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"Los peligros pe~cibldos ~bre~ ~ la decisión social unos automatismos al parecer
completamente bloqueados. Lit que· los :cfirectivqs y científicos trataron ·y decidieron
injustificadamente a puerta cérrada debe justificarse ahora qe repente en todC!.s sus
consecuencias en el foro de las controversias públicas. ( ..) la tecnocracia del peÚgro
produce involuntariamente un contraveneno político con su propio discurrir -y contra
él-... " (Beck, 1998, 70-71) · ·
La noción de riesgo precipita y urge la recombinación de principios que parecían
destinados · a su neta separación: vida privada y vida pública, convicción y responsabilidad,
solidaridad y justicia. La idea misma de democracia exige depuraciones y ampliaciones, y el
ciudadano deviene, en tanto su correlato, una figura necesariamente transmutada. El respeto por
su dignidad, la atención a su vulnerabilidad y la realiiación de su autonomía dependen hoy
dramáticamente de su participación activa en la coµcreción de una política más é~ica y una ética
más política. · < ·• · · ·•
De este modo, importantes líneas de las Ciencias Sociales asumen con)o tarea empírica
una larga tradición de crí6ca filosófica. Ta~. como Habermas afirma:
"Esta dialéctica de poder y voluntadse cumple hoy deforma no reflexiva, al servicio de
intereses para los que ni se exige ni se permite una justificación pública. " Habennas,
1984, 129). .
De allí la importancia, si no la dramática necesidad, de una refundación filosófica de las
ciencias con abordaje múltiple, cualitativamente abierto, cuantitativamente riguroso y
eficientemente interesado acerca del ser, el poder ser y el deber ser del acontecer humano.
A la vez amenaza y desafio, la desestabiliz~gión de .Jas certezas reubica a Ja Filosofía
Práctica en el campo de la acción, le exige efü:ienciá, y ésta, a.su vez, un mapeo riguroso de la
realidad social y de los nuevos int~rrogarttes; coµflictos y dilemas que Ja complejidad de Jos
· sistemas plantea a los ciudadanos, los expertos, ,\o.s profesionales. Como contrapartida, la relación
· directa con argumentaciones múltiples h~ce.· presente la pluralidad de voces que construyen la
verdad ' social . ' y . nos obliga" al 'diálogo . ,intersubjetiva . y a fuertes procesos de
deslegitimación/relegitime.eión. de institucióne~, prácticas, teorías y demandas. El correcto
armado de las BJ-ezas del nuevo rompecabézas; la eyaluación reali~ta de las fuerzas en juego, la
distinció_!! de-niveles y temporalidades de Jos·cambios constituyen el núcleo de la responsabilidad
saeta! ·exigida hoy a todo saber. Al mismo tiempo, la reivi_ndicacióil de la compasión y el cuidado
junto al reconocimiento de ,la .autonomía personal forman parte de una demanda dirigida a la
ciencia en su aplicación, Jo cual requiere releer toda Ja tradición del pensamiento ético occidental
en clave de reencuadramiento·'del sabet. teórico. En otras palabras, se reclama una verdadera
praxis fundada en el análisis consistente, no sesgado por el prejuicio, abierto a lo desconocido y
·lo insospechado, convencido de la complejidad de Jos fenómenos,. Esta renovada confluencia
secular entre Ciencia y Filosofía nos conduce a lo que Alcira Bonilla, retomando una expresión
de Husserl, denomina el "giro ético", en tanto:
"... revela una crisis en la creencia in.~tituyente de las legalidades autónomas de los
·ámbitos político, científico y económicp y la emergencia de una arena común, la ética,
para la detección, tratamiento y solución de los conflictos de mayor envergadura social.
