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Trabajo Practico N 1
Instituto Sedes Sapientiae
Fue esta concepción del mundo la que formo a los hombres de la revolución de 1810. No
solo a los grandes héroes, sino a la población que estuvo de su lado y participo de los
diferentes conflictos que sucedieron al 25 de Mayo. El criollo comprendía un estrato social
elevado en la pirámide colonial, siendo de sangre española y nacido en territorio
americano, naturalizado en el territorio, creador y conocedor de sus costumbres, tanto las
aborígenes como las traídas desde la madre España. Mas su posición seguía estando por
debajo de aquella del Español, quien ostentaba los cargos públicos, el monopolio del
comercio y la tenencia de las grandes tierras. Seria éste contra el que se enfrentaría el
criollo, letrado y educado tanto como su par ibérico, por el poder y auto gobierno.
Las ideas liberales, la guerra, la evangelización y la escolástica, la económica agrícola y
la educación clerical y privada fomentada en el territorio, la rivalidad social con el español
sumado a los roces económicos con las demás ciudades del virreinato y el comercio
ultramarino restringido por España, fueron las que cosas que formaron al criollo.
Una vez asentadas las bases de la colonización de América, se fomento a partir de 1552
la idea de la educación de los pobladores. A través de la Junta de Prelados de Lima se
elevo a las altas esferas la petición de educar a los nacidos en tierra americana en “Las
cosas de nuestra Fe, leer, escribir y contar”. 20 años después, la cedula real de Felipe II
dio inicio al proceso estatal de educación colonial, poniendo a los Virreyes y
Gobernadores como responsables de promover las escuelas.
Las escuelas particulares se creaban cuando la petición de esta era aceptada por el
Cabildo, el cual otorgaba generalmente el lugar de enseñanza al laico que deseaba
enseñar. Los alumnos eran quienes pagaban la educación.
Al poco tiempo empezaron a nacer las universidades, siendo la primera de estas la de
Córdoba a principios del siglo XVII, de la cual saldrían grandes exponentes como
Gregorio Funes y Juan José Paso.
Debe remarcarse que, aun con la constante movilización educativa, esta era reservada a
las elites de la sociedad. El habitante común no solía alcanzar los mayores grados de
escolarización y hasta prescindía de él, pues al vivir del campo y comprender una
población esparcida por todo el territorio, no veía la necesidad de una educación mayor. Y
aun cuando lo hacía, se encontraba con otro obstáculo: el español Ibérico. El criollo solo
podía aspirar a puestos clericales, abogacía o al ejercito, pero no a ser funcionarios
políticos o de mayor rango, pues esta posición estaba resguardada a los Españoles de la
madre patria. Fue el español también quien controlaba el monopolio comercial, y un
mayor prestigio social por su origen ibérico, lo cual marco fervientemente la rivalidad entre
ambas castas.
Con la llegada de los ideales de la fisiocracia, que se fomentaron con las reformas
Borbónicas del siglo XVIII, se opto por abandonar el estancamiento de una educación
filosófica basada en la repetición y completa memorización para impulsar una educación
útil, del trabajo, que se enfocara en la agricultura y no solo la fe católica y saberes
filosóficos y metafísicos. Los propios obispos impulsaron esta reforma de la educación ya
que estos mismos encontraron, en múltiples diócesis, una educación decadente de los
feligreses y un clero sin la preparación ni la vocación docente para enseñar. Sin embargo,
no fue solo la fisiocracia aquella que caló en el ideario pedagógico y administrativo de la
colonia.
La irrupción a mediado del siglo XVIII de las nuevas ideas liberales, del Iluminismo o la
Ilustración, que sostenían los principios de la libertad personal, la igualdad y la fraternidad
entre los hombres, la soberanía popular, el progreso material y la tolerancia religiosa,
todo lo cual llevaba implícito la necesidad de impulsar la educación de los pueblos. De
acuerdo con esta tendencia, surgen en Buenos Aires, las primeras escuelas primarias y
algunos centros de altos estudios creados bajo la influencia cultural española. Se crean
los Reales Estudios y posteriormente el Real Colegio Convictorio Carolino, con miras a la
fundación de una Universidad en el futuro y el abogado Manuel Belgrano, nombrado por
la Corona, a fines del siglo XVIII, Secretario perpetuo del Consulado de Buenos Aires,
fundó las Escuelas de Dibujo y de Náutica.
Desde España, el fray Benito Jerónimo Feijoo pidió que se tomara en cuenta la
enseñanza de las ciencias experimentales, que permitieran el mayor trabajo del raciocinio
y la habilidad intelectual de los habitantes del territorio.
