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REGLA CARMELITA

Con los Textos de la Sagrada Escritura que la inspiran

Art. 1
Alberto, por la gracia de Dios titulado patriarca de Jerusalén, a los amados hijos en
Cristo B y los demás eremitas, que viven bajo su obediencia en el monte Carmelo cerca
de la Fuente, salud en el Señor y la bendición del Espíritu Santo.
1.1 “Pablo, servidor del Mesías Jesús, apóstol por llamamiento divino, escogido
para anunciar la buena noticia de Dios” (Rom. 1, 1) (1)
1.2 “Pablo, apóstol del Mesías Jesús por designio de Dios, y el hermano Timoteo, a
la Iglesia que está en Corinto y a todos los consagrados de Grecia entera” (2
Cor. 1, 1) (2)
1.3 “No les escribo esto para avergonzarlos, sino para llamarles la atención como
hijos míos queridos, y para eso les mando a Timoteo, hijo mío querido y
cristiano fiel: él les recordará mis principios cristianos, los mismos que enseño
en todas partes, a cada comunidad” (1 Cor. 4, 14. 17) (3)
1.4 “En una palabra: como hijos queridos de Dios, procuren parecerse a él” (Ef. 5,
1( (4)
1.5 “Pablo, preso por el Mesías Jesús y el hermano Timoteo, a Filemón, nuestro
querido amigo y colaborar” (Flm 1. 1) (5)
1.6 “Entre tanto, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria: se iba
construyendo, progresaba en la fidelidad al Señor y se multiplicaba, alentada por
el Espíritu Santo y se multiplicaba, alentada por el Espíritu Santo” (Hch 9, 31)
(6)

Art. 2
En muchos lugares y de muchas maneras los santos Padres establecieron de qué
suerte cada uno, cualquiera que sea la Orden a que pertenezca o el modo de vida
religiosa que hubiere elegido, haya de vivir en obsequio de Jesucristo, y servirle
fielmente con corazón puro y buena conciencia.
2.1 “En múltiples ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a
nuestros padres por los Profetas” (Heb. 1.1( (7)
2.2 “Y todo tipo de soberbia que se levante contra el conocimiento de Dios, estamos
dispuestos a someter a Cristo todo pensamiento” (2 Cor. 10.5) (8) – Cristo como
todo pensamiento.
2.3 “La finalidad de ésta advertencia es alentar el amor que procede de un corazón
puro, de una conciencia buena y de una fe sincera… conservando la fe y la buena
conciencia. Algunos por no hacer caso, han abandonado la fe” (1 Tim. 1, 5-19) (9)
2.4 “Puesto que obedientes a la verdad han renunciado a cuanto impide un sincero amor
fraterno ámense de corazón e intensamente unos a otros. Háganlo, sien embargo
con sencillez y respeto como quien tiene limpia la conciencia. Así, quienes hablan
mal de su comportamiento como cristianos, se avergonzarán de sus calumnias” (1
Pedro 1, 22; 3, 16) (10)
2.5 “El hombre de manos puras y limpios corazón, el que no da culto a los ídolos, ni
jura en falso.” (Sal 24, 4) (11)
2.6 “Hijo, si te acercas a servir al Señor, prepárate para la prueba” (Eclo 2, 1) (12)
Art.3
Pero como nos pedís que os demos una fórmula de vida adecuada a vuestro proyecto
común y a la que deberéis ser fieles en el futuro.

Art. 4
Ordenamos lo primero, que tengáis por Dios a uno de entre vosotros, elegido para este
cargo por consentimiento unánime o de la mayor y más sana parte; al cual cada uno de
los demás prometa obediencia y prometida cuide observarla de verdad por obra, con
castidad y abdicación de la propiedad.
4.1 “Hijos míos, no amemos solamente la palabra sino con hecho y de verdad” (1 Jn 3,
18) (13)

Art. 5
Podréis tener lugares en los desiertos, o donde quieran que os lo dieran aptos y
acomodados para la observancia de vuestra religión, según al Prior y a los hermanos
pareciere conveniente.

Art. 6
Además de esto, todos y cada uno de vosotros, conforme a la situación del lugar que os
hubiereis propuesto habitar, tendréis celdas separadas, según que por disposición del
Prior y con el consentimiento de los demás hermanos, o de la más sana parte, fueren las
mismas celdas a cada uno designadas.