(..) ha de convertirse en motor de U/1 proyecto de convivencia .nuevo, de otras
costumbres y hábitos de pensamienlo y de acción, de un lugar propio, un ethos en su
sentido más antiguo de morada y cobijo, construido para todos (los hombres y los
demás vivienles d~ nuestro pla~etci azul)." (Bonilla, 2006, 73) · ·
El "giro ético" implica un reto para las disciplinas, que deben reconsiderar el lugar y el
aporte que sus saberes expertos tienen dentro de! horizonte de una discusión democrática. Pero .
interpela también a la ética misma con la exigenci_a de un "giro aplicado"' en tanto construcción
de up saber práctico interdisciplinario, capaz· de enfrentarse al saber puramente técnico, para dar
respuestas "con altura humana" a ios problemas de la sociedad de riesgo, Por eso destaca Adela
Cortina que si la ética pretende orientar la acción, deberá.
".,. adentrarse en cada uno de los ámbitos de que tratemos e intentar' caplar en e'llos su ·
propi(} lógica y la modulación de /os principios éticos qµe les es p eculiar, y eSI? sólo .
pueden hacerlo los expertos en cada campo en estrecha colaboración con quienes se
ocupen de la ética: los economistas y los políticos, el personal sanitario y los genetistas,
los periodistas y quienes trabajan en inÚituciones y organizaciones." (Cortina, '1993,
17~ .
De este modo se inaugu~a un capítulo decisivo dentro de la Ética, el de la ltica Aplicada. L
• · II- La tradición éti~a·y la ;étic~ apli~ada ·
En el pensamiento filosófico, y tal como se plantea en el pensarnienlo aristotélico, se entiende por práctico
todo saber referido a la acción hÚmana (Ética, Politica, Economía) ·
Se retoma en este sentido la distinción entre ética de la responsabilidad y ética de la convicción que Max .
Weber desarrollara en su célebre trabajo "La político como vocación".
3
ámbito práctico. Recurre entonces a p~i~cipios que ha logrado establecer en el campo de las
ciencias teóricas. La Filosofia Primera aporta para este p~oblema dos nociones fundamentales: ·
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- causa como principio explicativo de la5 gcisas en sus cuatro sentidos: material (aquello de lo
cual algo está hecho), eficiente (aquello~tie)e 'producé un cambio), formal (su paradigma y
definición esencial), final (su supremo bien,'. su acabamiento) (Aristóteles, Metafísica, Libro
V) . . . . '. ~,,.(z./,.;_,: ·. , ,, , .. . ·. . .
- acto o actividad como "existenda p!6ná dé la cos.a" en tanto despliegue de su potencia y da
cumplimiento a su causa formal y final (Aristóteles, Metafísica, Libro IX)
' . : - •. ¡ ,l . . ~ . . . . '
Asimismo, ert' el tratado Acerca dél ~/~a :;c"otro texto teóri~o) se ha establecido que la
forma, principio de movimiento y finalidad '!dé un cuerpo natural q1,1e tiene en potencia la vida"
es el alma. (Aristóteles, Acerca del alma, Libro II !). Pero como los vivientes son ·de distinto tipo,
el álma también reconoce diversos grados que darán la forma y finalidad específica a los diversos
vivientes. 'M;iC<ntras 19 propio de las plantas reside en la nutrición y el crecimiento (alma
vegetativa), en los animales se agrega la sensación y el movi¡niento lo'cal, con la correspondiente
posibilidad de búsqueda de placer. y huida.' del dolor (alma ' sensitiva). Pero hay otro tipo de
vivientes ·que; sin carecer de facultades nutritivas y sensitivas, no se definen sin embargo por
ellas. Estos vivientes tienen como forma· propia ·el iilma racional, tanto en. su aspecto teórico
(conocer según conceptos) cuanto ·prácticos (perseguir sus fines por medio de la· deliberación)
(Aristóteles, Acerca del alma, Libro I! 2). La distinción entre tipos de alma permite entonces a
Aristóteles piantear que caracteriza al hombre como tal es ·que "En vez de sensaciones; el alma
discursiva utiliza imágenes. Y cuando afirma y niega (de lo imaginado) que es bueno o malo,
