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Resumen: En el contexto de estudio de este trabajo, la diversidad cultural ha sido gestionada a través
de políticas públicas en materia de educación, salud, trabajo y servicios sociales, desde
modelos integracionistas. A nivel local la atención se ha centrado más en la implementación
de “políticas culturales”, cuyo objetivo es promover la convivencia cotidiana en escenarios de
diversidad. El presente artículo ofrece una reflexión sobre las políticas culturales desarrolladas
a nivel local relacionadas con la convivialidad y la diversidad, a través del análisis de un
ejemplo concreto de práctica tipificada como intercultural en la ciudad de Granada.
Para ello, ofrecemos una descripción detallada de sus distintos momentos reflexionando
sobre el concepto de interculturalidad y de cultura subyacentes y analizamos, con la ayuda
del material etnográfico, qué efectos o calado pueden tener esta tipología de efeméride en la
población local y de qué manera ésta se ve representada. Como conclusión se reportan algunas
propuestas nacidas de los/as propios/as implicados/as, sobre cómo seguir implementando
políticas culturales que puedan ofrecer respuestas a las demandas sociales y representar a toda
la comunidad.
Abstract: The public policies on education, health, work, social services, etc, have been used by many
States in order to manage cultural diversity by using integrationist models. At a local level
the attention has been focused more on the implementation of “cultural policies” aimed at
promoting the daily coexistence in diversity scenarios.
This article offers a reflection on cultural policies developed locally related to conviviality and
diversity, through the analysis of “The Festival of Cultures”, a particular example of a practice
defined as intercultural in the city of Granada.
In order for this to be accomplished, we offer a detailed description of its different moments
reflecting on the concept of multiculturalism and underlying culture and analyzing, with the
help of ethnographic material, which effects or consequences can this type of festivals have in
the local population and how this is represented.
Concluding, some proposals arose from the people involved are reported, on how to keep
implementing cultural policies that can provide answers to social demands and represent the
entire community.
Introducción1
La creciente diversidad que caracteriza a muchas ciudades europeas en este momento,
fruto en parte de las actuales migraciones internacionales, ha sido abordada por las Ciencias
Sociales principalmente en términos de integración, asimilación y adaptación de la pobla-
ción inmigrante a las “sociedades mayoritarias” (Oliveira y Padilla, 2012; Castells y Miller,
2003). Es por ello que no se ha puesto demasiado énfasis en el análisis de las dinámicas
de convivencia cotidiana generadas a nivel local en barrios y ciudades en el marco de una
nueva “diversidad de diversidades” (Vertovec, 2007; Meissner y Vertovec, 2015; Padilla,
Azevedo y Olmos Alcaraz, 2015)2.
En este escenario las políticas públicas sobre educación, salud, trabajo, servicios so-
ciales, etc. diseñadas para funcionar como “herramientas de integración”, vienen siendo
promovidas desde los Estados con el objetivo de gestionar la diversidad cultural; sin em-
bargo, es desde el nivel local (Ayuntamientos, Diputaciones, asociaciones e instituciones de
ámbito municipal) que, a través de la implementación de lo que se conoce como “políticas
culturales”, se inician planes y programas para fomentar la convivencia cotidiana en esce-
narios de diversidad (Clark y Navarro, 2009; Oliveira y Padilla, 2012; Ray, 2003). Muchos
de estos planes y programas son, a menudo, definidos como interculturales.
Pero no siempre está claro a qué nos referimos cuando hablamos de políticas culturales3.
