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También podría servir a fin de solicitar la medida cautelar de visitas provisionales dentro

del proceso de tenencia.

Entablada la demanda de variación de la tenencia en contra del padre o madre que se opuso
al cumplimiento del régimen de visitas, y admitida la misma, el demandante podrá solicitar
dentro del mismo proceso a fin de ver realizado su pretensión en el menor tiempo posible la
medida cautelar de tenencia provisional, la misma que deberá ser concedida en razón a los
medios de prueba tenidos de la resistencia al cumplimiento del régimen de visitas dentro
del proceso de tenencia y, donde se solicitaba el cumplimiento del régimen de visitas,
medida cautelar de tenencia provisional que le permitirá ver su pretensión principal de
variación de la tenencia realizada en un plazo muy corto, medida cautelar contenido en el
artículo 87 del Código de los Niños y Adolescentes.

n algunos supuestos no se exige demostración sumaria de la verosimilitud del


derecho, del peligro en la demora, ni se exige contracautela. Ésto, como
consecuencia de que la mayoría de ellas se encuentran contempladas en las leyes
de fondo. Así, el art. 231 del Código Civil dispone como único requisito para
solicitar medidas cautelares respecto de las personas – exclusión o atribución del
hogar conyugal, alimentos provisorios, guarda o tenencia provisoria de menores,
régimen de visitas provisorio – la sola promoción de la demanda de divorcio o
separación personal, por lo que la verosimilitud del derecho va a estar dada por el
vínculo acreditado en las respectivas partidas. Lo mismo ocurre respecto de las
medidas cautelares sobre bienes, de acuerdo con lo dispuesto por el art. 233 del
Código Civil. Y únicamente se requerirá acreditar la urgencia si éstas o las que se
piden en resguardo de las personas se solicitaran antes de la promoción de la
demanda de divorcio o separación personal.
Tampoco se exigirá la prestación de una contracautela real, personal o juratoria
para su efectivización pues la ley de fondo no lo contempla, siendo suficiente
para que sean acordadas la demostración del peligro o daño inminente a las
personas o los bienes.

Algunas medidas cautelares se pueden decretar de oficio. Ello como


consecuencia del desdibujamiento del principio dispositivo en los procesos de
familia. Así, los jueces no dependen de la instancia de parte para decretar
medidas cautelares sobre las personas, como lo dispone el art. 231 del Código
Civil mencionado. No así respecto de medidas de tutela patrimonial, que sí
requieren para su dictado la petición de parte (art. 233 C. Civ.), con la excepción
de la designación de interventor informante, que puede ser de oficio o a pedido
de parte.
Lo mismo ocurre con las medidas de protección de personas legisladas en el art.
234 y ss. CPCCN, las que pueden ser adoptadas oficiosamente por los tribunales
teniendo en cuenta las circunstancias del caso.
Asimismo, las medidas precautorias previstas en el art. 629 CPCCN, cuando la
demencia es notoria e indudable, en protección de la persona y bienes del
presunto demente, en concordancia con lo dispuesto por el art. 133 RJNC (“Las
medidas establecidas por el art. 629 CPCC deberán ser dictadas por los jueces de
inmediato, sin exceder el plazo de tres días contados desde que tomaren
conocimiento de que la demencia es inequívoca y notoria, y de la peligrosidad
del enfermo”), las que pueden ser dictadas de oficio o a pedido de parte.

Por último, una diferencia esencial es que no resulta aplicable el régimen de


caducidad de las medidas cautelares en general. El art. 207 CPCCN, cuando se
refiere al plazo de caducidad de las medidas cautelares, que es de diez días desde
su traba, señala que siempre y cuando se trate de obligaciones exigibles, las que
no parecen conciliarse con las obligaciones familiares. Por otra parte, la
legislación de fondo o sustantiva no contempla plazos de caducidad para las
medidas cautelares allí previstas, por lo que no puede una ley de jerarquía
inferior – procesal – restringir derechos cuando la legislación de fondo nada dice
al respecto.

Ello no obsta a que sería prudente que los jueces, según las circunstancias de
cada caso, fijasen plazos de caducidad a los fines del inicio de la acción principal
para evitar perjuicios sine die al afectado por las mismas y el ejercicio de
conductas abusivas por parte del peticionante de la medida.

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