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πρωτοτοκος
El primero, el más anterior nacido, engendrado
Ex 22:28……………………………………………………….
Ex 34:19………………………………………………………..
Nm 18:15ss…………………………………………………..
El primer hijo.
Primero en honor
Primero en poder
Ex 4:22
Sal 88:28
Sal 89:27
Son estas dos ideas que podemos considerar en relación a lo que nos dice el himno de
Colosenses;
B.- El principal de entre todos, o “que esta sobre todos”, no está en competencia con nada ni
nadie, porque no pertenece a la esfera de lo creado. Se trata pues de la Preeminencia y
majestad del Logos.
C.- “como el comienzo”, de una nueva serie. “Cristo configura a los creyentes a su imagen”, por
medio de su resurrección se ha iniciado una nueva manera de entender la realidad y la vida.
De Jesús toda la creación toma sus directrices, adquiere sus características y cualidades, que
es lo mismo que se nos dice de la persona del Padre, pues “la humanidad fue hecha a imagen y
semejanza de Dios”, todos los hombres y mueres reflejan en un sentido lo que es Dios. De esta
manera Dios es el prototokos, el modelo de la humanidad.
El culto a los ángeles que Pablo confrontó en esta epístola tenía que ver con cierto
sentimiento de humildad. Algunos pensaban que el hecho de creerse indigno de adorar a
Dios directamente, era una señal de humildad. Al parecer ellos tenían ciertas bases bíblicas
para sustentar su posición. En la Biblia deja constancia de que Dios no dio la ley
directamente a Moisés, sino que la dio por medio de los ángeles (Gá. 3:19). Por tanto, en la
entrega de la ley, los ángeles sirvieron de intermediarios. Sin embargo, los maestros
heréticos fueron más allá y enseñaron que los ángeles debían ser los intermediarios entre
Dios y el hombre caído. Ellos animaban a los santos a mostrar humildad practicando esta
forma de adoración. Era como si estos maestros les dijeran a los colosenses: “No debéis ser
tan orgullosos como para pensar que podéis dirigiros directamente a Dios. Debéis
humillaros y reconocer vuestra necesidad de acudir a los ángeles para que os sirvan de
intermediarios entre vosotros y Dios”. Pablo luchaba en contra de este concepto cuando
dijo: “Que nadie, con humildad autoimpuesta y culto a los ángeles, os defraude juzgándoos
indignos de vuestro premio” (2:18). No debemos dejarnos engañar por la humildad de
nadie ni por la enseñanza del culto a los ángeles.