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cena y aprovecharían la ausencia de José para estar en intimidad en la casa, recordando viejos
tiempos, que desde que vinieron los hijos al mundo los espacios y los tiempos íntimos fueron
disminuyendo, ya que toda la atención se centraba en ellos y les sobraba poco tiempo para
estar solos y por respeto y pudor a sus hijos muchos valores fueron cambiando, pero todo era
por amor. El amor cambia al hombre radicalmente.
Están las personas que aceptan los acontecimientos históricos de su vida como algo normal,
como causa del destino, que no se pueden cambiar, todo está determinado en sus vidas, solo
hay que aceptarlas como son, nada se puede cambiar y viven la vida esclavos del destino y no
reconocen el amor que pasa por sus vidas. Las oportunidades en la vida están expuestas como
un abanico, solo hay que reconocerlas y asimilarlas y se constituye en un valor.
A Miriam ya le parecían demasiadas cosas y muy ideales, así que decidió cambiar de tema.
Hablar de Dios, hablar de la vida siempre nos interpela, nos cuestiona y queremos correr de
Él, tratamos de evadirlo, pero al final siempre está la muerte a la que no se puede evadir y
hacernos las mismas preguntas y muchas veces es demasiado tarde y nos quedamos sin
respuestas.
Miriam se levantó y fue a sentarse al lado de José, quien hasta entonces estaba sentado en
frente, separado por una mesa, que se encontraba en el centro del hermoso juego de sillones de
terciopelo en el que estaban sentados. Ya no había nada que separaba sus cuerpos, el calor
corporal empezaba a sentirse más candente, de pronto, Miriam abrió los brazos recostando en
uno de los brazos del hermoso sofá cama, como diciéndole a José ven en mis brazos, él se
lanzó en sus brazos como un niño en los de su madre, pero al rato como se sentía incómodo se
volvió a sentar y dijo: acuéstate y pon tu cabeza en mis piernas.
Miriam se acostó, colocó su cabeza sobre la rodilla de José, quien la levantó un poco, para que
la utilice como almohada, estiró su brazo izquierdo bajo su cabeza y con la mano derecha
acariciaba su bello rostro, hacia recorrer su mano por sus mejillas, sus ojos, sus labios y la
repetía con una voz tierna y suave: “Eres tan hermosa”. Se pasaba mirándola y contemplando
su belleza y de pronto agachó la cabeza y empezó a darle un beso, pero no un beso común y
cualquiera sino lleno de amor y de pasión
Sin darse cuenta, TRANSCURRIO EL MOMENTO, (FALTA UNA FRASE) hipnotizados
por la conversación y besos, que sobrepasan las barreras del tiempo y el espacio, donde solo
estaban ellos, un mundo ideal, donde el universo solo existía para los dos y vivían en armonía
con él. Todo era tan hermoso hasta que tuvieron que volver a la realidad cuando Miriam miró
su reloj y se dio cuenta que el tiempo estaba transcurriendo muy aprisa y la noche se les venía
encima y la cena estaba esperando. A ninguno ya le importaba la cena sino estar juntos
aprovechando el tiempo, pero Miriam había preparado un plato exquisito especialmente para
él y no quería que pase la oportunidad que tuvo para cocinar para él.
Mi amor, te parece si nos vamos a cenar que ya se hace tarde dijo Miriam, me parece genial,
ya tenía apetito respondió José, para no estropear todo el esfuerzo hecho por ella para pasarlo
bien, a pesar que lo que le gustaría hacer era besarla y acariciarla toda la noche.
Se levantaron, Miriam lo tomó la mano y lo condujo al comedor, grande fue la sorpresa de
José al entrar, era un comedor muy acogedor, no muy grande, había en el centro una mesa de
cristal con un hermoso mantel blanco tejido en ñandutí, en el centro de la mesa estaban dos
copas de vidrio con agua y con una vela que flotaba dentro, los platos estaban preparados y
Miriam dijo: siéntate, ya traigo la cena. José se sentó y esperó que Miriam vuelva, pero no
dejaba de asombrarse por la belleza y las maravillas que Dios le regalaba esa noche y se decía:
“Señor, será que yo merezco tanto”.
