argentino, soltero, con domicilio real en Av. Colón 3456 y constituyendo domicilio en Arturo M. Bass 320 en la Ciudad de Córdoba ante V.S comparezco y respetuosamente digo:
I - OBJETO
Vengo a interponer acción de Habeas Corpus
Correctivo a favor del Sr. Juan Pena DNI 9283013 en los términos que autoriza el artículo 43 de la Constitución Nacional e inciso 2 del artículo 3 de la ley 23.091.
II.- HECHOS
El Sr. Pena, privado de su libertad por
sentencia firme, alojado en la cárcel de Bower, celda 234, el día 23 de agosto del presente año manifiesta ante el guardia de turno dolor intenso de muela por lo que pide se le provea de atención médica y la aplicación de medicamentos calmantes para el cese del dolor.
A esta petición, le responden que el odontólogo
no lo asistirá por encontrarse de licencia y que no lo trasladarán a una institución médica debido a la peligrosidad que acarrea tal acto. El Sr Pena, se encuentra hace cinco días con dolores que se tornan insoportables y no le permiten desarrollar sus actividades diarias con normal desenvolvimiento.
III- ADMISIBILIDAD FORMAL
Me encuentro legitimado a interponer acción de
habeas corpus, toda vez que la misma, conforme al art 43 CN último punto dispone que “la acción de hábeas corpus podrá ser interpuesta por el afectado o por cualquiera en su favor”, ello en concordancia con el art 5 de la ley 23098.
IV.- ADMISIBILIDAD SUSTANCIAL
Fundo mi pretensión en lo establecido por el Art. 43
4to. Párrafo de la Constitución Nacional: “(…) Cuando el derecho lesionado, restringido, alterado o amenazado fuera de la libertad física, o en caso de agravamiento ilegítimo en la forma o condiciones de detención, o en el de desaparición forzada de personas, la acción de habeas corpus podrá ser interpuesta por el afectado o por cualquiera en su favor y el juez resolverá de inmediato, aun durante la vigencia del estado de sitio”.-
A fin de que la acción realizada continúe conforme a lo dispuesto por
ley, cito el art. 3° inc. 2° de la ley 23.098 donde dispone que procede el habeas corpus correctivo ante la “Agravación ilegítima de la forma y condiciones en que se cumple la privación de la libertad sin perjuicio de las facultades propias del juez del proceso si lo hubiere”.
El fundamento del habeas corpus correctivo se encuentra en la última
parte del art 18 de la CN, norma que establece que “Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidas en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquella exija, hará responsable al juez que la autorice”.
En el debate senatorial de la ley 23098, el legislador Araujo expuso,
en consonancia con la iniciativa, que la Constitución prevé el habeas corpus tanto para cuestionar los arrestos sin orden escrita de autoridad competente (habeas corpus clásico), como “para corregir la desviación de la detención”.
El habeas corpus es un instrumento procesal destinado a asegurar
rápida y efectivamente la libertad ambulatoria.
El art 3 inc 2 de la ley 23098 no protege la libertad física, sino al tipo
de prisión a que todo habitante tiene derecho según el art 18 in fine de la Constitución nacional. Es tuitivo, por tanto, del derecho constitucional al trato digno en las prisiones. Se trata de un habeas corpus “impropio”.
Para la jurisprudencia de la Corte Suprema, es ya terminante que el
hábeas corpus correctivo ha sido planteado como un medio constitucional y legal, adicional, rápido y eficaz para resguardar el trato digno en las prisiones, cuando fuere urgente modificar el agravamiento en las condiciones de detención y ello no aconteciere por cualquier razón, incluso la morosidad judicial. En definitiva, “el ingreso a una prisión no despoja al hombre de la protección de las leyes, de la Constitución y de los tratados internacionales firmados por la República” (CSJN, Fallos: 322:2735).
En esta acción se han admitido medidas cautelares innovativas
tendientes, por ejemplo, a ordenar la inmediata adopción de actos de higiene y salubridad a favor de los reclusos (Juzgado Criminal Correccional de transición n°1 Mar del Plata, 2/12/98, DJ, 1999-1-826). Vengo a decir que se le está vulnera un derecho humano básico y primordial como lo es el de integración personal, amparado por el art 5 de la Convención Americana de Derechos Humanos, incorporado a nuestro ordenamiento con rango constitucional (art 75 inc. 22 CN).
