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El cuerpo posthumano

La teórica Linda Kauffman (Washington, D.C., 1967) propone en su libro

Malas y perversos,8 que cualquier candidato a marcapasos, a un hueso sintético,

una cadera artificial, una prótesis, a terapias de rejuvenecimiento, cirugía plástica

o de cambio de sexo, puede definirse como “posthumano” (pág. 32)

para Donna Haraway

(Denver, Colorado, 1944) lo posthumano se refiere a la mezcla de lo orgánico con

lo inorgánico, es decir, a la relación entre el cuerpo y todo tipo de fragmentos u

órganos artificiales que constituyen un cuerpo de recambio. (pág. 32)

Contrariamente, Kauffman considera que estos

son indicios de lo posthumano, el hecho de construirnos a imagen y semejanza de

nuestros deseos. (pág. 32)

…con estos avances podríamos vernos confrontados con un futuro en el que se pierda

la noción de una humanidad compartida porque al mezclar genes humanos con

los de otras especies, y alterar gradualmente su naturaleza, ya no se tendría una idea

clara de lo que es un ser humano.12 (pág. 32- Katherine Hayles)

Esta desconfianza, al uso inadecuado de la manipulación genética y la clonación,

tiene sus raíces en los desastres ocasionados en pro del progreso moderno, donde

la tecnología aplicada redundó en muerte, como en los campos de concentración

de Alemania, Chile, Argentina o Siria; la bomba atómica, en Hiroshima y Nagasaki;

la radiación en Chernobyl; entre otros momentos oscuros de la modernidad. (pág.33)

Lyotard (Versalles,1924-París 1998) en La condición posmoderna (1987),17 es un

error pretender y fundamentar el mundo basado en el concepto de progreso, pues

las dos guerras mundiales demostraron que el desarrollo alcanzado por el hombre
representa —como insinúa Fukuyama— tanto progreso como catástrofe. (pág. 34)

Es, a mediados de los años sesenta, con el accionismo vienés y otras formas

del body art de los años setenta, cuando el cuerpo real —ya no representado—, es

introducido en el discurso del arte como material, marco y fin de una experiencia.

Dentro de estas dos vertientes, diversos artistas tomaron su propio cuerpo como soporte

de experiencias y experimentación, que van desde gestos simples, como alguien

que se encuentra por primera vez frente a su propio cuerpo, hasta actos de

(auto)destrucción física, pudiendo llegar a la mutilación de miembros. (pág. 37)

Günter Brus (Styria, Austria, 1938) puso en escena su cuerpo desnudo y

sexualizado por el exhibicionismo anal y genital, por el travestismo y la defecación,

para representar la vulnerabilidad e hipocresía social, así como violencias

de diversa índole: laboral, del poder político y la interpersonal. Si al principio sus

prácticas de automutilación fueron simulaciones de actos sadomasoquistas, a mediados

de los años sesenta (fig. 1), pasó de la representación a su realización

real,

enfatizando su vulnerabilidad física. (pág. 38)

Me cortaba la vena aorta con una cuchilla de afeitar. Me golpeaba con una tachuela

de alambre dentro de la oreja. Dividía mi cabeza en dos mitades longitudinales. Me

insertaba alambre de espino dentro de la uretra y moviéndolo un poco intentaba

cortarme el nervio. Me mordía un grano y lo chupaba... lo tengo todo fotografiado. (pág. 38


Günter Brus)

Brus demostraba que el cuerpo es lo que constituye, limita

y condiciona al hombre, predominando en él un sentido contradictorio e inestable

por el deterioro y la constante transformación de lo corpóreo. (Pág. 38)


el cuerpo es un principio de

infelicidad, tal como había postulado Freud (Imperio austríaco [actualmente

República Checa], 1856-1939). (pág. 40)

El body art se opone a la imagen social imperante del cuerpo humano. Las diversas

experiencias niegan la imagen del cuerpo fetichista unido a la actual generalización

histórica del valor de cambio

y al proceso de significación como producción de diferencias,

es decir, niega

el cuerpo-fetiche de la propaganda comercial.

El arte del cuerpo

se desentiende

de los modelos dirigidos y estereotipados,

propios de la extensión

del valor de cambio/signo al propio cuerpo, de la sofisticación, que no refleja el trabajo

y la situación real física, psíquica y social del cuerpo, sino el narcisismo dirigido. (pág. 41 Marchan
Fiz (Madrid, 1915)

Se trata, como veremos, de un momento de apresurados cambios tecnocientíficos

—donde el cuerpo es un soporte para intervenciones prostéticas y tecnológicas—

y biotecnológicas —donde resulta un organismo susceptible de ser

deconstruido— en nombre del desarrollo de la ciencia, del conocimiento y, nuevamente,

del progreso, una manera contemporánea de habitar el mundo. (pág. 44)

bajo la lógica del avatar, el cuerpo es una mera envoltura

de la cual es posible prescindir pues, el yo, es lo único que subsiste. (pág. 148)

para mí —dice Stelarc— ser humano

significa no retener nuestra humanidad actual, sino desprendemos de ella. (pág.149)


Pareciera que estas formulaciones sólo son ciencia ficción, pero, recordemos

que ésta ha anticipado la mayor parte de los avances tecnológicos que hoy nos

parecen cotidianos. (pág. 149)

Vivimos inmersos en el futuro de nuestros antecesores, pero

nos es imposible percibirlo porque los cambios fueron integrándose a nuestra vida

de manera gradual. (pág. 149)

“todos empiezan a creer en la idea y nadie se acuerda del tiempo en

el que parecía extraña”. (pág. 152 Itskov- iniciativa 2045)

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