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DEFINICIÓN DE

CORRUPCIÓN

En el latín es donde podemos establecer que se encuentra el origen etimológico del término
corrupción. En concreto, emana del vocablo “corruptio”, que se encuentra conformado por los
siguientes elementos: el prefijo “con-“, que es sinónimo de “junto”; el verbo “rumpere”, que
puede traducirse como “hacer pedazos”; y finalmente el sufijo “-tio”, que es equivalente a “acción
y efecto”.

Corrupción

Corrupción es la acción y efecto de corromper (depravar, echar a perder, sobornar a alguien,


pervertir, dañar). El concepto, de acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), se
utiliza para nombrar al vicio o abuso en un escrito o en las cosas no materiales.

La corrupción, por lo tanto, puede tratarse de una depravación moral o simbólica. Por ejemplo:
“No debemos tolerar la corrupción de nuestras tradiciones por presiones extranjeras”, “Las
declaraciones del ministro contribuyen a la corrupción del acuerdo de paz”.

En otro sentido, la corrupción es la práctica que consiste en hacer abuso de poder, de funciones o
de medios para sacar un provecho económico o de otra índole. Se entiende como corrupción
política al mal uso del poder público para obtener una ventaja ilegítima: “Los casos de corrupción
de este país han llegado a las primeras planas de los diarios del mundo”, “El ex presidente será
enjuiciado por corrupción en la compra de un avión”, “Me encargaré de perseguir la corrupción
para que no haya ningún escándalo en mi gobierno”.

En estos momentos, tal y como conocemos a través de los diversos medios de comunicación
mundiales, se han producido numerosos casos de corrupción política. Esto viene a demostrar no
sólo la impunidad con la que pueden actuar los distintos dirigentes sino también la necesidad del
endurecimiento de las leyes para estas situaciones y de una reforma política generalizada.

Asimismo hay que establecer que existen diversas instituciones y organismos que tienen como
clara función el acometer lo que sería el control de la citada corrupción. Entre ellos destaca, por
ejemplo, Transparencia Internacional (TI). Una organización no gubernamental, fundada en la
década de los años 90 y con sede en Berlín (Alemania), que se encarga de desarrollar distintas
medidas con el claro objetivo de ponerle fin a la anteriormente citada acción.

España es uno de los países que en los últimos años ha visto cómo salían a la luz más casos de
corrupción por parte de sus dirigentes. De ahí que no sólo se haya producido un cambio en la
mente de la ciudadanía respecto a los políticos o que la nación haya sufrido una grave crisis
económica sino también que hayan surgido iniciativas como la plataforma “Ciudadanos contra la
corrupción 2.0”.

El tráfico de influencias, el soborno, la extorsión y el fraude son algunas de las prácticas de


corrupción, que se ven reflejadas en acciones como entregar dinero a un funcionario público para
ganar una licitación o pagar una dádiva o coima para evitar una clausura.
A la corrupción se encadenan otros delitos, ya que el corrupto suele incurrir en la práctica para
permitir o solicitar algo ilegal. Un policía resulta corrupto si recibe dinero de un hombre para que
le permita robar en una casa sin intromisión policial. En este caso, se juntan dos delitos: el acto de
corrupción y el robo.

¿Qué es Corrupción?
La corrupción refiere, en una primera instancia, a algo que se ha echado a perder, que pasa a un
estado de pudrición o perversión, alterándose las propiedades básicas y pasando a ser mucho más
turbias y negativas.

El término proviene de la combinación de dos palabras en latín: romper y corazón. Ese sentido
metafórico significa justamente la pérdida de la esencia de un objeto o valor.

Tipos de corrupción
Virus informático

Si los bits alteran la presentación de datos es considerado un archivo corrupto.

Existan dos grandes acepciones del término: una hace referencia a la pudrición de algo, en tanto
que la otra asume una forma más simbólica, para aludir a las relaciones humanas, especialmente a
las relaciones de poder.

En primer lugar, un organismo luego de su muerte comienza un proceso de degradación. Se trata


de una descomposición (con sustancias que se van hinchando, luego secándose y pudriéndose),
por la que los cuerpos lentamente se van transformando en formas menos complejas y más
simples.

En la literatura y lingüística también se denomina corrupción a una situación que puede darse
cuando una palabra es utilizada de forma diferente de la que establece su definición, está
ocurriendo un fenómeno de corrupción lingüística. También ocurre si en cualquier obra escrita, a
partir de una traducción, corrección o redacción, aparece una alteración con respecto a la versión
original.

En informática, se sabe que el almacenamiento de los datos no es un acto infalible, y si los bits
alteran la presentación de los datos (cosa que puede suceder por ataque de virus, por mal
funcionamiento del sistema operativo, o simplemente por una mala transmisión de datos), se
considera que es un archivo corrupto.

Cuando se habla de casos de corrupción de menores es porque existe un mayor de edad que,
abusándose de una situación de indefensión, somete a un menor a realizar actividades como la
prostitución, que lo pueden perturbar psicológicamente de un modo muy grave, corrompiendo así
su personalidad y su desarrollo psicológico.
En política, el concepto de corrupción refiere al acto de abuso de poder para sacar un provecho,
generalmente económico, que no responde a las funciones que ese poder asigna. Con esto se ve la
relación con el espíritu etimológico del término: en la política, el poder debe tener un fundamento
filosófico de búsqueda del bien común, y la vulneración de eso por perseguir intereses individuales
es uno de los actos por excelencia de traición, y por lo tanto, de corrupción.

Actos de corrupción
Corrupción

La corrupción aparece tanto en la función pública como en la privada.

