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Sobre la sencillez y la complejidad

Hallar la esencia de la construcción de la paz

No pagaría un penique por la sencillez de este lado de la complejidad.


Pero daría la vida por la sencillez en el otro lado de la complejidad.
Oliver Wendell Holmes
El hombre es un organismo demasiado complicado.
Si está condenado a la extinción, morirá por falta de sencillez.
Ezra Pound

a construcción de la paz es una tarea compleja. Sin duda algu-

L na, es un reto abrumador. ¿Cómo conseguimos realmente que


sociedades enteras, envueltas en historias de violencia que se
remontan a generaciones, vayan hacia un nuevo horizonte? Puede
parecer raro que algo tan complejo comience con un debate sobre la
sencillez. Sin embargo, quiero hablar aquí de la sorpresa de la senci-
llez precisamente porque el marco de la imaginación moral me sur-
gió de una conversación paseando con un colega, Wendell Jones,
por las Montañas Rocosas. Como muy bien dijo Margaret J. Wheat-
ley (2002) , la mayoría de los cambios sociales empiezan o se confi-
guran en una única conversación a la que es fácil seguirle el rastro.
Así que me permito contar la historia de una conversación t'll tl
montaña que influyó en este libro.
Se suponía que Wendell era mi discípulo. A principios de 200 .2. ,
un amigo común y profesional de la resolución de conflictos, lkroie

f 79 1
\
. Bern1·e es ,socio fundador
. d~
--
ntacto conmigo. l programa de Maestrfa
uso en co . mente con e .
Mayer, se P ellos, conJunta d de Antioch, estaban lan..
ciados, Y · de la Facu 1ta d. . , .
cnR Aso . , d Conflictos d tutoría en me .iaoon. 5t:
oluclon e . vanzada, e . d' . ,
en Res va iniciativa, ª · rimentada en me 1ac1on
do una nue , ersona expe .
zan d emparejar a una p 11 ndo un trabaJO en ei que la
trataba e viera desarro a .
mentor que estu . 1· nterés en profundizar. Este
con un d udiera tener
na experimenta a p ll das telefónicas y encuentros
pers º . 'ble para ama
mentor estaría dispom . guntas que el aprendiz pudiera
ara considerar 1as pre d ll ..
ocasionales y p . l l t1·no nos )·untó a Wen e y a ffil.
, 0 Berme e ce es ,
tener. Fue asi com , . ' d' ños trabajando como defensor
d Ulleva los ult1mos iez a ,
Wen e . S d. de Nuevo México, en el area de
l ueblo en el Instituto an ia . .
de p . d los derechos del conocinuento intelectual
disputas relaciona as con . . ~ _
.
como prop1e a . m d d s· duda , este es un campo relativamente
. nuevo 7
complejo para la aplicación de la resolución de conflictos. :'endell
proviene del ámbito de la física; en anteriores etapas de su v1.d~ pro-
fesional, dirigió equipos de investigación que indagaban teonas de
vanguardia en el campo de la física aplicada. Pero su pasión descan-
saba también en el flujo y reflujo de las relaciones humanas, en el
desarrollo personal y espiritual. Así que me vi envuelto en conversa-
ciones por correo electrónico, teléfono y, finalmente, cara a cara du-
rante una excursión por las montañas con un colega que era n1ayor
que yo, que había realizado investigación científica «dura» sobre la
teoría de la complejidad, y que mediaba en pleitos en el disputado
campo de a quién pertenece el conocimiento. Nuestros títulos d~
mentor y discípulo eran, como poco, un oxímoron.
Salimos una mañana hacia la senda del Paso Arapahoe, situ ,,do
en la primera cadena de las Montañas Rocosas. En nuestrn ca1ninar,
hablamos sobre la vida y el aprendizaje y sobre los libros que estába--
~os leyendo Yescribiendo. Le conté a Wendell \os orígenes de estt'
libro'. Yque tenía la intención de escribir algunos capítulos ~obre L,
senc1llezylacomp leJ1·· d a d . ·En respuesta, n1e ·m d'lCO' qut· · · los· ent1..)qllt.'~
-
de, la <<nueva ciencia»
· · 11uevaban ya un t1en1po • • · ·· l
1nc\agm u. n y halbndn
vinculos entre · 1 a comp e)l .ac y la sencillez. A me( H·\a qll (' ·t
l ··d l 1· l )~\n h )S

