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Concepto de amparo
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Más aun, en la mayoría de tales acciones, el sujeto titular del derecho,
tiene una participación menor en tales actividades, que por lo general se
agota en la puesta a disposición frente a los profesionales de la salud para
que éstos concreten su actuación.
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Naturaleza jurídica del amparo
También se ha dicho que la vía tutelar del amparo cumple una función
jurisdiccional bifronte: por un lado es “proteccional” —ello es, busca
como fin específico la tutela de derechos y garantías constitucionales—,
y por otro lado es dirimente —es decir, resuelve un conflicto con base en
el proceso2.
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observancia de las formas jurídicas necesarias para que lo decidido pueda
ser jurídicamente trascendente.
3 CSJN, LL, 1985-C-140, citado por Sagüés, Néstor P., Derecho procesal constitucional, t. 3,
3ª ed. act. y ampl., Buenos Aires, Astrea, 1991, p. 176.
4 “El amparo: desde la Constitución a la jurisprudencia”, JA, Panorama de Derecho Cons-
titucional (número especial), edición del 18-06-1997, p. 48.
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c) En el tiempo que insume el trámite, por la brevedad de plazos y términos.
5 Windscheid, Bernhard, Die Aktia des romischen Civilrechts van Standpunke des heu-
tigen Rechts (La acción del Derecho civil romano desde el punto de vista del Derecho
actual), Düsseldorf 1856; Die Actia.
Abwehr gegen T. Muther (La acción. Réplica a Muther), Düsseldorf 1857.
6 Müther, Theodor, Zur Lehre von der rómischen Actio dem heutigen Klagrecht, Erlangen,
1857. 7 García de Enterría, Eduardo, Los derechos públicos subjetivos, en Anuario de De-
recho Administrativo, Universidad de Chile, Santiago, 1975, pp. 52 y 78 y sgtes.
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Es por ello que existen no pocas diferencias, en cuanto a su composición
y ubicación jurídica, entre el derecho y la acción, a pesar que nadie deja
por ello de reconocer que se trata de conceptos que se relacionan con
marcada frecuencia.
En tanto la acción de general, resulta un poder jurídico que tiene todo su-
jeto de derecho, de acudir a los órganos jurisdiccionales para reclamarles
la satisfacción de una pretensión jurídicamente protegida, en las acciones
de protección puede pedirse tal satisfacción sólo respecto de determina-
das situaciones que amenacen la vigencia práctica de la norma constitu-
cional, pero se establece su tratamiento por una vía mucho más rápida
que el proceso ordinario.
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de amparo”, pero luego agregaba “siempre que no exista otro medio
judicial más idóneo”. Respecto de las instancias administrativas, existe en
la norma una postura poco clara, desde que no las nombra pero tampoco
deja expreso su rechazo.
Como puede observarse de los términos del fallo que aquí comentamos,
la cuestión de la admisibilidad de una acción de protección frente a la
existencia de otra instancia, aun administrativa, no se detiene en la figura
del amparo y asimismo, está lejos de ser una cuestión saldada al presente.
Esto tiene que ver con la propia naturaleza de tales acciones de ser medios
procesales “in extremis”. No en el sentido de la frase como último recurso
(“cuando no queda otra”, para decirlos en términos llanos), sino en su
segunda acepción de acuerdo al diccionario de la lengua española, para
referir a una situación “peligrosa o comprometida”8.
Como se expresa en un fallo respecto al asunto que nos ocupa: “En este
marco de análisis, la improponiblidad de una acción puede hallarse
sustentada a través de dos criterios: por la inconsistencia de la pretensión
o por el desacierto en cuanto a la vía elegida. El primer supuesto es el
que se ve configurado cuando se reclama un derecho ausente, es decir,
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se acciona para obtener el reconocimiento de un status jurídico que no
existe, o que es simplemente indebido. El error en cuanto a la vía elegida,
en cambio, no supone desmedro alguno acerca del factor de disputa sino
la falla en el reclamo, sea por el medio o la forma en que se realiza (…)
En conclusión, resulta improponible la acción intentada como “Hábeas
Data” por cuanto no trata sobre una base de datos, en el sentido en que el
mandato constitucional lo ha designado, sino de un sumario administrativo
que, como tal, ofrece los medios técnicos y procesales para su intervención
y cuestionamiento. Tampoco está dirigido a brindar informes, lo que hace
a su caracterización legitimante en sentido procesal”10.
