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In ic ia c ió n al
V O C A B U LA R IO D EL
A N Á L IS IS H IS T Ó R IC O

Crítica
P ier r e V ila r

In ic ia c ió n al
V O C A B U LA R IO D EL
A N Á L IS IS H IS T Ó R IC O

Traducción castellana de
M. DOLORS FOLCH

C r ít ic a
B arcelo na
ESTRUCTURA
Como conclusión a nuestras reflexiones sobre la palabra
«historia» propuse definir la investigación histórica como
investigación de los mecanismos que vinculan la sucesión de
los acontecimientos a la dinámica de las estructuras — estruc­
turas de los hechos sociales, por supuesto— .
Pero ¿qué debe entenderse por «estructura»? En general,
y en este terreno en particular, ¿cuál puede ser la aplicación
de esta palabra al tratarse de la materia histórica}
No diré que la noción de estructura esté «de moda». Ten­
dría un aire peyorativo y no sería ninguna justificación. Lo
que ha estado «de moda» (y lo está ya un poco menos) es una
manera determinada de descubrir el «estructuralismo» como
un método nuevo en el análisis científico, cuando en realidad
no ha existido nunca un análisis científico, sea de lo que sea,
que no haya supuesto, implícita o explícitamente, que la ma­
teria analizada tenía una «estructura».
De hecho, se trata del reconocimiento de una evidencia:
el espíritu humano no puede actuar sobre las cosas (y ha de­
mostrado qüe era capaz de hacerlo) más que en la medida en
que es capaz de reconstruir y de expresar en un lenguaje ló­
gico «cómo están hechas las cosas». Si las cosas fueran «de
cualquier manera», si cambiaran de forma incoherente entre
una observación y la siguiente, la ciencia no hubiera existido
y el hombre no habría llegado a la luna.
que parecía nuevo en la aplicación sistem*ática de la
noción de estructura, era su aplicación a las ciencias «huma-
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ñas». Y por ello un etnólogo como Lévi-Strauss ha preferido más que eso. Por otra parte, no debe imaginarse necesaria­
buscar el terreno de la «antropología» en lo que él llama la mente que una estructura, por el hecho de que la palabra evo­
historia «estacionaria» (o «fría») de las sociedades arcaicas, que un edificio, sea «armoniosa»; la transformación en «ar­
antes que hacerlo en el de la historia «acumulativa» o «cá­ monía» de la lógica interna de una estructura social (feudal,
lida» («que acumula los hallazgos y las invenciones para cons­ capitalista, etc.) forma siempre parte de la ideología de la
truir las grandes civilizaciones»). El peligro de este tipo de clase dominante en esa estructura.
elecciones está en que buscan la «antropología» — es de­ Sin embargo, se puede entender de otra manera la suges­
cir, la ciencia del hombre— en los fenómenos menos histó­ tión implicada en el origen de la palabra. La cosa observada
ricos, cuando es lícito preguntarse si la gran característica del es tal como es. Nosotros la observamos, y somos nosotros
hombre no consiste precisamente en haber creado la historia quienes, a partir de esta observación, construimos un «mode­
«cálida», «acumulativa». Si el interés se orienta sistemáti­ lo» reflejando el mayor número posible de características del
camente más a los fenómenos estables que a los cambiantes, objeto o, en todo caso, de sus rasgos fundamentales. La prue­
más a la «sincronía» que a la «diacronía», más a las «estruc­ ba del éxito de esta operación la constituye la capacidad de
turas» que a los «cambios de estructura» es evidente que acción sobre el objeto que nos da la construcción del modelo.
se da la espalda al espíritu propio del historiador. Es obvio Pero también aquí cabe aconsejar algunas precauciones:
que, concebido así, el «estructuralismo» inspiraría una des­ hay que desconfiar del idealismo que sólo ve «estructura» en
confianza justificada en el historiador. Pero en ningún momen­ esta «construcción» lógica de nuestro espíritu, cuando nuestra
to debe esto producirle una desconfianza ante la necesaria mente se ha limitado a traducir, al límite de sus posibilidades,
noción de «estructura». una realidad existente; y también hay que desconfiar del em­
pirismo, que buscaría las raíces de su razonamiento exclusiva­
mente en el objeto concreto que se encuentra en observación,
O r íg e n e s , su g e r e n c ia s y u t il iz a c io n e s de la pa la bra lo que nos conduciría a una yuxtaposición de descripciones
«ESTRU CTU RA» y no a un «modelo». La ciencia es la adecuación — en continuo
progreso— de la imagen construida que nos hacemos de la
Partamos como siempre de la etimología. La palabra, de realidad misma. Claro está que la realidad no es cada objeto
origen latino, viene del verbo «struere», que significa cons­ concreto. Es el conjunto de las características fundamentales
truir. La imagen sugerida es, pues, la de un edificio, con su de un determinado tipo de objeto, y el conocimiento «estruc­
plano, su elevación, sus proporciones calculadas, sus funciones. tural» del conjunto nos permitirá manejar mejor cualquier
Démonos cuenta de que estas sugestiones de la palabra objeto de este tipo, por comparación con el «modelo» ideal.
esconden dos peligros-, el primero es un relente de metafísica Por lo que hace referencia a las ciencias sociales, no es
antropomòrfica; el objeto en estudio parece haber sido «cons­ inútil constatar cómo aparece la palabra «estructura» en las
truido» a la manera de una casa por un arquitecto; el segundo frases más famosas, más conocidas, a menudo las únicas cono­
es la sugestión de un objeto estable, «acabado», inmóvil, cidas, de Marx en la introducción a la Critica de la economía
cuando la propia naturaleza es cambio y la historia no es política (1859):
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En la producción social de su existencia, los hombres ficos», sino tomados del lenguaje cotidiano. Será en El Ca­
establecen relaciones determinadas, necesarias e indepen­ pital cuando Marx, a través de la construcción de un meca­
dientes de su voluntad; estas relaciones de producción co­ nismo abstracto de funcionamiento, demostrará, no con el
rresponden a un determinado grado de desarrollo de sus
vocabulario sino con el conjunto de la obra, lo que había en­
fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas rela­
ciones constituye la estructura económica de la sociedad... tendido por «estructura económica» de la sociedad.
etcétera.

«ökonomische Struktur»-, a este término le espera, inclu­ E l u so c ie n t íf ic o d e l a p a la b r a « e s t r u c t u r a »


so dentro de la economía no marxiista, un futuro bastante
prometedor. En matemáticas, se sabe que la palabra «estructura» ha
Sin embargo, algunas líneas antes, Marx había empleado cambiado varias veces de sentido y que ha conservado du­
otra expresión: constatando que durante todo el siglo xviii rante mucho tiempo el simple significado figurativo del len­
los ingleses, los franceses y Hegel tras de ellos, habían englo­ guaje corriente, antes de emplearse con sentidos específicos,
bado el conjunto de las condiciones materiales de la vida técnicos (Guilbaud). Lo que tienen en común todos estos
social bajo la denominación de «sociedad civil», Marx afir­ significados es la idea de que en matemáticas «todos los con­
maba: «la anatomía de la sociedad civil debe buscarse en la juntos son solidarios y coherentes» (y por esta razón en las
economía política»; y la misma expresión la había empleado otras ciencias, buscar las «estructuras» equivale a dar una
ya en 1852, pues durante todo el siglo xviii y a principios expresión matematica a un conjunto). Las imágenes son las
del xix, los naturalistas, los médicos habían sido los pri­ núsmas que las del lenguaje común: «andamiaje», «princi­
meros en comparar la anatomía humana, animal, las secciones pio», «esquema», «patrón» — pero tales palabras introdu­
vegetales a unas «construcciones» de las que debían descri­ cen un matiz importante: se trata menos de un «edificio»
birse en primer lugar los caracteres, las dimensiones, las pro­ terminado que del principio «oculto», «interior», de la cons­
porciones, las relaciones, antes de abordar el estudio de su trucción . Sobre todo en matemáticas, «la mejor forma de
funcionamiento. comprender una construcción es hacerla», lo que nos Ueva
Por ello, lo que busca Marx en esta asimilación es afir­ a la noción de 0¿/>/o-matemático construido a partir de un
mar el carácter «natural», «necesario», asimilable a una sec­ «patron», y por lo mismo introduce inmediatamente la no­
ción de tejido orgánico, de una «sociedad civil». ción de «proyecto», de «génesis» del objeto. Vienen a con­
Pero inmediatamente después utiliza igualmente la ima­ tinuación definiciones más técnicas: «conjunto de los pará­
gen arquitectónica: «la estructura económica de la sociedad, metros que constituyen un grupo», «elementos constitutivos
los fundamentos reales sobre los que se levanta un edificio más modo de construccióh», «sistema algebraico de los más
jurídico y político, a los que corresponden formas determi­ simples, de los más fundamentales», «madre» de todos los
nadas de la conciencia social». demás, etc. Y en el caso de las «estructuras algebraicas» se
Es bien evidente que se trata aquí de simples imágenes, llega a imágenes múltiples: «grupos», «anillos», «cuerpos»,
de usos de la palabra «estructura» en modo alguno «cientí­ diferenciados por sus «leyes de composición».
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En las ciencias de la naturaleza la noción de estructura se Y los bienes no son signos (con la posible salvedad de la
utiliza más que nunca: estructura de la materia, estructura moneda, pero una teoría económica que se basara exclusiva­
del átomo, estructura de la célula, etc. Todo ello nos parece mente en el valor de signo de la moneda se convertiría rá­
familiar a pesar de que a menudo recubre unas representacio­ pidamente en irreal).
nes que el profano capta mal y que podría manejar equivoca­ En cuanto a la historia, que debe integrar tanto el análi­
damente. Sin embargo, los «modelos» de las estructuras quí­ sis de los elementos materiales de los que depende la produc­
micas se exponen actualmente, bajo la forma de bolas y bas­ ción (recursos, técnicas), como el de los elementos aptos para
tones, en todas las vitrinas de instrumental científico. Es evi­ las representaciones del pensamiento, no puede contentarse
dente que se trata de representaciones que permiten definir con esquemas basados en esas representaciones.
una realidad a través de las posiciones, las proporciones, las El mismo Claude Lévi-Strauss lo ha admitido, a la vez
relaciones. que precisaba las relaciones del análisis estructural en etnolo­
En las ciencias humanas, ha sido la lingüistica la que ha gía y de la concepción de Marx acerca de la división de las
proporcionado el modelo de las investigaciones estructurales, estructuras sociales en «infraestructuras» materiales y «sobres-
ya sea descomponiendo la lengua en elementos cada vez más tructuras» psicológicas.
simples y estableciendo las leyes que rigen las combinacio­ Claude Lévi-Strauss escribe {La pensée sauvage, p. 173):
nes entre esos elementos, ya sea formalizando los «sistemas»
... no queremos decir que la vida social, las relaciones
de una lengua en caracteres distintivos que se condicionan
entre el hombre y la naturaleza sean una proyección, ni tan
mutuamente.
sólo un resultado, de un juego conceptual que se desarro­
Ya he indicado de qué manera las restantes ciencias huma­ llaría en el espíritu...
nas habían seguido el ejemplo de la lingüística, basándose en ... si afirmamos que el esquema conceptual dirige y
el hecho de que las formas inconscientes de la psicología define las prácticas,* es porque éstas, estudiadas por el etnó­
{Gestaltpsychologie, interpretaciones recientes del freudismo) logo bajo la forma de realidades discretas, localizadas en el
y también algunos grupos de relaciones en la etnología (es­ tiempo y en el espacio, y características de géneros de vida
tructuras de parentesco, estructura de los mitos), que obede­ y de formas de civilización, no se confunden con la «pra­
cen a una lógica de los signos, de la «comunicación», podían xis» ... que constituye para las ciencias del hombre la tota­
asimilarse a «lenguajes». lidad fundamental.
Pero resultaría abusivo asimilar del mismo modo a «len­ El marxismo —si no el propio Marx— ha razonado de­
masiado a menudo como si las prácticas fueran consecuen­
guajes» las relaciones humanas que constituyen el objeto de
cia inmediata de la praxis. Sin poner en duda la indiscuti­
las ciencias llamadas, con razón, «sociales», puesto que éstas ble primacía de las infraestructuras, creemos que entre pra­
no estudian el hombre en sí mismo sino el hombre en socie­ xis y prácticas se intercala siempre un mediador, que es el
dad, y sociedades que, a su vez, no son independientes de esquema conceptual, por obra del cual una materia y una
la naturaleza; la economía, en particular, trata de la produc­ forma, ambas desprovistas de existencia independiente, se
ción, que es una extracción de la naturaleza, y trata del cam­ realizan como estructuras, a saber, como seres a la vez em­
bio y de la distribución de los bienes una vez producidos. píricos e inteligibles.*
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Es a esta teoría de las sobrestructuras, apenas esbozada rreno de las infraestructuras materiales; pero ni la demogra­
por Marx, a la que nosotros deseamos contribuir, reservan­ fía ni la tecnología, que con razón se señalan como ciencias
do para la historia —ayudada por la demografía, la tecno­ auxiliares de la historia, son independientes de las estructu­
logía, la geografía histórica y la etnografía— la tarea de
ras psicológicas y sociológicas: natalidad, mortalidad, ritmos
desarrollar el estudio de las infraestructuras propiamente
dichas,* que no puede ser principalmente la nuestra, puesto de trabajo, asimilación o rechazo de los inventos, no pueden
que la etnología es ante todo una psicología. estudiarse al margen de algunos datos «sobrestructurales»;
la distinción entre «prácticas» y «praxis» es muy superficial.
Estas frases son importantes para descartar varios posi­ 3) Y es que en realidad el problema que se plantea a la
bles malentendidos entre el estructuralismo formalista y la historia no es el de las infraestructuras por un lado y el de
historia: 1) al precisar que este estructuralismo se aplica a las sobrestructuras por el otro, sino el de las relaciones es­
los esquemas psicológicos y a las «prácticas» propias de al­ tructurales entre los dos niveles diferenciados, teniendo en
gunas formas localizadas de géneros de vida, y no a la «pra­ cuenta que cualquier esfuerzo (y hoy en día abundan) que
xis» humana en general, palabra cuya utilización puede dis­ tienda a justificar la separación, en el análisis histórico, entre
cutirse pero que a grandes rasgos significa la lucha constante los diversos «niveles» de la estructura global, bajo el pretexto
del hombre para equiparse contra la necesidad; 2) al dar una de la evidente autonomía relativa de estos niveles, constituye
buena definición de la «estructura»-, ente a la vez empírico en realidad un retorno cómodo a los viejos hábitos que dife­
e inteligible-, 3) al adoptar la división marxista entre «infra­ renciaban «la historia económica», «la historia de las ideas»,
estructura» material de las sociedades y «sobrestructuras» «la historia política», «la historia del arte», etc.
que implican la intervención de elementos psicológicos. Finalmente, resulta bastante curioso constatar que Lévi-
Sin embargo, estas frases no resuelven todos los proble­ Strauss no cita, entre las disciplinas que pueden ayudar al
mas: historiador a entender las «infraestructuras», la ciencia que
1) ¿Dónde terminan exactamente las «prácticas» some­ Marx, al contrario, consideró como la primera en la que había
tidas por el etnólogo al análisis estructural formal? Algunos podido penetrar el método científico: la «economía política»
párrafos parecen sugerir que toda «práctica», incluso en las —llamada hoy «ciencia económica» precisamente en la medi­
sobrestructuras de las sociedades más complejas, depende da en que ha podido traducir en términos matemáticos la
de los mismos métodos. De esta manera vemos a historiado­ mayor parte de sus análisis— .
res que buscan en las estructuras psicoanalíticas el secreto Ahora bien, la ciencia económica, cuando menos desde
del comportamiento de las masas revolucionarias de 1789 Quesnay, obviamente a partir de Marx, y de nuevo desde
o de 1917. ¿Acaso no se corre así el riesgo de confundir la los años 1930-1940, admite la noción de «estructura» como
forma de algunos comportamientos con el fondo de los pro­ uno de sus fundamentos.
blemas sociales que se plantea la historia?
2) Casi se llega a sugerir el reservar a la historia el te­

