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[1]

[2]
Cómo hacer Tesis Doctorales
y Trabajos de Grado
Investigación Científica y Tecnológica

Fidias G. Arias

[3]
2019

[4]
Fidias G. Arias, 2019
1ª edición
ISBN:
[5]
Edición Electrónica.

[6]
Dedicatoria

[7]
[8]
Índice

PRESENTACIÓN.........................................................................11
1.- Efectividad y eficiencia de la investigación tecnológica en la
universidad........................................................................................12
2.- Pertinencia social de la investigación educativa: concepto e
indicadores........................................................................................44
3.-Metodología para la valoración de resultados en Trabajos
Finales de Grado (TFG) de áreas tecnológicas .........................74
Ciencia y tecnología: actividades diferentes pero relacionadas
.........................................................................................................83
4.- La tesis doctoral: el caso venezolano .................................. 107
5.- Nuevos Errores en la Elaboración de Tesis Doctorales y
Trabajos de Grado ....................................................................... 133
6.- Sobre la pertinencia del método fenomenológico en Tesis
Doctorales...................................................................................... 163

[9]
7.- Funciones de los antecedentes en el proceso de
investigación .................................................................................. 168
8.- Obsolescencia de las referencias citadas: un mito
académico persistente en la investigación universitaria
venezolana .................................................................................... 173
11.- Citación de fuentes documentales y escogencia de
informantes: un estudio cualitativo de las razones expuestas
por investigadores venezolanos ................................................. 200

[10]
PRESENTACIÓN

[11]
1.- Efectividad y eficiencia de la investigación
tecnológica en la universidad 1

1 Artículo aparecido en la Revista RECITIUTM (Revista El ectrónica de Ciencia y


Tecnología del Instituto Universitario de Tecnología de Maracaibo) ISSN: 2443 -4426;
Dep. Legal: PPI201402ZU4563. Vol. 3 N° 1 (2017).
[12]
Estas ideas se proponen analizar los conceptos de
efectividad y eficiencia de la investigación tecnológica en el
ámbito universitario, entendida esta como una actividad de
ciencia y tecnología dirigida a la producción de bienes y
servicios. En este sentido, todo proceso productivo debe
considerar los costos de inversión: insumos, materiales,
componentes y el tiempo empleado en relación con el producto
terminal o prototipo generado. No basta con investigar o
producir tecnología, hay que hacerlo con efectividad o garantía
de la consecución de los objetivos, y con eficiencia o
cumplimiento al menor costo posible sin menoscabo de la
calidad del resultado final.
Para el logro del propósito planteado, se hizo una
investigación documental de carácter monográfico (Arias,
2016), mediante la revisión exhaustiva de obras clásicas y
recientes donde se exponen los conceptos de ciencia,
tecnología, investigación básica o pura, investigación aplicada e
[13]
investigación tecnológica, con la finalidad de precisar su
significado y diferencias con otros términos. Sobre todo cuando
se tiende a confundir la noción de investigación aplicada con la
investigación tecnológica.
Por otra parte, se definen los conceptos de efectividad y
eficiencia aplicados al proceso de investigación tecnológica,
particularmente en el medio universitario, donde a diferencia de
la industria, existen limitaciones presupuestarias y obstáculos
burocráticos que dificultan la obtención de ingresos propios
que permitan financiar y reinvertir en nuevos proyectos.
Como un aporte de este trabajo se aspira contribuir a una
precisión conceptual y terminológica de los vocablos
relacionados con las actividades de ciencia y tecnología, además
de proponer nuevos indicadores para la evaluación de la
efectividad y de eficiencia de la investigación tecnológica en las
universidades.

[14]
Las actividades de ciencia y tecnología (CyT)

Ciencia y tecnología son actividades diferentes, dado que


tienen fines y métodos distintos. No obstante, son labores
estrechamente vinculadas y de mutuo apoyo. Es decir, la
tecnología se fundamenta en los conocimientos científicos e
históricamente, la ciencia se ha desarrollado, en gran parte,
gracias a la tecnología que le suministra herramientas de
investigación cada vez más avanzadas: microscopios,
telescopios, programas de computación (software).

La ciencia

En principio, la ciencia es conocimiento cierto y


probable, mientras que la tecnología es producción tangible
(material) o intangible (procesos), mediante el uso del

[15]
conocimiento científico. En palabras de Bunge (1981), la ciencia
es un cuerpo creciente de ideas “que puede caracterizarse como
conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y por
consiguiente falible” (p. 9).
Para el autor de este artículo: “La ciencia es un conjunto
de conocimientos verificables, sistemáticamente organizados y
metodológicamente obtenidos, relativos a un determinado
objeto de estudio o rama del saber” (Arias, 2016, p. 17).
Los fines de la ciencia son la descripción, explicación y
predicción de los fenómenos, tanto naturales como sociales. Sus
métodos están dirigidos al descubrimiento y búsqueda de
nuevos conocimientos y varían según la disciplina, por cuanto
desde hace varias décadas se reconoce y acepta que el
denominado método científico no es la única vía para la
obtención de conocimientos válidos y confiables.

[16]
La tecnología

Mientras que la ciencia es conocimiento intangible, la


tecnología es aplicación y producción. En este sentido, la
“…tecnología es una actividad social centrada en el saber hacer
que, mediante el uso racional organizado, planificado y creativo
de los recursos materiales y la información propios de un grupo
humano, en una cierta época, brinda respuesta a las necesidades
y a las demandas sociales en lo que respecta a la producción,
distribución y uso de bienes, procesos y servicios. La tecnología
nace de necesidades, responde a demandas e implica el planteo
y la solución de problemas concretos, ya sea de las personas,
empresas, instituciones o del conjunto de la sociedad”
(Ministerio de Cultura y Educación de la Nación Argentina,
citado por Martinet, Lafortiva y Martinet, 1997, p. 11).
Para Arias (2016): “La tecnología es la actividad que
utiliza los conocimientos generados por la ciencia aplicada para

[17]
satisfacer necesidades mediante la producción de bienes y
servicios” (p. 17).
Mientras que Bello (2006) expresa: “La tecnología pasaría
a definirse como un conjunto de técnicas, cuyo estatuto de
origen se apoya en la ciencia y se integran en función de generar
prácticas de mayores funciones de producción” (p. 8).
En síntesis, la tecnología es aplicación del conocimiento
científico con fines productivos y sus métodos son particulares
de cada área (electrónica, farmacéutica, computación,
construcción de obras civiles, entre muchas otras), pero
enfocados en el diseño, fabricación y prueba de prototipos.

Tecnologías duras

“Son la que tienen como propósito la transformación de la materia para la producción de


objetos o artefactos”
(Martinet, Lafortiva y Martinet, 1997, p. 12).

Las tecnologías duras se dividen en dos grupos:

[18]
a) Las que generan objetos a partir de acciones físicas sobre la
materia: textil, mecánica y de materiales.
b) Las que emplean procesos químicos y/o biológicos:
biotecnología, genética y agroquímica (Martinet, Lafortiva y
Martinet, ídem).

Tecnologías blandas

Las tecnologías blandas o gestionables se caracterizan


porque su producto no es un objeto tangible, sino que
pretenden mejorar el funcionamiento de las instituciones y
organizaciones para el cumplimiento de sus objetivos. Dichas
organizaciones pueden ser empresas públicas o privadas de
cualquier sector: industrial, comercio o servicios (Ferraro y
Lerch, 1997; Martinet, Lafortiva y Martinet, 1997). Este tipo
de tecnología ha sido denominada por Morles (2002), como
tecnología social.

[19]
Ejemplos: tecnología educativa, tecnología sanitaria o de
salud, tecnología organizacional, desarrollo de software, diseño
de procedimientos y sistemas administrativos. Una vez
definidos los conceptos de ciencia y tecnología, se pueden
identificar las actividades comunes a estos campos:

1. Investigación básica o pura

2. Investigación aplicada

3. Desarrollo tecnológico, también llamado desarrollo


experimental.

4. Investigación tecnológica o Investigación más Desarrollo


Tecnológico (I+D).

[20]
La investigación científica

En términos generales, la investigación es la búsqueda del


conocimiento para responder interrogantes científicas. Es
importante aclarar que la investigación científica no es exclusiva
de las ciencias naturales y exactas. En las ciencias sociales y
humanas también se realiza investigación de carácter científico
pero con métodos propios de indagación y validación del
conocimiento. Por ejemplo, en Biología y Química se utiliza,
predominantemente, el método experimental propio del
paradigma positivista. Mientras que en Sociología y
Antropología existe una tendencia creciente a emplear métodos
cualitativos como la etnografía y la hermenéutica.
Según su propósito, la investigación científica se clasifica
en investigación básica o pura e investigación aplicada (Arias,
2016; Cegarra Sánchez, 2004; Sabino, 2000).

[21]
Investigación básica o pura

La investigación básica o pura es aquella dirigida a


incrementar los enunciados teóricos de una determinada ciencia
mediante la formulación de hipótesis, teorías y leyes científicas,
por lo que implica una labor de descubrimiento y teorización.
En esta modalidad “… el investigador no se plantea otro fin
que la ampliación del conocimiento del universo, es decir, el
puro avance científico, el conocimiento por sí mismo” (Primo,
Yúfera, 1994, p. 19).
En otras palabras, la investigación básica pretende
generar conocimientos, sin priorizar su utilidad y aplicación a
corto plazo. Busca el saber por la necesidad de conocer más.
No obstante, constituye el sustento teórico de la investigación
aplicada.
Ejemplos: Un trabajo significativo de investigación
básica en el campo de la Astronomía, es el realizado por la
venezolana Yara Jaffe, quien…Se dedica a estudiar la formación
[22]
y evolución de las galaxias, desde su nacimiento en tiempos
remotos hasta su eventual muerte. Hay muchos tipos de
galaxias (espirales, elípticas, etc.) y éstas se distribuyen en el
cosmos en grupos, filamentos y vacíos. Las galaxias en grupos
y cúmulos son muy distintas a las galaxias que viven aisladas del
resto. La investigación de Yara se enfoca en entender el efecto
del entorno en la vida de las galaxias (Delgado, 2016).
Otra investigación básica en el área de Biología que
merece ser destacada, es la que lleva a cabo la venezolana
Patricia Salerno, “cuyo trabajo se enfoca en términos generales,
en intentar entender patrones de distribución y endemismo de
especies, así como caracterizar la vulnerabilidad de poblaciones
y de especies a cambios antropogénicos del paisaje y al cambio
climático” (Delgado, 2016).

Investigación aplicada

Este tipo de investigación genera conocimientos que


pueden ser utilizados en la solución de problemas prácticos. La
[23]
investigación aplicada utiliza como punto de partida y sustento
el conocimiento suministrado por la investigación básica, pero
sus resultados son empleados de forma inmediata, a corto o a
mediano plazo, para solventar problemas sociales,
administrativos, educativos, de salud, entre otros.
En algunos casos se tiende a confundir la investigación
aplicada con proyectos del área de planificación económica y
social, proyectos de inversión y proyectos pedagógicos, los
cuales, en el medio universitario venezolano han sido
denominados “proyectos factibles” (cuyo objetivo es la
formulación de una propuesta de solución a un problema
práctico, mas no el descubrimiento y generación de
conocimientos).
Pero como ha sido aclarado en ocasiones anteriores, esta
modalidad de proyectos no es un tipo de investigación, sino un
instrumento o herramienta de la planificación (Ander-Egg,
1980, 2007; Arias, 2006; Cerda, 2001; ILPES, 2006). No
obstante, “…la formulación de un proyecto recurre a la
investigación aplicada (de campo o documental) la cual
[24]
proporciona los conocimientos de utilización inmediata que
sustentan la propuesta” (Arias, 2006, p. 33).
La relación entre la formulación de proyectos como
actividad fundamental de la planificación y la invest igación
aplicada, radica en que ésta última constituye una etapa esencial
del proceso de planificación, además de la programación,
ejecución y evaluación (Ander-Egg, 1980, 2007; Arias, 2006;
Cerda, 2001).
Por otra parte, la investigación aplicada, a diferencia de
la investigación tecnológica (I+D), no implica necesariamente,
una acción inmediata o la formulación de una solución. Los
diagnósticos sociales y educativos son investigaciones aplicadas,
pero la intervención o solución a corto plazo, muchas veces no
depende de la voluntad del investigador. En consecuencia, la
investigación aplicada no es simple aplicación ni elaboración de
propuestas, es la búsqueda y generación de conocimientos
aplicables a corto o mediano plazo.
Un buen ejemplo de investigación aplicada es el
diagnóstico nutricional, antropométrico y dietario en niños y
[25]
adolescentes de Valencia, estado Carabobo, realizado por
Acuña y Solano (2004), quienes concluyen que “la encuesta de
consumo permitió identificar el alto grado de vulnerabilidad
alimentaria de todos los grupos convirtiendo a la encuesta de
consumo en una herramienta útil y necesaria que complementa
la información antropométrica”.
En este sentido, el conocimiento generado puede
emplearse a corto o mediano plazo para diseñar e implementar
programas de educación alimentaria y nutricional en dicha
comunidad.

Investigación tecnológica

La investigación tecnológica, por su finalidad y métodos,


difiere de la investigación científica. Mientras que la
investigación científica busca nuevos conocimientos acerca de
la realidad, la investigación tecnológica los obtiene para
transformarla (García Córdoba, 2005). Así mismo, esta
modalidad ha sido considerada como sinónimo de investigación
[26]
aplicada. Sin embargo, es mucho más que esta última. Aun
cuando su origen es muy antiguo e indeterminado, este tipo de
indagación ha contribuido en gran medida al desarrollo y
progreso de la humanidad. Pero ¿qué se entiende por
investigación tecnológica? Para el autor del presente artículo:
La investigación tecnológica es la búsqueda y obtención de
nuevos conocimientos prácticos y aplicables a corto plazo en la
creación, producción o desarrollo de bienes y servicios
innovadores, artefactos, nuevos materiales, prototipos,
maquinarias o procedimientos que contribuyan a resolver
problemas, satisfacer necesidades y mejorar la calidad de vida
de la sociedad.
En consecuencia, se entenderá la investigación
tecnológica como equivalente a la conocida expresión I+D, es
decir, Investigación más Desarrollo Tecnológico, por cuanto
combina estas dos fases fundamentales. En este sentido, se
define el desarrollo tecnológico como aquella “actividad basada
en la utilización del conocimiento científico para la producción
de aparatos, materiales y prototipos, o para la mejora de los ya
[27]
existentes” (Arias, 2006, p.77). El desarrollo tecnológico
también se ha denominado desarrollo experimental, por cuanto
los desarrollos (prototipos generados) son sometidos,
constantemente, a pruebas y experimentos para evaluar su
funcionamiento.
Esta postura coincide con lo expuesto por Martínez y
Albornoz (1998) quienes señalan que la investigación
tecnológica es “llamada tradicionalmente investigación aplicada
más desarrollo experimental” (p 279).
La investigación tecnológica tendría como finalidad
solucionar problemas o situaciones que el conocimiento
científico consolidado como tecnología demanda: por lo tanto
no sería su finalidad descubrir nuevas leyes, y causalidades, sino
la de reconstruir procesos en función de descubrimientos ya
realizados. La investigación científica produciría el
conocimiento básico del comportamiento de los factores,
mientras que la tecnología produciría sistemas, equipos,
programas para solucionar y prever consecuencias (Bello, 2006,
p. 2).
[28]
Desarrollo tecnológico

También denominado desarrollo experimental, utiliza el


conocimiento científico existente, generado por la investigación
básica y aplicada, para la invención o creación de nuevos
productos y procesos. El invento o producto generado no
es el conocimiento intangible, es un resultado material. En este
caso no se cumple la etapa inicial de investigación porque el
conocimiento necesario ya existe. “No hay más que explorarlo,
asimilarlo y utilizarlo. La producción tecnológica japonesa ha
sabido utilizar, extensamente y con gran provecho, los
conocimientos científicos producidos en Occidente” (Primo
Yúfera, 1994, p.20).
En otras palabras, aun cuando las actividades de ciencia
y tecnología deben estar siempre unidas y estrechamente
vinculadas, en algunos países se inclinan más hacia una
determinada actividad a la que dedican mayor tiempo y
recursos. En este sentido, existen naciones donde predomina la
[29]
investigación básica por encima de la investigación aplicada y
del desarrollo tecnológico, y viceversa. Por ejemplo, como se
refleja en el Informe de la UNESCO sobre la Ciencia (2015), en
Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia y Canadá, se
concede prioridad a la investigación básica, mientras que en
Japón, Corea del Sur, India y China, se prioriza la investigación
aplicada más desarrollo tecnológico (I+D).
La también empleada denominación de desarrollo
experimental, responde a que el aparato, material o prototipo
generado, se somete a una serie de pruebas y de condiciones
impuestas por los investigadores (variables independientes)
para observar cómo funciona o reacciona ante tales factores o
condiciones. Es decir, se experimenta con el prototipo antes de
su producción en serie o a gran escala.
Un ejemplo muy ilustrativo de desarrollo tecnológico es
el presentado por el Ingeniero venezolano Oscar Chang, quien
desarrolló un software para identificar células cancerígenas en
menos de un minuto. El producto consiste en…un programa
de visión artificial avanzado, asistido por computador, para
[30]
utilizarlo específicamente en pruebas de raspado suave del
cuello uterino, mejor conocido como Papanicolaou para así
identificar células malignas. "Un técnico se demora unos 20
minutos analizando una muestra de Papanicolaou; con este
programa lo podemos hacer en un minuto. Otra de las ventajas
es que no cansa la vista del técnico, por lo que no se acumulan
las muestras y se realizan los diagnósticos más rápidos, lo que
ayuda a tratar a tiempo el cáncer si se descubren las células",
explica Chang. El sistema es un software desarrollado por el
venezolano, el cual funciona a través de una red de neuronas
artificiales. (Contreras, 2016)

¿Por qué la investigación tecnológica es equivalente a


I+D?

Porque sin la etapa de desarrollo tecnológico no se


cumpliría la condición de inventar, hacer, producir y
transformar. Es decir, sin desarrollo la investigación tecnológica
estaría limitada a ser simplemente una investigación aplicada
[31]
generadora de un conocimiento práctico que puede ser
empleado o no. Entonces, a diferencia de la investigación
aplicada, la investigación tecnológica no se limita a la obtención
de conocimientos prácticos y elaboración de diagnósticos, sino
que también debe generar un producto tecnológico: prototipo,
aparato, dispositivo, sistema o procedimiento.
La investigación tecnológica (I+D), al sumar estas etapas,
constituye un claro ejemplo de combinación de métodos,
técnicas y actividades para la solución de un problema
determinado y la satisfacción de necesidades.
Un caso emblemático de investigación tecnológica en
Venezuela, fue la realizada por el Dr. Jacinto Convit, quien
investigó en profundidad y desarrolló las vacunas contra la
Lepra y la Leishmaniasis Cutánea.
Para Convit, la Lepra y la Leishmaniasis, compartían
aspectos clínicos, histopatológicos e inmunológicos, por lo que
sugirió la posibilidad de que se pudiera usar una aproximación
similar. En un estudio experimental sobre 94 pacientes durante
12 meses, el médico logró comprobar la efectividad de su
[32]
tecnología obteniendo 94% de curación en los casos tratados
(BBC Mundo, 2016).
Otro ejemplo de relevancia es la investigación y
desarrollo de un vidrio “ultra duro”, es decir, con una
resistencia comparable a la del hierro y acero, realizada
actualmente en Japón, por el venezolano Gustavo Rosales.

Investigación aplicada vs investigación tecnológica

Como se ha expresado anteriormente, la investigación


aplicada se suele considerar como investigación tecnológica por
lo que se hace necesario precisar sus diferencias como se
muestran en el Cuadro 1:

[33]
Cuadro 1. Diferencias entre la investigación aplicada y la
investigación tecnológica.
INVESTIGACIÓN APLICADA INVESTIGACIÓN TECNOLÓGICA

Obtiene conocimientos prácticos. Es una Genera conocimientos prácticos y además


actividad de búsqueda de conocimientos. productos tecnológicos. Es una
actividad de búsqueda y aplicación de
conocimientos para la producción.
Responde interrogantes científicas para Diagnostica y además produce para
diagnosticar problemas y satisfacer demandas materiales de
necesidades sociales. la sociedad.
Los conocimientos se pueden aplicar a Los conocimientos se emplean de forma
corto o mediano plazo. inmediata o a corto plazo.

Utiliza métodos, técnicas y Combina métodos, técnicas y


procedimientos propios de la procedimientos tanto de
investigación científica en cada disciplina. investigación como específicas para
el desarrollo, construcción y prueba
de artefactos y
prototipos.

No necesariamente genera rentabilidad Debe ser rentable y generar


o beneficio económico. beneficios financieros.

Fuente: elaboración propia (2017).

Sobre el último aspecto del cuadro anterior, la


rentabilidad financiera se presenta fundamentalmente en la
investigación tecnológica típica de áreas como ingeniería,
[34]
biotecnología y computación, entre muchas otras, de las que se
espera una ganancia o rentabilidad de la inversión realizada en
la investigación. Como señala Cegarra (2004), la investigación
tecnológica o investigación más desarrollo tecnológico (I+D)
genera “artefactos o procesos con el objeto de ofrecerlos al
mercado y obtener un beneficio económico” (p. 50). Así
mismo, el mencionado autor agrega que la investigación
tecnológica debe “ser rentable desde el punto de vista
financiero” (p. 54). En este caso, la relación costo-beneficio es
monetaria y determinante para el otorgamiento de
financiamiento de proyectos tecnológicos.

Evaluación de la investigación tecnológica

La investigación tecnológica como cualquier actividad


productiva requiere de una inversión en recursos humanos,
materiales y financieros. De allí que los financistas, sean
universidades, organizaciones públicas o privadas u otros entes,
deban ajustar cuidadosamente los presupuestos que destinan a
[35]
las actividades de ciencia y tecnología con la finalidad de
mantener el mayor número posible de proyectos. “Ello lleva
necesariamente a considerar, de una forma global, la eficiencia
del sistema para llevar a término la investigación o la innovación
tecnológica y también la evaluación de los resultados de éstas”
(Cegarra, 2004, p. 242).
Evaluar la investigación tecnológica implica, no sólo
estimar la pertinencia y calidad de los productos y servicios
resultantes, sino también se debe considerar cuánto tiempo y
recursos se invirtieron durante ese proceso, es decir la
efectividad y eficiencia, aspectos que han sido abordados, entre
otros por Farías y Franco (2013), y Saladrigas y Sacristán
(2004).

Dificultades para la evaluación de la investigación


tecnológica en las universidades

La investigación tecnológica que se realiza en las


universidades venezolanas, por lo general, no es comercializada,
[36]
por lo que se hace difícil calcular el retorno de la inversión
realizada en los proyectos. Hay excepciones en las cuales,
algunas universidades autónomas han creado fundaciones y
empresas que les permiten obtener algunos ingresos propios
por concepto de prestación de servicios y venta de patentes. No
obstante, la evaluación de esta actividad puede realizarse en
función de dos variables: efectividad y eficiencia.
En este sentido, la evaluación de cualquier proyecto
tecnológico debe considerar, además de la efectividad y
eficiencia, su pertinencia académica y social, es decir, su
adecuación a las demandas de la universidad y de la sociedad en
general. Así mismo, esta evaluación se debe realizar de forma
continua y en cada una de las fases del proyecto: antes de su
ejecución, durante y después de concluido el mismo.

