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El maquinismo fue la introducción de maquinaria y sistematización a los procesos de fabricación

para facilitar la elaboración de productos y reducir sus costos. Es un concepto histórico que hace
contacto al fenómeno acontecido durante el final de la Revolución industrial, coincidiendo con la
introducción masiva de maquinaria para sustituir o reducir el trabajo. Se resolvió en Inglaterra en
el siglo xvii.

Desde fines del siglo xvii, la revolución maquinista tuvo, como fundamental escenario, a el Reino
Unido donde se realizaron los más trascendentales adelantos de carácter mecánico. Se inventaron
nuevos medios de comunicación y de transporte. Se crearon artefactos de uso doméstico que
modificaron las condiciones de vida diaria. Por último, se perfeccionaron las máquinas a vapor y se
inventaron los motores eléctricos y de explosión.

La introducción de la tecnología y la mecanización supuso una auténtica revolución en la forma de


producción, de manera que se produjeron drásticos cambios laborales y sociales. En Inglaterra,
cuna de la Revolución industrial, se dio el ludismo, un movimiento obrero que buscaba acabar con
el nuevo planteamiento productivo mediante la destrucción de las máquinas para mantener el
trabajo artesano.El maquinismo ayudó a las industria a producir más en menos tiempo y menos
gastos lo que hacía que el capital recaudado fuera reinvertido. Esto fue un cambio fundamental en
la revolución industrial.

El periodo histórico donde se registró un proceso de honda transformación en los métodos de


producción, comunicación y transporte. El invento y desarrollo del motor a vapor reemplazo a la
energía muscular proveniente del hombre y las fuerzas del agua y el viento, con lo cual el trabajo
manual pasó a convertirse en mecánico.

La Primera Revolución Industrial se caracterizó por el nacimiento de la industria textil, la máquina


a vapor, la invención de la locomotora, la revolución agraria y el incremento de la población y
comprende los años 1760 a 1860. La Segunda Etapa de cambios se vivió a partir de 1860, época
donde se registran avances en la evolución de la ciencia y la tecnología.
La era de la máquina es un periodo que se inicia a mediados de la Segunda Revolución Industrial
hasta aproximadamente la Segunda Guerra Mundial.1 Se trata de una época donde las máquinas
dominan la vida cotidiana, producidas en máquina por la industria, y que incluyen desde
automóviles y otros vehículos hasta electrodomésticos de diverso tipo.[cita requerida]

Esta era ayudó a la aparición de la clase media, que podía permitirse adquirir dichos productos y
mejorar su día a día, pudiendo destinar más tiempo al ocio, ya que las máquinas reducían el
tiempo destinado a las labores cotidianas. Esto propició el consumismo y la aparición de nuevas
formas de entretenimiento. Las facilidades en los medios de transporte supuso un auge del
turismo pero también vino acompañado de ejercer una mayor presión medioambiental.[cita
requerida]

La era de la máquina está marcada también por el auge de los medios de comunicación, que
contribuyeron a la cultura popular y la difusión de la información a escala mundial, precediendo a
la globalización posterior.[cita requerida]
Llamamos Revolución Industrial al cambio fundamental que se produce en una sociedad cuando
su economía deja de basarse en la agricultura y la artesanía para depender de la industria.
Localización: La Revolución Industrial nace en Gran Bretaña y se extiende luego al resto de Europa.
Antecedentes: La economía existente antes de la revolución industrial estaba basada en el mundo
agrario y artesanal; tres cuartas partes de la población subsistían con trabajos agropecuarios.
Principalmente estaba basada en el autoconsumo y no en la comercialización de los productos
obtenidos, puesto que además la productividad era muy baja. Las ciudades eran pocas, pequeñas
y poco desarrolladas. Hay que recordar que el régimen de gobierno de estas sociedades eran las
monarquías absolutistas, en las que todo, incluyendo las personas, se consideraban una propiedad
del rey.

Origen y nacimiento de la Revolución Industrial: Nace en Gran Bretaña a mediados del siglo XVIII.
Fue posible por la existencia de una monarquía liberal y no absolutista, que consiguió evitar el
panorama de revoluciones que se estaban extendiendo en otros países. Gran Bretaña quedó libre
de guerras, ya que aunque estuvo involucrada en algunas, no se desarrollaron en su territorio. A
esto se unió una moneda estable y un sistema bancario bien organizado. El Banco de Inglaterra se
fundó en 1694.

Principales características: Se produce un cambio rápido y en profundidad que afecta a todas las
estructuras de la sociedad. Los cambios serán tecnológicos, socioeconómicos y culturales. Los
tecnológicos irán desde el uso de nuevos materiales como el acero a fuentes energéticas como el
carbón y máquinas motrices como la máquina de vapor, considerada como el motor inicial de la
Revolución Industrial. Aparecen las máquinas de hilar y tejer, que consiguen aumentar
rápidamente la producción con poco personal. Surgen técnicas para el desarrollo del trabajo y la
especialización de la mano de obra. El transporte se desarrolla tanto por trenes como por barcos,
lo que junto con otros inventos harán crecer el papel de la industria y el comercio.