Art. 7
De suerte, empero, que comeréis en común refectorio lo que os repartieren, escuchando
alguna lección de la Sagrada Escritura, donde buenamente pueda observarse.

Art. 8
A ninguno de los hermanos le será lícito, a no ser con licencia del Prior que a la sazón
hubiere, mudarse del lugar que le hubiere sido señalado o permutarlo con otro.

Art. 9
La celda del Prior estará cerca de la entrada del lugar, para que sea el primero en
presentarse a los que a él acudan, y luego, en cuanto haya de hacerse, procédase según
su juicio y disposición.

Art. 10
Permanecerá cada uno en su celda o junto a ella, meditando día y noche en la ley del
Señor y velando en oración , si otros justos quehaceres no le ocupan.
10.1 “…sino que pone su alegría en la ley del Señor, meditándola día y noche” (Sal 1,
2) (14)
10.2 “Ten siempre en tus labios las enseñanzas del libro de la ley; medítalo día y
noche para cumplir exactamente todo lo que está escrito en él. Así prosperarás en
todas tus empresas y tendrás éxito” (Jos. 1, 8) (15)
10.3 “Se aproxima el fin de todas las cosas. Sean, pues, prudentes y vivan
sobriamente para dedicarse a la oración. (1 Pedro 4, 7) (16)
10.4 “Perseveren en la oración con espíritu vigilante y agradecido” (Col. 4, 2) (17)
10.5 “Vivan en constante oración y súplica guiados por el Espíritu y para esto
perseveren y oren con la mayor insistencia para todos los creyentes” (Ef 6, 18) (19)
10.6 “Estén atentos, pues, y oren en todo tiempo, para que se libren de todo lo que
vendrá y puedan presentarse sin temor ante el Hijo del Hombre” (Luc 21,36) (19)

Art. 11
Los que sepan rezar las horas canónicas con los clérigos, las rezarán según las
ordenaciones de los santos Padres y la costumbre aprobada de la Iglesia. Mas los que
no las sepan dirán por maitines veinticinco veces el Padrenuestro, exceptuados los
domingos y fiestas solemnes, en cuyas vigilias determinamos que se duplique el número
antedicho, de suerte que se diga cincuenta veces el Padrenuestro. Por laudes se dirá la
misma oración siete veces, y otras tantas por cada una de las otras horas, fuera de los
oficios vespertinos, en los cuales habréis de decirla quince veces.
11.1“Ustedes oren así: Padre nuestros que estás en el cielo, santificado sea tu nombre,
venga tu reino hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan
que necesitamos, perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden y no nos dejes caer en la tentación y líbranos
del mal” (Mt. 6, 9 ss) (20)
11.2 “Jesús les dijo cuando oren digan: Padre santificado sea tu nombre, venga tu
reino, danos cada día el pan que necesitamos, perdónanos nuestros pecados porque
también nosotros perdonamos a todo el que nos ofende y no nos dejes caer en la
tentación” (Lc 11, 2ss) (21)

Art. 12
Ningún hermano dirá que es propia suya cosa alguna, sino que entre vosotros todo será
común y se distribuirá a cada uno por mano del Prior, es decir, del hermano a quien él
hubiere designado para este oficio, según a cada uno fuere menester, teniendo en cuenta
la edad y necesidad de cada cual
12.1 “En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo y nadie
consideraba como propio nada de lo que poseían, sino que tenían en común todas las
cosas” (Hch 4, 32) (22)
12.2 “Vendían sus posiciones y haciendas y las distribuían entre todos según las
necesidades de cada uno” (Hch 2, 45) (23)

Art. 13
Podréis, no obstante, poseer asnos y mulos según pidiere vuestra necesidad, y algunos
animales y aves para el sustento.
13.1 “Lo ponían a los pies de los apóstoles y se repartía a cada uno según su
necesidad” (Hch 4, 35) (24)