180 l
CINA CIÚN MOHAI.
LA 1MA '

ascendiendo, se lanzó a contar la historia de un jnt:ento de invesbga


ción, una temprana contribución a la teoría y aplicación de la C<Jrn
plejidad. Resumiendo, el equipo científico se había planteado cJ reto
de averiguar si un c01nputador podría emular un sistema natural
complejo. La historia 1ne llmnó tanto la atención que recreó el mare<J
para todo este capítulo.
Wendell puso eje1nplos del tipo de retos que se asumían en el equi-
po. Por ejemplo, se pregm~taron si un computador podría dar con una
forma de imitar la acción y el flujo de una bandada de pájaros o un
banco de peces. Inmediatamente establecí la relación con la imagen de
los pájaros. Cada año, en otoño, desde las granjas -de las onduladas co-
linas del valle de Shenandoah, observaba a menudo esas bandadas que
pintan el cielo. Miles de mirlos se movían juntos, fundiéndose y luego
desplegándose, descendiendo y elevándose a continuación. Los patro-
nes que creaban en el cielo me hacían detener los pasos para observar.
Simultáneamente, sin un comandante en jefe, los individuos se mo-
vían con toda una bandada de forma coordinada pero impredecible.
Nunca se sabía cuál iba a ser el siguiente movimiento, qué forma iba a
tomar la bandada o qué podía hacer cualquier pájaro por su cuenta.
Era de una belleza hipnotizante, conmovedora. ¿Podría un computa-
dor capturar todo eso? Y si así fuera, ¿qué haría falta?
La respuesta no era la complejidad. Era lo que quizás quiso decir el
poeta Oliver Wendell Holmes con «sencillez en el otro lado de la con1-
PleJl"dad»• Los programadores tenían que comprender la esencia, las
norm as b'as1cas,
· que desencadenaban la belleza visual resultante. Lo
q~e crearon, desde finales de los años ochenta, fueron bandadas dt'
cnaturas. genéricamente s1·muIadas, surg1en
• do de los ceros y unos dd
lenguaJe informático num ' ·
enco, en un programa que Hmnaron Boids~.

8 Aquí hay un juego de palabras e11 . 1~


,. . . , . . •, ing es con el 110111 1)te
.'
Pa;aros, en 111gles «birds». Un· f . dd program,\ y la paL1hra
C( .. . . o, ma de pronun c ·· .· ,
el . . . , .
)n un punto de humor, es «B01· t . ( l,I CH)n J\lu y l·ol,l1..¡u1al v llllldtcl.
<. s» N. d e la T.) . ·
. , descubrir unas pocas reglas s. .
• > basn l) J e0 enc11l
El programa se Lll1 progra1na informático para ct· . ~ 9~
. ., 1 • . rtarse en . . < · 1r1 g· e
pud1c, ,u m.se ,leJ·a. Por ejemplo, dicho en lengua·e ir %a
.,,.,1 giupal con1l . . d J no t"'
conc\uc " estas: guiarse evitan o 1as aglom ~en¡_ 1

. . ,. ·on normas como , , eracio


co, et e c11 .• 1 d' rección general de los compañeros cerc 11es;
orientarse hac1,1 a t anos ala
'.d~ . . , .
bandada.
lnas se traduJeron
.
a or enes numencas
Cuando estas nor . . . , . , se en-it1l
•nterpretación d1nam1ca de la bandada. De 1 ó
en la pantalla una 1 . .. , . . a sene¡.
Hez salió la complejidad de la belleza. No h~bia pautas predecibles
. pautas Nunca se puede predecir exactamente qu, h ,
pero surgieron . · , . e ará
una bandada de pájaros cuando en su camino aparezca un poste tele.
e, . . ·Se di'vidirá subirá, irá a la izquierda, a la derecha? La bell
1omco. l , . eza
estaba en el acto creativo, en la impredecible, inesperada respuesta
creada de nuevo en cada vuelo y mmnento. Permanentemente diná.
micos, adaptándose constantemente, fluyen co1n.o una bandada en
respuesta a los estímulos que surgen. Toda esta complejidad de movi-
miento y patrón artístico se resumía en unas pocas reglas básicas y
sencillas. En la base de la complejidad estaba la sencillez.
Recuerdo haber descendido de las montañas oyendo esta historia
y que, en un momento dado, le comenté a Wendell : «¿Sabes lo que
no he hecho? Nunca me he preguntado: ¿Cuáles son los tres o cuatro
elementos absolutamente básicos de que consta la construcción de la
paz? Me pregunto cuáles serían los Boids de la construcción de la paz>;.
Lo que sí tenía claro era lo siguiente: la construcción de la pazes
una tarea enormemente compleja, en escenarios de violencia in -
creíblemente complejos, dinámicos y, en la mayoría de los casos,
de structivos. A menudo había pensado e incluso planteado que
una persona que trabaja en la construcción de la paz tiene lJlll'
~-ceptar la complejidad, no dejarla de lado o hu ir de ell a. «Conipk-
Jtce antes de sim¡)] 1·c.
. ' , decir
· •Lcar», so11a . yo en dasc. Simp t·f· sctJlltl
l Knr, · ti,
m1 forma de vero, 1 era el segundo escalón de la a cl tVll . . lª'--l· 'Soln
cuando se comprend, 1, . . . . .. . _ , " ,dr ck
. ,. · e ª lota1tdad de la complcJJdad se pu r .
g1r que mtervención -. . , , . ·c11 ~1n11,
F . concreta hacer e n un d etc rmrn ado tSl . .11
,ntonces uno reco , . . - . ,s t.'111(
noce que esa ac t1v1dad y ese p roceso <- '