Por establecer unos mínimos a partir de los que iniciar nuestros análisis, podemos definir
las mismas como un conjunto estructurado de acciones y prácticas sociales generadas y
desarrolladas por organismos públicos y/o privados y otros agentes sociales en el ámbito de
la cultura. Como sugieren Nicolás Barbieri, Adriana Partal y Eva Merino:
La indefinición de los conceptos a la hora de referirse a la política cultural hace que ésta
se presente como un puente “entre los registros estético y antropológico” (Miller y Yúdice,
2004 citado en Barbieri et al., 2011: 478). Y en este puente el concepto de cultura es el más
1 El presente texto forma parte de algunas de las conclusiones del proyecto de investigación “Culturas de
Convivência e Super-diversidade” (PTDC/CS-SOC/101693/2008), financiado por la Fundação para a Ciên-
cia e a Tecnologia de Portugal y dirigido por la profesora Beatriz Padilla con la participación del instituto de
Migraciones de la Universidad de Granada. Agradecemos a la citada fundación del apoyo económico para el
desarrollo del trabajo de campo puesto en marcha en la mencionada investigación. Igualmente forma parte del la
investigación para la obtención del grado de doctorado de Pierangela Contini, desarrollada en el Departamento
de Antropología Social y en el Instituto de Migraciones de la Universidad de Granada.
2 En otros trabajos hemos reflexionado sobre estas dinámicas generadas “desde abajo” en el ámbito local (Con-
tini, 2015), preocupándonos de observar cómo la manera de entender los conceptos de diversidad, cultura, inter-
culturalidad (y otros términos asociados), tiene influencias concretas tanto en los discursos como en las practicas
de convivencia cotidiana (García Castaño, Olmos Alcaraz, Contini y Rubio Gómez, 2011; García Castaño,
Olmos Alcaraz y Contini, 2012; Olmos y Contini, en prensa; Contini y Olmos, 2015).
3 Para profundizar sobre los debates conceptuales actuales existentes en torno las políticas culturales pueden
consultarse los trabajos del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos (2004), Rodríguez
Morató (2012) y Zallo (2011).
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4 Para mantener el anonimato de quienes participaron en nuestra investigación hemos sustituidos por nombres
ficticios los nombres propios que aparecen en el texto (de personas, lugares, asociaciones y del mismo evento).
Pero es útil especificar que en el nombre real del evento de casi todas las ediciones se ha hecho referencia a la
interculturalidad y a la convivencia, de lo que se intuyen las intenciones y los objetivos que la entidad organiza-
dora se prefije con la realización de la fiesta.
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... vamos a decirlo claro, el Ayuntamiento tendrá potestad para decidir en qué
va a invertir su dinero: ¡en la gente de Granada! y de hecho para ser más claro
todavía, el eslogan político de la campaña electoral del Partido Popular, que
es el partido que ahora mismo está al poder en el Ayuntamiento de Granada,
es: “primero, Granada” ¡más claro que el sol, agua! (Organizador del evento,
Granada 2011).
Y de manera muy residual encontramos lo que hoy estamos analizando aquí, acciones
y eventos donde tienen presencia otras poblaciones. Para nosotros esto no se corresponde
con una verdadera política cultural, cuyo objetivo debiera ser gestionar conjuntamente una
diversidad que nadie ha vivido antes (Zapata-Barrero, 2010), ni las poblaciones autóctonas
ni los recién –o no tanto– llegados.
Descripción metodológica
Para la elaboración de este artículo hemos utilizado los datos generados en el marco
del proyecto de investigación “Culturas de Convivência e Super- diversidade” (PTDC/CS-
SOC/101693/2008), financiado por la Fundação para a Ciência e a Tecnologia de Portugal,
y desarrollado conjuntamente entre el Instituto de Migraciones de la Universidad de Grana-
da y el CIES-ISCTE de Lisboa, entre los años 2009 y 2012.
Con el proyecto se aspiraba a abordar las dinámicas cotidianas convivenciales de dos
ciudades europeas significadas por una importante presencia de “nuevos vecinos” de di-
versa procedencia geográfica/nacional: Granada y Lisboa, observando en detalle en cada
una de las ciudades un barrio céntrico y otro periférico. Para ello, el proyecto se centró en
el estudio de distintos contextos de las ciudades, tanto informales como formales (Lofland,
1998), realizando trabajo de campo etnográfico principalmente a través de observación par-
ticipante y entrevistas abiertas. Cuando nos referimos a “contextos informales” aludimos
a la observación realizada en los barrios, en concreto sobre los procesos cotidianos allí
acontecidos y las dinámicas establecidas entre los distintos actores sociales (residentes, co-
merciantes, representantes institucionales, entre otros) presentes en los mismos: en calles,
plazas, parques, mercados, etc. Los contextos definidos como “formales” por el proyecto
fueron principalmente escuelas y edificios/sedes de las distintas dependencias del gobierno
municipal; pero también eventos organizados y pautados por los distintos agentes implica-
dos en la gestión pública local, como el evento intercultural que analizamos en este artículo.