Concepto de efectividad

El vocablo efectividad proviene, evidentemente de


“efecto”, entonces se refiere a la capacidad que posee un
[37]
procedimiento, sustancia, actividad o programa, para lograr un
efecto, impacto o resultado esperado. Se asocia con el logro de
objetivos trazados independientemente de los recursos
invertidos en un período de tiempo determinado.
Ejemplos:
 Logro del 90% de los objetivos programados en la
ejecución de un proyecto; un proyecto de investigación
tecnológica cuyo objetivo es el desarrollo de un sistema
de control de inventario de equipos y mercancías
(software), resulta efectivo si satisface los requerimientos
de los usuarios en cuanto a suministro de la información
en tiempo real, emisión de reportes y velocidad de
respuesta. Indicadores de efectividad en la ejecución
de proyectos de investigación tecnológica (I+D).
 La medición de un fenómeno puede realizarse a través
de indicadores simples, definidos como una cifra o un
valor absoluto, por ejemplo, cantidad de proyectos de
I+D aprobados en un período, e indicadores complejos
aquellos compuestos por dos o más indicadores simples,
[38]
por ejemplo, cumplimiento de objetivos en relación con
el presupuesto asignado al proyecto. A continuación se
proponen algunos indicadores para medir la efectividad
de investigaciones tecnológicas en las universidades:
Objetivos trazados/objetivos logrados x 100; Porcentaje
de cumplimiento de los objetivos del proyecto en el
plazo previsto; Porcentaje de ejecución en un desarrollo
de un prototipo; Resultados de la evaluación (pruebas) a
las que se somete el producto o prototipo; Obtención de
patente; Obtención de regalías por uso de patente;
Cantidad de beneficiarios directos; Cantidad de
beneficiarios indirectos; Cantidad de beneficiarios
miembros de la universidad; y Cantidad de beneficiarios
de las comunidades no pertenecientes a la universidad .

Concepto de eficiencia

Según Koontz y Weihrich (2004) eficiencia es “el logro


de las metas con la menor cantidad de recursos” (p.14).
[39]
Mientras que para Robbins y Coulter (2005) la eficiencia
procura “obtener los mayores resultados con la mínima
inversión” (p. 7). En síntesis, eficiencia es la capacidad para
lograr las metas y objetivos con la menor inversión de tiempo y
recursos. Mientras que la efectividad mide fundamentalmente
el logro de objetivos, la eficiencia considera, además, el tiempo
y los recursos invertidos.
La eficiencia implica una relación entre dos indicadores:
la generación de un producto (bien o servicio) y los insumos o
recursos empleados para lograr ese nivel de producción. Por
ejemplo, si una empresa “A” fabrica mayor cantidad de
productos o brinda servicios de mayor calidad con respecto a la
empresa “B”, pero con igual o menor inversión de recursos,
entonces, la empresa “A” será más eficiente.
Un claro ejemplo de falta de eficiencia en la investigación
universitaria es el retraso que ocurre en la presentación de
Trabajos de Grado y Tesis Doctorales con respecto a los plazos
estipulados en los reglamentos y normativas. A mayor tiempo

[40]
de entrega, mayores son los recursos que se invierten y por
tanto hay una menor eficiencia.

La eficiencia en la investigación tecnológica: indicadores


para su medición

A diferencia de los indicadores de efectividad, que


en su mayoría son simples, los referentes para medir la
eficiencia son complejos. En este caso se proponen los
siguientes indicadores de eficiencia en investigaciones
tecnológicas universitarias:

Relación costo-beneficio (considerando beneficios


intangibles: académicos, sociales e institucionales)

[41]
e beneficiarios directos
(usuarios)

beneficiadas

-valor inicial)/valor
inicial] X 100

La investigación tecnológica en las universidades implica


una considerable inversión de recursos materiales, humanos y
financieros, razón por la cual dicha inversión debe ser
recuperada y de ser posible, multiplicada en beneficio de la
institución y la sociedad.
Para evitar la pérdida y desperdicio de los recursos
invertidos, la investigación tecnológica debe ser evaluada
mediante indicadores los cuales determinen en qué medida el
desarrollo de un proyecto fue efectivo y eficiente, es decir, que

[42]
cumpla todas sus etapas en el tiempo previsto y al menor costo
posible.
Se recomienda que la evaluación de la investigación
tecnológica en las universidades sea un proceso continuo que
se realice antes, durante y después de culminado el proyecto.
Esto permitirá un mayor control y aprovechamiento del
presupuesto asignado a las actividades de ciencia y tecnología y
del presupuesto universitario en general.
En cuanto a los indicadores propuestos, estos
conforman un sistema flexible de referentes que pueden variar
de una institución a otra y de un proyecto a otro.

[43]
2.- Pertinencia social de la investigación
educativa: concepto e indicadores 2

2Artículo realizado en colaboración con Cortés Gutierrez, A. y Luna Cuero, O. (2018);


Revista Digital del Doctorado en Educación de la Universidad Central de Venezuela.
4 (7), 41 – 54.
[44]
El fin de la investigación aplicada es generar
conocimientos que puedan ser empleados en la solución de
problemas prácticos de carácter social, económico o educativo,
entre otros. De manera específica, la investigación educativa
también busca solventar las dificultades que se presentan en los
procesos de enseñanza y aprendizaje, es por eso que la
indagación en este campo debe atender problemas que le son
propios y cuya solución tenga un impacto general en la sociedad
y en los grupos inmersos en el sector educativo, es decir, la
investigación educativa debe ser pertinente.
En este sentido, el presente artículo pretende precisar el
concepto de pertinencia social, referido concretamente a la
investigación educativa, como un intento de dar respuesta a las
siguientes interrogantes ¿cuándo una investigación educativa
tiene pertinencia social?

[45]
¿Cuáles son las dimensiones e indicadores que definen la
pertinencia social de una investigación educativa?
Para cumplir con dicho objetivo, se parte en primer lugar,
de la definición de pertinencia y en segundo término, del
significado de lo social, para luego conceptualizar lo que se
considera como pertinencia social y pertinencia social de la
investigación, en particular, de la investigación educativa.
Posteriormente, a partir de la revisión de la literatura y de
la operacionalización del concepto pertinencia social, se
propone un sistema de indicadores de pertinencia social de la
investigación educativa, construido según la metodología de
Armijo (2009), consultora de ILPES/CEPAL, cuya
importancia radica en la necesidad de verificar el cumplimiento
de objetivos y propósitos de la investigación, así como el
impacto de sus resultados, además de medir aspectos tales
como efectividad y eficiencia, información indispensable para
establecer prioridades que orienten las líneas y proyectos de
investigación en el área de la educación.

[46]
La metodología empleada para el desarrollo de este
artículo consistió en un análisis documental, específicamente,
de fuentes impresas y electrónicas, con énfasis en artículos
publicados en revistas arbitradas donde se aborda la temática de
la pertinencia social de la investigación, con la finalidad de
identificar las dimensiones e indicadores vinculados con dicho
concepto. Como producto del procedimiento anterior, se
elaboró una definición de pertinencia social de la investigación
educativa y se propone un sistema de dimensiones e indicadores
para medir o evaluar dicha variable.

¿Qué significa pertinencia?

Pertinencia es la cualidad de pertinente. Como adjetivo


se refiere a lo que pertenece o corresponde a algo, es decir, la
pertinencia es siempre en relación con algo. Son sinónimos de
pertinencia, entre otros: propiedad, congruencia, conveniencia,
correspondencia. En consecuencia, pertinencia es el significado
que por adecuación adquiere algo en un determinado contexto
[47]
que puede ser: académico, social, científico, económico,
histórico o político. Por ejemplo, un método de investigación
debe ser adecuado o pertinente para abordar un determinado
objeto de estudio, mientras que una técnica de análisis
estadístico será pertinente si se adecúa a los objetivos y al nivel
de medición de las variables consideradas en una investigación.
El concepto de pertinencia se caracteriza por ser relativo,
por cuanto depende de cada contexto y momento. Es complejo
porque agrupa diversos elementos: sociales, culturales,
académicos, científicos, económicos e históricos. Además, es
dinámico debido a que evoluciona permanentemente y cambia
en función del entorno y la población, como lo ha expresado la
(UNESCO, 1998): “La pertinencia es un concepto dinámico,
que difiere según los contextos y según los públicos” (p. 14). A
lo que Garrocho y Segura (2011) agregan “cada entorno es
punto de partida de lo pertinente” (p. 25).

[48]
¿Qué es lo social?

Lo social se refiere al conjunto de acciones,


comportamientos o hechos que se realizan u ocurren de forma
generalizada en una sociedad. Entendida esta última como el
conjunto de personas que interactúan según determinadas
normas y que comparten ideas, costumbres y valores.
Durkheim (2001), en su obra “Las Reglas del Método
Sociológico”, publicada inicialmente en 1895, define un hecho
social como todo comportamiento o idea presente en un grupo
humano. De manera más específica, expresa que un “…hecho
social es toda manera de hacer, establecida o no, susceptible de
ejercer sobre el individuo una coacción exterior; o también, el
que es general en la extensión de una sociedad determinada
teniendo al mismo tiempo una existencia propia, independiente
de sus manifestaciones individuales” (p. 52).
En este orden de ideas, la educación, la ciencia y la
investigación científica son hechos sociales, porque desde
[49]
tiempos remotos están arraigadas e institucionalizadas en casi
todas las sociedades del planeta.

Concepto de pertinencia social

Con base en las definiciones de pertinencia, por una


parte, y de lo social, por otra, a continuación se integran estos
conceptos para definir la pertinencia social como la
apropiación o adecuación generalizada de un acto o creación en
un contexto social: comunidad, organización o grupo social.
De esta manera se habla de pertinencia social de la
educación, de las instituciones y pertinencia social de la
investigación. Si dicho acto está realmente adecuado al entorno,
entonces debe responder a los requerimientos y producir un
efecto o impacto generalizado, es decir, extensivo a la
colectividad.
Por ejemplo, en el sector productivo, la pertinencia social
de la producción se materializa en la generación de los bienes
prioritarios o que tienen mayor demanda en una sociedad; la
[50]
pertinencia social de las instituciones se concreta en la respuesta
oportuna que ofrecen ante las demandas de las mayorías. En
general, algo pertinente es social porque tiene algún impacto
general en la sociedad o en una comunidad con intereses
comunes y colectivos y no para un reducido grupo con intereses
particulares e individuales.

La Pertinencia de la investigación y sus dimensiones

El tema de la pertinencia, inicialmente, cobra


importancia en el campo educativo cuando se comienza a
reflexionar sobre la correspondencia entre la educación
superior y las necesidades de la sociedad. Al respecto, la
UNESCO (1998) plantea que la “…pertinencia de la educación
superior debe evaluarse en función de la adecuación entre lo
que la sociedad espera de las instituciones y lo que éstas hacen.
Ello requiere normas éticas, imparcialidad política, capacidad
crítica y, al mismo tiempo, una mejor articulación con los
problemas de la sociedad y del mundo del trabajo, fundando las
[51]
orientaciones a largo plazo en objetivos y necesidades sociales,
comprendidos el respeto de las culturas y la protección del
medio ambiente”(p. 14).
De lo anterior se destaca que la sociedad y sus
requerimientos son el eje central de una educación pertinente,
en consecuencia para esta institución la pertinencia de la
educación universitaria se concreta en demandas de la sociedad
y en la respuesta oportuna a sus problemas. No obstante, las
expectativas de la sociedad y sus requerimientos, no son los
únicos criterios para evaluar la pertinencia de la educación
universitaria. La universidad debe generar conocimientos
esenciales para distintas áreas del conocimiento, sin que ello
signifique que sean una necesidad inmediata de la sociedad.
Así mismo, dado que la educación superior tiene como
funciones básicas la docencia, investigación y extensión, el
concepto de pertinencia se transfiere a cada una de estas labores
y de modo particular a la actividad investigativa. En esta
dirección, la pertinencia de la investigación, en sentido amplio
y en función del contexto específico, puede ser vista en sus
[52]
dimensiones académica, científica, económica y social ( ver
Cuadro 1).

Cuadro 1. Dimensiones de la pertinencia de la


investigación

Social

Pertinencia de la
Académico Científica investigación

Económico

Fuente: Elaboración propia.

[53]
La pertinencia académica se refiere, por una parte, a la
vinculación de los resultados de la investigación con
necesidades específicas de las instituciones educativas,
concretamente, el currículum y la formación para el campo
laboral. Por otra parte, la validez científica del conocimiento
generado en la investigación, también le asigna un carácter
pertinente desde el punto de vista académico. En esta dirección,
Ramírez (2005) distingue la pertinencia social de la investigación
universitaria de la pertinencia académica, al concebir la
pertinencia social como el aporte para solventar problemas
sociales y la pertinencia académica como la obtención del
conocimiento requerido para el ejercicio profesional.
La pertinencia científica está determinada por el estado
del arte en una disciplina, el cual reporta los vacíos en el
conocimiento y si es necesario realizar una determinada
investigación. En este sentido, se plantea interrogantes como
¿cuáles son los últimos avances y principales hallazgos? ¿Cuáles
son los problemas de investigación pendientes o qué falta por
descubrir? Además, tiene que ver con la pertinencia o
[54]
correspondencia de los métodos de investigación empleados en
un estudio y la validez de sus resultados.
En palabras de Suárez (2010), la pertinencia se concreta
en “ciencia bien hecha”, de lo que se deriva, investigación con
pertinencia científica es investigación bien ejecutada.
Así mismo, los hallazgos de Naidorf (2011) revelan que
los “…evaluadores entrevistados en los proyectos diferencian
la pertinencia científica de la pertinencia social de una
investigación en función del carácter ligado a la valoración en sí
o como fin en sí mismo del conocimiento científico –su
ampliación, el aporte a la disciplina y la importancia o utilidad
social del conocimiento científico en el caso de la pertinencia
social” (p. 51).
Por otra parte, la pertinencia económica de la
investigación se presenta fundamentalmente en investigaciones
aplicadas al sector productivo y en áreas tecnológicas
(ingenierías, biotecnología y computación, entre muchas otras),
de las que se espera una ganancia o rentabilidad de la inversión
realizada en la investigación. Como señala Cegarra (2004), la
[55]
investigación tecnológica o investigación más desarrollo
tecnológico (I+D) genera “artefactos o procesos con el
objeto de ofrecerlos al mercado y obtener un beneficio
económico.”(p. 50) Luego, el mencionado autor agrega que la
investigación tecnológica debe “ser rentable desde el punto de
vista financiero” (p. 54). En este caso, la relación costo-
beneficio es monetaria y determinante para el otorgamiento
de financiamiento de investigaciones científicas y tecnológicas.
Por otra parte, Garrocho y Segura (2012), al referirse a la
pertinencia económica de investigación, expresan que la
“…investigación científica es pertinente con respecto a la
economía en la medida que contribuye al uso racional y
sustentable de los recursos naturales y se dignifica el trabajo
humano. La investigación en tal sentido ha de contribuir al
mejoramiento de los sistemas productivos y las condiciones de
distribución de los satisfactores y la riqueza generada. Revertir
las condiciones de dependencia tecnológica que históricamente
se ha padecido es un asunto central” (p.28).

[56]
¿Por qué es importante considerar la pertinencia social
de una investigación?

Particularmente en investigaciones aplicadas en el área


social, es importante establecer si los proyectos responden a las
demandas sociales, para precisar la utilidad del conocimiento
(considerando que todo conocimiento fundamentado es útil) y
la posible aplicación de sus resultados en el entorno (Avalos,
2005).
En síntesis, es importante tener en cuenta la pertinencia
social de la investigación porque:

Permite establecer una relación costo-beneficio, insumo


necesario para la toma de decisiones sobre el financiamiento de
la misma. Por supuesto, no se niega que las investigaciones
básicas también tienen un valor científico fundamental para la
academia, por lo que su ejecución y financiamiento dependerá
de otros criterios no vinculados directamente con la solución de
problemas sociales.
[57]
Constituye un aspecto o dimensión a evaluar en aquellos
proyectos dirigidos a la solución de problemas y satisfacción de
necesidades sociales.

Aporta elementos que pueden contribuir a la


formulación de líneas o áreas temáticas de investigación
acordes con las necesidades de grupos sociales.

La investigación educativa

La investigación educativa puede considerarse como una


rama de la investigación social, que atiende específicamente
problemas de la educación e intenta dar respuestas a
interrogantes vinculadas con los procesos de enseñanza-
aprendizaje, el alumno, el docente, el currículum y las
instituciones educativas.

[58]
Para Herrera (1999), “la investigación educativa es la
mirada rigurosa que pretende construir, explicar o comprender
el fenómeno educativo” (p. 158).
Al igual que en otras áreas de indagación, la investigación
educativa puede ser básica, para generar teorías que expliquen
los procesos y sistemas educativos, o aplicada en la solución de
problemas prácticos que habitualmente se presentan en el aula
de clase, como por ejemplo, el rendimiento estudiantil, el
desempeño docente, ausentismo y deserción escolar. Así
mismo, debe cumplir los siguientes requisitos: debe ser abierta
a todos los paradigmas de investigación, multidisciplinaria y
además, pertinente.
Es importante aclarar que la investigación educativa no
constituye una actividad lucrativa. A diferencia de otras
modalidades como la investigación tecnológica, la investigación
educativa no genera rentabilidad financiera, aun cuando ambas
requieren una inversión de recursos para su ejecución, en la
investigación tecnológica el prototipo o bien desarrollado es
fabricado en serie y a gran escala para luego ser comercializado,
[59]
generalmente, por la empresa privada. Mientras que la inversión
en investigación educativa, no genera rendimiento económico,
su “ganancia” se evalúa en términos de costo-beneficio, pero
no un beneficio monetario sino social, en el sentido del aporte
que significa la formación de los ciudadanos.

Áreas temáticas de la investigación educativa

La investigación educativa, como su denominación lo


indica, posee un objeto de estudio concreto pero complejo al
mismo tiempo: la educación.
Se trata de un fenómeno complejo porque la educación
comprende procesos, productos, sistemas y diversos elementos
que interactúan permanentemente. Sin embargo, estos
componentes se pueden agrupar en las siguientes áreas de
investigación:
a) El proceso de enseñanza-aprendizaje;
b) El currículum y los contenidos;
c) Los procesos de evaluación;
[60]
d) El alumno;
e) El docente;
f) Las instituciones educativas; y
g) Los entornos educativos.

Por supuesto que es posible incorporar más áreas, y que


estas se pueden descomponer en temas y problemas más
específicos.

Revisión de la literatura

El tema específico de la pertinencia social de la


investigación universitaria y educativa ha sido abordado por
Albornoz (1991), Colina (2007), Ramírez (2010), Garrocho y
Segura (2012) y Flecha y Álvarez (2015), entre otros. En este
caso se exponen algunos criterios expuestos por autores de
trabajos seleccionados, con la finalidad de identificar elementos
constitutivos del concepto de pertinencia social de la

[61]
investigación que permitan su operacionalización y definición
de indicadores.
Sobre este tema, Acuña y Valenzuela (2000) expresan que
es necesario “…pensar que la investigación debe abordar temas
de conocimiento relevantes e importantes cuyos resultados
podrán contribuir directamente con la prosperidad del
conocimiento individual y colectivo y no estar dando vueltas en
círculos en temas que ya han sido analizados a profundidad
porque de esto suelen surgir estudios que, o no se publican, o
en el mejor de los casos se envían a revistas que más que
difundirlos los sepultan en el anonimato” (p. 1).
Luego, los mencionados autores concretan al señalar
que “la pertinencia de una investigación está relacionada con el
grado de mejora del espacio social donde se integrarán los
conocimientos adquiridos o los resultados de la misma” (p. 2).
Como se observa, estos autores conciben la investigación
pertinente como una actividad transformadora en la que sus
resultados convergen en un ámbito específico. Además, hacen

[62]
énfasis en el abordaje de temas y problemas de investigación
significativos.
Para Colina (2007), la pertinencia de la investigación se
concreta en su aplicabilidad social, mientras que para Ramírez
(2010), se traduce en utilidad social, es decir, una investigación
al servicio de las mayorías.
Por otra parte, De Roux (2011) plantea que la
investigación universitaria pertinente debe estar “…focalizada
en problemas acuciantes, en sociedades situadas en un
territorio, y es una investigación transdisciplinaria de disciplinas
que se convocan unas a otras desde el problema, para conseguir
la pertinencia de los resultados, y es una investigación
conectada internacionalmente y públicamente responsable (p.
12).
Lo anterior se puede sintetizar de la siguiente manera:
Para que sea pertinente, la investigación universitaria:

[63]
Debe tener sentido, es decir, que tenga razón de ser o
una finalidad, tanto para los investigadores como para los
beneficiarios directos e indirectos de los resultados.
Intenta plantear problemas relevantes: los problemas
formulados deben ser importantes y prioritarios para grupos
mayoritarios.
Pretende atender no sólo asuntos locales, sino también
problemas de mayor alcance territorial.

Busca estar conectada internacionalmente, en la


posibilidad de articular proyectos entre universidades de
distintos países.

Naidorf (2011) se plantea las siguientes interrogantes


“¿Pertinencia para quién? ¿Quién establece las áreas prioritarias
de investigación?” Nuevamente la pertinencia es sinónimo de
adecuación a las necesidades expresadas en forma de demandas
y utilidad del producto.
[64]
Por su parte, Cossio (2012), identifica la pertinencia con
la relevancia académica, social, cultural y política que pueda
tener una investigación, es decir, que sea percibida y valorada
como una necesidad sentida en el campo del conocimiento,
pero que se traduzca también en conocimiento socialmente útil
y en transformación de prácticas sociales. Mientras que para
Garrocho y Segura (2012).
El estudio científico de la sociedad encierra el
compromiso de coadyuvar a la solución de los problemas
cruciales que afectan la vida cotidiana de la ciudadanía “… Un
trabajo científico encaminado a liberar al ser humano de sus
vicisitudes y actuar en favor de las comunidades adquiere la
mayor relevancia” (p.28).
Por último, Franco (2015), expresa que “La pertinencia
puede ser un concepto subjetivo, el cual se encuentra ligado a
un contexto, lugar y época…” (p. 146). Así mismo, enfatiza en
“la importancia del entorno en la definición de lo que se
considera o no pertinente” (p. 146). Para finalizar esta sección,
en el Cuadro 2 se presenta una sinopsis de los principales
[65]
conceptos vinculados con la pertinencia social de la
investigación.
Cuadro 2. Resumen de los conceptos identificados en la
literatura sobre pertinencia social de la investigación.

[66]
Hacia un sistema de indicadores de pertinencia social de
la investigación educativa

Sobre la medición de la pertinencia Navarro, Álvarez y


Gottfried (1997), han señalado la “…pertinencia no es una
variable fácil de cuantificar pero tiene una relación directa co n
los objetivos que en materia de relación con la sociedad se fija
cada institución. Son las respuestas que la universidad debe dar
a lo individual, entendido esto a lo interno y a lo externo a ella,
y a lo social, pensado desde lo local, regional, nacional e
internacional. En términos generales una universidad pertinente
o efectivamente vinculada con su medio, debe responder a las
demandas y necesidades de su entorno, pero las características
y alcances de esa pertinencia estarán dados por cada
universidad. De ahí la necesidad de comenzar a proponer una
manera de aproximar la «medida» de la pertinencia social en la
universidad” (p. 81).
[67]
Es importante señalar que esta es una visión muy
particular y quizás restringida de las instituciones universitarias,
por cuanto la pertinencia de social de la universidad no debe ser
reducida a una “medida”. Las funciones universitarias van más
allá de las respuestas a “las demandas y necesidades del
entorno”. No obstante, a los fines de este artículo, sólo se
pretende generar un conjunto de indicadores específicos para
evaluar la pertinencia social de la investigación educativa.
En esta dirección, Briceño y Chacín (2011) realizan una
combinación de elementos de políticas públicas con algunos
aspectos de investigación, y consideran como indicadores de
pertinencia social los siguientes:

dio y objetivos con


la realidad del contexto. Aunque estos indicadores resultan ser
muy generales y poco precisos para evaluar la pertinencia de
[68]
distintos tipos de investigación, proporcionan una
orientación para su redefinición.
Por otra parte, para el diseño de un sistema de
indicadores sociales es necesario considerar las metodologías
existentes para tal fin. En este caso, se adaptaron los pasos
básicos para construir indicadores, propuestos por Armijo
(2009):

1. Establecer las definiciones como referente para la medición.


2. Precisar las áreas relevantes a medir.
3. Formular el indicador para medir el producto u objetivo.
4. Determinar las metas o el valor deseado del indicador.
5. Definir referentes comparativos.

Luego, con base en lo anterior y en la revisión de la


literatura, en el Cuadro 3 se presenta un sistema de indicadores
de pertinencia social de la investigación educativa.

