogyakarta sobre la Aplicación de la Legislación
Internacional de Derechos Humanos en Relación con la Orientación
Sexual y la Identidad de Género.”4

Entendemos que a partir de este instrumento internacional, se profundiza en el


paradigma de igualdad y no discriminación. Generando una responsabilidad a los
Estados Nacionales signatarios de conocer, promover y proteger los derechos
humanos LGBTIQ adecuando la legislación nacional a estos estándares; sin perjuicio
de considerar, además, contraer obligaciones adicionales conforme la legislación
en materia de derechos humanos continúe evolucionando.

En resumen: es un hecho irrefutable que las personas lesbianas, gays, bisexuales,


trans, intersex y queer gozan del ejercicio pleno de todos los derechos por el
simple hecho de ser personas. Cuando hablamos de los derechos básicos
enmarcados en la legislación internacional de los Derechos Humanos (el derecho a
la vida, a la libertad, a la dignidad, a la identidad, a la igualdad ante la ley, al libre

4
Principios de Yogyakarta. Introdución. Pág.7. Recuperado en:
http://www.yogyakartaprinciples.org/principles_sp.pdf
desarrollo personal, a la salud, a la educación, etc.) y nos basamos en uno de los
principios básicos del sistema de Derechos Humanos que es el de ser inherentes a
la persona humana; no hay lugar a duda.

El punto es desde que lugar los Estados, desde su rol indelegable, garantizan,
protegen y promueven estos derechos en pos de la población LGBTIQ.

III. Algunos conceptos

Nos parece pertinente brindar algunos conceptos básicos. Muchas veces se habla
de discriminación en un sentido general, del sentido común, y se pierde de vista el
sentido técnico del término. Es decir, que es lo que el Estado considera
discriminatorio.

En este sentido, nos parece un buen ejemplo la definición que brinda la LEY Nº
5.261 de la Ciudad de Buenos Aires sancionada en 2015. En el art. 3ro de las
Disposiciones Generales define:

“Se consideran discriminatorios:

a) Los hechos, actos u omisiones que tengan por objeto o por resultado
impedir obstruir, restringir o de cualquier modo menoscabar,
arbitrariamente, de forma temporal o permanente, el ejercicio igualitario de
los derechos y garantías reconocidos en la Constitución Nacional (…), a
personas o grupos de personas, bajo pretexto de: etnia, nacionalidad, color
de piel, nacimiento, origen nacional, lengua, idioma o variedad lingüística,
convicciones religiosas o filosóficas, ideología, opinión política o gremial,
sexo, género, identidad de género y/o su expresión, orientación sexual, edad,
estado civil, situación familiar, trabajo u ocupación, aspecto físico,
discapacidad, condición de salud, características genéticas, situación
socioeconómica, condición social, origen social, hábitos sociales o culturales,
lugar de residencia, y/o de cualquier otra condición o circunstancia personal,
familiar o social, temporal o permanente.

b) Toda acción u omisión que, a través de patrones estereotipados, insultos,


ridiculizaciones, humillaciones, descalificaciones, y/o mensajes que
transmitan y/o reproduzcan dominación, desigualdad y/o discriminación en
las relaciones sociales, naturalice o propicie la exclusión o segregación.

c) Las conductas que tiendan a causar daño emocional o disminución de la


autoestima, perjudicar y/o perturbar el pleno desarrollo personal y/o
identitario, degradar, estigmatizar o cualquier otra conducta que cause
perjuicio a su salud psicológica y a la autodeterminación de las personas bajo
cualquier pretexto discriminatorio.

En todos los casos debe entenderse que la discriminación en función de los


pretextos mencionados en el inciso a) es el resultado de relaciones
asimétricas y tratos inequitativos relacionados a determinados factores y
contextos históricos, geográficos y sociales. En cualquier caso, no incide en la
evaluación del carácter discriminatorio de una conducta que el pretexto que
la haya determinado coincida o no con características de la persona
afectada.

Ninguna persona podrá valerse de razones de obediencia u órdenes


recibidas, para la realización y/o justificación de conductas manifiestamente
ilegítimas y reprochadas por esta ley como discriminatorias.
Tales conductas serán pasibles de ser reprochadas tanto a título personal de
la persona que las realiza, como de quien haya impartido las órdenes o
directivas para su realización.”

Noten que la definición no habla de discriminación en términos abstractos sino que


se remite a Hechos (a), Acciones y omisiones (b) y Conductas (c). Es decir que
entiende a la discriminación, primero que nada, como una práctica.