Art. 14
El oratorio, en cuanto cómodamente pueda hacerse, se construirá en medio de las celdas
y allí os reuniréis de mañana todos los días para oír la santa misa, donde buenamente
pueda hacerse.
14.1 “Debajo de Judá de este a oeste una parte de doce mil quinientos metros de
ancho que deberán reservar y que tendrá de este a oeste la misma longitud de las
demás: en medio de ella estará el Santuario” (Ez 48. 8) (25)
14.2 “El fuego permanecerá siempre encendido sobre el altar sin apagarse y cada
mañana el sacerdote añadirá nueva leña, pondrá encima el holocausto y quemará la
grasa de los sacrificios de comunión” (Lev 6.5) (26)
14.3 “Todos los días te bendeciré, alabaré tu nombre sin cesar (Sal 145. 2) (27)
14.4 “con perseverancia acudían diariamente al templo, partían el pan en las casas y
compartían los alimentos como holocausto diario al Señor un cordero de un año sin
defecto lo ofrecerás cada mañana. Acompañando a la ofrenda, presentarán también
cada mañana ocho kilos de cereal y dos litros y medio de aceite para hacer una masa
con la mejor harina. Es esta una ofrenda ritual que jamás dejara de ser presentada al
Señor. Se hará cada mañana como holocausto perpetuo, la ofrenda del cordero del
cereal y del aceite” (Ez 46. 13-15) (29)

Art. 15
También, en los días de domingo o en otros si fuere menester, trataréis de la observancia
de la vida común y del bien espiritual de las almas; y corríjanse allí, además, con
caridad los abusos y faltas de los hermanos, si alguna de ellos fuere descubierta.
15.1 “Así recibirán la salvación que es la meta de su fe” (1 Pedro 1. 9) (30)
15.2 “Cuanto hagan, háganlo con amor” (1 Cor. 16-14) (31)
15.3 “Hicieron esto y suplicaron al Señor postrados rostro en tierra que no cayeran
más en estos males, y si un día volvieran a pecar que él mismo los castigará con
dulzura y no los entregará a los blasfemos y bárbaros paganos” (2 Mac 10 4)
(32)
15.4 “Hermanos si alguno es sorprendido en alguna falta, ustedes que están animados
por el Espíritu, corríjanlo con humildad. Y no te descuides tu mismo que
también tu puedes ser puesto a prueba (Gal 6.1) (33)

Art. 16
Desde la fiesta de la Exaltación de la santa Cruz hasta el día de la Resurrección del
Señor ayunaréis todos los días, excepto los domingos; a no ser que le enfermedad o la
debilidad corporal u otra causa justa aconseje dejar el ayuno, pues la necesidad no tiene
ley.

Art. 17
Os abstendréis de comer carne, a no ser que se tome como remedio de enfermedad o
debilidad. Y porque con frecuencia habéis de vivir de limosna viajando, para no ser
gravosos a quienes os hospeden, podréis comer fuera de vuestras casas las legumbres
cocidas con la carne. Y en caso de navegación, podréis tomar también la carne.

Art. 18
Mas porque tentación es la vida del hombre sobre la tierra, y todos los que quieran vivir
piamente en Cristo padecen persecución; y el diablo vuestro adversario anda como león
rugiente, buscando a quien devorar, con toda diligencia procurad vestiros la armadura
de Dios, para que podáis resistir las asechanzas del enemigo.
18.1.1 “La vida del hombre sobre la tierra es como un servicio militar y sus días como
los de un jornalero” (Job 7. 1) (34)
18.2 “Hijo, si te acercas a servir al Señor prepárate para la prueba” (Eclo 2, 1) (35)
18.3 “Todos los que quieran llevar una vida digna de Jesucristo, sufrirán
persecuciones” ( 2 Tim 3, 12) (36)
18.4 “Ella nos enseña a renunciar a la vida sin religión y a los deseos del mundo, para
que vivamos en el tiempo presente con moderación, justicia y religiosidad” (Tit 2,
12) (37)
18.5 “Vivan con sobriedad y estén alertas. El diablo su enemigo ronda como león
rugiente buscando la quien devorar” (1 Pedro 5, 8) (38)
18.6 “Revístanse de las armas que les ofrece Dios para que puedan resistir las
asechanzas del diablo… Por esos deben empuñar las armas que Dios les ofrece, para
que puedan resistir en los momentos adversos y superar todas las dificultades sin
ceder terreno” ( Ef 6. 11 13) (39)
18.7 “Porque aunque somos hombres, nuestra lucha no está inspirada por criterios
humanos, las armas con que luchamos no son humanas sino divinas y tienen poder
para destruir fortalezas…” (2 Cor 10. 3ss) (40)