[69]
Cuadro 3. Sistema de indicadores de pertinencia social
de la investigación educativa

[70]
Como se expresó en las secciones anteriores, la
pertinencia de la investigación depende del contexto, como
consecuencia, en un estudio o proyecto puede ser considerada
la pertinencia social, académica, científica y económica, si
procede esta última.
Así mismo, un área de investigación puede presentar
mayor pertinencia que otra, por ejemplo, la investigación
tecnológica tiene una mayor correspondencia con el sector
productivo (pertinencia económica) que la investigación
educativa, mientras que esta última presenta una mayor
pertinencia académica por su vinculación directa con los
procesos de formación del recurso humano.
El concepto de pertinencia social de la investigación es
relativo porque depende del entorno y de las demandas
específicas que pueden variar de un grupo social a otro y de un
período a otro. Es complejo porque está integrado por una
diversidad de elementos de carácter político, económico e
[71]
histórico. En este sentido, los autores consultados coinciden en
algunos criterios e incorporan diferentes elementos
constitutivos del concepto de pertinencia social de la
investigación.
Para el autor de este artículo, la pertinencia social es sólo
una dimensión de una concepción de pertinencia mucho más
amplia. Específicamente, la pertinencia social de la
investigación educativa se define como la correspondencia con
las necesidades y prioridades de grupos mayoritarios inmersos
en el hecho educativo y concretamente, en relación con las
dimensiones o áreas de investigación propias de la educación.
No obstante, aun cuando la visión de pertinencia social
está centrada en los requerimientos o demandas de la sociedad,
ésta no se opone a la pertinencia de investigaciones básicas
dirigidas a la satisfacción de la curiosidad intelectual y
ampliación del conocimiento sin considerar su aplicación o
utilidad social inmediata.
A partir de la definición anterior se proponen las
dimensiones e indicadores de pertinencia social de la
[72]
investigación educativa los cuales pueden brindar una medida
aproximada de la pertinencia social que presenta un estudio o
proyecto.
Se recomienda validar los indicadores propuestos y para
posteriores trabajos se sugiere incluir las escalas y unidades de
medida para la construcción de un índice de pertinencia social
de la investigación educativa.

[73]
3.-Metodología para la valoración de resultados en
Trabajos Finales de Grado (TFG) de áreas
tecnológicas 3

3Artículo aparecido en la Revista Docencia Universitaria, Vol. 16(2), julio -diciembre


2018, pp. 177-191, ISSN: 1887-4592.
[74]
El Trabajo Final de Grado (TFG) puede ser visto como
una actividad que se realiza durante los estudios conducentes a
un grado universitario o como un producto escrito que
constituye un requisito final de graduación que debe reflejar las
competencias adquiridas durante las asignaturas cursadas. Por
realizarse en el contexto académico, el TFG puede abordar
cualquier área del conocimiento: científico, tecnológico,
humanístico y artístico. De allí que sus contenidos, métodos y
resultados difieran sustancialmente de un campo a otro.
Sin embargo, tradicionalmente, se observa una tendencia
a realizar una evaluación general para todos los TFG mediante
instrumentos similares, independientemente del tipo o
modalidad del mismo y del área del conocimiento en la que se
realiza. En este sentido, surge la necesidad de realizar esta
investigación cuyo objetivo es construir una metodología para
la valoración de resultados en los TFG, específicamente de
áreas tecnológicas: tecnologías industriales (fabricación),
[75]
tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y
tecnología de la salud.
Como justificación, la metodología de valoración
propuesta puede contribuir a definir instrumentos propios y
criterios más precisos y objetivos para la evaluación de los TFG
en áreas tecnológicas, específicamente de sus resultados o
productos finales. Asimismo, puede ayudar a disipar la
frecuente confusión que se presenta en los evaluadores que
tienden a emplear los criterios de valoración propios de la
investigación científica en trabajos tecnológicos.
En cuanto al método empleado, se realizó una
investigación documental que consistió en un análisis
exhaustivo de fuentes impresas y electrónicas, haciendo énfasis
en la literatura especializada sobre el tema de la investigación
tecnológica y la metodología de evaluación de resultados. Por
otra parte, se hizo una adaptación de los pasos metodológicos
sugeridos por Armijo (2009) para la construcción de
indicadores, generándose una propuesta propia aplicada a la
evaluación de productos tecnológicos.
[76]
Entre las limitaciones que confronta el presente estudio,
destaca la amplia diversidad de las áreas tecnológicas:
electrónica, farmacéutica, computación, biotecnología,
telecomunicaciones, diseño de obras civiles, tecnología de
alimentos entre otras, lo que dificulta el diseño de una
metodología de valoración general que abarque todas las ramas.

El Trabajo Final de Grado: bases legales, concepto y


características generales

El Trabajo Final de Grado como materia o asignatura


“singular” forma parte de los estudios de grado y debe reflejar
las competencias adquiridas del mismo (Freire y otros, 2015).
Una de las características del TFG es la diversidad de áreas del
conocimiento en las que puede desarrollarse.
De allí que se presenten trabajos científicos,
humanísticos, artísticos y tecnológicos. Precisamente, esta
diversidad conduce también a resultados y productos diferentes

[77]
que requieren metodologías de valoración distintas pero,
pertinentes con el producto que se evalúa.
En España el Trabajo Final de Grado es obligatorio y
está normado en el Real Decreto 1393/2007, el cual expresa en
su artículo 12, apartado 7, que el TFG “deberá estar orientado
a la evaluación de competencias asociadas al título”. Sobre este
aspecto Garrote (2015:3) amplía el “…apartado 3 de artículo 12
establece que “Estas enseñanzas concluirán con la elaboración
y defensa de un trabajo de fin de Grado”. La norma no
especifica qué se entiende por TFG, sino que se limita a fijar
algunos rasgos en el apartado 7 del mismo artículo: “El trabajo
de fin de Grado tendrá un mínimo de 6 créditos y un máximo
del 12,5 por ciento del total de los créditos del título. Deberá
realizarse en la fase final del plan de estudios y estar orientado
a la evaluación de competencias asociadas al título”.
Por otra parte, en algunos países de América Latina
como México, Argentina y Colombia, no se encuentra una
normativa general acerca de los TFG para el nivel de
licenciatura. La búsqueda realizada sólo reporta reglamentos
[78]
internos de instituciones universitarias particulares, y para el
caso específico de estudios de postgrado: especialización,
maestría y doctorado. En Venezuela el TFG no está
contemplado en la Ley de Universidades vigente. En este
sentido, queda a discreción de las instituciones de educación
superior, la exigencia de un TFG como requisito para la
obtención del grado de Licenciatura y de Técnico Superior
Universitario.
No obstante, es importante destacar el caso de la
Universidad de Costa Rica, institución que presenta en 1980 un
Reglamento de Trabajos Finales de Graduación en el que se
establecen los objetivos, opciones, presentación y examen de
este requisito. Su principal aporte radica en las distintas
opciones o modalidades de TFG que incluyen, además de tesis
o trabajos de investigación, otras actividades académicas como
Seminario de Graduación, Proyecto de Graduación y Práctica
dirigida de Graduación (Art. 3).
Ahora bien, ¿qué es un TFG? Según Battaner, González
y Sánchez (2016:48). En general, el TFG puede ser entendido
[79]
como un trabajo o proyecto personal y original de
integración de los contenidos formativos recibidos y de las
competencias adquiridas en el Grado y asociadas al mismo, en
el que el/la estudiante, mediante su elaboración obligatoria, con
la orientación de un tutor/a, y su posterior defensa pública,
debe demostrar para poder concluir sus estudios en el Grado
que ha adquirido tales competencias y que está capacitado para
elaborar y presentar trabajos científicos, técnicos, teóricos o
experimentales sobre los fundamentos teóricos y prácticos de
una o varias disciplinas del plan de estudios, siendo evaluado
por ello, recibiendo, en su caso, los créditos ECTS previstos
para el TFG en dicho plan de estudios.
Es importante destacar en la definición anterior la
presencia de una variedad de modalidades que pueden ser
adoptadas como TFG: científicos, técnicos, teóricos, entre
otros. De allí que Sánchez Fernández (2013: 465), expresara
“No existe un tipo de TFG que pueda ser considerado estándar
en lo que se refiere a su contenido. Es por ello que cada

[80]
institución debe clarificar qué tipos de TFG tienen cabid a y,
especialmente, cuáles no.”
En cuanto a su diferencia con trabajos de otros niveles
de estudios, se debe precisar que mientras que la tesis doctoral
y el trabajo de máster requieren principalmente competencias
de investigación, el TFG exige múltiples competencias, sobre
todo las vinculadas directamente con el campo de acción del
graduado.
Con respecto a las áreas del conocimiento en las que
puede realizarse, en el caso de tecnologías como las ingenierías,
por lo general, los TFG no se plantean una investigación
propiamente dicha sino un trabajo de aplicación en el que se
demuestren las competencias profesionales del área. Como ha
expresado Sabino (2006:97): “…el diseño de un edificio o de
una máquina, de una técnica productiva o de medición, el
desarrollo de productos o de procedimientos. En tales
circunstancias lo razonable, por cierto, es hablar de un trabajo
especial de grado más que de una tesis…Este planteamiento
coincide con los casos particulares de los desarrollos
[81]
tecnológicos puros en los que es posible obviar la fase de
investigación básica, por cuanto el conocimiento científico ya
existe y sólo se requiere analizarlo y aplicarlo” (Primo Yúfera,
1994).
Con base en lo expuesto anteriormente, el TFG puede
ser caracterizado por:

1. Su pertinencia con el grado cursado y con las


competencias desarrolladas durante el mismo. Es decir, su
propiedad o relación directa con la disciplina, las competencias
y las tareas que, para el ejercicio de su profesión en el campo
laboral, deberá realizar el graduado.
2. Su diversidad en cuanto a la amplia gama de áreas del
conocimiento en las que puede desarrollarse: científico (ciencias
naturales y sociales), humanístico, tecnológico y artístico.
3. Su variedad en cuanto al enfoque y métodos para su
ejecución: cualitativos, cuantitativos, experimentales, de
intervención, de desarrollo tecnológico, de creación artística,
entre otros.
[82]
Ciencia y tecnología: actividades diferentes pero
relacionadas

En general, vista como resultado o producto de una


actividad, la ciencia es conocimiento probable y probado. Según
Bunge (1981: 9) es un cuerpo de ideas “que puede caracterizarse
como conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y
por consiguiente falible”. Mientras que para Sierra Bravo (1984:
36) “la ciencia como resultado se puede definir, en sentido
estricto, como un conjunto de conocimientos sobre la realidad
observable, obtenidos mediante el método científico.”
Como síntesis, la ciencia genera un producto o resultado
intangible: conocimientos, conceptos, hipótesis, teorías, que
pueden aplicarse o no, a largo o a corto plazo. Mientras que la
ciencia es conocimiento intangible, la tecnología se concreta,
principalmente, en productos materiales.
En este orden de ideas, se define la tecnología como
aquella actividad que utiliza el conocimiento científico en la
[83]
producción de bienes y servicios (Arias, 2017; Cegarra Sánchez,
2004; Martínez y Albornoz, 1998). En cuanto a su clasificación,
Ferraro y Lerch (1997) dividen la actividad tecnológica en
tecnologías duras y blandas.
Las tecnologías duras se ocupan de la generación de
objetos tangibles: prototipos, artefactos, dispositivos, nuevos
materiales, productos farmacéuticos entre otros. Se vinculan a
ciencias como la física y la química y su propósito es satisfacer
necesidades concretas tanto de la industria como de la sociedad.
Por otra parte, las tecnologías blandas originan
productos intangibles como programas de computación
(software), sistemas de trabajo y procedimientos cuya finalidad
es mejorar el funcionamiento de organizaciones e instituciones
públicas y privadas. De allí que algunas de estas tecnologías se
sustenten en las ciencias administrativas.

[84]
Además de sus resultados y productos finales, la ciencia
y la tecnología se distinguen en cuanto a sus fines y métodos,
como se aprecia en el Cuadro 1 que se muestra a continuación.

Los TFG en áreas científicas y en áreas tecnológicas

La distinción antes expuesta entre ciencia y tecnología se


refleja en los TFG, que por su diversidad, pueden ser
emprendidos en ambas áreas. De allí que se desarrollen trabajos
de investigación en ciencias naturales, ciencias sociales, tanto
básicas como aplicadas, y en disciplinas tecnológicas blandas y
duras.
[85]
Dada la diferencia entre ciencia y tecnología, los TFG
científicos y tecnológicos difieren en cuanto a su finalidad, su
método y sus resultados. En consecuencia deben ser evaluados
mediante indicadores e instrumentos distintos y específicos
para cada área del conocimiento. No obstante, para definir tales
indicadores e instrumentos, inicialmente es necesaria la
caracterización de los TFG mediante la identificación de sus
atributos en cuanto a sus fines, métodos y naturaleza de los
resultados o productos terminales, tal como se presentan en el
Cuadro 2.

[86]
Revisión de la literatura

Una exhaustiva revisión de la literatura revela la


no disponibilidad de trabajos de investigación relacionados
directamente con metodologías para la valoración de resultados
[87]
de TFG en áreas tecnológicas. Sin embargo, fueron
identificados algunos estudios vinculados de manera indirecta
con la temática.
En esta dirección, Correa, Arango y Castaño (2011)
presentan una amplia revisión de las Metodologías de
valoración de activos tecnológicos que muestra la necesidad de
integrar aspectos cualitativos y cuantitativos adecuados o
pertinentes con los objetos tecnológicos valorados.
Posteriormente, Correa, Arango y Álvarez (2012),
proponen una metodología de valoración para proyectos de
transferencia tecnológica, específicamente en el ámbito
universitario. Como aporte los autores plantean la necesidad de
utilizar nuevas propuestas para la valoración de proyectos
tecnológicos que pretenden impactar de manera significativa en
la sociedad.
Sobre TFG realizados específicamente en un área
tecnológica, Fazidah y Abdul (2012) analizaron las tendencias
en la elaboración de TFG en la Facultad de Informática y
Tecnología de la Universidad Kebangsaan, Malaysia,
[88]
reportando que la Tecnología de la Información para la
Investigación Industrial es el área que presenta mayor cantidad
de proyectos, mientras que las Aplicaciones de Software es el
área de mayor elección por parte de los estudiantes en
comparación con diseño de hardware y de portales web.
Además, en este estudio se refleja la alta demanda de las TIC en
la industria en general, la cual requiere estar actualizada en los
últimos avances tecnológicos aplicados a la producción de
bienes y servicios. Como aporte para este trabajo la
investigación proporciona referentes para la caracterización del
TFG en el área de las TIC.
En el área de salud, Lozano y Menéndez (2012)
elaboraron una metodología para medir el impacto de los
resultados de proyectos de investigación en los servicios de
salud la cual fue validada mediante la consulta a especialistas y
a través de su aplicación en una muestra de 30 proyectos en
ejecución. Particularmente, este trabajo representa una clara
intención de formular instrumentos cuya aplicación responda a
la urgente necesidad de evaluar el impacto de los proyectos para
[89]
poder dar respuesta a interrogantes como ¿qué efectos ha
generado un determinado proyecto en los usuarios de servicios
de salud?
¿Cuántos beneficiarios directos e indirectos de la
implementación de los proyectos se reportan? ¿Cuál ha sido la
eficiencia de los proyectos en términos de costo-beneficio? La
metodología de evaluación propuesta por los mencionados
investigadores representa una contribución a este trabajo al
servir de muestra para la construcción de nuestra metodología.
Por otra parte, Morales (2012) en su Trabajo Final de
Máster presentado ante la Universidad Internacional de la Rioja,
aborda la evaluación por competencias en el área de tecnología.
Dado el carácter particular de los problemas y proyectos
tecnológicos, el mencionado autor propone un modelo de
rúbrica para su evaluación, siendo este el principal aporte para
nuestro trabajo por considerarse un ejemplo de diseño de
rúbricas para evaluar tecnologías.

[90]
Caracterización de los TFG

Cada área tecnológica tiene sus especificidades, por


tanto los TFG que se presentan en estas áreas también asumen
características muy particulares. En este sentido, a los efectos
del presente estudio, en el Cuadro 3 se resumen los principales
atributos de los TFG, concretamente en las áreas de tecnología
industrial, tecnologías de la información y la comunicación
(TIC) y tecnologías de la salud.

[91]
Caracterización de los resultados o productos terminales
de TFG

Esta caracterización se elaboró a partir del análisis de


algunos perfiles y sus respectivas competencias de grados
correspondientes a las tres áreas seleccionadas y de los
productos que históricamente se han generado en las áreas
tecnológicas de producción industrial, salud y TIC.

Caracterización de los resultados de los TFG en el área


de tecnología industrial

En general, la producción industrial es un proceso


complejo dirigido principalmente a la generación de bienes
materiales de diversa naturaleza: textil, maquinarias, vehículos
automotores, electrodomésticos, entre muchos otros. Ahora
bien, ¿qué esperan los usuarios de este tipo de productos?
Básicamente la satisfacción de una necesidad y una relación
costo-beneficio favorable. Asimismo, este resultado será más
[92]
significativo y tendrá mayor relevancia si genera un alto impacto
social, es decir, si tiene un amplio alcance en las comunidades y
satisface necesidades sociales y colectivas antepuestas a los
requerimientos individuales.
No obstante, como objetivo de un TFG del área de
tecnología industrial, se puede cumplir sólo con algunas de las
fases de la producción industrial. En este caso, generalmente,
los TFG abarcan únicamente las fases de concepción de la idea
y diseño. En otros casos, además del diseño se puede llegar
hasta la construcción del prototipo, prueba del mismo y
explicación de su funcionamiento.
En síntesis, los resultados de los TFG en el área de
tecnología industrial, entre muchos otros, se pueden resumir en:

• Diseño de máquinas para el procesamiento de materias


primas.

• Proyección de vehículos automotores.

[93]
• Desarrollo de partes y nuevos materiales.

• Diseño de instrumentos y artefactos de carácter utilitario.

Caracterización de los resultados de los TFG en el área


de las Tecnologías de la Información y la Comunicación
(TIC)

El área de las TIC presenta dos amplias gamas de


productos: los componentes tangibles físicos o materiales
(hardware) y los elementos intangibles, lógicos e inmateriales
que soportan un sistema (software). En este sentido, inmersos
en estos dos grandes tipos de objetos, los resultados del TFG
en el área de las TIC pueden abarcar desde el diseño de
componentes electrónicos principales y periféricos de un
sistema, hasta el desarrollo de programas informáticos: sistemas
operativos, aplicaciones y utilidades. En estos casos, se pretende
que tanto el hardware como software desarrollado satisfagan las

[94]
necesidades o requerimientos de una organización y de los
usuarios.
De manera general, los TFG del área de las TIC pueden
presentar una gran cantidad y diversidad de productos
tecnológicos como:

• Diseño y desarrollo de unidades centrales de procesamiento.

• Diseño y desarrollo de componentes periféricos y accesorios.

• Diseño y desarrollo de sistemas de información.

• Diseño y desarrollo de programas: sistemas operativos,


aplicaciones y utilidades informáticas.

• Construcción de bases de datos.

• Diseño y desarrollo de sitios y aplicaciones web.

[95]
Caracterización de los resultados de los TFG en el área
de salud

En el área de salud se observa una confluencia de


productos que van desde dispositivos electrónicos para ser
empleados en el diagnóstico, tratamiento e intervenciones
quirúrgicas, hasta procedimientos o protocolos para la atención
y terapia de usuarios de servicios de salud. No obstante, los
perfiles del egresado en diversos grados del ámbito de las
Ciencias de la Salud (Medicina, Enfermería, Nutrición y
Fisioterapia) lo definen como un investigador y prestador de
servicios, por lo que sus competencias implican generación de
tecnologías blandas y no de tecnologías duras.
El egresado en carreras vinculadas a servicios de salud, a
diferencia del egresado en Farmacia, diagnostica y diseña
protocolos de atención, tratamientos y sistemas de
rehabilitación de pacientes, pero, por lo general, no participa

[96]
directamente en la producción de equipos y dispositivos
médicos.
Por otra parte, el graduado en Farmacia sí genera
tecnologías duras que se concretan en ingredientes terapéuticos
o medicamentos. Según los objetivos formativos del Licenciado
en Farmacia de la Universidad de Sevilla (2018), éste se forma
“… en el análisis de los fármacos y las sustancias que los
componen, la elaboración de los mismos y las tecnologías
utilizadas para ello…” No obstante, en este trabajo sólo se
consideran las áreas de salud que generan tecnologías blandas o
servicios.
En consecuencia, los principales resultados del TFG en
el área de salud, son los protocolos de atención y los servicios
prestados, de los cuales se espera una gran efectividad, que sean
de gran utilidad en el campo sanitario y que generen un impacto
altamente positivo en las comunidades.

[97]
Metodología para la valoración de resultados en TFG

La valoración es un concepto que tiende a confundirse


con el de evaluación. No obstante, a los efectos de este trabajo
se considera la evaluación como un concepto mucho más
amplio que generalmente incluye el proceso de valoración,
entendido este último como el grado de reconocimiento de la
utilidad e importancia que se le asigna a un proceso, producto
o resultado académico. La valoración, en idioma inglés
assessing, puede ser cuantitativa y cualitativa y consiste en la
asignación de valores numéricos o cualidades al objeto
valorado.
Ahora bien, como se ha expresado en apartados
anteriores, la revisión de la literatura no reporta una
metodología específica para la valoración de TFG en áreas
tecnológicas. Sin embargo, algunos trabajos previos como los
de Lozano y Menéndez (2012), así como el de Morales (2012),

[98]
proporcionan ciertos referentes para la construcción de la
metodología propuesta.
Concretamente, la metodología de valoración que se
presenta consta de las siguientes fases:

1. Caracterización de los TFG: se lleva a cabo mediante la


identificación de los atributos de los TFG, en función de su
naturaleza o del área del conocimiento en la que se realiza, sus
fines, métodos y resultados terminales.

2. Caracterización de los resultados en cada área: este


procedimiento está muy relacionado con la fase anterior, pero
se concentra de manera precisa en el tipo de resultado o
producto obtenido.

3. Definición de los indicadores para la valoración de


resultados en TFG, realizada con base en la metodología para
la construcción de indicadores desempeño, formulada por
Armijo (2009). En este sentido, nuestra propuesta se hizo
[99]
específicamente para la valoración de resultados en TFG y sus
pasos son:

 Establecer las definiciones como referente para la


medición, como por ejemplo, la definición de calidad
de un prototipo o de un producto acabado. Se entenderá
por prototipo la primera obra con carácter de prueba
generada antes de su producción en serie.
 Precisar las áreas relevantes a medir: alcance e impacto
de los resultados, calidad y eficiencia de los prototipos o
productos.
 Formular el indicador para medir la calidad del producto
o servicio.
 Determinar las metas o el valor deseado del indicador.
 Definir referentes comparativos, es decir, aquellos
indicadores comunes que permiten contrastar, por
ejemplo, el costo-beneficio de un prototipo o de un
producto con respecto a otro.

[100]
Diseño de las rúbricas específicas para cada área en
función de los indicadores definidos.

Validación de las rúbricas por parte de investigadores


independientes o de instituciones interesadas, fase que se
recomienda para futuros estudios por cuanto no formó parte de
los objetivos de este trabajo.
Es importante señalar que esta metodología propuesta
tiene un carácter flexible y puede ser adaptada en diversos casos,
por ejemplo, en la valoración de resultados en TFG sobre
electrónica, transporte ferroviario y biotecnología, por citar sólo
algunos. La posibilidad de adaptación radica, principalmente, en
la caracterización del producto específico de cada área, para
luego definir los indicadores que permitirán valorar dicho
resultado.
Rúbricas para la valoración de resultados en TFG de
áreas tecnológicas
Las rúbricas que se presentan a través de los Cuadros 4,
5 y 6, fueron diseñadas específicamente para la valoración de
[101]
resultados en Trabajos Finales de Grado, no para la valoración
del TFG de forma integral. Es por eso que se hace énfasis en
los productos terminales generados en cada área.

