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Qué es

El asma es una enfermedad cada vez más frecuente entre los niños y los jóvenes. Se
calcula que la padece el 5 por ciento de la población adulta y el 10 por ciento de
los niños y adolescentes en países industrializados, y en muchos casos la
enfermedad aparece como respuesta a determinados estímulos que producen alergia:
polen, ácaros del polvo, partículas de la piel de gato y perro, humo, aire frío,
ciertos alimentos o aditivos alimenticios.

Durante el año 2016, se registraron en España 23.125 altas hospitalarias por asma y
en 2017 murieron 1.118 personas a causa de la enfermedad.

Se caracteriza por la aparición de episodios de dificultad respiratoria (crisis o


ataques), generalmente asociados a otros síntomas como tos, pitidos al respirar y
sensación de ahogo. Los síntomas varían según la edad.

De esta manera, en los niños prevalece principalmente la tos, en especial durante


la noche, mientras que en los adultos los tres principales síntomas son rigidez en
el pecho, silbidos y fatiga en la noche.

En los últimos años se ha registrado una mayor prevalencia y un aumento progresivo


de casos en niños y adolescentes, lo cual pone de manifiesto la necesidad de tomar
medidas preventivas. La curación del asma solamente puede alcanzarse en algunos
casos de asma alérgica o relacionada con el lugar de trabajo del paciente, siempre
que se pueda evitar el agente causal.

La GEMA (Guía Española para el Manejo del Asma) establece 6 escalones para medir la
gravedad de los pacientes con asma. Se estima que el 3,9 por ciento de los
pacientes con asma padecen asma grave no controlada.

Causas
Pólenes: Aunque la polinización se produce durante la primavera, existen
variaciones según los climas y tipos de plantas. Los síntomas de la alergia al
polen suelen detectarse con concentraciones superiores a 50 granos de polen por
metro cúbico de aire. El pequeño tamaño del polen favorece que quede suspendido en
el aire durante largo tiempo y recorra grandes distancias hasta penetrar en los
conductos respiratorios.

En España prevalece el polen de las gramíneas, el olivo en la zona sur y la


parietaria en la zona mediterránea.

Ácaros del polvo: Son parásitos microscópicos que viven en el polvo de las casas y
se alimentan de escamas dérmicas y otros residuos. Necesitan unas condiciones
precisas para desarrollarse: 25º C de temperatura y 85 por ciento de humedad.

En España los más importantes son los Dermatophagoides pteronyssinus y


Dermatophagoides Farinae.

Alimentos: Los episodios de asma relacionados con alimentos son frecuentes durante
la infancia y van acompañados de otros síntomas como urticaria y vómitos, por lo
que tienden a confundirse con intoxicaciones alimentarias. Los productos que
mayores reacciones provocan son la leche, los huevos y el pescado. En la edad
adulta este tipo de asma es menos frecuente.

Hongos: Algunos hongos producen alergenos que se depositan en sus esporas, y la


liberación de éstas depende de la humedad, la temperatura y la existencia de
materia orgánica en su entorno, como basuras o cortinas de baño. Las épocas más
favorables para su desarrollo son la primavera y el otoño, y entre los más comunes
destacan la alternaria, el cladosporium, el penicillium, el aspergillus y el mucor.

Evalúa tus síntomas

Síntomas
Los síntomas, la frecuencia y la gravedad del asma varían de una persona a otra y
suelen empeorar con la actividad física o por la noche. Las personas con asma
pueden presentar:

Sibilancias producidas durante la salida del aire a través de los bronquios


estrechados. Es lo que comúnmente llamamos pitos en el pecho.

Dificultad para respirar, también conocida como disnea.

Opresión en el pecho.

Episodios de tos seca, que se dan especialmente por la noche o a primeras horas de
la mañana.

Menor nivel de actividad.

Incapacidad para dormir.

Cansancio durante el día.


Durante las crisis asmáticas la mucosa bronquial que recubre los conductos
respiratorios se inflama y se produce un moco espeso que obstruye los conductos de
las vías aéreas. Como consecuencia, los músculos que rodean estos conductos se
contraen y estrechan disminuyendo su diámetro, impiden el paso del aire y complican
la respiración. Las características básicas de la enfermedad son las siguientes:

Inflamación: Aumenta la sensibilidad bronquial y la obstrucción. En ocasiones su


origen es alérgico. Produce un incremento de las secreciones y la contracción de la
musculatura bronquial.

Aumento de la sensibilidad bronquial: Tras la exposición a diversos estímulos


(humos, gases, olores, aire frío o ejercicio), los bronquios de los asmáticos se
contraen produciendo el estrechamiento de la vía aérea.