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Presupuestos sustanciales para la habilitación del amparo
Ellos resultan:
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Esto no quiere decir que tenga que tratarse de quien posea el máximo
cargo de dirección o que sea representante legal del organismo en sentido
estricto.
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3º) ARBITRARIEDAD O ILEGALIDAD MANIFIESTA
En el caso de los amparos de salud, ese carácter debe surgir del contexto
de la situación, y de la aplicación de los conocimientos establecido en la
ciencia a ella. Quedan por ello fuera de esta vía, las cuestiones opinables y
las que necesitan para ser establecidas de una mayor prueba o debate. Por
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caso, el pedido de un medicamento que se halla en fase experimental, o
cuyo resultado terapéutico se halla discutido o no claramente establecido.
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demás ordenamientos inferiores que regulan el amparo. En dicha norma
se habla de “derechos y garantías reconocidos por esta Constitución, un
tratado o una ley” (art. 43); entendemos que la misma incluye también a
las normas reglamentarias, dictadas a consecuencia de aquellas, y que en
el derecho a la salud, tienen una importancia central a la hora de fijar en
concreto, el alcance del derecho que fuere del caso.
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En el caso de las Obras Sociales, son personas públicas y por tanto
“autoridades públicas” dentro del alcance de la ley, aun cuando no tengan
naturaleza estatal.
PARA DESTACAR:
El concepto es amplio
PUBLICO no significa en todos los casos, ESTATAL
Por otro lado debe ponerse de manifiesto que, por lo general, frente a
una patología en curso u otra necesidad de salud, frente a la situación
de rechazo o demora de parte del prestador del caso, no existe otra vía
pronta y eficaz para evitar el grave daño que implicará las consecuencias
de la no prestación de la actividad del caso.
Desde esa perspectiva cabe resaltar que siendo toda patología algo
evolutivo, que por lo común si no se trata, tiende a empeorar, no cabe
tampoco de ningún modo, ante el rechazo, requerir la articulación de
remedios recursivos de índole administrativa, bastando para habilitar la
vía del amparo, que se pueda acreditar que se ha solicitado la prestación
y que ella no se ha otorgado por cuestiones sólo imputables al prestador.
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Pero, además de lo dicho en los párrafos precedentes, debe advertirse que
existe criterio unánime en la doctrina y la jurisprudencia en cuanto que “
... no es la existencia de otra vía la que cierra indefectiblemente el amparo,
sino la ineptitud de la misma la que lo abre, ... y que si la vía administrativa
no atiende idóneamente el problema, es decir si su trámite por uno u otro
motivo, no es lo suficientemente útil para proteger el derecho vulnerado y
puede, por ende ocasionar un gravamen irreparable, el interesado puede
articular el amparo omisso medio, es decir directamente”14.
En idéntico sentido, nuestro más alto Tribunal ha dicho que “... la exclusión
del amparo por existencia de recursos administrativos no puede fundarse
en una apreciación meramente ritual, ya que el instituto tiene por objeto
una efectiva protección de derechos más que una ordenación y resguardo
de competencias ...”15.
14 Conf. Bidart Campos, G.J., Régimen Legal y jurisprudencial del amparo; Sagües, Nestor
P. Ley de Amparo, citados por Rivas, Adolfo. El Amparo. 1987. Ediciones La Roca, pág. 142.
15 CSJN, in re “Hidalgo de Feltan, Aide s/ recurso de amparo. Fallos 299;358. Coincidente
con CSJN. in re “Pais Ahumada Ana S. y otros.” LL-C-1985, pag. 424.
