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Narrador: Dios habla con Elías y le pide que regrese a la presencia del rey Acab informándole que
pronto lloverá.
Rey Acab: Ah!! ¡!!!!!!!!! Con que aquí está el causante de la desgracia de nuestra pobre nación.
Elías: Yo no soy culpable, si no tú y tu gente, porque no guardan los mandamientos de Dios y lo han
dejado a un lado adorando imágenes.
Rey Acab: No, eso no es cierto. Nuestro Dios Baal es invencible, siempre provee de todo.
Elías: Hagamos una prueba y veremos si Baal los escucha y responde, o si Dios es quien puede oír
de verdad y responde. Vamos al monte Carmelo lleva a tus sacerdotes y a todo el pueblo.
Narrador: En ese mismo instante Acab envió mensajeros por todo el país: hombres, mujeres, niños
y niñas acudieron al llamado llenos de esperanza que al fin terminaría la sequía. ( se reúnen todos)
Elías: Querido pueblo ¿Cuánto tiempo más seguirán con ese doble juego? Si el Señor es Dios síganlo,
pero si es Baal entonces síganlo a El.
Traigan piedras, leña y dos becerros, construyan un altar para Baal y yo levantaré uno para Nuestro
Dios Todopoderoso, oraremos y veremos quien contesta con fuego ese será el DIOS VERDADERO.
Narrador: Los israelitas estuvieron de acuerdo y gritaron ¡Buena idea! En ese momento los profetas
prepararon el altar y el becerro……………………………………………………………………y luego gritaron a Baal.
Elías: Griten más fuerte quizá está sordo o talvez duerme, ahhh quizá se fue de paseo.
Narrador: No ocurría nada el pueblo estaba en suspenso, pasó el medio día, ya entraba la tarde y
los sacerdotes rasgaron su piel, convulsionaban y se retorcían como si hubiesen perdido la razón.
Sacerdote: Este Baal no sirve no nos escuchó, En vano gritamos y nos lastimamos.
(hace la oración)
Señor, Dios nuestro poderoso, hoy todos han de reconocer que existes y que eres el Dios verdadero,
el Dios de Israel. Respóndeme, para que este pueblo sepa que todo lo que estoy haciendo es para
obedecerte. Por favor escúchame y haz que nuestros corazones regresen a ti y te sirvamos sólo a ti.
Gente del pueblo (Susi): Vean, vean está cayendo fuego del cielo, es sorprendente.
Gente del pueblo (Maryori): No puedo creerlo, se quemó el becerro, las piedras hasta el agua se
consumió, nuestro Dios es grande y poderoso.
FIN