Pero concretamente, ¿de qué hablamos cuando mencionamos actos de corrupción? He aquí
algunos ejemplos:

La extorsión al amparo de altos cargos en la función pública o privada, para obligar a otras
personas a hacer cosas más allá de sus funciones.

La falsificación de las adjudicaciones públicas, con contrataciones falsas y por fuera de las vías que
la ley impone.

El tráfico de influencias, utilizando los beneficios o las amistades en los cargos jerárquicos para
favorecer o perjudicar causas o proyectos.

El uso ilegal o con malas intenciones de los bienes que han sido conferidos para otro uso.

La falta de ética, sobre todo en altos niveles jerárquicos. Es delito que un funcionario vea un ilícito
y no lo denuncie o advierta.

La corrupción aparece tanto en la función pública como en la privada y tiene consecuencias más
que negativas para la mayoría de las organizaciones que no saben combatirlo: favorece la
reproducción de las burocracias, limita la credibilidad de los gobiernos, reduce los recursos para el
trabajo honesto y naturaliza estos hechos, que perjudican sobremanera a quienes con su dinero o
con su apoyo legitiman esa organización. Incluso la justicia, la policía o el deporte suelen estar
atravesados por estas cuestiones.

El debate sobre la corrupción suele aparecer en la mayoría de las democracias del mundo, y no
faltan los partidos políticos que se consideran los paladines en la lucha contra la corrupción. Lo
cierto es que para solucionar estos problemas se necesita un cambio en el sentido común de la
sociedad y una cultura de pertenencia a las decisiones que se toman en los estratos superiores de
las organizaciones, que esa sociedad legitima.

Fuente: https://concepto.de/corrupcion/#ixzz5wzl0m1ke
¿Dónde SE DA LA CORRUPCION?

Donde hay corrupción, hay Estado. Las noticias del día convalidan esa relación –desde el tráfico de
influencias y posible uso de dineros ilícitos en los más altos niveles en el Perú y otros países
latinoamericanos, el escándalo de la FIFA o la coima al que ciudadanos y empresarios de todo
tamaño comúnmente recurren–. Donde hay tal conducta, tiende a haber la intrusión estatal
excesiva en nuestras vidas.

Suelen lanzarse campañas anticorrupción cuando surgen casos notables de tales delitos, pero la
mejor manera de luchar contra la corrupción es lidiar con su causa. Y los estudios muestran que a
mayor intervención estatal, hay más corrupción. Tiene sentido ese nexo, pues la sobrerregulación
o el gasto público elevado abren las puertas al abuso por parte de burócratas, políticos y otras
autoridades, y es un problema particularmente grave en los países que tienen un Estado de
derecho débil.

Ese es claramente el caso del Perú. Si bien el país ha liberalizado su economía en décadas
recientes, el Leviatán sigue haciéndose sentir. Un ejemplo es la corrupción que ha crecido en los
gobiernos locales en la medida que han aumentado sus ingresos, en muchas ocasiones, de manera
notable. En varios casos, se debe a que departamentos ricos en recursos naturales sufren de la
maldición de los recursos –el mal uso de los ingresos que termina perjudicando el progreso–. Dado
que en el Perú hay una institucionalidad débil y el Estado (léase los políticos) es el dueño del
subsuelo, es de esperarse tal resultado. La injerencia del narcotráfico eleva aun más la corrupción,
para no hablar de la violencia y demás crímenes relacionados. Pero ese efecto de las drogas ilícitas
no se debe al negocio en sí, sino a su prohibición, expresión máxima de la intervención estatal en
las decisiones de los individuos. Y, una vez más, es el Estado sobredimensionado el que debilita al
Estado de derecho.

Por supuesto que el Perú no es el único país que adolece de estos problemas. El escándalo más
grande de corrupción en la región se está dando en Brasil. No es casualidad que se trate de una
empresa estatal, Petrobras, que ha sido desfalcada por miles de millones de dólares destinados a
corromper el sistema político, entre otros fines. El caso regional más ejemplar de la maldición de
los recursos, sin embargo, es Venezuela, ahora en plena crisis económica y social. Allí, el chavismo
llegó al poder prometiendo una lucha sin cuartel contra la corrupción, la cual, sin embargo, se ha
disparado con el crecimiento del Estado, que incluso ha sido infiltrado por mafias criminales.

La crisis de la FIFA también sigue la misma tendencia. Dice el experto Andrew Zimbalist, que así
como el Comité Olímpico, el sistema de la FIFA prácticamente garantiza la corrupción pues tiene
un monopolio que lidia con múltiples gobiernos. Auspiciar una Copa Mundial significa gastos
astronómicos en estadios y demás construcciones que los estudios demuestran que no
promueven el desarrollo económico, pero sí benefician ciertas empresas y grupos cercanos al
poder político que pueden recibir contratos estatales inflados. No hay que olvidar que las
protestas brasileñas en contra del gobierno empezaron a raíz de la cuestionable manera en que se
gastaron los US$15.000 millones en el Mundial.

Para Simeon Djankov, el creador del reporte “Haciendo negocios” del Banco Mundial, la mejor
manera de reducir la corrupción es reducir el papel redistributivo del Estado. Es un buen consejo
que ayudaría también a fortalecer la institucionalidad, siempre y cuando se enfoquen los gastos en
funciones legítimas del Estado.

Fuente: https://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/encuentra-corrupcion-ian-vasquez-
368180 por ian vasquez.

Ante algunos de los sucesos recientes, mucha gente se escandaliza y rasga sus vestiduras por el
azote de la corrupción, pero se queda en la superficialidad de creer que con solo cambiar a las
personas el sistema mágicamente se limpiará y pocas veces reflexionan sobre el origen de esta.
Mientras no se entienda la raíz del problema —no me cansaré de repetir—, podrán cambiar las
caras, los nombres, las inclinaciones ideológicas, pero la corrupción seguirá vivita y coleando.