16 Sagües, Nestor P. Ley de Amparo, citados por Rivas, Adolfo. El Amparo. 1987. Ediciones
La Roca, pág. 141.
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El plazo de quince dias para su interposición
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Se discute si la mera amenaza es susceptible de iniciar el cómputo de tal
plazo, y si frente a tal situación quien no hace uso del amparo entonces
puede interponerlo luego si se concretan los hechos, si tales hechos
ocurren tras los quince días contados desde la amenaza. Entendemos que
nada obsta para que, no obstante la falta de articulación del amparo en
forma preventiva, pueda utilizárselo luego cuando se consuma la lesión,
pues la acción es una facultad acordada a los ciudadanos, y no un deber
jurídico impuesto a ellos.
Precisamente es allí donde las cuestiones del amparo por motivos de sa-
lud, encuentran su cauce liberador, en la mayoría de los supuestos, de
esta exigencia temporal para la interposición de la acción.
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En similar factura se ha expresado que el vencimiento del plazo de
caducidad para promover acción de amparo no se configura si se impugna
un acto sin solución de continuidad o cuyos efectos se han agravado, o
subsisten en la actualidad [Cám. Fed. Córdoba, Sala A, 21-08-2002, en
autos “Lema, Armando c/ P.E. N.”. Fuente: ED, 199-97].
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autoriza “en la medida y por el tiempo estrictamente limitados a las exi-
gencias de la situación” (inc. 1), a la vez que determinados derechos no
pueden ser suspendidos ni en tales circunstancias de excepción (vgr., de-
recho a la vida, personalidad jurídica, integridad personal, protección de
la familia, libertad de conciencia y religiosa), ni tampoco podrán dejarse
sin efecto “las garantías judiciales indispensables para la protección de
tales derechos.”
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búsqueda de soluciones inmediatas a la crisis, provoca, en muchos casos,
un accionar lesivo y en desmedro de la norma legal, que no resulta sus-
ceptible de remediarse por las vías ordinarias, y que requiere por tanto el
remedio “heroico” del amparo.
Legitimación activa
21 Conf. González Pérez, Jesús, Manual de derecho procesal administrativo, Madrid, Civi-
tas, 1990, ps. 141-142.
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Para recordar
El carnet de una obra social o prepaga de salud del
actor, satisface los requisitos para la admisibilidad
de la acción, pero no releva de la prueba de los
términos de la relación, si ella es negada en la
contestación del informe del art. 8 de la ley de
amparo.
22 Gozaíni, Osvaldo A., El derecho de amparo. Los nuevos derechos y garantías del art. 43
de la Constitución Nacional, Buenos Aires, Depalma, 1995, p. 67.
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interés legítimo e interés de incidencia colectiva. Todos ellos resultan, en
principio, hábiles para legitimar la participación en un amparo. Existe una
cuarta categoría, la del interés simple (vgr., el general cumplimiento de
la ley en una comunidad), que no provee legitimación alguna, ya que en
estos casos dicho interés no se haya conectado por una relación causal
—aun mediata— a algún tipo de afectación, la que sólo se presenta como
una posibilidad remota o eventual, y no concreta.
Concepto de damnificado
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Sagüés, Morello y Bidart Campos entienden que con la palabra “afectado”
se cubre la legitimación para amparar intereses difusos (de incidencia
colectiva general), pero para ello debe acreditarse un mínimo interés
razonable y suficiente. Entienden que el derecho subjetivo está reservado
para la primera parte del artículo; en cambio, en la segunda es evidente que
en tanto no se trata de agresiones o daños de carácter personal o particular,
se está aludiendo a derechos de incidencia colectiva, pudiendo en tales
supuestos accionarse aunque no sean afectados diferenciados. Claro está,
siempre que prueben de su parte una relación de involucramiento que
justifique razonablemente su pedido.
