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¿ES EL DIEZMO ESTAFA O MANDAMIENTO?


Artículos | Por Osías Segura

Osías Segura Th.M. Seminario ESEPA

osiasegura@esepa.com

Acerca del Autor

Osías Segura Profesor adjunto en Fuller Theological Seminary

En realidad el diezmo no es una estafa, aunque hoy por hoy algunos estafan con dicha práctica. Tampoco es
un mandamiento, aunque otros lo tomen así. Entonces, ¿Qué es el diezmo? Lo difícil de desarrollar este
tema es que toca muy profundamente tradiciones que hemos considerado como sacramentos a través de los
siglos. Es decir, el diezmo se ha considerado por siglos, desde la perspectiva evangélica, como una practica
sagrada e incuestionable. Otro problema es la pobreza formativa de algunos pastores para entender la
continuidad y discontinuidad que existen entre el Antiguo y Nuevo Testamentos. ¿Qué debemos desechar
del Antiguo Testamento? ¿Qué es viejo, y qué es nuevo? Esto demuestra la pobreza teológica y la pereza de
pensamiento critico de algunos pastores, aun más aquellos de bajo nivel educativo. Pero la iglesia de hoy
debe considerar el estudiar y discutir estos temas para responder con obediencia a las Escrituras. Este tema
del diezmo hace unos años parecía innecesario de discutir. Hoy ante los abusos de los chamanes NEO-
apóstoles y predicadores electrónicos, se ha tornado necesario discutir el tema y este articulo es un intento
teológico de iniciar la discusión, para que esta continúe en nuestras iglesias.
Dios es el centro de la vida comunitaria y personal de todos los humanos. Dios nos dio lineamientos y
mandamientos para que nuestro vivir tuviera responsabilidades éticas. Es decir, que nuestro vivir fuera
prospero sin afectar negativamente a otros. Por tanto no debería ser la ley el centro de nuestra vida
comunitaria y personal (como lo ha sido para los Judíos), sino Cristo mismo. Por ello cuando nos
encontramos con pasajes difíciles en el Antiguo Testamento debemos pensar en el propósito o principio
detrás de esa ley, y no en la ley misma tal y como la pudiéramos interpretar hoy en día. Por ejemplo, en los
libros del Pentateuco encontramos un sin numero y variedad de ofrendas. Sin embargo, un tipo muy especial
de ofrenda aparece como diezmo. La palabra diezmo significa, como bien sabemos, una décima parte. La ley
Mosaica contextualizó el diezmo (Levíticos 27:30-33) de una practica que en Génesis aparece como
voluntaria. Al encontrarse Abraham y Melquisedec, el primero le otorga al segundo una ofrenda del 10% del
botín, ganancia de la batalla (Génesis 14:18-20 ). Jacob también le promete a Dios una décima parte de sus
ingresos, en cierta forma de trueque (Génesis 28:22 ). Por supuesto Jacob no tenía un conocimiento de la
gracia y provisión de Dios como el que tenemos hoy. Consecuentemente, la práctica del diezmo fue
incorporada en la ley de Moisés con el propósito de mantener la tribu de Leví, y los sacerdotes de la nación
que servían en el templo, quienes no poseían bienes materiales de ningún tipo (pues cuando les fue
repartida la Tierra Prometida a las doce tribus de Israel los levitas no recibieron parcela alguna). Esta tribu
moraba en toda la tierra antigua de Israel como sacerdotes para Dios y no tenían ninguna otra forma de
sustento económico ya que el trabajo de ellos era el de servir en el altar. Esta tribu de sacerdotes existía
aparte de los sumos sacerdotes que eran descendientes de Aarón, quienes también necesitan su sustento. Así
que el mantenimiento de esta tribu y de todo el sacerdocio dependía de las contribuciones y los diezmos del
pueblo. Si el pueblo no diezmaba, o no lo hacía correctamente, el sacerdocio y los servicios religiosos,
festivales, y otras expresiones y observancias a la ley de Dios sufrían consecuencias negativas. Es decir, no
fue sino hasta que se instaura la institución del templo que se legaliza la practica del diezmo como ley para
el pueblo de Israel. Y vale la pena agregar que las otras culturas vecinas a los Israelitas también diezmaban a
sus dioses paganos, pero con el propósito de apaciguar su furia y obtener bendiciones de ellos.

