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Las cunetas son zanjas que se hacen a ambos lados del camino con el propósito de recibir y
conducir el agua pluvial de la mitad del camino (o de todo el camino en las curvas), el agua
que escurre por los cortes y a veces la que escurre de pequeñas áreas adyacentes. Cuando las
cunetas pasan del corte al terraplén, se prolongan a lo largo del pie del terraplén dejando una
berma convencional entre dicho pie y el borde de la cuneta para evitar que se remoje el
terraplén lo cual es causa de asentamientos.
Debido a que el área a drenar por las cunetas es relativamente pequeña, generalmente se
proyectan éstas para que den capacidad a fuertes aguaceros de 10 a 20 minutos de duración.
Se puede decir que se considera suficientemente seguro proyectar cada cuneta para que tomen
el 80 % de la precipitación pluvial que cae en la mitad del ancho total del derecho de vía. Las
dimensiones, la pendiente y otras características de las cunetas, se determinan mediante el
flujo que va a escurrir por las mismas. Las cunetas generalmente se construyen de sección
transversal triangular o trapecial y su diseño se basa en los principios del flujo en los canales
abiertos.
Las cunetas de sección trapecial tienen mayor capacidad de transporte para la misma sección
transversal, pero a menos que se hagan de plantilla relativamente ancha, se erosionan más
fácilmente que las cunetas en V. Generalmente el tirante se hace de 30 cm a 45 cm, y el talud
del lado del camino que sea de 2:1 y del lado opuesto 1.5:1.
Las desventajas de las cunetas en V es que deben hacerse muy anchas en pendientes suaves
y si el camino va en cortes muy fuertes puede resultar muy costoso dar el ancho necesario.
Hay una cuneta que se le ha llamado cuneta tipo que tiene talud interior de 3:1 (del lado del
camino) y 1.5:1 del lado exterior con un tirante de agua de 30 cm.
Lo anterior equivale a que en términos generales, para mayor economía, una cuneta deberá
protegerse en pendientes fuertes cuando su longitud sea de más de 60 metros a partir de una
cresta o una alcantarilla de alivio, debido a que mientras más larga sea la cuneta más agua
llevará, erosionará más, y resultará antieconómica la conservación.
Cuando haya duda acerca de si debe o no zampearse una cuneta, es preferible no hacerlo
enseguida sino esperar a que el tiempo demuestre si la sección y la pendiente de la misma
son o no adecuadas.