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El agua es vital para todos. No podríamos imaginar un día sin ella. Simplemente el 70%
de cuerpo humano está formado por agua. Asimismo, se sabe que una persona puede
sobrevivir un mes sin comida, pero sólo una semana sin agua. La mayor parte de la
superficie del planeta está cubierta por enormes extensiones de ella (aproximadamente
97.5%), el restante 2.5% es agua dulce, la cual se encuentra principalmente en los
casquetes polares y como agua subterránea; es decir, de toda el agua dulce que hay,
69.7% es agua congelada, 30% es agua subterránea y en los ríos y lagos hay sólo 0.3%.
Hagamos una analogía: si el planeta contuviera solo 100 litros de agua, habría 750
mililitros de agua subterránea y únicamente 7 mililitros más en ríos y lagos
superficiales, por lo que la principal fuente aprovechable para el consumo humano de
agua dulce es precisamente el agua subterránea. Pero, ¿qué es?, ¿dónde se encuentra?,
¿cómo se obtiene?, ¿para qué se utiliza?, ¿cuál es su importancia? En este artículo se
responderán estas cuestiones.
Uno de los primeros estudiosos del agua subterránea fue Leonardo da Vinci, quien en su
descripción del ciclo del agua apunta: “Hallábase el agua en su elemento el soberbio
mar, cuando tuvo deseo de subir por los aires y, atendida por el elemento del calor, se
elevó en sutil vapor, tan ligero que tenía la sutileza del aire; subiendo a lo más alto,
llegó hasta donde el aire es más liviano y frío, y allá la abandonó el calor. Sus
minúsculos granitos de hielo se juntaron y pesaron más, y al pesar cayeron. La soberbia
del agua se transformó en huida del cielo; al caer fue bebida por la tierra seca, y ahí
estuvo mucho tiempo encarcelada, haciendo penitencia por su culpa”.
Asimismo, hay imágenes un poco más cercanas en los llamados “poceros del Ued
Rhir”, en el norte del Sahara, a finales del siglo XIX. Los miembros de esta corporación
eran capaces de excavar a mano pozos de hasta 80 metros de profundidad. La
corporación designaba entonces al más viejo de sus miembros para cavar el pozo. Solo,
en la oscuridad del fondo, iba golpeando con su pico el material más consolidado,
formado de rocas calcáreas, hasta que un último golpe de su pico hacía brotar, con
violencia inaudita, el líquido tan preciado. Muy pronto llenaba éste el pozo para manar
hasta la superficie, llevándose consigo al viejo pocero, muerto o trágicamente
contusionado. Otros se lanzaban entonces hasta el fondo conteniendo la respiración, con
lastres en los pies, para terminar el trabajo. Ningún esfuerzo y sacrificio eran excesivos
para ir a buscarla. Afortunadamente, las técnicas han cambiado desde entonces.
Para entender qué es y dónde se encuentra el agua subterránea, tenemos que referirnos
al ciclo del agua. Este describe la presencia y el movimiento del agua en la tierra y sobre
ella. El ciclo del agua ha estado ocurriendo por billones de años y la vida sobre el
planeta depende de él.
El agua está en continua transformación: se evapora, cae en forma de lluvia, se filtra por
la tierra, fluye en los caudales de los ríos. A grandes altitudes o en las latitudes altas, se
halla presente en forma de hielo y nieve, y éstos, a su vez, se transforman también. La
ciencia de la hidrología estudia todos estos movimientos y sus observaciones conforman
lo que se conoce como el “ciclo del agua”.
Acuíferos
La palabra acuífero proviene de dos palabras latinas: aqua, de agua, y ferre, traer, y se
define como la formación, o parte de una formación, que contiene suficiente material
permeable cuyos poros están llenos de agua subterránea; se utilizan para obtener
cantidades significativas de agua de pozos y manantiales. Los acuíferos más productivos
en el mundo están compuestos de materiales sin consolidar, como gravas y arenas.
Las aguas subterráneas forman grandes depósitos que en muchos lugares constituyen la
única fuente de agua potable disponible. A veces, cuando circulan bajo tierra, forman
grandes sistemas de cuevas y galerías. En algunos lugares regresan a la superficie,
brotando de la tierra en forma de fuentes o manantiales. La dirección y velocidad del
movimiento del agua subterránea están determinadas por varias características del
acuífero y de las capas impermeables del suelo (donde el agua tiene dificultad en
penetrar). Las dos propiedades de los acuíferos que afectan el almacenamiento y flujo
del agua subterránea son la porosidad (cantidad de espacio abierto en el material) y la
conductividad hidráulica (medida de la habilidad de un acuífero para transmitir agua).
Si la roca permite que el agua se mueva de una forma relativamente libre dentro de ella,
puede moverse distancias significativas en un corto periodo de tiempo, pero también
puede ir a acuíferos más profundos, donde demorará años en volver a ser parte del
ambiente.
La edad del agua subterránea ha sido tema de discusión. Para determinarla se utilizan
radioisótopos. Esta técnica indica que el rango va de unos pocos años a miles de años.
Algunas muestras en Arabia Saudita indican edades de 20 mil a 30 mil años, pero esta
situación no es común. La mayor parte del agua subterránea, destinada para consumo
humano en acuíferos someros, es de origen reciente (menor de diez años).
Pozos y manantiales
La importancia del estudio del agua subterránea es que es la principal fuente de agua
potable en el mundo; sin embargo, se debe tener en cuenta el balance del ciclo
hidrológico para su mejor aprovechamiento y conservación, así como las consecuencias
ambientales y sociales que acarrea la explotación de los acuíferos.
En el país se aprovecha hasta 70% del agua extraída de los 653 acuíferos, que satisface
las necesidades de 75 millones de personas, y se riega una tercera parte de la superficie
agrícola; aun así, estos acuíferos son altamente vulnerables, de modo que su explotación
puede tener efectos perjudiciales tales como el agotamiento de manantiales, la
desaparición de lagos y humedales, la pérdida de vegetación, la disminución de la
disponibilidad debido a la contaminación del agua por los residuos generados en las
ciudades, zonas industriales y de riego o por la intrusión salina. El incremento de la
demanda puede agravar las amenazas en cuatro aspectos fundamentales de la seguridad
humana: la producción de alimentos, la salud humana, el equilibrio de los ecosistemas y
la estabilidad social, económica y política. Es notable que de 1975 a 2003 los acuíferos
con explotación intensiva aumentaran de 32 a 102. En el estado de Veracruz, según la
clasificación de Comisión Nacional del Agua, existen dieciocho acuíferos, de los cuales
sólo ocho cuentan con estudios hidrogeológicos que datan de los años ochenta, por lo
que es importante realizar y actualizar investigaciones que definan mejor sus
características hidráulicas para su mejor aprovechamiento.
Guerrero, M. (1998). El agua. En A.A.: La Ciencia para Todos (2ª ed.), núm.102.
México: Fondo de Cultura Económica.