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Diplomado en Infancia y Adolescencia con perspectiva Regional

Respuesta legislativa e institucional chilena frente a prácticas abusivas


sexuales cometidas por adolescentes: Desafíos actuales

Estudiantes:

Jocelyn Huaiquiche Jiménez

Sebastián Mora Barros

Camila Rico Anabalón

Docente:

Mg. Francisca González

Temuco, 04 de junio de 2019.


I. ÍNDICE

II. Introducción____________________________________________________ 4.
III. Planteamiento del problema_______________________________________ 5.
IV. Objetivos______________________________________________________ 6.
V. Justificación____________________________________________________ 7.
VI. Marco Teórico_________________________________________________ 8.
VI.I. Prácticas abusivas sexuales (PAS) _____________________________ 9.
VI.I.I Definición de PAS______________________________________ 10.
VI.I.II Clasificación de PAS___________________________________ 11.
VI.I.III Características de las PAS cometidas hacia otro NNA_________ 12.
VI.II La figura del adolescente que presenta PAS________________________
VI.II.I Definición de adolescencia________________________________
V.II.II Distinción terminológica del adolescente que presenta PAS_______
VI.III. Respuesta legislativa chilena frente a PAS________________________
VI.IV. Respuesta institucional chilena frente a PAS_______________________
VII. Análisis________________________________________________________
VIII. Conclusiones___________________________________________________
IX. Bibliografía______________________________________________________
II. INTRODUCCIÓN

Las agresiones sexuales, en Chile y el mundo, son una problemática de alta


prevalencia que afecta a hombres y mujeres de todas las edades. No obstante,
durante las últimas décadas, con el desarrollo de la investigación científica en
ciencias sociales, se ha visibilizado de manera progresiva el fenómeno poniendo
especial énfasis en los niños, niñas y adolescentes involucrados, tanto víctimas
como agresores (Valenzuela, 2018).

De esta forma, comienza a salir a la luz pública, diversos casos de Prácticas


abusivas sexuales cometidas por niños, niñas y adolescentes, las cuales poseen
múltiples manifestaciones y factores de riesgo asociados, acarreando
consecuencias negativas en las diversas áreas de su desarrollo (Castro &
Ramírez, 2016).

Es por ello, que desde los diferentes Gobiernos, se ha intentado dar


respuesta a esta problemática, mediante la formulación de leyes, políticas
públicas e instituciones asociadas.

No obstante, actualmente existen confusiones acerca de la forma en que


opera la legislación chilena en estos casos, específicamente cuando los
agresores y víctimas son NNA. Asimismo, no se conoce en profundidad como
intervienen los programas especializados en Prácticas abusivas sexuales, ni
cómo se articulan con otras redes interinstitucionales (Castro & Ramírez, 2016).

El presente trabajo, mediante la recopilación de información a través de


diferentes fuentes, busca profundizar respecto a la respuesta legal e institucional
frente a las Prácticas abusivas sexuales cometidas por adolescentes en Chile, y
a partir de la información recopilada, establecer cuáles son los desafíos actuales
para hacer frente a este problema cada vez más visible en la sociedad chilena.
III. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La violencia sexual es un problema que afecta y ha afectado a lo largo de la


historia a niños y niñas de todo el mundo (ONU, 1999), conformándose en la
actualidad como uno de los problemas de salud con mayor prevalencia en
población Infanto-adolescente y con la variedad de consecuencias más graves
para su desarrollo. (Cantón & Cortés, citado en SENAME, 2018).

Estudios internacionales sugieren que alrededor del 10% de los niños, niñas
y adolescentes serían agredidos sexualmente en su infancia (Capella, citado en
Castro & Ramírez, 2016), siendo esta situación similar en Chile al resto del
mundo.

Según reportes del Cuarto estudio de maltrato infantil (UNICEF, SENAME


2018), se estima que 71% de niños y niñas chilenos han sufrido algún tipo de
maltrato, 8.7% de los cuales correspondería a alguna forma de violencia sexual.
La mayor de parte de estas situaciones permanecen desconocidas por las
autoridades judiciales, debido a las bajas tasa de denuncias, que son
características de este tipo de delitos en Chile y en otros países. (SENAME,
2018).

Siendo más específicos, en las últimas décadas se ha observado en Chile un


aumento sustancial y progresivo de la tasas de denuncias por delitos sexuales
contra menores de edad, cifras que se han mantenido cercanas a las 15.000
denuncias. (Ministerio público, 2016)

Si bien, la violencia sexual ha sido abordada y sistematizada en Chile


mediante investigaciones, a nivel teórico, estas han puesto el foco en
agresiones cometidas por un adulto (Tapia, citado en Castro & Ramírez, 2016),
omitiéndose en los reportes estadísticos de algunas instituciones
gubernamentales información respecto al vínculo entre víctima-agresor, como
tampoco se indica si este último corresponde a un adulto o un NNA. Lo mismo
ocurre en la investigación académica chilena que cuenta con un reducido
número de publicaciones relativas a la temática, en donde los mismos autores
reafirman el vacío teórico existente (Tapia, 2014; Rodríguez y Tobar, 2011).

Sin embargo, la escasez de estudios acerca de este fenómeno, no significa


que sea poco relevante ni frecuente, más bien habla de la diversidad y
complejidad del mismo. (Castro & Ramírez, 2016).

