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SOFÍA B. DE SPANGENBERG
Año: 2019
Consignas:
6. La gestión de la escuela.
Conocer el funcionamiento interno de un establecimiento educativo brinda a los docentes
una mirada más amplia y profunda de la realidad en la que se desempeña diariamente.
Podemos decir que se comienza a ver la “cocina” de la escuela, se comprende los porqués
de la toma de determinadas decisiones, el procedimiento que se debe llevar a cabo en
ciertas circunstancias, etc. Asimismo, se logra ampliar la mirada fuera de la escuela y
abrirse a la comunidad, por ejemplo por medio de las Asociaciones de Padres o la
Asociación cooperadora. Podemos agregar, que en la gestión de la escuela, tanto docentes
como directivos tienen negociar y trabajar en conjunto en la realización de proyectos
institucionales en los que hay ciertos aspectos que se deben respetar y en los cuales se
pide motivación, innovación y creatividad. Se deben administrar los recursos con los que
cuenta la institución de manera tal que el grupo docente no sienta que las medidas son
tomadas en contra de ellos sino a su favor. Por último, darle tanto al equipo docente como
al alumnado la posibilidad de expresarse y en función de las posibilidades, modificar o
ampliar los pedidos de los mismos, resulta un medio efectivo y tranquilizador en la
gestión de la escuela.
7. La relación con los padres.
En este punto difiero con la postura que plantea Perrenoud. Pretender tener encuentros
colaborativos con las familias resulta un tanto utópico. Obviamente el docente puede
escuchar sugerencias por parte de las familias pero considero que en muchas ocasiones
las familias vienen cargadas de preconceptos y muchas veces de intolerancia. La escuela
no solo educa a los niños, sino que indirectamente educa a las familias. Y aunque creo
que también ocurre a la inversa, la colaboración de las familias es deseable aunque no
siempre y dependerá del tema, es recomendable. Sin embargo, Tatiana Bacigalupe (2013)
considera que “Durante nuestra formación docente, nos incentivan y enseñan la
importancia del trabajo con la familia, planteándonos como objetivo fundamental el
involucrar a padres y apoderados en el proceso de enseñanza y aprendizaje de sus hijos.
La idea principal es que no sólo los involucremos en las actividades formales como
reuniones, sino que creemos momentos que nos permitan construir una relación más
estrecha” Tal vez sea en esta última parte en la que si estoy de acuerdo, ya que muchas
veces los docentes podemos planificar actividades en las cuales los padres puedan
acercarse a la escuela y construir los aprendizajes de sus hijos conjuntamente a los
docentes. DE ACUERDO
8. Las nuevas tecnologías.
El uso de las nuevas tecnologías es un requisito fundamental para la docencia actual y sin
dudas, es un elemento didáctico que enriquece el dictado de clases. Sin embargo, el mal
uso de las tecnologías puede llevar al fracaso cualquier clase. Es deber del docente
mantenerse actualizado en el uso de las nuevas tecnologías como así también conocer los
riesgos que el uso de las mismas conlleva. Es dable decir, que siempre se debe tener un
plan “B” en caso que estas tecnologías por algún motivo no estén disponibles.
9. Los dilemas sociales.
El docente es el ejemplo o modelo a seguir dentro del aula. Su comportamiento, su forma
de expresarse, su intencionalidad en el decir y en el omitir, todo enseña algo. Por ello, en
primera instancia el docente debe estar consciente de esta situación y debe inculcar
valores éticos y morales. La defensa de la no violencia, la no discriminación, el respeto a
las diferencias, la mutua colaboración y aceptación, la tolerancia al distinto, la inclusión
real, etc, son solo algunos de los puntos que el docente debe conocer y defender, más allá
de que muchas veces la sociedad o comunidad en la que vive no refleje este pensamiento.
