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Winnicott

Algunos conceptos básicos

Winnicott postula un primer momento de fusión, sostiene que el bebé nace con
una capacidad innata de desarrollo y de maduración, desde las funciones
biológicas y psicológicas.
El recién nacido siente que está fusionado con su madre, esto quiere decir que
para el bebé él y la madre son la misma cosa. No hay discriminación yo y no yo,
desde la perspectiva del bebé. Esta primera etapa de fusión promueve la
sensación en el bebé de que el pecho de la madre, la función materna de cuidado,
atención, alimentación, sostén, es parte de sí mismo.
Enfatiza el concepto de madre suficientemente buena, este carece de
connotación valorativa y define a una madre que es capaz de adaptarse a los
requerimientos del bebé en la primer etapa de la vida respondiendo al gesto
espontáneo, favoreciendo en él el afianzamiento del control mágico, sobre el cual
se sustenta la posibilidad de crear un espacio transicional: el pasaje por esta
experiencia inaugura en el bebé la posibilidad de transicionalizar.
Cuando la madre es suficientemente buena, el bebé siente que el pecho es parte
de él y que él convoca el pecho, lo crea. Esta experiencia es fundamental para la
instalación en el bebé de la creencia en su capacidad creativa. Es una experiencia
de omnipotencia primaria.
Poco a poco aumenta la capacidad de espera y hay mayor tolerancia a la
frustración.
Junto con la capacidad de espera se instala la capacidad de fantasear.
Si la experiencia de omnipotencia fue adecuada el bebé tuvo la oportunidad de
crear dentro de él una ilusión.
En un momento de su desarrollo comienza a considerar a su madre como un
objeto separado de él y perteneciente a la realidad exterior. Comienza a sentir que
la madre no le pertenece, la ilusión da lugar a la desilusión El trayecto entre el
objeto subjetivo y el objeto objetivo, implica que en el aparato psíquico se van
estructurando fantasías, sueños, pensamientos y simbolismo.
El éxito de ese proceso depende de la capacidad de la madre para desilusionar al
bebé gradualmente.
La madre que no desilusiona permanece como objeto único, no hay entonces
transición y se bloquea la capacidad de simbolización, se instala una dependencia,
el hijo no puede pensar por sí mismo.
Si el tiempo de separación es excesivo ( y no gradual), se produce la muerte del
objeto, el bebé entonces tiene que reiniciar la relación con el objeto, este corte
abrupto tiene consecuencias posteriores en la vida del sujeto.
El objeto transicional se constituye cuando la madre está presente internamente,
el bebé puede recurrir a otro objeto que la simboliza y la representa(un peluche, la
sabanita). Cuando pierde significación lo abandona, es en ese momento que
comienza a jugar con otros juguetes. Si todo va bien nuestra vida transcurre en
este espacio transicional el cual se amplía cada vez más incluyendo el mundo de
la cultura y el trabajo y las actividades creativas.

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EL DESARROLLO ADOLESCENTE
En el proceso de crecimiento se da por sentado el ambiente facilitador lo bastante
bueno que al comienzo del desarrollo de cada individuo es un sine qua non. Hay
genes que determinan pautas y una tendencia heredada de crecimiento y logro de
la madurez, pero nada sucede en el crecimiento emocional que no se produzca en
relación con la existencia del ambiente, que tiene que ser lo bastante bueno.
En un principio hay dependencia absoluta, luego poco a poco se convierte en
dependencia relativa y orientarse hacia la independencia; esta no llega a ser
absoluta. Mediante las identificaciones se esfuma la línea divisoria entre el yo y el
no – yo.
No hay realización personal sin sociedad, ni sociedad fuera de los procesos de
crecimiento de los individuos que la componen.
Quiero resaltar la importancia de una crianza materna lo suficientemente buena,
esta incluye también a los padres, quienes deberán permitirme que use el término
“materna” para describir la actitud total respecto de los bebés y sus cuidados. El
padre como varón, se convierte poco a poco en un factor importante, y luego la
familia.
Tiene importancia la forma en que se sostiene y manipula a un bebé, y la
continuidad de dicho cuidado ha llegado a ser un rasgo central del concepto de
ambiente facilitador, y entiendo que gracias a esa continuidad, y solo con ella,
puede el bebé, en situación de dependencia, gozar de continuidad en la línea de
su vida y ante lo impredecible volver a empezar una y otra vez; esto puede ocurrir
cuando la pérdida de la persona de la madre se extiende más allá del tiempo en
que el bebé es capaz de mantener viva la imagen de la misma.
Además también son importantes los permisos otorgados al bebé para explorar y
patalear, la actitud respecto del amamantamiento, del uso del chupete, la succión
del pulgar, los ejercicios autoeróticos, la incontinencia, etc.
En la época de crecimiento de la adolescencia, los jóvenes salen, en forma torpe y
excéntrica, de la infancia y se alejan de la dependencia para encaminarse a
tientas hacia su condición de adultos. El crecimiento no es una simple tendencia
heredada, sino, además, un entrelazamiento de suma complejidad con el
ambiente facilitador. Si todavía se puede usar a la familia se la usa y mucho; si ya
no es posible es preciso que existan unidades sociales que contengan el proceso
de crecimiento adolescente, ya que los mismos problemas que existían en las
primeras etapas, aparecen en la pubertad. En la fantasía del primer crecimiento
hay un contenido de muerte, en la adolescencia el contenido será el asesinato.,
crecer significa ocupar el lugar del padre; y lo significa de veras. En la fantasía
inconsciente, el crecimiento es intrínsecamente un acto agresivo. Para que el niño
llegue a adulto se logrará mediante la fantasía inconsciente de la muerte de un
adulto ( la muerte y el triunfo personal son intrínsecos al proceso de maduración).
La rebelión corresponde a la libertad que se ha otorgado al hijo, al educarlo de tal
modo que exista por derecho propio.
El contenido inconciente puede hacerse manifiesto como la experiencia del
impulso suicida o como suicidio real, relacionado con el sentimiento latente de
culpa. Los padres pueden sobrevivir, mantenerse intactos, sin abandonar sus
principios y haciéndose cargo de la responsabilidad