Justificación del uso de rúbricas

De modo general, las rúbricas diseñadas responden a la


escasez de instrumentos específicos para la evaluación de TFG
en áreas tecnológicas. De manera particular, las rúbricas
proporcionarán previamente, criterios de valoración que
podrán ser utilizados por docentes y estudiantes durante el
proceso de ejecución de sus respectivos proyectos.
Asimismo, las rúbricas propuestas para tecnología
industrial y TIC, exponen los grados de avance en el desarrollo
de un prototipo o de un producto acabado, información de gran
relevancia para la realización de una evaluación formativa
durante el proceso de elaboración del TFG. Mientras que la
importancia de la rúbrica para tecnologías de la salud radica en
la posibilidad de su aplicación en el seguimiento del
[102]
procedimiento o servicio prestado para determinar su
efectividad, alcance e impacto.
Por último, se debe destacar la utilidad que representan
las rúbricas como herramientas didácticas que le permiten al
docente detectar errores y realizar una valoración más precisa,
al mismo tiempo que el estudiante puede reconocer sus
deficiencias y avances como autoevaluación de su nivel de
competencias.
A continuación se presentan las rúbricas propuestas:

[103]
[104]
Producto del análisis de las distintas fuentes
documentales se confirma que el TFG que se realiza en áreas
tecnológicas presenta diferencias de fondo y de forma con
respecto a trabajos de ciencias y humanidades. Esto es debido
fundamentalmente a la diferencia sustancial que existe entre
ciencia y tecnología, actividades que aun cuando están
íntimamente relacionadas, difieren en sus fines, métodos,
procedimientos y productos terminales.
Los TFG tecnológicos generan objetos distintos a los
obtenidos en la investigación científica por lo que deben
valorarse con criterios, indicadores e instrumentos diferentes.
En consecuencia, fue construida una metodología para la
valoración de resultados, específicamente para TFG de áreas
tecnológicas, la cual integra un sistema de fases, procedimientos
e indicadores válidos y replicables en productos del área
industrial, informática-comunicacional y salud.
Finalmente, fueron diseñadas tres rúbricas para la
valoración de los resultados de TFG, correspondientes a las
áreas tecnológicas abordadas. En este sentido, se recomienda,
[105]
para futuros estudios, la validación de las mismas y su
adaptación para otras ramas de la tecnología.
Es importante resaltar la similitud de los indicadores
presentes en las rúbricas correspondientes a TFG en las áreas
de tecnología industrial y TIC, dado que uno de los resultados
típicos es el prototipo, aun cuando en las TIC se consideran
también los productos acabados. Sin embargo, no ocurre igual
en los TFG del área de tecnología de la salud, en los que los
resultados o productos son sistemas de atención sanitaria,
protocolos de tratamiento de pacientes y procedimientos
terapéuticos.

[106]
4.- La tesis doctoral: el caso venezolano 4

4 Artículo aparecido en la Revista Paradigma, Vol. XXXIX, Nº1, 2018, págs. 138-149.
[107]
Es mucho lo que se ha escrito acerca de las tesis
doctorales, desde su definición y caracterización hasta los pasos
para su elaboración. Autores clásicos en este tema son Eco
(2010), Sabino (2006), Morles (1996) y Sierra Bravo (2003). Hoy
día, mediante actividades de búsqueda e indagación, se puede
contrastar lo expuesto por distintos autores (teoría), con
procesos y productos doctorales, que van desde la formulación
del proyecto doctoral hasta su ejecución, presentación y
evaluación, para optar por el título de Doctor (realidad). En este
sentido, con este artículo se pretende precisar algunos criterios
sobre lo que debe ser una tesis doctoral y sumar otros en
función de nuestra trayectoria como tesista doctoral, tutor y
jurado de tesis doctorales.
Para comenzar, es importante señalar que la tesis puede
ser vista en dos dimensiones: en primer término, como aquella
proposición que debe ser defendida con argumentos válidos. Es
decir, la idea que se sostiene y se pretende comprobar. En
[108]
segundo término, se entiende por tesis, aquel trabajo de
investigación escrito, de carácter académico que se presenta
para optar por el título de doctor (Sabino, 2006; Sierra Bravo,
2003).
No obstante, este artículo está referido concretamente a
la tesis como el informe escrito que expone el proceso y
resultados de una investigación, creación literaria o desarrollo
tecnológico. En este sentido, se definen y se precisan los
criterios que distinguen la tesis doctoral de trabajos de grado de
niveles educativos anteriores.
Por otra parte, se presentan algunos mitos y errores
detectados en tesis doctorales presentadas ante instituciones
universitarias venezolanas. Es importante aclarar, que los juicios
emitidos son producto de una exhaustiva revisión documental
y de la observación participante en eventos académicos, por la
que en ninguna circunstancia se pretende generalizar los
mismos.
¿Qué es una tesis doctoral?

[109]
Según Gonzalo y González (2001): “Una tesis doctoral
es el resultado de un trabajo de investigación científica cuya
finalidad consiste en demostrar la capacidad investigadora de su
autor, así como en realizar una aportación original y sustantiva
al acervo de conocimientos relativos a una materia determinada
o, si se prefiere, un valor añadido al estado de la cuestión
concerniente a algún aspecto particular de la misma.
Luego, el mismo autor expresa que una tesis doctoral no
es un “refrito” o una mera revisión de la literatura relacionada
con el tema en estudio. Aun cuando el análisis de los
antecedentes de investigación o trabajos previos es una etapa
inicial necesaria, la tesis debe ir más allá mediante el aporte de
nuevos conocimientos, datos, resultados y conclusiones que no
se hayan obtenido y expuesto hasta el momento. Así mismo, la
tesis doctoral no deberá ser “Un conjunto de opiniones más o
menos subjetivas acerca de una determinada cuestión…”
(Gonzalo y González, 2001, p. 2). Es decir, a diferencia de los
juicios opináticos, los conceptos y razonamientos emitidos en

[110]
una tesis doctoral deberán tener un sólido argumento o sustento
teórico o empírico (evidencias de la realidad).
Por último, una tesis doctoral tampoco es una serie de
reflexiones que responden más a una situación ideal (deber ser)
que a una situación actual real (ser), es decir, una propuesta que
no haya sido verificada en la realidad mediante una evaluación
de impacto.
¿Qué puede ser una tesis doctoral?
En sus orígenes la tesis doctoral consistía
fundamentalmente en una investigación científica. Cone y
Foster (1997) consideran que la disertación o tesis doctoral debe
ser una investigación original y empírica (de campo). No
obstante, Sabino (2006) aclara “… que tal visión estrecha
implica no sólo una perspectiva formalista del trabajo científico,
sino también un criterio realmente limitado en cuanto a lo que
es ciencia y los aportes que la construyen” (p. 21). Actualmente,
la tesis asume un concepto mucho más amplio como el de
producción intelectual que se puede desarrollar en diversos
campos: científico, tecnológico o artístico (Morles, 2004).
[111]
En este sentido, una tesis doctoral puede ser:

1. El producto de una investigación científica, conducente a un


descubrimiento en el campo de las ciencias naturales o sociales.

2. El producto de una investigación dirigida a la formulación


de una teoría (Morles, 1996; Peñalver, 2016).

3. Una investigación más desarrollo tecnológico (I+D) o una


invención.

4. Una creación artística o literaria, propia del área de las


humanidades.

Es importante agregar que la expresión investigación más


desarrollo tecnológico (I+D) se refiere a un proceso que consta
de dos etapas: una de investigación aplicada que suministrará
los conocimientos de uso inmediato para la siguiente etapa,
denominada desarrollo tecnológico, que consiste en la
[112]
concepción y producción de aparatos, materiales y prototipos,
o para la mejora de los ya existentes (Arias, 2006).
Precisamente sobre el desarrollo de tecnologías como
trabajo de tesis, Morles (1996) expresa “… en un país
determinado, producir una determinada tecnología puede tener
mayor pertinencia que producir una teoría o realizar una
investigación, si dicha tecnología resuelve un problema de alta
relevancia social.”
En síntesis, para el autor de este artículo: “Una tesis
doctoral es un trabajo intelectual inédito escrito con un estilo
académico, producto de una investigación que arroja nuevos
resultados y contribuciones relevantes y significativas a una
disciplina científica, humanística o tecnológica. Concretamente,
la tesis doctoral puede ser una investigación científica
conducente a un descubrimiento, a la formulación de una teoría,
o a un desarrollo tecnológico (I+D). Mientras que, en el área
de las humanidades, también se asumen creaciones artísticas o
literarias”.

[113]
Criterios para definir una tesis doctoral y distinguirla de
los trabajos de grado

Criterio normativo

Se refiere a la reglamentación de carácter institucional


que define los trabajos de investigación para optar por un grado
académico y regula los procedimientos para su elaboración. Por
ejemplo, según la Normativa General de los Estudios de
Postgrado para las Universidades e Institutos Debidamente
Autorizados por el CNU (2001),la Tesis Doctoral “…debe
constituir un aporte original relevante a la ciencia, la tecnología,
o las humanidades y reflejar la formación científica del autor”
(el resaltado es nuestro). Esta normativa comprende dos
elementos esenciales: el “aporte original relevante” y la
“formación científica del autor”. Sin una contribución
original de importancia para el conocimiento de la disciplina
abordada, no hay tesis doctoral.

[114]
Por supuesto, el aporte original y significativo sólo es
posible cuando se dispone de una sólida formación científica.
No obstante, corresponde en primera instancia al jurado o
tribunal evaluador, decidir si, efectivamente, la tesis presentada
constituye un verdadero aporte de relevancia.
En la misma normativa queda expresa la diferencia
principal de la tesis doctoral con el trabajo de maestría, referida
al aporte original relevante que debe estar presente en la
primera.
Sobre este punto, Mancoksky (2009), señala: “Una tesis
de maestría tiene requisitos diferentes a los de una tesis de
doctorado. A grandes líneas, la primera forma parte del proceso
de aprendizaje del oficio de investigar. Se espera que un
maestrando aprenda a: definir un objeto de investigación a
partir de sus preguntas iniciales o de una demanda específica del
grupo de investigación al cual pertenece, sistematizar
bibliografía tendiente a la producción de un marco teórico -
conceptual coherente con el objeto, llevar adelante la
recolección de datos en función de alguna metodología
[115]
específica y delinear algunos posibles resultados de su trabajo,
según la sistematización y el análisis de datos realizado.
Generalmente, las conclusiones de la tesis de maestría son
retomadas en la etapa inicial del doctorado, ya sea desde la
continuidad o el replanteo del objeto de investigación
propuesto inicialmente en la primera instancia de formación.
Por su parte, como se mencionó recientemente, la tesis de
doctorado debe dar cuenta del proceso de autorización y
creación de saberes originales haciendo una contribución a un
campo disciplinar específico (p. 203).
También es importante aclarar que, en países
anglosajones, por lo general, se emplea el término “dissertation”
(en castellano disertación) para referirse a la tesis doctoral, y
“thesis” para denominar el trabajo de maestría.

Criterio de amplitud y profundidad

La amplitud es un criterio relativo y asociado con la


tradición académica. Mientras mayor sea el desarrollo de la
[116]
tesis, probablemente reflejará mayor profundidad y
exhaustividad en el tratamiento del objeto de estudio. No
obstante, algunas universidades, en sus normativas indican una
cantidad máxima de páginas para las tesis doctorales.
Por ejemplo, la Universidad Pedagógica Experimental
Libertador (UPEL), en el numeral 39 de su Manual de Trabajos
de Grado de Especialización, Maestría y Tesis Doctorales
(2016), especifica que la tesis doctoral no debe exceder de 400
páginas, mientras que el trabajo de maestría no debe superar las
250. En este caso se observa cómo se permite una mayor
extensión de las tesis doctorales con respecto a los trabajos de
maestría, es decir, se presupone que la tesis doctoral debería
tener una mayor extensión que el trabajo de maestría.
Por supuesto, trabajos de menor extensión a la indicada
también pueden cumplir los requerimientos de una tesis
doctoral. Un caso emblemático es la Tesis Doctoral del Premio
Nobel de Economía 1994, John Nash, titulada “Non
CooperativeGames” y presentada en 1960 ante la Universidad
de Princeton, fue un trabajo con menos de 30 páginas. Otro
[117]
similar, es el del también Premio Nobel de Física 1957, Chen
Ning Yang, doctorado en 1948 ante la Universidad de Chicago,
cuya tesis consta de solamente 11 páginas. En consecuencia, la
amplitud en el desarrollo de una investigación depende de
varios factores como la disciplina o área del conocimiento, el
tema específico que se aborda y el conocimiento acumulado
acerca del mismo.
Por otra parte, la profundidad no debe confundirse con
la amplitud. Mientras la amplitud de una tesis está determinada
por su extensión en páginas, la profundidad se refiere a la
explicación exhaustiva de la esencia del objeto de estudio
y no a una simple exploración o descripción superficial. La
profundidad se pone de manifiesto cuando se indaga en lo más
entrañable de tema abordado, sin dejar de lado conceptos y
autores relevantes en la materia.

[118]
Criterio de novedad

En esencia, toda investigación, debe dar origen a nuevos


conocimientos mediante el descubrimiento científico, mucho
más si se trata de una tesis doctoral. Pero si esos conocimientos
generados provienen de un tema no tratado antes, o el si el
abordaje se realiza con un enfoque teórico distinto o con un
método diferente a los empleados en estudios anteriores,
entonces se le está imprimiendo a la tesis un carácter novedoso.
Temas como la pobreza y la violencia han sido ampliamente
investigados, sin embargo, el asunto no está agotado y es
posible que se puedan obtener nuevas conclusiones
mediante el abordaje desde nuevas perspectivas teóricas
y metodológicas.
Por otra parte, en cualquier disciplina científica o
humanística, y en el caso particular de la tecnología, siempre
surgirán, con mayor o menor frecuencia, nuevos temas, nuevos
problemas de investigación y nuevas necesidades humanas que
[119]
satisfacer. Este criterio de novedad está asociado directamente
con las nociones de invención en el caso de la tecnología,
descubrimiento y construcción de teorías en el ámbito de la
ciencia, y creación en el espacio de las artes y humanidades.
Criterio de originalidad
La originalidad es la cualidad de una obra que la distingue
de otras. Esta distinción también es relativa y está dada,
principalmente, por las características personales que le
imprime el autor a su creación.
Según Antequera Parilli (2010): “La originalidad, en el
sentido del derecho de autor, no apunta a la novedad (propia de
las invenciones industriales), sino a la individualidad, es decir,
como surge de la jurisprudencia comparada, que exprese lo propio
de su autor, que lleve la impronta de su personalidad» o que «surja como
producto de un trabajo o actividad intelectual creadora, que lleve la marca
de la personalidad, iniciativa y esfuerzo de la inteligencia y sensibilidad de
su autor” (p. 127).
En el ámbito académico y generalmente en el caso de las
tesis doctorales, la originalidad está muy vinculada con la
[120]
novedad. Es decir, si en el contexto de la investigación se
introducen elementos novedosos, entonces la tesis se considera
original.
Sobre el carácter original de la tesis doctoral, Peñalver
(2016) agrega: “Un aspecto muy debatido en este sentido, es el
de la originalidad. Ello está relacionado, fundamentalmente,
con la frescura de lo que será abordado y como se aborda, su
impacto científico-social como elaboración teórica y la
opción u opciones que ofrece para escenarios de
transformación” (p. 1).
No obstante, asumiendo el criterio jurídico, una tesis
sobre un tema ampliamente trabajado, es original si el autor deja
una muestra clara de su aporte personal y su propia forma de
expresión.

Criterio de impacto o trascendencia

Mucho se ha escuchado decir que las tesis no deben


quedarse en los anaqueles de las bibliotecas, sino que sus
[121]
resultados deben aplicarse en la solución de problemas de la
sociedad. Según la disciplina y el objeto de estudio, este carácter
de investigación aplicada, no siempre será posible, la
investigación básica también es necesaria para el desarrollo de
la humanidad. En fin, se aspira que una tesis doctoral tenga
algún impacto social, sea a mediano o a largo plazo.
Otra forma de medir el impacto de una tesis doctoral,
aparte de su aplicabilidad, es mediante indicadores
bibliométricos, como la cantidad de citas que se hacen de lo
expuesto y concluido en la tesis. Es decir, el impacto científico.
Sin embargo, esto sólo es posible cuando la tesis o parte de ella
está publicada, es decir, que se haya reproducido en una
cantidad suficiente de ejemplares o que haya sido incluida en
una base de datos científica en Internet. Asimismo, se requiere
un tiempo para que la publicación sea conocida, recomendada
y posteriormente citada. Por tanto, el impacto o trascendencia
no es inmediata luego de la aprobación de tesis, es un atributo
que se observa a mediano y largo plazo.

[122]
Un criterio adicional que se agregaría es la
UNIVERSALIDAD.
¿Qué se quiere expresar con esto? Que una tesis doctoral
debe ser vista como una tesis doctoral en cualquier institución,
universidad o país del mundo. Una tesis doctoral de la
Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL),
debe ser una tesis doctoral en la Universidad Central de
Venezuela (UCV), en la Universidad Autónoma de Madrid
(UAM), en Harvard, en Kiev, Cambridge, en Beijing o en
Moscú. No debe haber tesis doctorales de primera y de segunda.
Cuando una tesis doctoral no cumple con los estándares
establecidos nacional e internacionalmente, y no se considera
de un nivel y calidad equivalentes a los de otras
universidades, entonces no es una tesis doctoral, aun cuando
haya sido “aprobada por un jurado examinador”.
Como síntesis de los criterios anteriores, en el Cuadro 1,
se propone un instrumento que puede ser empleado por
doctorandos, e incluso, por quienes ya han aprobado su tesis
doctoral.
[123]
Es importante señalar que el instrumento anterior es una
propuesta con carácter flexible, en consecuencia, puede ser
adaptado según las necesidades o el área del conocimiento en la
que se realiza la tesis.

[124]
Mitos y errores recientes en torno a la elaboración de tesis
doctorales

A juicio de Arias (2006), hay algunos mitos y errores,


tanto de forma como de fondo, que se presentan en la
elaboración de tesis y proyectos de investigación, entendidos los
mitos como falsas creencias que se difunden en el medio
académico. En este caso, los mitos que se exponen a
continuación fueron detectados mediante la revisión de una
muestra de tesis doctorales aprobadas en universidades
venezolanas: Universidad Central de Venezuela (UCV),
Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) y
Universidad Nacional Experimental “Rómulo Gallegos”. En
este sentido, se reconoce la imposibilidad de generalización,
pero la evidencia deja clara su presencia.

La falsa creencia sobre el carácter sofisticado y elitista del


lenguaje científico
[125]
Reflejada en el uso de palabras rebuscadas y vocablos
muy antiguos, que en parte del ambiente académico venezolano
se ponen de moda: onto-epistemológico, epistémico,
sintagmático, hermeneusis, axiología, heurística y teleología,
entre otros. El problema no radica en el uso, sino en el abuso
al emplear, de manera descontextualizada, términos poco o
nada pertinentes con la disciplina o tema que se aborda, todo
con la intención de impresionar al lector. En este sentido, en
una investigación sobre tesis doctorales que se desarrolla
actualmente, cinco expertos entrevistados coinciden en que el
uso de esos vocablos debe hacerse con propiedad y pertinencia,
conciencia en cuanto al manejo adecuado de su significado y
nunca debe ser utilizado para impresionar o mostrar
“creatividad intelectual” (Entrevista a Tulio Ramírez, abril de
2016).
Ante todo, el lenguaje científico debe ser directo, claro,
sencillo, propio y preciso. Ya el antes mencionado manual de la
UPEL (2016), en su artículo 64, indica que en las tesis
[126]
doctorales y trabajos de grado “…se debe emplear un lenguaje
formal, como corresponde de acuerdo con la especialidad,
simple y directo, evitando en lo posible el uso de expresiones
poco usuales…” (p.45). No es casualidad que Albert Einstein,
citado por Arias (2017) expresara: “La mayoría de las ideas
fundamentales de la Ciencia son esencialmente sencillas y, por
regla general, pueden ser expresadas en un lenguaje
comprensible para todos.” “Si tiene que explicar algo difícil a la
gente, trate de hacerlo como si tratara con su propia abuelita.”

El mito de la falsa innovación y originalidad forzada

En un intento por romper con lo tradicional o


diferenciarse de lo habitual, se realizan cambios banales y
meramente de forma que consisten en sustituir términos por
otros que terminan siendo sinónimos o en el peor de los casos,
por vocablos que no guardan relación alguna con la materia. Por
ejemplo, llamar momentos a los capítulos de una tesis, o
contextualización al planteamiento del problema, o denominar
[127]
como propósitos a los objetivos, cuando en el fondo, son
sustituciones irrelevantes o insignificantes, por cuanto no
constituyen aportes ni son determinantes en la calidad de una
tesis.
Más que de forma, la innovación en una tesis doctoral
debe ser de fondo. Más que de lenguaje o terminología, la
innovación debe estar en el contenido del discurso, en los
métodos empleados o en las teorías generadas. En palabras de
Sierra Bravo (2003) “…no son admisibles investigaciones sobre
fenómenos ya conocidos y estudiados, o cuestiones ya resueltas,
si no suponen algún enfoque o punto de vista nuevo que pueda
significar un avance o desarrollo respecto a las metas ya
conseguidas” (p.132).

Adopción de enfoques o propuestas teóricas y


metodológicas pseudocientíficas

Este error se evidencia en algunas en tesis doctorales,


desarrolladas específicamente en ciencias naturales o sociales,
[128]
que asumen enfoques o propuestas teóricas y metodológicas no
reconocidas por comunidades científicas ni académicas, que
aun cuando se ponen de moda, no han sido contrastadas en la
realidad, ni aceptadas universalmente. Por ejemplo:
programación neurolingüística, medicina sistémica, coaching
ontológico, entre otras.
Si bien es cierto que la discusión sobre la frontera entre
ciencia y pseudociencia es un profundo debate que aún se
mantiene, no es menos cierto que los círculos científicos y
académicos reconocen o rechazan determinados conocimientos
en función de sus criterios de demarcación, es decir, si estos
conocimientos han sido sometidos al consenso, crítica y
verificación. Sobre este complejo asunto, se recomienda la obra
de Bunge (1985) titulada “Seudociencia e ideología”.

Planteamiento de falsos problemas de investigación

Esta equivocación se comente al plantearse falsos


problemas de investigación, es decir, preguntas cuya respuesta
[129]
es obvia o interrogantes ya respondidas. Por ejemplo, estudiar
los efectos de las actividades recreativas en la calidad de vida de
un grupo, es un falso problema porque la respuesta es evidente
y ya ha sido emitida en múltiples investigaciones. Es importante
recordar que un problema de investigación “es algo que,
precisamente, no conocemos, acerca de lo cual nos formulamos
preguntas puesto que no existe todavía un conocimiento
establecido al respecto.” (Sabino, 2006, p. 60). En este sentido,
la tesis doctoral implica: un descubrimiento, una respuesta a una
interrogante no satisfecha hasta el momento, una aplicación y
comprobación de algo no probado hasta ahora, o la
formulación de una nueva teoría.

Considerar un esquema de presentación único e inflexible

El error de adoptar una estructura única y rígida, cuando


el esquema de una tesis doctoral debe ser libre, flexible y
adaptado al diseño de investigación. En este sentido, en el
artículo 50 del Manual de Trabajos de Grado de
[130]
Especialización, Maestría y Tesis Doctorales (2016) de la
UPEL, se expresa: “La estructura de capítulos y su división en
secciones depende de la modalidad del Trabajo o Tesis, la
metodología empleada y la especificidad del tema tratado. El
estudiante deberá establecer, con la asesoría de su tutor, el
esquema más adecuado a su caso”.
El concepto de tesis doctoral pasa de la visión restringida
que la limitaba a una investigación científica, a una concepción
más amplia como la propuesta por Morles (2004), de una
producción intelectual, sea investigación científica, formulación
teórica, desarrollo tecnológico o creación artística o literaria.
Cualquiera que sea el campo de producción intelectual, en el
medio universitario la tesis como requisito, se materializa en un
trabajo escrito con estilo científico-académico y un riguroso
cumplimiento de las normas de presentación.
La diferencia sustancial de la tesis doctoral con respecto
a los trabajos de grado de maestría y especialización, es
precisamente, la relevancia y carácter significativo del aporte
generado para el área del conocimiento: científico, tecnológico
[131]
o humanístico. Por ejemplo, una tesis doctoral en educación
debe aportar novedosos e importantes elementos a las
disciplinas vinculadas al hecho educativo, ampliando o
superando de alguna manera, lo expuesto en investigaciones
anteriores.
En el medio universitario venezolano se observa la
presencia de falsas creencias en torno a la elaboración de tesis
doctorales, por lo que la comunidad científica y académica debe
combatir y refutar los mitos y errores que afectan su
producción.