1 82 1

)
tJll sistema complejo que tiene múlti.p les actores . .
que, en simultá-
nea, impulsan procesos en 111(iltiples niveles.
Es,t era, de hecho, n1i d~finkión de trabajo de la co1nplejidad:
.rnt'IHíples actores, que persiguen una multiplicidad de acciones e
iniciativas, al mísn10 tien1po, en numerosos niveles de relaciones
sociélles en un escenario ínterdependiente. La complejidad emer e
de fa multiplicidad, interdependencia y simultaneidad. En much~s
sentidos, este es el gran reto de la construcción de la paz: cómo
construir respuestas creativas a patrones de violencia autoperpe-
tuables en un sistema complejo formado por múltiples actores, con
liecbos que están sucediendo en simultánea. Lo que yo no había
considerado plenamente era la idea de que, en lugar de centrarse
directamente en la complejidad, podría ser útil localizar una serie
clave de patrones y dinámicas que generan la complejidad. En
otras palabras, la sencillez antecede a la complejidad. Esto me obli-
gó a pensar en la sencillez como una fuente de energía, más que
como la opción por el reduccionismo. Fue, como explicaré en un
capítulo posterior, una lección en la actitud haiku.
Esta reflexión supuso una reorientación en la elaboración de
este libro. Me hice una pregunta algo diferente de la planteada por
el enfoque técnico de Boids en el computador. Más que buscar las
«reglas» de la sencillez, me entró la curiosidad por averiguar cuá -
les son las «esendas>J unda1nerrtaJes de la construcción de l~Lpaz.
Acabé por verlas como un pequeño conjunto de disciplinas, o prác-
ticas, de las cuales emerge en toda su belleza.la co1npkjidad d e, 1a
construcción de la paz. Dicho de una fonna algo distinta, n1e for-
mulé la siguiente pregunta sobre la esencia: ¿Qué discip.J in ~ Sl..110
estuvieran presentes, harían_irnposible la construcció n de la p~1 z?
Tras indagar acerca de ello, descubrí que, c uando es tún re unidas Y
son practicada~ estas disciplinas fonnan fa in1aginació n morill
que hace p osibleJ a construcción (leJ a paz . LH esenci a se e nCU l 'O -
tri! en cuatro disciplinas, cada una d e las c ual es requ iere imagi na
ción : las relacion es, la curiosidad paradój ica, hi_c,n•¡tli ci.'-fad Y d
riesgo.

1 83 /
LA CENTRALIDAD DE LAS RELACION ES

En 1a vanguarcli a. de áreas
-- de estuclio que \\m desde la física nuclear
y la bioloiía hasta la teoría de sistemas y de desar~llo_organizativo,
las relaciones se perciben como el concepto orgamzat1vo central de
la teoría y la práctica. Según la ciencia, como ha señah1do t Uhl y otra
vez Margaret J. Wheatley, «... nada en el univer~o existe como una
entidad aislada o indepencliente. Todo asume la torma de relaciones,
sean las partículas subatómicas que comparten energía o los ecosis-
temas que comparten el alimento. En la telarai1a de la vida, nada
vivo vive solo» (2002 : 89). En referencia a nuestra indagación, la
centralidad de las relaciones cobra un si~ ificado especial, pues es
tanto el contexto en el cual ocurren los ciclos de violencia como la
energía generadora de donde brota la capacidad de trascender esos
mismos ciclos. Una y otra vez, allí donde e~ equeña o gran medida
se_rnmpen las cadenas de la violenc~ hallamos una singular raíz
central que da vida a la imaginación moral: la caEacidad de personas
individuales y comunidades de imaginarse a sí mismas en una red
de relacion~ incluso con sus enemigos.
Este tipo de imaginación va acompañada por, y produce, varias
clisciplinas clave. En primer y destacado lugar, alli donde se superan
los ciclos de violencia, la gente demuestra una capacidad de imaginar
y dar a luz lo que ya existe, un conjunto más amplio de relaciones
interdepenclientes. Es.similar al proceso estético y artístico. Arte es
aquello que la mano humana toca, moldea y crea, y que, a su vez, toca
j.. nuestro más profundo sentido del s_er, nuestra experiencia. El proce-
so artístico posee esa naturaleza dialéctica: surge de la experiencia
humana Ydespués da forma, expresión y significado a esa experien-
cia. La construcción de la paz tiene esa misma cualidad artística.
Debe experimentar, imaginar y dar a luz la red de relaciones.J ,iteral-
mente, las person~ ue viven en escenarios de violencia padecen Y
~ ciben la red de patrones y conexiones en ~ ue están atraQadas.
Perciben que personas, comunidades y redes, con sus actividades Y
· 1 N t\l , . , ,,. 1 • '
1~, ¡\ ( '
1 ¡\