No nos debemos perder en las ramas: la raíz de la corrupción empieza en el poder discrecional que
tienen los funcionarios. Y ese lo pueden utilizar tanto para decidir qué hacer con el dinero de los
tributarios como para extorsionar a los ciudadanos obstaculizando de manera arbitraria su libertad
de acción. De allí la gran batalla a lo largo de los siglos, tratando de limitar el poder de los
gobernantes hasta llegar al ideal de un sistema republicano con límites muy bien definidos al
ejercicio del poder y que se dedique solamente a sus funciones primigenias, como lo son velar
porque haya seguridad y se imparta justicia.

Por eso es triste que en la lucha contra la corrupción actual, las personas se queden en la
superficialidad de “los corruptos” pero ni siquiera volteen a ver el verdadero problema. Les doy el
beneficio de la duda a la mayoría que lo hacen por simple ignorancia o superficialidad, aunque no
a todos, porque hay muchos pícaros a quienes lo que les molesta es que fueron otros quienes se
aprovecharon del sistema y no desean que este cambie porque tienen la esperanza de que tarde o
temprano serán ellos y sus cuates los que lleguen a los puestos donde podrán meterles mano a los
beneficios de ese poder discrecional.
Con tan solo que apliquemos este filtro para analizar las acciones de los funcionarios,
encontraremos infinidad de cosas que se deben cambiar en el sistema para ir limitando el abuso
discrecional del poder en la administración pública.

En donde es más notorio ese abuso es en el gasto del gobierno, que es donde se encuentra
infinidad de compras sobrevaluadas donde, por supuesto, participan de la corrupción los
“contratistas” del Gobierno, pero, nuevamente, la raíz está en la discrecionalidad de los
funcionarios que les permite hacer esas compras sobrevaluadas. O lo que es lo mismo, porque
pueden.

Algunos confunden los efectos con las causas y ponen aquí, por ejemplo, el financiamiento político
a fin de conseguir “contratos” como la raíz de los males, pero, nuevamente, este simplemente es
un efecto, la causa es que los funcionarios tienen el poder para conceder esos contratos
discrecionalmente.

Pero ese solo es el inicio. Hay corrupción en muchas de las actividades que se hacen en el
gobierno, que va desde muchas plazas no necesarias y en muchos casos inexistentes, hasta
excesos como que existan en un solo ministerio más de cincuenta sindicatos, cuyo único propósito
es mantener a una partida de vividores de más de dos mil “líderes sindicales” que no hacen ningún
trabajo productivo y dedican su tiempo a ver cómo se apropian de una mayor tajada de los
impuestos de los tributarios.

Y así como esos ejemplos, podemos encontrar un sinfín de situaciones donde muchas personas
han encontrado cómo vivir muy bien a expensas de los productivos. Si a usted realmente le
interesa combatir la corrupción en las instituciones de gobierno, entienda que la única forma de
lograr que sea sostenible en el largo plazo es cambiando el sistema para reducir el poder
discrecional de los funcionarios y burócratas. Todo lo demás simplemente serán cambios
cosméticos.
CUANDO NACE LA CORRUPCION

La corrupción, esa lacra que no cesa. Basta con hojear páginas de un periódico para ver cómo los
escándalos se suceden y están al orden del día. Según un reciente barómetro del CIS, casi nueve
de cada diez encuestados creen que es una práctica “bastante” o “muy extendida”. El 24%
considera a los políticos como “uno de los grandes males de España”. Pero lo que pocos imaginan
es que es un mal antiguo. Tan antiguo como el ser humano. ¿Y si la corrupción formara parte de
nuestra naturaleza?

La corrupta antigüedad ¿Cuál fue el primer caso documentado de corrupción? Difícil saberlo.
Algunos historiadores se remontan hasta el reinado de Ramsés IX, 1100 a.C., en Egipto. Un tal
Peser, antiguo funcionario del faraón, denunció en un documento los negocios sucios de otro
funcionario que se había asociado con una banda de profanadores de tumbas, que, como diríamos
hoy... ¡hacían los egipcios! Los griegos tampoco tenían un comportamiento ejemplar. En el año
324 a.C. Demóstenes, acusado de haberse apoderado de las sumas depositadas en la Acrópolis por
el tesorero de Alejandro, fue condenado y obligado a huir. Y Pericle, conocido como el
Incorruptible, fue acusado de haber especulado sobre los trabajos de construcción del Partenón.

Pero la corrupción existía ya mucho antes de estos episodios. De hecho, en la época del mundo
clásico, las prácticas que hoy consideramos ilegales eran moneda corriente. “En laantigüedad,
engrasar las ruedas era una costumbre tan difundida como hoy y considerada en algún caso
incluso lícita”, escribe Carlo Alberto Brioschi, autor de Breve historia de la corrupción (Taurus).
“Por ejemplo, en la antigua Mesopotamia, en el año 1500 a.C., establecer un trato económico con
un poderoso no era distinto de otras transacciones sociales y comerciales y era una vía reconocida
para establecer relaciones pacíficas”, señala Brioschi.

Roma, descontrolada En Roma, el potente caminaba seguido por una nube de clientes: cuanto más
larga era su corte, más se le admiraba como personaje. Esta exhibición tenía un nombre:
adesectatio. A cambio, el gobernante protegía a sus clientes, con ayudas económicas,
intervenciones en sede política, etcétera. Y los clientes, a su vez, actuaban como escolta armada.
También había acuerdos entre candidatos para repartirse los votos (coitiones) y para encontrar un
empleo solía recurrirse a la commendatio, que era el apoyo para conseguir un trabajo, lo que hoy
equivaldría al enchufe.