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Los cambios culturales se plasmarán en un impresionante aumento de los conocimientos en todas


las ramas, tanto científicas como técnicas y sanitarias. Los cambios sociales más notables derivan
del crecimiento de las ciudades y el consiguiente éxodo en zonas rurales. Al mismo tiempo se
produce un fuerte aumento demográfico, como consecuencia de la elevada natalidad y el
descenso de la mortalidad catastrófica (gracias a avances sanitarios, como las vacunas, y a una
mejor alimentación de la población). Esto provocará que la población europea se multiplique en
pocos años.
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Al tiempo que se desarrolla una clase burguesa, el éxodo de población rural hacia las ciudades (la
revolución agrícola disminuyó las necesidades de mano de obra en el campo) da lugar a la
aparición de una nueva clase trabajadora que se agrupa en suburbios cercanos a las fábricas, a
partir de los barracones en los que viven los obreros. Las condiciones de vida de estos empleados
son penosas, tanto en las fábricas donde trabajan como en los suburbios en los que habitan. En las
fábricas encontrarán humedad, poca ventilación, ninguna seguridad laboral y jornadas que
superan las doce horas diarias, siete días a la semana. En los suburbios superpoblados y sucios son
víctimas de epidemias de fácil propagación. La cantidad de personas afectadas por estas
condiciones les lleva a organizarse para la defensa de sus intereses y aparecen los movimientos
obreros de protesta.

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Consecuencias de la Revolución Industrial: En principio la Revolución industrial produjo un cambio


radical en todos los ámbitos de la sociedad inglesa y, más tarde, del resto de las sociedades
europeas, creando un nuevo modelo de vida. El desarrollo industrial y minero, el aumento de la
productividad, el crecimiento de las ciudades y la mejora del comercio nacional e internacional
contribuiran a un gran crecimiento demográfico debido al aumento de la natalidad y de la
esperanza de vida. La revolución industrial en España fue mucho más tardía que en el resto de
Europa. España seguía inmersa en un mundo rural en el que los cambios fueron mínimos. Las
malas comunicaciones, tanto interiores como con Europa, acentuaron el retraso. Los talleres
seguían siendo artesanales y la producción se especializaba por zonas dependiendo de los recursos
disponibles.

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La revolución industrial fuera de Europa: En Estados Unidos comenzó al terminar la guerra civil, a
finales del siglo XIX. Estados Unidos había alcanzado a Gran Bretaña en potencial industrial y tenía
un mercado interior muy dinámico en un extenso territorio. La construcción de la red de
ferrocarriles permitió la colonización del Oeste, y la industrialización se basó en la aplicación
temprana de las innovaciones tecnológicas y una fuerte concentración empresarial. En Japón la
industrialización comenzó por la actividad textil. Las características principales fueron el patrocinio
del Estado en la construcción de ferrocarriles y bancos, la existencia de una mano de obra barata y
disciplinada, fácil adaptación a la tecnología occidental y grandes grupos industriales muy
competitivos orientados a la exportación. Este periodo fue denominado como Era Meiji o Era de la
Luz: Japón se había convertido en una gran potencia.
La revolución industrial fue un proceso de grandes transformaciones económicas y sociales que
comenzaron en Inglaterra en el siglo XVIII.

esta revolución se extendió por gran parte del hemisferio norte durante todo el siglo XIX y
principios del siglo XX.

Fueron grandes innovaciones que se gestaron en la industria y que permitieron inicialmente un


gran avance en la Europa del siglo XIX. El uso de la maquina en los procesos mejoro notablemente
la productividad en las fábricas, lo que trajo consigo un progreso rápidamente.++

La industria textil, metalúrgica y química tuvo un gran crecimiento en Inglaterra y Europa durante
este Siglo, y La agricultura también experimento grandes avances gracias a las nuevas
herramientas, esto trajo consigo algo conocido como la revolución agrícola de la cual hablaremos
más adelante.

Causas de la revolución Industrial

Las principales causas de la revolución que ayudaron a que se diera en Inglaterra, fueron:

l sistema político imperante en Inglaterra no era la monarquía absoluta, era la monarquía liberal,
lo que permitió que los ingleses se mantuvieran libre de las revoluciones que aquejaban a los otros
países europeos.

La modernización de la agricultura mediante la rotación cuatrienal de cultivos, la introducción de


maquinaria moderna a los trabajos agrícolas y el cierre de campos de cultivo. Estas medidas
dejaron sin trabajo a muchos campesinos que se vieron obligado a trasladarse a las ciudades y
aseguraron la abundancia de mano de obra barata.

La burguesía inglesa tenía capital suficiente para financiar las fábricas, adquirir materias primas y
máquinas y contratar empleados.