Art. 19
Han de ceñirse vuestros lomos con el cíngulo de la castidad. Han de fortalecerse
vuestros pechos con pensamientos sanos, pues está escrito: el pensamiento santo te
guardará. Hay que vestir la coraza de la justicia, de suerte que améis al Señor Dios
vuestro con todo el corazón y con toda el alma, y con todas las fuerzas, y a vuestro
prójimo como a vosotros mismos. Sobre todo hay que embrazar el escudo de la fe, con
que podáis apagar los dardos del maligno; pues sin fe es imposible agradar a Dios. Hay
que cubrir la cabeza con el yelmo de la salvación, de suerte que sólo la esperéis del
Salvador, que es quien salvará a su pueblo de sus pecados. En cuanto a la espada del
espíritu, que es la palabra de Dios, abundantemente habite en vuestros labios y vuestros
corazones. Y toda cosa que debáis hacer, hacedla según la palabra del Señor.
19.1 “Manténganse pues, en pié rodeada su cintura con la verdad, protegidos con la
coraza de la rectitud” (Ef 6, 14) (41)
19.2 “Estén preparados y con la cintura ceñida, y con las lámparas encendidas” (Lc
12. 35) (42)
19.3 “Y lo comerán así: el cinturón puesto, los pues calzados, bastón en mano y a toda
prisa, porque es la pascua del Señor” (Ex. 12, 11) (43)
19.4 “Será la justicia el cinturón de sus caderas; la fidelidad la correa de su cintura”
(Is 11, 5) (44)
19.5 “Así pues, ya que Cristo sufrió en cuanto a hombre, háganse también ustedes a
la idea de que aquel que sufrió en cuanto a hombre a acabado con el pecado”
(1 Pedro 4. 1) (45)
19.6 “El discernimiento cuidará de ti y la prudencia te protegerá” (Prov 2. 11) (46)

19.7 “Se puso como escudo la liberación y como casco la salvación, como traje se
vistió la venganza y se envolvió con el manto del celo” (Is 59. 17) (47)
19.8 “Manténganse pues, en pié, rodeada su cintura con la verdad, protegidos con la
coraza de la rectitud” (Ef 6, 14) (48)
19.9 “Como coraza se pondrá la justicia, y el juicio sincero como casco” (Sap 5, 18)
(49).
19.10 “Pero nosotros que somos del día, debemos vivir con sobriedad, cubiertos con la
corza de la fe y del amor, y con la esperanza de la salvación como casco
protector” ( 1 Tes 5, 8) (50)
19.11“El maestro de la ley respondió: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con
toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti
mismo” (Lc 10, 27) (51)
19.12 “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus
fuerzas” (Dt 6, 5) (52)
19.13 “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu
mente, y con todas tus fuerzas” (Mc 12, 30s) (53)
19.14 “Jesús le contestó: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma, y con toda tu mente. Este es el primer mandamiento y el más importante, el
segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt. 22, 37-
39) (54)
19.15 “Tengan en todo momento en la mano el escudo de la fe con el que puedan
detener las flechas encendidas del maligno” (Ef 6, 16) (55)
19.16 “Como defensa tomará su santidad invencible” (Sab 5, 19) (56)
19.17 “Si no se convierten afilará su espada, tensará su arco y apuntará con firmeza”
(Sal 7, 13s) (57)
19.18 “Ahora bien sin fe es imposible agradar a Dios, porque para acercarse a El es
necesario creer que existe y que siempre recompensa a los que lo buscan” (Heb
11, 6) (58)
19.19 “Usen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de
Dios” (Ef 6, 17) (59)
19.20 “Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su
pueblo de los pecados” (Mt 1, 21) (60)
19.21 “Porque la Palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que una espada de dos
filos: Penetra hasta la división del alma y del espíritu, hasta lo más profundo del
ser y discierne los pensamiento y la división del alma y del espíritu, hasta lo más
profundo del ser y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb
4, 12) (61)
19.22 “Ella despliega su fuerza de un extremo a otro, y todo lo gobierna con acierto”
(Sab 8, 1) (62)
19.23 “Que la Palabra de Cristo habite en Ustedes con toda su riqueza: enséñense y
exhórtense unos a otras con toda sabiduría, y cante a Dios salmos, himnos y
cánticos inspirados con un corazón agradecido” (Col 3, 16) (63)
19.24 “Pues la Palabra está muy cerca de ti, en tu boca, en tu corazón, para que la
cumplas” (Dt 30, 14) (64)
19.25 “En definitiva, ¿qué dice la Escritura? Que la Palabra está cerca de ti; en tu boca
y en tu corazón. Pues bien, esta es la Palabra de fe que nosotros anunciamos”
(Rom 10, 8) (65)
19.26 “La boca del justo habla con sabiduría, su lengua dice la verdad” (Sal 37, 30)
(66)
19.27 “Y todo cuanto hagan o digan, háganlo en nombre de Jesús, el Señor, dando
gracias a Dios Padre, por medio de El” (Col 3, 17) (67)
19.28 “El que habla, que lo haga conforme al mensaje de Dios; el que realiza un
servicio, hágalo con la fuerza que Dios le ha concedido, a fin de que en todo Dios
sea glorificado, por Jesucristo, a quien corresponden la gloria y el poder por
siempre Amén” (1 Pedro 4, 11) (68)
19.29 “En cualquier caso, ya coman, ya beban, o hagan cualquier otra cosa, háganlo
todo para gloria de Dios” (1 Cor 10, 31) (69)