Con todo, la corrupción pública estaba mal vista. Sabino Perea Yébenes, profesor en la Universidad
de Murcia, ha publicado un libro titulado La corrupción en el mundo romano, editado por el
académico Gonzalo Bravo (Signifer). En su obra, se desprende que los altos cargos estaban muy
vigilados: “Los romanos tenían un concepto de la política diferente: lo más importante era el
honor. Para llegar a la cumbre, el candidato tenía que tener cu-rrículo: haber ocupado cargos,
tener una educación y proceder de una buena familia. Pero además, tenía que tener patrimonio ya
que había de presentar una fianza a principio del mandato. Y cuando finalizaba, se hacían las
cuentas. Si te habías enriquecido, tenías que devolverlo todo”, explica Yébenes. “En caso de
corrupción, había dos penas muy severas: una era el exilio; la otra era el suicidio. Esta última, de
alguna manera, era más recomendable porque por lo menos te permitía mantener el honor”,
indica. Yébenes explica que en la antigua Roma había una doble moral: se diferenciaba claramente
la esfera pública de la privada. Desviar los recursos públicos era una práctica reprobable, pero en
los negocios particulares se hacía la vista gorda.

En la edad media, el auge de los señores feudales fue un caldo de cultivo para
prácticas vejatorias. “Hubo un tiempo en que no quedaba otro remedio. Sabías
que esto funcionaba así y que habías de contar con ello. En aquel entonces había
formas de corrupción que se consideraban legales, legítimas. Baste pensar que no
se cobraban auténticos impuestos. El campesino se buscaba la protección de un
señor feudal y a cambio le ofrecía algo de la tierra”, recuerda Antonio
Argandoña, catedrático de Ética Empresarial y profesor del Iese.

Así, por ejemplo, Felipe II, rey de Francia en el siglo XIII, imponía feroces
impuestos a sus súbditos y les obligaba a fuertes donaciones, que no eran otra
cosa que ingresos que iban a sus arcas privadas. En el mismo periodo, se puede
citar en Italia el caso de Dante. El escritor sitúa a los corruptos en el infierno,
pero fue declarado culpable de haber recibido dinero a cambio de la elección de
los nuevos priores y de haber aceptado porcentajes indebidos por la emisión de
órdenes y licencias a funcionarios del municipio. Fue condenado al exilio.

El papado de los Borja merecería un capítulo aparte. Pocas personas a lo largo de


la historia fueron capaces de concentrar tantaamoralidad. Pero en esa época la
corrupción parecía un mal menor. Como escribió aquellos años Maquiavelo, “que
el príncipe no se preocupe de incurrir en la infamia de estos vicios, sin los cuales
difícilmente podrá salvar al Estado”. Cuando Cristóbal Colón se lanza a la
conquista de América, no puede hacer otra cosa que exclamar: “El oro, cual cosa
maravillosa, quienquiera que lo posea es dueño de conseguir todo lo que desee.
Con él, hasta las ánimas pueden subir al cielo”.

https://www.lavanguardia.com/estilos-de-vida/20120803/54331562523/historia-
de-la-corrupcion.html

Hace apenas unas semanas, en una conferencia que dicté en el Congreso, cuestioné la Historia de
la corrupción en el Perú, de Alfonso Quiroz, señalando que había que identificar también los
eventos positivos de nuestro pasado republicano. No me rectifico, pero heme aquí escribiendo la
versión breve de aquella. Así es el Perú. ¿Será eso? ¿Será la corrupción una condena a cadena
perpetua para nuestra sociedad? ¿O es apenas un fenómeno temporal que puede superarse a
través de la reforma del Estado?

Ama sua quiere decir “no seas ladrón”. Si en tiempos de los Incas existía el concepto es porque
sucedía en la realidad: ladrones de ganado, de cosechas, curacas o panacas que se quedaban con
más ofrendas de las que les correspondía. En fin, aquella realidad era muy distinta porque, para
empezar, se desconocía la moneda y el intercambio que de ella se desprende, y porque, para
terminar, las necesidades de servicios, desde la alimentación, hasta el vestido, estaban
prácticamente satisfechas. Aquel era un sistema que funcionaba y abastecía casi a todos por lo
que difícilmente podemos hablar de una corrupción tan enquistada en la sociedad como la que
hoy nos sacude.

Es evidente, pero no solemos pensarlo y me gustaría llegar al público más joven: en los tiempos
coloniales no había Iphone ni internet, ni siquiera había simultaneidad entre Europa y América. Si
moría el Rey de España, el Virrey del Perú se enteraba más de 4 meses después y, así y todo, se
declaraba duelo y se realizaban pompas fúnebres por todo el virreinato, misas, oración,
procesiones para pedir por el alma del monarca desaparecido, y, seguidamente, las ceremonias de
festejo del advenimiento del nuevo Rey. Mientras tanto, en España, ya estaban hace rato en otra
cosa.

Esta situación -y las falencias de control y fiscalización que suponían- la tenían muy clara los
españoles que dejaron la península para afincarse aquí; y, algunas generaciones después, la
tuvieron igual de clara los criollos americanos. En el imaginario español de los siglos XVI y XVII, el
Nuevo Mundo era algo así como la oportunidad de lograr lo que en la Madre Patria era imposible
para el que nacía pobre y sin título nobiliario; es decir, sin “sangre azul”. ¿Qué querían los que
vinieron? Pues obtener riquezas y prestigio a costas de las arcas reales y del trabajo indígena, y, en
este concepto, tan bien retratado en la expresión hacer la América, coincidían, con honrosas
excepciones, básicamente todos: el Virrey, los presidentes de las audiencias, los oidores,
corregidores y oficiales reales (mucho más si son de aduanas), curas doctrineros, etc., pues de eso
se trataba el sueño americano de entonces.