De acuerdo a cifras internacionales, es posible señalar que un 50% de las


agresiones sexuales contra NNA son cometidos por niños, niñas y
principalmente adolescentes (Barbaree & Marshall, citados en Castro &
Ramírez, 2016). En Chile, si bien no existe un estudio de prevalencia, se estima
que un 20% de las violaciones y un 50% de los abusos son cometidos por NNA.
(SENAME, citado en Castro & Ramírez, 2016).

Particularmente, el Servicio Nacional de Menores (SENAME), durante el año


2017 realizó un análisis de la situación de niños, niñas y adolescentes de los
centros del área de protección de la misma institución, en lo referente a la
existencia de casos de abuso sexual intraresidencial ocurridos durante los
últimos años, el cual contempló la ocurrencia de abuso tanto por parte de pares,
como del personal. (SENAME, 2018)

Dentro los principales resultados obtenidos a partir de la aplicación de un


instrumento individual a 401 niños pertenecientes a 101 centros de SENAME,
se identificó un total de 23 casos de abuso sexual relatado por los propios NNA
entrevistados, correspondiente a un 6,8% del total de casos válidos. (SENAME,
2018)

Los niños y niñas que reportaron situaciones de abuso sexual pertenecían a


un total de 20 Centros del SENAME, ubicados en 9 regiones del país,
presentándose la mayor frecuencia en la V y la X región, seguida de la VII, VII y
IX región. (SENAME, 2018)

Respecto a la figura del agresor, el análisis de las respuestas al instrumento


individual, señala que en un 78,2% de los casos, es decir muy mayoritariamente,
los abusos habrían sido cometidos por otro /a menor de edad que vive o no en
su Centro actual (SENAME, 2018).

En base a lo planteado anteriormente, el presente estudio pretende dar


respuesta a la pregunta de investigación ¿Cuál es la respuesta legal e
institucional chilena frente a casos de PAS cometidas por adolescentes?

En base a esta interrogante es que se han construido los siguientes objetivos


de investigación:

IV. OBJETIVOS

IV.I. Objetivo General:


 Conocer el abordaje legislativo e institucional chileno frente a
prácticas abusivas sexuales cometidas por adolescentes.

IV.II. Objetivos Específicos:

 Describir el marco legal aplicable a casos de prácticas abusivas


sexuales cometidas por adolescentes en Chile.
 Conocer políticas públicas y oferta programática a nivel nacional y
regional para la intervención con adolescentes que han cometido
prácticas abusivas sexuales.
 Identificar desafíos actuales en torno a la respuesta legislativa e
institucional chilena para la intervención con ofensores sexuales
adolescentes.
V. JUSTIFICACIÓN

Desde que Chile ratificó la Convención de los Derechos del Niño en 1990, ha
adquirido un compromiso que ha impulsado la elaboración de leyes y políticas
públicas a favor de la infancia y en específico, a la persecución de reparación de
delitos sexuales. Asimismo, desde este marco legislativo, ha emanado oferta
programática para la intervención tanto con agresores como víctimas que son NNA,
principalmente a través del Programa especializado en la intervención con
adolescentes que presentan conductas abusivas de carácter sexual (PAS) y el
Programa de protección especializada en maltrato y abuso sexual infantil (PRM).
(Castro & Ramírez, 2016).

No obstante, dada la complejidad de esta problemática, actualmente no se


conoce en profundidad la respuesta legislativa chilena respecto a los casos de
agresores sexuales adolescentes, existiendo confusiones a la hora de determinar
cuando la conducta abusiva sexual es considerada un delito. De igual forma, a nivel
institucional, no se cuenta con mayores antecedentes de cómo operan los
programas que intervienen con este tipo de agresores, ni cómo se articulan con
otras redes interinstitucionales (Castro & Ramírez, 2016).

Como interventores del área psicosocial, ya sea o no, que se trabaje con
población infanto-juvenil, es muy relevante conocer esta información, puesto que
las estadísticas señalan que los casos de agresores sexuales adolescentes son
mucho más frecuentes de lo esperado, siendo un fenómeno que debe comenzar a
hacerse más visible (SENAME, citado en Valenzuela, 2018).

Por otro lado, desde una perspectiva comunitaria, resulta imprescindible conocer
la oferta programática institucional para el abordaje de conductas sexuales
abusivas, lo cual podría permitir la realización de derivaciones oportunas,
favoreciendo los procesos de intervención de los NNA involucrados.
Por último, conocer los desafíos actuales en torno a esta temática, permitirá
generar nuevas acciones para su abordaje, tanto desde la investigación, como
desde la praxis.

VI. MARCO TEÓRICO

VI.I. Prácticas abusivas sexuales

Las Prácticas Abusivas Sexuales (PAS) son un tipo de comportamiento


sexual problemático (CSP) de tipo interpersonal que se caracteriza por implicar una
relación no reciproca en donde existe desequilibrio de poder entre los niños, niñas
o jóvenes involucrados. Dado este desequilibrio de poder, atenta contra el
consentimiento sexual de la víctima, que corresponde a la capacidad de elegir con
libertad, información y recursos apropiados, la posibilidad de participar o no de un
encuentro sexual con otros. Al respecto, son diversos los elementos que pueden
generar desequilibrio de poder y falta de consentimiento sexual. Algunos pueden
provenir del mismo niño, niña o adolescente autor(a) de la PAS (como uso de
amenazas o uso de fuerza); otros pueden ser resultado de las diferencias
individuales entre los NNA involucrados (por ejemplo diferencias de edad); otros
pueden originarse desde las características vulnerables de la víctima (como
discapacidad intelectual), y finalmente, el desequilibrio puede ser resultado de
condiciones dadas por el contexto o la familia (asignación de roles de poder-
autoridad o tratos privilegiados hacia uno de NNA) (PAICABÍ, 2014).
VII.I.I Clasificación de las Prácticas Abusivas Sexuales.