Art. 20
Habéis de hacer algún trabajo, para que el diablo os halle siempre ocupados, a fin de
que no pueda por vuestra ociosidad hallar alguna puerta de entrada en vuestras almas.
Tenéis en esto la enseñanza y a la vez el ejemplo de San Pablo, por cuya boca hablaba
Cristo y que fue puesto y dado por Dios por predicador y doctor de las naciones en la fe
y la verdad, y si le siguiereis, no podréis descaminaros. Con trabajo y fatiga, dice,
anduvimos entre vosotros, trabajando noche y día por no gravar a ninguno de vosotros.
No porque no tuviésemos para ello potestad, sino para daros en nosotros mismos un
dechado que imitaseis. Y así ya estando entre vosotros, os intimábamos esto: que si
alguno no quiere trabajar tampoco coma. Porque hemos oído que andan entre vosotros
algunos indisciplinados no haciendo nada. Pues a estos tales advertimos y exhortamos
en el Señor Jesucristo, que trabajando con silencio coman su pan. Camino santo y
bueno es éste seguidle.
20.1 “Así les daré la prueba que buscan y sabrán que Cristo habla por medio de mi. Y
Cristo no les ha dado muestra de debilidad, sino de poder” ( 2 Cor 13, 3) (70)
20.2 “Del cual he sido yo constituido mensajero y apóstol, digo la verdad, no miento, y
maestro de las naciones en la fe ven la verdad” ( 1 Tim 2, 7) (71)
20.3 “Del cual yo he sido constituido mensajero, apóstol y maestro (2 Tim 1, 11) (72)
20.4 “Conocen perfectamente el ejemplo que les hemos dado, porque no hemos vivido
ociosamente entre ustedes, ni hemos comido de balde el pan de otros; al contrario,
hemos trabajado con esfuerzo y fatiga día y noche para no ser una carga a ninguno
de ustedes. ¡ Y no por no tener derecho a eso! Pero quisimos darles ejemplo para
que nos imitaran. Porque cuando estábamos con ustedes les dábamos esta norma:
El que no quiera trabaja, que no coma. Pues bien, tenemos noticia de que algunos
de ustedes viven ociosamente, pero metiéndose en todo. A esos individuos, les
mandamos y exhortamos en Jesucristo el Señor a que trabajen en paz y se ganen el
pan que comen” (2 Tes 3, 7-12) (73)
20.5 “Recuerden hermanos nuestras penas y fatigas: como trabajamos día y noche a fin
de no ser una carga para ninguno de ustedes, mientras les anunciábamos el
evangelio de Dios” (1 Tes 2, 9) (74)
20.6 “Siempre les he mostrado que es así como se debe trabajar para poder socorrer a
los débiles, recordando las palabras de Jesús el Señor, que dijo: “Hay más
felicidad en dar que en recibir”” (Hch 20, 35) (75)
20.7 “Y a que pongan su empeño en vivir pacíficamente, ocupándose cada uno de los
suyos y trabajando con sus propias manos como les hemos recomendado. Así se
ganarán el aprecio de los que no son cristianos y no tendrán necesidad de nadie”
( 1 Tes 4, 11s) (76)
20.8 “Cuando te desvíes a derecha o izquierda oirás con tus oídos una palabra a la
espalda: “Este es el camino síganlo”. Cruzará por allí un camino cuyo nombre
será: “Vía Santa”. Los impuros no pasarán por ella. El mismo Señor guiará al
caminante, y los inexpertos no se extraviarán” (Is 30, 21. 30, 8) (77)
20.9 “Así dice el Señor: Deténganse y reflexionen; pregunten como se comportaban sus
mayores, cual es el buen camino y síganlo. Así hallarán reposo. Pero ellos
contestaron: “No lo seguiremos”” (Jer. 6, 16) (78)ç
20.10 “Oh Dios, santo es tu proceder, ¿Qué dios es tan grande como nuestro Dios?”
(Sal 77, 14) (79)

