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EL PLOMO COMO AGENTE TÓXICO

Toxicología Ambiental 2019-01


Paula Catalina Carrasco Benavides
Cod. 10709233393

Desde la antigüedad, desde hace al menos 4000 años el plomo fue conocido en Egipto, sin
embargo, no fue hasta hace 2000 años que Nicader, especificó los efectos tóxicos de este
compuesto por una enfermedad llamada “Plumbismo” (Rubio, et al., 2004); la cual está
directamente relacionada con la intoxicación aguda por plomo. Años después, a este tipo
de intoxicación se le dio el nombre de “Saturnismo” por los alquimistas, relacionando al
plomo como el origen de los demás metales; al ser el dios Saturno el primero de los dioses
(Ramirez, 2005). Siendo así, el primer autor moderno que describió el envenenamiento por
plomo, fue Tanquerel des Planches en 1839 con ayuda de 1200 casos (Ramirez, 2005), los
cuales presentaban los mismos síntomas. Por lo tanto, esto hizo que el compuesto fuera
de alto interés debido a sus propiedades tóxicas, presentadas aún hasta nuestros tiempos.
En adición, actualmente se siguen presentando este tipo de intoxicaciones en poblaciones
cercanas a ciudades industriales contaminadas o lugares aledaños a depósitos de plomo,
dándole a este compuesto un particular interés por el problema que genera en la salud
pública a nivel global.

Ahora bien, para que el plomo pueda generar efectos tóxicos en el ser humano, deben
existir fuentes de exposición especificas capaces de incrementar el riesgo a
envenenamiento. Particularmente, el plomo y sus derivados están presentes en general en
el ambiente, como en el aire, las plantas, el agua, los organismos acuáticos, en el polvo e
inclusive en el suelo (ARTSDR, 1993). No obstante, el plomo se concentra en los
ecosistemas acuáticos, ya que el agua de mar contiene entre 0,003 y 0,2 mg/L de plomo
(ARTSDR, 1993), lo cual genera la contaminación de los peces que los habitan. Sin
embargo, la exposición a este metal suele dividirse en dos casos, la exposición ocupacional
y la exposición doméstica. La exposición ocupacional, será aquella que se ocasione por la
metalurgia primaria, secundaria y la minería extractiva, por otra parte, la exposición
doméstica se concentrará en niños y adultos que ingieran alimentos contaminados u
envasados (Ramirez, 2005); lo cual incrementará el porcentaje de envenenamiento
gradualmente.

Siendo así, estas exposiciones causan efectos a la salud de los seres vivos, más
específicamente, los efectos al ser humano se dividirán en efectos neurológicos, renales,
cardiovasculares, reproductivos y hasta anemia (Poma, 2008). Por lo tanto, los efectos
neurológicos y en general se evidenciarán principalmente en la población infantil,
relacionando los niveles del plomo en la sangre con alteraciones a la conducta a largo plazo.
De igual forma, otro de los efectos causados por la exposición al plomo, serán los daños al
riñón, atrofiando las funciones que este cumple dentro del organismo. No obstante, se ha
encontrado que el efecto de mayor gravedad será el daño ocasionado en el desarrollo del
sistema nervioso central (Montoya, et al., 2010), afectando a niños principalmente, ya que
ellos tienen mayores posibilidades de entrar en contacto con este contaminante.

Por último, como herramientas de prevención a nivel general para reducir la exposición y
efectos nocivos de este compuesto, se recomienda la vigilancia sobre los grupos más
vulnerables, como mujeres e infantes y a su vez, el control de la debida normativa de
máximos permisibles en el ambiente (Sanín, et al., 1998). Igualmente, la prevención es
dividida en dos, la primaria y la secundaria. Por lo tanto, la prevención primaria se centrará
en el relevamiento ambiental, como la búsqueda de las fuentes de exposición y la debida
educación a la población, acerca de las formas de reducir esta contaminación. Por otra
parte, la prevención secundaria incluirá programas de “screening” y determinará la
prevalencia de las enfermedades causas por plomo en la población en general (Ascione,
2001), lo cual poco a poco combatirá la contaminación, reduciendo así, los efectos adversos
desarrollados por este peligroso metal.

BIBLIOGRAFIA

Ramírez, A. V. (2005). El cuadro clínico de la intoxicación ocupacional por plomo. In Anales de la


Facultad de Medicina(Vol. 66, No. 1, pp. 57-70). UNMSM. Facultad de Medicina.

Rubio, C., Gutiérrez, A. J., Martín Izquierdo, R. E., Revert, C., Lozano, G., & Hardisson, A. (2004). El
plomo como contaminante alimentario. Revista de toxicología, 21(2-3).

ARTSDR (Agency for Toxic Substances and Disease Registry). (1993). Toxicological profile for lead.
U.S. Department ofHealth and Human Services. Atlanta.

Poma, P. A. (2008). Intoxicación por plomo en humanos. In Anales de la Facultad de Medicina (Vol.
69, No. 2, pp. 120-126). UNMSM. Facultad de Medicina.

Montoya, N. P. M., Casas, P. A., & Wandurraga, C. C. (2010). Plomo, cromo III y cromo VI y sus
efectos sobre la salud humana. Ciencia y Tecnología para la Salud Visual y Ocular, 8(1), 77-88.

Sanín, L. H., González-Cossío, T., Romieu, I., & Hernández-Avila, M. (1998). Acumulación de plomo
en hueso y sus efectos en la salud. Salud pública de México, 40, 359-368.

Ascione, A. I. (2001). Intoxicación por plomo en pediatría. Archivos de Pediatría del Uruguay, 72(2),
133-138.

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