De esta manera, los Israelitas debían por obligación y mandato ofrendar y diezmar de todo lo que producían.
Por ejemplo, diezmar de los animales, la cosecha, los frutos, etc., y los levitas que recibían el diezmo del
pueblo debían también ofrendar a Dios el diezmo de todo lo recibido. Había varios diezmos a saber según
diferentes pasajes, aunque me parecen que son formulaciones del mismo diezmo. Por ejemplo, aparece la
décima parte de las posesiones (Lev. 27:30-33 ) que se entregaban a los levitas para el ministerio en el
templo (Números 18:20-32 ). El segundo diezmo se ahorraba y se entregaba cada tres años, aunque no hay
certeza si se dividía claramente del primero. De esta forma, un diezmo tendía a beneficiar a los Levitas, al
templo y ciertos festivales, y también a los huérfanos, viudas, y extranjeros, y tales diezmos tenían su
promesa de bendición divina (Deuteronomio. 14:28-29 ; 26:12-15 ). Así que como podemos notar,
aquellos que poseían tierra y la hacían producir en la época del Israel antiguo, no daban solamente el diez
por ciento de su producción sino hasta un poco más. Pues los sirvientes, y los esclavos al no poseer tierras
para producir no se les requería diezmar. De esta práctica, podríamos decir en términos modernos, que solo
aquellos que poseían los medios de producción en una sociedad, como en el caso de los ricos, eran los que
diezmaban. A los pobres no se les requeria diezmar.

¿Qué hacían los Levitas con el diezmo? El Templo de Jerusalén representaba para los Israelitas y para los
judíos el centro del mundo. En su cosmovisión holística todo tenía implicaciones religiosas. Para los
Israelitas el templo era no solo el lugar cultico sino también era el centro de distribución y ayuda social. Los
diezmos, como anteriormente notamos, se daban en parte primeramente para apoyar a lo que hoy podríamos
llamar “ministros religiosos” (Deuteronomio 12:19 ; 14:27 ). Pero recordemos que estos “ministros”
recibían el diezmo por que no poseían bienes algunos para generar riqueza. Esos diezmos, también servían
para beneficiar a los extranjeros, huérfanos, y viudas, aquellos más desposeídos de la producción de riqueza.
Así que podríamos concluir que el diezmo lo daban los ricos para aquellos que no poseían bienes algunos de
producción. Es decir, el diezmo junto a otras ofrendas se utilizaba como una manera de redistribuir la
riqueza de una nación.

Posteriormente, al aparecer los reyes de Israel, como otra institución de gobierno paralela al templo, otros
impuestos empiezan a aparecer, e inclusive impuestos esporádicos para el templo (2 Crónicas 24:4-16 ).
La codicia de algunos reyes parece dejar al templo y sus sirvientes religiosos sin posibilidades de recoger
sus diezmos, y a los pobres si capacidad de recibir ayuda. El diezmo parece instaurarse de nuevo en 2
Crónicas 31:1-12 . Luego aparecen los profetas hablando contra la codicia y la injusticia social, como en el
caso de Amos y Malaquías entre otros, frente a una forma cruda de un pre-capitalismo que explotaba a los
pobres (Isaías 5:8-10 ) y a los ministros religiosos de la época (Malaquías 3:6 ), y donde Dios mismo los
acusa de robo. Lo que parece demostrar que durante el periodo de los reyes el diezmo sufrió de falta de
práctica.

Dios ve roto el pacto con su pueblo y los deja continuar su camino por si solos. Estos son no solo invadidos
sino también en su mayoría desplazados hasta Babilonia, y el templo de Salomón es destruido por
Nabucodonosor en 587 a.C. Al tiempo regresan otros del exilio de vuelta a Jerusalén con Nehemías y Esdras
logrando reconstruir las murallas de Jerusalén, un templo modesto (515 a.C.), e instituir el diezmo de nuevo,
y cual parece volver a funcionar (Nehemías 10:37 ;13:12 ). Sin embargo, no parece quedar claro en la
practica si la institucionalizacion del diezmo es exitosa, es decir, si el diezmo continua funcionando para los
Judios a partir de esta epoca, principalmente con la invasión de otros imperios exigiendo sus impuestos.

¿Es requerido el diezmo para los cristianos?