[132]
5.- Nuevos Errores en la Elaboración de Tesis
Doctorales y Trabajos de Grado5

5Artículo aparecido en Sinopsis Educativa Revista Venezolana de Investigación Año


17, Nº 1 y 2 Junio - Diciembre 2017 pp 37-45.
[133]
La elaboración y aprobación de la Tesis Doctoral y del
Trabajo de Grado representan un gran es- fuerzo académico
que refleja la formación recibida durante los estudios realizados.
No obstante, para llegar a cumplir esa meta se enfrentan
numerosos obstáculos que dificultan su logro en un 100%. Aun
cuando el estudiante recibe una formación metodológica
durante sus estudios de pre y postgrado, resulta común que los
productos generados: ensayos, monografías, informes,
proyectos de investigación, trabajos de grado y tesis, presenten
fallas tanto de forma como de fondo.
Autores como Sabino (2006), Arias (1998, 2006), Ruiz
Bolívar y Arenas de Ruiz (2007), han identificado algunos
errores que con mayor frecuencia, cometen los tesistas. No
obstante, en la medida que surgen otros enfoques y métodos
investigación, también se originan nuevos errores. En este
sentido, surgió la idea de realizar un estudio cuyos objetivos
fueron:

[134]
• Detectar nuevos errores de fondo en la elaboración de Tesis
Doctorales y Trabajos de Grado de Maestría.

• Contrastar los errores identificados con lo ex- puesto en la


literatura especializada.

Es importante aclarar que en esta primera fase del estudio


no se pretende cuantificar los errores o la frecuencia con que se
presentan. Se reitera que los objetivos iniciales son detectar e
identificar las fallas que afectan el desarrollo y los productos de
investigación.
Para el logro de los objetivos propuestos, este trabajo se
ubicó en la modalidad de investigación documental y el
procedimiento metodológico adoptado fue el siguiente:

• Análisis documental de una muestra de Tesis Doctorales y


Trabajos de Grado de Maestría aprobados durante 2015 y 2016,
con énfasis en los elementos esenciales: problema u objeto de
[135]
estudio, pertinencia de contenidos incluidos como sustento
teórico, vocabulario y aspectos específicos del método.

• Análisis de la literatura especializada en Metodología de la


Investigación, específicamente, aquellos tópicos vinculados con
los erro- res detectados.

• Contraste de cada uno de los errores identificados con


argumentos de reconocidos auto- res sobre Metodología de la
Investigación y elaboración de tesis.

• Complementariamente, se incluyeron algunos testimonios


obtenidos mediante entre- vistas informales realizadas a tesistas.

La muestra de Tesis Doctorales y Trabajos de Gra- do de


Maestría fue seleccionada de manera intencional, con base en el
criterio fundamental de presencia de errores de fondo,
detectados inicialmente con la lectura de los resúmenes o

[136]
abstracts. El autor se reserva el nombre de las instituciones
universitarias en las que fueron presentadas las tesis.
Por otra parte, entre los autores consultados para
confrontar los errores se destacan Morles (1992, 1996, 2004),
cuya obra propone un concepto de mayor amplitud para la s
Tesis Doctorales como es el de producción intelectual. Sabino
(2002), probablemente uno de los pioneros en la identificación
de los errores que, con mayor frecuencia cometen los tesistas,
Ramírez (2010), quien enfatiza en el carácter determinante del
objeto de estudio con res- pecto al método, Martínez (1989,
2004), aclara lo relativo a la presentación de la postura
epistemológica del investigador. Bunge (2001), precisa las dis-
tintas acepciones del vocablo constructo y Kerlinger (1988),
también aporta a la definición de lo que significa un constructo
en una investigación, además de su contribución a la precisión
del concepto de teoría, entre otros.
Esta investigación se justifica por cuanto con- tribuye a
aclarar dudas a estudiantes y tesistas en relación a la elaboración
de sus trabajos de investigación y evitaría el surgimiento de
[137]
mitos o falsas creencias que tanto afectan el desarrollo y la
calidad de los productos académicos.

Sistematización de la Experiencia: Errores Detectados en


Tesis y Trabajos de Grado

1. Selección de un método de investiga- ción a priori sin


antes definir el objeto de estudio

En una serie de observaciones participantes y de


intercambios orales con tesistas se evidencia con preocupación
la escogencia anticipada de un método, sin previamente haber
identificado y delimitado un problema de investigación u objeto
de estudio. Por ejemplo, actualmente está de moda en el me-
dio académico venezolano optar por el método fe-
nomenológico, sin antes preguntarse si es el camino adecuado
para abordar el objeto de estudio o problema de investigación.
Prácticamente se observa una tendencia, probablemente
inconsciente, a separar el método del objeto de estudio. Por
[138]
tanto, resulta oportuno pre- sentar un postulado de Heisenberg,
citado por Martínez (1989), “El método ya no puede separarse
de su objeto” (p. 96). Así mismo, Ramírez (2010), ex- presa:
“No es el método el que debe determinar el objeto de estudio;
por el contrario, es el objeto de estudio el que, dada su propia
naturaleza, determina el método a utilizar para su investigación”
(p. 23). Mientras que Ruiz Bolívar y Arenas de Ruiz (2007),
plantean que la pertinencia metodológica consiste en el ajuste
del método “... a los objetivos del estudio, preguntas o hipótesis
de investigación”.
La escogencia de un método a priori no adecua- do al
objeto de estudio es un error que genera graves consecuencias
tanto para el desarrollo, como para los resultados de la
investigación, dado que el camino seleccionado pudiese no ser
pertinente con las preguntas o interrogantes planteadas. En este
sentido, cuando el investigador comienza por for- mular
preguntas como: ¿Cuánto?, ¿Cuál es el grado o nivel?, ¿En qué
medida?, resulta obvio que lo pertinente es utilizar un método
cuantitativo; por el contrario si las interrogantes plantean
[139]
explorar en la conciencia de unos individuos o en la biografía
de un personaje, lo adecuado sería emplear métodos
cualitativos.
También, la selección acertada y pertinente del método
puede estar relacionada con los métodos particulares de cada
disciplina, por ejemplo, en antropología es muy común el uso
del método etnográfico, mientras que en economía se opta
generalmente por la econometría, pero es importante insistir en
que lo determinante es el objeto o problema de investigación.
Por último, es necesario enfatizar la máxima importancia de la
correcta se- lección del método, posteriormente a la definición
del objeto de estudio, por tratarse del camino conducente al
logro de los objetivos o propósitos de la investigación. En la
ciencia, un camino inadecuado conduce a errores irreparables.

2. Escogencia de un método sobre el que no se ha recibido


formación y del que no se tiene ninguna experiencia en su
aplicación

[140]
Esta falla surge de la creencia de que leer algún texto de
Metodología y citar a un autor es suficiente para dominar y
aplicar un método de investigación. Tampoco es suficiente un
curso de Metodología de la Investigación con una duración de
16 semanas, para profundizar en cada uno de los métodos que
contempla el programa.
Sobre esta situación, el estudio realizado refleja que en el
ámbito universitario venezolano los casos más comunes
ocurren con la selección de los métodos hermenéutico-
dialéctico, fenomenológico y Teoría Fundamentada de Glaser
y Strauss. En este orden de ideas, cuando se les consultó a los
tesistas si habían realizado algún curso sobre dichos métodos,
la respuesta fue negativa, al igual que en la pregunta sobre si
poseían experiencia en la aplicación de los mismos.
Es ampliamente conocido que, al comenzar cualquier
proyecto, adicionalmente a las preguntas: ¿qué investigar?, ¿por
qué y para qué investigar?, el tesista también debe responder la
interrogante ¿cómo investigar?, en consecuencia, para
responderla deberá conocer con anticipación el método que
[141]
utilizará en su investigación, no sólo en su definición sino en
sus aspectos prácticos u operativos.
Para concluir este apartado, resulta muy válido recordar
a Morles (1992), quien precisó como “requisitos esenciales”
para realizar una investigación, no sólo conocimiento previo del
tema, sino también dominio del método que será empleado en
el estudio. Por tanto, la recomendación para los tesistas es que
se preparen y profundicen en los métodos vinculados con su
línea de investigación y además, realicen aplicaciones o estudios
pilotos para adquirir la experiencia necesaria.

3. Uso y abuso de palabras rebuscadas

Esta situación quedó al descubierto cuando a una


muestra de tesistas se les increpó acerca del significado de una
serie de palabras poco usuales que aparecían en sus respectivos
trabajos de investigación, entre ellas: ontoepistemológico,
hermeneusis, erotética, sintagmático, heurística. El resultado
fue totalmente negativo por cuanto ninguno de los consultados
[142]
pudo expresar el significado de los dichos vocablos. Ante esta
situación surgieron hipótesis como estas: el tesista utiliza
palabras re- buscadas por:

a) Deseos de impresionar al jurado y lectores. b) Creatividad


desmedida.
c) Imitación inadecuada de autores poco o nada confiables.

d) El seguimiento de tendencias y modas académicas.

Contrario a lo anterior, universalmente existe un


consenso acerca de los atributos del lenguaje científico: directo,
claro, sencillo, propio y preciso.
Como lo indica la Universidad Pedagógica Experimental
Libertador (2016), en el numeral 64 del Manual de Trabajos de
Grado de Especialización y Maestría y Tesis Doctorales: “En la
redacción de los Trabajos de Gra- do y Tesis Doctorales se debe
emplear un lenguaje formal, como corresponde de acuerdo
con la especialidad; simple y directo, evitando en lo posible el
[143]
uso de expresiones poco usuales, retóricas o ambiguas, así como
también el exceso de citas textuales” (p. 45).
No es casualidad que Albert Einstein expresara: “La
mayoría de las ideas fundamentales de la Cien- cia son
esencialmente sencillas y, por regla general, pueden ser
expresadas en un lenguaje comprensible para todos.” (…) “Si
tiene que explicar algo difícil a la gente, trate de hacerlo como
si tratara con su propia abuelita.”

4. Inclusión de una sección de Bases Legales no


pertinentes

Este caso resultó impactante por cuanto en varias de las


tesis analizadas, lógicamente de temáticas diferentes, se citó
textualmente el mismo artículo de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (CRBV), de manera
descontextualiza- da, sin emitir ningún comentario sobre cómo
esa norma jurídica fundamenta el estudio realizado. En este
sentido, es conveniente aclarar que es completamente falso que
[144]
la mayoría de las instituciones universitarias exijan un capítulo
o sección de la tesis referido a bases legales. Sobre este aspecto
Toro y Parra (2010), argumentan: “El marco legal es opcional,
lo que quiere decir que sólo lo emplearán las investigaciones que
tienen que ver con normas (decretos, resoluciones, leyes, etc.),
para observar su cumplimiento, analizarlas desde el punto de
vista jurídico, o precisar el seguimiento del fenómeno en el
sentido de la norma” (p. 214).
Así mismo, también es falso que deba aplicarse la
Pirámide de Kelsen en todas las investigaciones. Esto aplicaría
para tesis específicas en el área de Derecho. Resulta absurdo
que toda tesis sobre educación tenga que incluir el Artículo 102
de la CRBV, referido al derecho a la educación, o que una tesis
de fisiología del ejercicio y otra de biomecánica del deporte
tengan que incluir obligatoriamente el Artículo 111 de la Carta
Magna, relacionado con el derecho al deporte.
La inclusión de un marco legal es una cuestión de
pertinencia y sólo se incorpora la normativa específica vinculada
con el problema de investigación, es decir, “cuando haya
[145]
necesidad de emplear en el pro- yecto el marco legal, solamente
se dan a conocer las disposiciones o normas pertinentes que se
van a utilizar como referencia en la investigación” (Toro y Parra,
2010, p. 214).
Por ejemplo, si se realiza una investigación en el área de
Recursos Humanos, específicamente sobre el ingreso a la
Administración Pública, procedimiento que está regulado por
la legislación venezolana, entonces sí sería adecuado citar de
manera muy específica, la Ley del Estatuto de la Función
Pública concretamente en su Artículo 40: “El proceso de
selección de personal tendrá como objeto garantizar el ingreso
de los aspirantes a los cargos de carrera en la Administración
Pública, con base en las aptitudes, actitudes y competencias,
mediante la realización de concursos públicos que permitan la
participación, en igualdad de condiciones, de quienes posean los
requisitos exigidos para des- empeñar los cargos, sin
discriminaciones de ninguna índole. Serán absolutamente nulos
los actos de nombramiento de funcionarios o funcionarias
públicos de carrera, cuando no se hubiesen realizado los
[146]
respectivos concursos de ingreso, de conformidad con esta
Ley.”
En síntesis, ¿cuándo se considera pertinente in- cluir
bases legales en una investigación?: Cuando el objeto de estudio
está regulado directamente por una normativa jurídica.
Ejemplos: Los derechos de las personas discapacitadas, los
reglamentos de evaluación escolar, los procedimientos
administrativos en el sector público, entre otros.

5. Incorporación de un capítulo o sección de


fundamentación epistemológica no pertinente con el
tema de la tesis

Probablemente, fue Miguel Martínez Miguélez quien


hace la propuesta original de expresar la pos- tura
epistemológica del investigador en el contexto de los estudios
cualitativos. Literalmente, Martínez (2004), plantea: “es muy
conveniente que el investigador exponga en un breve capítulo
una síntesis de su orientación epistemológica” (p.122).
[147]
Sin embargo, en la misma obra Martínez (ibídem),
advierte: “No es necesario que este capítulo sea escrito con un
lenguaje técnico y refinado, ya que si el investigador no es
experto en el área filosófica, probablemente no usará con
propiedad ese lenguaje” (p. 123). En otras palabras, el desarrollo
de un capítulo sobre asuntos epistemológicos re- quiere una
sólida formación en el campo de Filoso- fía de la Ciencia,
contenidos que generalmente no se imparten en licenciaturas ni
en maestrías. Además, habría que considerar la pertinencia y
relación de esos contenidos filosóficos con el tema central de la
investigación.
Aunque no se trata de restarle importancia a la
Epistemología y su relación con la Metodología, se incurre en
un exceso cuando se exige a los tesistas de cualquier área:
ingeniería, computación, contabilidad, biomecánica y fisiología
del deporte, por citar algunas, que inserten un capítulo en su
tesis sobre aspectos epistemológicos. El resultado: con- tenido
fuera de contexto que poca relación guarda con la temática de
la tesis y que, por lo general, se limita a repetir lo que ya se sabe
[148]
desde hace siglos acerca del idealismo, realismo, empirismo,
racionalismo, positivismo, entre otros enfoques.
Una cosa es el conocimiento necesario y básico sobre
epistemología que debe tener un tesista para emprender su
investigación, y otro asunto es insertar en la tesis de manera
forzada un extenso capítulo sobre epistemología.
Ante esta situación, resulta oportuno citar textualmente
una pregunta que formulara una participante en una clase
doctoral: “¿no es impertinente o ridículo que en una tesis de
ingeniería se incluya todo un capítulo para decir que se trata de
un enfoque positivista?”. Si el informe de investigación cuenta
con un sólido sustento teórico y con métodos pertinentes, la
fundamentación epistemológica está implícita.

6. Confusión entre descripción de hechos y construcción


de teoría

El error surge básicamente por el desconocimiento de lo


que es una teoría y la tendencia a confundirla con la descripción.
[149]
La teoría al igual que la simple descripción se refiere a hechos
o fenómenos. No obstante, mientras la descripción expone
características y atributos, la teoría identifica conceptos, los
organiza y los relaciona para explicar o predecir el fenómeno.
(Yurén, 1984; Kerlinger, 1988; Friedrich, 2000; Strauss y
Corbin, 2002).
La descripción puede limitarse a expresar cómo son los
hechos, la construcción de teoría busca responder por qué
ocurren tales hechos y qué ocurrirá si se presentan determinadas
condiciones. Parafraseando a Strass y Corbin (2002), la teoría,
además de caracterizar los sucesos, también los interpreta para
explicar por qué y cómo ocurren los acontecimientos. En
consecuencia, para los autores antes mencionados, “la
descripción no es teoría, pero si es básica para la teorización”
(p. 21).
Una serie de definiciones y conceptos aislados e
inconexos no constituyen una teoría, menos aún si ese conjunto
de conceptos carece de poder explicativo y predictivo. En este
sentido, Hage citado por Strauss y Corbin (2002), expresa: “Por
[150]
mucho que describamos un fenómeno social con un concepto
teórico, no lo podemos usar para explicar o predecir. Para
explicar o predecir necesitamos una declaración teórica, una
conexión entre dos o más conceptos” (p.25).
Tampoco es teoría la mera reproducción de la
información suministrada por un grupo de entrevistados, como
se ha detectado en varias tesis. Para construir teoría a partir de
los datos obtenidos, de- ben emerger nuevas categorías o
grupos de conceptos para luego establecer relaciones entre
ellos, que permitan, como se ha dicho antes, explicar y predecir
el fenómeno objeto de estudio. En atención a lo antes expuesto
se recomienda a los tesistas, revisar elaboraciones teóricas que
hayan tenido trascendencia, por ejemplo, las teorías del
aprendizaje, de la administración y teorías de la motivación,
entre muchas otras.

7. Considerar cualquier dato o expresión emitida por un


informante como un “constructo teórico”

[151]
Para aclarar este asunto, inicialmente es necesario
responder la pregunta: ¿qué es un constructo teórico?. En
principio un constructo es un concepto, idea o representación
mental de un hecho o de un objeto. Así mismo, el término
constructo puede ser entendido en dos direcciones: como
concepto integrante de una teoría (Hyman, 1994) o como una
“teoría” (Bunge, 2001, p. 36).
En relación a la primera acepción, Hayman (1994),
precisa: “Los constructos son el material básico de la
construcción de teorías” (p.164).
Mientras que para Ary, Jacobs y Razavieh (1989), los
constructos o construcciones son conceptos de mayor nivel y
complejidad que resultan de la com- binación de conceptos más
simples. Por ejemplo, perfil profesional (construcción para el
área laboral), perfil sanguíneo y perfil lipídico (construcciones
para el área de la salud).
Específicamente, en investigación positivista
(cuantitativa) un constructo es un concepto elaborado para

[152]
resolver un problema científico, sobre lo cual Kerlinger (1988),
argumenta:
Un constructo es un concepto. Sin embargo, tienen un
sentido adicional, el de haber sido inventado o adoptado de
manera deliberada y consciente para un propósito científico
especial. “Inteligencia”, es un concepto, una abstracción de la
observación de conductas consideradas como supuestamente
inteligentes o no inteligentes (p. 31).
No obstante, como se expuso al inicio, además de su
acepción como concepto, según Bunge (2001), un constructo
también puede ser entendido como teoría o construcción
teórica, de allí la expresión “constructo teórico”, utilizada en
investigaciones cualitativas cuya finalidad es la generación o
construcción de teoría (Goetz y LeCompte, 1988). En
consecuencia, cuando un tesista se plantea como objetivo
general de su investigación “Generar un constructo teórico
acerca de…”, en otras palabras, está expresando “Construir…,
desarrollar…, o for- mular una teoría sobre…”

[153]
El error radica cuando en este tipo de trabajo no se
genera, ni nuevos conceptos (constructos) ni una teoría. En el
primer caso, la investigación generativa debe descubrir y
elaborar constructos no conocidos con anterioridad, para
aportar una nueva explica- ción del fenómeno objeto de
estudio.
Así mismo, en el caso de generación de teorías, también
debe surgir una serie de constructos (nuevos conceptos)
interrelacionados, que en conjunto cumplan una función
explicativa y predictiva. De no cumplirse lo anterior, es decir,
que no surjan ni constructos ni lo que se conoce como teoría,
entonces no se cumpliría el objetivo general de una investiga -
ción generativa.

8. Descartar referencias con más de cinco (5) años desde


su publicación y citar fuentes no fiables

La supuesta pérdida de vigencia de una fuente después


de cinco años de haber sido publicada es un mito académico
[154]
absolutamente refutado por Sjorberg (2010), Oyola, Soto y
Quispe (2014), Arias (2017), y Camargo (2017), entre muchos
otros autores.
Concretamente, una fuente no necesariamente queda
obsoleta o desactualizada después de cinco años, sobre todo en
ciencias sociales y humanidades, áreas en las que obras clásicas
se mantienen presentes después de siglos y décadas desde su
primera aparición. La obsolescencia de una referencia depende
del campo de conocimiento y del tema tratado. Por ejemplo, en
ciencias físicas y naturales el tiempo de vigencia es mucho
menor que en las ciencias sociales y humanidades (Arias, 2017).
Sobre las consecuencias de este error en la elaboración
de tesis y trabajos de grado se ha planteado: “Esta situación
encontrada puede afectar negativamente el desarrollo de
investigaciones de distintas maneras. En primer lugar, al no
encontrar fuentes con cinco (5) años o menos, los autores dejan
de emplear referencias aún vigentes y de gran relevancia en el
área. En segundo lugar, por la presión de buscar referencias
muy recientes, se puede incurrir en el error de citar fuentes
[155]
secundarias o terciarias, en lugar de acudir a las fuentes
primarias u originales, ocasionando que las investigaciones
pudieran resultar incompletas o insuficientes en cuanto a la
revisión de la literatura y presentación de bases teóricas se
refiere. Por último, la exigencia de una vigencia de 5 años para
las fuentes de referencia limita la labor creativa del investigador
y obstaculiza el desarrollo de trabajos con diversidad y
profundidad teórica y metodológica (Arias, 2017).
Para finalizar este apartado, es importante mencionar
otro error relacionado con la selección de fuentes y referencias,
que consiste en citar documentos no fiables: artículos sin
arbitraje o publicados en revistas no arbitradas e indizadas,
textos publicados en páginas web personales, blogs y trabajos
que no presentan lista de referencias.

9. Asumir que obligatoriamente todas las Tesis Doctorales


deben ser investigaciones para generar teoría

[156]
Una Tesis Doctoral puede ser una investigación
conducente a la generación de teoría o dirigida a la verificación
de una teoría (Goetz y LeCompte, 1988). Lo que caracteriza a
la Tesis Doctoral no es la formulación de una teoría, sino lo
relevantes o significativos que sean sus aportes a la ciencia, a las
humanidades o a la tecnología. Una investigación puede generar
una teoría que resulte irrelevante e intrascendente, lo que le
restaría méritos para ser considerada como Tesis Doctoral.
Sobre este aspecto, la Normativa General de los Estudios
de Postgrado para las Universidades e Institutos debidamente
autorizados por el Consejo Nacional de Universidades (2001),
expresa que la Tesis Doctoral “…debe constituir un aporte
original relevante a la ciencia, la tecnología, o las humanidades
y reflejar la formación científica del autor”.
Morles (2004), coincide con la norma anterior y propone
como concepto más amplio, el de producción intelectual que
incluye producción científica (investigaciones y generación de
teoría), producción tecnológica (inventos, innovaciones e

[157]
investigación más desarrollo: I+D) y producción humanística
(creaciones artísticas y literarias).
Así mismo, Morles (1996), agrega: “… en un país
específico, producir una determinada tecnología puede tener
mayor pertinencia que producir una teoría o realizar una
investigación, si dicha tecnología resuelve un problema de alta
relevancia social” (p. 30).
En resumen, si bien es cierto que toda investiga- ción
debe tener un sustento teórico, no es menos cierto que una
Tesis Doctoral puede ser algo más que una investigación para
verificar o generar una teoría como aporte a la ciencia, también
puede ser una invención o desarrollo tecnológico como
contribución a la tecnología, o una creación artística o literaria
como tributo para el campo de las humanidades, siempre que
sean productos relevantes y significativos para la sociedad.