Me dijeron muchas veces "no juzgues el pasado": muy bien, no juzgo, solo digo que la corrupción
fue la manera como la sociedad se relacionó con el Estado durante el periodo colonial en la
América Virreinal, donde cualquier transacción, desde la más banal, suponía una coima, soborno o
ventaja -estos los casos más livianos- en favor del funcionario. El Rey, en España, mordía su rabia,
no había como controlar a esas gentes de tan lejos; los que enviaba a fiscalizar tanto boato
entraban al juego felices y de inmediato, hasta que se hartaron los monarcas borbones y nos
aplicaron sus draconianas reformas en el siglo XVIII.
DESDE QUE EDAD EL SER HUMANO SE CORUUPIO

"El hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe" Jean-Jacques Rousseau

Ésta es una frase de Rousseau, en su obra El Contrato Social. La frase alude a que el hombre es
producto de la sociedad. Rousseau dice esto ya que, cada individuo, cuando nace, carece de una
estructura de pensamiento moral o social, y éste debe captar las normas sociales que cada
"pueblo" tiene, e incluso una específica manera de pensar. También, el Estado y sus instituciones
se apoderan de los conceptos morales y éticos, manejándolas a su antojo e imponiéndoselas a los
individuos. Por lo tanto, el individuo no nace ya con una personalidad o moralidad, las adquiere a
medida que se va adentrando en la sociedad, y va adquiriendo los modelos sociales que ésta le
impone, dejando el estado de "pureza" que tenía al nacer.

LAURA VANIN

En una conferencia acerca de las contradicciones entre el capitalismo y el medio ambiente,

hace poco escuché al profesor José Antonio Segrelles, de la Universidad de Alicante,

afirmar que no es así. Ël no piensa que el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe,

como afirmaba Rousseau; piensa que el hombre nace malo y la sociedad lo vuelve peor.

Como en todo, ni la afirmación de Rousseau, ni la de Segrelles, encierran una verdad

absoluta. Es preciso mirar al contexto para entender el alcance de la afirmación. Si

miramos hacia la realidad que aguarda al futuro del niño, cuyas blancas páginas mentales se

llenan poco a poco de irracionalidad a medida que recibe las influencias sociales, Rousseau

parece tener razón. Si miramos a la realidad consumista de la sociedad capitalista y su

consecuente destrucción del medio, a la que el que el niño empieza a rendir culto con el

excesivo consumo de pañales desechables, Segrelles parece tener la razón. La realidad es

que el ser humano, el homo sapiens-sapiens, no nace bueno ni malo; nace con una gran

herencia cultural que lo potencializa para ser lo uno o lo otro, dependiendo de los fines que

fija para sus acciones, y de los medios que elige para alcanzarlos.

Dos semanas antes, en el mismo escenario en el que escuché al profesor Segrelles disertar

acerca de la deuda ecológica que nos está dejando como legado el exceso consumista de la

sociedad capitalista (el escenario es el programa de doctorado en Humanidades,

Humanismo y Persona de la universidad de San Buenaventura en Bogotá), escuché al

profesor Jorge Grau Abalo, de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, disertar


acerca de la visión psicológica sobre el desarrollo humano, tal como éste puede

conceptualizarse desde el enfoque histórico-cultural iniciado en psicología por el

investigador Lev Vygotsky a comienzos del siglo 20 en la antigua Unión Soviética. En esa

ocasión el profesor Grau Abalo enfatizó en el análisis sobre el origen histórico y cultural de

la motivación humana.

Eso significa que nuestras motivaciones biológicas, psicológicas y sociales tienen ante todo

profundas raíces en el legado histórico de nuestra cultura, y en la influencia actual del

medio sociocultural. La persona interioriza y hace suya esa influencia, se acomoda a ella,

integrándola de forma más o menos consciente a su personalidad. Pero a la vez, en ese

proceso de adaptación, la persona no solo se acomoda sino también asimila y transforma la

herencia y la influencia que recibe, a medida que la disgrega y la analiza, para devolverla

así transformada a la sociedad, produciendo de esta forma los gérmenes de una nueva

cultura. Por esa razón la cultura evoluciona de manera permanente e incesante.

Acomodación y asimilación son procesos permanentes que dan como resultado una relativa

adaptación de la persona al medio, adaptación que es como una espiral creciente gracias a

la herencia que recibimos del pasado a través de los artefactos o herramientas de la cultura,

en especial gracias al lenguaje, que es el principal de todos los artefactos, el que nos

permite vivir como seres con historia, conservando y utilizando las herramientas de toda

índole que producen las sociedades en un mundo cada vez más globalizado. Desde

herramientas ostensibles y magnas como el computador, hasta herramientas menos visibles

pero efectivas como el viagra. Artefactos aún menos visibles que las herramientas, pero

también muy potentes, como una ley o como un código de policía. Artefactos sutiles como

un refrán, una canción, o el lema de moda en una sociedad. Herramientas poderosas como

una publicidad que se repite sin cesar a través de los medios masivos. La cultura se hace

presente de múltiples formas que requerimos asimilar para llegar a conservar algo y a

desechar lo demás, como en todo proceso de asimilación. Porque no es posible

acomodarnos a todo pues estallaríamos sin remedio; hay que asimilar por partes para poder

adaptarse y vivir.
Todo artefacto cultural tiene capacidad de control sobre la motivación humana en la medida

en que se convierte en signo de algo a lo cual representa simbólicamente. En la mención a