El segundo templo de Jerusalén se reconstruye por Herodes el Grande (recordemos que el primer templo fue
destruido al tiempo que los judíos experimentan el exilio a Babilonia) ahora bajo la ocupación del Imperio
Romano. Para el segundo templo se generan algunas nuevas clases de personal religioso como los fariseos,
saduceos, etc. En estos tiempos se calcula que cerca de veinte mil personas servían en el Templo. Estos
tiempos nos parecen mostrar un templo incapaz de cobrar una décima parte de la producción nacional, pues
el Imperio se llevaba toda la riqueza para Roma. Por ello aparece cierta evidencia de un impuesto al templo,
que Jesús mismo es confrontado a pagar (Mateo 17:24-27 ). A Jesús no se le exige que diezme, sino que
pague el impuesto.

Los únicos pasajes que dan testimonio de la práctica del diezmo en el Nuevo Testamento se presentan como
ejemplos ingratos. Jesús aparece exhortando a los fariseos a ver más allá de los detalles y ver la injusticia
social que reinaba en ese entonces. Recordemos que los fariseos ponían la ley y no a Dios como el centro de
su devoción, por ello su perspectiva carecía de una visión más macrosocial de la justicia. Estos diezmaban
de sus hierbas y hortalizas y se jactaban de ello, pero en su legalismo habían descuidado lo macrosocial
(Mateo 23:23 ; Lucas 18:10-14 ). De esta manera podríamos concluir que el Nuevo Testamento no
proporciona evidencia alguna de la práctica del diezmo ni para los judíos, ni para los cristianos judíos ni
gentiles de la época.

Hay mucha evidencia de ofrendas, pero nada de diezmos. Por tanto no existe algún mandato para diezmar en
el Nuevo Testamento. No encontramos en el Nuevo Testamento instrucción u orden alguna para dar el
diezmo a la congregación o iglesia. La razón por la cual no se indica en el Nuevo Testamento a que se
diezme, puede ser porque Dios espera que los cristianos den todo lo que tienen de manera voluntaria en
gratitud de corazón (1 Timoteo 6:18 ) para los que le sirven y no poseen bienes, y para los más
necesitados. El apóstol Pablo presenta los principios del dar en la segunda carta a los Corintios, en cuanto a
una ofrenda dada con gozo que es enviada a una congregación en Jerusalén que estaba experimentando
tiempos difíciles (2 Corintios 8:7-15 , 9:6 ). Las ofrendas son práctica comun en las iglesias primitivas
cristianas, pero el diezmo no se menciona como práctica alguna.

El Caso de Hoy en las Iglesias

Una conclusión errónea y simplista sería decir que como el diezmo según el Nuevo Testamento no es una
practica instituida, entonces debería eliminarse. ¿Si Dios instauro dicha practica para suplir las necesidades
de los desposeídos de riqueza, como los pobres y los grupos religiosos que servían en el templo, por qué no
practicar el espíritu de dicha (ley) practica hoy, en vez de su legalismo? Veamos que podemos considerar
hoy para contextualizar esta práctica en nuestras iglesias:

Primeramente, las iglesias evangélicas están experimentando un materialismo y un endeudamiento entre las
generaciones más jóvenes. Hoy estos jóvenes profesionales dan menos y menos a sus iglesias, y no solo a
iglesias sino también a organizaciones de caridad. Es de suma importancia ayudar a nuestras nuevas
generaciones a generar una mayordomía más sana de sus recursos financieros y humanos. Si no les
ayudamos a salir de sus deudas y enseñarles a vivir de lo que ganan, la iglesia pronto empezará a sufrir las
consecuencias.

Segundo, desde una perspectiva del Nuevo Testamento el creyente no está bajo la ley de Moisés sino bajo el
espíritu de su ley. Decir que no se debe obligar a nadie a dar ofrendas ó diezmos, no es absolutamente cierto.
Recordemos que toda persona en el Antiguo Testamento era llamada a ofrendar, pero no todos eran
llamados a diezmar. ¿Qué tal si algunos desean contextualizar el diezmo como una practica para hoy, algo
que en la tradición evangélica ya se ha dado en los últimos 200 años? Veamos el caso de Abraham, quien
no estaba bajo la ley de Moisés, y diezmó a Melquisedec (figura tipo Cristo). Podríamos adaptar este caso y
contextualizarlo como un buen ejemplo de sumisión y mayordomía hacia Cristo, pues el Señor nos ha
bendecido, y no damos para que nos bendiga más.