huye de ello o lo persigue" (Aristóteles, Acerca del ritma, Librn III 7). La capacidad de
deliberación acerca de lo bueno y lo malo es lo que distingue al intelecto práctico, como voluntad
que delibera respecto de un fin, y lo diferenciá 4e1 simple deseo inmediato propio del alma
sensitiva. Sin embargo el apetito también está presente, aunque no sea lo propio y definitorio de
lo humano. Por eso se da el conflicto por "pluralidad de motores" respecto de la acción:
"Y puesto que se producen deseos mutuamente encontrados "-esto sucede cuando la
razón y el apetito son contrarios; lo que, á su vez, tiene lugar en aquellos seres que
tiene percepción del tiempo: e/intelecto manda resistir ateniéndose al futur.o, pero el
apetito se atiene a lo inmediato; y es que ;el placer inmediato aparece como placer
absoluto y bi.en absoluto pqrque se pierde de vista el futuro ... " (Aristóteles, Ética .. .,
Libro III l O)
Vemos así cómo las ciencias teóricas, aquellas que acceden a lo que es de un modo
necesario, brindan a Aristóteles la clave para salvar el problema de la polisemia de la felicidad
·que "resulta ser una actividad del alma según su perfección [virtud o arelé]; y si hay varias
perfecciones, según la mejor y más perfecta, y todo esto, además, en una vida completa"
(Aristóteles, Ética ... , 1977, Libro I 7). Sabemos de un modo necesario .cuál es la forma específica
del hombre, cuál es su fin, cuál el motor de la acción que resulta más propio a su forma y cuáles
serán las más altas de sus perfecciones: Jas virtudes racionales. En este punto preciso vemos .
entonces entrelazarse el fin-bien (télos de la felicidad) con la virtud (perfección, arelé) como el
modo~ de alcanzar el bien y el ejercido mismo de este bien. De este modo, Aristóteles propone
analizar la cuestión de la virtud como la maflera más' 'adecuada de esclarecer el terna de. la
felicidad. Y dado que la razón se despliega tanto en el conocer como en el actuar, habrá virtudes
de ambos tipos:
¿Pero en qué consisten la valentía, o la templanza, o cualquier otra de las virtudes éticas?
En "la posición intermedia entre dos vicios, el uno por exceso y el otro por defecto". Como
.hábito selectivo, la virtud ética "encuentra y elige el término medio". Y esto no sólo debe
declararse en general; sino "aplicarlo a casos particulares'', Por eso ."ser virtuoso es tod-0 una
obra" y decidir "con respecto a quién y cuánto y cuánto y por qué y cómo, ya no es cosa de todos
y nada fácil". 3 . . .rf...:>- . · · · .·
Puesta en claro Ja .enorme complejidad ·.del caso particular, los múltiples aspectos que
cuentan para Ja consideración del ".término medjf(, el problema ahora recae en cómo determinar ,
cuál será el término medió en cada situación~ ptfesto que :•semejante ei:mnciado, po; verdadero y. . :~
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Nicomaquéa .
lo
que lo lleva más allá del simple "t:goísmo ético'.' o del
e) La respuesta .deontológica
.
y el imperativo categórico
. .
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por la idea de la dignidad de un ser racional que no obedece a riinguna 9tra ley que aquella
que él se da a sí mismo" (Kant, 48), es decir, que la dignidad de Ja persona reside en su
. autonomii:i como ser sometido a la ley que se da a sí mismo y nó a una ºregla en vista de un 'fin
ajeno a sí mismo:
La voluntad buena en absoluto será entonces la que -someta toda regla a la prueba de
validez del imperativó: respeto universal sin excepción .a la dignidad de todos y la autonomía de
cada uno. Esta condición incondicionada se coloca en calidad de juez .soberano por encima de
cualquier actuar teleológic::o (heterónomo), que "podrá darnos una máxima, pero no una ley". Y
entonces "La acción que pueda compadecerse con la autonomía de !¡¡ voluntad es permitida; la
que no concuerde con ella es prohibida" (Knat, 51 ). .