Obstrucción bronquial: Es variable y reversible de manera espontánea o con


tratamiento. Durante las crisis el aire circula con dificultad produciendo pitidos
y sensación de fatiga o ahogo. En el momento en el que la crisis se resuelve el
aire puede moverse normalmente por los bronquios y desaparecen los síntomas.
Prevención
Aunque el asma no tiene cura, sí se pueden tomar una serie de medidas para prevenir
una crisis. Estos son algunos consejos:

Cuando la causa del asma es extrínseca como por ejemplo una alergia, es
recomendable evitar la exposición a los agentes que la originan. Los principales en
España son el polen (las gramíneas, el olivo, las cupresáceas, las arizónicas, el
plátano de sombra y la parietaria), los hongos ambientales, los ácaros de polvo y
los epitelios de algunos animales (perros, gatos, caballos y roedores comúnmente).
Los síntomas más frecuentes de la alergia al polen son picor en los ojos,
estornudos y goteo nasal. En el caso de que una persona no esté diagnosticada pero
presente alguno de estos síntomas, debe acudir al alergólogo.

Otra precaución que deben tener en consideración los alérgicos es evitar realizar
ejercicios intensos en época de polinización, ya que esto puede generar
dificultades respiratorias que deriven en un ataque de asma.
Los enfermos de rinitis deben tener especial cuidado ya que esta enfermedad con
frecuencia precede al asma. Es recomendable que el paciente se observe para
detectar cualquier indicio de principio asmático.

Por sus limitaciones a la hora de detectar y explicar los síntomas que presentan,
los niños son un colectivo vulnerable (cabe recordar que el asma afecta a un 10 por
ciento de la población infantil y adolescente). Los padres deben controlar a los
niños en especial cuando atraviesen un proceso viral o si padecen obesidad,
poniendo especial cuidado a la aparición de pitidos, fatiga y otros signos de
obstrucción bronquial.

Los asmáticos ya diagnosticados deben hacer un seguimiento estricto del


tratamiento, incluso cuando experimenten fases de mejoría. Según los datos
facilitados por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica en el Día
Mundial del Asma (5 de mayo) solamente un 30 por ciento de los pacientes realizan
una adherencia correcta al tratamiento, lo que dificulta el control de la
enfermedad y de las crisis.

Las personas con asma deben abstenerse completamente de fumar, puesto que el humo
del tabaco es un irritante que produce inflamación de los bronquios.

En los casos en los que el asma esté generado por la exposición de harinas, maderas
u otros productos presentes en el entorno de trabajo (asma ocupacional), es
necesario evitar el contacto mediante un sistema de ventilación adecuado y el uso
de mascarillas de protección. Si el cuadro es severo, es recomendable cambiar de
trabajo.

Siempre es conveniente que la persona asmática permanezca alerta ante cualquier


indicio de agravamiento de los síntomas. Es importante que el especialista facilite
al paciente un plan de tratamiento por escrito con las instrucciones precisas sobre
la administración de los medicamentos que necesita. Estas instrucciones pueden
modificarse en función de la gravedad de los síntomas, por lo que es aconsejable
que el enfermo sea capaz de percibir cualquier cambio en el cuadro clínico, por
ejemplo, mayor necesidad de recurrir a un broncodilatador, malestar inusual por las
noches, pitidos al hacer ejercicio, etcétera.
Tipos
Existen diferentes clasificaciones del asma. En cuanto a su origen se puede dividir
en asma intrínseca y asma extrínseca o alérgica. El origen del asma intrínseca es
desconocido y se detecta con mayor frecuencia en la edad adulta. Tiene un peor
pronóstico que el de carácter alérgico y tiende a cronificarse. El asma extrínseca,
por su parte, consiste en una reacción antígeno-anticuerpo que desencadena el
proceso. Afecta principalmente a niños y adultos jóvenes, se caracteriza por
ataques reversibles y breves de broncoespasmos con silbidos y dificultad
respiratoria, y se controla con un tratamiento adecuado.

La alergia es una alteración del mecanismo de defensa del organismo que consiste en
una reacción exagerada, por medio de un anticuerpo especial (inmunoglobulina E),
contra sustancias que, en principio, no son nocivas (pólenes, ácaros, epitelios,
alimentos o medicamentos). Cuando estos anticuerpos, que se encuentran fijados en
determinadas células, se unen a los alergenos, se produce la liberación de ciertas
sustancias que, directamente o a través de otras células, provocan la inflamación
del órgano donde se asientan (bronquios, nariz, ojos o piel). Existe una
predisposición heredada para padecer alergia, pero la exposición a los alergenos es
necesaria para desarrollar la enfermedad.

