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La fe en acción

Por Carlos Pacheco - 27 octubre, 2015

Texto: Hebreos 11:1-16

Hoy día se habla mucho acerca de la fe. Lamentablemente muchas de las conclusiones que más se
escuchan y se leen son fundamentadas en razonamientos no basados en las Sagradas Escrituras sino en
percepciones particulares o en la extraña mezcla de ideas y/o filosofías de la nueva era, metafísica u
otras corrientes de pensamiento sincrético.

La Iglesia del Señor ha de comprender la fe de acuerdo a lo revelado en la Biblia directamente de Aquel


que es el Autor y Consumador de nuestra fe. Así que este escrito, aunque no es exhaustivo pretende
exponer lo que yo llamo la fe bíblica en acción, basado en Hebreos capítulo once.

El capítulo once del libro de los Hebreos nos presenta una descripción y ejemplos vivos acerca de lo que
es la fe. Este hermoso pasaje fue escrito en el contexto de persecución de la Iglesia. Esto llevó a algunos
creyentes a ser tentados a abandonar la fe y a regresar a sus antiguas tradiciones del judaísmo. En este
contexto de persecución, el Espíritu Santo inspira al autor de este magno documento a exhortarles a que
siguieran hacia adelante en la fe. Los creyentes no podían volver atrás puesto que:

1. Jesucristo es la revelación definitiva de Dios (Heb 1:1-2)

2. Jesucristo es la imagen misma de Dios y quien sustenta todas las cosas con Su Palabra. (Heb 1:3)

3. Jesucristo es superior a los ángeles, a Moisés, a Josué, es nuestro reposo, es nuestro sumo sacerdote y
es mediador de un mejor pacto.

Las razones expuestas por el autor de la epístola a los Hebreos para no abandonar el cristianismo son
muy poderosas. Sin embargo, el autor no concluye allí, sino que les exhorta, con ejemplos vivos, a seguir
hacia adelante en la fe. Ejemplos de personas que vivieron en diferentes épocas, diferentes lugares y
diferentes circunstancias pero que tenían un denominador común: la fe en el Dios Verdadero que se
había revelado a sus vidas. Esa fe era el estímulo para seguir hacia adelante en su peregrinar terrenal ya
que estas personas tenían su mirada puesta en las promesas de Dios y en la ciudad celestial que El les
había preparado.

Así que siguiendo los ejemplos que nos da el capítulo once de Hebreos comparto las enseñanzas
generales acerca de la fe.

La fe es la confianza y obediencia a la Palabra de Dios a pesar de las circunstancias y las consecuencias.

La fe no está separada de la Palabra de Dios. En cada uno de los ejemplos expuestos en Hebreos
podemos apreciar que Dios se reveló y habló a sus vidas. Ellos fueron llevados al propósito y plan de
Dios. Hoy día el mensaje de la fe es uno inverso en donde se pretende hacer a Dios socio de nuestros
planes y de nuestras ambiciones particulares. Dios es revelado en las Escrituras como Soberano, Señor y
Rey sobre nuestras vidas, por lo tanto, El es quien dirige nuestros caminos hacia su buen propósito. La fe
es creer, confiar y obedecer el mandato de Dios puesto que El es Rey y como Padre nuestro que tiene
cuidado de nosotros.

La fe da testimonio al mundo del poder de Dios.

Moisés le creyó a Dios y Egipto fue testigo del poder del Verdadero Dios en la liberación del pueblo de la
cautividad. El creyente comprometido con Dios es un instrumento de El para que Su Nombre sea
glorificado a través de su vida y ministerio. Esos milagros portentosos se evidencian en vidas
transformadas por Su poder mediante la predicación de Su Palabra y la obra de regeneración de Su Santo
Espíritu. El mundo tiembla ante siervos apasionados con Dios que le creen con todo su corazón.

La fe evidencia el compromiso de servicio de excelencia que tiene el creyente con Dios.

Abel ofreció más excelente sacrificio que Caín y todo eso de acuerdo a Hebreos fue por la fe. La fe es una
fuerte convicción en el corazón del creyente. No es solamente fe para pedir cosas, sino también para dar
lo mejor de nosotros para Dios. La fe se traduce en un servicio de excelencia para El. La persona de fe no
da espacio a la mediocridad en su vida. La persona de fe ha entendido que su mayor satisfacción en la
vida es dar Gloria a Aquel que por su Gracia le salvó.

La fe testifica donde el creyente tiene puesta su mirada.

El creyente que ha puesto su confianza en la Palabra de Dios, que da testimonio al mundo del poder de
Él y que ofrece un servicio de excelencia para Su Gloria pone de manifiesto donde tiene puesta su
mirada. La mirada del creyente no está puesta en los tesoros terrenales sino en el cielo. Mira con anhelo
hacia la ciudad celestial cuyo Arquitecto y Constructor es Dios. Se sostiene de la misma manera que
Moisés, como viendo al Invisible en medio de las pruebas o como Abraham, que salió de su casa y de su
parentela hacia el lugar que Dios tenía preparado para él.

De lo cual Dios dice que “no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una
ciudad.”

Soli Deo Gloria

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