Sie sind auf Seite 1von 3

CONVIVENCIA CIUDADANA

Basado en el Manual de Carreño “Urbanidad y buenas maneras”.

DEBERES PATRIÓTICOS:

Nuestra patria es el mundo gobernado por las leyes que rigen el lugar donde hemos
nacido, con quienes convivimos diariamente en la sociedad siendo ciudadanos
competentes.

Desde que vimos por primera vez la luz que nos acompañaba con gratos recuerdos
de estímulo, virtud y gloria. Encarnando a los antepasados por medio del verde
campo, el talento, los monumentos, el arte y el sufrimiento de una generación que
ya pasó. Lo grandioso reside en el nombre de nuestra patria: los lugares santos y
venerables que nos enseñan nuestros progenitores a respetar y dirigirnos con
alabanzas al creador desde niños a rendir culto y adoración a Dios; Los encargados
del poder público, en quienes depositamos nuestra confianza para abogar por la
libertad e independencia de nuestro país contra la injusticia. Sin embargo, debemos
ser partícipes en la incidencia política para hacer valer nuestros inherentes
derechos ante la ley y lograr una sociedad más transparente y democrática. Los
parientes, quienes desde nuestra niñez valoran nuestras cualidades; así como la
comunidad en la cual convivimos cotidianamente.

A partir de esto, es pertinente plantear que tenemos el compromiso con nuestra


patria de obrar bien de acuerdo a las leyes para tener un país sin corrupción,
colaborando con los objetos y situaciones que requieran ayuda ciudadana. También
es necesario estar presentes en los momentos de conflicto, cuando la seguridad e
integridad de los habitantes de la patria nos llaman en socorro, a que defendamos
en pie de lucha.

En la medida que batallamos respaldando nuestra tierra natal, vamos perdiendo


seres queridos que se transforman con el tiempo en un recuerdo perpetuo
concebido en la historia como un ejemplo a seguir.

DEBERES PARA CON EL PRÓJIMO

El amor como base fundamental de la vida en sociedad es recíproco: Cuando


amamos a Dios, amamos al prójimo. Esto, nos permite construir un porvenir y una
sana convivencia con nuestros semejantes sobre el principio de la tolerancia.
Además, las otras personas tienen derecho a esperar de nosotros la
correspondencia de nuestros actos que, a través de la armonía, pueda sobrellevar
la miseria para alcanzar la felicidad.

Debemos ser solidarios brindando una mano amiga cuando otros la necesitan. La
benevolencia que une nuestros corazones guiará las virtudes cívicas que Dios ha
dispuesto para nosotros. Los dos grandes deberes que tenemos con el prójimo,
surgen de las prescripciones de la religión y la moral; entre los cuales está respetar
a nuestros semejantes, ilustrar su entendimiento y actuar de la misma forma en la
que queremos ser correspondidos. Estas situaciones nos brindan el beneficio de la
tranquilidad al soltar lo que no brinda paz individual; a diferencia del hombre
malévolo e irrespetuoso que se llena de ira y vive con la carga del remordimiento en
una vida miserable.

El actuar misericordioso como ayudar a los demás, dar de comer a quién no tiene,
perdonar a nuestros enemigos y recompensar con actos de amor sincero, ejemplos
del salvador del mundo que nos despeja el cielo después de arrepentirnos de
nuestros errores.
¡Son tan sublimes los deberes cumplidos del que arriesga sus comodidades y vida
por el bien del prójimo! Esa es la historia

Das könnte Ihnen auch gefallen