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Alguien que se aprovecha y abusa de tu nobleza, no merece recibir tus

fortalezas y bondades." Graham Ross

Distinguidas autoridades
Respetables miembros del honorable jurado calificador,
Incondicionales compañeros de la palabra,
Público presente
Tengo el honor supremo, de representar en estas festividades de integración
puyanguense a la Unidad Educativa Fiscomisional Gran Colombia; mi nombre
es Fernando José Jumbo Granda y asumo con mucha responsabilidad un reto
más en mi vida. La vida, es una tarea ardua, un constante aprendizaje. La
experiencia que adquiero al participar en este evento cultural, es
verdaderamente gratificante. Y en esta oportunidad, acudo a esta cita de la
cultura, para rescatar los auténticos valores literarios del cantón Puyango
reviviendo las leyendas, las tradiciones de nuestro pueblo, legado de los ilustres
puyanguenses que se han destacado en las letras. Marcelo Reyes Orellana,
Vicente Ortega González, quienes nos narran interesantes y fascinantes
leyendas locales.
Permitidme, culta audiencia compartir una de las obras excelsas de la literatura
local: El Cristo de Naranjal, cuyo escenario se sitúa en este fructífero y pequeño
poblado, pero rico en tradiciones y leyendas
Naranjal, perteneciente al cantón Puyango, en el centro que bordean los sectores
de potrerillos, Balsones, guararas, guandos y el Pasallo. La brisa del Gentíl,
altura considerable que domina el valle, modifica la temperatura brindándole a
Naranjal un suave fresco. Cuna de hombres amantes del trabajo, amigos del
aguardiente y fieles devotos de los santos; sus fiestas de carácter católico se
viven con profunda alegría y con una fe sincera. Y luego de la misa, su gente se
divierte en su deporte favorito, vóley boll y el juego de gallos. De inmediato, con
el caer de la tarde, comienzan las libaciones para olvidarse de las promesas
piadosas y pelear si fuera posible con Satanás en persona.
Es en este marco de gran creencia y devoción cristiana por parte de la población
de Naranjal, en el que en un mes de abril de mil novecientos setenta y pico, luego
de la culminación de la Santa Misa, y en la que Clotilde Encalada cumplía
orgullosamente con sus labores como sacristán, al limpiar suave y
cuidadosamente la custodia, cuando quedose perplejo al contemplar muerto de
asombro un prodigioso acontecimiento, en la luna de la custodia se dibujó la faz
de Nuestro Señor. Y a viva voz gritó
Es un milagro vivo, no cabe duda, ¡Es el Señor, Cristo está con nosotros!
La gente, enfrascada en su fiesta, miraron a la iglesia y como atraídos por un
imán, ingresaron con prontitud al sagrado recinto, encontrando a Clotilde,
postrado de rodillas, en postura de éxtasis:
Miren pecadores, miren, allí está Cristo vivo; los naranjaleños se turnaron para
mirar la imagen y testificar el milagro.
Si es el ¡Cristo vivo!
El señor cura, pidió paso a la concurrencia y llegar a la custodia. Tomó el
sagrado símbolo, miró por todos lados y su comentario fue:
No veo nada. Pronunció una oración ante el pueblo devoto: Está visto Señor
que tú apareces en las almas limpias e ingenuas. Naranjaleños, no importa que
vuestro párroco no vea; cantemos a voz alta: Cristo vence, cristo impera
Luego, Clotilde se dirigió a los devotos: Señores, hermanos del Señor, lo que
habéis visto es un milagro y esta demostración palpable debemos retribuir con
nuestras oraciones y hacer la promesa de construir una Basílica para perpetuar
el milagro
Acto seguido, tomo una fuente y pidió limosna, con el santo fuego espiritual en
sus pechos, los naranjaleños vaciaron sus bolsillos en retribución a la infinita
gracia divina recibida en este pedacito de suelo lojano, el papel moneda morado
de cien y el verde de cincuenta afloraron la fuente
Un buen comienzo dijo satisfecho el sacerdote, siempre fue así en Naranjal; Dios
los bendiga amigos y fieles devotos.
Tal noticia, como era de esperarse, se esparció rápidamente en toda la provincia
y el país entero, Radio Centinela del Sur en lujo de detalles hacía llegar al público
el milagro. En el parque de Alamor se reunió lo más grande de la sociedad, una
comisión se trasladó al lugar de la aparición para invitar y n procesión trasladar
la Santa Custodia
Alamor se vistió de gala, las madres Lauritas entonaban cánticos y alabanzas,
llegando al sitio Balsones lugar de encuentro, donde la comitiva de Alamor cayó
de rodillas, políticos lugareños lloraron arrepentidos para congraciarse con sus
posibles votantes, los agricultores dejaron el trabajo y se concentraron en el
poblado para los días de rezo y plegarias sin fin.
Pasaron los días y mientras aún se respiraba en Alamor el purificado incienso,
Monseñor Crespo Chiriboga, obispo de Loja incrédulo de la veracidad de dicho
suceso manifestaba: “A mí no me vengan con esas cosas, no, no es posible un
milagro en este tiempo de elecciones” por lo que se envió a dos sacerdotes
científicos quienes llegaron al mismo lugar de la aparición
Más o menos a los sesenta minutos de comprobación los canónigo con su
semblante serio, pidieron las acémilas para regresar a Alamor y ante las
insistentes preguntas de los lugareños para que se confirme el milagro, uno de
ellos les dijo:
¿Quién de ustedes colocó la calcomanía en la custodia?
Hasta el momento, nadie ha contestado tal pregunta; sólo el fotógrafo del pueblo
obtuvo grandes ganancias con la venta de cientos de copias de la fotografía de
Jesús
Es un hecho. Son muchas las personas que se aprovechan de los demás y no
todo el mundo tiene competencia suficiente para defenderse. Todo aquel que
obra mal, al final le irá mal, puede que en un principio le vayan las cosas como
lo haya planeado, pero tarde o temprano Dios se encargará de pasar factura,
pues la justicia divina es algo de lo que nadie puede escapar.
La vida te enseña, que ciertas personas se aprovechan de tu ingenuidad y de tu
sinceridad, la vida te enseña a caer y volver a caer, pero tú le enseñarás a la
vida que puedes levantarte mil veces y más
Señoras, señores

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