Los beneficios económicos obtenidos gracias al dominio del mercado europeo y en la posesión de
un gran imperio colonial. La gran cantidad de capital de que se disponía se invirtió en las nuevas
actividades industriales.
Una mentalidad económica, por parte de los burgueses, pero también por parte de la aristocracia
terrateniente, dispuesta a invertir en el comercio y la industria. Estos dos grupos sociales fueron
controlando el Parlamento, desde donde promulgaban leyes que aseguraban la libertad
económica (eliminando los privilegios de los gremios), y protegiendo los mercados propios
(proteccionismo), entre otras medidas.

La existencia de una buena red viaria y fluvial, que aseguraba la fluidez del abastecimiento de
materias primas, la distribución de manufacturas y el mercado interior.

Las innovaciones técnicas, que permitían sustituir las herramientas tradicionales para máquinas
que trabajaban más rápido. Las mismas universidades fomentaban una formación intelectual
práctica que repercutía en la investigación y la experimentación.

La riqueza de fuentes de energía como el carbón de coque, de gran calidad, para hacer funcionar
las nuevas máquinas de vapor, y la abundancia de materias primas para la industria textil, como el
algodón colonial y la lana inglesa.

Resumen de la Revolución

Resumen de la revolución industrialLa Revolución industrial transformó las técnicas productivas


tradicionales.

El trabajo manual fue sustituido por las máquinas, y la fuerza humana y animal, así como la de los
elementos naturales, dejó paso a las nuevas fuentes de energía. Las principales industrias
afectadas fueron la textil, la metalúrgica y la química.

La característica principal de la revolución industrial fue la creación del sistema de fábrica


mecanizada, es decir, las fábricas se han trasladado de la producción fabricada simple a lo
complejo sustitución del trabajo manual por las máquinas. Esta sustitución implicó la aceleración
de la producción de mercancías, que se produjeron a gran escala.

Esta época es importantísima porque se pasó de un mundo rural en un mundo industrial. También
fue una época de grandes inventos, destacando sobre todo uno: La maquina a Vapor, Con este
invento nacieron el ferrocarril y el barco a vapor.

Surgimiento de Nuevas Clases Sociales

Nuevas Clases Sociales en la Industrialización


La burguesía así como en la revolución francesa se convirtió en el grupo hegemónico porque era la
propietaria de las industrias y los negocios. También existía una burguesía media compuesta por
profesionales liberales, funcionarios y comerciantes.

Un gran número de empleados y tenderos formaban la pequeña burguesía.

Los trabajadores de las fábricas formaban el proletariado industrial y urbano. Constituían la mano
de obra necesaria para las fábricas. Eran un grupo muy numeroso y desfavorecido. Al principio no
había ninguna legislación que fijara las condiciones laborales de los trabajadores. En consecuencia,
sus condiciones de vida y de trabajo resultaban muy duras: jornada laboral de 12 a 14 horas diarias
y remuneraciones insuficientes.

La máquina a Vapor

maquina a vaporLa máquina a vapor inventada por james watt trajo consigo grandes mejoras en la
sociedad, con la capacidad de mover grandes cargas.

Se creó la locomotora lo que cambio la forma como se transportaba hasta ese momento, también
en las fábricas empezaron a utilizar la maquina a vapor para las maquinarias de fabricación,
permitiendo una mayor producción de lo que hasta ese momento se fabricaba gracias al vapor.

Revolución en el transporte

A principios del siglo XIX, la máquina de vapor comenzó a utilizarse en los medios de transporte.
Fecha de 1807 el primer barco a vapor. En 1825, en Inglaterra, el ingeniero George Estephenson
consiguió construir el primer ferrocarril.

Con el barco a vapor y los ferrocarril, el tiempo de los viajes disminuyó, el coste del transporte
bajó y aumentó aún más el volumen de los intercambios, es decir, el mercado. Con el aumento de
los intercambios y la consecuente necesidad de producir más, se tornaron cada vez mayores los
avances de la industrialización.

La Revolución Agrícola

La revolución agrícola y los cambios en la agricultura, Durante mucho tiempo el campo fue
trabajado con herramientas muy básicas, la mayoría de los procesos en la tierra se hacían casi
quede forma manual en su gran mayoría y lo que se recogía de los campos era para el
autoconsumo de los agricultores.

La tierra se había explotado en parcela no cercada de uso común, muchas tierras estaban
destinadas además a la ganadería y ¿cómo se trataba a las cosechas? con herramientas bastante
básicas que requieran mucha mano de obra, una cantidad importante de personas intervenía en
un solo procesos en el campo para poder sacar las cosechas de esta.

Veamos algunas innovaciones más importantes… Los campos se acercaron y se estableció lo que
llamamos hoy en día como la propiedad privada, desaparecieron las tierras destinadas a la
ganadería a libremente, ya que se empezó a criar el ganado en establos, de esta manera se hizo
más eficiente los procesos en el campo y se inició a sacarle más provecho a la agricultura.

Este conjunto de cambios, que en Gran Bretaña los podemos situar entre 1750 y 1850, hacen
posible la desaparición del Antiguo Régimen económico y la implantación del capitalismo
industrial.