Art. 21
Recomienda el Apóstol el silencio, enseñando que con el silencio hay que trabajar, y
como el profeta atestigua: cultivo de la justicia es el silencio; y en otra parte: en el
silencio y en la esperanza estará vuestra fortaleza.
Por eso determinamos que dichas las completas guardéis silencio hasta dicha la prima
del día siguiente. En el tiempo restante, aunque no haya tan rigurosa guarda del
silencio, evítese empero con gran cuidado el mucho hablar; porque como está escrito y
la experiencia harto lo enseña, en el mucho hablar no faltará pecado; y el inconsiderado
en el hablar sentirá males. Igualmente, quien usa muchas palabras, dañará su alma. Y
el Señor en el Evangelio: de toda palabra ociosa que hablaren los hombres, darán cuenta
en el día del juicio. Haga, pues, cada cual una balanza para sus palabras, y frenos
ajustados para su boca, no sea que resbale con la lengua y caiga, y su caída incurable
sea mortal. Guardando con el profeta sus caminos, para no pecar con su lengua; y cuide
de observar con diligencia y cautela el silencio, que es cultivo de la justicia.
21.1 ”A esos individuos les mandamos y exhortamos en Jesucristo el Señor a que
trabajen en paz y se ganen el pan que comen” (2 Tes 3, 12) (80)
21.2 “El fruto de la justicia será la paz, la justicia traerá tranquilidad y seguridad
perpetua” (Is 32, 17) (81)
21.3 “Pues así dice el Señor, el Santo de Israel: “Se salvarán si se convierten y se
calman; pues en la confianza y la calma está su fuerza” (Is 30, 15) (82)
21.4 “En el mucho hablar no falta el pecado, el que pone frenos a sus palabras es
prudente” (Prov. 10, 19) (83)
21.5 “El que vigila sus palabras, guarda su vida; el que habla sin sendito, busca su
su ruina” (Prov. 13, 3) (84)
21.6 “Quien mucho habla se hace odioso, y quien pretende imponerse es despreciado
(Eclo 20, 8) (85)
21.7 “Y yo les digo que en el día del juicio tendrán que dar cuenta de las palabras
inútiles que hayan dicho” (Mt 12, 36) (86)
21.8 “Hazte balanza y peso para tus palabras, pon a tu boca puerta y cerrojo. Que tu
lengua no te haga dar un mal paso, no sea que caigas ante el que te acecha.
¿Quién pusiera un centinela en mi boca y un sello de prudencia en mis labios
para que no hagan caer y no me pierda mi lengua!” (Eclo 28, 25-26; 22, 27)
(87)
21.9 “Dichoso el hombre que no peca con su boca, ni tiene que sufrir
remordimientos” (Eclo 14, 1) (88)
21.10 “Yo pensé: “Vigilaré mi proceder para no pecar con mi lengua, amordazaré mi
boca mientras el malvado esté junto a mí” (Sal. 39, 2) (89)
21.11 “Pregunta tu prójimo antes de amenazarlo, y deja que se cumpla la ley del
Altísimo (Eclo 19, 17) (90)