* El subrayado es mío.
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sentadas mediante «agregados» (producción, consumo, aho­
La n o c ió n d e e s t r u c t u r a en l a c ie n c ia e c o n ó m ic a rro, inversiones, etc.), Pero se ha observado también que los
«movimientos» de la economía («ciclos») dependían de su
Sobre este tema podemos utilizar un libro serio y claro: estructura (Wagemann, Akerman), que el crecimiento de la
Système et structures économiques, de André Marchai (Pa­ economía no podía separarse de los cambios de estructura
ris, 1959). Este libro se plantea con razón las causas de la (Colin Clark, Rostow). Además de los marxistas (Sweezy,
reaparición de la noción de «estructura» en el pensamiento Dobb, Oskar Lange, Charles Bettelheim), también algunos
económico contemporáneo. Para él las nociones de «siste­ discípulos de Keynes (como Joan Robinson) han destacado
mas» y de «estructuras» son «los instrumentos de análisis los vínculos de este tipo de investigación con las indicaciones
y de interpretación que desbrozan el material histórico para fundamentales de Marx.
hacerlo utilizable» (François Perroux), o también «un víncu­ Algunos intentos de definición de las estructuras econó­
lo sólido entre la visión empírica de los acontecimientos his­ micas propuestos de esta manera nos orientarán ya hacia lo
tóricos y el análisis teòrico general necesario para la com­ que se puede llamar «estructura» en historia.
prensión de las relaciones» (Walter Eucken), Jan Tinbergen sugiere cuatro aproximaciones posibles a
Démonos cuenta que con ello nos encontramos de nuevo la noción:
ante la relación entre historia y teoría económicas, cuya inven­ 1) La estructura sería un conjunto de características in­
ción Schumpeter atribuía a Marx, El retorno (consciente o mediatamente observables, como las relaciones numéricas en­
no, explícito o no) a Marx se hace a través de la noción de tre producción agrícola y producción industrial, etc. y más es­
estructura. pecialmente los valores medios establecidos sobre un período
Por esta misma razón André Marchai piensa que la re­ de alguna longitud, y considerados representativos de una
novación de la investigación económica mediante la preocu­ tendencia profunda de la economía...
pación de las «estructuras» se debe a la historia del siglo xx 2) El adjetivo estructural, aplicado a un movimiento, se
en su conjunto: transición del capitalismo de concurrencia reservaría a los movimientos lentos de la economía.
individual al capitalismo de grandes unidades, conflictos mun­ 3) La estructura se expresaría mediante un conjunto de
diales, crisis de 1929, aparición y vitalidad de las economías coeficientes característicos que dieran una imagen economè­
socialistas, problemas del «tercer mundo» y de la descoloni­ trica del medio estudiado y determinaran las vías de sus reac­
zación, La magnitud de estos fenómenos ha hecho imposible ciones a determinadas variaciones (ejemplos: coeficiente «téc­
seguir limitando la investigación económica a algunas fórmu­ nico», «psicológico», «institucional», etc.).
las «puras»; y ha mostrado la importancia del entorno no 4) Finalmente, es posible asimilar la estructura al con­
económico (social, institucional, psicológico) para la compren­ junto de datos necesarios para determinar estos coeficientes
sión misma de la economía. Se han buscado «representacio­ característicos.
nes estructurales» de la economía global: «modelos» econo- Resumiendo: puede considerarse que una estructura eco­
métricos (Tinbergen), «matrices» definitorias de los circui­ nómica es un conjunto de relaciones características manteni­
tos económicos (Leontief), «contabilidades nacionales» pre­ das durante un período suficientemente largo para que su
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conocimiento permita prever las reacciones y los movimientos 2) Si la economía está sometida a las presiones de los
de una economía. elementos no económicos, ¿cómo intervienen éstos?
Algunos autores llevarían esta observación hasta asimilar Sobre el primer punto, fundamental para el historiador,
estructura simplemente con lo que viene «dado» al iniciarse los economistas sólo proporcionan indicaciones difusas y
un cálculo, tanto por observación como por hipótesis, es de­ eclécticas.
cir, con lo que no cambia durante el período observado. Pero Sobre el segundo, proponen a la vez varios sectores y va­
tal actitud conduce al absurdo de hacer cálculos económicos rios niveles, y tratan de superar el aislamiento de la estruc­
dando por sentado que no se modifican ni la técnica, ni la tura económica estudiando los «sistemas» (donde lo econó­
demografía, ni las instituciones, etc., lo que sólo puede ser mico y lo social sé combinan con lo político, lo jurídico, lo
exacto para períodos muy cortos. Otro peligro (que se corre mental, etc.).
a menudo) de esta definición consiste en incluir las conclu­ Así, pues, el estudio no debería olvidar:
siones de un cálculo en sus hipótesis: si se construye un «mo­ — las estructuras físicas y geográficas
delo» de desarrollo suponiendo la estructura capitalista, es — las estructuras técnicas
evidente que el desarrollo propuesto sólo podrá realizarse en — las estructuras demográficas (por densidades, por edades,
el contexto de esa estructura. La aplicación del «modelo» a por ocupaciones)
un «caso» puede entonces chocar con una estructura aún pre­ — las estructuras institucionales (propiedad, estado, sindi­
capitalista, o carecer de valor en una estructura socialista. catos...)
Finalmente, los economistas ofrecen dos tipos de defini­ — las estructuras sociales (castas, órdenes, clases, movili­
ciones de la estructura. dad...)
En primer lugar, una definición estática, por ejemplo, la — las estructuras mentales (jerarquía de las necesidades, ac­
de François Perroux, «proporciones y relaciones que carac­ titudes ante el trabajo, la familia, etc.).
terizan un conjunto económico», lo que invita a observar un Pero debe encuadrar estas estructuras parciales dentro de
corte-, ¿cómo se presentan, en un momento dado (en la complejos a los que se da el nombre de sistemas — combina­
«sincronía»), las proporciones y las relaciones de los diversos ciones de estructuras— , cuando se trata de estudiarlas teóri­
factores económicos? camente, y más a menudo el nombre de regímenes cuando
En segundo lugar, una definición dinàmica, como la de se trata de análisis concretos.
J. Akerman, «elementos de un conjunto económico que, du­ Para terminar, no olvidemos que el mundo, si bien está
rante un período determinado, aparecen como relativamente «estructurado» en grupos demográficos, sociales, económicos,
estables en relación con los demás», lo que invita a comparar etcétera, lo está también en grupos étnicos y políticos: de lo
las curvas, cuyo grado de regularidad o de estabilidad carac­ que se deduce otra vertiente de las investigaciones: estruc­
teriza una estructura. turas regionales en el interior de una «nación», estructuras
Pero, tras estas definiciones, cabe preguntarse: nacionales en el interior de un continente, etc.
1) Si la estructura es válida tan sólo para un período, Si el economista quiere suscitar a la vez todas estas cues­
¿por qué y cómo se sale de ella? tiones, y dado que sólo puede esclarecerlas para un período
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bastante largo, su trabajo se confundiría en realidad con el gasta y arrastra durante un largo periodo. Algunas estruc­
del historiador. turas, que perviven durante mucho tiempo, se convierten en
elementos estables de una infinidad de generaciones; recar­
gan la historia, estorban, dirigen su evolución. Otras’se des­
E str u c t u r a e h is t o r ia moronan antes. Pero todas son a la vez apoyos y obstáculos.
Obstáculos, se caracterizan como los límites («envolturas»
La historia se ocupa de las sociedades. Para que estas en el^ sentido matemático) de los que el hombre y sus expe­
sociedades sean estudiables, es necesario poder expresar las riencias no pueden independizarse. Pensad en la dificultad
relaciones internas a través de un esquema de estructura, de romper algunos marcos geográficos, algunas realidades
biológicas, algunos límites de la productividad, o también
Pero la historia se ocupa de sociedades en movimiento.
estos o aquellos mandamientos espirituales: los marcos men­
Dicho de otro modo, debe construir esquemas estructurales tales son también prisiones de larga duración.
de funcionamiento (y no solamente de relaciones estáticas),
y debe dar cuenta no sólo de las principales estructuras teóri­ He subrayado los términos importantes para la definición
cas existentes en el mundo en tal o cual momento, sino tam­ de esta visión particular de las «estructuras». Es cierto que
bién de las contradicciones, de las tensiones, que llevan a los en el curso del mismo artículo Braudel examina los otros rit­
cambios de estructuras, a lo que podríamos llamar desestruc­ mos del tiempo histórico, manifestando mucha repugnancia
turaciones y re;estructuraciones. por el «tiempo corto» (la «historia factual»), pero admitien­
do las grandes aportaciones de la historia basada en la «coyun­
tura» (ciclos), y tomando varios ejemplos de «modelos» (ca­
A) Estructura y larga duración pitalismo comercial, etapas de las unidades mediterráneas,
sistemas monetarios de los tiempos modernos), sin olvidar
Al igual que los economistas, los historiadores se han los de Marx («el primero en fabricar auténticos modelos so­
dado pronto cuenta de las diferencias de ritmo en las modifi­ ciales»).
caciones de los hechos observados. Volveremos a hablar de Pero en cuanto a la noción de estructura, la única que,
esto a propósito de las «coyunturas». Pero, al igual que los al parecer, le permite abrigar la esperanza de rivalizar con las
economistas, han tendido a definir las estructuras como los ciencias humanas formalizables, Fernand Braudel concluye
marcos de larga duración en los que se inscribe la historia. Así netamente que para él se circunscribe a la «reducción en el
lo expresa Fernand Braudel en un artículo célebre: espacio» y a la «larga duración».
Los peligros de una tal concepción de la estructura nos
Por estructura, los observadores del hecho social en­ parecen ser los siguientes:
tienden una organización, una coherencia, unas relaciones ^ 1) «Reducir al espacio» los problemas históricos, insis­
bastante fijas entre realidades y masas sociales. Para noso­ tir en una «geo-historia», llama útilmente la atención sobre
tros, historiadores, una estructura es sin duda conjunto, ar­ el peso de determinados climas, sobre la larga estabilidad de
quitectura, pero más aún una realidad que el tiempo ües- determinadas formas de vida — transhumancia— ; pero tam­
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bién: en un caso, si todo queda en vaguedades, se exagera la
impresión de que el hombre es «prisionero» de ello (cuando B) Estructura y modo de producción
se evade a través de la técnica); en otro caso, si se intentan
precisar, matematizar las leyes de la «ecología» (instalación El historiador debe desconfiar de dos tipos de «modelos»:
de los hombres en relación con los factores geográficos), se 1) Los modelos que se presentan como universales y
puede caer en un determinismo geográfico que los restantes eternos-, como ejemplo podemos tomar la proposición de
factores de la historia vuelven a poner, en realidad, constan­ Malthus: los recursos crecen en progresión aritmética, el nú­
temente en cuestión, mero de hombres en progresión geométrica. La proposición
2) Definir las «estructuras» que rigen la observación del sugiere observaciones interesantes sobre la relación hombres-
historiador por los «obstáculos», las «cárceles» «de las que el recursos y sobre los «techos» impuestos al desarrollo demo­
hombre y sus experiencias no pueden independizarse» es pre­ gráfico en el curso de la historia, pero es evidente que no es
ferir (volviendo al lenguaje de Lévi-Strauss) la historia «fría» aplicable ni siempre ni en todas partes, dado que el hombre
a la historia «caliente», las «prácticas» (que sólo tienen un puede ocupar espacios nuevos e inventar técnicas,
sentido psicológico) a la «praxis» que destruye los obstáculos 2) Por el contrario, los modelos muy complicados toma­
y abre las cárceles; finalmente, es correr el peligro de llamar dos de la observación empírica de un caso corren el riesgo
la atención sobre la resistencia de las supervivencias (que de no ser válidos más que para este caso.
existe, pero termina por ser vencida) en detrimento de las Hay que encontrar, pues, en el espacio y en el tiempo, el
fuerzas, materiales y espirituales, de la innovación. marco legítimo de modelo estructural utilizable en historia.
3) Si bien la lógica de algunas «prácticas», en el campo Hasta el momento, el mejor marco parece ser el propues­
de la etnología, puede formalizarse, matematizarse, ¿es posible to por Marx: la noción de «modo de producción». Aquí nos
acaso intentar tratar de la misma manera las estructuras de limitaremos a desarrollar las relaciones de esta noción con la
pensamientos formados históricamente (Braudel cita el sistema de «estructura».
cultural del bajo imperio romano, el «instrumental mental» Un modo de producción es una estructura que expresa
del siglo XV, el «espacio pictórico» de los clásicos, etc,)? De un tipo de realidad social total, puesto que engloba, en las
hecho, por haber querido encerrar de esta forma los diversos relaciones a la vez cuantitativas y cualitativas, que se rigen
momentos del «saber» en «cárceles de larga duración», en todas en una interacción continua-. 1) las reglas que presiden
«estratos arqueológicos», Michel Foucault ha dado una inter­ la obtención por el hombre de productos de la naturaleza y la
pretación personal y puramente literaria de la formación de distribución social de esos productos; 2) las reglas que presi­
los diversos «saberes», pasando, sin verlas, al lado de verda­ den las relaciones de los hombres entre ellos, por medio de
deras innovaciones, independientes a menudo de las viejas agrupaciones espontáneas o institucionalizadas; 3) las justifi­
estructuras, pero que anunciaban otras nuevas, Y es la inno­ caciones intelectuales o míticas que dan de estas relaciones,
vación lo que el historiador debería empeñarse en resaltar. con diversos grados de conciencia y de sistematización, los
grupos que las organizan y s'e aprovechan de ellas, y que se
imponen a los grupos subordinados.
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La coherencia de este conjunto justifica su calidad de es­ forma más consciente que los otros, y por lo tanto sobre bases
tructura-. es posible dar un modelo teórico, econometrico, de teóricas en principio claras; pero la experiencia muestra que
los elementos materiales del modo de producción: producción, una estructura global (juego de la economía— instituciones—
