“Una simple acción te puede cambiar la vida”, cuanta veces lo había
escuchado, hasta que lo viví en carne propia.
Una falla repetitiva en los equipos de proceso y solo soluciones “parches”.
Nadie se había detenido a analizar el problema, solo pasaban como zombis o autómatas, programados para apretar las tuercas.
“Es hora de cambiar, detenerse y pensar”, alejarse del problema y verlo desde una nueva perspectiva. No hacerlo solo, hay que involucrar al conjunto de trabajadores así se tendrá la mejor solución.
Eso se hizo, se eliminó la falla cambiando de posición un simple sensor,
evitando la detencion de toda una planta.
Chuquicamata se transforma, pasa de rajo abierto a subterránea… ¡No!, la
transformación es más profunda, es nuestra empleabilidad, es nuestro futuro, es nuestro modo de trabajar, de hacer las cosas. Si no cambiamos, nos extinguiremos como los dinosaurios.
Nos extinguiremos, nos extinguiremos, nos extinguiremos… aún resuenan en
mi mente esas palabras.
La transformación debe partir de uno y contagiar a los demás. No podemos
esperar que otra persona decida por nosotros, no podemos sentarnos y esperar.
Debemos cambiar, debemos hacer un nuevo futuro, debemos ser parte de la
transformación. Con nuestro aporte seremos parte de la solución, no del problema. No nos extinguiremos.