Tal como lo plantea ONG PAICABÍ (2014), las prácticas abusivas sexuales
también pueden clasificarse. En una primera distinción es posible diferenciar PAS
con Contacto o sin Contacto, dependiendo si la agresión sexual implica toques
directos o contacto piel a piel entre el autor y la víctima (incluyendo desde roces o
caricias sexuales hasta penetración); o bien se trate de un abuso sin contacto
directo (por ejemplo exponerse desnudo con fines sexuales, espiar con fines
sexuales, hacer proposiciones o acoso verbal de tipo sexual, exhibir pornografía, o
molestar mediante internet).

Una segunda distinción es de acuerdo al tipo de ideación, así es posible


identificar PAS Impulsivas o Planificadas. Las primeras, son agresiones producidas
por las dificultades de auto-control y que no sugieren el uso de estrategias
sofisticadas por parte del autor; mientras que las PAS planificadas sugieren que el
autor elaboró estrategias para agredir sexualmente (estrategias para estar a solas
con la víctima, para que la víctima no cuente de las agresiones, o para que los
abusos no fuesen descubiertos) (PAICABÍ, 2014).

Finalmente se pueden diferenciar tipos de PAS de acuerdo a la edad de la


víctima. Según reportes de PAICABÍ (20014), en la mayoría de los casos estas
conductas son dirigidas hacia niños o niñas más pequeños (una hermana, un primo
más pequeño o un amigo menor), mientras que en otros casos pueden cometerse
hacia pares (personas de igual edad, por ejemplo una compañera de escuela o la
novia), o adultos.
VII.I.III Características de las PAS cometidas hacia otro NNA.

La literatura especializada señala que, en general, muy pocos han estudiado


la dinámica de los ofensores juveniles y los niños/as víctimas. Esto puede deberse
a que mientras que las conductas sexuales entre adultos y niños se consideran sin
dudas de carácter abusivas, en el caso de las interacciones sexuales entre NNA
esta determinación no es tan clara ya que no existe una definición universal de los
abusos sexuales que lo diferencie de los juegos y exploración sexuales normales.
(Collin, citado en Castro & Ramírez, 2016).

Respecto a datos cuantitativos sociodemográficos, estudios en Chile


evidenciaron que más del 90% de los sujetos que han presentado conductas
abusivas de carácter sexual corresponden al sexo masculino y tienen en promedio
13 años de edad (Rodríguez y Tobar, citado en Castro & Ramírez, 2016).

Respecto a las características de la conducta abusiva en particular, el


Servicio Nacional de Menores (2014) realizó una evaluación a los programas PAS
y concluyó, respecto a las características de la conducta abusiva, que del total de
los casos (N=295), en un 60,7% el tipo de agresión corresponde a agresión con
contacto corporal, en un 25,4% a agresión con contacto corporal y penetración, en
un 4,4% a agresión sin contacto corporal y en 9,5% se encuentra sin información.
(SENAME, citado en Castro & Ramírez, 2016).

Adicionalmente, se observó que en el 43,7% de los casos los NNA cometen


la conducta de manera reiterada, el 38,6% corresponde a episodio único, y en el
17,6% restante no está disponible dicha información. Por último, el mismo estudio
señala que el 40% de las víctimas es de sexo masculino, el 41,3% femenino y el
11,2% ambos sexos; y el número de víctimas varía entre 1 y 6, con una media de
1,42. Respecto a la relación con la víctima, en estudios nacionales
aproximadamente el 100% de los jóvenes tienen relaciones de amistad, cercanía,
parentesco o conocimiento cercano con la víctima, alcanzando más del 50% un
vínculo sanguíneo directo, prevaleciendo el vínculo de hermanos, seguido por el de
primos (Rodríguez y Tobar, citado en Castro & Ramírez, 2016).

Respecto a investigaciones cualitativas, cabe señalar el estudio realizado por


el psicólogo Juan Pablo Valenzuela el año 2015, quien perteneciente a la
Universidad de Chile. Este corresponde a un estudio exploratorio-descriptivo
respecto a adolescentes entre 11 y 17 años involucrados en PAS. (Valenzuela,
2015).

Para ello, utilizó una muestra de tipo teórica, cuya principal característica fue
estar conformada por adolescentes de sexo femenino entre 11 y 17 años
involucrados en conductas abusivas de connotación sexual contra menores de 18
años. Estas adolescentes pertenecían al “Programa de Intervención Especializada
en niños, niñas y adolescentes que presentan conductas abusivas de carácter
sexual (PAS)” adscritos a la red SENAME (Valenzuela, 2015).

Dentro de los principales resultados de esta investigación se encuentra lo


relacionado a las consecuencias emocionales de los adolescentes, donde los
terapeutas pudieron observar que en la mayoría de los casos, existía la culpa y
vergüenza respecto a las agresiones cometidas, aunque su intención varía en uno
u otro adolescente. En uno de ellos, se presentó la negación por completo, y en
otro, justificación completa en función de su propia experiencia de victimización.

Además, desde el estudio, se destaca la búsqueda de cariño y afecto como


la “motivación” principal a la base de la realización de estas agresiones, sobre todo
teniendo en cuenta que la mayoría de los casos ocurre en un contexto
institucionalizado prolongado. Cabe destacar, que en el único caso de una
adolescente no institucionalizada, la PAS se produce en un contexto de pérdida de
afecto y atención por parte de sus padres, en virtud a su hermano recién nacido.
(Valenzuela, 2015).
Otro de los resultados de esta investigación fue que la necesidad de control
sobre otra persona para lograr obtener su afecto, es otra de las motivaciones
subyacentes. Asimismo, la escasa participación de sus progenitores o ausencia por
diversos motivos, es algo común en este tipo de casos (Valenzuela, 2015).