Estaba aun preguntándose si se merecía tanto amor, pero en realidad su temor era no tanto si
merecía, si no que temía no corresponder al amor que se le estaba ofreciendo. El amor siempre
asusta y tememos a él por las expectativas que nos creamos y creemos no poder satisfacerlas.
De pronto aparece en la penumbra Miriam con una bandeja, pues no se la distinguía bien,
porque las luces encendidas eran mínimas. Era una bandeja plateada con una tapa, la bajó
sobre la mesa, luego sacó un fósforo y encendió las velas y después apagó las luces que
estaban encendidas. La noche estaba preciosa y el ambiente era muy romántico y acogedor,
que ningún hombre por más duro que parezca o se crea no quede seducido por él.
Miriam destapó la fuente y el rico aroma de un delicioso chupín de pescado despedía un olor,
que producía un deseo tremendo de deleitar su paladar con un gran manjar. Miriam sirvió los
platos, bendijo la comida y José tomó la copa y dijo “Brindemos por nuestro amor, por nuestra
amistad y que esto sea el comienzo de una vida llena de amor y felicidad, levantaron sus copas
y brindaron
Ninguno de los dos había comido una cena como esa noche, no por el pescado, no por el vino,
no por el ambiente sino por el amor y la pasión que estaban experimentando. Todo lo que se
haga con amor por más sencillo que sea es lo más grande y extraordinario que se puede hacer
o experimentar, todo lo eleva a la trascendencia, que eleva a la plenitud, la grandeza y la
dignidad de la persona.
- Está riquísimo, nunca comí algo igual, ya estás en condiciones de casarte
- Gracias, pero yo no pienso casarme para cocinar, pero gracias
- Es una broma, pero en realidad está riquísimo
- Gracias
Luego de cenar, Miriam se levantó, le tomó de las manos a José y le dijo, ven, tengo algo que
mostrarte, él no se percató que estaba siendo conducido como cordero al matadero, después de
este acontecimiento que acaba de empezar, una nueva página de su historia empezaría a
escribirse y con una tinta indeleble que nunca más se borraría. Son nuestros mismos pasos en
falsos los que nos llevan a caer, pero eso no implica que no podamos levantarnos y seguir. Al
hombre no se le conoce por las veces que cae sino por las veces que se levanta y sigue, no
escandalizándose sino aceptando la caída como parte de la limitación humana.
Ella la condujo a su cuarto y apenas entraron, tras él cerró la puerta y se lanzo en sus brazos y
el no dudó en abrazarla y empezaron a besarse, lentamente, sus manos se deslizaban por su
cuerpo de arriba abajo, recorriéndolo por completo de arriba abajo (SE REPITE MUCHO),
mientras sus labios no dejaban de besarla. Mientras seguían besándose y acariciándose iban
retrocediendo hasta llegar a la cama. Era una cama de dos plazas, un somier bellísimo y
cómodo, que muchas veces le quedaba grande a Miriam, y anhelaba ese momento de
compartirlo con José.
Mucho tiempo estuvo detrás de esa ilusión y nunca pudo darse pero cuando se ya pensó que
nunca se daría la oportunidad y la situación se fue creando sola, sin presión y en forma
inesperada. Para ser feliz hay que renunciar a la felicidad, para amar hay que renunciar al
amor. Cuando anhelamos algo no tenemos que andar en busca de ello con demasiada
insistencia, sino que hay que dejarlo ir y esperar su regreso o de lo contrario corremos una
carrera sin sentido, inalcanzable y agotadora.
Sus manos y sus labios recorrían con más intensidad el cuerpo de Miriam. Ella se puso de pie
y lentamente José empezó a desprender los botones de su vestido, que cuando ya no tenía
como sujetarse cayo al suelo y ella quedó casi como vino al mundo, en ropa interior, ella
empezó a desbrocharle los botones de su camisa, desprendió el cinto y el botón del pantalón
que al igual que su vestido fue a parar al suelo y sus cuerpos empezaron a sentir su calor, sin
nada que interfiera y nuevamente fueron a la cama. También están las personas que aceptan
los acontecimientos de sus vidas como una historia de salvación, como la voluntad de Dios,
como la pedagogía de Dios, como la palabra de Dios, llena de amor, de esperanza y de
confianza y descubre el amor en sus vidas y las viven y llegan a realizarse como persona, se
sienten amados y se dejan amar.
