Hace mucho tiempo en un lugar cerca de aquí
existió un pequeño pueblo, en él vivía un
joven que vestía de traje; usaba un color
distinto cada día, tenía una infinidad de
ellos, nunca usaba el mismo dos veces en su
vida. Su nombre era Pedro.
Pedro era un apasionado por las estrellas,
todas las noches salía al bosque a espera vio que de entre la arboleda había
observarlas con un viejo telescopio que le
había regalado su padre. Siempre llevaba una
casa de campaña aunque nunca dormía y unos
cuantos leños para una fogata. Su única
compañía era Benito, un viejo gato negro que
el cuido desde niño.
Las horas se iban volando observando el
cielo y él permanecía hipnotizado hasta el
amanecer y eso pasaba todas las noches sin
excepción alguna, pero, nunca encontraba
aquello que buscaba. Su sueño era encontrar
un ángel, era un secreto a voces, pues todo
el pueblo lo tachaba de loco por ello, nadie
se tomaba en serio lo que decía, todos se
burlaban de él, desde los niños hasta los
ancianos.
Una noche las estrellas brillaban más que
nunca, el viento soplaba tan fuerte que
azotaba los tejados de las casas. Pedro
salió de prisa al bosque, sin importar que
un árbol pidiera caer sobre él, busco la
colina más alta, coloco su telescopio y
comenzó a observar el cielo, pero el viento
creo una nube de polvo que hizo imposible
ver las estrellas. Después de un tiempo el
viento ceso y el polvo comenzó a descender y
por fin vio el cielo claramente, en eso
observo la luna y quedo inmutado, se veía
tan grande que parecía que hubiese bajado a
darle un beso a la tierra.
La lluvia comenzó, busco un lugar donde
refugiarse hasta que esta cesara y en la
una luz que comenzaba a incrementar, sintió
una gran atracción hacia ella y comenzó a
acercarse, pero el brillo era tan intenso
que perdió la conciencia.
Pedro al recuperar la razón se sorprendió
tanto por ver que se encontraba en medio del
bosque, parecía no recordar en lo absoluto
lo sucedido horas antes, Benito se
encontraba sobre su pecho ronroneando y dio
un gran salto cuando Pedro se levantó…
Aunque la lluvia no cese
y el frio me cale los huesos, te busco,
en el cielo infinito,
en cada una de las estrellas incontables,
te busco.
Aunque el miedo nunca se marche
y los sueños se rompan de a poco
y los trozos de ellos se claven en mi pecho
como huesos rotos, te busco.
Te busco, aunque no sepa qué lugar buscar
y termine perdiendo partes de mí.
Te busco, aunque las flores se marchiten
porque no hay quien las riegue en
ausencia.
Quizás sueña demasiado
o es que está loco
y la realidad le parece un asco.
Quizás se encuentra solo
pero él sabe que se tiene a si mismo
y sonríe.
Quizás esta triste
o es que el mundo está triste
y todos los colores pierden vida junto a el.
Del jardín de los sueños
Solo sobreviven flores mustias
y del cementerio de los miedos
se han levantado todos aquellos sepultados
en antaño.
Quizás esta loco
o es que sueña demasiado.
Quizás esta cuerdo y el mundo está loco.
mi
Soy naufrago de mis pensamientos,
Me ahogo en la cordura que hay en ellos
Sobrevivo viajando por senderos
en los que no existe realidad.
Me vuelvo viajero
pero no conozco lo que hay detrás de un
arcoíris
Y me pierdo en cada puesta de sol
sin saber que puedo encontrarme al cerrar
los ojos,
pero no quiero hacerlo, odio hacerlo.
Me vuelvo libre,
Y vuelo por el cielo en busca de la luna,
Pero ella se aleja cada que la siento cerca.
Y me vuelvo lluvia regresando al principio
de todo.