Tercero, tristemente hay que reconocer que usualmente las iglesias que más reciben diezmo son aquellas en
las que se enseña a hacer trueque con Dios. “Siembre hoy y el Señor le prosperará más mañana.” Esta
Teología de la Prosperidad es una herejía, pues enseña que Dios esta obligado a bendecir a aquellos que le
tuercen el brazo. Recordemos que Dios es soberano y puede bendecir a quien quiera, cuando quiera, y como
quiera, sin necesidad de intercambio de dinero u obras. Las bendiciones de Dios no son solo financieras, ni
solo para los que dan con fines de obtener más lucro. Sumisión a la voluntad de Dios, y no manipulación de
las bendiciones de Dios es lo que marca la diferencia para recibir y dar bendición.

Cuarto, el enseñar a nuestra congregación a dar un diez por ciento podría convertirse en una terrible herejía.
Dios es nuestro Señor, y dueño de toda la creación. Nosotros, sus mayordomos, le debemos dar y consagrar
a Dios el 100% de lo que somos y producimos. Así el 10% podría simbolizar esa entrega, siempre y cuando
el espíritu de la ley, y el propósito de la ley del Antiguo Testamento se mantenga fiel. Es decir, si Ud. desea
contextualizar la practica del diezmo en su iglesia, considere los siguientes principios:

 Si su iglesia diezma, y parte de esos diezmos no se distribuyen hacia los más necesitados tanto fuera
como dentro de la congregación, su iglesia le esta robando al Señor.
 Si los pastores de su iglesia tienen otras fuentes de ingreso, y en vez de recibir un salario extra, se
llevan el diezmo como pago a sus servicios, sus pastores le están robando a Dios.
 Si en su iglesia es el pastor y su familia los únicos que a discreción hacen uso del diezmo, tenga
cuidado. Ud. podría estar permitiendo que se den abusos con el dinero del Señor. Toda iglesia debe
presentarse como un libro abierto al mundo. Todo pastor y líder eclesial debe dar cuentas abiertas, en
cualquier momento que se le pida, de la mayordomía a la que se le ha encargado. Siempre es sano
tener a dos personas sin relación de parentesco entre si ni con el pastor supervisando los fondos de la
iglesia (entre ellos no debe haber ningún pastor ni ninguno de sus familiares).
 Si su pastor dice que los diezmos son para él o ella, su pastor le esta robando al Señor, y al Estado al
no pagar impuestos. En nuestra sociedad capitalista todo pastor debe gozar de un salario, pagar
impuestos, y otros aportes de ley. Tal y como hemos visto, el diezmo no es para el pastor ni los
pastores solamente.
 Si algún medio de difusión masiva como canales de televisión, emisoras de radio, o prensa escrita
solicita de un diezmo, primicias, u ofrenda, a cambio de una bendición particular, ellos están
practicando una estafa. Una ofrenda o diezmo no se da para recibir. Se da porque hemos recibido,
pero no con la intención de recibir más. Nadie puede asegurarle a nadie una bendición de Dios. Dios
es soberano y a su tiempo dará buenas dadivas a los fieles de su pueblo.
 Si en su iglesia le hacen, indirecta o directamente, sentir culpable si no diezma. Si en su iglesia es
obligatorio diezmar. O si en su iglesia constantemente se explica que los que no diezman le están
robando a Dios, y por tanto no reciben bendición financiera. Su iglesia esta practicando una estafa.
El diezmo era una práctica obligatoria en el Antiguo Testamento, no así en el Nuevo Testamento. Si
se desea contextualizar esta práctica del diezmo, recordemos que en el Antiguo Testamento solo los
que poseían los medios de producción (los ricos) se les solicitaba diezmar (aunque si el ofrendar era
para todos).
 Si su iglesia ha contextualizado (o desea contextualizar) la práctica del diezmo sin considerar el
espíritu y propósito de esta practica de la ley en el Antiguo Testamento, su iglesia entonces, no esta
diezmando. Su iglesia esta haciendo algo que no debería llamarse diezmo, y hasta podría estar
estafando a su membresía, todo por ignorancia teológica.

Finalmente, recordemos que el diezmo (además de las múltiples ofrendas) se daba al templo para cuidado de
la infraestructura, y su personal que no poseía tierras ni herencias, y para los más necesitados (viuda,
huérfano, extranjero, etc.). Si su iglesia local no cumple el rol de los antiguos templos en la distribución
según los principios del diezmo, Ud. no esta en la obligación de diezmar, y aun menos si Ud. no produce
riqueza alguna.

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