10. Aplicación de prueba de confiabilidad de manera


forzada a instrumentos que no la requieren

[158]
En investigación cuantitativa, la confiabilidad de un
instrumento de medición se refiere a la estabilidad en los
resultados o valores similares que se registran en varias
mediciones (Kerlinger, 1988; Ary, Jacobs y Razavieh, 1989). Si
no hay relación entre los datos reportados en las distintas
medidas, entonces el instrumento no es confiable. Un ejemplo
muy ilustrativo es el caso del peso o balanza de baño, si en una
primera medición un individuo registra 75 kg, luego, al subir de
nuevo a la balanza en las mismas condiciones marca 98 kg y por
tercera vez muestra un registro de 62 kg, evidentemente la
balanza no es confiable.
No obstante, en investigación social existen
instrumentos no mecánicos que por supuesto, no pueden ser
calibrados como una balanza. Se trata de documentos diseñados
por los investigadores que buscan obtener información escrita
mediante preguntas abiertas o cerradas, enunciados, escalas,
entre otros..
Dada la complejidad de los fenómenos o hechos sociales
y la diversidad de estos instrumentos, no todos conducen a
[159]
mediciones repetidas y estables. Hay algunos que reflejan
situaciones cambiantes e irrepetibles, por ejemplo, los utilizados
en entrevistas de opinión, la cual puede variar de un día a otro
en un mismo individuo, por lo tanto, en esos casos no aplicaría
una prueba de confiabilidad.
El cálculo de confiabilidad sólo es pertinente en los
siguientes casos:

1. En investigaciones de enfoque cuantitativo, cuando se trata


de test o pruebas para medir rendimiento académico, aptitudes,
inteligencia, memoria, etc. En estos casos se busca ob- tener
una calificación que puede reportar un nivel bajo, medio o alto
de manifestación de la variable.

2. Cuando el instrumento arroja un puntaje (dato numérico),


es decir, un resultado en nivel de medición o escala de intervalo
o razón. Ante lo cual Corral (2009), indica: “(…) existen
instrumentos para recabar da- tos que por su naturaleza no
ameritan el cálculo de la confiabilidad, como son: entrevistas,
[160]
escalas de estimación, listas de cotejo, guías de observación,
hojas de registros, inventarios, rúbricas, otros. A este tipo de
instrumentos, sin embargo, debe estimarse o comprobarse su
validez…” (p.245).
Producto del análisis documental de la muestra de tesis y
trabajos de grado, fueron detectados diez errores de fondo,
referidos la pertinencia de contenidos, del método y del lenguaje
empleado. No obstante, es importante señalar que no todas las
tesis y trabajos analizados presentan los mismos errores y que
tampoco se pretende generalizar estos resulta- dos a todas las
instituciones universitarias.
La consideración de estos errores no depende de un
enfoque o paradigma, desde cualquier perspectiva se consideran
fallas que afectan el desarrollo de los procesos de investigación
y la productividad académica.
Por último, se exhorta a los docentes de postgrado,
tutores y asesores, a verificar lo aquí expuesto y a identificar
éstos y otros errores en tesis y trabajos de grado, tanto de fondo
como de forma, con la finalidad de realizar una evaluación
[161]
formativa que coadyuve en la elaboración de productos de
investigación de mayor calidad e impacto científico e impedir
que dichos errores se conviertan en mitos académicos.

[162]
6.- Sobre la pertinencia del método
fenomenológico en Tesis Doctorales 6

6 Artículo aparecido en la Revista Actividad Física y Ciencias Año 2017, vol. 9, Nº2.
[163]
Aunque por ahora no puedo aportar cifras estadísticas,
las cuales deben ser producto de una investigación empírica y
no de la simple intuición, las entrevistas y observaciones
documentales hasta el momento realizadas en diversas
instituciones universitarias venezolanas, reflejan una importante
tendencia a utilizar el método fenomenológico en las tesis
doctorales del área educativa.
Está claro que ninguna institución universitaria debe
“encasillar” a los tesistas e investigadores en el uso de un único
método. Sin embargo, ante una variedad de caminos para
investigar, es necesario considerar lo expresado por Morles
(1992) en relación al saber previo que, sobre metodología, debe
poseer el investigador como condición o requisito esencial para
la generación de nuevos conocimientos.
Es precisamente esa falta de conocimiento la que
probablemente conduce a la “escogencia de un método sobre
el que no se ha recibido formación y del que no se tiene ninguna
[164]
experiencia en su aplicación” (Arias, 2017, p. 39). En este orden
de ideas, cuando se consultó a un grupo de tesistas si habían
realizado algún curso sobre el método en cuestión, la respuesta
fue negativa, al igual que en la pregunta sobre si poseían
experiencia en la aplicación del mismo (Ídem).
En este sentido, Néstor Leal, expresa: “…es conveniente
resaltar que un método cualitativo, como lo es el
fenomenológico, posee toda una estructura que amerita el
conocimiento y manejo, por parte del investigador que lo
asume, de sus principios, bases y nociones esenciales; de
tal manera que su puesta en marcha no quede convertida en un
acto mecánico, congelado en pasos”. (Leal, 2000, p. 59) (las
cursivas en negritas son nuestras)
Luego, para precisar en cuáles casos es pertinente el
empleo del mencionado método, recurro a Miguel Martínez
Miguélez, quien detalla: “El método fenomenológico se centra
en el estudio de esas realidades vivenciales que son poco, pero
que son determinantes para la comprensión de la vida psíquica
de cada persona. Podemos decir que el método fenomenológico
[165]
es el más adecuado para estudiar y comprender la estructura
psíquica vivencial que se da por ejemplo, en un condenado a
muerte o a prisión perpetua, en un acusado y Arias, F.
Sobre la pertinencia del método fenomenológico en Tesis
Doctorales condenado injustamente, en la soltera que llega a ser
madre contra su voluntad, en el enamorado, en el drogadicto,
en la pérdida de un ser querido, en un atraco criminal o en una
violación, en el que se queda inválido o solo en la vida, en el que
padece una enfermedad incurable, en el nacimiento del primer
hijo, en la experiencia de una conversión religiosa, en tener que
tomar una decisión grave sin razones en pro o contra, en vivir
la crisis a mitad de la vida, y muchas otras situaciones semejantes.
(Martínez, 2004, p. 139) ( las cursivas en negritas son nuestras).
Como investigador en formación, reconozco que no
tengo ni preparación ni experiencia en la aplicación del método
fenomenológico, es por eso que, en dependencia de mi objeto
de estudio, selecciono el método más pertinente y del que debo
tener conocimiento y experiencia previa. Como sentenciara
Ramírez (2010): “No es el método el que debe determinar el
[166]
objeto de estudio; por el contrario, es el objeto de estudio el
que, dada su propia naturaleza, determina el método a utilizar
para su investigación” (p. 23).
En consecuencia, aspiro que estas reflexiones
contribuyan a desarrollar una actitud crítica en la búsqueda de
criterios válidos y alejados de las modas, para la escogencia
del camino más adecuado dirigido al abordaje del problema de
investigación.
Por último, como era de esperar, en este nuevo número
de Actividad Física y Ciencias se observa coherencia y
pertinencia en los métodos de investigación utilizados por los
autores, quienes adecuaron su ruta metodológica a sus
respectivos objetos de estudio.

[167]
7.- Funciones de los antecedentes en el proceso de
investigación 7

7 Artículo aparecido en https://orcid.org/0000-0002-1786-7343


[168]
Afortunadamente, hoy está bien claro en el medio
académico lo que son los antecedentes de investigación y atrás
quedó la confusión con los antecedentes históricos del objeto
de estudio. Sobre este punto, en mi libro “Mitos y errores en la
elaboración de tesis y proyectos de investigación”, publicado
inicialmente en 1998, se aclara dicha duda y como ejemplo, me
refiero a que una cosa es la historia de una universidad y otra,
los estudios o investigaciones que se hayan realizado sobre un
aspecto particular de la misma. Es obvio que los antecedentes
de investigación son los estudios previos.
Ahora bien, es necesario responder las siguientes
interrogantes: ¿cuál es la función de los antecedentes en el
proceso de investigación? ¿Cuál es su rol en la elaboración de
una tesis o trabajo de grado (TG)? ¿Cuál es su utilidad? ¿Para
qué sirven los antecedentes de investigación?
[169]
Comencemos precisando:

accesorio, sino una herramienta de gran importancia en el


proceso de investigación.

que forman parte esencial del discurso integral.


on
elementos aislados, sino que inciden en todo el proceso de
búsqueda de nuevos conocimientos, desde la identificación de
un tema o problema de investigación, hasta el análisis, discusión
e interpretación de los resultados.

En concreto:

1. Los antecedentes de investigación nos muestran qué y cómo


se ha investigado un determinado problema, es decir, nos sirven
de modelo o ejemplo para el estudio que pretendemos realizar.
2. En función de lo anterior, los estudios previos, nos alertan
para no repetir procesos conducentes a la obtención de
[170]
conocimientos ampliamente divulgados y aceptados, en otras
palabras, cosas que ya se saben.
3. Nos indican las limitaciones y posibles errores cometidos,
de manera que no incurramos en situaciones similares.
4. Pero a juicio del autor de este breve texto, la función
principal de los antecedentes de investigación consiste en su
empleo para la discusión e interpretación de los resultados, es
decir, los estudios anteriores deben ser contrastados con
nuestros hallazgos para verificar:
a) Si los resultados que reportan las investigaciones
previas coinciden o difieren de los que hemos obtenido
en nuestra investigación.
b) Si los trabajos de otros autores ayudan a reforzar,
respaldar o sustentar nuestros hallazgos, o, por el
contrario, si contradicen lo que hemos encontrado.
c) Si los estudios previos contribuyen para la
formulación de generalizaciones más amplias que las
reportadas hasta el momento.

[171]
d) Si las conclusiones presentadas en los antecedentes
confirman o refutan nuestras conclusiones.

Para finalizar, en concordancia con lo expuesto por Day


(1996) e Ibáñez (1996), Arias (2016) señala que la presentación
de la discusión… “Consiste en exponer el significado de los
hallazgos obtenidos y compararlos con los de estudios previos
(antecedentes de investigación) para establecer semejanzas,
coincidencias, diferencias y contradicciones.” (p. 139)

[172]
8.- Obsolescencia de las referencias citadas: un
mito académico persistente en la investigación
universitaria venezolana 8

8 Artículo aparecido en revista.ebci@ucr.ac.cr


[173]
Arias (2014) define un mito académico “como una falsa
creencia que se difunde en una comunidad educativa y que se
manifiesta en contenidos erróneos que se enseñan o aprenden
en cualquier área y nivel” (p. 2); por ejemplo, todavía se
mantiene en algunos medios escolares que son tres los estados
de la materia: líquido, sólido y gaseoso, sin contar con el
descubrimiento de un cuarto estado: el plasma. Asimismo,
persisten mitos en otras áreas como los relacionados con la
sexualidad, la actividad física y el deporte.
Específicamente, Arias (2014, p. 5) indica que “los mitos
en la investigación universitaria se transmiten y se reflejan en la
elaboración de proyectos, informes, artículos, tesis y trabajos de
grado, específicamente en los aspectos metodológicos y
formales”. En otro artículo publicado, este mismo autor expone
y deja al descubierto varios de estos mitos (Arias, 2006).
Uno de los mitos que persiste en el medio universitario
venezolano es la obsolescencia, desactualización o
“envejecimiento” de las referencias y literatura científica
[174]
después de 5 años de su publicación. Concretamente, la
supuesta caducidad de las fuentes citadas en los “antecedentes
de investigación”, estudios previos o revisión de la literatura, y
el tiempo o su período de vigencia, supuestamente, 5 años.
Ejemplo de la persistencia de este mito es la reflexión emitida
por Moreno (2004), relativa a la exigencia que hacen los tutores
y evaluadores a tesistas sobre la constante actualización de la
bibliografía. Asimismo, Oyola, Soto y Quispe (2014) plantean
que “en la práctica diaria es común que los evaluadores de
artículos o proyectos de investigación nos pidan referencias
bibliográficas con una antigüedad no mayor a cinco años” (p.
381).
Además, en un estudio preliminar y exploratorio
realizado por Arias (2014), se consulta a tutores, tesistas e
investigadores y se detecta la existencia de las mismas creencias
en torno al asunto, enmarcado concretamente, en el área de
Ciencias Sociales y humanidades. Estas labores iniciales de
investigación con carácter piloto reportan que entre los
consultados no existe un criterio único. No obstante,
[175]
aproximadamente más de la mitad señala que las referencias
citadas deben tener una vigencia de 5 años, mientras que el resto
plantea lapsos entre 7 y 10 años. Asimismo, gran parte de los
encuestados señala que es el tutor o el profesor del Seminario
de Trabajo de Grado, quien impone esa directriz sin explicar su
origen y basamentos.
Ante esta situación de confusión se decidió iniciar un
estudio con carácter formal, cuyos objetivos fueron los
siguientes:

1. Analizar las creencias relacionadas con el uso de referencias


para los antecedentes de investigación con máximo 5 años
desde su publicación, específicamente en el área de ciencias
sociales y humanidades.

2. Refutar los mitos relacionados con la obsolescencia de las


referencias citadas en los antecedentes de investigación, a partir
del análisis de estudios bibliométricos realizados en el campo de
las ciencias sociales y las humanidades.
[176]
La importancia de este trabajo radica en la necesidad de
rebatir mitos académicos, específicamente en el medio
universitario donde la investigación debe conducir a la
búsqueda de la verdad y a la erradicación de falsedades.
Asimismo, el estudio divulga elementos teórico- conceptual que
pueden contribuir a clarificar conceptos, corregir errores y
mejorar las tesis y trabajos de grado, así como los artículos que
optan por su publicación en revistas arbitradas.

Referentes teóricos

La bibliometría: una herramienta para evaluar la


investigación

Escorcia (2008), considera la biliometría como “una


subdisciplina de la cienciometría que proporciona información
sobre los resultados del proceso de investigación, su volumen,
[177]
evolución, visibilidad y estructura. Así permiten valorar la
actividad científica y el impacto tanto de la investigación como
de las fuentes” (p. 13). Por su parte, Arias (2014) cree que la
bibliometría “es una especialidad que utiliza técnicas estadísticas
para evaluar los productos de investigación a través de las
publicaciones científicas. Esta evaluación incluye las revistas,
los artículos, las referencias citadas y otros trabajos académicos”
(p. 12).
En este orden de ideas Sedeño (2013) indica que: “Los
estudios bibliométricos de [sic] caracterizan porque en ellos se
emplean variables que reflejan peculiaridades de los
documentos, permitiendo medir con eficiencia y de forma
cuantitativa la actividad científica de cualquier medio de
divulgación, hoy día éstos tienen como fin el de servir de base
para la elaboración de políticas científicas y de estudios de la
ciencia” (p. 1).
Asimismo, Paz, Peralta y Hernández (2016) expresan:
“Los estudios bibliométricos constituyen actualmente
herramientas muy empleadas para la evaluación de
[178]
publicaciones seriadas y científicas. Los resultados de estudios
que se fundamenten en el empleo de indicadores métricos
favorecen la identificación de las potencialidades y d ebilidades
de las publicaciones” (p. 15).
Para medir y evaluar diversos aspectos de la investigación
científica la bibliometría ha generado un sistema de indicadores
bibliométricos, los cuales miden:

• Los temas tratados


• El impacto o visibilidad
• Tipo de documentos consultados
• La actualidad y vigencia de las referencias citadas

• Dispersión de las publicaciones


• Los idiomas de publicación
• El origen de la bibliografía citada (nacional y extranjera).

Además, el desarrollo de la bibliometría como disciplina


científica se fundamenta en la búsqueda de comportamientos
[179]
estadísticamente regulares a lo largo del tiempo en los diferentes
elementos relacionados con la producción y el consumo de
información científica. Las explicaciones globales a los
fenómenos observados se consiguen mediante la formulación
de las leyes bibliométricas. (Ardanuy, 2012, p. 9).
En este sentido, Castillo (2002) clasifica las leyes
bibliométricas en:

a) Leyes que inciden en la literatura científica


• Ley de Crecimiento Exponencial
• Ley de Obsolescencia o Envejecimiento
• Ley de Dispersión

b) Leyes que inciden en los autores y su producción:


• Ley de Productividad
• Ley de Impacto o Visibilidad

[180]
Ley del Envejecimiento u Obsolescencia de la Literatura
Científica

La obsolescencia o desactualización de la literatura


científica es una condición relativa que presenta una obra
cuando, a medida que transcurre el tiempo, disminuye la
cantidad de citas que se hacen acerca de esta.
La literatura revisada establece que un documento es
obsoleto cuando deja de ser citado, es decir, cuando deja de ser
usado por una comunidad académica como fuente de
información para justificar, argumentar o contradecir las
afirmaciones o hallazgos reportados por otros autores.
(Urbizagástegui, 2013, p. 107).
Pioneros en esta temática, Burton y Kebler (como se citó
en Escorcia, 2008) formularon el concepto de “vida media” o
semiperíodo, referido al lapso en que ha sido publicado el 50%
de la literatura citada en una especialidad. Este indicador
[181]
bibliométrico mide la obsolescencia o envejecimiento de las
publicaciones científicas en número de años e implica que a
mayor vida media, mayor será el tiempo de vigencia de las
referencias. Según los mencionados autores, el semiperíodo o
vida media de la literatura varía según la disciplina: Física 4,6
años; Química 4,8; Fisiología 7,2; Matemática 10,5 y Geología
11,8 años.
Como puede apreciarse, las materias para las que Burton
y Kebler calcularon el semiperíodo, se ubican en las ciencias
naturales y exactas, obviando disciplinas de las Ciencias Sociales
y Humanidades. No obstante, los mencionados autores
clasifican la literatura científica en “clásica y efímera”, e indican
que la primera mantiene una vida media muy larga, mientras que
la segunda presenta un semiperíodo muy corto.
Otro indicador del envejecimiento de la literatura
científica es el Índice de Price, que expresa el porcentaje de
referencias con cinco años de antigüedad o menos, en relación
al total de referencias citadas. En otras palabras, el Índice de
Price establece el porcentaje de referencias citadas que tienen
[182]
menos de cinco años desde su publicación. Pero nunca
establece como norma citar únicamente las fuentes con menos
de cinco años. Un estudio más reciente realizado por Sjoberg
(2010), presenta la vida media de las referencias y el Índice de
Price en distintas disciplinas científicas. A partir del Cuadro de
Sjoberg, se elaboró una adaptación que se muestra en la tabla 1.

[183]
Literatura clásica y efímera

La literatura científica clásica

La literatura científica clásica es aquella que, por su


impacto y relevancia, perdura por siglos o varias décadas como
referencia, objeto de estudio o de consulta en una determinada
disciplina, por lo general, del campo de las humanidades y
ciencias sociales. Las obras de Platón, Aristóteles, Adam Smith,
David Ricardo, Marx y Freud son ejemplos de textos clásicos,
los cuales se publican en la modalidad documental de libro.
En materias humanísticas como la filosofía, historia,
letras, lingüística, arte, entre otras, la literatura clásica es
predominante y mantiene su vigencia durante largos períodos
de tiempo en comparación con las ciencias naturales. Estudios
bibliométricos realizados en esta área así lo confirman, entre
estos el desarrollado por Gracia (1995), quien plantea el “bajo
[184]
o nulo grado de obsolescencia en los conocimientos
humanísticos, puesto que son ciencias que avanzan más por
acumulación de conocimientos más que por eliminación de los
mismos” (p. 258).
Otra investigación realizada en esta área revela que: “Los
humanistas probablemente estén igualmente interesados en
publicaciones de hace veinte, cuarenta o cincuenta años. Por
cierto, si se consideran los «clásicos» en cada campo, la duración
del interés puede extenderse hacia documentos de 2.000 ó [sic]
3.000 años de antigüedad (4). Stone (4) concluye que el material
original aparecido en cualquier fecha es más importante que el
material actual. El valor de las publicaciones humanísticas se
mantiene a través del tiempo, tal como lo afirman Blazek y
Aversa (5) basándose en los estudios empíricos de citas. Sin
embargo, Watson-Boone (3) es más precisa al respecto cuando
sintetiza los resultados de las investigaciones examinadas, dado
que las mismas clarifican que la mayoría de las citas y referencias
primarias y secundarias se aglutinan alrededor de materiales que
anteceden a la investigación en veinte a treinta años. Esto no
[185]
implica que no se usen documentos más viejos, sino que lo más
frecuente es que la mayoría de los materiales se encuentren
dentro de este intervalo. Una vez más, el tema de la
investigación dictará la extensión exacta (por ej., cuanto más
antiguo es el tema, es más probable que el intervalo de la fecha
de la cita sea mayor). (Romanos, 2000, p. 271)
No obstante, un estudio más reciente sobre la
investigación en humanidades, realizado en España, revela que:
“El análisis de la antigüedad de la literatura utilizada por los
humanistas estudiados se ha realizado únicamente sobre los
artículos de las referencias bibliográficas. Los resultados
obtenidos para 1997 y 1998 han sido 14,50 y 14,23 años,
respectivamente, con un valor medio de 14,36 años. Estos datos
indican que los autores de los trabajos publicados en las 17
revistas seleccionadas utilizan documentos con una vida media
relativamente baja en comparación con lo descrito sobre este
tipo de investigadores en trabajos previos” (Sanz et al., 2002, p.
450).

[186]
Aun cuando los autores citados anteriormente,
reconocen que la vida media de las referencias empleadas es
baja, el resultado 14,36 años se aproxima a una década y media.
Por otra parte, en el caso de las Ciencias Sociales, son pocos los
estudios bibliométricos que muestren datos precisos sobre el
semiperíodo o vida media de las referencias. Al respecto,
Romanos (2000) señala que: “El uso de los materiales en las
Ciencias Sociales es, sin embargo, prolongado y a menudo
repetitivo. Según estudios citados por Li, la vida media de las
citas totales en Ciencias Sociales es de nueve años, y las citas a
publicaciones periódicas de seis años” (p. 272).
Un estudio bibliométrico realizado en universidades
de la India, específicamente sobre la literatura citada en tesis
doctorales de Psicología revela que: “The Obsolescence of
Literature in Psychology discloses that nearly 27% of journal
citations are 8 years old or less than eight years in age, 50% of
citations are 14 years old and 75% of journal citations are 22
years old or less in age. More or less similar trend is observed
with respect to the distribution of cited literature in the sub-
[187]
fields of Psychology. The results of K-S test confirmed
statistically that the obsolescence (distribution) rate of journal
and book citations followed a negative exponential distribution.
Half- life of journal citations in Psychology is found to be 14
years whereas it is 19 years for book citations. Half-life of Basic
Psychology is found to be 13 years for journals and 18 years for
books. In Applied Psychology, it is found to be 14 years for
journals and 19 years for books. [La obsolescencia de literatura
en Psicología demuestra que casi el 27% de las citas en revistas
tienen 8 años de antigüedad o menos, 50% de las citas tienen
14 años y 75% de las citas de revistas son de 22 años de
antigüedad o menos. Una tendencia más o menos similar se
observa con respecto a la distribución de literatura citada en los
sub-campos de la Psicología. Los resultados de la prueba K-S
confirmó estadísticamente que la tasa de obsolescencia
(distribución) de las citas en revistas y libros seguían una
distribución exponencial negativa. La vida media de citas en
revistas de Psicología se encuentra en 14 años mientras que es
de 19 años para citas en libros. La media-vida de Psicología
[188]
Básica se encuentra en 13 años para revistas y 18 años para
libros. En Psicología Aplicada, se encuentra en 14 años para
revistas y 19 años para libros]”. (Zafrunnisha, 2012,
“Obsolescence of Literature”, párr. 1).
En pocas palabras, según los resultados obtenidos, el
mayor porcentaje (75%) utiliza referencias de revistas científicas
con 22 años o menos, mientras que la vida media de las revistas
citadas en Psicología es de 14 años y la de los libros de 19 años.

La literatura científica efímera

La literatura efímera o corriente se caracteriza por tener


un período de vida bajo (pero nunca nulo), es decir, aun cuando
con el pasar del tiempo disminuye la cantidad de citas que
recibe, son obras que no desaparecen de manera definitiva. Este
es el caso de los trabajos que se realizan en áreas como genética,
farmacología y neurología, los cuales son divulgados en forma
de artículos (Papers) en revistas científicas arbitradas de
publicación periódica (Journals).
[189]
Traducción propia del autor

El estudio antes citado realizado por Sjoberg (2010)


reporta que la literatura con menor vida media es la
correspondiente a las siguientes disciplinas: Inmunología 5,9
años; Biología Molecular y Genética 6,5; Ciencias del Espacio
6,6 y Farmacología 6,6 años.
Por supuesto, hay excepciones en cuanto a la vigencia.
Un renombrado trabajo en el campo de la Biología es el artículo
sobre al ADN publicado en 1953 por Watson y Crick, el cual
sigue siendo citado 50 años después (Ahmed, Johnson,
Oppenheim y Peck, 2004).

