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COMPARTIENDO LOS DONES ESPIRITUALES DE UNOS A OTROS

Por Norberto Quezada Rodríguez

Nos hemos habituado a pensar en la iglesia solo como el lugar al que asistimos habitualmente para los
cultos, pero de hecho, la iglesia es mucho más que un templo, es la congregación o reunión de los santos,
por lo que las casas pueden ser —y de hecho han sido históricamente— lugares propicios para
manifestarse la ekklesía de Cristo; a partir de lo cual puede concluirse que, en nuestros días, es válido y
legítimo utilizar casas para la expansión del Reino de Dios en la tierra.

Comentando sobre Ro. 16:5, Ryrie, dice: “Las primeras congregaciones se reunían en casas. Las distintas
iglesias (de casa) en una misma ciudad, constituirían la iglesia de la ciudad”. 1 Una observación
interesante hace el comentarista del N.T., Mc Donald, refiriéndose al mismo texto de Ro. 16:5, cuando dice
que “Los edificios eclesiales fueron desconocidos hasta finales del siglo segundo” 2, siendo que no hubo
templo después del año 70 de d.C. Toda la iglesia primitiva se congregó por más de un siglo en las casas de
los cristianos.

Además, al considerar las persecuciones que sufrieron los cristianos de los primeros tiempos, es lógico
pensar que sus reuniones exigieran lugares secretos, tales como las catacumbas, cuevas, casas particulares,
etc. De manera que la fe del Nuevo Testamento no giraba alrededor de un local (templo), sino de la Palabra
y de Cristo resucitado.

En nuestros días, las reuniones caseras permiten acercar la iglesia (grupo de cristianos) a los vecinos y
amigos de una manera natural y espontánea (Hechos 5.42). La historia de los grandes avivamientos ha
estado asociada, muchas veces, al trabajo de evangelización realizado desde las llamadas iglesias en
casas; resultando estas el lugar apropiado donde los miembros pueden compartir sus dones espirituales
"unos a otros" para construir así la iglesia de Dios. Las reuniones caseras proveen el lugar íntimo,
participativo e informal donde los miembros pueden usar ampliamente sus dones; y una motivación para
el desarrollo del carácter espiritual de los creyentes (1 Corintios 14.26).

En el v. 10 de Romanos 12, Pablo anima a los cristianos a buscar el amor sincero y hacer el bien en sus
relaciones con los demás creyentes. La frase en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros,
implica una relación entre los dones espirituales y la frase “los unos a los otros”. La manera como se vive
la fe cristiana debe ser vivida desde la expresión de los dones que Dios ha dado para el fortalecimiento de
la iglesia. No hay dicotomía entre lo que somos en Cristo, “unos a otros”, y el propósito por el cual
existen los dones espirituales.

Históricamente hemos dejado este trabajo al pastor, se supone que para eso le pagamos, sin embargo no
es bíblico ni realista que ésta sea "su" responsabilidad. En más de cincuenta pasajes del Nuevo
Testamento el apóstol Pablo enseña que las actitudes de cuidado entre cristianos se deben realizar de
"unos a otros", resultando ésta una responsabilidad que le permite a cada miembro cumplir con el
mandamiento de Dios de amar al prójimo como a sí mismo (Mateo 22.39).
1
Ryrie, Charles C. Biblia de Estudio. (Chicago, IL.: Moody Press, 1991).
2 McDonald, William. Comentario al Nuevo Testamento. (Barcelona, España: CLIE, 1995).

Este escrito es una contribución del grupo de autores evangélicos cubanos denominado “Pluma Evangélica”. Tiene su sede
en Jatibonico, Sancti Spíritus, Cuba.

Usado con permiso

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