--iones, est..ín ligadas entre sí y contrihuytn" form ar patron c<,


·\LL . . .
, te nucden dar p1c a acciones e1eslruc t1vas o constru ctl vac;. Ante Ja
lj l t ..J l . J . 1 I ./
. f,criencia ue a v10 cncia, a e ccc1on de la respuesta qu{: haga.
t;X: . . / J .
• -l~-1 iniagmae1on n1ora reqUJere reconocer la inte rdependen -
~urg11 • ., . . .
_. , La p erpetrac1on de Ja v1ole.nc1a requiere, más qué: nada, una
1
":~~funda e implícita creencia de que el cambio deseado puede Jo-
~rarse independiente1nente de la red de relaciones. Superar la vio-
lencia requiere que la gente acepte una verdad más fundamental:
quiénes he1nos sido, so1no~ y seremos es algo que emerge y toma
forma en un contexto de interdependencia relacional. Como se
abordará más adelante, la esencia de la construcción de la paz nos
exige indagar mucho más detalladamente en la composición inter-
na de ]a creatividad, inmersa en la comprensión de la dinámica y
de la potencialidad del trabajo en redes: el arte de tejer telarañas y
el arte de observarlas.
Una segunda e igualmente importante disciplina que surge de
la centralidad de las relaciones se halla en un acto de simple humil-
dad y autorr.econocimiento. La gente no sólo toma nota de la red,
de la telaraña. Se sitúa y se reconoce a sí misma como parte dd
patrón o pauta. Nunca se sustituyen los patrones de violencia sin
actos que tienen en su origen una cualidad confesional. Sean es-
pontáneos o intencionada1nente planificados, estos actos e1nergé'n
de una voz que dice en los térn1inos n1ás sencillos: «Soy parte' de
esta pauta. ~is elecciones y conductas influyen en ell ..P >. i\ 1ic'ntra~
que la justificación..de la respuesta violenta tiene n1lKhos lH' Ífc'lk'~.
la ünaginación moral~ se eleva por encilua de la violc'th: t~l ~l)l,_)
tiene dos: la asunción...de la res12onsabilidad persorn.ll v d n ·Y t )l1lh.·i -
miento delcarácter recíproco de las relaciones.
La construcción de la paz exige una conciencia dt' la t"t'b":ú.H1.
~icho si_n rodeos, si no hay capacidad paraJ n1aginaLst.' d lkni'. 1.) "k
as relaciones mutuas y de situarse a uno 1nis1no co tlh) partl' lk \.'S .l
telarafia l11s · tonca
' · y en constante evoluc10n, · ' l. 1 constn1ú·t011"
· ' lt · ~l p· ,11
se ·
' viene abajo. La ce ntralícladael as relac iones aporta ,..-l c1.,uk~ "..) '
1
e Potencialp ara q uebJ·a r la viole n ciil, pues Lrasl-ddn ,t l.-1 g c1Ht' d !(,~

1 He¡ 1
. . ·ición. moral
. illl<lglll, . .
: el espac¡ d.c1
t( 0
·,1 la cahdad de nties't
d11l lll
de
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' 1' ! , ., ta v¡rntjt t
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i , k \a~ {' . le nues. ,t·i,"l desee ·tro enemigo. . igad,11,
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, ,\ biencsta1 e ·l ->,cia de nucs . . 1
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, DAD PARADÓJICA
1<" \'\ (' A Dh. LA CURJOSI
l.A 1'1\A , , ,

l . los de violencia son impulsados por.