intercambios, acumulación, distribución...; pero no es impo­ ideología) no se instala sino a través de largos tanteos y de
sible concebir el modelo jurídico-político que permite a la luchas difíciles.
estructura económica funcionar según su propio modelo y Y la historia la componen tanto la observación de las
señalar de qué manera el conjunto sólo puede realizarse den­ estructuras establecidas como la observación de las luchas
tro de un marco de ideología, de creencias y de prácticas coti­ y de los tanteos.
dianas que no esté en contradicción con la economía y la or­ Es necesario, pues, una vez adquirida y utilizada la no-
ganización social dominantes. cion estructural del «modo de producción», subrayar los ca­
El modo de producción es, pues, casi por definición, una racteres que distinguen esta noción de toda concepción dog­
estructura, y si en esta estructura hay diferentes «niveles» mática de la «estructura».
(económico, sociopolítico, espiritual), estos niveles son inter- En primer lugar, no se trata de un esquema universal
dependientes, incluso cuando manifiestan, en tal o cual fase (hasta el momento son siempre varios los modos de produc­
de su desarrollo, una cierta tendencia a la autonomía. ción que coexisten y, al buscar esquemas que sirvieran para
La necesidad de elaborar este esquema estructural es la todos, se podría desembocar en perogrulladas).
de todas las ciencias: se trata de poner de manifiesto la lógica En segundo lugar, no se trata de realidades eternas (como
interna de un sistema que queda difuminada por la observa­ gustosamente lo han hecho creer las clases dirigentes de cada
ción empírica, sea cual sea, por otra parte, la imagen emplea­ modo de producción), ni tan sólo de realidades de duración
da para expresar esta lógica oculta («andamiaje», «patrón», muy, muy larga (del tipo de aquellas a las que Fernand Brau­
«anatomía», red de comunicación, etc.). del reserva el nombre de estructura).
El esquema estructural del modo de producción capita­ En tercer lugar, no se trata de fórmulas que engloben toda
lista lo ha elaborado Marx. La ciencia económica, en el actual la realidad social concreta, sino solamente de la realidad do­
mundo capitalista, perfecciona incesantemente los análisis par­ minante, la que determina, en una sociedad, los procesos de­
ciales de la estructura económica de este modo de produc­ cisivos.
ción, pero afirmando siempre el principio de su permanencia, En cambio, los cinco o seis ejemplos de modos de pro­
y olvidando a menudo los aspectos no económicos del sistema, ducción coherentes que nos proporciona la historia son cla­
con lo que las conclusiones económicas resultan frágiles. ramente «estructuras» que han estado o están todavía bas­
Recientemente se han llevado a cabo esfuerzos (Pórshnev, tante extendidas, que han durado (o todavía duran).
Kula) para elaborar de forma más sistemática que antes el Finalmente, como hemos subrayado ya, el estudio histó­
esquema estructural del modo de producción feudal; para los rico es estudio de movimiento, de cambio. Por este motivo
modos de producción menos próximos a nosotros, sólo exis­ (y Marx lo ha demostrado brillantísimamente), 1) la estruc­
ten, en el estado actual de la investigación, análisis insuficien­ tura de un modo de producción es una estructura de funcio­
tes. El modo de producción socialista se ha instaurado de namiento (y no una simple cuestión de «relaciones» y de
70 IN ICIA CIO N A L VO CABULARIO H IS T Ó R IC O
ESTRUCTURA 71
«proporciones» estáticas), y 2) la estructura de funcionamien­ en primer plano por Braudel, ya sean puramente físicas (clima,
to de un modo de producción comporta y genera contradic­ relieve), ya sean combinaciones geoeconómicas cristalizadas en
ciones, y seguirá haciéndolo mientras no se trate de un modo tradiciones, en hábitos humanos ( transhumancias, tipos de
de producción totalmente consciente y científico. ciudades, etc.). En este sentido, las relaciones feudales, por
En el terreno económico, estas contradicciones generan ejemplo, han podido depender en gran medida de la dispo­
crisis, y en el terreno social, luchas de clases. sición de los terrenos (valles, parajes defensivos...) y el capi­
Ahora bien, las desestructuraciones y las reestructuracio­ talismo industrial de la situación de los recursos (transportes
nes en que consiste la historia se desencadenan a través del fluviales, minas de carbón...).
juego de las crisis y de las luchas de clases combinadas. La distribución espacial de los hombres, de las comuni­
Concluyendo: el conocimiento de una estructura (bajo caciones, de los recursos forma, pues, parte de las estructuras
la forma de un esquema fundamental) es necesario', pero no de un país — en este sentido, la cartografía es un instrumento
es suficiente para el historiador. de análisis fundamental— , pero no se trata de factores eter­
nos y absolutos, puesto que, al contrario, cada modo de pro­
ducción aprovechará una distribución más que otra, desarro­
C) Del modelo a la realidad concreta: uso de la noción llará un tipo de distribución más que otro. Observemos que
de estructura en la investigación este análisis se puede incluir en el de las fuerzas productivas,
cuya estructura misma es característica, en su base, de un
El historiador no debe repetir eternamente consideracio­ «modo de producción».
nes sobre los esquemas de estructura de las situaciones con­ Como un caso concreto comporta siempre, además de la
cretas que estudia. Debe comprobar estos esquemas, contras­ elección espacial (tal país, tal región), una elección temporal
tarlos con la realidad concreta. (tal siglo, tal período), es importante trazar un cuadro es­
Es en este ejercicio donde encontrará la ocasión para tructural de las permanencias geográficas puramente natura­
combinar el esquema histórico por antonomasia, que es el les o adquiridas históricamente al principio del período, y ob­
de los modos de producción, con las otras concepciones de servar, desde el ángulo de las fuerzas productivas, cuáles son
estructura que hemos encontrado, y que a veces son más am­ los elementos que pueden favorecer y cuáles los que pueden
plias que la del «modo de producción», y a veces, al contra­ frenar tanto el funcionamiento cuanto el nacimiento y la deca­
rio, son más parciales. dencia del modo de producción estudiado. Los mapas escalo­
nados en el tiempo muestran entonces en qué medida estas
1.° Estructuras de larga duración y modo de produc- «permanencias» continúan imponiéndose, o bien retroceden
cton. Cuando ya no se trata de un análisis teórico y gene­ ante otros factores.
ral, sino de un análisis concreto y localizado, es evidente que Las mismas reflexiones pueden aplicarse a las realidades
hay que tener en cuenta los elementos característicos de la humanas de larga duración: estructura espacial de los grupos
estructura de un país, que superan en duración la fase del caracterizados por solidaridades muy antiguas de tipo etno­
modo de producción: por ejemplo las «permanencias» puestas gráfico, lingüístico, tribal, etc. La estructura de distribución
72 IN ICIA CIÓ N A L VO CABULARIO H IS T Ó R IC O
ESTRUCTURA 73
de los grupos étnicos es un tipo de realidad de larga dura­
2.° Análisis parciales de estructura en el seno de un mo­
ción; su constitución en «nación» consciente de esta comu­
do de producción. — Si bien el esquema estructural del «modo
nidad y que intenta organizarse en estado es una realidad
de producción» debe expresar el carácter de «totalidad» y,
histórica que aparece con algunos rasgos del capitalismo. Por
por lo tanto, debe concebirse como una coherencia teórica,
lo tanto, el conocimiento de estas distribuciones (geografía
en cambio, en el curso del análisis, los estudios parciales de
histórica) constituye igualmente una investigación estructural
estructura constituyen un instrumento necesario para el his­
a realizar (también aquí mediante la cartografía).
toriador.
Observemos que la permanencia de una lengua, de un
Desgraciadamente, puede suceder incluso que el historia­
folklore, de «prácticas» de diversos tipos, que desempeñan
dor, por las dificultades de su oficio, se vea obligado a espe­
un papel tan importante en las «etnias», forma parte de las
cializarse en un análisis parcial; será historiador de la econo­
estructuras mentales de larga duración que hemos encontrado
mía, o sea, de las infraestructuras, historiador de la política
también en las indicaciones de Braudel. Para un historiador,
o de las instituciones, historiador de las ideas o de las repre­
el problema consiste en saber si, en las «desestructuraciones»
sentaciones — religión, arte— , o sea, de las sobrestructuras.
y en las «reestructuraciones» de otro género, de un modo
Hay que insistir en la necesidad de pensar globalmerite
de producción a otro, tal o cual tipo de «estructura mental»
la historia, a la vez en todas sus relaciones estructurales y en
refuerza o debilita la antigua estructura global, acelera o re­
todos sus movimientos, pero no debe obviarse que la inves­
trasa el paso a la nueva.
tigación es ante todo una ayuda, un instrumento para el aná­
Puede darse, por ejemplo, que viejos rasgos étnicos fre­
lisis concreto, y no un resultado, un descubrimiento, de éste.
nen la transición al capitalismo, pero la conciencia de «na­
Así, pues, es legítimo, si bien no siempre suficiente, rea­
cionalidad» puede acelerarla. Por ejemplo, la solidaridad en­
lizar investigaciones estructurales parciales, como elementos de
tre feudalismo y catolicismo convierte el nacimiento del pro­
información sobre las estructuras.
testantismo a la vez en efecto y en factor de reforzamiento
En estos análisis pueden distinguirse las informaciones
(no en «causa» determinante) de la instalación del capitalismo.
estáticas, las informaciones dinámicas, a cada nivel de la rea­
Y en algunos pueblos, en algunas regiones, sucede, al contra­
lidad estudiada (economía, derecho, política, ideología), y las
rio, que estas largas supervivencias de estructuras mentales
investigaciones sobre las relaciones recíprocas entre estos ni­
antiguas conservan algunos rasgos de estructuras sociales mu­
veles. Los instrumentos de las informaciones estáticas son la
cho más allá de las revoluciones que las han destruido jurídi­
tabla, el corte-, los instrumentos de las informaciones di­
camente (supervivencias del diezmo en pleno siglo xix, en los
námicas son las curvas-, las investigaciones sobre las relaciones
pueblos del oeste francés, y de obligaciones colectivas, bienes
entre los niveles de estructura pueden tener como instrumen­
comunales, etc., a pesar del individualismo agrario caracte­
to el modelo, pero a menudo nos hemos de contentar con
rístico de la estructura capitalista).
tratarlas como problemas.
Por ello, todo estudio de estructura, aplicado a un caso
a) Tablas y cortes. Nos limitaremos a unos ejemplos:
concreto, debe desbordar con creces los marcos de la estruc­
— \3n censo da un corte de la población en un mo­
tura dominante.
mento de su desarrollo; los cuadros y gráficas que de él se
74 IN ICIA CIÓ N A L VO CABULARIO H IS T Ó R IC O ESTRUCTURA 75
deducen exigen el reparto espacial (densidades), la distribuí capítulo). Sin embargo, la aproximación y la comparación de
ción por sexos, por edades (pirámide de edades, ejemplo de los tipos de curva que caracterizan un sistema económico
gráfica estructural), la distribución por grupos socio-profesio­ pueden tomar un sentido estructural. 1) Las curvas que ex­
nales. Un corte de este tipo informa sobre las proporcio­ presan los ciclos y las crisis de las economías precapitalistas
nes y las relaciones, pero da pocos datos sobre la evolución y muestran algunos de los caracteres propios de estas economías
el funcionamiento de la sociedad; en cambio, los censos esca­ — dependen de las cosechas, de la meteorología, que imprimen
lonados, si son regulares y homogéneos, permiten constatar sacudidas serias a la demografía— ; las curvas que expresan
modificaciones de estructura (que luego hay que explicar). los ciclos y las crisis de la economía capitalista muestran, al
— Vna tabla «input-output» (entradas-salidas, compra­ contrario, que estos ciclos y crisis (que dependen de la indus­
venta, producción-consumo) del tipo inventado por Leontief tria) tienen menos repercusiones sobre la demografía, etc. En
para las estructuras de la economía americana, es una tabla este caso, el tipo de coyuntura sirve para analizar la estruc­
de doble entrada, que puede ser muy simple o muy compli­ tura. 2) Si se representan algunos hechos (movimiento de los
cada, donde los grupos de agentes o de actividades económi­ precios, movimiento de la producción) durante un período
cas se inscriben de tal forma que sea posible encontrar lo suficientemente largo, se ponen en evidencia inflexiones brus­
que cada uno da y lo que cada uno recibe de los restantes cas, hechos no reversibles (desaparición de algunos produc­
grupos; también en este caso se trata de una tabla estàtica, tos, techos alcanzados por algunos precios, etc.) que signifi­
que expresa las relaciones entre las actividades económicas can cambios en las estructuras económicas.
en un momento dado, pero estas tablas pueden realizarse c) Modelos y problemas. Un ejemplo: un país protec­
anualmente, decenalmente, etc. cionista — que impone derechos de aduana fuertes a las im­
— Los mapas son cortes de estructura que expresan las portaciones— se transforma en librecambista. Como resul­
distribuciones espaciales de la población, de los recursos, del tado de la competencia cambiarán su comercio exterior y su
consumo, etc. producción interior. Los economistas pueden esbozar un «mo­
— Las tablas y los «histogramas» (gráficos que represen­ delo» de esta economía antes y después del cambio de «polí­
tan las proporciones) pueden elaborarse para precisar y re­ tica económica». Pero el historiador se pregunta: ¿por qué
presentar la estructura de las fortunas, la estructura de las este cambio? Se plantea entonces el problema de las rela­
rentas, en un espacio dado, en un momento dado. ciones entre los intereses económicos y las decisiones políticas
— Los «organigramas» son representaciones estructura­ (relaciones de nivel). Para resolverlo debe recurrir a archivos
les de una organización — empresa, estado, administración— y publicaciones (discursos, campañas, comisiones, grupos de
en las que se evidencian las relaciones (jerarquía, intercambios, presión, etc.).
canales para las instrucciones y las órdenes, etc.). Hoy día incluso las estructuras ideológicas son objeto de
Los ejemplos de estos cuadros estructurales podrían mul­ investigaciones cuantitativas mediante el análisis estadístico
tiplicarse. de los libros publicados (bibliometría), de las palabras emplea­
b) Las curvas. En principio, las curvas se utilizan sobre das (lexicometría), de los temas tratados, del público a que
todo para expresar los hechos de coyuntura (cf. el próximo se ha llegado, etc.
76 IN ICIA CIÓ N A L VOCABULARIO H IST Ó R IC O ESTRUCTURA 77