los pañales que hice al inicio de esta nota puede considerarse que ese artefacto es algo más

que un simple pañal desechable. Es un signo de confort y un signo de higiene. ¿Alguna

mamá de la sociedad urbana contemporánea pensaría en usar pañales reutilizables de tela,

como lo hacían las mamás de otras épocas? Por supuesto eso tampoco lo permitirían los

fabricantes de pañales desechables, consorcios que son cada vez más monopólicos y

dañinos, como se denunció en Colombia recientemente en una sonada controversia acerca

del cartel de los pañales (véase http://www.eltiempo.com/economia/sectores/sanciones-alcartel-


de-los-panales/16594911). Probablemente si hubiera una fuerza social y publicitaria

capaz de cuestionar la capacidad de contaminación ambiental que tienen estos productos, el

pañal desechable podría llegar a convertirse en signo de otro significado, de un significado

de contaminación y destrucción, contrario al significado de confort y de higiene.

La cultura puede generar uno u otro significado; eso depende de la capacidad que tengan

quienes ostentan el poder social, político y económico para “colocar” el significado. ¿Es

acaso casualidad que nadie cuestionara en sus inicios a los fabricantes de cuero que

convertían los ríos en vertederos de los desechos de su curtiembre? Pero era ese el cuero

que usábamos, y usamos, para lucir “elegantes”; por supuesto, el significado de la elegancia

lo coloca la cultura promovida por los que pagan la difusión. Son miles los ejemplos que

podrían citarse.

Nacemos con necesidades y todas nuestras acciones van dirigidas a metas que se relacionan

con la solución de esas necesidades. Un asunto importante para la psicología científica es

aportar criterios que permitan diferenciar entre verdaderas necesidades universales de la

especie humana, y pseudonecesidades creadas subrepticiamente con apoyo en la

irracionalidad humana, que encarrilan a la motivación del ser humano hacia metas que

satisfacen principalmente el interés económico de quienes crean esas pseudonecesidades y

las mantienen artificialmente usando medios muy poderosos, como la publicidad masiva.

https://web.ua.es/es/giecryal/documentos/luis-florez.pdf
CORRUPCION EN LA VIDA DIARIA

Si nos detenemos a reflexionar, generalmente concebimos el tema de la corrupción desde el ámbito público,
desde una perspectiva más institucional y no individual. Percibimos el tema de la corrupción como algo
aislado de nuestras vidas y negamos ser parte de ella, pero debemos comprender que la corrupción no es
exclusiva de un sistema político ni institucional, también está o puede estar presente en nosotros mismos,
en nuestras acciones cotidianas.

Coordinadora del programa ESPERE (Escuelas de Perdón y Reconciliación), Instituto de Fe y Cultura de la


Universidad Antonio Ruiz de Montoya.

Hace poco más de un mes, mientras retornaba a casa en un taxi, conversaba con don Julio, quien me
contaba que tenía 36 años trabajando como taxista, y durante todo ese tiempo no ha tenido ninguna
papeleta, a lo que respondí con admiración: “¡Qué bien señor, lo felicito! Usted ha debido tener mucho
cuidado”; él prosiguió: “Solo procuro actuar como es debido señorita. Siempre he sido respetuoso de las
normas”.

Continuó relatándome que en una oportunidad unos policías, en un patrullero, lo detuvieron al promediar
las 7:30 p.m. Uno de ellos bajó del patrullero y le pidió sus documentos. Don Julio lo saludó y preguntó ¿qué
sucedía, cuál era el motivo de que lo detuvieran? El policía vio que su documentación estaba en regla e
inmediatamente le dijo que lo detuvieron porque la maletera de su auto se encontraba abierta, y que ello
era una falta grave, situación que don Julio no se había dado cuenta. Bajó del auto y, efectivamente, su
maletera estaba entreabierta, se disculpó por tal situación, pero el policía le dijo que eso le acarrearía una
multa aproximada de 300 soles. Resumiendo el relato, los policías querían un “soborno”. Don Julio le
expresó que, si había cometido una falta, entonces asumiría la sanción. El policía, al darse cuenta de que no
obtendría su ingreso “extra”, lo dejó continuar diciendo que por esa ocasión solo sería una advertencia.

La situación narrada por don Julio seguramente no nos resulta sorprendente, pues este tipo de
intervenciones que realizan algunos malos efectivos policiales es algo muy común; sin embargo, la acción
concreta de don Julio sí que resulta una práctica muy poco común en estos tiempos; pues también he tenido
la oportunidad de escuchar narraciones similares a la anterior, pero con acciones contrarias, en las que han
preferido dar 20 o 30 soles para salir del paso y no perder tiempo para continuar trabajando.

Lo curioso de esto último es que la indignación que expresaban estos conductores era mayor, diciendo cosas
como: “Las autoridades son corruptas (policías, políticos…). No podemos tener confianza en ellos. Son ellos
los que nos están robando. Ellos tienen al país en estas condiciones”. Viéndolo desde esa perspectiva, en
todo momento son “ellos”, pero… ¿qué hay de nosotros? ¿Nos resulta tan difícil juzgar y criticar nuestros
propios comportamientos o acciones? En los otros casos les resultaba más sencillo darles a los policías un
pequeño soborno que tener que pagar una multa. ¿Acaso sus acciones no contribuyen a fortalecer estas
prácticas?

Recientemente nuestro país ha vuelto a ser titular de las noticias internacionales a causa de la renuncia del
expresidente Pedro Pablo Kuczynski, quien aparentemente se encuentra implicado en actos de soborno y
corrupción. Esta situación ha generado una serie de reacciones, desde críticas y rechazos hasta algunos
apoyos. Este tema ha estado presente en los diversos espacios sociales (familia, amigos, trabajo, entre
otros), por lo que muchos de nosotros seguramente hemos sido partícipes de algunas discusiones sobre este
tema, pero habría que preguntarnos ¿de qué forma analizamos el tema de la corrupción?