Estas transformaciones acaban con las sociedades agrarias e imponen las sociedades industriales,
caracterizadas por la modernización de la agricultura, los cambios demográficos y sociales
(revolución demográfica, urbanización) y el nacimiento del capitalismo industrial como sistema
económico.

Que supone una industria basada en el maquinismo y las fábricas, que sustituyen poco a poco los
pequeños talleres artesanales, la aplicación de las máquinas a los transportes ya las
comunicaciones, la acumulación de capitales, la organización de redes financieras, la obtención de
beneficios y los contratos laborales patrones-trabajadores.

La era de la Industrialización

La industria textil mejoró la producción y la calidad de los tejidos gracias a la máquina de vapor,
que transformaba en movimiento la fuerza expansiva del vapor de agua. La primera fábrica se creó
en Manchester en 1806.
En el sistema fabril, la organización del trabajo era determinada por la disciplina que imponían las
máquinas. La industria textil generó una serie de demandas de máquinas de hierro y materias
primas que impulsaron el crecimiento de la industria metalúrgica y química.

La metalurgia fabricaba máquinas para las industrias, armamento para el ejército y planchas
metálicas para hacer barcos, locomotoras, puentes, raíles, etc.

Se fue perfeccionando la obtención de hierro para eliminar las impurezas, y, más tarde, mediante
una aleación de hierro y carbono, se consiguió acero. La minería aumentó su producción para
proveer de carbón de coque la industria metalúrgica.

La industria química creó sustancias artificiales como el cloro, el ácido sulfúrico, la sosa y las
primeras fibras textiles artificiales.

El uso de máquinas

Muy pronto se verificó que mayor productividad y mayores ganancias para los empresarios
podrían obtenerse añadiendo al trabajo dividido el empleo de máquinas a gran escala.

La sociedad industrial se caracterizó fundamentalmente por la utilización sistemática de


maquinaria en la producción y el transporte de mercancías.

Para comprender la importancia de las máquinas, basta recordar que ellas, a diferencia de las
herramientas, realizan trabajo utilizando básicamente fuerzas de la naturaleza, como el viento, el
agua, el fuego, el vapor, y un mínimo de fuerza humana.

Algunos pensadores afirman que la humanidad ha realizado sus mayores progresos creando
máquinas para utilizar las energías de la naturaleza. El progreso se ha realizado en los momentos
en que la humanidad ha logrado que las fuerzas de la naturaleza trabajen por ella a través de las
máquinas.
La exigencia de producir más, con el aumento de los intercambios, prácticamente «forzó» el
progreso técnico, que pasó a constituir uno de los rasgos más significativos de la edad moderna y
edad contemporánea.

Las Etapas

Existen 2 etapas que mancaron la industrialización una llamada primera revolución industrial
(1760-1870) caracterizado por el crecimiento regular de la población generando mano de obra
abundante y la producción agrícola, la división del trabajo industrial provocando un cambio en la
estructura de la población activa, la introducción de innovaciones técnicas, la configuración de la
fábrica como lugar de producción, la articulación de mercados más amplios a través de la
expansión del comercio y el desarrollo de una mentalidad empresarial, focalizado especialmente
en el mundo del textil algodonero y la siderurgia y que finalizaría con una grave crisis debido a la
sobreproducción que generaba.

Y una segunda revolución industrial (1870-1914) que la superaría con la introducción de


novedades en el campo de las fuentes de energía y la aparición de nuevos sistemas de producción,
transporte, comunicación y financiación truncados, en parte, en 1914 por el estallido de la primera
Guerra Mundial.

Primera revolución industrial

La primera revolución industrial que tuvo lugar en la mitad del siglo XVIII y XIX tiene como
principal característica la aparición de la mecanización que había hecho cambios significativos en
casi todos los sectores de la vida humana.

La fabricación principal estaba tejiendo lana. Pero fue en la producción de los tejidos de algodón
que comenzó el proceso de mecanización, es decir, del paso de la manufactura al sistema fabril.

La mecanización se extendió del sector textil para la metalurgia, para el transporte, para la
agricultura y para otros sectores de la economía. Diversos inventos revolucionaron las técnicas de
producción y alteraron el sistema de poder económico.
La invención de máquinas, el aprovechamiento de la energía calorífica del carbón mineral y su
transformación en energía mecánica para hacer funcionar las máquinas representaron un gran
avance en las técnicas empleadas para la fabricación de mercancías y consecuentemente, en el
aumento de la producción.

por tanto, Inglaterra se pasó de la manufactura a la maquinofactura. Producía y vendía sus


productos industriales en todo el mundo, gracias, entre otros factores, a la expansión del sistema
colonial. De esta forma, en el siglo XVIII, el país se convirtió en la nación capitalizada del mundo,
siendo Londres la capital financiera internacional.

Este momento representó una verdadera revolución en el modo de producir mercancías en


tiempo bastante menor, si se compara a la manufactura.