testimoniar sobre el movimiento de ganancia en toda la so­


D) Microestructuras y macroestructuras ciedad durante un período determinado. Por tanto, una em­
presa aislada (o un señorío aislado) puede utilizarse mejor
El historiador, como el economista, tiene generalmente para entender la «estructura» que para entender la «coyun­
interés en colocarse, para su observación, ante grupos bastan­ tura», es decir, los movimientos cuantitativos de una econo­
te amplios: estudia, cuantitativa y cualitativamente, los gran­ mía, a los que nos referiremos a continuación.
des rasgos estructurales de una nación, de una región, de un
conjunto geográfico.
Sin embargo, no hay que despreciar el interés de las mo­
nografías que permiten una «micro-observación», a menudo
reveladora. Una ciudad o una pequeña región agraria pueden
aportar muchas informaciones sobre las estructuras de una
sociedad, siempre que se tengan puntos de comparación o se
multipliquen las monografías.
Pero existen sobre todo organismos típicos de una socie­
dad: en el caso del régimen económico feudal, un señorío re­
vela el mecanismo de funcionamiento, por la base, de la socie­
dad señorial. En el caso del régimen capitalista, una empresa
revela el mecanismo íntimo de éste.
Combinar la observación de las microestructuras con el
análisis de las estructuras globales es, pues, un método fe­
cundo.
Sin embargo, debe recordarse siempre que un caso no
puede ser representativo de un tipo de estructura con una
validez amplia.
Pero mientras que los «cortes», las «curvas», los ma­
pas y las tablas dan sólo información sobre las estructu­
ras «parciales», una micro-observación bien llevada puede,
al contrario, constituir un testimonio sobre el mecanismo esen­
cial que caracteriza una estructura global: el mecanismo de
ganancia en una empresa capitalista es el mismo que el de la
clase capitalista en su conjunto.
En cambio, no se sigue de ello que la misma empresa, típi­
ca del funcionamiento íntimo del modo de producción, pueda
COYUNTURA
La n o c ió n de co y u n tu ra