La corrupción abarca un conjunto de actividades y relaciones que atraviesan la sociedad. Si nos detenemos a
reflexionar, generalmente concebimos el tema de la corrupción desde el ámbito público, desde una
perspectiva más institucional y no individual. Percibimos el tema de la corrupción como algo aislado de
nuestras vidas y negamos ser parte de ella, pero debemos comprender que la corrupción no es exclusiva de
un sistema político ni institucional, también está o puede estar presente en nosotros mismos, en nuestras
acciones cotidianas. Si nos situamos en el ejemplo de que no respetamos la fila y nos valemos de conocidos
para recibir atención antes que los otros, podemos entender dicha acción como una manifestación corrupta.

En este momento conviene recordar las palabras del Papa Francisco durante su visita a nuestro país: “Nadie
puede estar ajeno a este proceso. La corrupción es evitable y exige el compromiso de todos”. De modo que,
si queremos transformar nuestra sociedad, debemos empezar por nosotros mismos, reconociendo que
somos capaces de combatir la corrupción a través de la praxis de pequeñas y buenas acciones, haciendo lo
correcto, de la misma forma en que lo hizo don Julio.

https://larepublica.pe/politica/1230691-la-vida-cotidiana-y-la-corrupcion/

Nuestro artículo recomendado para trabajo en clase es el de ¿Somos corruptos en la vida cotidiana?,
publicado el 14 de mayo en la sección de Tendencias. En este, se habla de cómo la corrupción está desde
que existe el hombre, tal y como lo afirma Gustavo Muñoz, profesor de antropología de la Escuela de
Ciencias Sociales de la Universidad Pontificia Bolivariana: “La corrupción, tan antigua como el hombre, surge
de fallas en la moral de los individuos”.---

Bienvenidos profesores, los invitamos a utilizar la información de la prensa en el ámbito escolar y familiar,
aquí les proponemos algunas ideas que pueden aplicar o transformar de acuerdo con sus intereses y
necesidades. Disfruten de la multiplicidad de temas que se pueden abordar a través de este medio,
generando una conversación permanente entre ustedes, los niños y jóvenes.

Premisas básicas para el uso de la prensa:

Lea el artículo antes de presentarlo a los niños o jóvenes.

Determine cómo va a dar a conocer el contenido de la información: lectura en voz alta, narración de las
partes más significativas o lectura silenciosa por parte de los niños o jóvenes.

Presente la página completa o el sitio web donde está ubicado el artículo. Sugerimos no recortar la noticia,
pues el espacio que ocupa y la ubicación en la página, también ofrecen elementos de análisis.

Aproveche todas las partes del artículo: textos, gráficos, ilustraciones, fotografías y videos, en el caso de
Internet.

Permita que niños y jóvenes exploren el periódico o el sitio web para identificar su estructura: los tipos de
historias y la manera como las presentan.

A continuación, compartimos un ejercicio de lectura de un artículo y la propuesta de actividades que pueden


ser adaptadas a diferentes públicos, de acuerdo con nivel de comprensión y conversación de quienes
abordan la lectura.
FACTORES QUE INFLUYEN EN LA CORUUPCION

Ahora que la ubicación del Ecuador ha mejorado notablemente en el Reporte de Competitividad Global y
que miembros del Gobierno ya reconocen el valor de este documento, sería conveniente fijarse en qué
áreas aún nos falta progresar. El estudio señala que la corrupción es considerada el principal problema para
hacer negocios en el país. Si ese es el caso, la pregunta lógica es: ¿qué factores promueven la corrupción?
Una de las principales causas de la corrupción es la politización de las instituciones públicas. Si, como ocurre
en el Ecuador, el cargo no sólo de empleados del Gobierno, sino también de trabajadores de otras funciones
del Estado y de múltiples organismos de control, depende de nombramientos y supervisión políticos, la
probabilidad de que alguien vinculado al poder se atreva a pasarse de la raya es considerable. Eventos como
el de la semana pasada, cuando el Consejo de la Judicatura suspendió por 90 días a los magistrados de la
Corte Nacional de Justicia que fallaron a favor de OCP en un litigio entre la empresa y el SRI, ratifican la
impresión de que el poder busca que los jueces respondan a ciertos intereses, lo cual deja un espacio amplio
para que personas bien contactadas puedan darse algún gusto. Los efectos de la politización de las
instituciones públicas son aún más graves cuando no hay alternancia política. A diferencia de lo que ocurre
en países donde los funcionarios toman decisiones junto a otros servidores públicos que estarían dispuestos
a denunciar una conducta tramposa, en el Ecuador la cadena de decisión de las políticas públicas está
concentrada en personas leales al movimiento y, por lo tanto, dispuestas a cubrirse las espaldas entre sí. La
abismal diferencia entre el viaje de la comisión de 14 personas, que incluyó a un Ministro y al Fiscal General,
para gestionar la extradición de Galo Lara y la inacción de la misma gente frente a la fuga de Pedro Delgado
afianza la sensación de que en este país algunas personas pueden cometer actos ilícitos sin consecuencias.
Otro factor que facilita la corrupción es lo que un artículo académico publicado en el American Economic
Review en agosto pasado bautizó como "la maldición política de la abundancia". La investigación demuestra
que los países que encuentran nuevas fuentes de ingresos públicos, como la explotación de un recurso
natural, tienden a ser más corruptos porque los funcionarios se pueden llevar una parte de esa renta sin que
los electores se sientan afectados. Por supuesto muchos factores más promueven la corrupción. Pero a este
ritmo de concentración del poder e incremento de la explotación petrolera, Chucky Seven, Duzac, Fabricio,
el eterno silencio de la Corte Cervecera ante las demandas de inconstitucionalidad y el no pago del Impuesto
a la Renta por los famosos 600 000 dólares pasarán a ser simples travesuras de kínder.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección:

https://www.elcomercio.com/opinion/factores-promueven-corrupcion.html. Si está pensando en hacer uso


del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este
contenido. ElComercio.com