Es decir, nuestra división entre “contexto informal” y “contexto formal” no remite exclu-
sivamente a dimensiones geo-espaciales, sino que implica también cierta organización y
previsión en el desarrollo de las interacción sociales a las que remite sin circunscribirnos a
un espacio físico concreto.
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El trabajo de campo en estos últimos contextos se llevó a cabo más tarde, tras un periodo
de tiempo en el campo observando los espacios definidos como “informales”. Siendo así,
en el caso de la ciudad de Granada –que es el que analizamos en este artículo– realizamos
diversas aproximaciones a escuelas e institutos de educación secundaria, hasta finalmente
realizar observación participante y entrevistas de manera más intensa en un solo un centro,
en este caso de educación secundaria. Para la selección del evento intercultural (como ex-
presión de las políticas culturales puestas en marcha a nivel local para la promoción de la
diversidad cultural), se elaboró un registro con los datos de los eventos interculturales más
relevantes del área metropolitana de Granada, listando de cada evento datos como la fecha y
área de realización, ubicación en la ciudad, entidad organizadora (asociaciones de vecinos,
Ayuntamiento, asociaciones y ONG) y beneficiarios. El evento elegido para la investigación
fue la Fiesta de las Culturas, organizado por la Plataforma pro-inmigrantes5 en la que par-
ticipan varias asociaciones y entidades vinculadas con la inmigración en Granada. Para el
estudio de esta efeméride se procedió participado en las reuniones organizativas, en la que
se realizaron un total de 14 observaciones protocolizadas y 11 entrevistas formales abiertas.
5 de estas entrevistas se realizaron a organizadores del evento y 6 a participantes a lo largo
del día de la celebración. Además, contamos con conversaciones no formales realizadas
tanto a lo largo del trabajo de campo, como el día del evento, a participantes y vecinos del
área donde la actividad tuvo lugar. Durante el trabajo de campo se produjeron documentos
relacionados con la organización y realización del evento (periódicos, documentos de tra-
bajo internos, datos e informes de anteriores celebraciones, información estadística, etc.)
utilizando para el análisis interpretativo de todos los datos producidos el programa infor-
mático NVivo.
El evento analizado, la Fiesta de las Culturas, no cuenta con un emplazamiento estable
para su celebración anual, sino que se ha ido realizando en lugares distintos de la ciudad en
cada edición. En el periodo de desarrollo de nuestro proyecto de investigación, el espacio
elegido para la celebración de la misma fue la zona centro de la ciudad. Pero vayamos a
conocer un poco más cómo surge, se gesta y se va haciendo visible a través de los años esta
política intercultural en la ciudad de Granada.
La fiesta de las culturas: análisis de una política cultural implementada a nivel local
La primera Fiesta de las Culturas se celebró en el año 1995 por iniciativa de la recién
creada por entonces Plataforma pro-inmigrantes6. Se trata del evento intercultural con más
repercusión en la ciudad de Granada con sus 15 ediciones con cadencia anual y la partici-
pación de diversas asociaciones y entidades vinculadas con la inmigración en la ciudad, así
como una importante cantidad de vecinos y curiosos ocasionales para asistir a espectáculos
varios (bailes, performances, talleres, cata de gastronomía, etc.) de corte folclórico funda-
mentalmente, pero con un claro componente reivindicativo de los derechos de las personas
inmigrantes. De hecho fue la primera actividad que la Plataforma organizó y que ha tenido
continuidad en el tiempo:
5 La Plataforma pro-inmigrantes es una agrupación que desde 1993 reúne ONG, asociaciones y entidades públi-
cas y privadas con el objetivo de trabajar en materia de reconocimiento de los derechos de los inmigrantes desde
el plano municipal.