• 1es los, c1c
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Fn mue m o ,1. reducir una comp
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· h'is tona
· a Poi
, _. mientos para 'b• a-
tenaces requei
. . d les que pre en t den tanto descn Ir como contener¡ a
rizac1ones ua de forma artificial. Las personas, las comunidadesv,'
r1d dsocial
ª'
más concretamente,
rea 1as opciones sobre las
. .formas en que respon.
·, a· s1tuac1ones
deran . ~· y expresarán sus opm10nes sobre el conflicto
son ,1orzadas en categorías de esto o lo otro. Nosotros tenemos la
razón. Ellos están equivocados. Fuimos agredidos. Ellos son los
agresores. Nosotros somos libertadores. Ellos son opresores. Nues-
tras intenciones son buenas. Las suyas son malas. Nuestra visión
comprende más plenamente la historia y la verdad histórica. Su
visión de la historia es sesgada, incompleta, maliciosamente falsa e
ideológicamente motivada. Estás con nosotros o contra nosotros.
Laspersonas que muestran una imaginación moral que se deva
P~r encima de los ciclos de la violencia en la que viven, también es-
tan por encima de las p0 l · · .d •.
moral se construye sob anzac1ones . uales. Es decir, la imagim1non ·¡ -
· re una cualidad de interacción con la reaht at1
qu. la
m1entos el dualismo _las
e res~edta co~plejid ad y, se. niega
, a.caer en los forzados enca,iomt·
este tipo d , . . : · categonas de «o esto o lo otro». Como t.il.
e imag1nac1on est , 1 . -l . . , . . ..
ParadoiaJ es. una Palabraª m.,)Utda
l,, . de una curiosidad
. parado,11,,1. l .,
cho suya la filos 0 f . 1 . que t esdc h<1ce mucho tiempo han '
.. , . ' 'ª) a teologh l· . , . . . , -1. _
1
•·i
gen ~n el griego (Pura . . ' Y <Is ciencias sociales. l ll'lll' MI 111
Yse as · · doxos) corn'-01· . l . -· l n·,r.
· un,e Yue sign¡¡¡ .. ' · nant o las palabras p11m Y' •
go, hay . ca <<contra..- . . . , ,. , -1bar·
un rn at1~. c¡L1(•. ·ac 01))1 . - to e\ 1t\ cree ncia cotnlm >) . Sm rtlt . '
)anu u l·t 1.. ',- . , _..,·•-., 1..¡u(
~ ai,, etunologica que sug ttll
pata M! rcfi f: rc a al.go que cs~á fu era o má~aJ!á de la creencia común,
(rente a al go qu r Ct; una abierta contrad1cc1ón de lo que se percibe
~omn dcrto. EJ concepto de paradoja p]antea que Ja verdad está en lo
que itC percibe a primera vista, pero también más allá. El don de la
Ja ra!Joja proporciona una fascinante capacidad: reúne verdades apa-
~e,itement..c contradictorias para identificar una verdad mayor.
e;uríosídad sugiere atención y una interrogación constante sobre
la~ cosas y su significado. Etimológicamente, viene del vocablo latino
curíosus, que se forma a partir de la raíz cura, que literalmente signifi-
ca ,1cuídar.>) y que tiene que ver tanto con «cura» como con «cuidado»,
en Ja sanación espiritual y física. De ahí obtenemos términos como
cuidador y curador (de un museo) 9 • En su forma negativa, la curiosi-
dad supone un fisgoneo exagerado, común a las practicas de los detec-
tívei; secretos y de esos vecinos excesivamente interesados que se en-
trometen demasiado en los asuntos de los demás. En su expresión más
constructiva y positiva, sin embargo, la curiosidad elabora una cuali-
dad de investigación cuidadosa que va más allá del significado acepta-
do. Desea profundizar y, de hecho, se ve estimulada por aquellas cosas
que no son entendidas de inmediato.
Cuando combinamos ambos términos, el resultado es la curiosidad
paradójica, que se acerca a ]as rea1idades sociales con un respeto genui-
no por 1a complejidad, negándose a ceder a las presiones de las obliga-
da.) cattgorí.as duales de Ja verdad, y con una curiosidad superlativa por
saber qu.é es lo que puede mantener unidas, en un todo más a1nplio, a
energías sociales en aparente contradicción. No es, básicamente, un im-
pulso hada Ja búsqueda de un terreno común ba.sado en un denomina •
dor Chtrcchamente compartj<lo. La curiosidad paradójica bus(a algo

'J Lcdtrét.Ch utiliza a<¡uí d(J~ térn,inrn¡ í11gJ1:M:~ n:la1. irn1,1dn1 u111 la rúl rnn1: wrcgiva
Yl.Urutor. IJ prímcrcJ 1'1 C traduce al cbpa/',ol por «uddadur,, o «c uídadora >,; d segun
do tícnc uri i;igníf,cado muy cnnucto, cu rad11r ,, u1r.1dura de uu 11n1s\.'o. l lt: prdc
rído mantcnt r la fid elidad al kxlo e incluir c&la l,reve i:x plicació11 (N . d1..· la T).