10. La formación continua.
Es un deber fundamental que el docente tenga formación continua. Ya sea mientras está
cursando su carrera como una vez que ha finalizado la misma, el análisis, formación y
evaluación de su desempeño docente es un requisito esencial para el ejercicio de la
docencia. Además, según la Ley Nacional de Educación (Ley N° 26.206) tenemos como
deber y obligación formarnos continuamente en nuestras prácticas pedagógicas. También
vemos como en forma reiterada aparecen nuevos escenarios en los cuales el docente debe
meterse, investigar, analizar, opinar, descartar e implementar. Es así, que no muchos años
atrás los docentes no enseñaban Educación sexual en las escuelas y actualmente se enseña
hasta en idioma extranjero. Más allá de la obligación legal y moral que el docente tiene
de formarse, es una obligación personal que nunca deberíamos perder.
1- Se deberá detectar una problemática elegida por c/u propia del campo del
seminario, observada en el contexto escolar; o derivada de las lecturas obligatorias
del curso –otro disparador puede ser el texto del profesor Gentile “El
conocimiento en esta postmodernidad” (EN fotocopiadora o digital), y desarrollar
un escrito desde cualquiera de estos dos organizadores:
El maltrato infantil es un mal que azota los hogares en nuestro país y por ende, resulta
fundamental que si la escuela se anoticia de algún hecho de violencia infantil, la misma
sepa cómo actuar. Así, nos preguntamos, ¿qué hace la escuela en estos casos? ¿Actúa
diligentemente? En este trabajo analizaremos las acciones que las Instituciones
Educativas en la Ciudad de Buenos Aires deben llevar a cabo al momento de encontrarse
con un caso de maltrato infantil. Para tal fin, analizaremos un caso de abuso sexual en
una escuela del ámbito privado de esta ciudad y comprobaremos la actuación diligente o
no de la misma. Por último, analizaremos que ocurre con el niño en cuestión una vez
finalizado el protocolo procedimental.
Abuso sexual. El abuso sexual infantil es toda actividad sexual con un niño, como
tocar, tener contacto oral-genital, mantener relaciones sexuales, explotarlo
sexualmente o exponerlo a material pornográfico.
MB.
Según el Programa Nacional por los derechos de los niños y del adolescente del
Ministerio de Cultura y Educación de la Nación “el Abuso Sexual, consiste en obligar o
persuadir a un niño/a para que participe en actividades sexuales adultas, frente a las que
no puede dar un consentimiento informado” y agrega que el Maltrato Emocional
“acompaña a todas las otras, pero que puede ejercerse independientemente de las demás
por ejemplo, mediante amenazas aterrorizantes, descalificaciones, desvalorizaciones y/o
ausencia de expresiones cariñosas.”
Estos tipos de maltrato vulneran los derechos fundamentales de los niños y a su vez genera
obligaciones de parte de los actores en el sistema. Así, la escuela juega un rol
importantísimo en la prevención y detección, en la acción al momento de tomar
conocimiento del hecho y en el seguimiento del mismo. Pero, en la práctica, ¿se cumplen
estas obligaciones?
Para ver la actuación de la escuela en casos de maltrato, vamos a analizar un caso real. El
niño en cuestión es un varón que en la actualidad tiene 9 años y en este trabajo lo
llamaremos “Xi” para reguardar su identidad. Xi es un niño de nacionalidad China, que
frecuentemente viaja su país para visitar a sus familiares y que vive en la Ciudad de
Buenos Aires desde el año 2017, año en el cual desembarcan en nuestro país Xi, su madre,
su padre y su abuelo materno. Se instalaron en el barrio de Almagro y al contar con una
buena posición económica, deciden que Xi asista a una escuela privada de doble jornada.
La inmersión del niño en la institución no fue fácil ya que no hablaba mucho el idioma
castellano y sus padres se comunicaban con menos recursos que su hijo. Otra madre de
nacionalidad china serviría de traductora en reuniones con maestros y en situaciones en
las que necesitaban los interlocutores comunicarse en forma clara y fehaciente. Así, Xi
termina su primer año en la mencionada institución pasando a 3er grado.
Una vez comenzado el año escolar, Xi se manifiesta molesto y triste en reiteradas
oportunidades. El niño no manifestaba razones para sentirse de esa manera pero daba
indicios de no estar cómodo. La primera alerta se da en el ámbito de clase cuando una de
sus docentes plantea la discusión sobre las familias. Así, una alumna y Xi se acercan a la
docente y la alumna le dice:
Alumna: “A mí me gusta mucho mi familia”
Docente: “¿Si? ¿Por qué?