La revol ución kantiana aporta la idea de que hay deberes y prohibiciones válidos por sí mismos y
no corpo medios (heterónomos) para un fin, más allá de las consecuencias que su cumplimiento
. acarree. Como vimos en el punto anterior, Stuart Mil! interpretó el imperativo categórico como la
· formulación engañosa de la búsqueda de "beneficios para el interés colectivo". Sin embargo~ los
principios kantianos de legitimación son diametralmente opuestos al crite.d o consecuencialista y 1
han contribuido, en épocas posteriores a Kant, para una discusión profunda con el pensamiento 'T
utilitarista.
f~
d. La actualidad de la discusión
Se denomina, de modo muy general, contractuo/ista a una teoría que funda la legitin:iidad de la unión
polltica, la autoridad, las leyes en la libre aceptaci,ón de quienes estarán sometidos a ellas (contratantes? .
l ,.
participantes del pacto). · ·
Los referentes fundamentales de la ética discursiva son Kart-Otto Apel y Jurgen Habermas. (En este
apartado se trata la obra ~abermasiana).
8
Los principios de libertad individual e igualdad universal pueden considerarse el piso
común sobre el que se han asentado las teorías ético-políticas modernas. A pesar de las profundas
diferenciaS que separar a unas de otras, ninguna puede dejar de remitir a este punto de partida.
Por eso, uno de sus grandes problemas ha sido cómo ·conciliar la dimensión individual con 1a '
colectiva, la pluralidad con la universalidad, lo privado con lo público. Desde hace unas décadas,
la creciente complejidad social ha elevado unvalor que se suma a los anteriores y que complic¡;¡
aún más la discusión: la difere.ncia como demanda de reconocimiento y como límite del
igualitarismo homogeneizante. La trilogía libertad-iguale/ad-diferencia produce .en el
pensamiento contemporáneo ya Ja crítica profunda de los principios modernos, ya la relectura y
redefir:iición de aquellos planteas considerados valiosos. Pone además en primera línea Ja.
· discusión acerca de lo justo y lo correcto corno claves para lá ·teoría moral, renovando las más
importantes tradiciones filosóficas. También dentro de la tradición kantiana y cbntractuaiista,
Jürgen Haberinas (1929) elabora una potente síntesis entre el planteo deonto!ógico, la .Teoría
Social Crítica y la Filosofía del Lenguaje. Con ello se trata deidár respuesta a un nue.vo plant~ .
del problema ético: cómo encontrar un núcleo normativo universal que asuma tantq la di\rersicf'ad . ·
y diferencia cultural cuanto la importancia de la ..construcción
. histórico-social .·en' la. construcción "' ... . t·.; .
. .
conjunta de Jos criterios morales. Así se lleva a cabo un impoFtanté can;i.bio de par;idigma que ·' ·n .
abandona la "filosofía de Ja conciencia" hacia una de )a intersubjetividad. Desde este punto de ".;-': ·
vista., la contraposición se • realiza entre "acción teleol_ó-gíca':. . Y.•.. ','acci9n . orientada · al · :.
entendimiento" y el imperativo kantiano vuelve a ubicarse, en .'este c.aSo al ~gua! que. en eL ·'
esquema de Rawls, básicamente en el mundo de·lo públicq. Pero es.im119i;ta,nt~ t¡na _qiferencia: el "
criterio de "racionalidad" es ampliado en
el'senti<lo de una di_mensión' comzmicativa, es decir, que
debe entenderse como aquello que es "susceptible de fundamentación y de crítica"; que los
agentes son racionales en la medida en que tienen "disponibilidad a exponerse a .la crítica,. y, en
caso necesario, participar formalmente ,en ai¡gumentaciones": · ' ·
"En virtud de esta susceptibilidad r;le crítica, las manifestaciones o emisiones racionaleS
son también ·susceptibies de corrección. Podemos corregir las te,ntativas fallidas si
logramos Identificar los erro~es que hemos cometido. ·Elconceplo ~e .fundamentncióh va ·
íntimamente UIJ.ido al de aprendizaje." (Habe.rinas,'1987, p.'3?) . ,·::. '.;. · .:. ; ' « ,< .·
Vemos que, esta "ampliación" de. la :razÓÍ{~~s as~ vez \1~a· :rii~~a crític~ de la razón: '
ninguna posición ñormativa del sujeto, abstracto y desligado de una• comunicación intersubjetiva,
podría tener "pretensiones de validez universal", sino _que ellas se construyen en el campo de la
crítica, la argumentacion, la corrección de los errores y.el aprendizaje. La relectura discursh'a del
imperativo categórico implica' copcebir al sujeto autónomo como participante de un diálogo para
la discusión y el establecimiento de normas: .