Respecto a las estrategias de victimización, la disponibilidad es el factor


determinante para comprender la elección de la víctima por parte de estos
adolescentes. Ello implica en este caso, que la mayoría de las veces no se presenta
una mayor planificación, o una conducta predatoria, sino que la agresión sexual se
asocia antes que todo a una impulsividad y a la búsqueda de satisfacción efectiva
inmediata. (Valenzuela, 2015).

En algún otro caso, se utilizó como estrategia de victimización la seducción,


lo cual no es extraño teniendo en cuenta que la mayoría de las víctimas se
encuentran institucionalizadas (Valenzuela 2015).

Por último, el terapeuta pudo detectar en una de las adolescentes, una


conducta de carácter depredadora, conclusión a la que llegó al observar la
existencia de planificación previa en base a la estrategia de victimización. Además,
en este caso no emerge la culpa o el arrepentimiento, sino incluso la total negación
de lo ocurrido (Valenzuela, 2015).
VI.II La figura del adolescente que presenta PAS

VI.II.I Definición de adolescencia.

En primera instancia, dado que el presente trabajo está enfocado en


Prácticas abusivas sexuales cometidas por adolescentes, es importante determinar
que se entiende por adolescencia, y que rango de edad abarca este período del
ciclo vital.

Al respecto, si bien no existe una única definición del concepto de


adolescencia, dado que los conceptos de adolescencia y juventud corresponden a
una construcción social, histórica, cultural y relacional, en general, se comprende
como el período del desarrollo del ser humano que abarca la etapa entre los 11 a
20 años, en la cual el sujeto alcanza la madurez biológica y sexual; y busca alcanzar
la madurez emocional y social (Papalia et. al., 2001). A su a su vez, la persona
asume responsabilidades en la sociedad y conductas propias del grupo que le rodea
(Aberastury & Knobel, 1997). Por esta razón, cuando se habla del concepto
adolescencia, se refiere a un proceso de adaptación más complejo que el simple
nivel biológico, e incluye niveles de tipo cognitivo, conductual, social y cultural
(Schock, citado en Balarezo & Luzuriaga, 2013).

Uno de los factores que dificulta la construcción de una única definición de


adolescencia, son las variaciones en las leyes de cada país acerca de la edad
mínima para realizar las actividades propias de los adultos, es decir, en relación a
la capacidad de ejercicio de los derechos en los distintos ordenamientos jurídicos:
"En muchos países, los 18 años marcan el inicio de la mayoría de edad, con la
ventaja de que coincide con el nivel superior de la escala de edad para los niños y
niñas que se describe en el artículo 1 de la Convención sobre los Derechos del Niño:
"Para los efectos de la presente Convención, se entiende por niño todo ser humano
menor de dieciocho años de edad, salvo que en virtud de la ley que le sea aplicable,
haya alcanzado antes la mayoría de edad" (Art. 1 CDN, citado en Gac, 2018).
Así, este concepto se relaciona directamente con el de capacidad y el
ejercicio progresivo de los derechos del niño, niña y del adolescente: "El interés
superior del niño se concretiza, en materia de capacidad, en el principio del ejercicio
progresivo de los derechos del niño y del adolescente (Barcia, 2013).

Finalmente, como señala Miguel Cillero, "ser niño no es ser "menos adulto",
la niñez no es una etapa de preparación para la vida adulta. La infancia y la
adolescencia son formas de ser persona y tienen igual valor que cualquier otra etapa
de la vida". (Cillero, 2014).

VI.II.II Distinción terminológica del adolescente que presenta PAS

Para efectos de comprensión del presente trabajo, es necesario realizar una


distinción terminológica respecto al adolescente que presenta PAS, la cual ha sido
planteada por ONG PAICABÍ (2014), ya que se han utilizado diferentes conceptos
para referirse a esta figura, presentando algunos, desventajas de su uso.

 Agresor sexual: Este término es utilizado en el campo de la criminología. Se


añade al concepto utilizado con adultos una especificación del periodo etario.
Según lo referido por esta ONG, sería un término que contamina la identidad
y la totaliza a partir de la PAS, como si la conducta definiera completamente
al NNA.

 Joven o adolescente que ha realizado delitos u ofensas sexuales:
Corresponde a una nomenclatura usada desde la criminología que pone
énfasis en el carácter transgresor de la ley. Su principal desventaja radica en
que al ser un término legalista, es demasiado rígido para un fenómeno tan
complejo, puesto que hay situaciones que la ley puede tipificar como abuso
sexual sin serlo, (por ejemplo relaciones sexuales reciprocas en el marco de
un noviazgo entre dos adolescentes de 13 y 14 años), y hay otras situaciones
que pese a ser abusivas, la ley tiene dificultades para reconocerlas como tal
(por ejemplo el uso de chantaje emocional por parte de un joven quien
amenaza a su novia con “abandonarla” si ella no acepta mantener relaciones
sexuales con él).