Fíjense, además, que no señala solo la acción discriminatoria, sino que atiende a
sus efectos. Cuando se refiere a Hechos discriminatorios nos menciona que estos
no son cualquier hecho, sino aquellos que tienen por objeto impedir el ejercicio
igualitario de los derechos. Cuando menciona las Acciones y omisiones, hablará de
que propicien la exclusión y la segregación. Cuando habla de Conductas, lo hará en
términos de “perturbar el pleno desarrollo personal”. De esto se desprende que el
acto discriminatorio es tan importante en si como lo son en sus efectos. Prueba de
ello es que considera “pretextos” a los motivos que impulsan un hecho
discriminatorio.

Por otra parte, quisiéramos resaltar que la discriminación siempre sucede en un


contexto de relaciones asimétricas.

Concepto de Igualdad

Poder hablar de No discriminación se debe presuponer el concepto de Igualdad. Al


respecto, quisiéramos compartir la reflexión que al respecto elabora Agustina
Palacios al respecto de la promulgación de la Ley Nacional N° 25.280:

“(…) todos los seres humanos participamos de una igualdad elemental de


status en cuanto personas jurídicas.

Este es el concepto básico de la llamada "igualdad civil", que consiste en


eliminar discriminaciones arbitrarias entre las personas.

Pero al encarar el tema de la igualdad, es bueno tener en cuenta una doble


dimensión de los seres humanos:

-como personas, es decir como entes racionales, en su esencia: somos todos


iguales;

(…)

Esta distinción es fundamental para elaborar una teoría de la igualdad


constitucional. Y dentro de este concepto de igualdad constitucional referido,
es que la doctrina ha incluido el "derecho a la diferencia" o "derecho a ser
diferente": que exige que a cada ser humano se le respete y se le preserve lo
que hay en él de diferente respecto de los demás; ya que la dignidad del ser
humano radica precisamente en que no existen dos personas idénticas.
También se encuentra aquí involucrado el concepto de libertad, ya que el
respeto de la libertad no significa solamente quedar libre de impedimentos
para ejercerla, sino además contar con ayudas y prestaciones que faciliten el
acceso cuando el sujeto carezca de medios propios. Cuando los
ordenamientos jurídicos contemporáneos reconocen el derecho a la libertad,
se entiende que ésta se efectiviza no solo a través de omisiones, sino también
de acciones.

Y de esta manera, promoviéndose la distribución razonablemente igualitaria


de la libertad, arribamos nuevamente al principio de igualdad.

Y, reiteramos, esta igualdad a la que debemos aspirar no es simplemente la


ausencia de discriminaciones arbitrarias. Es eso, más una igualdad de
oportunidades, es decir una igualdad real de posibilidades que efectivamente
se hallen al alcance de todos, y especialmente de los menos favorecidos, que
son siempre quienes más obstaculizado tienen su real acceso a los derechos.

En consecuencia de lo hasta aquí expuesto, es que se afirma que no


corresponde al Estado un rol pasivo para garantizar el derecho a la igualdad,
sino que debe tener una posición activa. Esto actualmente se encuentra
reconocido en diferentes Constituciones del mundo, en Declaraciones,
Tratados Internacionales, y en nuestra propia Constitución Nacional. Por lo
tanto hoy en día no cabe duda de que el Estado debe remover los obstáculos
de cualquier naturaleza que traben o impidan una real vigencia sociológica de
los derechos humanos.”5

Quisiéramos resaltar tres puntos:

- El concepto de igualdad no se contrapone con el derecho a ser diferentes.


Sino que, justamente, se complementan. En este sentido es que
reconocemos el principio de Diversidad, que viene a valorar esas diferencias.
Y solo puede hacerlo porque les otorga igual valor.
- La importancia de la mirada igualitaria sobre el concepto de libertad y el
equilibrio entre ambos conceptos.
- La posibilidad de interpretación, a la luz de los debates que se dan en torno
a la legislación sobre el acceso a los derechos de la población LGBTIQ, se

5
http://www.saij.gob.ar/agustina-palacios-derecho-igualdad-medidas-accion-positiva-
dacf010005-2000-12/123456789-0abc-defg5000-10fcanirtcod
debe simplificar a la perspectiva de entenderlos como el reconocimiento de
derechos humanos. Derechos Humanos que eran vulnerados por el Estado
ante su no reconocimiento y que hoy cuentan con su protección y
promoción.

En la Declaración Universal de los Derechos Humanos se establece el concepto de


no discriminación. Si bien en la Declaración no aparece explicita la característica de
“Diversidad Sexual”, esta puede considerarse dentro del concepto de no
discriminación. Ya que la Declaración deja abierta la posibilidad de incorporar otras
áreas. Una de las características esenciales de los Derechos Humanos es su
progresividad, es decir que está en permanente construcción.

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