Metodología

Desde un enfoque cuantitativo, se realizó una


investigación documental y de campo. La fase document al
[190]
consistió en el análisis del estado del arte en estudios
bibliométricos. Para ello, fueron seleccionados varios trabajos
en atención a dos criterios específicos: en primer lugar, que se
tratase de artículos científicos arbitrados y publicados en
español o inglés, independientemente de su fecha de
publicación. En segundo lugar, fue indispensable que dichos
artículos abordaran el tópico concreto de la obsolescencia de la
literatura científica.
Por otra parte, el trabajo de campo se desarrolló
mediante una encuesta oral efectuada durante los meses de
enero y marzo de 2016. El instrumento empleado fue un
cuestionario de preguntas cerradas de selección simple, cuyas
respuestas fueron registradas por el investigador.
La muestra estuvo conformada por 160 individuos: 90
tesistas y 70 tutores de pregrado y postgrado, todos del área de
Ciencias Sociales y Humanidades, seleccionados en
instituciones universitarias públicas y privadas de diversas
regiones de Venezuela: Universidad Nacional Experimental
“Simón Rodríguez” (UNESR), Universidad Nacional
[191]
Experimental de Los Llanos “Ezequiel Zamora” (UNELLEZ),
Universidad Nacional Experimental “Rómulo Gallegos”
(UNERG), Universidad Alejandro de Humboldt y Universidad
Santa María, estas dos últimas, instituciones privadas. El
muestreo fue no probabilístico, opinático o intencional, por
cuanto los seleccionados se ajustan a los requerimientos de la
investigación. Asimismo, se consideró que hubiese una afijación
proporcional por universidad, especialidad, y en cuanto a
género femenino y masculino, es decir, la muestra o cantidad de
encuestados en cada institución es directamente proporcional al
tamaño de la población en las respectivas universidades.

Las variables en estudio fueron:

• Creencias sobre el tiempo o período (medido en años) de


obsolescencia de las referencias citadas.
• Conocimiento sobre la existencia de una norma o criterio que
estipule el tiempo de obsolescencia (variable dicotómica).

[192]
Los datos fueron procesados mediante el programa
Microsoft Office Excel 2007.

Resultados

Los resultados coinciden, aproximadamente, con los


obtenidos en el estudio preliminar realizado con carácter
exploratorio por Arias (2014). Como se puede observar en la
figura 1, el 75% de los consultados señalan que las referencias
citadas en los “antecedentes de investigación” o estudios
previos deben tener como máximo 5 años desde su publicación.
Un 15% indica que la vigencia debe estar entre 7 y 10 años. El
10% restante de los encuestados no sabe o no responde. En
este sentido, se refleja una falsa creencia de que los lapsos
indicados son relativos y no constituyen normas para citar
referencias o para descartar publicaciones. Sobre este aspecto,
Bellavista, Guardiola, Méndez y Bordons (1997), refieren que:
“Los indicadores bibliométricos son relativos… Un indicador
bibliométrico carece de sentido si no se relaciona en explícito
[193]
con el área de cobertura de la base de datos o repertorio del que
procede” (p. 70).

[194]
Al discriminar la muestra, en la figura 2, se observa que
el 60% de los tesistas mantiene la creencia sobre 5 años como
máximo de vigencia, mientras que el 90% de los tutores sostiene
la misma idea. Llama la atención como en los tutores está
mucho más arraigada la creencia acerca de un período máximo
de 5 años, en comparación con lo que indican los tesistas. Sobre
la existencia de una norma o criterio que defina la
desactualización de una referencia, el 100% de los encuestados,
tanto tesistas como tutores, respondió no saber; es decir, los
consultados desconocen de dónde proviene el tiempo
expresado en la respuesta anterior.

[195]
El análisis documental confirma lo expuesto por Arias
(2014), quien señala que “el tiempo de obsolescencia o
desactualización de las referencias citadas es relativo, debido a
que depende de varios factores, fundamentalmente de la
disciplina o área del conocimiento, así como del tema objeto de
estudio” (p. 31). Este hallazgo coincide con lo expuesto por
Bellavista, Guardiola, Méndez y Bordons (1997) y reafirma lo
[196]
concluido por Arias (2014) en su estudio preliminar: “En
humanidades y ciencias sociales, campos en los que predomina
la literatura clásica en formato de libro, el período de vigencia
de las referencias es mucho mayor que en las ciencias naturales,
en las que generalmente se utiliza literatura efímera divulgada
en revistas científicas de publicación periódica (Journals) ” (p.
32).
Esta situación encontrada puede afectar negativamente
el desarrollo de investigaciones de distintas maneras. En primer
lugar, al no encontrar fuentes con 5 años o menos, los autores
dejan de emplear referencias aún vigentes y de gran relevancia
en el área. En segundo lugar, por la presión de buscar
referencias muy recientes, se puede incurrir en el error de citar
fuentes secundarias o terciarias, en lugar de acudir a las fuentes
primarias u originales, ocasionando que las investigaciones
pudieran resultar incompletas o insuficientes en cuanto a la
revisión de la literatura y presentación de bases teóricas se
refiere. Por último, la exigencia de una vigencia de 5 años para
las fuentes de referencia limita la labor creativa del investigador
[197]
y obstaculiza el desarrollo de trabajos con diversidad y
profundidad teórica y metodológica. En este sentido, Oyola,
Soto y Quispe (2014) expresan que: “Es innegable que el avance
del conocimiento se apoya en investigaciones anteriores (8),
pero la exigencia que todas las referencias bibliográficas tengan
esta antigüedad en las publicaciones científicas, especialmente
en la elaboración de tesis, es una práctica sin sustento y negativa
para quienes desarrollan investigación innovadora o en campos
donde las publicaciones son escasas” (p. 381).
Aun cuando el tamaño de la muestra no es suficiente para
generalizar, los resultados obtenidos en la investigación de
campo conducen a inferir la persistencia de un mito académico
referido a las creencias en torno a la obsolescencia o
desactualización de las referencias citadas, específicamente en
Ciencias Sociales y Humanidades.
La principal creencia detectada se refiere al tiempo de
caducidad de las referencias citadas en los “antecedentes de
investigación” o estudios previos, y que sólo pueden citarse
referencias con un máximo de 5 años. Asimismo, los
[198]
encuestados no poseen un argumento que sustente dicha
creencia. Índice de Price no es una regla que establece 5 años
de vigencia de la literatura científica; en cambio, es el porcentaje
de referencias citadas cuyo lapso desde su publicación es menor
a 5 años.
Por lo tanto, no debe ser asumido como una norma para
elaborar proyectos e informes de investigación, tesis o trabajos
de grado.
Se recomienda el estudio y divulgación de los
fundamentos de la Bibliometría, con el fin de erradicar el mito
académico y propiciar la elaboración de tesis e investigaciones
de mayor calidad. Asimismo, se sugiere la difusión de los
conceptos de “vida media” o semiperíodo de la literatura e
Índice de Price, entre tutores, tesistas y jurados evaluadores de
tesis, con la finalidad de evitar que se penalicen tesis por razones
equivocadas.

[199]
11.- Citación de fuentes documentales y
escogencia de informantes: un estudio cualitativo
de las razones expuestas por investigadores
venezolanos9

9 Artículo publicado en e-Ciencias de la Información, volumen 9, número 1, Ene-


Jun, 2019.
[200]
Más que un conjunto de datos, la información es el
elemento esencial para la generación del conocimiento
científico. Puede considerarse el insumo básico o materia prima
que se obtiene y se procesa mediante la investigación. Sin
embargo, no se trata de cualquier información. Para que se
traduzca en conocimiento cierto o probable, sistemático y
verificable, la información debe cumplir ciertos requisitos para
su publicación en revistas científicas arbitradas, principalmente,
debe superar filtros de evaluación por pares y, posteriormente,
debe ser considerada por las comunidades científicas.
En general, toda fuente de información pertinente y
fiable para una investigación científica posee las siguientes
cualidades: credibilidad, vigencia y accesibilidad (Arantón 2008;
Fornas, 2003; Salvador, 2001). Asimismo, la información debe
provenir de fuentes fiables y de calidad, tanto documentales
como fuentes vivas, entendidas como aquellos individuos o
personas que, de manera directa, suministran información en
una investigación, a diferencia de las fuentes documentales que
son soportes materiales.
[201]
No obstante, en la decisión de citar y seleccionar fuentes
inciden diversas razones, por lo que el análisis de citas ha sido
objeto de estudio en varios trabajos, entre los que se destacan
los realizados por Davies y Calma (2017), quienes realizan un
análisis de citas en publicaciones sobre educación superior
para describir las redes de influencia de los principales autores
y temas que, a su vez, revelan los intereses y las prácticas de los
investigadores. Luego, Higashiyama y Marchiori (2017)
estudiaron el comportamiento de la citación en una revista
científica-académica brasilera, específicamente, las
motivaciones de los investigadores para citar a otros autores,
identificando como la principal motivación, la necesidad de
estructurar y argumentar sus ideas.
King, Correll, Jacquet y Bergstrom (2017), establecen la
relación entre la autocitación y el género, encontrando una
cantidad mucho mayor de autocitas en investigadores
masculinos. Más tarde, Calver (2015) hace una crítica de la
tendencia a escribir artículos para recibir una alta cantidad de
citas. Mientras que Erikson y Erlandson (2014) construyen una
[202]
taxonomía de los motivos para citar, agrupándolos en las
categorías argumentativa, social, económica y de datos. Por
último, Macedo y Pagano (2011) analizaron la citación en la
escritura de textos académicos por parte de investigadores
expertos y noveles de una institución universitaria brasilera
reportando que los expertos utilizan una mayor variedad de
citas, mientras que los noveles emplean las citas de otros autores
para refutar ideas presentes en sus textos. Con base en lo
anterior, la investigación se planteó responder las siguientes
preguntas: ¿cuáles son las razones expuestas por un grupo de
investigadores venezolanos para citar o descartar fuentes
documentales: impresas y electrónicas?, por una parte, y por
otra, ¿qué razones exponen para seleccionar a informantes clave
y a expertos a ser entrevistados?
En cuanto a la justificación del presente estudio, al
considerar toda la gama de fuentes de información y,
específicamente, las fuentes electrónicas como categorías de
análisis en la muestra seleccionada, esta investigación adquiere
importancia en la actualidad, debido al rápido avance
[203]
tecnológico, específicamente en el área de informática con la
red de redes: la Internet, donde existen millones de contenidos
y documentos que deben ser filtrados por estudiantes e
investigadores para elegir fuentes creíbles y fidedignas.
Además, el estudio aporta algunas pautas para la
selección de fuentes documentales, informantes clave y de
expertos, no sólo derivadas de la literatura especializada, sino,
también, producto del testimonio brindado por los
investigadores consultados, de modo que las fuentes vivas sean
tan confiables como las provenientes de documentos.
Concretamente, el estudio se propuso como objetivos, en
primer lugar, conocer las razones por las cuales un grupo de
investigadores venezolanos selecciona y cita, o descarta y deja
de citar determinadas fuentes documentales (impresas y
digitales).
En segundo lugar, explorar las razones por las cuales
los investigadores seleccionan algunas fuentes vivas:
informantes clave y expertos y, por último, se planteó
interpretar algunos testimonios de los investigadores sobre
[204]
sus experiencias significativas en la escogencia de fuentes de
información documentales y vivas.

Referentes teóricos

Las Fuentes de Información

Fuente de información es cualquier elemento, objeto,


sujeto o hecho que suministra datos que tienen un sentido
para quien los obtiene. Según su naturaleza, las fuentes de
información pueden ser documentales definidas como
soportes materiales que proporcionan datos secundarios, y
fuentes vivas, es decir, la persona o personas que suministran
datos primarios al investigador, como se aprecia en la Figura
1.

[205]
Es importante aclarar que, aun cuando las fuentes
documentales aportan datos secundarios, por cuanto estos han
sido obtenidos, procesados y publicados por otro autor, estas
fuentes, a su vez, se clasifican en documentales primarias u
obras originales, y fuentes documentales secundarias o trabajos
en los que se hace referencia a la obra original de otros autores
(Arias, 2016).
[206]
Actualmente, en la literatura especializada existen
diversas clasificaciones de las fuentes documentales. No
obstante, a los efectos de esta investigación se adoptó la
clasificación de la American Psychological Association (APA),
institución que las agrupa en tres grandes categorías: impresas,
audiovisuales y electrónicas; por supuesto, cada clase tiene
varias subclases o sub-categorías de fuentes documentales. Para
citar un ejemplo, entre las clases de fuentes impresas se
encuentran libros, revistas científicas, anuarios estadísticos, tesis
y cualquier otra publicación sobre papel.

Los conceptos de fiabilidad, calidad, pertinencia y


relevancia de las fuentes de información

Fiabilidad y calidad de las fuentes de información son


conceptos que dependen de una serie de criterios establecidos
que se utilizan para evaluar si una fuente cumple con los
requisitos para ser considerada, consultada y citada en una
investigación.
[207]
En general, fiabilidad es sinónimo de credibilidad,
seguridad y autenticidad. Mientras que calidad es un concepto
complejo y relativo, porque depende del contexto y de
múltiples factores (Camisón, Cruz y González, 2006). No
obstante, en muchas áreas se han construido indicadores
para definir o evaluar de la manera más objetiva y precisa los
estándares de calidad. Por ejemplo, existen indicadores de
calidad de un producto, calidad de servicio, calidad educativa,
entre muchos otros.
En relación con las fuentes de información, la
complejidad del concepto de calidad se concreta en un
conjunto de variables o criterios, incluida su fiabilidad, que
permiten evaluar una fuente de información. Específicamente,
estos criterios son:

 Pertinencia: es la correspondencia o adecuación de los


datos a las necesidades, temática y objetivos, de modo
que sea de utilidad para la investigación: “La información
ha de tener calidad y ser fiable, pero lo más importante
[208]
es que nos resulte útil” (Universidad de Alicante, 2015,
p. 5). 7
 Fiabilidad: es una característica determinante en la
calidad de la información y, como se ha dicho antes, se
asocia a la credibilidad, veracidad, certeza, carácter
fidedigno y autenticidad de los datos (Arantón 2008;
Fornas, 2003). Relevancia: entendida como sinónimo de
significativo o importante en función de su valoración
universal (Naidorf, 2011).
 Vigencia: se refiere a la utilidad y posibilidad de
aplicación del contenido de una fuente durante un
tiempo determinado. Es importante señalar que la
vigencia de un documento no se refiere a la actualidad o
a una reciente publicación, sino al mantenimiento de su
aceptación por una comunidad científica, mientras sus
contenidos no sean refutados o desplazados por
nuevos y más impactantes conocimientos. Un
documento publicado hace siglos puede mantenerse
vigente.
[209]
En este sentido, la Universidad de Alicante (2015),
expresa: “La actualidad de la información puede ser relevante
en los ámbitos científicos en que esta envejece rápidamente.
En otros ámbitos, donde es importante la perspectiva
histórica, una menor actualidad puede resultar enriquecedora”
(p. 5). Asimismo, se debe tener en cuenta que la obsolescencia
de la literatura científica es relativa, por cuanto depende de
factores como la disciplina y el tema objeto de estudio (Arias,
2017).
En el mismo orden de ideas, Salvador (2001, p. 9) agrega:
“Algunos trabajos son intemporales, otros tienen una vida
limitada debido a los avances de la disciplina temática; por
ejemplo, un documento de historia publicado en 1990 puede
ser perfectamente válido y actual a lo largo de los años, mientras
que un documento sobre el tratamiento del SIDA, publicado el
mismo año, probablemente no tendrá mucho valor debido a
que se han producido nuevos métodos y descubrimientos en la
forma de tratar la enfermedad…”
[210]
En síntesis, la vigencia de una fuente no está
determinada por la fecha de publicación o antigüedad, sino que
está asociada a diversos factores. En principio, depende de la
trascendencia o impacto que pueda tener durante un tiempo
en una comunidad científica. Por ejemplo, la obra de Watson y
Crick, “Molecular structure of nucleic acids” [“Estructura
molecular de ácidos nucleicos”], publicada en 1953, se sigue
citando en el campo de la Genética y otras áreas vinculadas. Al
mismo tiempo, el trabajo de Lowry, Rosebrough, Farr y Randal
“Protein measurement with the folin phenol reagent”
[“Medición de proteínas con el reactivo folin fenol”],
publicado en 1951, según Web of Science citada por Alonso
(2016), es el artículo más citado de la historia de la ciencia. De
lo que puede inferirse también que existe una relación
proporcional entre los años de antigüedad del artículo y la
cantidad de citas recibidas.

[211]
Fiabilidad y calidad de las fuentes documentales
impresas

Las fuentes documentales impresas son aquellas que


utilizan el papel como soporte material. Entre los principales
documentos impresos para el medio académico, desde sus
orígenes, se destacan el libro y la revista científica, que cumplen
un rol de gran importancia en la comunicación y divulgación
del conocimiento científico. De allí la necesidad de su
evaluación.
Entre los autores que han señalado indicadores para
evaluar la calidad y la fiabilidad de las fuentes documentales
impresas se destaca Fornas (2003), quien recomienda no usar
información que no pueda ser contrastada, referenciada o
verificada con otras fuentes, y cuya veracidad de los datos
relativos a la autoridad y acreditación pueda comprobarse. Por
último, sugiere cerciorarse de la originalidad del documento
para descartar copias o plagios.
[212]
Por su parte, Arantón (2008) agrega criterios como
autoría, contenido, actualización y alcance, sobre lo que
expresa: “El contenido y la autoría (a la que va ligada la validez
y fiabilidad del contenido) son los factores más importantes a
tener en cuenta tanto para los documentos impresos como
para los electrónicos” (p. 4). En resumen, los principales
indicadores para evaluar la fiabilidad y la calidad de las fuentes
documentales impresas se refieren al contenido, autoría y casa
editorial.
Sobre el contenido de artículos de investigación,
Buela-Casal (2003) menciona los siguientes criterios de
calidad: a) aporte de resultados relevantes con implicaciones
teóricas o prácticas; b) generación de ideas y enfoques
novedosos; c) correcta interpretación de los resultados; d)
validez interna producto del empleo de un método adecuado;
e) validez externa o posibilidad de generalizar los resultados; f )
descripción detallada del método que permita replicar el
estudio; g) posibilidad de implementar los resultados en
beneficio de la sociedad.
[213]
Fiabilidad y calidad de las fuentes documentales
electrónicas

A diferencia de los documentos impresos sobre papel,


las fuentes documentales electrónicas se encuentran en
sistemas computarizados o dispositivos que almacenan la
información digitalizada. Una característica de las fuentes
electrónicas es que gran parte es de libre acceso en la Internet,
donde convergen millones de contenidos de distinta
naturaleza y calidad. De allí la necesidad de aplicar rigurosos
criterios para su evaluación y selección.
En este sentido, Salvador (2001) establece dos grandes
categorías de indicadores para evaluar la calidad de fuentes
en la web: “1. Aquellos relacionados con la calidad de la
información o del contenido. 2. Los relacionados con la
calidad formal del sitio (facilidad de acceso y uso o
navegación, diseño, organización, etc.)” (p. 5).
[214]
Sobre la calidad del sitio, Duarte (2003) señala que la
fiabilidad de una página web está determinada por su editor,
autoría, fecha y número de publicación, calidad del autor y un
poco de sentido común, entre otros. Más tarde, Ayuso y
Martínez (2006) incluyen tanto criterios de contenido como del
sitio: autoría y solvencia de la fuente, así como calidad y
cantidad de la información, pero agregan parámetros de
navegación y recuperación de la fuente, ergonomía,
comodidad y facilidad de utilización de la página o portal web.
En síntesis, la evaluación de fuentes electrónicas
considera no sólo la fiabilidad y calidad del contenido, cuyos
indicadores son muy similares a los empleados para valorar el
contenido de fuentes impresas, sino que, además, incluye
también el examen del sitio web de donde se extrajo la
información.

Fiabilidad y calidad de las revistas científicas impresas y


electrónicas

[215]
La revista científica es el principal medio de
comunicación y reproducción del conocimiento científico. Se
diferencia del libro en el carácter periódico de su publicación,
es decir, por su aparición cada cierto tiempo: trimestral,
semestral o anual. Por supuesto que las primeras versiones
de revistas científicas fueron impresas, pero con la aparición
de la Internet, se han incorporado en formato electrónico. No
obstante, hoy día coexisten ambos formatos: impreso y digital.
En cuanto a la fiabilidad y la calidad de las revistas
científicas, Delgado, Ruiz y Jiménez (2006) valoran los
contenidos en función de su originalidad, novedad, actualidad,
interés, rigor metodológico y relevancia. En otro sentido,
Camacho, Rojas y Rojas (2014), señalan como indicadores
específicos para evaluar la calidad de revistas científicas, el
sistema de arbitraje, indización en Bases de Datos y Directorios,
factor de impacto, información para autores y árbitros, y
políticas de publicación. De igual manera, se pueden agregar las
[216]
agencias de indexación nacionales e internacionales donde la
revista ha sido evaluada, por ejemplo, Internacional Science
Index (ISI), Social Science Citation Index (SSCI) y Emerging
Source Citation Index. Mientras que en Iberoamérica, se
destacan Scielo, Clasificación Integrada de Revistas Científicas
(CIRC) y el Índice de Revistas de la Organización de Estados
Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(OEI).
En una dirección similar, Márquez y Baltierra (2017)
utilizan el Proceso Analítico Jerárquico (PAJ) como método
multicriterio para tomar decisiones al momento de seleccionar
una revista para optar por la publicación de un artículo.
Expresan: “…es posible recomendar a los estudiantes o jóvenes
investigadores que los elementos mínimos que se deben
analizar para la selección de la revista de publicación son los
siguientes seis puntos: 1) el FI de la revista (sin que sea un
criterio de exclusión el que una revista carezca del mismo), 2) el
tiempo de aceptación promedio, 3) el número de artículos

[217]
publicados anualmente, 4) el tipo de indización 5) que la revista
candidata sea citada en el artículo que se pretende publicar y
6) cargos por publicación de artículo (p. 15).
Como se observa en la cita anterior, un criterio de gran
importancia en la evaluación de las revistas científicas es su
Factor de Impacto (FI), definido como el cociente resultante
de la división del total de citas que, en un año específico, reciben
los artículos publicados durante un período anterior, entre la
cantidad total de artículos publicados en ese mismo período.
No obstante, es necesario aclarar que el FI no denota
calidad de las publicaciones y como indicador bibliométrico
posee un carácter relativo, debido a que está condicionado
por distintas variables, principalmente, el área o disciplina, lo
que ocasiona que, generalmente, el FI de las publicaciones de
Ciencias Físicas y Naturales sea mayor al de las Ciencias
Sociales y Humanidades.
Es importante señalar que, además del FI, en la
actualidad existen otros indicadores bibliométricos para
comparar y evaluar las revistas científicas, como el CiteScore,
[218]
utilizado particularmente para calcular el impacto de las revistas
indexadas en Scopus, y que se diferencia del FI en que el
denominador equivale a la cantidad de artículos publicados en
los tres años anteriores.
También, existen métricas para medir el impacto de las
publicaciones de los investigadores, como el índice h que
relaciona el número de publicaciones que han recibido cada
una cantidad de citas igual a dicho número, es decir, se obtiene
un índice h=5, si se cuenta con cinco publicaciones que hayan
recibido, al menos, cinco citas cada una.

Fiabilidad y calidad de las fuentes vivas para


investigaciones de campo

Informantes clave

En una investigación de campo de enfoque


cualitativo, generalmente la información proviene de fuentes
vivas, es decir, personas que cumplen con una serie de criterios
[219]
que los hace ideales para los efectos de esa investigación. A estas
personas se les denomina informantes clave, definidos por
Robledo (2009) como: “aquellas personas que, por sus
vivencias, capacidad de empatizar y relaciones que tienen en
el campo pueden apadrinar al investigador convirtiéndose en
una fuente importante de información a la vez que le va
abriendo el acceso a otras personas...” (p. 1).
El éxito en la selección de informantes clave radica en la
diversidad de los actores porque de esta manera se garantizan
diferentes percepciones e interpretaciones acerca de un mismo
fenómeno. En este sentido, pueden suministrar información
muy valiosa, desde un portero hasta el más alto directivo de
una organización.