En el sentido más general, la «coyuntura» es el conjunto


de las condiciones articuladas entre sí que caracterizan un
momento en el movimiento global de la materia histórica.
En este sentido, se trata de todas las condiciones, tanto
de las psicológicas, políticas y sociales como de las económicas
o meteorológicas.
En el seno de lo que hemos llamado la «estructura» de
una sociedad, cuyas relaciones fundamentales y cuyo princi­
pio de funcionamiento son relativamente estables, se dan en
contrapartida unos movimientos incesantes que son resultado
de este mismo funcionamiento y que modifican en todo mo­
mento el carácter de estas relaciones, la intensidad de los
conflictos, las relaciones de fuerza.
Para el hombre de acción, examinar la coyuntura equivale
a definir el momento. La noción de coyuntura está muy pre­
sente en Lenin, entre la meditación sobre la estructura de
la sociedad y la elaboración de las consignas de acción. Una
voz que en otro tiempo nos fue familiar decía: «Siendo las
cosas lo que son...».
Pero en el uso de la palabra coyuntura hay precisamente
el riesgo de abandonarse a lo fácil: «en la coyuntura actual,
se puede... o no se puede...». A menudo no es más que pre­
texto, sucedáneo de análisis más que análisis real, debido a
esa terrible dificultad de la política y de la historia que repre-
82 INICIA CIÓ N A L VOCABULARIO H IST Ó R IC O COYUNTURA 83
senta la complejidad de los factores, la frecuente imposibi­ mistas, y se crearon institutos para la observación de los índi­
lidad de proceder a su medición. La tarea del historiador con­ ces económicos: el «barómetro de Harvard», el Institut für
siste justamente en establecer vínculos entre lo que puede Konjunkturforschung de Ernst Wagemann en Alemania. Pero
ser medido y lo que no. la crisis más justificadamente famosa de la historia contempo­
Lo que puede ser medido y que, por lo menos hasta un ránea, la de 1929, no fue evitada y resultó decisiva para impo­
período muy reciente, parecía obedecer a movimientos es­ ner en las mentes de los economistas, de los políticos y de
pontáneos, susceptibles de ser estudiados como un fenómeno los historiadores la idea de que el movimiento espontáneo
natural, son los indicadores económicos: precios, salarios, ta­ de los fenómenos económicos — la coyuntura— era sin duda
sas de interés, producción, cotizaciones de bolsa, etc. Su ex­ un factor histórico fundamental.
presión numérica varía según movimientos coordinados cuyos Entre 1950y 1970 las intervenciones calculadas en la vida
mecanismos pueden ser estudiados: orientaciones al alza, a la económica — ^planificaciones, inversiones públicas, modificacio­
baja, con tendencias dominantes, a plazo más o menos largo, nes monetarias, manipulaciones de la tasa de interés— hicie­
alternancias cíclicas e inversiones de tendencia más o menos ron pasar a segundo plano, durante algún tiempo, la preocu­
bruscas bajo forma de «crisis». Estas regularidades y esta pación por los ciclos y las crisis, que sin embargo seguían ten­
posibilidad de cuantificar han llevado a considerar en primer diendo a manifestarse en las economías de libre empresa,
lugar los aspectos económicos de la coyuntura. Ésta se ha con­ aunque su magnitud se haya visto reducida. ¿Se había llegado
vertido en una de las ramas de la ciencia económica, Y los realmente a una economía self-sustained, konjunkturlos, tal
historiadores, para sus propios análisis, han procurado utilizar como se pretendía? Los años 70 han revelado otro tipo de
sus resultados y ampliar su base empírica. crisis.
En el siglo xix había llamado la atención de los estudio­ En cambio, quiero subrayar la diferencia de actitud, ante
sos la reiteración periódica de las «crisis»: hundimientos de tales fenómenos, entre el economista y el historiador. El eco­
la bolsa, caída de la demanda, de los precios, mano de obra nomista busca las causas, con objeto de prever, de prevenir.
arrojada al paro forzoso. Say, Sismondi, Marx, Juglar (cuyo El historiador se preocupa, a propósito del pasado — como el
nombre sirvió para designar este tipo de crisis) las describie­ político a propósito del presente— , no sólo de las causas,
ron y las interpretaron. Pero también se observó otras series sino también de las consecuencias de las crisis: choques so­
sucesivas de tendencias: Émile Levasseur, a proposito de la ciales, modificaciones en los ingresos, aumento de las rivalida­
«cuestión del oro», durante la década de 1850, observaba des internacionales, etc. Para ello, aun suponiendo que en el
en la historia 14 inversiones importantes de tendencia en las futuro el papel de las crisis estuviera llamado a atenuarse, se­
relaciones entre el precio de los metales preciosos y el de las guiría correspondiendo al historiador la tarea de reconstituir
mercancías en general (tendencias a largo plazo de los pre­ su papel en tiempos pasados, su lugar en la historia.
cios expresados en oro), Entendámonos, sin embargo, sobre un punto, no siempre
A principios del siglo xx la idea de la previsión de las crisis percibido con claridad. Estoy pensando en las objeciones del
(puesto que parecían obedecer a las leyes de una cierta periodi­ historiador soviético Boris Pórshnev al método de análisis
cidad) pasó a ser una preocupación fundamental de los econo­ histórico «coyuntural» de Ernest Labrousse aplicado al si­
glo xviii francés. Pórshnev había comprendido que se trata­
84 IN ICIA CIÓ N A L VOCABULARIO H IS T Ó R IC O COYUNTURA 85
ba de convertir las «crisis de subsistencia», las hambres pe­ precios de las mercancías. Sus fluctuaciones constituyen la
riódicas, en «causa» de las agitaciones sociales y, en defini­ mayoría de las veces la base documental fundamental. Cuida­
tiva, de la Revolución francesa misma. Estimaba que en rea­ do: los precios no son la causa del movimiento; son también
lidad tales conflictos, esta revolución, surgían de las contra­ efecto suyo; y sobre todo son, en primer lugar, el signo del
dicciones de clases, de las estructuras internas de la sociedad. movimiento, lo cual no les impide convertirse a su vez en
Naturalmente, tenía razón. Pero la historia coyuntural de «causa» (si bajan demasiado de prisa, se reducen los estímu­
Ernest Labrousse no decía lo contrario, sino lo mismo, pero los para las iniciativas económicas; si suben demasiado de
mostrando: 1) que la tendencia económica predominante del prisa, ponen la vida más difícil al consumidor). De hecho hay
siglo X VIII — el «plazo largo» de la coyuntura— , al desarrollar que observar toda la actividad económica en su conjunto:
los medios económicos de una burguesía, agudizaba, y final­ producción, intercambios, empleo, incluso la población, y re­
mente hacía superar de manera revolucionaria, las contradic­ laciones entre el movimiento de los precios y el de los ingre­
ciones entre el poder económico de esta clase y sus inferiori­ sos (salarios, beneficios, rentas). Un estudio basado exclusi­
dades jurídicas y políticas; 2) que las crisis de subsistencia a vamente en el movimiento de los precios correría el riesgo
corto plazo, añadiéndose a situaciones de malestar bastante de ser engañoso por simplificación. Pero dicho movimiento
generalizado debidas a coyunturas medias de estancamiento, sigue siendo el instrumento más accesible para la reconstruc­
podían combinar las violentas rebeliones de masa a las volun­ ción histórica, y es indispensable. Es el mejor «indicador».
tades de derrocamiento del sistema político surgidas del plazo 2) Los economistas pueden llegar a diseñar «modelos»
largo, lo cual se produce en 1789. Esto no significa que la matemáticos de la cojmntura. A condición de que se manten­
«coyuntura» sea la «causa» de estos grandes acontecimien­ gan dentro de lo económico. El historiador difícilmente po­
tos que derrocan las estructuras. Pero permite seguir su pre­ drá matematizar las relaciones entre un movimiento precios-
paración y explica las fechas en que tienen lugar. Digamos salarios y las probabilidades de un movimiento social. Pero
que hay más «probabilidades» de que estalle un motín en tiene que proceder a,analizar al mismo tiempo datos econó­
tiempo de hambre que en un año de buena cosecha. Esto no micos y datos no económicos. Al saber lo que ha ocurrido y
significa, sin embargo, que el motín vaya a estallar necesaria­ al poder cuantificar ciertos datos, puede proceder a un aná­
mente, y menos aún que vaya a transformarse en revolución. lisis «causal» cuyos elementos sean los diversos aspectos de
Pero si hay confluencia (coyuntural) entre agudizaciones má­ la coyuntura. Si se hace una «historia económica» o una in­
ximas de las contradicciones sociales a niveles diversos, se vestigación de «historia sociopolítica» de Francia en 1920 ig­
reúnen las condiciones revolucionarias. Tal es el sentido del norando, o dejando de señalar, que el coste de la vida aumentó
análisis coyuntural. en un 9 % cada mes durante los tres primeros meses, esto
Una vez hechas estas observaciones, ¿cómo observar las significa — digámoslo así— dejar de lado por lo menos uno
coyunturas económicas? ¿Cómo vincularlas a la historia so­ de los factores a tener en cuenta.
cial y a la historia a secas? Examinemos ahora las grandes líneas de una historia ge­
1) Los signos más fáciles de observar, de cuantificar, en neral en sus relaciones con las coyunturas económicas en pla­
este ámbito de las coyunturas son los movimientos de los zos de una u otra magnitud.
86 IN ICIA CIÓ N A L VOCABULARIO H IS T Ó R IC O COYUNTURA 87

centrada (Florencia) y el gran comercio (Venecia, ciudades


Los movimientos de duración muy prolongada hanseáticas).
y los movimientos «seculares» A la inversa, desde comienzos del siglo X IV hasta el tilti-
mo tercio del XV, se asiste a un encadenamiento de catástro­
Siguiendo criterios muy generales pero nada imprecisos, fes (pestes y hambres) con hundimiento de la población, aban­
pueden constatarse tendencias de muy larga duración comu­ dono de tierras, caída indudable de la producción global, cri­
nes por lo menos a mundos homogéneos. Si tomamos, por sis de las grandes actividades comerciales, tendencia al estan­
ejemplo, el occidente cristiano a partir de los últimos tiem­ camiento o a la baja de los precios (combatida por inflaciones
pos de la antigüedad, es evidente que entre los siglos v o vi monetarias artificiales); cuando la crisis se agudiza, se cons­
y el X la población es muy escasa, las comunicaciones difíci­ tatan luchas sociales intensas, y esto coincide con la época
les, la vida económica se reduce seguramente no a una «eco­ de las guerras de larga duración (guerra de los Cien Años).
nomía natural» totalmente cerrada pero sí probablemente a No hay que sacar la conclusión de que había una inactividad
una economía agrícola muy poco orientada hacia el intercam­ completa, ni situaciones absolutamente generalizadas de mi­
bio, con una vida urbana reducida al mínimo y una circula­ seria. Incluso hacia el final de este período, la concentración
ción monetaria muy limitada. Señalemos que, en contraste con sobre las mejores tierras de una población menor y la mejora
el mundo cristiano, el musulmán se hallaba entonces en ex­ de las técnicas de producción — mejora que tendió a hacer
pansión con una actividad tendente a concentrarse en las disminuir los precios de los artículos de consumo masivo—
ciudades, de Bagdad a Córdoba, y una amplia circulación de han hecho posible que se haya hablado de «edad de oro de
monedas de oro. Si contemplamos, pues, el mundo entero en los trabajadores» (entendamos por ello: período excepcional­
lugar de limitarnos siempre a Europa, cabe distinguir «zonas mente favorable al salario frente a los precios). Pero esto
coyunturales» más que «coyunturas mundiales». mismo acarreó una recuperación-demtjgráfica, y, hacia 1470-
Para ceñirnos, no obstante, a lo más conocido, hay que 1475, la «coyuntura larga» se,Jinvirtió y pudo asistirse a una
saber que, desde finales del siglo X a comienzos del X IV , el nueva fase de «expansi'ón» econóniica (que, a la larga, vol­
occidente cristiano atraviesa una prolongada coyuntura de verá a ser desfavoirable a la remuneración del trabajo).
auge, esto es: aumento general de la población, roturaciones Efectivamente, desde finales del siglo XV hasta finales
masivas de tierras y consiguiente incremento de la produc­ del X V I o hasta las primeras décadas del X V II, sucediendo
ción agrícola (seguramente menos que proporcional al de la al aumento demográfico, tienen lugar inventos, descubrimien­
población, pero sin embargo suficiente para no entrar en con­ tos, es una época de actividad que se multiplica, de intercam­
tradicción con este crecimiento), multiplicación de los inter­ bios que crecen, de alza rápida de los precios, de veloz for­
cambios internos y exteriores, expansión militar (cruzadas), mación de fortunas y de lujo en las cortes, pero sin revolución
renacer de la economía monetaria (y al final basada en el técnica agrícola en la base, lo cual da lugar a una disminución
oro), ascenso deficientemente conocido pero cierto de los pre­ de los medios de vida entre las masas campesinas; desde fina­
cios, vida urbana que — en ciertos márgenes (Flandes, Ita­ les del siglo XVI menudean en casi todas partes catástrofes
lia)— se orienta incluso hacia la producción industrial con­ del tipo hambre-peste.
88 IN ICIA CIO N A L VOCABULARIO H IS T Ó R IC O
COYUNTURA 89