Factores de la corrupcion
Las distintas acciones que se pueden clasificar como actos corruptos pueden ser clasificadas en 17
categorías, las cuales a su vez, pueden ser agrupadas en 3 grupos que se detallan a continuación:

1. Corrupción directa
2. Es aquella corrupción en que ocurre un aprovechamiento directo de su función, por parte del
funcionario público, el privado o el individuo particular, para obtener un beneficio.

Dentro de este grupo se encuentra el

Que puede ser entendido como el acto por el cual un agente público o privado utiliza el poder de su cargo
en perjuicio de una persona, grupo de persona o de institución, pública o privada que se situé en una
posición inferior a éste, obteniendo algún beneficio.
Abuso de poder

Que se define como un aprovechamiento indebido de bienes o fondos que pertenecen a una institución o a
terceros y a los cuales se ha tenido acceso gracias a la función que desempeña el individuo.

Apropiación de bienes privados o públicos

Que se considera como el incremento del patrimonio de un agente, con significativo exceso, respecto de
ingresos legítimos o la obtención de mejoras económicas, durante el ejercicio de una función, sin una debida
justificación.

Enriquecimiento ilícito

Es la utilización del poder que se dispone para presionar a un tercero para obtener un beneficio privado.

Extorsión

Favoritismo .

El primero es la conducta destinada a obtener beneficios personales para personas cercanas y es efectuada
por un agente publico o privado, en desmedro de otras personas más idóneas que buscan la obtención de
un cargo o de un beneficio.

El nepotismo, es un tipo de favoritismo en que el favoritismo se realiza en función de las relaciones


familiares.

2. Corrupción mediada

En estas acciones el beneficio particular proviene de un tercero.

Consiste en la admisión de beneficios personales de cualquier tipo a cambio de realizar un acto indebido, o
cualquier favor, en la función de un cargo.

Aceptación de ventajas indebidas

Es la negociación o uso indebido de las influencias o poder propio del cargo en ámbitos no relacionados con
la actividad propia.

Trafico de influencia

Que consiste en el ofrecer u otorgar a un agente en particular, cualquier tipo de beneficio a cambio de la
realización de un acto corrupto.

Soborno

Clientismo político

Consiste en le pago de los candidatos a sus votantes para el logro de su elección.

e. Malas prácticas electorales , que consisten en acciones ilícitas en procesos electorales con el
objetivo de modificar los resultados de una elección.

3. Aprovechamiento de procedimientos

En este grupo de categorías el acto corrupto consistiría en el aprovechamiento de falencias en el sistema de


procedimientos en que se halla inserto el individuo.
Que es el uso de bienes o fondos fuera de sus objetivos, o sin austeridad eficiencia, o transparencia, en el
ejercicio de una función pública y con un beneficio particular.

Manejo indebido de bienes o fondos públicos y/o privados

Siendo el primero el aprovechamiento indebido en beneficio propio o de terceros, de cualquier tipo de


información reservada a la que se hubiese tenido acceso en función de su cargo. El ocultamiento de
información consiste en retener información de un agente público, privado, o un particular, la cual debería
enfrentar en función de su cargo.

Manejo indebido y el ocultamiento de información

Negociación incompatible

Que es la acción cometida por un agente publico o privado, quien en función de su cargo debe participar
como agente público de una negociación, y al mismo tiempo actúa como agente privado, teniendo una
situación ventajosa frente a los otros participantes de la negociación.

d. Manejos indebidos de los procedimientos públicos Caracterizada porque un agente transgrede


disposiciones sobre procedimientos o normas que regulen el funcionamiento de las organizaciones a las
cuales el individuo pertenece obteniendo un beneficio para sí.

e Lavado de dinero

Acción realizada por un particular, en la cual éste participa en la legalización de un capital obtenido
originalmente por el narcotráfico o por otros ilícitos.

E. Factores que conducen al estado de corrupción

Los factores que conducen al estado de corrupción se pueden resumir en cuatro:

Sensualidad del poder

Para alcanzar el poder todo vale, el poder nos atrae, se pierde el control de los modos éticos de la conducta.

Hedonismo y la ambición de riqueza

En nuestra sociedad la mayor cantidad de bienes materiales da prestigio, lo vemos como una virtud, algo
digno de admiración (en lugar de reprocharlo).

Inactividad, inoperancia o desnaturalización funcional de los organismos de control y de sanción

Establecidos con la consiguiente impunidad; por ejemplo lo voy a hacer, si no me va a pasar nada, al otro no
le pasa a mí tampoco.

Falta de opinión publica

La opinión publica es muy importante (generalmente no se equivoca), y la prensa es la encargada de


transmitirlo. La opinión publica, por silenciosa, por Falta de conocimiento, por indiferencia, esto es un modo
de permitir la corrupción, por eso si tiene como expresarse, como manifestarse, podría entonces poner
frenos, esto se logra a través de la prensa.

Los dos primeros factores se encuentran en la intimidad del propio sujeto y es controlable por el mismo, los
otros dos son ajenos al sujeto son controlables desde afuera por la sociedad.

https://sites.google.com/site/21511071proyecto/factores-de-la-corrupcion

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