6 La Plataforma pro-inmigrantes es una agrupación que desde 1993 reúne ONG, asociaciones y entidades
públicas y privadas con el objetivo de trabajar en materia de reconocimiento de los derechos de los inmigrantes
desde el plano municipal.
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Esta casuística nos da ya algunas pistas sobre la concepción del evento desde sus orí-
genes y sobre las prioridades de la entidad organizadora con respecto a las temáticas de
inmigración. Se trata de una iniciativa sustentada principalmente por entidades del tercer
sector cuya filosofía desde un principio fue, como nos narraba uno de los organizadores,
eminentemente reivindicativa con respecto a los derechos de las personas inmigrantes:
Actualmente dicho apoyo es inexistente, dado que depende mucho de qué partido esté
gobernando en ese momento. Como nos decía uno de los organizadores “la falta de relación
con la administración local ha sido el principal problema y dificultad” (Organizador del
evento, Granada 2011b).
La Plataforma escucha sugerencias en este y otros sentidos, pero la gestión del evento
sigue siendo responsabilidad de las asociaciones y ONG con mayor protagonismo y de
quienes llevan más tiempo formando parte de la misma, y éstas no son las formadas por
inmigrantes, aunque en algún momento hayan sido muy numerosas.
En cuanto a la estructura que sigue la Fiesta de las Culturas año tras año, hay que decir
que, a día de hoy, es más o menos estable con respecto a las actividades que la integran y
la forma de organizarlas, fruto de la experiencia de ediciones anteriores. Esto es visto por
organizadores y participantes como un punto fuerte de la misma, dado que se considera que
si se hiciese de otra manera se generaría en la población una sensación de incertidumbre
propia de “las cosas puntuales y distintas, sin continuidad en el tiempo” (Organizador del
evento, Granada 2011).
Normalmente el evento consta, en primer lugar, de una serie de stands informativos de
las ONG, asociaciones y demás entidades que participan; y stands con información de paí-
ses, regiones o colectivos en concreto –por ejemplo, en la edición estudiada había también
un stand del colectivo gitano, dedicado a confeccionar con distintos materiales una bandera
gitana–.
Por otro lado, se organizan talleres de diversa índole, donde los asistentes a la fiesta están
invitados a participar. Diseñados e implementados por los diversos colectivos que toman
parte en la fiesta, dichos talleres están orientados a niños, jóvenes y personas mayores, es
decir a todos los vecinos y vecinas que quieran acercarse. Incluso se pretende que se in-
volucren personas de distintas edades conjuntamente en los mismos. Las temáticas que se
trabajan en esta actividad son de lo más diverso: desde talleres de realización de henna7,
donde mujeres marroquíes dibujan las pieles de aquellas personas que lo desean, pasando
por talleres de papiroflexia o de elaboración de flores de papel, hasta talleres de maquillaje,
juegos del mundo y manualidades varias. La idea es que los asistentes pasen toda la jornada
interaccionando entre sí con la excusa de su participación en los talleres.
Otra de las actividades habituales de la Fiesta de las Culturas es la toma del conocido y
tradicional “té intercultural”. Desde los inicios de la fiesta, pasadas las primeras horas del
evento, cuando los asistentes ya han visto y reconocido los stands, se viene ofreciendo té
y pastas marroquíes –aunque la organización de la fiesta lo denomina el “té intercultural”
dado que pretenden con ello que todas las personas participantes se relacionen–.