El siglo X V II, entre fechas que deberían fijarse con mayor Algunas observaciones sobre estos «períodos largos» o,
exactitud y que varían de una región a otra, fue un siglo de mejor, sobre los problemas que plantean a la reflexión:
Primeramente, se discute sobre las dimensiones exactas
depresión económica relativa. Después de haberse hablado
de los cambios de tendencia y sobre su localización; el paso
mucho, sobre todo a propósito de Francia, del «siglo xvii trá­
del desarrollo de la Antigüedad — esencialmente mediterrá­
gico» — que corresponde sin embargo a triunfos militares y
neo— al estancamiento medieval pudo durar varios siglos:
diplomáticos exteriores— , se tiende hoy a insistir en los ma­
el fin de la expansión medieval del occidente europeo corres­
tices cronológicos y regionales. Está comprobado que la baja ponde a comienzos del siglo xiv (hambres en torno a 1315-
de precios, signo de depresión coyuntural, empieza en España 1330), pero a veces ha tenido signos precursores ya a finales
con el punto de inflexión de los años 1600-1610 y que, al del siglo x iii; en otros sitios no comienza antes de 1348-1350.
combatirla con una inflación artificial de moneda de cobre, El «viraje» que conduce de la edad media en crisis a los «tiem­
se acentuó en este país la «decadencia» catastrófica de la eco­ pos modernos» expansivos comienza a la vez con los repobla-
nomía. En Francia la depresión empezó más tarde, y las gran­ mientos de las regiones afectadas por las hambrunas y las
des oleadas de miseria rural corresponden a finales del siglo guerras (en Francia, reinado de Luis X I) y con los primeros
(cf. La Bruyère, Vauban). Los años centrales del siglo vienen viajes de descubrimientos (portugueses en torno a Africa, pri­
marcados, en la Europa central, por la «guerra de los Treinta meras remesas de oro), es decir hacia 1475, pero a menudo
Años», que despobló terriblemente provincias enteras de Ale­ el desencadenamiento tajante de la era de expansión se de­
mania. Pero en Inglaterra, desde el siglo xvii, tienen lugar mora aún hasta 1492 (Colón) e incluso hasta los primeros
transformaciones en la técnica agrícola, gérmenes de «revolu­ años del siglo xvi. Para el siglo xvii parece haber una «co­
ción industrial» y ganancias considerables en el comercio ma­ yuntura mediterránea» (en particular española), en descenso
rítimo, que, tras la revolución política de 1688, convierten a partir de 1610; en otras partes (cf. Braudel) la expansión
este país en el primer escenario de un vigoroso cambio de parece durar casi hasta 1650 áproximadamente; a la inversa,
coyuntura. se produce con certeza una recuperación comercial mundial
El siglo X V III, entre hitos cronológicos que varían de un (extremo oriente) a partir de 1680-1700, lo cual acarrea «re­
país a otro y que son objeto de controversia, se presenta en nacimientos» notorios (Inglaterra, Cataluña); pero en Fran­
conjunto — y en regiones del mundo tan distintas como Eu­ cia el «trágico siglo x v ii» perduró tal vez hasta el sistema
ropa, México y Œ ina, por ejemplo, lo cual no deja de plan­ de Law por lo menos (cf. Goubert, Le Roy-Ladurie). Por últi­
tear problemas curiosos— como un largo período de creci­ mo, se suele hacer durar el siglo xviii expansionista hasta
miento demográfico, de ascenso de la producción (pero pro­ 1817 porque los precios europeos suben hasta esta fecha;
bablemente no proporcional, por lo menos no en todas par­ pero tal vez, en el curso de los últimos años, este alza se
tes, al incremento del número de seres humanos), de alza de debe a las circunstancias de guerra, y los signos de inversión
los precios, de estímulo a la empresa espontánea, de multi­ (crisis demográficas muy duras, malas cosechas reiteradas, ex­
plicación de los intercambios y finalmente, en ciertos lugares, tracción de la plata mexicana cada vez menos rentable...) ya
de innovaciones técnicas y de industrialización. se perciben desde 1793-1796. Hay que evitar, pues, los es­
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quemas demasiado afirmativos, las aplicaciones mecánicas de lécticas o complejas, los modelos explicativos no siempre
las fechas habituales a todos los medios: el estudio de los están bien elaborados; he aquí, en líneas generales, algunas
«casos» (cuya suma permite un juicio más general) sigue tendencias en las tesis explicativas:
siendo una tarea indispensable. a) La tendencia climática (modificaciones del clima a
Otra observación se refiere a la duración de los períodos plazo más o menos largo). Es sabido que tales modificaciones
y a la amplitud de las coyunturas comunes-, parece que los han tenido lugar en el curso de períodos geológicos; es posi­
«períodos largos» se hacen cada vez más cortos a medida ble, pues, que todavía se produzcan, pero ¿cómo?; ciertas
que la historia avanza; el estancamiento de la primera edad observaciones materiales, como la de las capas sucesivas de
media dura cuatro o cinco siglos, la expansión medieval dura crecimiento anual de los árboles multicentenarios, u obser­
tres, la crisis de la baja edad media un siglo y medio (aproxi­ vaciones históricas (notas sobre los libros de contabilidad, fe­
madamente de 1330 a 1475-1492), la expansión del siglo xvi chas de las siegas o de las vendimias, etc., informaciones sobre
no mucho más de un siglo, el estancamiento del xvii sin duda el avance de los glaciares) permiten descubrir series de años
mucho menos; y en el curso del siglo xviii — si se tienen en más o menos favorables a las cosechas y a la vida humana;
cuenta ciertos períodos controvertidos, 1680-1710 y 1793- también hay signos relativos a los avances o retrocesos de la
1817— quizá se dibujan ya varios «subperíodos» (de unos aridez en los confines de los desiertos. Los trabajos de Le Roy-
25 años), tal como ocurrirá más tarde, con más nitidez, en el Ladurie, que resumen y critican las tesis demasiado apresura­
siglo XIX. das sobre estas posibilidades, son a la vez sugestivos y pru­
Por otra parte, en la medida en que la observación histó­ dentes. Nada autoriza todavía a hacer derivar las coyunturas
rica opera a escala mundial, parece seguro que las coyunturas mundiales de fenómenos geofísicos (aunque no esté del todo
modernas están más generalizadas que las antiguas; pero esto excluido). Tal vez puedan establecerse paralelismos entre se­
debería precisarse más; es importante, porque según si se ries de malos años meteorológicos con «interciclos» de los
establece un emparentamiento de C05mnturas entre países sin precios agrícolas, y lo mismo en el caso de los «años buenos».
relaciones recíprocas (China y occidente en la edad media), o, Con todo, ¿a qué llamamos «malo» y «bueno»? En el caso
por el contrario, una ampliación de las tendencias coyunturales del vino, una secuencia de cosechas demasiado buenas hunde
paralela a la ampliación de los vínculos entre países alejados los precios, ya que el producto es comercializado. En el caso
unos de otros, se tenderá a buscar las causas de las coyun­ del trigo, o de cualquier cereal panificable, demasiados años
turas largas ya sea en factores físicos generalizados {clima), malos afectan al final a la población (hambres, etc.), pero pue­
ya sea en fenómenos humanos (relaciones comerciales, inva­ den enriquecer a algunos vendedores; así pues, sea cual sea
siones, etc.). el origen de los ciclos, hay que pasar forzosamente por la
No se puede, en efecto, dejar de lado las causas de tales demografía y la economía como intermediarios.
inversiones de tendencias y de estos largos períodos muy con­ b) La tendencia demográfica: con demasiada frecuencia
trastados; por desgracia, las explicaciones no van más allá se resume en el «esquema malthusiano»: la población aumen­
de lo hipotético; cuando son unilaterales (un solo factor cau­ ta, pero las subsistencias aumentan menos; existirá, pues, un
sal propuesto), queda por explicar este factor; y, si son dia­ «techo», que se pondrá de manifiesto por medio de catástro­
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fes; la población entonces bajará, y las subsistencias bastarán, mente a los metales (monedas internas, crédito); por consi­
permitiendo por cierto tiempo nuevos arranques; esta dialéc­ guiente, no se puede ni dejar de lado el factor «moneda» ni
tica entre producto de la tierra y número de seres humanos considerarlo único.
ha podido imponerse mientras no se habían descubierto ni Seguramente algún día podrá reconstituirse el modelo
difundido técnicas suficientes (selección de suelos y de semi­ exacto y complejo (a base de estudios) en el cual se articulan
llas, fertilizantes). El estudio a largo plazo de Le Roy-Ladurie los siguientes elementos: multiplicación de los seres humanos,
sobre el Lenguadoc sigue esta dirección. ocupación de las tierras, aprovechamiento de las mismas (in­
Pero los mecanismos, con toda seguridad, son más com­ cluyendo entre los factores los cambios climáticos), explica­
plejos; hay que tener en cuenta la ocupación de tierras de ción del «movimiento general de los precios» por la alternan­
calidad cada vez inferior (rendimientos decrecientes) cuando cia de valorizaciones y desvalorizaciones de las mercancías
la población aumenta; pero también, quizás, del propio des­ frente a la moneda y de la moneda frente a las mercancías,
gaste de la tierra cuando es cultivada durante demasiado influencia de este movimiento de los precios por una parte
tiempo, incluso con rotación de cultivos; el movimiento corto sobre las empresas de producción y por otra sobre las posibi­
de los precios depende de las cosechas; el movimiento largo lidades de consumo. Retengamos de momento la necesaria
depende de los costes «marginales» (es decir, del coste del complejidad de toda explicación aceptable de los movimientos
producto en relación con la última unidad puesta en cultivo); largos.
pero los precios dependen también de la expresión monetaria Pero cabe añadir otra observación: el interés del historia­
(monedas-signos de cada país, monedas-objetos en las rela­ dor, según hemos dicho, se dirige más hacia las consecuencias
ciones internacionales). de los movimientos coyunturales espontáneos de la demogra­
c) Entonces es cuando aparece la explicación monetaria-, fía, de la economía, que a sus causas próximas o remotas.
los largos períodos de alza se deberían a la desvalorización a En el plazo largo que acabamos de evocar, el historiador
largo plazo del signo monetario internacional (oro, plata), comprueba (por no hablar más que del occidente europeo,
tras los descubrimientos de minas (grandes descubrimientos, nuestro campo histórico habitual, y sin olvidar que este cam­
minas brasileñas o mexicanas, California); a la inversa, el po es obviamente estrecho) lo siguiente:
conjunto de los precios baja a largo plazo cuando el metal- — El estancamiento medieval corresponde a la disolución
moneda se vuelve escaso con respecto a las transacciones; se de un mundo (el mundo antiguo, dominado por Roma colo­
trata de una observación perfectamente clara, pero que sólo nialmente, con un gran comercio en beneficio de unos pocos,
arroja luz sobre un aspecto de los fenómenos; el movimiento luego roído por la despoblación e invadido por las tribus
general de los precios no puede ser el único factor (y algunos «bárbaras» en marcha) y a la constitución de una sociedad
lo consideran más bien consecuencia) del movimiento de ex­ nueva que tardó siglos en hallar su punto de equilibrio: la
pansión secular en virtud del cual se observa cómo crecen y sociedad feudal, fundada en una ocupación poco densa del
decrecen tanto las poblaciones como las producciones; por suelo, en la agricultura, en relaciones limitadas entre unida­
último, hay en cada país medios para modificar la masa mone­ des productivas y regiones.
taria con relación a las transacciones sin referirse constante­ — La expansión medieval corresponde a los triunfos de
94 INICIA CIÓ N AL VOCABULARIO H IS T Ó R IC O COYUNTURA 95
esta nueva organización: más hombres, repoblamientos, tie­ tal comercial como fuerza política (república de las Provin­
rras nuevamente puestas en cultivo, relaciones nuevas en cias Unidas); Francia prolonga la época de los triunfos abso­
oriente (cruzadas), descubrimiento de un equilibrio político lutistas por su superioridad demográfica y militar, pero la
en la jerarquía de las relaciones personales, etc. crisis del siglo perdura en este país cuando en otros se va ya
— La crisis de la baja edad media es una crisis general de atenuando.
dicho sistema, en la que confluyen: el exceso de población, — El siglo X V III viene marcado por la búsqueda de un
el agotamiento de las tierras, el retroceso ante invasores, las nuevo equilibrio entre las clases-, siglo de expansión pero tam­
guerras de toda clase, etc., hasta el momento en que la pobla­ bién de revoluciones (cuyo aspecto predominante es el econó­
ción numéricamente disminuida ve mejorar sus condiciones mico en Inglaterra y el político en Francia), de tal modo que
de vida e impone en mayor medida sus voluntades a las fuer­ ambos fenómenos se anuncian en todas partes pero no se pro­
zas feudales declinantes; pero la baja de los precios hace que ducen de igual manera en todos los países.
resulten seductoras las expediciones a tierras lejanas, y los Estas observaciones menos apresuradas permitirían imagi­
desórdenes favorecen la toma del poder por autoridades cen­ nar las fases largas de la «coyuntura» como otros tantos signos
trales más elevadas (reyes); esto desemboca, en el siglo xv, en de modificación de las estructuras-, elaboración lenta y difícil
la constitución de ciertos estados-naciones-monarquías que or­ de los modos de producción sucesivos, fases de triunfo y de
ganizan un equilibrio nuevo, el cual resultará coronado por equilibrio, fases de crisis, fases de reconstrucción en base a
los descubrimientos oceánicos (España, Portugal, Inglaterra, mecanismos nuevos. Estas divisiones permiten a la vez confir­
Francia). mar y matizar nuestras divisiones históricas habituales: anti­
— El siglo X V I es la época del triunfo de este sistema po­ güedad, edad media, tiempos modernos, tiempos contemporá­
lítico nuevo: aumento de los poderes de reyes y comerciantes neos, como fases en que sucesivamente se preparan, triunfan y
frente a un mundo feudal todavía sólido, pero en vías de entran en crisis el modo de producción antiguo (esclavismo y
disgregación; recuperación demográfica, productiva, enrique­ colonialismo romanos), el modo de producción feudal, la tran-
cimiento, relaciones comerciales de ámbito muy amplio; pero -sición que representa la formación del capital comercial y la
también, debido al alza de la población y de los precios, cre­ culminación monárquica de la sociedad feudal declinante, y
cientes dificultades para el campesino-productor o para el por último la génesis del mundo contemporáneo: formación
artesano (descenso de sus ingresos reales); hacia 1600, en fe­ del capitalismo industrial y de las relaciones sociales que le
chas distintas según los países, este empobrecimiento de la corresponden. Coyunturas y estructuras no son dos nociones
base repercute en la cúspide. extrañas entre sí; son dos aspectos de fenómenos comunes.
— En el siglo X V II vuelve a crearse, efectivamente, una
atmósfera de crisis general-, guerras terribles en Alemania (gue­
rra de los Treinta Años), decadencia española, portuguesa y,
finalmente, italiana (Venecia), revoluciones en Inglaterra y
Francia (Fronda), guerras generalizadas; el triunfo de Ho­
landa es esencialmente mercantil y anuncia el futuro del capi­
96 INICIA CIO N A L VOCABULARIO H IS T Ó R IC O
COYUNTURA 97