Que toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física,
psíquica y moral y nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes y toda persona privada de libertad debe ser tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano.
La dignidad humana de una persona sometida a privación de libertad
se encuentra amparada no sólo por el art. 18 de la Constitución Nacional, sino también por tratados internacionales con jerarquía constitucional (art. 75, inc. 22 , de la Carta Magna), tales como la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre -art XXV-, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos -art. 10(rf:LEG3512)-, la Convención Americana sobre Derechos Humanos -art. 5-, y reconocida en documentos internacionales orientadores, como los Principios Básicos para el Tratamiento de los reclusos , adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 45/111 del 14 de diciembre de 1990 - principio 24 y las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos , adoptadas por el Primer Congreso de las Naciones sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, resoluciones 663- y 2076 del Consejo Económico y Social -arts. 22 a 26.
Además, es dable agregar que la ley 24.660, de ejecución de la pena
privativa de la libertad, en su art 143 establece: “El interno tiene derecho a la salud. Deberá brindársele oportuna asistencia médica integral, no pudiendo ser interferida su accesibilidad a la consulta y a los tratamientos prescriptos. Los estudios diagnósticos, tratamientos y medicamentos indicados, le serán suministrados sin cargo”. La Corte Suprema de Justicia de la Nación, en los autos “Gallardo Juan Carlos s/ hábeas corpus “dispuso que “Es indudable que cuando está en juego la intangibilidad de garantías individuales de las personas sometidas a encierro, el sistema de administración de justicia penal se coloca por imperativo ético y normativo en situación de garantía y debe reaccionar con la máxima celeridad y eficiencia para detener la situación de riesgo”.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sostenido en
relación con las condiciones en que se cumple el encarcelamiento de una persona que "En los términos del artículo 5.2. de la Convención, toda persona privada de libertad tiene derecho a vivir en condiciones de detención compatibles con su dignidad personales y el Estado debe garantizarle el derecho a la vida y a la integridad personal" (C.I.D.H., caso "Neira Alegría y otros", sentencia del 19 de enero de 1995, Serie C, N° 20, párrafo 60).
Para concluir, es destacable decir que, el ingreso a una prisión no
despoja al hombre de la protección de las leyes y, en primer lugar, de la Constitución Nacional y toda situación de privación de libertad impone al juez o funcionario que la autorice el deber de garantizar el cumplimiento de las normas constitucionales, los tratados internacionales ratificados por la República Argentina y los derechos del detenido no afectados por la medida de que se trate.
Si bien el concepto de tratos inhumanos o degradantes exige una
interpretación dinámica, histórica y geográficamente condicionada, pocas dudas pueden caber en cuanto a que en el estado cultural actual la omisión de prestar tratamiento médico a la persona detenida merece tal calificativo. IV.- PRUEBA
A los fines de probar los extremos indicados
con el fin del planteamiento de la institución de habeas corpus y la defensa del derecho constitucional, ofrezco la siguiente prueba:
1)Testimonial: ofrezco el testimonio del Sr. Juan Rodríguez, DNI 8786869,
compañero de celda del Sr. Pena, quien acredita haberlo visto en reiteradas oportunidades con sangrados desmesurados y oír quejas permanentes, como así también la súplica a las respectivas autoridades de la asistencia médica sin recibir una respuesta.
2)Documental: adjunto informe médico otorgado por Julio Méndez, médico
clínico a cargo de la guardia de Bower del día 25 de agosto del presente año en donde describe la gravedad de su situación actual derivándolo concretamente al especialista idóneo en el tema.
V.- RESERVA DEL CASO FEDERAL
Para el hipotético caso de que V.S. no hiciera
lugar a la a la excepción deducida, formulo desde ya expresa reserva del Caso Federal para acudir a la Excma. Corte Suprema de Justicia de la Nación por la vía del recurso extraordinario autorizado por el art. 14 de la ley 48. Ello en razón que un fallo condenatorio afectaría seriamente el sistema federal de estado (Art. 1, 121 y ss y cc de la CN.).-
VII-PETITUM
Por todo ello, a V.S solicito:
1-Me tenga por presentado, por parte y constituido el domicilio. 2-Orden a la sustanciación del procedimiento de Habeas Corpus previsto por la ley 23.098 3-Oportunamente, ordene la rectificación de la situación presente.