El folklore en general tiene un papel central en todo el evento. Los bailes tradicionales
son también un habitual de la Fiesta. De hecho suelen ser el “plato fuerte”, en el sentido de
que son una de las actividades que más público tienen y que, según asistentes y organizado-
res, más gustan. Pero hay un poco de todo: música y baile, trajes y banderas, juegos y arte-
sanía… y todo ello de corte “nacional”. Es decir, los colectivos se organizan principalmente
según sus procedencias8, y así podemos ver un baile tradicional de Bolivia realizado por
7 Henna es una palabra inglés, ampliamente utilizada en España para definir un tinte natural de color rojizo
obtenido de la trituración de las hojas y del pecíolo del arbusto Lawsonia inermis. En muchos países de Asia,
Oriente Medio y África del Norte, las mujeres lo utilizan para teñir el cabello y aplicar una técnica de coloración
de la piel llamada en árabe mehandi (erróneamente definida “tatuajes de henna”) empleada tanto con fines de
belleza como para fines rituales.
8 Aunque anteriormente hemos hecho mención a la participación del colectivo gitano en la fiesta, seguimos afir-
mando que las actividades y los grupos participantes en la misma se organizan principalmente según sus lugares
de procedencia y/o nacionalidades. En el caso de la comunidad gitana solo vimos que se tratase de un colectivo
de gitanos españoles, sin relación –por ejemplo– con los cada vez más presentes en Granada, grupos de gitanos
rumanos. Y en el caso de las asociaciones pro-inmigrantes, están integradas mayoritariamente por población no
inmigrante nacional, salvo escasas excepciones. El tipo de actividades que estas entidades organizan es más bien
para dar a conocer sus organizaciones, y las labores que realizan. En algunos casos sí observamos actividades
que ponían en relación elementos pertenecientes a distintas comunidades, nacionales siempre. Sería el caso, por
ejemplo, de una ONG que organizaba un taller de juegos de distintos países del mundo.
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[¿Cómo se hace la difusión del evento? ¿A quienes está dirigido?] Hacemos una
pequeña campaña con los carteles y sobre todo a través de las asociaciones
que integramos, nos repartimos. Cada asociación tiene su propio ámbito de
difusión, lo difundimos entre la gente nuestra [...] (Organizador del evento,
Granada 2011b).
Vemos que todo el proceso de dar a conocer el evento depende de la “buena voluntad”
de las entidades que participan en la organización y del trabajo que realizan personas a tí-
tulo individual. Las entidades organizadoras diseñan un cartel que distribuye por la ciudad
(bares, sedes de las asociaciones, universidad, etc.) y a través del cual se publicita el evento.
Esta forma de realizar las cosas no garantiza que la fiesta aparezca en las agendas culturales
oficiales de la ciudad, y tampoco que tenga una cobertura en los medios de comunicación
locales. De hecho, en la edición observada, no hubo presencia de los mismos. Podríamos
decir que la publicidad que se hace se basa fundamentalmente en el “boca a boca”, con todo
lo bueno y/o lo malo que ello pueda tener. Pero antes de considerar que de esta forma se
consigue llegar o no a mucha o poca gente, también hemos de preguntarnos ¿qué objetivos
tienen al respecto los organizadores del evento? Y en este sentido vemos como en realidad
existe una idea que subyace en muchas de las entidades organizadoras, y es que la fiesta ha
de llegar sobre todo a la población inmigrada de nacionalidad extranjera:
Y en ese sentido podríamos considerar que el objetivo está bien trabajado. Sin embargo,
no podemos dejar de insistir en que visibilizar a un colectivo menos empoderado es solo
una parte de una gestión de la diversidad con pretensiones interculturales. De todas formas,
también es cierto que no todas las personas encargadas de organizar el evento tienen dicha
cuestión tan clara, ya que también vimos como quizá fijar el objetivo en que asistan ”los
inmigrantes” está más determinado por la dificultad que implica llegar a una pluralidad de
personas:
Llegar a más gente, que se acerque gente distinta cada año es una de las
dificultades con las que nos encontramos, que es también la razón porque
movemos la fiesta por los barrios ¿no? (Organizador del evento, Granada
2011).
Que a un convencimiento claro sobre lo que tiene que perseguir una fiesta con preten-
siones interculturales:
Yo creo que el objetivo de esta Fiesta de las Culturas es que llegue a todos,
que no sea en especifico de inmigrantes, al contrario yo creo que debe llegar a
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más gente posible, que puedan participar diferentes organizaciones tanto las
de aquí como de otros sitios (Organizadora de evento, Granada 2011).