De hecho todo el mundo concuerda en decir que en el si­


Los movimientos «semiseculares», los «interciclos»,
glo XIX la producción crece continuamente, pero con ritmos
los «ciclos de Kondratieff»
distintos: rapidez, luego disminución del ritmo (techos) de
las tasas de crecimiento; Simiand parece más sugerente cuan­
Tal vez ya desde el capitalismo comercial (como sostienen
do muestra que se trata de épocas de facilidad (cuando los
algunos autores) y con certeza en el seno del capitalismo in­
precios suben todo el mundo puede abordar empresas con
dustrial (a partir de finales del siglo xviii), puede observarse,
alguna probabilidad de éxito, se multiplican las iniciativas)
durante periodos mucfoo más breves que los anteriores, la
seguidos de tiempos de dificultades (los precios bajan o se
alternancia de fases «de expansión» o de «retracción» que
estancan, y a partir de este momento las empresas débiles
duraban cada una 25 años y constituían pues un «ciclo» de
desaparecen y sólo subsisten las que innovan para resistir la
50 años. Tal vez se puedan poner en relación con esos «inter­
baja de los precios de venta; hay selección y no multiplicación;
ciclos» de alza y baja de los precios, de unos veinte años o
pero el resultado es progresivo, no sin padecimientos, como
algo más de duración, que Labrousse descubrió se daban en
quiebras, paro, etc.);
vísperas de la Revolución francesa.
— la interpretación del ciclo. En este caso las divergen­
Sin embargo, en este caso como en el de los «ciclos lar­
cias no son menores. Para Simiand es toda monetaria-, cuan­
gos», es más fácil descubrir que interpretar.
do se descubre oro (en el siglo xix, metal monetario por ex­
Lo que se constata claramente es la alternancia de las ten­
celencia), el precio de éste baja con relación a las mercancías;
dencias al alza o a la baja de los precios nominales. Alternan­
hay pues alza de los precios «generales», de la cual deriva
cia bien conocida: 1817-1850 baja, 1851-1873 alza, 1874-
una cierta «facilidad»; luego, al reforzarse la oferta de mer­
1895 baja, 1896-1920 alza. Añadamos en seguida que estas
cancías (en cuanto al ritmo de crecimiento) sobre la oferta
fechas son indicativas-, según los países, pueden variar en uno
de oro, se produce el fenómeno inverso, hasta que un nuevo
o dos años, o más; y en el siglo xx no se sabe si debe situarse
descubrimiento vuelve a abaratar el oro, etc.
la cúspide de la «onda» del alza en 1920 o en 1929.
Kondratieff, por su parte, cree que el precio del oro vie­
Estas «ondas» semiseculares han sido estudiadas por el
ne demasiado influido por su función monetaria para que
ruso Kondratieff, de quien reciben el nombre, y descritas sis­
pueda determinar la vida económica por su precio de produc­
temáticamente e interpretadas en una perspectiva más socio­
ción; habría que buscar en otra parte las razones de los rit­
lógica e histórica por el francés François Simiand; finalmente,
mos espontáneos de la economía: tiempo de «digestión» de
hay un libro entero dedicado a estos movimientos (de hecho
las innovaciones técnicas fundamentales (ferrocarriles, etc.),
también a los movimientos «largos»); el de J. Imbert, exhaus­
y tal vez incluso digestión de los efectos económicos de las
tivo pero sin conclusiones personales claras.
guerras, Pero siendo así las cosas, ¿cómo justificar la periodi­
Las divergencias giran en torno a:
cidad relativamente regular?
— las definiciones del movimiento: ¿se trata del movi­
De hecho, no tenemos ninguna «explicación» del ciclo
miento de los precios"? ¿Se trata de expansión y contracción
largo, salvo si pensamos que es una resultante de los ciclos
generales alternas, referentes a todos los índices económicos?
más cortos, que quedan por explicar.
98 INICIACIÓN A L VOCABULARIO H IST Ó R IC O COYUNTURA 99
Pero para el historiador, una vez más, lo importante re­ Todo el mundo en el siglo xix conoció y comentó esta
side en las consecuencias históricas o, mejor aún, en el ele­ «crisis», y muchos el «ciclo»: Sismondi y Marx los primeros.
mento explicativo que aporta el ciclo para formarse un juicio En 1857 Juglar, economista francés, dedicó una obra al fenó­
global del período: por ejemplo, la «prosperidad imperial» meno; de ahí el nombre con que los economistas lo han bau­
de los tiempos de Napoleón III corresponde a una fase de tizado.
«facilidad» en el desarrollo que, por ser internacional, no se Pero no olvidemos:
debe tanto como se dice a veces a las iniciativas imperiales o 1) que ya había «crisis comerciales» de periodicidad aná­
al «orden»; pero se pueden estudiar, en este marco general, loga en las plazas del gran comercio antes de la instalación
los distintos aspectos de las creaciones económicas de la épo­ del capitalismo industrial; 2) que había (y puede haber aún
ca, sus rasgos, sus implicaciones sociales y políticas. En cam­ en los países técnicamente poco desarrollados) despliegue de
bio, en el período de la «gran depresión» que va de 1873 las crisis agrícolas determinadas por las malas cosechas; el
a 1895, las leyes proteccionistas de Méline fueron quizá res­ ciclo de Juglar no es pues un fenómeno aislado, aunque sea
ponsables, como a menudo se las ha acusado de ser, del dé­ típico del capitalismo industrial.
bil desarrollo agrícola francés; pero son explicables como Hay que reconocer simplemente que toda vida económica
respuesta a la depresión. Y, finalmente, si no se quiere decidir espontánea se desarrolla según ritmos ondulatorios, ya sea
por adelantado sobre la anterioridad del factor económico o ritmos determinados por la propia dialéctica de sus mecanis­
del factor político, los años 1896-1913 pueden ser examina­ mos (por ejemplo, el alza de los precios estimula la creación
dos, problemáticamente, bajo el ángulo mercados-rivalidades- de empresas, ésta acrecienta la oferta, que rebasa la demanda
armamentos en época de búsqueda de mercados. y da lugar a la crisis, etc.), ya sea por el impacto de realidades
«exógenas» (no económicas: malas cosechas, intervenciones
políticas, etc., cuyas repercusiones sobre el conjunto de la
El ciclo «intradecenal» (llamado de Juglar) economía dependen de la amplitud de las zonas afectadas
y la «crisis de tipo antiguo» por el hecho). Estos movimientos de la economía — los cua­
les en realidad, siendo a la vez causas y consecuencias, ponen
Es sabido que a partir del momento en que la actividad de manifiesto a menudo los ritmos de la sociedad global— han
industrial se colocó en el centro de la vida económica puede sido estudiados por los economistas y los econometristas a la
constatarse que periódicamente, después de una serie de años vez mediante reconstituciones estadísticas multiplicadas y ela­
de creación, de euforia, de ventas fáciles, de alzas de precios, boradas y mediante la construcción de modelos matemáticos
se desencadenaba una «crisis» de ventas, una inversión de que parten de hipótesis lógicas e integran un número mayor o
la tendencia de los precios, y de ahí un encadenamiento de menor de factores.
quiebras, pánicos, crisis de bolsa, cierres de empresas y en Puede haber «ciclos» muy simples, observados por ejem­
consecuencia paro, crisis seguida por un período más o menos plo sobre la base de un solo producto; el precio de la carne
largo de «depresión» y luego por una recuperación progre­ de cerdo en Alemania, observado entre 1895 y 1914, permi­
siva de las ventas, de los precios, de la producción. tió la construcción de un modelo provisional que se verificó
100 IN ICIA CIÓ N A L VOCABULARIO H IS T Ó R IC O COYUNTURA 101
perfectamente hasta 1930; pero esto se debió a que, por ser la siguiente; alza del precio del grano, dificultad para el con­
la demanda muy regular, los precios dependían sólo de la sumidor popular de alimentarse (por formar los cereales la
oferta, la cual dependía a su vez de las previsiones espontá­ base de la alimentación); imposibilidad, pues, para el consu­
neas de los ganaderos a propósito de los movimientos del midor popular de comprar otros productos que no sean ali­
precio. La vida económica global es evidentemente más com­ menticios; en consecuencia, crisis de mercados industriales (la
plicada, lo cual no impide que sea estudiada mediante «mo­ industria predominante es entonces la textil, que queda sin
delos». Y si los modelos son válidos, se puede a la vez prever clientela); en la ciudad se produce, pues, paro artesanal e in­
e intervenir. Esta fue la ambición de los Institutos de Coyun­ dustrial; en el campo, todos los que tienen una cosecha insu­
tura de Harvard, de Berlín; en el límite, el ideal sería su­ ficiente no tienen nada que vender y en cambio necesitan
primir la «coyuntura» (economía konjunkturlos), ya que ésta comprar, lo cual hace subir aún más los precios, sobre todo
comporta «crisis» y «depresiones». para los cereales más pobres; puede producirse subalimenta­
Para el historiador el problema consiste en saber en qué ción, carestía, a veces hambre, y en consecuencia enfermeda­
medida la observación, o el conocimiento, de las coyunturas des; la demografía se ve afectada; pero con buenas cosechas
económicas de todo tipo le ayuda a comprender la historia la vida puede recobrar con bastante rapidez su pulso; sin
global de un país o de un momento. embargo, la baja de los precios hace que la venta de los gra­
Ahora bien, lo que hasta hoy le ha ayudado más en este nos resulte poco remuneradora para quienes no pueden alma­
terreno es una distinción (poco utilizada por los economistas) cenarlo.
entre dos tipos de crisis (y de ciclos), cada uno de los cuales Las consecuencias son: miseria, hambre, revueltas, luchas
caracteriza un tipo de economía y sin duda también un modo para guardarse cereales y no dejarlos circular, exigencia de
de producción diferente: tasas, necesidad de limosnas, mendicidad y vagabundeo, sa­
— Ciclo y crisis de «tipo antiguo», característicos de eco­ crificio de reses, etc.
nomías de predominio agrícola y relaciones comerciales limi­ Características claras: causa meteorológica, crisis ligada a
tadas: la Europa anterior a la revolución industrial, y hoy to­ un alza ràpida y corta de los precios agrícolas, industria afec­
davía numerosos países subdesarroUados; a) la «causa» — su­ tada por repercusión y sistema social implicado en su totali­
poniendo que este término sea el adecuado— reside en una o dad (exacciones feudales, diezmo, imposiciones fiscales auto­
varias malas cosechas, debido a lo cual la oferta de grano es ritarias, sistema de la beneficencia eclesiástica, la moral in­
muy inferior a la demanda, sin olvidar que ésta es la suma cluso; reacción anticomerciante, antiusuraria, etc.).
de las necesidades del consumo y de las de la siembra (a ve­ Es del todo evidente que este tipo de crisis es cualitati­
ces un cuarto de la cosecha normal que ha de usarse de nuevo); vamente distinta del tipo llamado «de Juglar», que adquiere
los precios entonces suben y, mediante el juego de las previ­ carta de naturaleza en el siglo xix en los países del capitalis­
siones y de los almacenamientos, se establece un «ciclo» más mo industrial.
o menos regular y entrecortado, pero que finalmente se con­ — Ciclo y crisis en el capitalismo industrial: las causas
figura siguiendo las probabilidades estadísticas de los fenó­ de la crisis y del ciclo son en este caso internas al sistema.
menos meteorológicos; b) la forma del ciclo y de la crisis es Es la contradicción entre la lógica de la iniciativa individual
102 IN ICIA CIO N A L VOCABULARIO H IS T Ó R IC O COYUNTURA 103
y la lógica de los resultados globales la que trae consigo la absurdo teniendo en cuenta el estado evolucionado de la
inversión de «tendencias»; a grandes rasgos, coloquémonos economía.
en una fase de aka de los precios: primero los salarios suben Pero no es falso decir que la crisis de tipo antiguo, es de­
menos que los precios, se auguran buenas ganancias; proli- cir, la crisis determinada por las malas cosechas, desempeñó
feran pues las empresas y en las empresas sube la produc­ todavía un papel — incluso un papel político— en la Fran­
ción; la demanda del sector de consumo impulsa también la cia del siglo X IX , más aún en España (revolución de 1868),
demanda en el sector de los bienes de producción (máquinas, en los países subdesarroUados (India) y en los comienzos del
utillaje, transportes, etc.), lo cual provoca una plétora del socialismo (1921-1932). Esto significa simplemente que estos
aparato productivo: hay «sobreinversión». Ahora bien, en un países no estaban aún enteramente estructurados por el siste­
determinado momento, la mano de obra, en épocas en que ma coherente de xma economía industrial dominante que ca­
la demanda de trabajo supera a la oferta, obtiene venta­ racteriza el modo de producción capitalista.
jas, lo cual amenaza la tasa de beneficio; y en el mismo mo­ — Otros «ciclos»: por debajo de los ciclos «intradece-
mento la euforia del «auge» ha provocado sobrepujas en la nales» llamados de Juglar se dan movimientos más cortos;
bolsa. Basta entonces con que surja nerviosismo en un sec­ por ejemplo, sobre todo en América, los llamados de Kitchin
tor para que ello acarree uii pánico bancario, quiebras, caídas (40 meses); éstos no tienen interés más que para los econo­
en las carteras de pedidos, aumento de los stocks no vendi­ metristas y para la previsión a corto plazo.
dos, etc. En cambio, el movimiento estacional es históricamente in­
La forma de la crisis es, a diferencia de la crisis antigua, teresante, domina la vida agrícola, marca el compás de ciertos
no el alza de los precios agrícolas, sino la caída de los precios precios agrícolas y, en caso de crisis, hace culminar ciertos
industriales', así pues, ambos tipos de crisis no pueden con­ precios de escasez {«soudure»). Incluso el movimiento del
fundirse. desempleo es estacional; y la tesis de Michèle Perrot ha pues­
Las consecuencias de las crisis de los siglos xix y xx son to en evidencia la importancia de la estación para las huelgas
de varios órdenes distintos: en lo social, paro, quiebras, selec­ del siglo XIX (no se puede hacer huelga en invierno, y en pri­
ción de las empresas o concentración de los capitales, lucha mavera la huelga estalla a veces como una «fiesta»).
contra la baja eventual de los salarios y, si la crisis es dema­
siado generalizada o se prolonga, proteccionismo, malthusia-
nismo, conflictos internacionales. Además, en el período de en- C o n s e jo s para la u t il iz a c ió n h is t ó r ic a
treguerras, el sistema monetario es puesto en tela de juicio: DE LA NOCIÓN DE COYUNTURA
se busca la salida de las crisis a través de devaluaciones.
Los economistas, sin duda, han atribuido demasiado po­ Utilidad: 1) Confluencia de lo particular y lo general.
ca importancia a este cambio cualitativo en los tipos de cri­ Ejemplo; la «debilidad» de Luis XV I como causa de las impo­
sis: Jevons y Moore, hacia 1900, habían tratado de vincu­ tencias del antiguo régimen y por ende de la Revolución fran­
lar al «ciclo agrícola» (ligado por su parte a los fenómenos cesa es ciertamente un factor digno de ser tenido en cuenta,
solares) la periodicidad de las crisis capitalistas, lo cual era pero E. Labrousse ha demostrado perfectamente que el rei­
104 IN ICIA CIÓ N A L VOCABULARIO H IS T Ó R IC O COYUNTURA 105
nado de Luis X V I coincidió con una coyuntura económica verbal. «Esto se explica por la coyuntura» no tiene más sen­
desfavorable en todos los terrenos; éste es un factor sin duda tido que «llueve a causa de la meteorología».
tan importante como el anterior. El análisis cojmntural evita 2) Hay que estar atentos a la multiplicidad de los ciclos:
por lo menos las explicaciones fáciles. se puede estar ante un mal momento del período corto, estan­
2) El análisis coyuntural acostumbra mirar más allá de do simultáneamente en un período largo de signo expansivo;
las fronteras. Demasiadas veces se han buscado «causas» lo­ invocar este último sería peligroso en la interpretación de im
cales, regionales, nacionales, a situaciones de malestar de las elemento de duración breve. La exigencia cronológica que ca­
cuales hoy sabemos que fueron generales, internacionales. racteriza el oficio de historiador — «fechar con precisión»—
Simiand decía: «no a la meteorología de jardincillo». es particularmente útil en materia co)mntural; y la cronolo­
3) Cuidado con la «imputación a lo político». Labrousse gía histórica no es sólo la de los reinados, los ministerios y
ha mostrado, a propósito de las tres revoluciones de 1789, los conflictos.
1830 y 1848, cómo las causas de malestar propias de la co­ En suma, conviene preguntarse, a propósito de toda épo­
yuntura se atribuyen instintivamente a «errores del gobier­ ca y de todo acontecimiento:
no». A la inversa, naturalmente, los gobiernos que tienen la — ¿En qué siglo estamos? ¿Es un siglo de impulso o de
suerte de coincidir con una buena coyuntura se jactan de ha­ retracción?
ber traído «la prosperidad»: en 1789, año de carestía, los — ¿En qué «fase» nos encontramos? ¿Fase «A » o «B »,
habitantes de París creían ver en Luis XV I y María Antonieta decía Simiand, es decir, de facilidad o de dificultades?
al «panadero» y a la «panadera»; en 1794 se atribuyó durante — ¿En qué momento del ciclo corto estamos?, y ¿ante
mucho tiempo al Terror unos disturbios típicamente «de sub­ qué tipo de cicloi', ¿alza de la producción, de los precios?;
sistencia»; lo mismo en el análisis de las crisis rusas de 1921 ¿crisis de los precios, y en qué sentido?
y 1932, vistas desde el exterior, etc. — En cada caso, ¿quién saca provecho, quién resulta
4) Cuidado con la personalización de los grandes movi­ amenazado? ¿El empresario? ¿El trabajador? ¿El rentista?
mientos económicos. En ejercicios de exámenes a propósito ¿El productor? ¿El consumidor? ¿Cómo varía el salario no­
de la Rusia de los años 1890-1913 he encontrado a menudo minal?; ¿y el real? ¿Cómo varía la ganancia en volumen y
expresiones del tipo: «Nicolás II decidió industrializar Ru­ cómo en tasa (en relación con el capital)?
sia». Pero esto — que será cierto para Lenin— no lo es aún Así, a condición de pensarlo dentro de un tipo de estruc­
para Nicolás II, que puede favorecer un movimiento espon­ tura {moáo de producción feudal, capitalista, de transición,
táneo, pero cuyo reinado se caracterizaría más bien así: desa­ etcétera), el movimiento coyuntural forma parte de los análi­
rrollo relativamente rápido (pero aún mediocre en términos sis del historiador.
absolutos) de una actividad industrial, por atracción de un
país nuevo sobre los capitales en período de desarrollo gene­
ral (auge de Kondratieff).
Las reservas: noción a manejar con prudencia. 1) No hay
que hacer de la coyuntura un sistema de explicación formal o
ÍN D IC E