1 H7 J
[SOB R E LA SENCILLEZ y LA COMPLEJI DAD ]

l ue mantiene . unidas enenrias ::, sociales apa-


más allá de lo visible, ª ~o q . nfrentadas de manera violenta.
¿· t ias e me1uso e
rentemente contra IC or ta cualidad de perspectiva, esta
al por tanto, es
Por su propia natur eza, . hacía la parte enemiga, se edifica
, artes me 1 uso
postura hacia las demas P , .d d de movilizar la imaginación.
b e una capao a
fundamentalmente so r . . nes inmediatas, la curiosidad
d · hacia conc1us10 ,
Más que con ucir . . . .c. de la indagación en las contra-
, .. de el JUICIO en 1avor
paradoJica suspen . lor nominal y su valor emocio-
. . han aparecido, en su va ,
dicc10nes que . il"d d d centrar un valor que este fuera
¡ · · t la pos1b i a e en
na ' por s1 exis e que sustituyera la contradicción.
de lo que actualmente se conoce y
. e . ple y directa como las cosas apare-
El valor nominal es 1a iorma sim . .
cen y son presen tadas. En es cenarios de violencia, el valor
. nommal
es el contexto, ta1y como es, C on toda su fealdad y sus dificultades.
Es la forma en que la gente dice cómo son las cosas, con to~as las
contradicciones que surgen a medida que escuchamos a las diversas
caras de la humanidad sufriente. La curiosidad paradójica empieza
con el compromiso de aceptar a la gente en su valor nominal. El va-
lor emocional va más allá de la presentación de las apariencias, y se
ocupa de la forma en que estas cosas son percibidas e interpretadas
por las personas. Se adentra allá donde está arraigado su significad~.
Intenta hallar dónde reside el significado en la experiencia de la gen-
te. El valor nominal y el valor emocional suponen una paradoja. In-
herentes a lo que existe y a la forma en que se nos presenta, se en-
cuentran los recursos que posibilitan cosas y entendimientos que
aún no existen. Tal es la paradoja que implica aceptar lo que existe en
su valor nominal y emprender el camino hacia el valor emocional
del que surgió, viendo hasta dónde puede llevarnos.
Suspender los juicios de valor e indagar sobre los valores nomi-
nal Y emocional en escenarios de conflicto exige la capacidad de
desarrollarse Y vivir con un alto grado de ambigüedad. Por un
lado, debemos aceptar lo real de la apariencia, cómo parecen ser
las cosas. Por otro lado d b .
. . , , e emos exp1orar lo real de la experiencia
v1v1da, como han surg·1d 0 .
d percepciones y significados cómo pue~
en apuntar a realidades d 1O h ,
e que a ora es aparente, y lo invisible

[ 88]
!,A JMAGll',\ .\ Cl1~N '.\,\t)HA I

que hay más allá de lo que se presenta como conduyente. Suspend~r


el juicio no es dimitir de la opinión o de la capacidad de evaluar. Es
fundamentalmente una fuerza para movilizar la imaginación y ele
vara un nuevo nivel las relaciones y la comprensión de las relacione~
en un contexto violento. Suspender el juicio es negarse a forzar his-
torias sociales complejas y realidades construidas en categorías dua-
les artificiales, para favorecer la búsqueda de acuerdos que rompan
el dominio de la polarización social. Lejos de quedar paralizada por
la complejidad, la curiosidad paradójica, como cualidad de la imagi-
nación moral, subyace en la complejidad como una aliada, no como
una enemiga, pues de la complejidad emergen un sinfín de nuevos
ángulos, oportunidades e inesperadas potencialidades que sobrepa-
san, reemplazan y rompen las cadenas de los actuales e históricos
patrones relacionales de violencia recurrente.
Aunque puedan estar impregnadas de serendipia, las cuatro his-
torias que hilvanan este libro sugieren una curiosidad paradójica.
Un joven trató a su mayor, el jefe enemigo, como un padre, creando
así una respuesta más sabia e inherentemente más paternal. Las mu-
jeres movilizaron al patriarcado para dar lugar a un mercado seguro,
donde se incitaba a los hombres a ser hombres y hacer la paz, y las
mujeres eran las guardianas de la verdad y las mantenedoras de la
paz. Un grupo campesino apeló a la verdad en la retórica de los ac-
tores violentos para estimularlos a ir más allá de la violencia. Un
profesor-poeta ofreció únicamente su propia vulnerabilidad para
proporcionar seguridad a un poeta-señor de la guerra.
La curiosidad paradójica estimula y provoca la imaginación mo-
ral. Es una materia que, en escenarios de violencia profunda.mente
arraigada, plagados de polarización social, contempla la comple}i-
dad como un aliado y se niega a caer en las trampas históricas de las
divisiones duales, que alimentan los ciclos de violencia. La curiosi ·
dad paradójica sostiene una inquietud permanente que explora
atentamente el mundo de posibilidades que hay más allá de los argu-
mentos inmediatos y las definiciones estrechas de la rt'alidad, \.'uya$
orillas sólo se pueden alcanzar si se toman los argumentos en s,·rio Y