Miriam lo miraba atentamente y cuando terminó de hablar le dijo: Vaya, te has vuelto todo un
sabio, bueno, en realidad siempre fuiste inteligente, pero ahora me sorprendes con tu
sabiduría, todas estas cosas las sabes porque lees, las escuchas o las sacas de tu cabeza.
- Algunas las escucho, otras las leo y otras las escribo yo, la sabiduría es uno de
mis tres pilares sobre los que quiero construir mi vida
- ¿Cuáles son tus tres pilares?
- Verás el primero es la santidad, deseo ser santo, no un santo para ganarme la
admiración y los aplausos de nadie, ni para ocupar los altares y primeros puestos, quiero ser
santo para algún día contemplar el rostro glorioso y divino de Dios. El segundo pilar es el
amor, deseo amar, tengo unas ganas locas de amar y el tercer pilar es la sabiduría, pero no la
sabiduría adquirida en las aulas, sino la sabiduría de la vida.
Para Miriam, era muy profundo lo que estaba oyendo pero no perdió la oportunidad para
preguntarle sobre sus pilares y dijo: “Qué es la santidad”
José se quedó pensando por unos segundos y respondió. La santidad es la pertenencia de
Cristo, es configurarse con Él, todos estamos llamados a la santidad, estamos llamados a
pertenecer a Cristo, pues con su muerte el nos abrió la puerta para entrar a formar parte de sí.
Con el costado abierto de Cristo la puerta de la santidad quedó abierta, pero para ello lo
mínimo que debemos hacer es desearla. Con el deseo de desear (TRATAR DE MEJORAR
ESTA PARTE, PARA QUE NO SE REPITA TANTO) la santidad, es suficiente para
conseguirla.
- Y qué es el amor?
- El amor es entregar la vida por el hermano, morir cada día por alguien, eso es
amor, donarse, entregarse.
- Y la sabiduría.
- La sabiduría es el santo temor de Dios, es el deseo de amar, el deseo de
santidad, sin el temor de Dios nos volvemos soberbios, orgullosos, prepotentes, autosuficientes
y nos olvidamos de Dios, pero él no se olvida de nosotros siempre está esperando que nos
convirtamos a Él.
Esta vez sus labios y sus manos se deslizaban por el cuerpo de Miriam pero sin nada que le
impidiera sentir su suave piel, pero no solo él sino también ella hacia lo mismo. La libido que
despertaba el deseo sexual estaba esparcida por sus cuerpos, las caricias favorecían a que ese
deseo vaya aumentando. El empezó a sacarle la ropa interior empezando por el sostén y
culminando con el biquini que no era más grueso que su cinturón, y ella deslizaba su ropa
interior hasta sus pies y ambos quedaron esta vez sí como vinieron al mundo.
Los besos y caricias no cesaron, al contrario aumentaron y cada vez era más intenso, estaban
sintiendo algo que no solo era incontrolable, sino inexplicable, empezaron a temblar, sus
corazones aceleraban su palpitar, hasta la sensación de que saldría despedido de sus pechos.
Todo estaba sin control, ella llegó a su primer orgasmo, seguido del segundo, cuando de
pronto sintió cuando la penetraba y la hizo llegar al tercero y al cuarto, mientras el placer
estaba al rojo vivo, llegó a una eyaculación, pero no paraba, ella gemía de placer, se retorcía,
gritaba, cuando el sexto orgasmo se aproximaba y el iba por el segundo, de pronto los dos
caen rendidos y ella le dijo: “Quédate un rato así sin moverte” los dos estaban mojados,
bañados en sudor, tirados uno encima del otro. Permanecieron así por unos minutos,
abrazados, sin moverse ni decirse nada, luego él se bajó de encima de ella y se acostó a su
lado, colocó la cabeza de Miriam, sobre su pecho y se quedaron dormidos.
PARTE XIII
Miriam dormía como una niña en brazos de su madre, segura que ella estaba cuidada, pero
esta vez no era su madre, pero el amor que recibía era casi igual de intenso. José miraba el
techo mientras pensaba, meditaba y acariciaba la cabeza de Miriam que descansaba
tiernamente sobre su pecho.
De pronto ella se despertó y vio a José despierto y le dijo: ¿Qué hora es?, son las dos menos
cuarto de la madrugada, parece que nos quedamos dormidos aclamó ella y preguntó ya es
tarde para irte a tu casa, ¿cómo harás?, es peligroso para que te vayas ahora, por qué no te
quedas conmigo y te vas un poco más tarde cuando sea menos peligroso como a las cinco y
media, cuando ya amanezca.