Lo que sí nos ha quedado claro después de realizar el trabajo de campo es que la Fiesta
de las Culturas no se plantea objetivos en el plano de lo económico, ni para las entidades
organizadoras ni para los barrios:
La propia forma en que se organiza y se lleva a cabo todo el proceso (a partir de en-
tidades sin ánimo de lucro, sin apenas apoyo institucional y económico por parte de las
autoridades locales, sin actividades mercantilizadas…) es bastante reveladora al respecto:
los objetivos –y los impactos, añadimos nosotras– son otros. Sin embargo, podríamos decir
que sí tiene cierto impacto en el plano del desarrollo turístico de las zonas donde se realiza,
aunque a priori esto no sea uno de los objetivos con que se planifica el evento:
[...] no queremos que se convirtiera en algo turístico, una actuación para que
[...] aunque con frecuencia lo que si sucede, si se acercan, se hace en una época
en que hay bastante turistas en Granada, se acerca gente de fuera y suele
haber una implicación muy interesante, gente de fuera de Granada, de otras
provincias de España, de otros sitios de España, extranjeros inclusive, que han
preguntado ¿esto qué es, esto de que va, por qué hacéis esto? y siempre ha sido
un momento interesante explicarlo, hacerlo patente, pero no es que se hiciera
con esta finalidad sino que se han acercado gente paseando (Organizador del
evento, Granada 2011b).
Dado que el “folklorismo” con que se enfoca consigue atraer de manera fácil a viandan-
tes y curiosos, testigos y participantes fortuitos que toman parte de ese, ahora sí, objetivo
con que se plantea el evento: visibilizar poblaciones construidas como subalternas. Y pre-
cisamente la visibilización es el principal impacto que para nosotras, como investigadoras,
tiene el evento, algo compartido por la mayoría de organizadores y participantes:
[...] es muy bonito ver que comunidades de vecinos o cualquier otra organización
interesada en esto, llegue a convivir con toda la gente, con todas nosotras y
nosotros, y es muy interesante [...] intentando trabajar sobre la integración
(Organizadora del evento, Granada 2011b).
como asistentes...
[¿Piensa que estos eventos fomentan la convivencia entre los vecinos del
barrio? ¿Entre los vecinos? Entre todos los que son de Granada, no solo del
barrio este [...] [¿Y entre las personas de diferentes grupos culturales? ¿Por
qué?] [Se ríe...] es evidente [...] (Participante del evento, Granada 2011).
... están de acuerdo con ello. Lo que se persigue es romper estereotipos, conseguir que
la gente se conozca, crear precedentes para futuras relaciones, que la población establezca
lazos de vecindad de cara a ir creando comunidad en espacios de creciente multiculturali-
dad, porque como nos decía –de forma muy esclarecedora– uno de los vecinos entrevistados
“en el barrio está todo el mundo junto pero no revuelto” (Participante del evento, Granada
2011).
Y quizá relacionado con lo anterior, una cuestión que también ya habíamos mencionado
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someramente, es que la fiesta ponga todo su esfuerzo en trabajar con un colectivo en concre-
to, la población –o deberíamos decir poblaciones– inmigrante(s), algo que no solo se hace
de forma práctica, si no que se explicita en los discursos de los organizadores:
Yo como observadora, y no solo de este año, sino también el año pasado, por
eso me fijaba [...] me gustaría que fuese algo más que un baile solamente, que
no se quede en baile, y pienso que mi responsabilidad como asociación es
demostrar determinadas cosas de los países que participamos [...] para que
se note que estamos integrados, de que por lo menos tenemos la intención de
integrarnos, que formamos parte de lo que es [...] (Participante del evento,
Granada 2011).
[...] se debería de mejorar, la gente no sabe... ¡yo no sabía que era hoy!
nos hemos enterado por el pasacalles, que era en pro de los derechos de
los inmigrantes, nos hemos acercado y nos hemos encontrado con esto [...]