Expertos

Los expertos son fuentes vivas de información


consultadas en razón del criterio de autoridad, es decir, se trata
de una persona con un conocimiento
[220]
amplio y profundo de un tema o materia por lo que ostenta
prestigio y reconocimiento por parte de los miembros de esa
comunidad. Según Crespo (2012).
Se entiende por experto a un individuo, grupo de
personas u organizaciones capaces de ofrecer con un máximo
de competencia, valoraciones conclusivas sobre un
determinado problema, hacer pronósticos reales y objetivos
sobre el efecto, aplicabilidad, viabilidad y relevancia que pueda
tener en la práctica la solución que se propone, y brindar
recomendaciones de qué hacer para perfeccionarla (p. 13).
En este estudio se considera, específicamente, al experto
de una disciplina científica que, por su experiencia y sapiencia,
posee credibilidad por parte de una comunidad académica. En
este orden de ideas, Font (2012) agrega: “En el contexto de la
investigación científica moderna un experto debe ser capaz no
sólo de evaluar sino, también, de aportar sus experiencias al
investigador, al especialista, así como también al científico en el
momento solicitado” (p. 1).

[221]
Ahora bien, ¿cómo seleccionar a un experto? Al igual
que en los casos anteriores, existen indicadores que permiten
evaluar esta cualidad. Skjong y Wentworht (2000), proponen
los siguientes criterios de selección: experiencia en la emisión
de juicios y toma de decisiones con base en la experticia (grados
académicos, investigaciones publicadas, puesto dentro de una
organización, años de experiencia y premios obtenidos),
prestigio en la comunidad; disposición y motivación para
colaborar con la investigación; imparcialidad y cualidades
personales como confianza en sí mismo y adaptabilidad.
Asimismo, Cruz y Martínez (2012) incluyen como
requisitos que califican a un experto, la categoría docente,
grado científico, formación académica, independencia de
juicios, profundidad de pensamiento, imparcialidad,
autoconfianza, ética profesional y capacidad de análisis.
Por último, Font (2012) propone, entre otros, los
siguientes indicadores para identificar expertos: años de
experiencia; grado académico y/o científico; publicaciones;
participación en eventos científicos; opinión del colectivo de
[222]
profesionales acerca del candidato; nivel de conocimiento
mostrado sobre la materia objeto de estudio y grado de
actualización.

Metodología

Para el logro de los objetivos planteados, se realizó una


investigación de enfoque cualitativo que se propuso
comprender e interpretar la perspectiva de los investigadores y
expertos participantes en función de sus experiencias y cómo
perciben subjetivamente la realidad, en particular, sus razones
para citar y excluir fuentes documentales e informantes, en
sus artículos de investigación. Se llevó a cabo entre los meses
de julio 2017 y agosto de 2018.

Diseño y técnicas
Se utilizó un diseño cualitativo microetnográfico
(Creswell, 2005) dado que se exploraron prácticas, costumbres
y experiencias de los investigadores participantes, en relación
[223]
con la citación, la selección y la exclusión de fuentes, es decir,
únicamente un aspecto específico, como parte de su cultura
investigativa.
Las técnicas de recolección de datos utilizadas fueron
entrevistas individualizadas en profundidad y grupos focales de
discusión desarrollados en sesiones de 45 minutos cada una.
Tanto para las entrevistas, como para los grupos de discusión,
se convocó con anticipación a los participantes y las
actividades se realizaron en los ambientes naturales de las
instituciones universitarias en las que prestan servicio. En
ambos casos, el investigador previamente comunicó los
términos de la investigación y del consentimiento informado, el
cual fue aceptado y firmado por los participantes. La
recolección de información se llevó a cabo entre los meses de
julio 2017 y agosto 2018, período durante el cual, además de
las entrevistas, se interactuó con los participantes en labores
conjuntas de investigación. Los datos suministrados por los
entrevistados fueron registrados en los cuadernos de notas del
autor o directamente en una computadora portátil.
[224]
Categorías y subcategorías

De acuerdo con Strauss y Corbin (2002): “La categoría


central, algunas veces llamada categoría medular, representa el
tema principal de la investigación” (p. 160). En la presente
investigación, la categoría central preconcebida quedó
definida como las razones para citar y seleccionar informantes.
De la categoría central se derivaron las subcategorías, luego, del
trabajo de campo realizado, emergieron las propiedades
presentadas en el Tabla 1. Recuérdese que según Strauss y
Corbin (2002) las subcategorías son “conceptos que pertenecen
a una categoría, que le dan claridad adicional y especificidad.”
Mientras que las propiedades son “características de una
categoría, cuya delineación la define y le da significado” (p.
110).

[225]
Fuente: Elaboración propia.

[226]
Participantes en el estudio

En cuanto a los participantes en el estudio, el grupo


estuvo conformado por 12 investigadores activos (IA) de
nacionalidad venezolana: 5 de género femenino y 7 masculinos,
cuya selección fue intencional u opinática basada en criterios,
propia del enfoque cualitativo.
Los criterios generales para seleccionar los
investigadores activos fueron los siguientes: experiencia
comprobada como investigador en el medio académico,
publicaciones arbitradas recientes, ejercicio de la docencia
universitaria y disposición para contribuir con el estudio. Es
importante señalar que los participantes proporcionaron su
consentimiento informado para colaborar con esta
investigación, la cual cumple con los principios éticos del
manejo de la información.

[227]
Procedimiento de análisis de los datos

El análisis de los datos obtenidos fue de tipo cualitativo


y los hallazgos más relevantes de las técnicas aplicadas:
entrevistas en profundidad y grupos focales, fueron
interpretados siguiendo el procedimiento de codificación
abierta definido por Strauss y Corbin (2002) como “el proceso
analítico por medio del cual se identifican los conceptos y se
descubren en los datos sus propiedades y dimensiones” (p. 110).
Concretamente, sólo se consideraron los hallazgos más
significativos, es decir, los fragmentos y las frases de respuestas
que permitieron develar nuevos conceptos y sus propiedades,
para así responder las interrogantes planteadas en la
investigación. Otras respuestas fueron obviadas por constituir
casos de saturación de información, o sea, expresiones
coincidentes que no aportaban nuevos conceptos o
propiedades.

[228]
Resultados

Al consultar a los investigadores activos ¿cuáles razones


expone usted para seleccionar y citar fuentes de información
(impresas y digitales) para sus trabajos de investigación? Los
participantes respondieron: “En primer lugar cito autores
clásicos que tengan un alto factor de impacto en el tema que
estoy investigando. En segundo lugar, veo que la publicación
sea lo más reciente posible y un tercero es que provengan de
revistas de alto impacto”. (IA-1)
1) Que se encuentren en bases de datos indexadas. 2)
De ser posible, que sean de autores reconocidos en las áreas y
contextos de estudio que abordo en cada trabajo. 3) Con
excepción de algunos clásicos que deben ser citados casi
obligatoriamente (a pesar de la antigüedad), trato de que sean
fuentes recientes. 4) He perdido la fe en la mayoría de las
revistas nacionales. Si no son cosas muy locales, trato de buscar
en fuentes internacionales. 5) Considero las revistas que son
[229]
referencia en determinados temas, igual que con las
universidades e instituciones que las respaldan. Por ejemplo,
para antropología social, las revistas colombianas y mexicanas
son mis favoritas. Así, identifico cierto perfil ideológico e
intereses comunes que no tienen otras tradiciones académicas,
eso es importante a la hora de buscar”. (IA-2)
La información suministrada inicialmente por la
investigadora (IA-2) fue ampliada en una segunda entrevista
en profundidad, en la que reveló sus razones por las que ha
perdido la fe en revistas nacionales (venezolanas): “falta de
periodicidad y puntualidad en la publicación, lo que se relaciona
con números atrasados. Hay revistas que apenas van por el año
2015. Además, se refirió a la “gestión ineficiente de la revista en
lo que concierne a la ausencia de canales de comunicación. Uno
envía un artículo y no recibe respuesta”.
Por otra parte, la entrevistada expresó: “Mis revistas
favoritas son las colombianas y mexicanas debido a la celeridad
con la que responden y revisan los artículos postulados.
Específicamente, las revistas colombianas se caracterizan por
[230]
ser altamente exigentes y muy rigurosas en el arbitraje, sobre
todo en la evaluación inicial o de primer filtro. Esto permite
mejorar el artículo y ayuda a crecer como investigador.
Mientras que las revistas mexicanas responden en lapsos muy
cortos y además tienen alta visibilidad. También considero el
aspecto estético de la revista, su diseño y diagramación”.
Sobre el mismo tópico, otros investigadores
respondieron: “Utilizo varios criterios: después de seleccionar
la revista en la que deseo publicar, veo cuáles son las revistas de
la misma área. Trato de seleccionar revistas con alto factor de
impacto, en especial si el de la revista escogida es de alto
impacto. Luego veo quiénes son los autores más citados en esa
área para ese momento, grupos de investigadores con alto nivel
de publicaciones en el área. También, esto es más por política,
citamos a los árbitros o evaluadores que sugerimos, si los
sugerimos es porque son pioneros en el área. Por último, hay
varias estrategias según la sección del artículo: en la
introducción se trata de citar evaluadores, pero que sean muy
buenos. Además, citamos mucho nuestro propio grupo, para
[231]
demostrar nuestro nivel y que tenemos bien cubierta esa área,
o cómo hemos llegado a ese punto”. (IA-3)
1. La relevancia 1 de la fuente para la investigación que
realizo. 2. La actualidad del contenido que ofrece 3. La
autoridad de quien o quienes elaboraron el documento y el
editor que respalda la publicación”. (IA-4)
“Pertinencia con el tema de investigación, tanto teórica
como metodológica, trabajos innovadores. -Vigencia y
actualidad de la literatura. También algún texto clásico que
tenga notoriedad en el 1 Relevancia en el mismo sentido de lo
señalado por Naidorf (2011), sección 2.2.2 Pertinencia en el
mismo sentido de lo expresado en la sección 2.2., área de trabajo
y sea seminal para establecer una genealogía del tema. -
Referencias etnográficas de acuerdo a la región de estudio. -
Las fuentes son por lo general artículos de revista, capítulos de
libros y libros, alguna puede ser digital”. (IA-5)
“En mi caso, como el target es una revista, uso criterios
un tanto diferentes. Por ejemplo, el ranking de la revista.
Empleo un criterio si nuestro artículo lo dirigimos a una revista
[232]
del primer cuartil y otro criterio si nuestro Target está en el
segundo cuartil3. También varío el criterio si el artículo es
conducido por la teoría o impulsado por los datos. Dentro del
mismo artículo, varío el criterio si se trata de la introducción o
de la discusión. En la introducción uso referencias tema
tendencia o tema del momento para indicar al editor que mi
artículo puede ser muy leído y en la discusión uso el criterio
del impacto de los resultados para otros estudios. También
consideró el factor h del autor en un año específico, y utilizó
modelos para estimar si cierta referencia aumentaría mi factor
h”. (IA-6)
“Otra métrica que uso es si el artículo está siendo leído,
aunque no citado, con alta frecuencia algo como si es un tema
tendencia. Para ello veo el factor Rg y las estadísticas de mis
seguidos y seguidores en Researchgate. En general, en el mundo
del publicar o perecer, directa o indirectamente el criterio de
selección de una referencia lo dicta, para mí, y me atrevo a
generalizar, el que ella afecte la probabilidad a priori de que nos

[233]
publiquen el artículo. En todo caso, el criterio de inclusión
difiere si se trata de una tesis o un artículo”. (IA-6)
De las respuestas emitidas emergieron las siguientes
propiedades o características de la categoría razones para
citar: Factor de Impacto (FI), relevancia, pertinencia, vigencia,
país de origen de la revista y cuartil de posición de la revista.
Otras razones de orden subjetivo, como la vinculación
entre autores y la presión para que se citen algunas fuentes, se
ven reflejadas en el testimonio aportado por uno de los
investigadores entrevistados: “Existen casos en los cuales un
equipo de investigadores desarrolla una misma línea o trabajan
temas muy vinculados, de esta manera se citan constantemente
entre ellos. Es decir, existe una preferencia a la hora de escoger
las fuentes y no consideran otros criterios de selección”. (IA-
9)
“También existe la presión de algunos profesores y
tutores, quienes exigen a sus alumnos y tesistas que citen sus
trabajos, tesis, libros de texto o artículos, sin darles la libertad

[234]
de evaluar la fuente según los criterios recomendados en la
literatura especializada”. (IA-9)
En la pregunta ¿cuáles razones argumenta usted para
descartar y dejar de citar fuentes en sus trabajos de
investigación? Los investigadores respondieron: “Descarto las
que provengan de publicaciones no arbitradas y de
publicaciones muy viejas y exista información más reciente”.
(IA-1) “1) Descarto páginas informales, blogs y fuentes no
indexadas en bases de datos. 2) Descarto artículos en
alemán, francés y otros. 3 Cuartil de una revista científica es
una medida internacional de posición que equivale al 25% o una
cuarta parte del listado total de revistas de la misma área,
ordenadas según su Factor de Impacto (FI). En el primer
cuartil se ubican las revistas con más alto FI y viceversa; idiomas
que no pueda leer, ni traducir fácilmente. 3) La presentación es
importante. Me causan desconfianza las publicaciones que
lucen muy artesanales. 4) Como mínimo me gusta que los
artículos que voy utilizar como referencia aparezcan en Google
Académico”. (IA-2)
[235]
“Para descartar generalmente es dependiendo del factor
de impacto de la revista, también el factor de impacto del
profesor o jefe del grupo de investigación. Otra razón se refiere
a cuántas publicaciones tiene un determinado grupo en esa
área. Esto último dice mucho porque así sabemos la historia,
que saben lo que hacen y hacia dónde van”. (IA-3)
“Referencias de segunda mano o trabajos que sean una
repetición de obras primarias, es decir, artículos que son
compilaciones de otras revisiones o citas de citas de citas, que
no utilizan como referencias las fuentes originales. También
descarto trabajos que ya no tenga relevancia o que ya no
tengan vigencia teórica metodológica o
etnográfica”. (IA-5)
Nuevamente, los investigadores entrevistados coinciden
en algunas razones para descartar y dejar de citar algunas
fuentes documentales, como ausencia de arbitraje, vigencia de
la información, bajo Factor de Impacto, así como poca
pertinencia y relevancia para la investigación que se realiza. No
obstante, se identifica como categoría emergente: las fuentes
[236]
de carácter terciario, es decir, trabajos que utilizan fuentes
secundarias y no las originales.
Adicionalmente, otros investigadores consultados
aportan su testimonio: “Hay artículos muy buenos de autores
que apenas se inician en la labor de investigar y publicar,
mientras que hay autores con mayor trayectoria, que publican
artículos de baja calidad e intrascendentes que no merecen ser
citados”. (IA-10)
“Dada la facilidad que hay para publicar contenidos
en la web, mucha gente sube sus trabajos sin que hayan
sido sometidos a una evaluación o arbitraje.
Lamentablemente, por cuestiones de marketing digital, esos
documentos llegan a tener un gran impacto en cuanto a visitas,
lecturas y descargas se refiere. Como docentes, debemos alertar
que estas prácticas pueden resultar negativas si no se aplican
rigurosos criterios de selección que verifiquen la fiabilidad de la
fuente”. (IA-10)
Sobre este tópico emergieron las siguientes categorías:
contenidos de baja calidad e intrascendentes y páginas y
[237]
contenidos no arbitrados e indizados. Sobre las razones para
seleccionar informantes clave y expertos
Además de los criterios señalados en la literatura
especializada, ¿qué razones considera usted a la hora de
seleccionar informantes clave para ser entrevistados?
“Informantes clave: si tienen la vivencia que, ante un
fenómeno a estudiar, cualitativamente lo conocen o tienen la
experiencia de vivirlo”. (IA-4)
“Para los informantes claves o también colaboradores,
así se llaman ahora en los trabajos de antropología, los criterios
dependen del proyecto de investigación, pero básicamente,
estos colaboradores deben ser personas con conocimiento del
tema que se va abordar, actores sociales que forman parte de
alguna organización comunitaria y que tengan un rol y estatus
relevante en la comunidad. Por lo general son adultos,
hombres y mujeres de la comunidad. Ancianos, si se va a tratar
temas que tienen que ver con memoria histórica y grupos
focales: el trabajo con grupos focales para abordar y discutir

[238]
asuntos de la comunidad es una herramienta que utilizamos
cada vez más”. (IA-5)
De lo anterior se deriva que, en el caso de los
informantes clave, no es prioritario poseer títulos o
credenciales académicas, el principal requisito es
18 tener conocimientos, experiencias e información que le
permita suministrar datos pertinentes y relevantes para una
investigación.
Además de los criterios señalados en la literatura especializada,
¿qué razones asume usted a la hora de seleccionar expertos para
ser entrevistados?

“Su trayectoria en el campo del tema que se investiga”. (IA-4)

“Los expertos deben tener conocimientos y experiencia en el


tema”. (IA-5)

“Hay supuestos expertos que cuestionan cualquier cosa que se


les consulte, desde los objetivos de la investigación hasta las
[239]
preguntas del cuestionario. Esa es su naturaleza. Quizás ven en
el investigador que accede a ellos, un rival o competidor. No
hay que ser psicólogo para notar su megalomanía, es decir, me
refiero a esos profesores que creen saber más de lo que en
realidad saben y se comportan como si fuesen superiores al
resto, como si fuesen el centro de la academia. Por eso se debe
averiguar antes quién es el experto, no sólo como académico,
sino también sus cualidades personales, para evitar conflictos
innecesarios”. (IA-10)
Las categorías relacionadas con la escogencia de
expertos que emergieron son: trayectoria, conocimientos
sobre el tema, experiencia y cualidades personales como
accesibilidad, humildad, generosidad y honestidad.
Contrariamente, para descartar a un experto, se inducen
categorías como prepotencia, arrogancia, egoísmo y envidia.
Experiencias más significativas de los investigadores
en la escogencia de fuentes de información documentales y
vivas.

[240]
Frente a la interrogante ¿Cuáles han sido sus experiencias
más significativas relacionadas con la escogencia de fuentes de
información documentales y vivas? Los investigadores
respondieron: “Haber contactado con autores nacionales y dos
extranjeros a través de sus obras. El haber recibido respuesta a
mis inquietudes, lo cual demuestra espíritu de colaboración,
profesionalismo y sencillez de estos profesionales”. (IA-7)
“Haber seleccionado a un informante altamente
especializado en el tema, sin ningún tipo de nivel académico, ni
publicación indizada alguna, y tener que justificarlo con mucha
dificultad, pero con éxito”. (IA-8)
“En la universidad trabajan profesores que, por
envidia, celos profesionales o mediocridad, dicen a sus
alumnos que no citen determinados textos, aun cuando estos
libros sean reconocidos y citados en otros países, y hayan
obtenido premios”. (IA-9)
“En Venezuela existen algunas revistas de reconocidas
universidades que prácticamente son un club de amigos, donde
el arbitraje doble ciego es riguroso para unos y flexible para
[241]
otros. Si bien es cierto que estas revistas mantienen un prestigio
por su antigüedad, su calidad es muy variable. El problema
radica en la inclusión por amiguismo, o en la exclusión
deliberada de algunos autores, por tanto, no son fuentes
fiables”. (IA-10)
“Me he topado con casos de supuestos expertos que
se sienten aludidos cuando se les consulta sobre asuntos
críticos relacionados con la investigación en Venezuela. Esto
hace que se molesten y no colaboren con el estudio, o peor
aún, que respondan con agresiones hacia el entrevistador. Estas
manifestaciones los deja al descubierto y les quita el traje de
experto y de persona”. (IA-10)

Discusión

Es importante advertir que, por el enfoque cualitativo


del estudio, no se pretende generalizar los resultados, sino que
se consideran válidos sólo para el grupo y contexto objeto

[242]
de esta investigación, es decir, el medio universitario
venezolano.
En principio, los investigadores entrevistados
coinciden en las razones para citar publicaciones científicas:
arbitraje, indización, vigencia y calidad del contenido, en
correspondencia con Buela-Casal (2003), Fornas (2003) y
Delgado, Ruiz y Jiménez (2006). Se destaca la consideración
que se hace del factor de impacto como criterio objetivo de
selección, en concordancia con lo expuesto por Camacho, et al.,
(2014) y Márquez y Baltierra (2017), así como la mención que
hace un investigador (IA6) del Índice h.
Luego, al contrastar lo expresado en las entrevistas en
profundidad y grupos focales, los investigadores mencionaron
algunas razones subjetivas como la relevancia y pertinencia
de la fuente, preferencia entre investigadores de la misma línea
o grupo, citación de trabajos que puedan contribuir a que la
investigación que se realiza también sea publicada y preferencias
por algunas revistas según su país de origen.

[243]
Estas motivaciones subjetivas se aproximan a lo que
Camacho y Núñez (2009) han denominado “selección
preferencial” basada en prejuicios subjetivos como
nacionalidad del autor, género, raza, universidad de
procedencia y estatus académico. No obstante, en el presente
estudio, la “selección preferencial” de los investigadores
consultados responde a criterios distintos a los reportados por
Camacho y Núñez (2009). En este caso, los investigadores
participantes nunca mencionaron o coincidieron con lo s
prejuicios antes mencionados.
En cuanto a la selección de informantes clave, lo
expuesto por los entrevistados refleja que las razones pueden
ser muy variadas y dependen de las características de cada
investigación. Sin embargo, las razones básicas de escogencia
mencionadas, como las vivencias y relaciones con el entorno,
coinciden con la definición de informante clave presentada
por Robledo (2009).
Para la escogencia de expertos, los investigadores
concuerdan con Skjong y Wentworht (2000), Cruz y Martínez
[244]
(2012), y Font (2012), en cuanto a los requisitos básicos que
debe cumplir un experto como fuente de información,
fundamentalmente, la experiencia y trayectoria en un área,
además de sus certificaciones. Sin embargo, al triangular con
entrevistas y grupos focales, se devela una menor importancia
a las credenciales académicas, como lo expresó el investigador
(IA-8).
En síntesis, las principales razones de carácter objetivo
para seleccionar y citar fuentes documentales, asumidas por los
participantes son el Factor de Impacto, tanto de la revista como
del artículo, el arbitraje e indización de la publicación. Entre las
razones subjetivas resaltan la pertinencia y la relevancia de la
información, así como las preferencias de los investigadores,
referidas principalmente al país de origen y gestión de la revista.
Dejar de citar una fuente documental relacionada con el
tema de investigación no necesariamente implica plagio o
egoísmo por parte del investigador, porque dicha fuente,
además de ser primaria y pertinente, debe cumplir con otros

[245]
requisitos como ser novedosa, de calidad y que provenga de un
autor con altas condiciones éticas dentro del medio académico.
La selección de informantes clave debe responder a
razones como las vivencias, conocimientos y relaciones de los
participantes con el entorno. Mientras que la escogencia de
expertos como fuente de información para una
investigación, no debe limitarse sólo a criterios académicos y
profesionales, también debe considerar las condiciones
personales del elegible, como accesibilidad, humildad,
generosidad y honestidad para evitar situaciones indeseables
que puedan afectar el estudio. Entre las experiencias más
significativas relacionadas con la escogencia de fuentes
documentales e informantes, narradas por los entrevistados, se
identifican situaciones positivas y negativas que se presentan
eventualmente y que pudiese confrontar cualquier investigador.
Sin intención de generalizar, en el grupo y contexto del
estudio se concluye que la citación de fuentes documentales
y la selección de informantes están condicionadas por razones
objetivas y subjetivas expuestas por los investigadores
[246]
entrevistados. Sin embargo, se aspira que la decisión de
escogencia esté fundamentada, principalmente, en criterios
racionales de fiabilidad y calidad de la fuente, disminuyendo, en
lo posible, factores subjetivos que pudiesen influir en el
producto final de la investigación.
La temática del análisis de citas y selección de
informantes adquiere gran importancia en la actualidad por
cuanto los resultados develan algunos aspectos relevantes en
la cultura académica de los investigadores, como sus prácticas
en la redacción de artículos, así como sus intereses y tendencias
en relación con determinados tópicos y autores.
Por último, se recomienda ser muy crítico y selectivo
antes de citar páginas web personales o documentos contenidos
en ella, incluso trabajos publicados mediante arbitraje; blogs que
presenten trabajos sin las debidas referencias; conferencias o
ponencias no arbitradas; artículos publicados en revistas no
arbitradas ni indizadas; libros publicados por sistema de
autoedición e impresión por demanda y cualquier texto que no
presente lista de referencias.
[247]
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