El desarrollo inicial de las industrias textiles mecanizadas en gran parte de Europa y Estados
Unidos dependía de muchas de estas invenciones británicas. Esta revolución se conoció como
Primera Revolución Industrial.

Segunda revolución industrial

Esta es una nueva etapa de crecimiento económico, caracterizada por un extraordinario progreso
científico y técnico que facilitó un rápido desarrollo de todos los medios de producción y de
nuevas formas de organizar la producción y el trabajo. Esta nueva etapa en el desarrollo
económico de las potencias industriales se prolongó hasta el estallido de la Primera Guerra
Mundial en 1914.

Entre los años 1870 y 1880 se comenzaron a producir una serie de cambios en la producción
industrial que llamamos Segunda Revolución de la Industrial y que establecieron las bases del
actual sistema de producción.

Los inicios de este proceso, que se prolongó hasta 1920, los encontramos en Estados Unidos y se
produjo también en el Reino Unido, Francia, Alemania y Japón.
Esta segunda Etapa de la revolución se caracterizó por la mejora de la producción gracias a la
incorporación de nuevas fuentes de energía como la electricidad y el petróleo, la obtención de
nuevos materiales como el acero y la aplicación de nuevas formas de trabajo como la
automatización y el trabajo en cadena. Además, surgió un nuevo tipo de capitalismo: el
capitalismo financiero, fruto de las grandes inversiones realizadas con los beneficios que había
aportado el primer estallido industrial y el dinero procedente de la banca.

La electricidad, que ya había sido descubierta en el siglo XVIII, sustituyó gradualmente el vapor de
agua como fuente de energía. El uso industrial de la electricidad fue posible en encontrar maneras
de generarla (turbina y dinamo), transportarla y almacenarla (acumulador) y convertirla en energía
mecánica (motor eléctrico).

Fue aplicada en la metalurgia, la iluminación (lámpara de arco, bombilla) mejorando la iluminación


urbana y posibilitando el trabajo nocturno a las fábricas, en aparatos de nueva invención y en
sistemas de comunicación. También permitió electrificar y ampliar la red ferroviaria y construir
locomotoras más rápidas, así como grandes barcos metálicos impulsados por turbinas.

El petróleo, conocido desde la antigüedad, fue estudiado como fuente de energía hasta que se
obtuvo el combustible de dos nuevos sistemas de transporte: el automóvil y el avión. Se aplicó a la
nueva industria del plástico y en la obtención de energía termoeléctrica.

En las fábricas, las formas de trabajo cambiaron de empresas familiares con pocos trabajadores se
pasó a centros de trabajo con muchos operarios y una compleja organización. Para aumentar la
producción se aplicó la cadena de montaje, en el que cada trabajador sólo intervenía en una parte
de la fabricación del producto automatizando repetidamente sus movimientos. Este modelo
quedaba muy lejos del artesano tradicional, ya que no era necesario un esfuerzo intelectual para
realizarlo y se desconocía el proceso global de fabricación.

Al mismo tiempo se llevó a cabo el sistema de producción en serie, en el que cada fábrica se
especializaba en la elaboración de unas piezas determinadas o en el montaje final de un producto.

Con estos dos métodos se aumentó la producción, se redujeron gastos y se abarató el precio final
de los productos.
La invención del motor de explosión y la aplicación del petróleo como combustible fueron la base
del nacimiento de la industria automovilística, que alcanzó un gran desarrollo en los Estados
Unidos y rápidamente se convirtió en uno de los sectores más poderosos que ofrecían un elevado
número de puestos de trabajo y estimulaban el desarrollo de industrias secundarias que cogerían
una gran importancia (por ejemplo, el caucho, los metales no ferrosos, los aparatos electrónicos,
etc.).

La industria química también fue una de las punteras y Alemania se convirtió en la pionera del
sector, produciendo más del 80% de los colorantes sintéticos y ocupando el primer lugar en
industria farmacéutica. También desarrollarse la producción de sosa, de fertilizantes sintéticos, de
fibras artificiales y explosivos.

Finalmente, la utilización del cemento armado (cemento combinado con una carcasa de hierro)
permitió que la ingeniería y la industria de la construcción alcanzaran un gran desarrollo. Este
hecho hizo posible la edificación de puentes, viaductos y túneles más largos. Además, los edificios
comenzaron a crecer en altura y en EEUU comenzaron la construcción de los primeros rascacielos.

Consecuencias de la revolución

Crecimiento en las Ciudades, la mecanización de las tareas agrícolas y la concentración de la


producción industrial en las ciudades favorecieron la emigración del campo a la ciudad. Muchas
ciudades prosperaron alrededor de fábricas.

Crecimiento demográfico, la Revolución Industrial también fue un proceso de cambio social. A lo


largo del siglo XIX se aceleró el crecimiento de la población. En 1900 en Europa vivían más de 400
millones de habitantes.

Las causas de este crecimiento demográfico fueron dos: un descenso brusco de la mortalidad y un
incremento de la fecundidad.