Prólogo............................................................................... 7

H is t o r ia ............................................................................................ 15
Los diversos contenidos del término «historia» . . 17
Las etapas de la historia como modo de conocimiento 27
Intento de definición de la materia y de la investi­
gación h istó ricas.................................................. 43
E s t r u c t u r a ................................................................ ......... 49
Orígenes, sugerencias y utilizaciones de la palabra
«estructura»......................................................... 52
El uso científico de la palabra «estructura» . . 55
La noción de estructura en la ciencia económica . 60
Estructura e historia.................................................. 64
C o y u n t u r a ........................................................................................... 79
La noción de coyuntura........................................... 81
Consejos para la utilización histórica de la noción
de cojointura......................................................... 103
Las c l a s e s s o c i a l e s ......................................................................... 107
Primeras reflexiones. ¿«Estratificación» y «jerar­
quía» sociales, o estructuras de funcionamiento? 110
Castas, órdenes, c l a s e s ...........................................116
Clases económicas, clases psicológicas, clases «en sí»,
clases «para sí», conciencias e inconciencias de
clase....................................................................... 130
314 INICIACIÓN AL VOCABULARIO H ISTÓ R IC O
INDICE 315
Clases, subclases, categorías sociales, contradicciones
¿ E c o n o m ía c a m p e s in a ? ....................................................... 265
s e c u n d a r i a s .....................................................................I 35
Sobre «propiedad», «explotación», «renta de la tie
P u e b lo s , n a c io n e s, e s t a d o s ........................................... . 143 r r a » ................................................................ 278
L a f r o n t e r a ............................................................................. I 47 Sobre la familia como unidad de mano de obra . 280
L a g u e r r a ............................................................................. I 49 Sobre la «economía campesina» en relación con e
Razas e h is t o r ia ............................................................ 152 intercambio e x te r io r .................................... 282
L o s grupos elementales: de la fam ilia a la tribu . . 154 Sobre «suficiencia» e «insuficiencia» como nociones
Los im perios. E l legado de R o m a .................................. 156 clave de la «economía campesina» . 284
L o s principios de agrupam iento en el período feudal 158 Tentaciones chaianovianas en historia, sociología y
E l nacimiento del estado moderno y sus relaciones p o l í t i c a ......................................................... 293
con el fenómeno n a c i ó n ........................................... 161
E l siglo XIX: la fase «nacionalitaria» . . . . 165
E l apogeo de los «nacionalism os» y la aparición del
«im perialism o»: crisis y controversias en 1905-
1913 ..............................................................................173
L as controversias en torno al problem a nación-revo­
lución en Europa central y oriental . . . . 175
M arxism o y cuestión n a c i o n a l .................................. 177

C a p i t a l i s m o ............................................................................. 201
Capitalism o: palabra reciente y ambigua . . . 203
Capital, capitalista: palabras antiguas con un sentido
p r e c i s o ............................................................................. 205
Capital y modo de producción capitalista . . . 206
E l principio de la l i b e r t a d ...........................................208
E l principio de igualdad ju r íd ic a .................................. 211
Libertad e igualdad: aspectos políticos . . . . 212
E l principio de p r o p i e d a d ........................................... 214
Las relaciones sociales de producción en el sistem a
c a p i t a l i s t a .....................................................................216
Capitalism o y crecimiento: a) los «despegues» . . 222
Capitalism o y crecimiento: b) el largo plazo . . 227
Capitalism o y crecimiento: c) plazos corto y medio . 245
Observaciones sobre la coyuntura y las luchas de
Una ojeada a algunas etapas de la estructura . . 253
c l a s e ......................................................................................250

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