- No tengo otra opción, además como te voy a dejar sola
- Gracias por todo
Mientras Miriam no paraba de agradecerle, José pensaba como llegar a su casa sin que
sus padres se dieran cuenta que el no durmió en casa, hasta que se le ocurrió una gran idea.
- Tienes un short y una remera para prestarme
- Si, para qué lo quieres
- Es que no puedo llegar a mi casa a la madrugada, que dirán mis padres, así que
voy a decirles que me levanté temprano y me fui a trotar antes de bañarme para ir al colegio y
así me quedo contigo toda la noche
- Y les vas a mentir a tus padres
- No, cuando todo llegue a su normalidad les voy a contar la verdad
José la miraba y contemplaba su belleza y la acariciaba y cada cierto tiempo le daba un
beso.
- Ahora creo que Dios pone en nuestras vidas a personas equivocadas y hace que
las conozcamos primero a ellas, para luego conocer a la persona que verdaderamente amamos
y nos ama.
- ¿Por qué crees que yo soy la persona de tu vida?
- Siempre soñé con casarme con un hombre como tú, cariñoso, atento, detallista,
amoroso, creo que tu serías el esposo ideal para cualquier mujer
- No te crees tantas expectativas, porque como cualquier hombre yo también te
puedo fallar.
- Estoy dispuesta a correr el riesgo. Nunca en mi vida me sentí, tan amada como
anoche. Si fueras malo como dices no podría experimentar tanto amor.
- Es que yo no fui hecho para dar sexo, sino para dar amor. Yo fui hecho para
amar. El tiempo hace que todo se destruya o todo florezca. Yo voy a ser un gran santo. Yo
estoy llamado a grandes cosas. Todos estamos llamados a la santidad y Díos no nos llama para
pequeñas cosas.
- Tú ya eres un gran santo
- Me permites declamarte una poesía
- Claro, por qué he de prohibirte, además que me encanta
LA DIFERENCIA
Nunca te compares en la vida
Siempre habrá alguien mejor
Que luzca mejor que vos
Siempre habrá alguien peor
Motivo de murmuración
Cuando caigas en comparación
Irás camino a la frustración
A causa de la contradicción
En la que caerás sin compasión
Después de la poesía declamada por José. Margarita se levantó y dijo: creo que se hace
tarde, qué les parece si nos acercamos a la mesa y cuando llegaron a la mesa estaba toda
servida, todos se extrañaron y se preguntaron en qué momento arregló todo eso, Margarita
intuyendo sus pensamientos dijo: mientras ustedes estaban hablando yo me escapé un rato y
vine a prepararlo, no se olviden que una mujer vale más que diez hombres y una madre más
de cien y aparte es insustituible, siéntense que yo les sirvo dijo.
José bendijo la mesa y se sirvieron el exquisito banquete, Mirta dijo: nunca he comido algo
tan sabroso, ¿qué es? preguntó desconociendo lo que comía, es nada más que un lomito a la
pimienta, solo que tiene condimento mágico, ¿cuál es? preguntó Mirta, amor respondió ella,
todo lo que se haga con amor siempre es raro y rico, ahora ya sé A QUIÉN QUEDA
MEJOR (por dónde) salió José, dijo con cierta ironía, el fruto no cae lejos del árbol
respondió él captando el mensaje.
Mientras comían todos hablaban y se deleitaban con el exquisito manjar y cada vez que
Mirta escuchaba a José se quedaba asombrada con las palabras que le escuchaba decir y se
admiraba de su sabiduría. Mirta empezó a hablar de su vida y todo el sufrimiento que
implica ser abogada y juez, porque el moralismo exagerado le traicionaba, pero se daba
cuenta que era una carrera sin sentido, porque ser abogado y tener principios morales y
éticos es fácil, pero ponerlos en práctica es muy difícil.