"En la ética del discurso el lugar del imperativo categórico 'lo ocupa el procedii,;iento
de la argumentación moral. Y así cabe establecer á partir de él el principio 'D' que ·
dice: · · ·
-sólo pueden pretender validez aquellas normas que pudiesen contar con ei asentimie~to
de todos los afectados como participantes en un discwso práctico. " (Habermas, 1991,
101)
La diferencia kantiana entre lo que simple~ente es y lo que debe ser sigue presente en la
ética discursiva. Al igual que en Kant, la idealidad del principio,.uo es mengua para su validez,'
sino que, al contrario, Je provee todo su potencial evaluativo para juzgar críticamente; 'como ':
correctos .o incorrectos, los hechos empíricos. Pero, a diferei;icia de la soledad del sujeto kantiano,
la "condición incondicionada" está aquí representada por Ja situación ideal de habla en la cual Jos
"afectados" por Ja norma "participan como iguales y libres en la búsqueda cooperativa de _la ·
verdad en la .que no puede admitirse otra coerción que la resultante de Jos mejores argumentos"
(Habermas, . 1991, 104). La "voluntad buena" que "descubre" el imperativo universal de la
racionalidad se transforma entonces· en "voll,mtad común" de participantes autónomos de un
diálogo, en el cual se "construye" colectivainente . Jo que pretende validez ·universal.' Esa
construcción cooperativa de la verdad práctica adquiere Ja forma del consenso: 'posibilidad ideal :
de aceptación y obediencia, de todos los afectados que exponen y ponderan la totalidad de los
intereses en juégo, de Jo que se legitima sin otra fuerza que Ja del mejor argumento. ·
El concepto intersubjetivista de autonomía implica que:"el libre despliegue de _la.
personalidad de cada uno depende de Ja realización de la libertad de todas las personas"
(Habermas, 1991, 121). No alcanza entonces con la tolerancia pública a Ja diversidad privada,
sino que la diversidad misi:na, la diferencia entre culturas y grupos que conviven en un· mismo
ámbito público, debe ser puesta eh juego en la construcción cooperativa de "lo justo"._Por eso se C.
recalca que Ja ética, en su forma discursiva, "supera el planteamiento puramente interno, -.
' '. ·) .·, .:'l..l.:.i:\'!l'.0· ..
