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Influencia de la fase lunar en la frecuencia de

nacimientos en León (2004)


Saúl Blanco y Ricardo Chao

La realización de este trabajo surgió de una idea de Ricardo Chao, quien


observó que la creencia en la influencia de la Luna en el número de
nacimientos no sólo estaba fuertemente implantada entre la gente corriente, si
no que era especialmente recurrente entre los profesionales de la sanidad,
precisamente los encargados de atender la mayoría de los partos, como
enfermeras y matronas; e incluso algún que otro médico. Enseguida nos
planteamos realizar un estudio estadístico sobre la relación entre las fases
lunares y el número diario de nacimientos registrados en el Hospital de León;
a fin de demostrar a estas personas con sus propios datos si realmente existe
tal influjo lunar. En realidad no somos nada originales en este tipo de estudios.
Cientos de trabajos anteriores, publicados en las más prestigiosas revistas
científicas, han demostrado hasta la saciedad que no existe una relación
significativa entre el número de nacimientos y la fase de la luna. En León,
sólo sabemos de la existencia de otros dos estudios, realizados por nuestros
compañeros Jesús San José y Antonio Berciano, en base a las fechas de
nacimiento de los alumnos de sendos institutos; también con resultados
negativos. A nivel nacional, destaca el reciente trabajo realizado sobre 79.830
alumbramientos acontecidos a lo largo de 15 años en el hospital de Cruces
(Vizcaya).

Pero como la Ciencia no se construye si no a base de repetir, contrastar y


confirmar experiencias, decidimos ponernos manos a la obra y contactar con
la dirección del Hospital a fin de acceder al registro de nacimientos. La que
parecía la parte más sencilla del trabajo se tornó la más ardua: conseguir los
datos. En principio nos conformaríamos con unos cuantos cientos de
nacimientos; pero lógicamente nuestras conclusiones se verían reforzadas con
una serie mayor de datos. El gerente del complejo hospitalario, Dr. José Julio
González (recientemente fallecido) nos proporcionó los primeros datos y nos
remitió al Servicio de Ginecología y Obstetricia; que visitamos
frecuentemente (entre otros departamentos hospitalarios) a fin de conocer
cómo se realizaba el registro de nacimientos. Como es natural, sólo nos
interesaba el dato numérico del número de nacimientos acontecidos cada día
(y, si era posible, el sexo de cada neonato). Hay que decir que el personal de
este servicio nos atendió siempre con amabilidad; mostrándose en todo
momento dispuestos a colaborar en tan insólito proyecto. Finalmente, el
director del servicio nos dio el nombre de alguien que podría proporcionarnos
los preciados datos y así ahorrarnos la tediosa tarea de copiarlos uno a uno del
registro hospitalario. Tuvimos varios encuentros con el Dr. Francisco
Manrique Ruiz, quien tuvo la gentileza de facilitarnos los datos
correspondientes a nada menos que 13.125 nacimientos, correspondientes al
periodo 1997-2003. Desde aquí queremos expresar públicamente nuestro más
sincero agradecimiento a nuestro colaborador, sin cuyo esfuerzo este trabajo
hubiera sido imposible.

Los datos facilitados venían tabulados por fechas; con sexos separados; y
tras ordenarlos convenientemente les asignamos las correspondientes
efemérides lunares, consultando con los datos recogidos por el
Observatorio Naval de Estados Unidos
(http://aa.usno.navy.mil/data/docs/MoonPhase.html). Aquí hay que tener
en cuenta las distintas "teorías" populares concernientes al influjo lunar en los
partos. La mayoría dice que es durante el plenilunio cuando más nacimientos
tienen lugar. Otros atribuyen esta influencia sólo a los nacimientos de un sexo,
sin ponerse de acuerdo en cuál. Por último, hay quienes piensan que es en fase
creciente cuando más bebés vienen al mundo; y en menguante cuando menos.
Todas estas creencias fueron sometidas a prueba.

La figura 1 recoge
nuestros resultados
más importantes.
Como se ve, el
número de
nacimientos se
distribuye al azar a lo
largo del ciclo
sinódico. Por
término medio
tienen lugar 5,26
nacimientos diarios
en el Hospital, sin
que esta cifra varíe
sensiblemente en función de la fase de la luna. Irónicamente, es en plenilunio
cuando menos nacimientos acontecen, aunque las diferencias entre los cuatro
valores no son estadísticamente significativas. Repetimos los cálculos no con
las fases, si no con los cuartos (es decir, separando los nacimientos que tenían
lugar en algún cuarto de los acontecidos durante otros días); y también
separando ambos sexos, con resultados análogos.

Como hemos dicho, esto ya se sabía, a pesar de lo cual la gente sigue


creyendo en esta influencia lunar. ¿Por qué? Lo más plausible es que,
influenciados por una creencia previa, transmitida intergeneracionalmente y
popularizada por los medios de comunicación (y no suficientemente
combatida por el sistema educativo), si por algún casual durante una luna
llena tienen lugar un número anormalmente elevado de partos; este dato será
registrado inconscientemente, mientras que olvidamos los otros plenilunios en
los que los nacimientos no fueron especialmente numerosos. Este tipo de
pensamiento selectivo, muy conocido en psicología, sesga nuestros resultados
personales hacia el lado de la creencia en la influencia lunar.

El presente trabajo es uno de los más amplios y completos realizados en


España sobre este asunto, y nuestra intención es publicarlo in extenso en una
revista científica de tirada nacional.■

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