José, al verla luchando con tanto sufrimiento le dijo: qué difícil ha de ser, abogada y
cristiana, no te imaginas respondió ella, te contaré un cuento de un caso de injusticia que se
resolvió con astucia. Jesús dijo, hay que ser astuto como la serpiente y sencillos como la
paloma. Se trata de un joven que era acusado injustamente por el rey, de un delito que no
cometió y en el tribunal frente a su pueblo queriendo quedar bien con ellos dijo que pondría
en manos de Dios su sentencia, entonces TOMÓ QUEDA MEJOR (agarró) dos papeles y
escribió en uno culpable y en el otro inocente y dijo al público, en un papel dice culpable y
en el otro inocente, y Dios dirá si es culpable o no, metió los dos papeles en una bolsa y le
dieron la oportunidad de elegir, el joven al percatarse de la maldad del rey, tomó un papel y
lo llevó directo a la boca y todos se sorprendieron y el rey preguntó y ahora como vamos a
saber si era culpable o no, el joven dijo, sencillamente vemos que dice el papel que quedó y
sabremos el que me tragué y así fue declarado inocente.
Las expectativas de Mirta hacia José iban aumentando vertiginosamente y se preguntaba
quién era ese joven y de dónde le venía tanta sabiduría. Se quedaron almorzando casi toda
la tarde disfrutando del manjar, acompañado de un exquisito vino y de las cosas que decía
José.
De pronto Mirta dijo: estoy muy a gusto acá, pero debo irme porque tengo una reunión a las
18:00hs. Pasé un día muy especial, incomparable, esta es tu casa, cuando quieras puedes
venir, dijo Margarita, muchísimas gracias dijo ella y empezó a despedirse cuando se acercó
a José y le dijo fue un placer conocerte, no sabes lo bien que me hizo escucharte, él la
escuchó y luego le dijo gracias a ustedes por escucharme y ánimo que hay mucha gente que
depende de ti. Luego de la despedida se marchó.
Mientras Margarita acompañaba a Mirta a la puerta, José levantaba la mesa y Pedro dijo:
me voy a descansar un rato por que estoy muy cansado, enseguida te sigo dijo José y
cuando Margarita volvió para ayudarlo él le dijo: ve a descansar que yo limpio todo esto y
les sigo y fue tras Pedro a la cama.
Después de limpiar todo, José se dirigió a su cuarto con la intención de descansar, pues la
trasnochada de la noche anterior todavía no lo había recuperado del todo. La vida de José
empezaría a tomar otra dirección y otro matiz sin que el se diera cuenta. Los contactos son
los que mueven al mundo y Mirta se convertiría en su portavoz oficial y su fama empezaría
a crecer.
Mirar el pasado es preparar el camino del futuro. José subió a su habitación y como si
tuviera una cinta de video en la mente recordaba el pasado y se dio cuenta de los cambios
que estaba experimentado en su vida en los últimos meses y se ponía a alabar a Dios y
decía, esto solo es obra de Dios, si de mí dependiera sería el mismo de siempre, solo Dios
puede cambiar el corazón del hombre.
Estaba muy agotado y ya dispuesto a acostarse cuando encontró un papel en el piso, lo
recogió y era una carta que le había dado Miriam el día anterior, se sentó en su cama y se
puso a leerla.
MI CORAZÓN PARTIDO
Mi corazón está dividido
Una parte está conmigo
Y la otra se fue contigo
Desde entonces anda en busca
De su parte perdida
Parece algo lejano
Que se pierde en el olvido
Pero vayas a donde vayas
Escucharás su latido
UNA NOCHE YO LO VI
Una noche yo lo vi…
Todo era muy distinto
Sus labios eran rojos
Como los pétalos de una rosa
En busca de otros labios
En los cuales descansar
José terminó de leer la carta, miró a Carmen y le preguntó adónde pudo ir, no tengo ni la menor idea
dijo ella desesperada, mientras José pensaba y dijo creo que se donde está y sin decir nada, salió
corriendo, fue a su casa, tomó su bicicleta a gran velocidad se dirigió al mirador de Ytapytapunta, lugar
más estratégico para tirarse al río, ya que era un lugar lleno de rocas y tal vez nadie se enteré jamás que
ella se haya lanzado al río. El día se venía encima el sol se asomaba, mientras Miriam estaba sentada en
la cima más alta sobre una roca contemplando la salida del sol por última vez, cuando de repente
alguien dijo: es hermosa verdad, esa voz le pareció conocida, se dio vuelta y encontró a José parado
detrás de ella. No le regales tu vida a la muerte, deja que ella corra tras de ti, porque tarde o temprano
te alcanzará, pero arrebátale toda la vida que puedas fueron las palabras de José.