25 “La acción de amparo en la Constitución reformada”, LL, 1994-E-1043, citado por Sab-
say, Daniel Alberto, op. cit., p. 34.
26 Gozaíni, Osvaldo A., El derecho de amparo. Los nuevos derechos y garantías del art. 43
de la Constitución Nacional, p. 77-8.
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Reúne tal calidad quien se ha visto lesionado, restringido, amenazado o
alterado de modo arbitrario o ilegítimo en uno o más de sus derechos. Re-
sulta de capital importancia destacar que, en definitiva, si bien el derecho
es lo afectado, el daño de tal acto recae sobre la persona. Puede invocar
un “daño diferenciado”, distinguiéndose de otros legitimados por su ma-
yor capacidad pretensiva (vgr., indemnizaciones) respecto del hecho, aun
cuando gran parte de ella no pueda ser sustanciada por el amparo.
27 Gozaíni, Osvaldo A., El derecho de amparo. Los nuevos derechos y garantías del art. 43
de la Constitución Nacional, ps. 83-84.
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En cuanto a dichas asociaciones intermedias, entendemos que su
legitimación, luego de la reforma, es tanto a título propio (en iguales
términos que lo visto para el afectado), o en defensa de los derechos
colectivos particulares a sus asociados, como el que asuman en defensa de
derechos de incidencia colectiva, siempre que puedan alegar y probar un
daño actual o eventual con relación a un interés público de un colectivo, el
cual necesariamente debe guardar relación con el objeto, las actividades
desarrolladas y los fines asociativos de tal organización.
Rossi29 destaca que la misión del Defensor del Pueblo comprende, a la luz
del precepto constitucional:
28 Sabsay, Daniel Alberto, “El amparo como garantía para la defensa de los derechos fun-
damentales”, op. cit., p. 34.
29 “El Defensor del Pueblo y el amparo colectivo en defensa de los usuarios y consu-
midores”, en Diario Judicial, Sección Artículos, http://diariojudicial.com/default.asp?Esti-
lo=1&Pagina=nota.asp?ID=9137, a quien seguimos en esta parte.
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omisiones de la Administración cuando están en juego derechos humanos
y otros de incidencia colectiva protegidos por la Constitución, los tratados
internacionales y las leyes, de ello se sigue que el Defensor del Pueblo tiene
plena legitimación para actuar cualquiera sea el agente provocador de la
violación del derecho, sea el Estado o particulares, de modo individual u
organizado.
Coincidimos con Rossi en que nada impide que el Defensor del Pueblo
de la Nación tome intervención tanto contra actos de cualquier nivel del
Estado, como en los actos u omisiones de particulares que afecten los
derechos de los consumidores, siempre que sea un caso de incidencia
colectiva, esto es, cuando se esté afectando en forma actual o inminente
tal clase de derechos.
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legitimación procesal, en los casos de una acción de amparo, para prote-
ger los derechos colectivos de los habitantes, no distinguiendo respecto
de la calidad de estatal o no en el autor del daño.
Pluralidad de actores
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Apoderados
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amparo sin acreditar tal condición, no puede darse sino como circuns-
tancia de excepción, que el tribunal actuante valorará en cada caso. Su
procedencia, más que subordinada a una regla general, estaría en directa
relación con la jerarquía del derecho que se pretenda defender y con la
urgencia de la situación.
En el caso de la materia de salud, resulta especialmente procedente en
los casos en que el afectado, por el desarrollo de su enfermedad, no
puede accionar en persona, por hallarse inconsciente o imposibilitado
físicamente de llevar a cabo las tareas a tales fines.
De admitirse, debe el tribunal emplazar para que en plazo perentorio y
breve se acompañe la justificación de la representación invocada, o sean
sus actos ratificados por el afectado. Entendemos también que el plazo de
cuarenta días del art. 48 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación
no resulta procedente en el caso, habida cuenta de la naturaleza expedita
y rápida del amparo, quedando diferido al arbitrio del tribunal.