r s0 1
LA 'I EN • ; II.Lf', /. Y LA C flMp¡ l' II
l •,·•c)fllti ', , , ll,\¡,\

1
....1. . ·us visiones. En este sentido, la curios¡.
se rehúsa a quedar ataco Pº' s , , . . ~ . ·1, 1 ., l d
· , .. . . ·al ouc allende y cuK a a sa u . de una
dad paradOJICa es 1a c;ura re i

humanidad más grande.

PROPORCIONAH ESPACIO PARA' Jl,J, ACTO CREATIVO

• ·
La , mag111ac1 n
·ó mr>ral toma forma .
y· expresjón
.
m
_ e<liante

un acto.
Aunque ·in1c1 · ·a·l·m. .ente· podamos
. , ·p ensar
· acerca . del. .espacio donde se
encuentran moral e imaginación como un eJeroc10 conceptual, en
realidad no podemos conocer ese tipo de ilnaginaci6n fuera de la
acción humana concreta. Teológicamente, esta noción se encuen -
tra en la Palabra que se hace carne, el mon1ento en el que la poten-
cialidad se desplaza del reino de lo posible al n1LH1do de lo tangible.
En otras palabras, la imaginación moral encuentra su expresión
más clara en la aparición del acto c reativo.
En su subtítulo, Matthcw Pox ( 200 2) llarna crcalividud al lugar
«don de se encuentran lo divino y lo hutrlano». Una vez 1nás, inhe-
rente a nuestra investigación se hall a la calidad de paradoja qui.:'
acompaña el proceso, pues el acto c reativo t ienc simultúncamcnlc
elementos de lo trascendente y de lo mundano. l•:n otras pal~lb rns, h
creatividad va más allá de lo ex istent e hacia algo nuevo e int·sptrndt 1•
surgiendo de y hablando a lo cotidiano. 1:.sc es, de hecho, d p~,pd di.'!
artista, y el por qu é la im agin ac ión y el artc están e n los nHiq~l.'rn:s dr
la ~ocíedad . Los arti stas tienden a se r, segú n vcn: mos ,:n posttrion·~
capítulos, personas que viven en los urnbralcs de las co111u11i(bdrs rn ·
la.., qu~ habitan , desde las cual es surge el pulso de sus trahajt )S vítaks
Y a las cuales se dirigen . Sin embargo ) al estar en los lhnil cs. t.unhit·n
supon <.: n una amenaza., pues ensan chan los límites de lo qw· ." t' lol\l ,I
por real Y pc,nihle. <:omo in sinú a lfru (.•ggl'.maun ) << l odo/\ lo s rq~hih'
n~~ totalitarios teme n al arlista. l.a vrn..aóó n del prokla r ~ 11H\nktH' '
vi_w, <.:I rníní hkrio de la irnaginación ¡ ~~guír ro ujurnndo y prnP''
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Po r lo tanto, . otra • . •,

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1oral es la prov1s10n. de) espac10
.
para que emerja eJacto creativo. JJro-
orcionar ese espac10 exige una predisposición, un tipo de actitud y
p rspectiva que abra, e incluso, invoque, el espíritu y la creencia de que
racreatividad es humanamente posible. fundamentalmente, esto re-
quiere creer que el, a~to y la respu~sta creatívo5 están permanentemen-
te al alcance, Y, mas unportante aun, creer que son sjempre accesibles,
incluso en escenarios donde la violencia domina y mediante su opresí-
ra guadaña crea su mayor mentira: que las tierras que habita son esté-
riles. Los artistas destrozan esta mentira, pues viven en la esterilidad
como si la nueva vida, el nacimiento, fuera siempre posible. Aunque no
esté predicha o sea inicialmente nítida, las personas que despliegan esa
profunda cualidad de la imaginación moral en estos escenarios de vio-
lencia demuestran una capacidad de vivir en un espacio personal y
social que alumbra lo inesperado. Con mucho en común, la supervi-
,·encia de la creatividad y la de la imaginación requieren esa calidad de
\'irir. Aceptan que existen incontables posibilidades capaces, en cualquier
momento, de ir más allá de los estrechos parámetros de lo que es gene-
ralmente aceptado y percibido como la reducida y rígida definición de
la gama de opciones.
En este libro indago en esta cualidad de proveer para y esperar lo
inesperado. Es una cualidad más conocida en el mundo del arte y de los
artistas que en los mundos de la técnica social y la eficacia gestora, aun-
que nuestra tarea no es enfrentar esos mundos uno contra el otro. Lo que
quiero explorar aquí no es la cuestión de si son mejores o más nnesa.rios
los técnicos o los artistas, sino comprender las cualidades epistemológi-
cas}' ontológicas que diferencian y conectan la técnica y la imogin ..Kión.
La creatividad y la imaginación y el a11ista que alumbra la noYecbd, rw~
1