Ella al verlo, se lanzó en sus brazos y empezó a llorar, perdóname no sé cómo pasó, no te preocupes
todo estará bien dijo él, además quiero que sepas que tu no vas a morir, te vas a curar te lo prometo,
pero debes saber que lo único que te puede curar es el amor, volvió a repetirle una vez más José. Y
además que sería de mi vida sin ti. No temas a la muerte pero tampoco la desafíes, no temas a la
muerte, pero tampoco le regales tu vida, deja que ella corra tras ella.
LA MUERTE
La muerte es el acto
Más grande de la humildad
En la que el hombre descubre
Su inmensa fragilidad
Y que la vida no es más
Que un simple transitar
Rumbo a la eternidad
Donde la humildad
Recompensada será
Al pronunciar esa hermosa poesía, José tomó a Miriam, la alzó en su bicicleta y fueron a casa, donde
encontraron a Carmen llorando, hola mamá lo siento dijo Miriam al entrar y Carmen saltó en sus
brazos, perdóname hija por no haberte dicho la verdad, no te preocupes todo está bien dijo Miriam, la
abrazó y se quedaron así por un buen tiempo y esa mañana sus vidas cambiaron, los tres hicieron la
promesa que nadie tenía que enterarse que ellos estaban enfermos. La fuerza interior de José transmitía
mucha paz y consuelo tanto a Miriam como a Carmen y les impulsaba a seguir viendo. La fuerza
interior no es solo para algunos, sino para todos, todos tienen derecho a ser feliz, cuando uno tiene en
frente al otro se reconoce en la experiencia del otro y se identifica, eso era lo que ocurría con ellas, se
veían identificadas con la experiencia interior de José.
Desde ese día todo fue distinto, cada día que pasaba era un nuevo día para vivir, la rutina de la vida se
había alejado de ellos, el sol salía todos los días en el mismo lugar y a la misma hora, pero cada día
tenía un matiz diferente y era distinto, cada día descubrían cosas nuevas en su vida y comenzaron a
hacer una lectura de la historia de salvación que Dios hacía con ellos y escribían su presente.
Todo empezó a cambiar, José asistía regularmente al colegio, la relación con sus padres mejoró y todos
los días se quedaba una hora arrodillado frente al crucifijo pidiéndole por la salud de Miriam, él estaba
convencido que ella se curaría, cumplieron su promesa, nadie más que ellos tres sabían lo que estaba
ocurriendo. Todo esos buenos momentos que estaban pasando llegarían a su fin y el era conciente de
eso y todo comenzó cuando tuvo el mismo sueño, con la hermosa mujer pero esta vez ya no llevaba un
niño al rey sino una hermosa rosa, que la depositó a sus pies, con ese sueño José comprendió que ya era
hora.
José se enfermó gravemente. Todo estaba bien cuando de pronto se desvaneció en el colegio y fue
socorrido urgentemente y derivado al Sanatorio del cual ya no saldría nunca más. Era una mañana en
que José estaba dando una exposición sobre historia universal, cayó desvanecido y cuando despertó ya
estaba internado.
Nadie sabía lo que tenía hasta los médicos llamaron a sus padres y le preguntaron si sabían que su hijo
estaba infectado con el virus del VIH, que tenía SIDA, ambos quedaron sorprendidos al oír la noticia,
pero la cosa se complicó más cuando les dijeron que su situación era grave y que no sabían cuantos
días le quedaban.
Mucha gente venia a verlo, sus compañeros, amigos, vecinos, pero su situación cada vez era peor, ya
casi no podía hablar, pero su madre nunca se separó de su lado. Él sabía que de esta no pasaría, Miriam
tampoco se separaba de su lado, al ver a los tres juntos en la sala les dijo: Ustedes saben que me voy a
morir y quiero pedirles un último deseo, a ti papá quiero pedirte que me traigas la caja que esta en mi
ropero, a ti mamá que me prometas que cuidaras de Miriam como una hija en mi ausencia y a ti Miriam
quiero pedirte que te hagas unos estudios, quiero que sepas que estas curada como te lo prometí, Díos
te lo ha concedido.