 Comportamientos Abusivos Sexuales o Conductas Agresivas Sexuales: Este


concepto ha sido preferido por terapeutas que trabajan con niños y niñas
menores de 14 años; y por otros profesionales que consideran una mirada
desde el desarrollo infanto-juvenil. Se considera un término que no
estigmatiza y que centra la atención específicamente en la conducta abusiva
más que en la identidad del joven o la ley. Sin embargo, PAICABÍ (2014)
plantea que hablar de conducta o comportamiento mantiene cierto sesgo
individualista para entender la PAS. Asimismo, hablar de conducta ignora
que la violencia también está mediada por factores culturales e ideológicos.

 Prácticas Abusivas Sexuales: El hablar de práctica pone énfasis en que un


NNA lleva a la acción algo que pre-existe y que es compartido con otros. Por
ejemplo decir “practicar futbol” alude a que se realiza o ejecuta una acción
de la que existe una tradición previa con un conjunto de ideas al respecto;
por ejemplo las reglas del futbol o la historia del deporte. Con la violencia
(incluida la sexual) ocurriría lo mismo, es decir habría una historia, una cultura
e ideología detrás, la cual se adhiere pero no se reduce en la acción concreta
de un niño, niña o joven. Su principal ventaja es que permite no estigmatizar
la identidad del NNA, no quedar restringido por los términos legales, y permite
visibilizar los aspectos culturales e históricos asociados; entendiendo el
fenómeno desde la complejidad humana (PAICABÍ, 2014).
VI.IV. Respuesta legislativa en casos de prácticas abusivas sexuales
cometidas por adolescentes.

En chile, la agresión sexual contra NNA es constitutiva de delito de acción


pública, lo que significa que éste debe ser judicializado. Por ende, todo chileno en
conocimiento de un tipo de agresión como esta tiene la obligación legal de denunciar
ante las autoridades pertinentes. (Berrios, en Castro & Ramírez, 2016).

Ahora bien, en cuanto a los delitos sexuales cometidos por menores de edad,
se debe tener presente que, según la legislación chilena, los NNA que incurren en
la conducta abusiva de carácter sexual que son menores de 14 años, están exentos
de responsabilidad penal, es decir, son inimputables. En cambio, cuando los
adolescentes tienen 14 años o más, son responsables por sus actos, es decir, según
la Ley 20.084 de Responsabilidad Penal Adolescente (LRPA), son imputables ante
la Ley (Ministerio de Justicia, en Castro & Ramírez 2016).

La LRPA, en su artículo 4° Regla especial para delitos sexuales, indica que


cuando el sujeto pasivo sea menor de 14 años y el sujeto-activo un adolescente,
entre los cuales exista una diferencia de edad superior a los 2 o 3 años es posible
proceder penalmente, de no presentarse alguna circunstancia del Art. 361 o 363 del
código penal (Berrios, en Castro & Ramírez, 2016).

En caso de que al adolescente se le otorgue una sentencia, esta podría estar


asociada a tres tipos de sanciones: privativas de libertad que incluye internación en
régimen cerrado y semi-cerrado; No privativas de libertad, que incluye libertad
asistida y libertad asistida especial; Y reparación del daño causado a la víctima, que
involucra servicios en beneficio de la comunidad, multas y amonestaciones y
sanciones accesorias que contempla la rehabilitación de consumo de drogas, entre
otras (Ministerio de Justicia, en Castro & Ramírez, 2016).
De igual forma, el Tribunal de Familia podrá tomar medidas de protección
para la rehabilitación y reinserción social del NNA que incurrió en la conducta
abusiva, ya que aunque este tenga responsabilidad penal, también podría haber
sido víctima de vulneraciones derivadas directa o indirectamente de una agresión
sexual. (Castro & Ramírez, 2016).

Lo anterior, conlleva que en algunos casos de agresión sexual intrafamiliar


en que ambos involucrados son NNA, la misma familia se puede ver envuelta en un
proceso penal y en un proceso de Tribunal de Familia, lo que implica que se ordenen
medidas de protección simultaneas emanadas por ambas instancias judiciales
(Castro & Ramírez, 2016).

VI.IV. Respuesta institucional chilena frente a PAS cometidas por


adolescentes.

En lo concerniente a la atención de estos casos en el contexto nacional, cabe


destacar que desde que Chile ratificó la Convención de los Derechos del niño en el
año 1990, ha elaborado políticas públicas a favor de la infancia, contando
actualmente con una red de reparación y persecución de delitos contra la
indemnidad sexual, que trabaja mediante la coordinación de redes
interinstitucionales con diferentes organismos gubernamentales y no
gubernamentales especialmente ligados al ámbito pericial sexual, médico y
reparatorio. Entre ellos se encuentra el Servicio Médico Legal, la Red de Salud
primaria, secundaria y terciaria del Ministerio de Salud, los programas de SENAME
de Diagnóstico Ambulatorio y Reparatorios de Maltrato, el Ministerio del Interior a
través de los Centros de Atención a Víctimas y en términos investigativos policiales
la PDI (Policía de Investigaciones) a través de las Brigadas de Delitos Sexuales y
Carabineros con la Dirección de Protección a la Familia y sus Comisarías
Especializadas (Ministerio Público de Chile, citado en Castro & Ramírez, 2016). Sin
embargo, para efectos del presente trabajo se profundizará en 3 instituciones
relevantes que intervienen con agresores sexuales adolescentes: la Defensoría
Penal pública (con especialidad en adolescencia), el Programa Especializado en
Intervención con Adolescentes que presentan conductas abusivas de carácter
sexual (PAS), y el Programa de Reparación de maltrato, que si bien no interviene
directamente en este tipo de casos, brinda protección especializada en la reparación
del daño asociado a maltrato físico y/o psicológico y/o agresión sexual constitutivo
de delito, ya que como se mencionaba anteriormente un adolescente que comete
PAS, también puede ser considerado una víctima de vulneración por parte de su
entorno.