Ello, claro está, debe aplicarse teniendo en consideración las particulari-
dades del caso, a fin de no caer en rigorismos formales incompatibles con
los fines del proceso y la naturaleza de los derechos que se quiere resguar-
dar (v.g. pedir ratificación de una persona en estado de coma).
Para recordar:
En caso de inconsciencia del titular del derecho, su representación se traslada
automáticamente a sus familiares próximos, siguiendo el orden sucesorio, en
lo que respecto a las cuestiones relativas a su salud, si no tuviera ya a cargo de
alguno de ellos. En tales casos, basta con acreditar la imposibilidad de actuar
per se en función de la enfermedad, y demostrar el vínculo del caso. Asimis-
mo, quien interna o se hace responsable de la internación de una persona en
dichas características, se halla también legitimado prima facie para accionar
en este sentido, ante la ausencia de familiares. En los casos de personas que
no están conscientes y que se desconoce sus datos o no puede contactarse
con su familia, el médico tratante se halla en tal supuesto legitimado para
interponer acción. Pero esto es sólo facultativo, y no un deber a su cargo, por
lo que puede frente a la necesidad, poner en conocimiento de la situación de
desamparo al Ministerio Público de la Defensa, quienes asumirán la acción
del caso.
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Terceros
31 Caso “Produtex”, citado por Diez, Manuel María, Derecho procesal administrativo (Lo
contenciosoadministrativo), texto ampliado, corregido y actualizado a 1996 (con la cola-
boración de Tomás Hutchinson), Buenos Aires, Plus Ultra, 1996, p. 348, nota 31.
32 Fallos 311:2725.
33 Para un mayor detalle, véase Palacio de Caeiro, Silvia, “La acción de amparo y la inter-
vención de terceros. Situación actual”, Doctrina Judicial, 2000-II-643 y ss.
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En el caso de la salud puede darse por un laboratorio que fabrica un
determinado medicamento, que se debate en el amparo su eficacia
terapéutica, entre otros casos.
Legitimación pasiva
Debe destacarse que el art. 6º, inc. b, de la ley de amparo nacional, a los
fines de viabilizar la demanda de amparo, “sólo exige la individualización,
en lo posible”, del sujeto o sector estatal que da lugar a la acción. Se fija
así un estándar más flexible que respecto de los procesos ordinarios, en
consonancia con esa finalidad primordial de resguardar o restablecer de-
rechos, antes mencionada.
Esto lleva a que, en similar sentido a lo que ocurre con el polo activo de
la relación procesal, la legitimación pasiva en el amparo se vea ampliada
para alcanzar a sectores o áreas del Estado sin capacidad para estar en
juicio, de ordinario.
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suficiente para tales valores, sobre los que el juez debe apreciar y decidir,
precisamente en su resguardo.
Competencia
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que primero hubiera conocido, disponiendo éste, si fuera pertinente, la
acumulación de los autos para sustanciarlos de manera conjunta.
Concordamos por ello con que la medida cautelar se otorga, más que
en interés del solicitante de la misma, en el de la administración de
justicia36, ya que “[...] cuando el Estado pone su autoridad al servicio del
acreedor en peligro, no actúa sólo en defensa de la satisfacción de un
interés privado, sino en beneficio del orden jurídico en su integridad. La
jurisdicción, también en este caso, no funciona uti singulo, sino uti civis.
Tales decisiones se dirigen más que a defender los derechos subjetivos,
a garantizar la eficacia, y por así decirlo, la seriedad de la función
jurisdiccional, el imperium judicis”37.