Cambios y surgimiento de una nueva clase social llamada el proletariado, que se separó de la
burguesía y fueron los llamados a trabajar de obreros en las fábricas.

Explotación en el Trabajo.

Movimiento Obreros

Sindicalismo
Entre 1800 y 1924, 60 millones de europeos emigraron a otros continentes. Estas migraciones
transoceánicas se produjeron por oleadas: hasta el 1870 los que emigraron más fueron los
británicos, sobre todo los irlandeses y los escandinavos; posteriormente, los sucedieron los
centroeuropeos; a finales de siglo, los grupos que emigraron más fueron los italianos, los
españoles, los griegos y los turcos. La mayoría de los emigrantes europeos se dirigieron a América.

El crecimiento de las ciudades

Los avances tecnológicos en la agricultura que generaron la revolución agrícola, libero mano de
obra que trajo como consecuencia el éxodo rural por parte de la gente ya que con las nuevas
técnicas para trabajar la tierra se redujo considerablemente la mano de obra y el personal que se
requería para trabajarlas.

Las personas decidieron irse a las ciudades, y comenzó una actividad que tendría gran auge en
aquella época.

El comercio, los talleres artesanales normalmente lo que producían en aquella época solo les
alcanzaba para el autoconsumo, con las mejores tecnológicas, sobrepasaban la cantidad que
producían, ahora podían vender lo que producían y requerían personal para esta actividad y se
generó el comercio.

Crecimiento demográfico

La población empezó a crecer como consecuencia de que las mejoras en las industrias en los
procesos de fabricación, las condiciones de vida mejoraron notablemente, se creó una red de
alcantarillado, las condiciones sanitarias mejoraron, se creó algo muy útil como el jabón, los
alimentos se consumían en mejor estado producto del mejor rendimiento de la agricultura, esta
mejores en la sociedad permitieron disminuir notablemente la mortalidad y a alargar la vida de los
europeos.

A los avances tecnológicos y en la agricultura también se le suma el desarrollo de la vacuna, con el


descubrimiento y desarrollo de la vacuna, que ayuda a parar con las epidemias que
periódicamente caían sobre la población.

Al haber menos mortalidad que antes el crecimiento de la población empezó a notarse, además en
esta época hubo un aumento significativo de la natalidad.
El trabajo en las fábricas y los problemas sociales

Las transformaciones en la economía que produjo la revolución en Inglaterra trajeron como


consecuencia que se alteraran las estructuras sociales que estaban vigente desde la edad
medieval.

El éxodo rural provocado por las maquinas que reemplazaban el trabajo del campesino, hizo que
estos de desvincularan del campo, y del sistema feudal que estaba en ese momento, algunos se
convirtieron en jornaleros los cuales eran retribuidos con buenos salarios, pero la gran mayoría
que fueron a la ciudad y los artesanos, se trasladaron a las fábricas en calidad de obreros. Una
nueva clase trabajadora que nace producto del avance de la industria llamada proletariado.

Empresarios y proletarios

El nuevo sistema industrial transforma las relaciones sociales y crea dos nuevas clases sociales,
fundamentales para la operación del sistema. Los empresarios (capitalistas) son los propietarios de
los capitales, edificios, máquinas, materias primas y bienes producidos por el trabajo. Los obreros,
proletarios o trabajadores asalariados, sólo tienen su fuerza de trabajo y la venden a los
empresarios para producir mercancías a cambio de salarios.

Explotación del trabajo

Al principio de la revolución los empresarios imponen duras condiciones de trabajo a los obreros
sin aumentar los salarios para así aumentar la producción y garantizar un margen de beneficio
creciente. La disciplina es rigurosa pero las condiciones de trabajo no siempre ofrecen seguridad.
En algunas fábricas la jornada supera las 15 horas, los descansos y las vacaciones no se cumplen y
las mujeres y los niños no tienen tratamiento diferenciado.

Movimientos obreros

Surgen de los conflictos entre obreros, revueltos con las pésimas condiciones de trabajo, y
empresarios. Las primeras manifestaciones son de depredación de máquinas e instalaciones
fabriles. Con el tiempo surgen organizaciones de trabajadores de la misma área.

Sindicalismo
El resultado de un largo proceso en el que los trabajadores adquieren gradualmente el derecho de
asociación. En 1824, en Inglaterra, se crean los primeros centros de ayuda mutua y de formación
profesional. En 1833 los trabajadores ingleses organizan los sindicatos como asociaciones locales o
por oficio, para obtener mejores condiciones de trabajo y de vida.

Los sindicatos conquistaron el derecho de funcionamiento en 1864 en Francia, en 1866 en los


Estados Unidos, y en 1869 en Alemania.