Miriam y Pedro fueron a cumplir el último deseo de José y dejaron a Margarita cuidándole, quien le
prometió que cumpliría su pedido al pie de la letra, ella se quedó toda la noche con él, al día siguiente
cuando que se aproximaba la hora presentía que su muerte estaba cerca, se despidió de Margarita e hizo
pasar Pedro con la caja y le pidió que le abriera y la leyera lo que decía la carta que él una vez le había
entregado, pues nunca la había leído. Pedro tomó la carta y empezó a leerla y decía: Hijo tu eres un
gran santo, acuérdate de mi cuando estés en el cielo, José que cada vez se le hacia más difícil respirar,
con mucho esfuerzo dijo: Si es que Dios me recibe, ten por seguro que le pediré que te reserve un lugar,
te quiero mucho papá, Pedro no se aguanto más verle así a José, le dio un beso en la frente y salió.
Luego entró Miriam vio la caja, él con mucho esfuerzo le dijo te curaste verdad, ella llorando no sabía
de alegría o de tristeza le dijo sí y le enseño los análisis, es un milagro dijo ella, tu primer milagro, tu
eres santo, luego le dijo que tomase la caja y saque de adentro una cajita donde estaba el corazón
partido y la poesía que le había dado y le dijo: Entrégaselo a una persona que lo merezca más que yo y
prométeme amarla como yo a ti, lo único que temo dejar en este mundo es a ti, pero sé que el Señor
cuidará de ti y te hará muy feliz, Miriam no sabía qué decir y se puso a llorar pero él le dijo no llores
por mí solo ama y sé feliz, ya casi no podía hablar, cuando pidió a Miriam que le llame a Margarita, le
dio un beso, se puso a llorar, sobre su pecho y luego llamó a Margarita, a quien le dijo: toma la caja y
saca un papel que hay dentro, pero antes le recordó la promesa que le hizo hacer, cuida de Miriam,
cuídala como una hija, y como susurrando le dijo: te amo mamá, gracias por amarme tanto no hubiera
podido llegar a donde llegué si no fuera por ti, gracias mamá y le pidió que le de un beso y que lo
abrasase fuerte y luego llamase a Miriam y a Pedro y les leyera la carta.
Vinieron Pedro y Miriam, y Margarita abrió la carta y empezó a leerla: “Aunque hable las lenguas de
los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como bronce que suena o címbralo que retiñe.
Aunque tenga el don de la profecía y conozca todos los misterios y toda la ciencia, aunque tenga fe
como para mover montañas, si no tengo amor nada soy, aunque reparta todos mis bienes y entregue mi
cuerpo a las llamas, si no tengo amor, nada me sirve.
El amor es paciente, amable, el amor no es envidioso, no es jactasioso, no es decoroso, no busca su
interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal, no se alegra con la injusticia, se alegra con la verdad.
Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no acaba nunca, desaparecerán las profecías, cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia.
Porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía. Cuando venga lo perfecto desaparecerá lo
parcial. Cuando era niño hablaba como niño, pensaba como niño. Al hacerme hombre dejé todas las
cosas de niño. Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de
un modo parcial, entonces conoceré como soy conocido.
Ahora subsisten la fe, la esperanza y el amor estas tres ….. COMPLETAR CON ALGO. Pero la mayor
de todas ellas es el amor (1 cor 13).
Margarita hizo un suspenso y miró a José, que a medida que iba escuchando la carta parecía que iba
descansando en una gran paz y prosiguió.
SI ME AMAN
No lloren si aman…
Si conocieran el don de Dios y lo que es el cielo…
Si pudieran oír el cántico de los ángeles
Y verme en medio de ellos…
Si por un instante pudieran contemplar como yo…
La belleza ante la cual, las bellezas palidecen…
CRÉANME
Cuando llegue el día que Dios
Ha fijado y conoce, y sus almas vengan
A este cielo en el que ha precedido la mía…
Ese día volverán a verme
Sentirán que les sigo amando, que les amé…
Y encontraran mi corazón con todas sus ternuras purificadas
Volverán a verme en transfiguración, en éxtasis feliz
Ya no esperando la muerte, sino avanzando con ustedes
Que les llevaré de la mano por los senderos nuevos de la luz
Y vida.
Enjuaguen sus llantos y no lloren si me aman. (San Agustín)
Cuando terminó de leerles la carta José expiró.