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Como nos dice Sanmartino39, en el ámbito específico del amparo, el de-
recho a la tutela judicial rápida y expedita lleva ínsito el derecho a la
protección cautelar como modo de asegurar el resultado práctico de la
sentencia de mérito. Asimismo, tal tutela cautelar eficaz en el juicio de
amparo adviene como una garantía constitucional adjetiva que se encuen-
tra comprendida implícitamente en el derecho reconocido por el art. 43
de la Constitución Nacional.
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mientras que las medidas cautelares son —por definición— accesorias
a otro procedimiento. También los diferencian los disímiles grados de
conocimiento exigidos para su acogimiento en cada caso, y la existencia o
no de cosa juzgada42.
Pero, como nos apunta Camps con palabras de Sagüés, tales medidas son
viables dentro y para dicho juicio; no resultando procedente un amparo
destinado a decretar una medida de no innovar referida a otras actuacio-
nes judiciales o administrativas43. Es decir, no es posible usar al amparo
como medida cautelar en sí mismo, respecto de otras acciones emprendi-
das o a emprenderse.
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Es por ello que resultan procedentes medidas cautelares no expresadas
en la ley de amparo, y también tal legislación supletoria es uno de los
elementos a tener en cuenta en la discusión, respecto de los efectos con
que se concede la apelación respecto de ellas.
La ley (art. 15, ley nacional 16.986; art. 15, ley provincial 4915) nombra
expresamente, si bien de modo indirecto, y sin perjuicio de la remisión
supletoria a las normas procesales que habilitan el pedido e imposición
jurisdiccional de las demás, a dos de ellas: a) la de no innovar, y b) la
suspensión de los efectos lesivos del acto.
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Para Pozo Gowland, la prohibición de innovar con motivo de una acción
de amparo comparte el carácter restringido con el cual es considerada la
procedencia de toda acción fundada en la ley 16.986.135
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el mismo ciertas medidas precautorias tendientes a resguardar la integri-
dad del derecho, o evitar el agravamiento de su lesión, durante el trámite
procesal, hasta tanto se logre una sentencia decisoria definitiva. La admi-
sibilidad de las mismas dependerá de la verosimilitud del derecho recla-
mado y el peligro que represente respecto de su integridad y ejercicio la
demora de una decisión jurisdiccional, aun cuando sea la mínima obligada
dentro de un procedimiento de amparo caracterizado por su celeridad.
Por supuesto que en los casos de cautela material, esto es en los que
mediante una medida innovativa se reclama provisionalmente lo que se
persigue —en forma definitiva— con la sentencia de amparo, los recaudos
ya mencionados habrán de ser ponderados con estrictez. En particular, la
prueba del periculum in mora deberá acreditar que el daño es inminente
e irreparable por otros medios.
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Solicitud y despacho
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alude en forma expresa46.
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a las cautelares, pues estas últimas poseen una regulación especial, par-
ticular y propia que excluye aquel tratamiento. Pues es la totalidad del
ordenamiento jurídico que rige cada caso judicial y a la que se acude para
su resolución, y nunca a una sola de sus partes, tal como todo el peso de
una esfera gravita sobre la superficie que la soporta, aunque sea uno solo
el punto por el que toma contacto, máxime cuando el art. 17 de la propia
ley 16.986 en la Nación —que autoriza la aplicación supletoria de las nor-
mas procesales en vigor— permite conferir efecto devolutivo al recurso
de apelación en virtud de lo establecido en el art. 198 del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación.
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Tal razonamiento gravita en un doble sentido: negativo y positivo. En el
primero, habilitando a que aquellas disposiciones procesales se apliquen
siempre que no desvirtúen o hagan inoperante la finalidad que anima a
la ley. En el segundo —en casos fronterizos que conducen a una solución
sentida como disvaliosa—, a hacerlo respecto a aquellos aspectos que
potencien la efectividad del amparo.
51 Camps, Carlos E., “Medidas cautelares en el amparo”, op. cit., p. 956. Siguiendo tam-
bién lo resuelto por la Cám. Fed. La Plata, Sala 4, en autos “Cipriano, Marcela y otros c/
Presidente de la Universidad de La Plata”, resolución del 17-03-1992, JA, 1993-II-128.