El asma también se puede clasificar como leve, moderada o grave, según la


frecuencia e intensidad de los síntomas, la manera en la que repercute en la
actividad cotidiana y el grado de obstrucción bronquial. El asma leve se puede
controlar mediante tratamiento farmacológico y no suele alterar la vida cotidiana
de los enfermos y el asma moderada requiere tratamientos más severos e interfiere
con las actividades diarias de los pacientes

En el caso del asma grave:

El asma grave no controlada es una forma debilitante y potencialmente mortal de la


enfermedad en la que los pacientes experimentan exacerbaciones frecuentes, también
conocidas como crisis o brotes, y más modernamente como ataque y una limitación
considerable de la función pulmonar y de su calidad de vida.

En España, hasta el 6 por ciento de los pacientes con asma sufren asma grave que,
en ocasiones, no puede controlar la enfermedad a pesar de tomar dosis altas de los
medicamentos recomendados para el control del asma, lo que deriva en la utilización
de tratamientos orales de forma crónica pudiendo provocar efectos secundarios
graves.

Existen distintos fenotipos de asma grave, incluyendo eosinofílica,


paucigranulocítica y neutrofílica. En aproximadamente el 50 por ciento de los
pacientes con asma grave, los eosinófilos son las células efectoras biológicas que
provocan la hipersensibilidad de las vías respiratorias, intensificando los
síntomas del asma, afectando a la función pulmonar y aumentando la frecuencia de
las exacerbaciones.

En los pacientes con asma grave no controlada, el número de eosinófilos o células


efectoras biológicas es elevado y requieren tratamiento crónico con tratamientos
orales, que provocan efectos secundarios graves.

Diagnóstico
En primer lugar hay que hacer el diagnóstico clínico, basado en la historia clínica
donde se ponen de manifiesto los síntomas descritos con anterioridad. Además hay
que indagar en las características de las crisis, forma de presentación, intervalo
entre las crisis, desencadentes, periodo estacional, evolución de la enfermedad y
una anamnesis pedíatrica general al objeto de poder hacer un diagnóstico
diferencial de otras patologías respiratorias que pueden cursar con los mismos
síntomas que el asma. Con el fin de poder objetivar la obstrucción al flujo aéreo,
se hace el diagnóstico funcional, que consiste en una prueba de función
respiratoria (espirometría). Tiene el inconveniente que requiere la colaboración
del niño y por tanto se realiza en niños por encima de los 6 años.

En todo niño en el que se sospeche un asma bronquial hay que realizar la


espirometría basal y con broncodilatador (dar al niño a inhalar un fármaco) con el
fin de demostrar que la obstrucción de la vía aérea es reversible (característica
del asma). Por último, un diagnóstico etiológico, dirigido a buscar la causa que
desencadena los síntomas; el identificar la causa es el paso más importante para
poder controlar la enfermedad.

Tratamientos
El tratamiento del asma debe cubrir varios frentes:inflamación de la mucosa
bronquial, broncoespasmo y alergias:
1. Inflamación de la mucosa bronquial:
En los últimos años se ha demostrado que el tratamiento de la inflamación es la
parte más importante del tratamiento del asma. Hasta ahora se ponía demasiado
énfasis en la broncodilatación, pero si no se trata la inflamación, los efectos de
los broncodilatadores son efímeros. Existen diversos medicamentos que tienen efecto
antiinflamatorio en la mucosa bronquial, pero los más potentes y eficaces son los
corticoides (cortisona) inhalados. Por vía inhalatoria las dosis de corticoides
empleadas son muy bajas y producen un efecto tópico sin los efectos secundarios de
la administración por vía oral, endovenosa o intramuscular. Los corticoides
inhalados han pasado a ser el medicamento más importante en el tratamiento del
asma. Comienzan a prescribirse en pacientes con asma persistente, es decir,
aquellos en los que se producen síntomas varios días a la semana, y en aquellos en
los que se producen síntomas nocturnos. Para los que los síntomas ocurren de forma
esporádica, por ejemplo una o dos veces cada 15 días, no es necesario comenzar con
corticoides y puede bastar con broncodilatadores.

2. Broncoespasmo:
Los corticoides inhalados no actúan de forma inmediata, aunque cuando hacen efecto
tras unos días de tratamiento, el broncoespasmo remite. Pero para el tratamiento
inmediato del mismo se utilizan broncodilatadores que normalmente se administran
por vía inhalatoria. Existen dos tipos fundamentales según la duración de su
acción: los broncodilatadores de acción prolongada se toman por la mañana y por la
noche todos los días, se tengan o no síntomas, mientras que los de acción corta se
suelen reservar para tomar en caso de necesidad (sensación de ahogo, tos, etc). El
objetivo primordial es que los pacientes recurran a los broncodilatadores de acción
corta en muy contadas ocasiones. Si no es así, es necesario potenciar el
tratamiento antiinflamatorio. Obviamente, hay pacientes con asma severo que, a
pesar de recibir tratamiento antiinflamatorio máximo, requieren broncodilatadores
con frecuencia.