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Es posible que por alguna razón un adolescente necesite hacerse responsable, el
mismo perderá así espontaneidad, juegos y el alegre impulso creador, pierden la
libertad para tener ideas y para actuar por impulso; el adolescente que triunfa
demasiado temprano resulta presa de su propia trampa, en el caso de que sea
puesto a cuidar a sus hermanos, tiene que convertirse en dictador, y esperar a ser
muerto por sus hermanos a los que intenta dominar.
El adolescente es inmaduro y solo se madura con el paso del tiempo, la inmadurez
permite el pensamiento creador, sentimientos nuevos y frescos, ideas para una
nueva vida. Si los adultos abdican, el adolescente se convierte en adulto en forma
prematura y por un proceso falso, no hay que pedirles responsabilidades que no
les corresponden.
Otro aspecto para considerar es la madurez sexual, con la elección del objeto, la
constancia del objeto, la satisfacción sexual.
A modo de conclusión señalo que hacen falta adultos si se quiere que los
adolescentes tengan vida y vivacidad. La confrontación entre generaciones implica
una contención que no posea características de represalias, de venganza pero sí
que tenga fuerza. Que los jóvenes puedan modificar la sociedad y enseñen a los
adultos a ver el mundo en forma renovada, pero donde exista el desafío de un
joven en crecimiento, es preciso que haya un adulto para encararlo. En la fantasía
inconsciente, esas son cuestiones de vida o muerte.

La tendencia antisocial
Un niño manifiesta conductas antisociales cuando se lo depriva de ciertas
características esenciales de la vida hogareña. El niño cuyo hogar no le brinda un
sentimiento de seguridad, comienza a buscar un marco fuera de la familia, en la
escuela, el club o en el barrio.
En esta instancia las conductas antisociales significan para el niño o el joven un
momento de esperanza.
El niño ha perdido algo bueno que hasta un momento determinado ejerció un
efecto positivo sobre su experiencia y que le ha sido quitado.
Hay dos tendencias que muchas veces se encuentran asociadas: el robo, la
mentira, la incontinencia, la destructividad y estilos fastidiosos de comunicarse con
los otros. El niño busca algo que considera que le pertenece, el amor de la madre
sobre la que tiene derechos. El robo va asociado a la mentira, ambos ocupan el
centro de la tendencia antisocial.
Las primeras señales de deprivación son la conducta imperiosa del niño, la
voracidad.
El niño o joven lo que busca es una nueva provisión ambiental, y manifiesta estas
conductas cuando percibe un medio dotado de algunos elementos confiables,
experimenta un impulso que podríamos llamar “búsqueda del objeto”, agita el
ambiente que lo rodea y lo pone a prueba para verificar si puede tolerar el fastidio
que él cause.
Los adultos deben interpretar este momento como un pedido de auxilio,
reconocerlo como un momento positivo, suministrar y preservar el objeto que se
busca, proveer al niño o joven de un cuidado que él pueda redescubrir, ofrecer un
ambiente facilitador, esto es un clima de estabilidad con normas claras y
relaciones de sostén y contención

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