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Plui:alismo, simetría, deliberación, equidad .. . oíl. estos los únicós modos de hacer frente
a la diferencia en términos justos? ¿Cómo asumir la proximidad con el otro, en tantó que hombre
"de sangre y carne"? Levinas (1906-1995) trata de mostrar que el origen de toda ética reside en
una relación asimética, no-indiferente, ante la mortalidad del otro:
"La alteridad del otro es ·la expresión e~irema del 'no matarÓs' y , en mí, el temor por
todo aquello que en mi exisrir, pese a la .inocencia de sus intenciones, corre peligro de
convertirse en violencia y usurpación. (... ) de ese temor por otro hombre sé desprende
una responsabilidad ilimitada, de la que jamás podremos iibrarnos, que no cesa ni
siquiera en el último momento del prójimo (. ..) incluso aunque la responsabilidad no
consista en ta/ caso sino en responder -arrostrando .ifnpotentemente la muerte del otro-
'heme aquí', o bien en la vergüenza de sobrevivir rumiando el recuerdo de las propias
culpas. (. ..) Esta responsabilidad contien.e sin duda el secreto de la socialidad, cuya
total gratuidad -aunque en último extremo fuera vana- se llama amor al prójimo ... "
(Levinas, 1993, 199)
La vulnerabilidad extrema reflejada en el rostro del prójimo que nos interpela, funda un
modo más radical del imperativo, previo a toda libertad, que obliga a responder gratuitamente, sin
esperar reciprocidad. Responder para otro, hacer frente. El mandamiento "No matarás" no es·
simplemente prohibitivo, sino que expresa un sentido. absoluto de Ja responsabilidad: la vida del
otro ~iene que ver conmigo, sin reciprocidad,. con un amor que rompe el. equilibrio. Las figuras
bíblicas de la i.duda, el huérfano, el extranjero ponen en cuestión la soberanía <;!el yo y plantean la
heteronomía del mandato que resiste y a la vez funda.cualquier copcep~o de libertad.
Este llamado angustioso al amor fue consecuencia de la experiencia ei<trema de crueldad y
humillación de que nuestra época fue capaz. Asimismo nos mostró la urgencia.del "giro ético" y
del "giro aplicado" enfrentándonos a nuevos interrogantes: ¿Cómo asumir el tema de la
diferencia cuando ella refiere a situaciones de vulnerabilidad? ¿Qué sentido puede tener la
autonomía del ciudadano y, consecuentemente, la .democracia como sistema, en momentos en que
el saber ha ampliado. desmesuradamente su poder en tiempo. y espacio? ¿Qué garantías asisten a
la vida individual y colectiva cuando en la tecnología contemporánea se aúnan indisolublemente
promesa y ~menaza? ¿Qué tipo de ética podrá regir los ·acto's que tendrán efectos remotos e
· irreversibles sobre generaciones futuras? Al decir de Hans Jónas (1903- 1993) (lonas, 19.95), tina
heurística del temor por el propio peligro que prevemos es lo que servirá de guía a una étic'a c¡ue
instruya acerca de "las reglas de 'bondad' ;y 'maldad' 'a las que las modaiidades enteramente
nuevas del poder y de sus posibles creaciones han de someterse." Más allá de una ética de la ·
prudencia, debe avanzarse hacia una ética del respeto. Y este respeto se hace efectivo en. el
cuidado según el principio de responsabilidad: ' · · ' ·· · , . · ,. ·· .: .. · · J., ~:i
"Responsabilidad es el cuidado, reconocido como deber, por 'otro ser, cuidado que,
dada la amenaza de su vulnerabilidad, se convierte l!n' 'preocupación '.· (...) El respeto y ~ 0.· ·
·el estrem~cimlento, que nos .protegen de caminos err.a1os de nuestro poder (P.or
ejemplo, de experimentar con la condición humana), son cosas que 'hemos de volver a
aprender." (Jonas, 1995, 357-358)
El primer imperativo de. esta responsabilidad se formula de forma drani.ática: "que haya
humanidad". Y este imperativo entra en la órbita de la política pública más que_en la de la vida . · ··
privada, porque trata sobre las acciones del Todo colectivo en lo real de"su eficacia. Frente a los ·: "
desarrollos de la biomedicina, Jonas se pregunta por el futuro de la autonomía y su resguardo.