Art. 22
Tu, empero, hermano B., y quienquiera que después de ti fuere instituido prior, tened
siempre en el pensamiento y observad por obra aquello que el Señor dice en el
Evangelio: El que quiera entre vosotros ser el más grande, será vuestro servidor; y el
que quiera entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo.
22.1 “El fruto de la justicia será la paz, la justicia traerá tranquilidad y seguridad
perpetua” (Is. 32, 17) (91)
22.2 “El que tenga oídos que escuche lo que el Espíritu está diciendo a las iglesias”
(Ap 3, 13) (92)
22.3 “Hijos míos, no amemos solamente de palabras, sino con hechos y de verdad”
(1Jn. 3, 18) (93)
22.4 “Pero ustedes no procedan de esta manera. Entre ustedes, el más importante sea
como el menor, y el que manda como el que sirva” (Lc 22, 26) (94)
22.5 “No debe ser así entre ustedes. El que quiera ser importante entre ustedes, que
sea su servidor; y el que quiera ser el primero entre ustedes, que sea esclavo de
todos” (Mc 10, 43-44) (95)
22.6 “No debe ser así entre ustedes. El que quiera ser importante entre ustedes, sea su
servidor, y el que quiera ser el primero que sea su esclavo” (Mt.20, 26-27) (96)
22.7 “Es cierto, hermanos, que han sido llamados a la libertad. Pero no tomen la
libertad como pretexto para satisfacer sus apetitos desordenados: antes bien
háganse esclavos los unos de los otros por amor” (Gal. 5, 13) (97)
Art. 23
Y vosotros, los demás hermanos, honrad humildemente a vuestro Prior, considerando en
él, más que a su persona, al mismo Cristo, que es quien lo puso sobre vosotros, y dice
también a los Prelados de las iglesias: Quien a vosotros escucha, a mi me escucha, y
quien a vosotros desprecia, a mi me desprecia; para que no seáis sentenciados por el
desprecio, antes por la obediencia merezcáis premio de vida eterna.
23.1 “No ambiciones lo que es demasiado difícil para ti, no investigues lo que supera
tus fuerzas” (Eclo.3, 21) (98)
23.2 “Dejaste que cabalgarán encima de nosotros, tuvimos que pasar por el fuego y
por el agua hasta que finalmente nos diste un respiro” (Sal. 66, 12) (99)
23.3 “Quien los escucha a ustedes, a mi me escucha; quien los rechaza a ustedes, a mi
me rechaza; y el que me rechaza a mi, rechaza al que me ha enviado” (Lc 10, 16)
(100)
23.4 “El que los recibe a ustedes, me recibe a mi, y el que me recibe a mi, recibe al
que me envió” (Mt 10, 40) (101)
23.5 “El que recibe a un niño como este en mi nombre, a mi me recibe; y el que me
recibe a mi, no es a mí a quien recibe, sino al que me ha enviado” (Mc 9, 37)
(102)
23.6 “Les aseguro que todo el que reciba a quien yo envié, me recibe a mi mismo y, al
recibirme a mí, recibe al que me envió” (Jn 13, 20) (103)
23.7 (Est. 16, 23s vulg) (104)

Art. 24
Estas cosas os hemos brevemente escrito, estableciendo la regla de conducta, según la
cual habréis de vivir. Si alguno hiciere más, el Señor mismo, cuando vuelva, se lo
pagará. Use empero del discernimiento que es el que modera las virtudes.
24.1 “Por medio de Silvano, a quien ustedes consideran un hermano digno de
confianza, según tengo entendido, les he escrito brevemente para exhortarles y
asegurarle que esta es la verdadera gracia de Dios. Permanezcan firmas en ella” (1
Pedro 5, 12) (105)
24.2 “Les ruego, hermanos, que acepten esta exhortación, pues les escribí con
brevedad” (Heb. 13, 22) (106)
24.3 “Al día siguiente, sacó unas monedas y se las dio al encargado diciendo “Cuida
de él y lo que gastes de más te lo pagaré a mi regreso” (Lc 10, 35) (107)
24.4 “Donde no hay ciencia, no vale el esfuerzo, el que corre demasiado se extravía”
(Prov 19, 2) (108)

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