…sobre aquel viejo tejado se encontraba
pedro. Tan distante a la realidad, soñando,
quizás tratando de recordar. Sobre aquel
viejo tejado, junto a aquella chimenea,
junto a Benito, bajo la incesante lluvia se
encontraba Pedro. La rabia que sentía hacia
sí mismo por ser tan débil se desbordo por
sus ojos, quizá el mundo también lloraba con
él.
Bajó del tejado, con lágrimas recorriendo su
rostro mezclados con la lluvia. Tomó su
telescopio y se dirigió a la colina más alta
sin pensarlo dos veces y comenzó a buscar
nuevamente en el inmenso cielo estrellado a
aquel ángel, necesitaba confirmar que lo que
aparecía en su mente era verdad y no solo
una ilusión.
Pasaban los días y el continuaba buscando,
pero siempre corría la misma suerte. El
tiempo corría más rápido que de costumbre, y
aunque la lluvia se había marchado, la
tristeza de Pedro permanecía.
Después de no dormir y no comer lo
suficiente, Pedro enfermó, el doctor del
pueblo de mala gana lo atendió, todos en el
pueblo lo trataban como basura, pero el solo
era un soñador.
Nadie merece el desprecio que el pasaba,
pero a él no importaba, el solo quería
cumplir sus sueños, el solo quería encontrar
a aquel ángel.
Pedro comenzó a tener dolores en el corazón,
pero aun así el salía al bosque. Un día el
dolor era tan fuerte y se desmayó en el
bosque, la neblina le hacía difícil respirar
y recobró la conciencia gracias a ello.
Vio a alguien junto a él, pero no lograba
distinguir quien era, era la silueta de una
mujer. Asustado pregunto su nombre, pero no
escucho respuesta, aún estaba desorientado y
se sentó a lado de esa persona hasta que se
sintió mejor. Volvió a preguntar su nombre,
a lo que ella respondió que se llamaba Luna,
y le hizo la misma pregunta a él,
respondiendo inmediatamente con su nombre.
-¿qué haces en el bosque sola a esta hora?-
pregunto con voz baja.
-No estoy sola ¡tú también te encuentras
aquí! Y dime ¿Qué haces aquí?
-¡busco a alguien!
-¿a quién puedes encontrar en el bosque?
- ¡No la busco en el bosque, la busco en el
cielo!
-Así que es una chica, ¿Cómo es ella?
-Haces muchas preguntas no crees. ¿Cómo es
que no te ha parecido raro que busque a
alguien en el cielo?
-pues porque para nada lo es, pero, no me
has dicho como es ella.
-No la conozco aún.
-entonces buscas a alguien que no sabes cómo
es, que pasaría si te la encontraras sin
saber que es a ella a quien buscas.
-no lo sé, quizás lo sabré cuando la tenga
en frente… Escucho tu voz en el viento,
Tan dulce y delicada
Quizás me he vuelto loco,
O los suspiros que has dado recorren la
ciudad.

Quisiera escaparme de vez en cuando de este Veo tu mirada en el cielo estrellado,

mundo Y me pierdo sin siquiera cambiar de sitio.
e ir a buscarte en las estrellas Quizás me he vuelto loco
quisiera tener más horas en el día, O es que las estrellas han intentado igualar
quizás un par más, tu brillo.

para así dormir y soñarte. El silencio susurra tu nombre,

Ojala te marches de mi mente, Y me engancho a él para siempre.

para quedarte entre mis brazos. Quizás me he vuelto cuerdo

Ojala vengas y tomes mi mano cuando te desde que tú eres la razón.