(Participante del evento, Granada 2011).
En la edición observada no podemos decir que la participación vecinal fuese escasa (más
bien fue modesta), pero sí que nos gustaría señalar que en otras ocasiones se han tenido
grandes problemas con ello. A continuación citamos un comentario que nos hacía una de las
personas entrevistadas con respecto a la fiesta celebrada el año anterior al observado:
De nuevo nos hace poner la atención sobre el énfasis que se hace en que participen las
poblaciones inmigrantes. Creemos que es muy interesante la cita anterior, porque nos mues-
tra muy claramente cómo se percibe problemático para la convivencia el que esté ausente
una de las partes que conforman la diversidad de los barrios. El entrevistado nos decía que
el evento resultó “mal porque realmente inmigrantes se quedaron muy pocos”; y continúa
diciendo: “el objetivo fundamental de la convivencia entre inmigrantes y locales pues no se
consiguió”. Y decimos que es curioso, interesante, porque no se ve de igual manera cuando
los que faltan son “los de aquí”, los vecinos nacionales autóctonos ¿por qué sucede esto?
Muy probablemente porque existe una tendencia a considerar la Fiesta de las Culturas
como “la fiesta de los inmigrantes” y cuando éstos faltan ¿qué hacemos?
Y no podemos dejar de realizar una evaluación crítica del evento en relación al apoyo
institucional que recibe el mismo. Ya hemos mencionado algunas cuestiones al respecto. La
Fiesta de las Culturas responde claramente a un formato de evento cuyo mayor impulso
corresponde al tercer sector. Son entidades sin ánimo de lucro, conformadas por la propia
sociedad civil quienes promueven, planifican y ejecutan el evento y además sin ningún ob-
jetivo económico y/o mercantil. Es cierto que la participación es desigual entre dichas enti-
dades, ya que unas tienen un papel más fuerte en el plano de las decisiones de planificación
y otras son invitadas por las primeras a participar. Creemos que es algo positivo que sean
este tipo de organizaciones quienes se dediquen a estos menesteres, aunque sin duda se echa
en falta un apoyo más explícito de las autoridades locales:
gobierne que se disponga de más o menos recursos, que se disponga de un mejor o “menos
adecuado” espacio para celebrar el evento, que exista la posibilidad de una mejor o peor
difusión del mismo, incluso, y creemos que este es el momento de dejar constancia de ello,
se pueden llegar a bloquear las acciones que dan lugar al propio evento. Veamos el siguiente
relato, donde uno de los organizadores entrevistados nos cuenta cómo en ocasiones, y como
consecuencia de una falta de apoyo muy evidente por parte de las autoridades locales, se ha
intentado que deje de celebrarse la fiesta:
[...] se quiere apoyar otros tipos de actos, es la realidad, así de claro vamos:
no lo apoyan porqué quieren apoyar otro tipo de cultura [...] cultura que sea
Lorca, flamenco, religión, y ya está. Y la feria [...] y, hombre, hay otras cosas
que también son culturales ¿no? [...] que el ayuntamiento apoye todos los
eventos culturales religiosos, católicos, y no apoye este evento cultural pues
eso es un reflejo, del tipo de cultura que se quiere mostrar [...] (Organizador
del evento, Granada 2011).
Nos resultan unas palabras muy esclarecedoras, que nosotras matizamos afirmando que
existe un claro interés por apoyar oficialmente algunas expresiones culturales –las que tie-
nen que ver con el folklore, básicamente– cuando estas emanan de grupos concretos que
habitan la ciudad –los situados en posiciones hegemónicas–.
Pero ¿y qué sucede con la convivencia? Nuestra conclusión es que la fiesta trabaja de
manera positiva en este aspecto, salvando los apuntes que hemos hecho anteriormente. Es
cierto que finalmente el evento es percibido por mucha de la gente que participa en el mis-
mo como “la fiesta de los inmigrantes”. Sin embargo, ello no significa que, aunque con un
alcance limitado, las personas que se acercan a pasar un rato en la fiesta –inmigrantes o au-
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tóctonos– estén generando lazos de vecindad con quienes posiblemente no lo hacen de for-
ma habitual. Un ejemplo de ello nos lo muestra una participante de nacionalidad boliviana:
[¿Piensa que estos eventos fomentan la convivencia entre los vecinos del
barrio?] Claro entre los vecinos y entre todos los que son de Granada, no solo
del barrio este (Participante el evento, Granada 2011).