¿Cómo y quiénes decidirán acerca de la diferencia entre· "enfermedad mental" e "incomodidad
social", y cómo podrá evitarse la manipulación de las cónduc~as? iQuiénes podrán r.spirar a la
longevidad y a costa de qUiénes? ¿Quiénes tendrán derecho ~1 diseño genético, sob1·e quiénes y
contra quiénes? En la interacción pública entre legos y expertos, vulnerables y responsables, se ·
juega la verdadera radicalización de la democracia y .la ampliación de la ctudadanía; En e~ie
escenario se superaría el patemalismo del cuidado por una práctica .de la, protección constructora
de autonomía. " · .. ·
Esta idea está implícita en la formulación de Paú! Ricoeur (1913-2005} acerca, la
autonomía como idea-proyecto, desideratum de un ser vulnerable, cuya fragilidad no ' es
patológica, sino intrínseca. "Porque el ser humano es por hipótesis autónomo, debe llegar a serlo"
a partir de la superación política, intersubjetiva, de sus múltiples fragilidades (Ricoeur, 2008,
Cap. "Autonomía y vulnerabilidad"). En tanto que d~be transformarse en una tarea de superación
de vulnerabilidades, es necesario analizar la autonomía de un ser ·frágil como un haz de
capacidades en peligro de no realizarse. La solución de esta paradoja requiere una "práctka
combatiente" en la· esfera social para hacer efectiva la igualdad de oportunidades en~¡ despliegué'
pleno de la condición humap.a: '· . . ;
. . .
Teniendo en cuenta los múltiples aportes que Ja tr~dición fil0sófica ha hecho a lo largo de
su historia, Adela Cortina nos propone seis hipótesis para la constitución de una ética aplicada
(Cortina, 1993, 174-177):
' • ~~~ ·f.. .:"'. ..~ ... •• : .
. . " •
1.. ~~~!~nalidad prud~ncial p~ra ~¡ re~exión_so~~~}º~ .casos de aplicació~ .dc;:' !9s principios_ -4 A·
. .• "
2. Hermenéutica crítica que module difefenciadam~nte los principios éticos según los
diversos contextos sociales y disciplinares de aplicación .
3. Procedimientos de ética dialógica para la toma de decisiones, teniendo en cuenta meta
valores, principios prima/acle y actitudes en.referencia a los datos de la situación. · '
4. Lugar fundamental del afectado en la consideración de la corrección de la decisión
5. Concurrencia de diversos modelos éticos para dar cuenta de la complejidad del fenómeno,
~obre el telón de fondo de los principios del Discurso.
6. Etica Aplicada como ética cívica que se expresa en diversos ámbitos disciplinares y forma
parte de un proceso de democracia radical. auténtica. .
Pero esta exposición triádica de intereses no adquiere su potencial crítico más que
desplegando el concepto· de reflexión que lo .sustenta. La "empresa positivista" restringía esta
capacidad· reflexivá a los expertos y al control técnico. Frente a ella, un reviva] de los valores y
las tradiciones puede retrotraemos a ·1a censura dogmática del saber. De allí que Habermas
encuentre en la simetría de la "situación ideal de habla" y.en la figura del "afectado" como sujeto
de diálogo la clave de bóveda de un criterio formal de reflexión. Por otra parte, este principio
. ético contrafáctico es inmediatamente político, y, por su propia fuerza nonnativa, requiere
realización efectiva en instituciones deliberativas y democráticas. La discusión pública y
plura!Ísta de fines y medios no es entonces un elemento extraño :a la ciencia misma, sino el modo
en que ella recobra su verdadero sentido vital y social. ., ·; . ~: "
Cuando la ética ciudadan.a es asumida desde la: específica situación del profesional, ésta
reconoce una densa trama· de demandas y correspondientes obligaciones que superan en
exigencias al del ciudadano común. Más allá del trato contra¡;:tual entre iguales, fundamento de la
relación democrática entré los hombres, se impone Ja figura de la responsabilidad en tanto que
prescripción de respuesta ante la vulnerabilidad. La sociedad compleja tiene la característica de
ampliar el horizonte 'de las oportunidades pero, al mismo tiempo, de crecientes vulnerabilidades a
las que todos nos ve~os expuestos. Correlativamente, el saber construido por las disciplinas y el
acerbo de experiencias y prácticas puestos a disposición de los expertos, constituyen el medio
apropiado para que las "sociedades de riesgo" se reconviertan en comunidades cada vez más
igualitarias, libres y justas. Frente a las tentaciones de discriminación, segregación y
criminalización con que cierta lógica de estabilización intenta paliar la crisis contemporánea, el
gran desafio del conocimiento en todas sus expresiones consiste . en asumir el mandato de
imaginación, _sensibilidad y reflexión. ética como fundamento, tanto de la -elaboración teór.ica
cuanto de la práctica profesional. El impulso que la Ética Aplicada ha tomado en las últimas
décadas es un indicador del cambio de escala de los problemas a los que se enfrenta el
profesional consciente de su lugar social y comprometido· con la construcción de un destino
mejor para la comunidad, cuando las ilusiones positivistas de la ciencia han mostrado su fracaso,
su insuficiencia y su peligro. En una compleja dialéctica entre Autonomía y. V>!lnerabilidad, íos .