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La resolución que rechaza la acción en los términos del art. 3º es apelable
ante la instancia superior.
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A los fines de resolver respecto de la admisibilidad, en la opinión de Rivas
se deberá ver:
La norma respecto del rechazo liminar, tal como nos dice Palacio de
Caeiro54, fue criticada severamente por la doctrina y muchas veces obviada
por la jurisprudencia, que la entendió como una facultad excepcional,
sólo ejercitable cuando el amparo presentado careciera claramente
de requisitos formales o sustanciales cuya ausencia fuera un obstáculo
insalvable para el ejercicio de la acción. Dicha carencia debe presentarse
indubitadamente sin necesidad de mayor análisis, ni de ponderar otros
elementos de juicio.
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dar curso a la acción, desde que si su procedencia resulta dudosa no es
estonces manifiestamente inadmisible en los términos del art. 3º (ley
nacional 16.986), por lo que no correspondería su desestimación.
Para recordar
La importancia central del derecho a la salud en
nuestro ordenamiento jurídico, lleva a que la
posibilidad de desestimación in limine sea aun
más restrictiva en tales casos, de lo que ya de por
si resulta en la materia del amparo.
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Tales requisitos apuntan a que la autoridad judicial tenga un panorama
claro respecto de la situación traída a su conocimiento, necesidad ordinaria
de todo pleito que en el amparo, en virtud de la celeridad de la acción y
lo reducido de sus posibilidades de prueba, da una capital importancia a
la presentación clara y completa de los hechos en el escrito de su inicio.
Para recordar:
En cuanto a la estructura de demanda, como particularidades del
amparo en materia de salud tenemos:
Individualización del accionante: A los datos generales se tiene que
sumar la expresión de en qué consiste la condición de sujeto del
derecho a la salud por la que se acciones (Vg. Número de afiliado de
determinada obra social, beneficiario de un plan de salud, número de
carnet de la prepaga, certificado de discapacidad de la ley 24.901)
Individualización del autor del acto u omisión que se impugnan. Aquí
debe indicarse quién es el que ha negado o le corresponde brindar la
prestación de salud del caso. Involucra tanto a quien materialmente la
tiene que realizar como a quien la autoriza. No necesariamente es uno
en todos los casos. La complejidad de las practicas de la salud hace que
puedan intervenir varios en una determinada prestación.
Relación circunstanciada de los extremos: Debe aquí identificarse la
enfermedad que se padece, y el estado en particular que hace necesaria
una determinada prestación, así como el contexto de tiempo, lugar y
forma en que ha sido desconocida, ignorada o similar.
Petición: Debe pedirse concretamente, que prestación se requiere,
con indicación de todos los aspectos inherentes a la modalidad de con-
creción (dosis del remedio, numero de prácticas por semana o mes,
tipo de ellas, necesidades accesorias, tiempo por el cual se la pide). La
sentencia no dará más de lo que se pida en esta parte.
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La tasa de justicia en el amparo federal
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favor de las personas que accionan, no del proceso, pero no en beneficio
de todas ellas, sino respecto de quienes han debido acudir a la instancia
judicial por haber sido verdaderamente agraviados en sus derechos, y no
por cuestiones de humor o para provocar dispendio jurisdiccional.
Es por ello que podrán expresarse todas las cuestiones cuya deliberación
permita el marco reducido de la vía, y sean conducentes a la resolución
del amparo. Podrá incluso ofrecerse prueba sobre ellos, y el juez resolverá
en la sentencia para no demorar el curso del trámite.
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acotado de los recursos posibles, difícilmente podrían considerarse
susceptibles de impugnación alguna. Debe destacarse también que
cualquier defecto de entidad en el trámite podría ser atacado al dictado
de la sentencia, desde que los planteamientos de nulidades son de
articulación posible en el recurso de apelación.
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