IV.IV.I Defensoría Penal Pública

Respecto a la atención de este tipo casos en el contexto nacional, una


institución relevante que realiza intervención jurídica con adolescentes imputados
por prácticas sexuales abusivas constitutivas de delito, es la Defensoría Penal
Pública, un servicio que posee personalidad jurídica y patrimonio propio, sometido
a la supervigilancia del Presidente de la República a través del Ministerio de Justicia.
Esta fue creada en el año 2001, bajo la Reforma Procesal Penal y tiene como
principal misión proporcionar defensa penal, a todas las personas que carezcan de
abogado por cualquier circunstancia, a través de un sistema mixto público-privado,
velando por la dignidad y los derechos humanos de los representados y
garantizando el acceso a la justicia a aquellos en situación de especial
vulnerabilidad (Defensoría penal Pública, 2018).

Un subproducto de la defensa penal es la Defensoría penal adolescente,


respaldada por la Ley 20.084, en la cual se establece que la atención a los jóvenes
entre 14 y 18 años de edad, imputados de crimen, simple delito o falta, debe tener
un carácter especializado, pues se reconoce al adolescente como sujeto de derecho
a quien el Estado tiene la obligación de brindar una adecuada protección a sus
necesidades y promover su inserción social. Por lo anterior, se le conceden
garantías específicas penales y procesales adicionales a las de los adultos
imputados, contemplando un listado de sanciones cuya finalidad radica
fundamentalmente en la educación y resocialización del adolescente. Asimismo,
contiene un detallado sistema de cumplimiento y revisión de sanciones, y una
rigurosa regulación de las consecuencias de sus quebrantamientos. (Defensoría
penal Pública, 2009).

Según reportes de la Defensoría Penal Pública de Octubre 2018, la institución


atiende y representa a más del 80% de jóvenes que ingresan al sistema, contando
con 50 defensores juveniles institucionales para todas las regiones de Chile,
quienes son apoyados por trabajadores sociales institucionales para desarrollar el
modelo integral de defensa de adolescentes (Defensoría Penal Pública, 2018).

Finalmente, señalar que en la Región de la Araucanía, la Defensoría Penal


Pública cuenta con defensorías en sus 32 comunas, y en específico cuenta con
defensorías penales mapuche en la las ciudades de Temuco, Nueva Imperial,
Carahue y Collipulli (Defensoría Penal Pública, 2018).

IV.IV.II Programa Especializado en Intervención con Adolescentes que


presentan conductas abusivas de carácter sexual. (PAS)

Los programas PAS dentro de la oferta programática de SENAME son


considerados proyectos especializados del área de protección de derechos desde
el año 2008, que brindan atención focalizada para un perfil específico de usuarios,
en este caso relacionado con la ejecución de conductas de agresión sexual
cometida por un niño, niña o adolescente. (SENAME, citado en Valenzuela 2018).

El objetivo de la intervención desplegada por los PAS apunta a: “interrumpir en


los NNA el desarrollo y ocurrencia de conductas sexualmente abusivas en contra
de otros/as, entregando herramientas para prevenir la reiteración de conducta
sexualmente agresiva y/o reestructurando sus propias experiencias como víctima
de graves vulneraciones de derechos” (SENAME, citado en Valenzuela, 2018).

Durante el año 2008, SENAME por primera vez comienza a atender a la


población de la cual se reportaban conductas de agresión sexual, y desarrolla el
primer documento de bases técnicas con orientaciones y objetivos de los proyectos
que entonces comienzan a denominarse Programas de Agresores Sexuales (PAS).
A partir de este momento, el programa Menores infractores (MENINF) de la Policía
de Investigaciones y el programa Trafún de la ONG Paicabí, comienzan a trabajar
como organismos colaboradores de SENAME, a los cuales se suma la corporación
Opción, con quienes se amplía la lista de instituciones que se encuentran
actualmente ejecutando los programas PAS, los que tienen presencia en 9 regiones
del país (SENAME, citado en Valenzuela, 2018).

Específicamente, según la última oferta programática de la Red SENAME


(2019), la Región de La Araucanía cuenta con 1 programa a nivel regional, (PAS-
PEWMAYEN) el cual se encuentra ubicado en la ciudad de Temuco y cuenta con
50 plazas. Asimismo, según reportes de SENAME del año 2016, fueron
beneficiarias un total de 85 personas (SENAME, 2016).

En cuanto al público objetivo de los PAS, sus usuarios se encuentran entre los
10 y 17 años de edad y han sido derivados por algún Tribunal de Familia o Tribunal
de Garantía. En este sentido es posible distinguir que de acuerdo a edad y
procedencia, el (la) adolescente podría ser un niño o niña menor de 14 años
inimputables ante la ley, por tanto su ingreso al PAS se origina mediante una Medida
de Protección emanada por el Tribunal de Familia competente en cada caso
(Valenzula, 2018).