conflictos y dilemas éticos que acechar¡ el quehacer profesional se tornan aún má~ agudos y "
dramáticos cuando la vulnerabilidad presente parece destinada a determinar formas de exclusión
y hasta "criminalidad" futura. Menores, reclusos, pobla:cionés · · margin¡iI¡zf!.das enca,rmtn de
maneras diversas y múltiples los modos en que la vulnerabilidad de todo sujeto se reduplica y .·
consolida, al punto de negar toda esperanza de Autonomía y participación social.
Tem¿tizaciones radicales afectan a los criterios y demandas de Justicia, de identi.dad, de
Democracia, del rol del Estado, del vafor y pertinencia de las disciplinas sociales, deJa continua
reformulación y ampliación de los derechos. La enorme complejidad del fenómeno hace
imprescindible un trabajo multidisciplinario que permita abordar, desde un lugar esp,ecífico de
pertenencia y responsabilidad social, la diversidad de crisis y reconfiguraciones prbdu~ldos en el
nivel subjetivo, intersubjetivo y 'objetivo. Dichas crisis y reconfiguraciones reconocen dos ejes
fundamentales, frutos a su vez de la revolución científico- tecnológica de la segunda mitad del
. siglo XX: el lugar preponderante del saber en el ordenamiento social, y la reyolucióa ·que el
mismo saber imprime al ámbito de la existencia, con el consecuente 'dis locamiento de las
"naturalizadas" categorías de vida, cuerpo, muerte, prójimo/lejano, bienestar, .:alidad de vida,
nece.iidades, derechos.
¿Cuáles son los criterios de legitimidad y Justicia válidos en la s.oCi"edad del nuevo ·
milenio' y. cuáles son las propuestas político-sociales y académicas adecuad.as para hacerlos :
·efectivos? ¿Qué nuevos modos de vulnerabilidad psíquica y social se vuelvc;ri.'cruciales para ¡~
convivencia igualitaria? ¿Cómo construye democracia y ciudadanía el de'zi.tlfrco desde su
responsabil.idad específica? Estas preguntas son un desafio tanto .a los marcos epistemológicos de
las ciencias· cuanto a las prácticas que, en la defensa de los Derechos Humanos, reclaman una · '";ih ·\, '
respuesta eficaz. · La propia noción de eficacia réquerida· a""las dÍsciplinas e*.ige' una revisipn
rigurosa.
Pero estas preguntas radicales han sido y serán propias de un campo . externo a las
disciplinas mismas: el campo de la Filosofía. Por eso . no es ocioso indagar acerca de I'll
pertinencia de una aparente impertinencia: reconocer los problemas éticos presentes en el seno de .
las disciplinas y elaborar las respuestas filosóficas. de una ética integrada a los". apórt<-S de Iás '. .
ciencias particulates. Sólo esta doble articulación entre filoso
ha y di.3cipiinas -puede '.y debe evitar, , .. :·
ya el mero tecnicismo, ya la declaración infructuosa · de buenas 'inte.n ciones arite los desafíos·'
contemporáneos. · ·· · ·
·' .
Bibliografía . • · · ., . :. -'..... l~ ·,, ,;. . } ,
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