Inventos en la revolución industrial

En la primera fase de la revolución, las invenciones posibilitaron el surgimiento de miles de


fábricas, la aceleración de la producción y también de las ganancias:

Máquina de vapor (Thomas Newcomen)

Locomotora a capor (George Stephenson)

Barco de vapor (Robert Fulton)

Máquina de Hargreaves (Hargreaves)

Tear Hidráulico (Arkwright)

Tejido Mecánico (Cartwright)

En la segunda etapa, otras invenciones influenciados aún mayores avances en industrias tales
como el uso de aceite, nuevas fuentes de energía y el uso de la electricidad, la invención del motor
de combustión interna, la invención de nuevos medios de transporte, la introducción de máquinas
automáticas, el empleo de metales ligeros, como el aluminio y el magnesio, el perfeccionamiento
de la producción de acero, etc.
El trabajo de los niños era una costumbre común entre las familias campesinas y artesanas. En las
primeras décadas de la revolución industrial, una gran cantidad de niños y niñas trabajaron en las
fábricas y en las minas de carbón.

La revolución industrial produjo cambios importantes en la vida de millones de personas. Muchas


comenzaron a trabajar en fábricas y muchas de ellas eran niños. En las primeras fábricas inglesas
esos niños eran menores de siete años, obligados a trabajar entre doce y quince horas todos los
días de la semana. No se alimentaban correctamente, estaban en un ambiente lleno de peligro y
suciedad, no podían ir a la escuela ni jugar porque pasaban largas horas trabajando.

Actividad

Realiza una historieta en la que los personajes sean: un niño obrero, un dueño de una fábrica, un
minero y una mujer obrera y que incluya sus condiciones de vida.

Para conocer más busca en las siguientes fichas

La revolución industrial

Los obreros

Los dueños de las fábricas


El trabajo infantil no acabó por decreto legislativo. El trabajo infantil acabó cuando dejó de ser
necesario que los niños trabajaran para vivir; cuando los ingresos de sus padres fueron suficientes
para mantenerlos. Los emancipadores y benefactores de esos niños no fueron burócratas o
inspectores de fábricas, sino fabricantes y banqueros.

El aspecto peor entendido y más falseado en la historia del Capitalismo es el trabajo infantil.

No es posible evaluar el fenómeno del trabajo infantil en Inglaterra durante la Revolución


Industrial (de finales del siglo XVIII y principios del XIX) sin antes reconocer que la introducción del
sistema de fábricas les ofreció una forma de ganarse la vida, un medio de sobrevivir, a decenas de
miles de niños que no habrían llegado a la adolescencia en la era pre-capitalista.

El sistema de fábricas resultó en una mejora del nivel de vida, una caída drástica en la tasa urbana
de mortalidad y un descenso en la mortalidad infantil, y también produjo una explosión sin
precedentes de la población.

La población de Inglaterra era de seis millones en 1750, nueve millones en 1800, y 12 millones en
1820, una tasa de crecimiento sin precedente en ninguna época. La distribución de la pirámide de
edad cambió enormemente, y la proporción de niños y jóvenes aumentó drásticamente. «El
porcentaje de niños nacidos en Londres que morían antes de los cinco años» cayó del 74,5% en
1730-49 al 31,8% en 1810-29 (1). Niños que hasta ahora habrían muerto en su infancia ahora
tenían posibilidades de sobrevivir.

Tanto el aumento de población como el aumento de la expectativa de vida desmienten las críticas
de socialistas y fascistas, que afirman que en el Capitalismo las condiciones de las clases
trabajadoras fueron deteriorándose progresivamente durante la Revolución Industrial.

Uno estaría siendo injusto a la vez que ignorante de la historia, si le echara la culpa al Capitalismo
por las condiciones de los niños durante la Revolución Industrial, puesto que, de hecho, el
Capitalismo trajo enormes mejoras en comparación con las condiciones de la época anterior. La
fuente de esta injusticia fueron novelistas y poetas emocionales y mal informados, como Dickens y
Mrs. Browning; medievalistas imaginativos como Southey; escritores de política arrogándose el
papel de economistas históricos, como Engels y Marx. Todos ellos pintaron un cuadro ambiguo y
de color de rosa sobre la «edad de oro» de las clases trabajadoras, la cual fue supuestamente
destruida por la Revolución Industrial.

Los historiadores no han demostrado sus afirmaciones. La investigación y el sentido común le han
quitado el glamour al sistema que existía antes de las fábricas, el sistema de la industria
doméstica. En ese sistema, el trabajador hacía un inversión inicial alta – o pagaba alquileres altos –
por un telar o un bastidor, y soportaba la mayoría de los riesgos especulativos de la operación. Su
dieta era pobre y monótona, y su propia existencia dependía a veces de si era capaz de encontrar
trabajo para su mujer y sus hijos. No había nada de romántico ni de envidiable en una familia que
vivía y trabajaba en una casucha mal iluminada, mal ventilada y mal construida.