3. Alergias:
En pacientes en los que se demuestra un componente alérgico, el tratamiento con
antihistamínicos puede ser beneficioso. Por otro lado, con ciertas alergias existen
tratamientos inmunológicos eficaces (vacunas) que pueden ayudar notablemente en el
control del asma. No obstante, lo más eficaz en el tratamiento de las alergias es
evitar o reducir en lo posible la exposición a alergenos. Por ejemplo, en el caso
de la alergia a los ácaros del polvo, con medidas higiénicas de la casa sencillas
se puede disminuir considerablemente la presencia de los mismos.

Enfermedades asociadas con el asma:


El reflujo gastroesofágico y la sinusitis crónica pueden agravar o causar asma, por
lo que es importante descartarlos en casos de asma que no responden al tratamiento
usual.

Otros datos
Esta enfermedad es un problema de salud pública que afecta a un 10 por ciento de
los niños y jóvenes, y a un 5 por ciento de la población adulta en los países
industrializados. En España dos millones de individuos padecen asma, y en el mundo
superan los 150 millones. En cuanto a la tasa de mortalidad por esta patología, en
nuestro país fallecen por esta causa 2 x 100.000 h/a, y en el mundo se producen
100.000 muertes por año. Los fallecimientos son provocados por ataques agudos que
no pueden controlarse, aunque existen otros factores que impiden el abordaje de las
crisis mortales.

Un estudio multicéntrico patrocinado por la Sociedad Española de Patologías


Respiratorias (Separ) ha demostrado que existe una relación entre fallecer o sufrir
una crisis casi mortal por asma y la alexitimia, un trastorno psicológico que
afecta al 10 por ciento de la población sana y que impide percibir y expresar bien
las emociones y sensaciones físicas. El trabajo constata que los asmáticos con
alexitimia, alrededor del 38 por ciento de los pacientes que tomaron parte en la
investigación, sufren con más frecuencia crisis casi mortales, ya que al no
percibir correctamente los síntomas del asma no son capaces de actuar en
consecuencia.

"La alexitimia también podría ser una de las causas del bajo cumplimiento del
tratamiento que se registra entre los pacientes asmáticos", ha señalado Vicente
Plaza, del Servicio de Neumología del Hospital San Pablo, de Barcelona. El asma es
la causa más frecuente de visita a urgencias en edad pediátrica y la quinta causa
de consulta en atención primaria. Un 60 por ciento de las urgencias atendidas en
los servicios de neumología son agudizaciones de asma provocadas, la mayoría de las
veces, por falta de cumplimiento del tratamiento prescrito.

Esto confirma que la enfermedad no está bien controlada, ya que más de la mitad de
los asmáticos diagnosticados, pese a estar bajo tratamiento, tiene que utilizar
medicación de rescate para aliviar la exacerbación de sus síntomas.

La falta de cumplimiento podría resolverse con fármacos más cómodos, una mejor
comunicación entre médico y paciente y la educación del enfermo. "Se debe informar
al paciente acerca de todo lo relativo a su enfermedad y entrenarle para la
correcta utilización de la medicación, creando una relación activa y continuada
entre el facultativo, el paciente y su entorno.

Así, a través de la aceptación y comprensión de la enfermedad el paciente se


corresponsabiliza de su tratamiento, y no necesita mentir al médico ni sentirse
culpable por no seguir el tratamiento", señala Santiago Nevot, jefe del Servicio de
Pediatría del Hospital General de Manresa. Hasta el momento se ha comprobado que el
cumplimiento es mejor con fármacos orales que inhalados, y aumenta si se trata de
una sola dosis diaria.

El asma se asocia a una importante carga física y socioeconómica. En 2014 provocó


más de 345.000 muertes y cada año es responsable de la pérdida de 22 millones de
años de vida ajustados por discapacidad en todo el mundo. Los adultos y los niños
con asma grave no controlada pierden el doble de días laborales y de escolarización
frente a los pacientes que controlan la enfermedad.

La carga económica del asma es alta y la estimación de los costes directos anuales
en EE. UU. es de aproximadamente 50 mil millones de dólares, en su mayoría
relacionados con las hospitalizaciones. En Europa, el coste del asma se ha estimado
en 18 mil millones de libras cada año y la pérdida de productividad representa casi
10 mil millones de libras de dichos costes.

El asma no controlada es el subtipo de la enfermedad que mayor carga económica


representa. Los pacientes con asma no controlada tienen una probabilidad un 39 por
ciento mayor de acudir a urgencias y un 22 por ciento mayor de ser hospitalizados
que aquellos en los que la enfermedad es menos grave. En consecuencia, aunque el
asma grave representa el 10 por ciento de los pacientes, el asma grave no
controlada supone el 50 por ciento de la carga económica.

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