El segundo grupo de usuarios lo componen adolescentes entre los 14 y 17 años,


quienes en caso de ser denunciados a un organismo de justicia podrían ingresar al
PAS bajo la calidad de imputados o condenados por un delito de carácter sexual,
bajo la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente 20.084 (LRPA). En este caso se
pone como criterio que el (la) adolescente no se encuentre cumpliendo una condena
privativa de libertad en el sistema de justicia juvenil, pues el PAS sólo atiende
jóvenes que se encuentren en el medio libre. De acuerdo a las cifras reportadas por
SENAME 2015, el total de los casos atendidos por los PAS corresponde a 949 casos
a nivel nacional, lo cual equivale al 0,4% del total de ingresos atendidos en alguna
de las modalidades de programas ambulatorios del área de protección y restitución
de derechos. Asimismo, considerando la división de esta población por los dos
grupos etarios identificados en el párrafo anterior, se puede mencionar que los NNA
atendidos por los PAS el año 2015, que están en la categoría de inimputables
suman 292 casos, mientras que durante el mismo período los adolescentes entre
14 y 18 años alcanzan un total de 655 casos, siendo entonces el grupo etario con
mayor prevalencia de agresiones sexuales cometidas. Finalmente en la
desagregación por sexo, se identifica que del 100% de usuarios de los PAS vigentes
durante el año 2015, el 6, 7% son mujeres y el 93.3% son hombres (Valenzuela,
2018).

Finalmente, respecto al modelo de intervención del PAS, señalar que este


cuenta con una oferta de intervención psicosocial desarrollada por profesionales
pertenecientes a las disciplinas de la psicología y del trabajo social. Esta
intervención comprende la agresión sexual del joven como una conducta que puede
explicarse bajo la influencia del contexto cultural y social en los valores, creencias y
prejuicios respecto la sexualidad, sumado a los antecedentes individuales y
familiares que puedan encontrarse afectando la emergencia del comportamiento
problemático sexual. Los profesionales parte de este equipo desarrollan una
intervención terapéutica psicosocial desde un modelo sistémico y ecológico, en la
cual el usuario es comprendido de manera integral, comprendiendo la conducta
transgresora como parte de un continuo histórico de antecedentes y sucesos que le
van dando forma, y no como un evento aislado en la vida del sujeto o determinante
de esta (SENAME, citado en Valenzuela, 2018).

 Programas Especializado en Maltrato

Como se mencionó anteriormente, Tribunal de Familia puede tomar medidas


de protección a favor de adolescentes que cometan agresión de carácter sexual
hacia otro(a) NNA, dado que estos podrían haber sido víctima de vulneraciones
derivadas directa o indirectamente de una agresión sexual. En estos casos, desde
la oferta programática SENAME existen los Programas de Reparación de maltrato
(PRM), los cuales brindan protección especializada en la reparación del daño
asociado a maltrato físico y/o psicológico y/o agresión sexual constitutivo de delito,
ejercida en contra de un niño, niña y/o adolescente. Su principal accionar se enfoca
en promover su recuperación integral (física, psicológica, social, sexual, emocional)
que debe asegurar la interrupción del maltrato y proveer de contextos protectores
en el proceso a través de una intervención especializada, de reparación y re
significación de las experiencias abusivas que los niños, niñas y adolescentes han
vivenciado. (SENAME, 2015).

Según la última oferta programática de SENAME (2019), la Región de la


Araucanía cuenta con 6 PRM, los cuales están ubicados en las comunas de Angol,
Nueva Imperial, Pitrufquén, Padre Las Casas, Temuco y Victoria. Todas cuentan
con una cobertura de 100 plazas, excepto Victoria (80 plazas).

IV. Metodología:

La presente investigación se trata de un trabajo científico denominado


monografía, la cual es un escrito sobre un tema específico, (en este caso, sobre la
respuesta legal e institucional chilena frente a casos de PAS cometidas por
adolescentes) que utiliza textos informativos, críticos y descriptivos para su
elaboración.

Por otro lado, el tipo de monografía utilizada es compilativa, debido a que se


realizará una presentación crítica respecto a la bibliografía revisada, y
posteriormente se dará a conocer la opinión de los investigadores con respecto a
los avances y desafíos en el abordaje legal e institucional de PAS en adolescentes.

Técnica de recolección de información.

La principal técnica de recolección de información utilizada en el presente trabajo


es la revisión bibliográfica, puesto que se realizará una búsqueda sistemática de
información. La recolección de datos de esta investigación se basa en la indagación
profunda de diversas tesis, archivos, documentos por parte de distintas
universidades, programas del gobierno o investigadores asociados a leyes e
instituciones que trabajan con casos de PAS en adolescentes. Gracias a la
información entregada, se logrará recopilar la mayor cantidad de datos los cuales
ayudan responder el planteamiento del problema.
V. Análisis.

A lo largo de la revisión teórica realizada, se puede dar cuenta que si bien las
Prácticas sexuales abusivas cometidas por adolescentes presentan altos
porcentajes en relación a las cifras totales de agresiones sexuales a nivel país, es
un problema que ha sido poco abordado y sistematizado mediante investigaciones.

Así, durante el proceso de recolección de datos no fue posible encontrar


estudios exhaustivos sobre la prevalencia de PAS cometidas por adolescentes
hacia otro(a) NNA, menos aún en la Región de la Araucanía. Tampoco, fue posible
acceder a cifras en relación las características propias del fenómeno a nivel
regional, lo cual dificulta comprender este fenómeno, y reconocer con exactitud su
tendencia a lo largo del tiempo.

Respecto a la respuesta legal chilena frente a casos de prácticas abusivas


sexuales, se puede evidenciar que pese a la existencia de un marco legislativo que
defina cuando un adolescente es imputable o no, determinar la existencia de un
delito de esta categoría es complejo por las propias características de las
agresiones sexuales, ya que como se mencionó anteriormente, hay situaciones que
la ley puede tipificar como abuso sexual sin serlo, y viceversa, es por ello, que
resulta necesario que las personas que intervienen desde el ámbito jurídico puedan
recibir especializaciones que les permitan comprender el fenómeno en mayor
profundidad.