Alumna: “No sé, mi familia es linda y me quieren mucho y yo los quiero”
Xi: “A mí no me gusta mi familia. Mi familia es horrible”
La docente escuchó con atención lo que Xi le dijo y lo llevo a conversar apartado del
resto. En la charla no surgió otro dato que pudiera hacer ver alguna situación dañina para
el menor, pero la docente sabía que había algo que no funcionaba bien. Comenzaba
entonces la comunicación y preocupación con los directivos de la institución. Pasaron
unos meses y en la escuela se realiza una jornada de Educación Sexual Integral, tras la
cual, Xi se acerca a la docente y le dice directamente “Yo me quiero suicidar”.
Inmediatamente la docente llama a otra docente para que se quedé con el niño así ella
puede pedir asistencia a los directivos. Es en ese momento en el cual Xi, cuando le
pregunta la segunda docente porque decía eso, porque se sentía así, manifiesta que no le
“gusta que su abuelo lo bañe”. Y luego agrega que “mi abuelo me toca el pito cuando
me voy a dormir porque no tengo pijama, porque estoy gordo”
Las docentes a cargo tomaron acción inmediata e instaron a los directivos a actuar. La
conmoción era muy grande, la desesperación y dolor por tener que enfrentar un momento
de tal gravedad era aún mayor. “Ahora, hay que seguir el protocolo para casos de
maltrato” dijo una de las directoras del establecimiento.
El deber de accionar
El abuso sexual es una agresión sexual violenta que atenta contra la libertad sexual de la
persona y su derecho a elegir la actividad sexual que quiere realizar -O LA
INACTIVIDAD POR SER UNA NIÑA/O INOCENTE Y SIN BÚSQUEDAS AL
RESPECTO-. Si es cometido contra un menor afecta además su desarrollo personal en su
sexualidad. En nuestro país es un delito y como tal, cuando una persona toma
conocimiento del mismo, tiene la obligación de denunciarlo. En el caso de las
Instituciones Educativas, al igual que los Centros Médicos de Salud, la obligación es aún
mayor.
Así, el artículo 237 del Código Procesal Penal, impone a los empleados o funcionarios de
la administración pública, el deber de realizar la denuncia. En esa categoría se halla
incluido el personal docente y no docente de las escuelas públicas, así como también los
médicos, enfermeras, psicólogos y asistentes sociales que trabajan en instituciones
estatales. El incumplimiento de estas normas, implica incurrir en las responsabilidades
que establece el Código Procesal Penal por delito de encubrimiento. Además, la ley
24.417 de Protección contra la Violencia Familiar, promulgada en Diciembre de 1994 y
reglamentada por Decreto 235/96 de marzo de 1996, establece los casos en los cuales la
denuncia es obligatoria y debe realizarse dentro del plazo de 72 hs. En su artículo 2º
dispone: “Cuando los damnificados fuesen menores o incapaces, ancianos o
discapacitados, los hechos deberán ser denunciados por sus representantes legales y/o
el ministerio público. También estarán obligados a efectuar la denuncia los servicios
asistenciales sociales o educativos, públicos o privados, los profesionales de la salud y
todo funcionario público en razón de su labor”. Teniendo en cuenta todas estas normas,
comprobamos el cumplimiento por parte del personal docente del protocolo a seguir, ya
que inmediatamente conocido el hecho, lo refirieron al equipo directivo. A continuación,
el equipo directivo de la escuela de Xi se comunicó inmediatamente con el Equipo
Técnico Interdisciplinario y labraron el acta ad hoc correspondiente. En todo momento se
resguardó la confidencialidad de los hechos y se cuidó emocionalmente al niño. El
protocolo dispone que las primeras acciones que deben tomarse son internas, dentro de
la institución. Luego, es el equipo directivo quien informará a los Inspectores y a la
Dirección Nacional de Escuelas. La asesoría legal es la que indica el rumbo a seguir a
partir de ese momento. Se procede a realizar la denuncia conforme a lo establecido por la
ley. El tiempo en realizar la denuncia también es clave. La denuncia debe efectuarse ante
los jueces de familia y en su defecto en los Juzgados Civiles. Se requiere la presencia del
SAME para que traslade al menor a una dependencia hospitalaria pública en donde el
niño sea examinado y se cumpla con el Protocolo de Abuso Sexual Infanto-Juvenil para
la atención integral de niños/as y adolescentes víctimas de cualquier forma de abuso
sexual, que tiene la finalidad de evitar prácticas revictimizantes y brindar a través de los
Hospitales Públicos de la Ciudad de Buenos Aires, la atención requerida para estos casos.