Y durante nuestra observación del evento pudimos ver muchas muestras de ello: chicas
marroquíes enseñando a bailar la danza del vientre a chicas españolas, señoras mayores de
distintas procedencias participando juntas en un taller, familias enteras participando en los
bailes organizados por las mujeres bolivianas, un grupo de chicos y chicas de lo más diverso
que prepararon una batucada.
Notas conclusivas
El reto de las políticas culturales en una sociedad multicultural es conseguir visibilizar y
dar protagonismo a todas las opciones culturales, en un contexto donde tradicionalmente la
homogeneidad ha sido el objetivo (Rodríguez, 2012). Si estamos en el plano de lo lúdico-
festivo, sería más positivo que se generaran eventos donde autóctonos e inmigrados hicieran
exposición pública de bailes, gastronomía y demás elementos folklóricos de manera conjun-
ta, compartiendo, reflejando con ello todas las diversidades y de-construyendo la existencia
de folklores hegemónicos y folklores subalternos. Si diferenciamos entre “nuestras fiestas”
y las “fiestas de los inmigrantes” el resultado nunca podrá ser la convivencia plena. Es
necesario encontrar elementos comunes que identifiquen y aglutinen a la población en un
contexto de diversidad:
Pero, por otro lado, es también urgente tener en cuenta más aspectos/dimensiones de la
diversidad y ampliar el concepto de interculturalidad incorporándolo a la experiencia de la
vida cotidiana, y entendiéndolo como un sentimiento de convivencia, no como algo que se
experimenta solo en eventos y/o actividades puntuales.
Para que se pueda generar una convivencia que garantice el respeto mutuo es necesario
“romper con las relaciones de subordinación entre culturas” (Cruz, 2014: 251). Y esto no
puede depender de la “voluntad subjetiva” de quien gobierna en un momento determinado,
sino que ha de estar presente en las estructuras: políticas, económicas y sociales; que son,
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en definitiva, las que condicionan las relaciones entre personas en el día a día. Por esto la
justicia cultural no puede ser separada de la justicia social (Viaña, Claros y Sarzuri, 2009).
Finalmente queremos remarcar la necesidad de seguir reconsiderando los conceptos de
cultura y diversidad cultural, dado que defendemos que un equivocado entendimiento de los
mismos tiene consecuencias sociales negativas (García et al. 2012; Olmos y Contini 2015,
en prensa). Ya hemos apuntado a lo largo del presente artículo a una excesiva folklorización
del evento estudiado. Incluso, hemos hecho referencia a que son muchos quienes deman-
dan este tipo de actividades: festivas, lúdicas, folklóricas… y que parecen atraer a mucho
público.
Si bien entendemos la necesidad de considerar y fomentar estos tipos de actividades,
consideramos que una forma de entender la gestión de la diversidad cultural como exhi-
bición de elementos tenidos por característicos pero presentados como si fueran algo con-
gelado en el tiempo, fotografías fijas, puede encubrir algún riesgo. La propia dinámica de
funcionamiento de las culturas difiere de estos presupuestos dado que ésta se encuentra en
constante movimiento, transformación, contagio, modificación… Y quizás sería precisa-
mente esto lo que habría que celebrar en este tipo de eventos para no correr el peligro de re-
forzar estereotipos, marcar diferencias y generar relaciones de alteridad entre personas que
ahora comparten un mismo espacio y que tan solo con esto ya están construyendo cultura.
Sospechamos que de cómo se haga la gestión de esas relaciones pueda depender el resultado
final, la emergencia de nuevas representaciones y procesos culturales de tipo convivencial
o en forma de nuevas exclusiones.
Bibliografía
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