En relación a la respuesta institucional, señalar que desde que en Chile


promulgó la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), ya realizado esfuerzos
para proteger a NNA de todo tipo de vulneraciones hacia su indemnidad sexual, sin
embargo, la mayoría de los recursos han sido dirigidos a la creación de instituciones
y programas que trabajan con víctimas, visibilizando hace muy poco la necesidad
de trabajar con niños que cometen prácticas abusivas sexuales.
Dentro de las principales instituciones que intervienen desde el ámbito
jurídico con adolescentes que han cometido agresiones sexuales constitutivas de
delito, se encuentra la Defensoría Penal pública, que desde hace algún tiempo
cuenta con especialización en la Ley de Responsabilidad Penal adolescente, lo cual
ha significado un avance importante en esta materia, ya que permite brindar
atención de calidad y especializada en estos casos, lo cual asegura la garantía de
derechos de una gran cantidad de adolescentes a nivel nacional que no cuenta con
recursos para pagar por un abogado particular.

Por otro lado, también se puede afirmar que la oferta programática


especializada para la intervención psicosocial en estos casos es bastante limitada,
sobre todo considerando que a nivel regional, sólo se cuenta con un Programa PAS
con cobertura de 50 plazas, las cuales no han aumentado desde la implementación
del programa, pese a que la población regional va en aumento alcanzando
actualmente una cifra aproximada de 869.535 habitantes. A esto se suma que el
programa PAS sólo atiende jóvenes que se encuentren en el medio libre, por lo cual,
aquellos adolescentes que se encuentran privados de libertad, no pueden acceder
a intervención especializada en este ámbito.

De igual forma, el trabajo realizado por el Programa PAS no es lo


suficientemente conocido por la red interinstitucional, lo que lleva en algunos casos
a cometer equivocaciones a la hora de solicitar una derivación a este programa,
pues tal como plantea Castro & Ramírez (2016), los adolescentes que cometen
algún tipo de agresión sexual muchas veces son enviados directamente a
Programas de Reparación de Maltrato, lo que si bien es necesario para la reparación
de las situaciones vulneración vivenciadas, no garantiza que el adolescente pueda
reconocer, elaborar, y reparar los actos cometidos.
Asimismo, también fue posible reconocer que actualmente el programa PAS
trabaja mediante un modelo de intervención indiferenciado según género, pese a
que la literatura plantea que los perfilamientos criminales por sexo son diferentes en
algunas características fundamentales, que permitirían hacer distinciones
significativas aplicables tanto al tratamiento de las víctimas y victimario/a como
también a la prevención general (Saradjian & Hanks, citado en Flores, 2014). Esto
puede deberse al escaso interés en investigar a mujeres perpetradoras de delitos
sexuales lo cual se asocia fundamentalmente a aspectos culturales (González,
citado en Flores, 2014), por lo cual aún este es un desafío pendiente.

Finalmente, es importante señalar que en relación a la coordinación


interinstitucional entre los programas PAS y PRM, no se encontró antecedentes a
largo del proceso que dieran cuenta de ello, lo cual se condice con lo planteado por
Castro & Ramírez (2016), al referir que esta coordinación, al no ser una práctica
formalizada en la institución presenta diversas dificultades que los profesionales
deben sortear en la intervención, relacionada a un desconocimiento del trabajo de
intervención del otro programa, por lo cual se hace especialmente necesario que las
instituciones colaboradoras de SENAME puedan estar interiorizadas sobre su oferta
programática, y puedan generar instancias formales en las cuales puedan abordar
en profundidad sobre los casos que tengan en común.
VI. Conclusiones y proyecciones.

El presente trabajo de investigación tuvo como principal objetivo conocer la


respuesta legal e institucional chilena frente a prácticas abusivas sexuales
cometidas por adolescentes. Para ello, se realizó una búsqueda bibliográfica
exhaustiva, la que permitió realizar un posterior análisis sobre los principales
avances obtenidos, así como los desafíos pendientes en esta materia.

Dentro de los principales avances se pudo percatar que desde que Chile
ratificó la Convención sobre Los Derechos del Niño en 1990, ha elaborado leyes e
instituciones para proteger a NNA frente a todo tipo de vulneraciones incluyendo
aquellas relacionadas con la indemnidad sexual. De esta forma, durante las últimas
décadas ha comenzado a visibilizarse de manera progresiva las prácticas abusivas
sexuales cometidas por adolescentes, llegando a comprender algunos aspectos de
esta problemática compleja, lo cual permite hoy en día entender que estos casos
requieren ser intervenidos de manera especializada, no sólo considerando al
adolescente como un agresor, sino que también como una víctima de un sistema
familiar y social.

De esta forma, actualmente se cuenta con instituciones que trabajan con


adolescentes que presentan PAS desde el ámbito jurídico como psicosocial, donde
se destaca la Defensoría Penal adolescente, el Programa PAS y PRM, los que aún
poseen una cobertura insuficiente para la demanda existente a nivel nacional y
regional, y que además no poseen instancias formales de coordinación
interinstitucional.

Asimismo, resulta relevante que esta problemática siga siendo abordaba


mediante la investigación científica, ya que hasta el día de hoy es escasa,
desconociéndose muchos aspectos relevantes de la misma, que permitan
perfeccionar aún más las intervenciones que se llevan a cabo en los programas
especializados para adolescentes que presentan prácticas abusivas sexuales.
VII. Bibliografía y linkografía.

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