De esta manera, el equipo directivo solicitó la asistencia del SAME quienes trasladaron a
Xi en ambulancia al “Hospital General de Agudos Carlos G. Durand” sito en el barrio de
Caballito a fin de ser examinado tanto psicológica como físicamente.
Al llegar a la dependencia hospitalaria, Xi es sometido a varios exámenes. Se encontraban
acompañándolo todo el equipo directivo de la escuela y luego su madre y padre se
apersonaron en el lugar. Ambos fueron entrevistados por los profesionales pero el idioma
es un obstáculo a la hora de comunicarse. Horas más tarde Xi y su familia volverían a su
hogar.
El proceso sigue su curso, decretando el juez la exclusión de la vivienda del abuelo de Xi
por el plazo de 90 días. En el Art. 4º La ley de Protección contra la Violencia Familiar
señala que el juez puede tomar medidas para proteger la integridad del menor y podrá
ordenar la exclusión del autor de maltrato, de la vivienda donde habita el grupo familiar,
prohibiendo el acceso de éste al domicilio del damnificado. El papel de la Institución
educativa hasta este momento es bastante acertada y prolija.
2019. Primer día de clase. Xi ya está en 4to grado. La docente lo despide con un beso
para entregárselo a su mamá o papá. Alguno de los dos pasaría a buscarlo. Pero no. Para
sorpresa e indignación de la docente y de todos los allí presentes que tenían conocimiento
de la situación atravesada por Xi, la persona que vino a buscarlo fue su “abuelo” o su
“abusador” para ser más exactos. ¿Cómo es posible que el abuelo este de nuevo viviendo
con el niño al que lastimó? Tras innumerables llamados telefónicos con abogados,
directivos y especialistas se llegó a la dolorosa conclusión de que ya no existía ninguna
razón legal que pudiera impedir que el niño fuera retirado por su abusador. Y así fue, Al
otro día, la madre en un castellano muy rudimentario dijo: “ya está, ya terminó”. La
realidad es que la exclusión del hogar fue la que caducó pero el proceso sigue su curso.
Cada una de las personas que intervinieron en este largo proceso, pensaron en la injusticia
de la situación, sintiendo impotencia y frustración. Meses más tarde sería el mismo Xi
quien contaría en la escuela que su abuelo regresaba a China, y que “no vuelve más”.
Hoy, Xi sigue luchando con su carácter y sus emociones pero la escuela lo sigue
acompañando en su vida diaria. Sus maestros están atentos a sus cambios de humor y a
sus manifestaciones. Se le exigió a su familia que QUE BUENO ESTO!! por lo menos el
niño inicie un tratamiento psicológico y que le permita a la escuela articular una
comunicación directa con el especialista. El alumno cuenta con la escuela, la que lo
contiene en su interior para resguardarlo de los males que tiene a su alrededor.
Conclusión.
Para un maestro ver sufrir a uno de sus alumnos es casi como ver sufrir a un hijo. Se
comparte la vida con los alumnos en forma diaria y muchas veces son muchas las horas
juntos. Xi no resultó una excepción y la escuela articuló todos los medios necesarios para
contenerlo y ayudarlo. Tal vez ahora sea el momento de redoblar la apuesta y tomar un
rol más activo en el seguimiento del niño por parte de las autoridades de la institución o
incluso del gabinete profesional. En lo demás, se ve como una escuela, cuando quiere,
acompaña y puede conseguir cambios que les cambia la vida a las personas.