¿Cómo se desarrollaban los niños antes de la Revolución Industrial? En 1697, John Locke escribió
un informe para la Junta de Comercio sobre el problema de la pobreza y la ayuda a los pobres.
Locke estimó que un trabajador y su mujer sana podrían mantener a un máximo de dos hijos, y
recomendó que a todos los niños de más de tres años de edad se les enseñase a ganarse la vida
trabajando en escuelas de hilar y tejer, donde se les daría el sustento. «Lo único que pueden
recibir en casa, de sus padres» escribió Locke, «es poco más que pan y agua, y hasta eso escasea».

El profesor Ludwig von Mises nos recuerda:

Los dueños de las fábricas no tenían el poder de obligarle a nadie a aceptar un trabajo en la
fábrica. Sólo podían contratar a gente dispuesta a trabajar por los salarios que ofrecían. Por bajos
que estos salarios fuesen, eran en cualquier caso mucho más que lo que estos pobres podían
ganar en cualquier otra actividad. No es distorsionar los hechos el decir que las fábricas apartaron
a las amas de casa de sus niños y sus cocinas, y a los niños de sus juegos. Pero esas mujeres no
tenían nada para cocinar y alimentar a sus hijos, y esos niños eran indigentes y estaban
muriéndose de hambre. Su única salvación fue la fábrica. Los salvó, en el estricto sentido de la
palabra, de una muerte por inanición (2).

Los niños de las fábricas fueron a trabajar por insistencia de sus padres. Las horas de trabajo de los
niños eran muy largas, pero el trabajo era casi siempre muy fácil, normalmente atender una
máquina de hilar o de tejer, y volver a atar los nudos cuando se deshacían. No fue por causa de
esos niños por lo que la campaña de legislación de la fábrica empezó. La primera ley contra el
trabajo de niños en Inglaterra (1788) regulaba las horas y las condiciones de trabajo de los
miserables niños que trabajaban como limpiadores de chimeneas, un trabajo sucio y peligroso que
existía mucho antes de la Revolución Industrial, y que no estaba relacionado con las fábricas. La
primera ley que se aplicó a los niños de las fábricas fue para proteger a los que habían sido
prácticamente convertidos en esclavos por las autoridades parroquiales, una organización
gubernamental: eran los niños pobres, huérfanos o abandonados, que estaban oficialmente bajo
la custodia de los oficiales de la parroquia en virtud de la ley de los pobres, y quienes estaban
atados a esos oficiales con largos períodos de aprendizaje a cambio de una subsistencia mínima.

Las mejores condiciones de empleo y de sanidad se reconoce que fueron en las fábricas más
nuevas y modernas. Las sucesivas Leyes de Fábricas, entre 1819 y 1846, pusieron cada vez más y
más restricciones en el empleo de niños y adolescentes; por eso, los dueños de las fábricas más
grandes – quienes estaban sujetos con más facilidad y con más frecuencia a visitas y escrutinios de
los inspectores de fábricas – redujeron su empleo de niños para no tener que confrontar las
regulaciones complejas, arbitrarias y constantemente cambiantes de cómo gestionar una fábrica
que empleaba niños. El resultado de esta intervención legislativa fue que esos niños rechazados,
que necesitaban trabajo para sobrevivir, se vieran forzados a buscar trabajo en fábricas más
pequeñas y más apartadas, donde las condiciones de empleo, sanidad y seguridad eran mucho
peores. Quienes no podían encontrar otro empleo eran reducidos a la misma situación que sus
homólogos de un siglo atrás; en palabras del profesor Ludwig von Mises: a «infestar el país como
vagabundos, mendigos, pordioseros, ladrones y prostitutas».

El trabajo infantil no acabó por decreto legislativo. El trabajo infantil acabó cuando dejó de ser
económicamente necesario el que los niños ganaran un sueldo para sobrevivir; cuando los
ingresos de sus padres fueron suficientes para mantenerlos. Los emancipadores y benefactores de
esos niños no fueron burócratas o inspectores de fábricas, sino fabricantes y banqueros. Sus
esfuerzos y sus inversiones en maquinaria condujeron a un aumento en salarios reales, a una
abundancia cada vez mayor de bienes, a precios cada vez más bajos, y a una mejora incomparable
del nivel de vida general.

La respuesta apropiada a los que critican la Revolución Industrial la da el profesor T. S. Ashton:

Hay hoy en las llanuras de India y China hombres y mujeres, hambrientos e infestados de plagas,
que viven una vida poco mejor, vista desde fuera, que la vida del ganado que trabaja con ellos
durante el día y comparte los lugares de dormir durante la noche. Esas situaciones asiáticas, y esos
horrores sin mecanización, representan el grupo de aquellos que aumentan su número sin pasar
por una revolución industrial (3).
Para concluir, debo decir que la Revolución Industrial y su correspondiente prosperidad son el
logro del Capitalismo, y no pueden ser logradas bajo ningún otro sistema político-económico.
Como prueba, ofrezco el espectáculo de la Rusia Soviética, que combina la industrialización con la
hambruna.

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Este ensayo es parte del artículo firmado por Robert Hessen, llamado: Effects of the Industrial
Revolution on Women and Children, publicado en The Objectivist Newsletter en Abril y Noviembre
1962.

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