sientas sola,
aunque yo siempre me siento solo
si no estás a mi lado.
Quisiera escaparme de vez en cuando del
miedo
Para asi buscarte entre los sueños.
Que pasa que me rompo
Y lluevo sobre el mundo
Y ya nada parece florecer.
Olvide como volar,
Pues ahora le temo a las alturas.
Y voy dejando un rastro de sangre por el
camino,
Porque mis alas y mis sueños se han roto.
Pasa que apareces,
Sonriendo como si el destino ha perdido ante
ti.
Dibujas felicidad por donde pasas
Y resbalas con la sangre que he dejado por
el camino.
Y yo trato de huir,
Pero resbalo con mi propio desorden
Y tú sigues tu camino como si nada pasó
…La niebla comenzó a despejarse y pedro al
ver a la chica misteriosa quedo
completamente paralizado. Era de tez blanca,
con ojos de un color tan hermoso e
indescriptible y una sonrisa que transmitía
felicidad. El tiempo se paralizo por un
momento, ninguno de los dos pronuncio
palabra alguna mientras se miraban a los
ojos, poco faltaba para el amanecer y
ninguno quería retirarse. El chico extraño y
soñador, por fin conoció al ángel que tanto
buscaba, el bosque se volvió mágico y
especial por ese simple hecho.
Las estrellas parecían bailar sobre el lago
esa noche, y el frio hacia que ellos se
acercaran más, para ver el espectáculo
frente a ellos. Benito se acurrucó junto a
ellos les acompaño por lo que sobraba de
noche.
Al llegar el amanecer se despidieron,
quedando para verse por la noche de ese
mismo día en el mismo lugar. Al llegar la
noche Pedro estaba sentado frente al lago,
con ganas que el tiempo comenzara a correr
lo más rápido posible para poder verla de
nueva, pero por mucho que espero ella no
llego esa noche.
No solo la rosa que él le llevaba termino
marchita esa noche, pero la siguiente noche
llego al mismo sitio a esperarla nuevamente,
pero las horas se iban volando, una tras
otra. Cuando pedro había decidido regresar a
casa ella salió de entre la arboleda y él no
sabía si reír o llorar. No necesito
explicación, solo le importaba verla, aunque
fuese solo un momento.
Esta vez al despedirse decidieron verse en
el parque del pueblo, y juraron llegar a
tiempo, pues no fijaron hora para
encontrarse en el lugar.
El eligió el mejor traje que tenía, lo
guardaba para una ocasión especial y esta
era una ocasión especial, se dirigió al
sitio acordado, al llegar vio que ella
estaba ahí esperándolo, camino con temor a
tropezarse, hasta llegar a ella. La
sorprendió por la espalda y ella dio un
grito demasiado fuerte que todas las
personas en el sitio los miraron de la Comenzare con el infinito,
manera más rara.
para describir tu alma,
Entre platicas, risas y juegos, el tiempo
tan dulce como la vida,
paso más rápido que nunca, al despedirse él
le robo un beso a lo cual ella accedió, pero tan frágil como los sueños.
al abrir los ojos se dio cuenta de que ella
lloraba y no era de felicidad. Ella tenía Cada detalle la hace perfecta,
que marcharse, esa era la última noche que como las nubes que al atardecer se tiñen de
se verían. Pasaron el resto de la noche rojo,
abrazados.
como el mar obedeciendo a la luna,
Pedro nunca había sentido un dolor tan
grande en toda su vida, tenía que ser como la lluvia limpiando todo a su paso.
fuerte, aunque no quería serlo, quería
Belleza infinita, solo así puedo
llorar, gritar y maldecir a todo el mundo
describirte.
por su desdicha. Lo único que lo mantuvo de
pie fueron las palabras de ella “si te Guardas en tus ojos toda la magia del
sientes solo, búscame en el cielo”. universo
y tú no te das cuenta de que el cielo te
tiene celos,
aún más cuando sonríes
y opacas la belleza del mundo entero.
El dulce sonido de tu voz
calma los sentidos, como el viento, Así sean mil años, esperare, aunque la
espera me haga daño.
como la brisa del mar en la piel,
Así mis alas permanezcan rotas, volare con
como el tacto de la arena en los pies. los pájaros de mi cabeza.
La ciudad está apagada, Te esperare, aunque la muerte llegue antes.
la envuelve el silencio con su manto. Tan solo por verte una vez más, te esperare.
Las calles empapadas con la tristeza del
cielo
que conoce todo el mundo.
El viento baila al son del tiempo,
golpea sin piedad a la arboleda,
las aves mueren de frio
y yo solo observo desde una vieja banca.
La ciudad está apagada,
los sueños deambulan por las calles
abandonadas,
alumbran todo a su paso
y solo observo cuidando de ellos.
La ciudad está apagada,
mis pensamientos son libres de recorrerla,
con la melancolía escondida en cada rincón.
La ciudad está apagada,
y yo solo observo desde una vieja banca.
En silencio, esperare, no importa cuánto.