PTüponen nuevos caminos e ideas que nos obligan a pensar cómo ~~on,.)-
ct-rnc1\ el mundo>cómo estamos en el mundo y, lo m,is importank'. qut'
t'\ JXr;ible en el mundo. Lo que encontraremos una y ütr.1 Yc"Z t'll t'St)S

Pllnlí">s de inflexión>y en esos momentos donde algo \ 'i.l mas ,tfü d1.' Lb
~rra) dt l.a violencia, es la visión)' la creencia de que d tüturn fü\ t':, 1.':-
dav, d,d P~ado y que el nacimiento de algo nue\'o 1.':- ptlsihlt'.
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j• 1,¡q,1 t i (; 1 11' 1/ II I l l/, f lJIA!,f/ J/
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La úhírna di sdplina que c~tá en lí.1 c~enda de la ímagin aci(,n mcn,3 J


1 - , . ·t · , ., .. c·,11a,rwntc l)cro demanda cora:dm y alrn :. r
..;e pucuc (. \ csLn )Jr se
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, t . . • . • . . ~ y
dcsalfa cualquier recela: la voluntad de asumu r1<.:,sg<>h. ~~nesgar t-,
adentrarse en lo desconocido sin ninguna garant1a de ex1 to CJ ni \ Í-
quiera de seguridad. El riesgo es misterioso por _"u propia naturalt
za. Es un misterio vivido, pues se aventura en t1erras que ne, t \t.án
controladas y de las que no hay map~~- Las personas que viven tn
escenarios de conflictos muy arraigados se enfrentan a una extra(n-
dinaria paradoja. La violencia les es conocida, el misterio es lapa%.
Por su propia naturaleza, por l.o tanto, la construcción de la paz exi-
ge un trayecto guiado por la imaginación del riesgo.
Para comprender plenamente la imaginación moral tendremos
que explorar las geografías conocidas de la violencia y ]a naturaleza
del riesgo y la vocación, que permiten el surgimiento de una imagi-
nación que lleva a las personas hacia una nuev~ aunque misterjosa
y a menudo inesperada, oriUa. En términos concretos, esto significa
que tenemos que comprender tanto las implicaciones profundas d.tl
riesgo como el sustento a largo plazo de la vocación . Como veremo~,
la vocación nos exige analizar los dictados de la voz interior y pro-
porciona un punto de apoyo para que este trayecto tan sumamente
difícil escape de las garras históricas de la viol.encia.

CONCLUSIÓN

Combinadas, estas cuatro sencillas disciplinas forman las condicio-


nes que hacen posibles la imaginación moral y la construcción de la
paz. Las historias conductoras de Ghana, Wajir, Colombia y 'l'ayiki',
tán del capítulo 2 abren ventanas hacia momentos en los que ~e en-
cendió esa imagi.nación. En cada una de l.as histor ias están pr<:~entei,
los cuatro elementos. Aunque invocado por lo que puede parecer el
tien1po y el espacio de la serendipia, cada conte~to cuenta la historia
de un viaje de personas que buscaron la forma de responder en un
n1ornento dado a patrones históricos de animadversión y violencia.
En cada historia, el trayecto supuso un punto de inflexión, e] movi-
nüento hacia un nuevo horizonte para redefinir tanto el momento
con10 las relaciones. Una y otra vez, el proceso fue definido por la ca-
pacidad de los actores para imaginarse a sí mismos en relaciones, por
una voluntad de aceptar la complejidad y no enmarcar su reto como
una polarización dual, por actos de enorme creatividad y por una vo-
luntad de riesgo. Los resultados fueron complejas iniciativas de cons-
trucción de la paz definidas por momentos que crearon, y posterior-
mente sostuvieron, cambios constructivos.
Ahora volvemos nuestra atención al contexto en el que debe ini-
ciarse este viaje, las duras realidades de vivir en escenarios de vio-
lencia y las lecciones que podemos aprender -. paradójicamente-
del pesimismo y de quienes sobreviven sin perder de vista lo que el
poeta Seamus Heaney llama «la orilla más lejana».

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