Por la educación, que se extendió a partir del siglo XVIII hacia las mujeres, se podían
alcanzar múltiples puestos en incluso títulos (siendo el de Doctor solo otorgable por el
clero). Pero, mientras el varón poseía niveles en su estudio, la mujer era relegada a
saberes específicos y no tenía una trayectoria estructurizada de su escolarización. El
criollo pudo alcanzar mediante la evolución de las escuelas y nacimiento de universidades
el dominio de múltiples conocimientos:
Filosofía.
Gramática. (Con una fuerte impronta del latín, pues las demás carreras superiores de las
universidades se dictaban en latín.)
Retorica.
Física.
Teología.
Metafísica.
Aritmética.
Leyes Comerciales y de navegación.
Geografía.
En el propio clero, algo muy similar sucedía, ya que se encontraba dividido entre el Alto
Clero y el Bajo Clero. El primero era compuesto por las elites sociales y resultaban
muchas veces lejanos a la situación de la población, mientras que el segundo, compuesto
primariamente por criollos, eran los más cercanos al pueblo y serán quienes más adelante
participaran, no solo en el Rio de la Plata, sino en el resto de América, en las luchas de
revolución.
Mientras que los territorios del Tucumán y Corrientes aceptaban esta situación y optaban
por una mayor producción agrícola para comerciar a través del puerto de Lima a lo largo
del siglo XVI, XVI y hasta la mitad del siglo XVIII, Buenos Aires era constantemente
aislado de la economía para que no hiciera peligrar la hegemonía del Alto Perú. Esto llevo
al comercio inter colonial que, al ser prohibido, promovió un gran nivel de contrabando y
hasta sociedades de contrabandistas en el puerto de Buenos Aires. Fue hacia 1776 que
por fin Buenos Aires consiguió su posición deseada y se volvió cabeza de su propio
Virreinato, pudiendo ahora emplear su propio puerto para comerciar.
Pero el comercio con España no era suficiente para las necesidades de la colonia, y el
monopolio de los comerciantes españoles drenaba de riquezas a la población criolla del
territorio.
El criollo era letrado, habiéndose egresado muchos de ellos como abogados, lo cual le
permitió debatirse el futuro político y ejercer cargos de gobernación. También se fue
empapando gracias a su profesión de los ideales liberales de fraternidad y libertad, y la
ilustración europea, adquiriendo los diferentes conocimientos y saberes científicos.
También era militar, pues el ejercito era la otra salida adelante en los estudios. Esto
permitió crear ejércitos leales a este sector de la población que se opusieron a las fuerzas
de la población española, y que junto con los negros pudieron hacer frente a las fuerzas
de la madre España.
Era religioso, con el apoyo del bajo clero, cercano y conocedor de las santas escrituras,
que servía de guía espiritual y moral.
El criollo fue, tanto por necesidad como por su contacto constante con estos grupos,
abierto al mestizaje y aceptar miembros de estas castas inferiores como parte de sus
grupos sociales, algo que empleo de mayor manera durante los procesos revolucionarios.
Conclusión.
A lo largo de la historia del actual territorio argentino, se realizo una gran tarea educativa
de los pueblos nativos y de los criollos. Sin embargo, las diferencias y hostilidades que se
perpetraban entre las castas sociales tuvo como sus jugadores más poderosos a los
españoles y criollos.
La represión de la administración española sobre los criollos a lo largo del siglo XVIII
acrecentó el malestar y aumento los aires de rebeldía criollos. Con la caída sistemática de
España a manos de Francia, los criollos vieron la oportunidad de sobreponerse al dominio
de sus “hermanos” Españoles, optando las ideas seculares y liberales europeos, basados
en la ilustración pero manteniendo la guía moral religiosa.
Los criollos produjeron a muchos de los próceres argentinos del siglo XIX, e hicieron
sonar su voz en la administración del territorio colonial una vez se perdió la madre
España. Recuperaron los puestos que les habían sido privados hace un siglo y
demostraron ser igual de capaces que los ibéricos.
Puede decirse entonces que la educación de los criollos fue completa, mas las
oportunidades que se les otorgarían en la vida política e ilustrativa fueron lisiantes, pero
permitieron que se especializaran en las vías letradas y militares, y en el trabajo del
campo e industria agrícola y ganadera, que luego emplearían para autogobernarse.
Bibliografía.
Carlos Alberto Floira, Cesar A. Garcia Belsunce. “Historia de los Argentinos”, Tomo 1.
Editorial Kapeluz.
Recursos Web.
HISTORIA II Los criollos en Nueva España. Serie Telesecundaria, Canal “CEST 1986”.
Video subido el 4 de Noviembre de 2014. Consultado el 21/5/2019.
(https://www.youtube.com/watch?v=RI3ENIVSDuw)