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INTRODUCCION
Los Alumnos.
EL DAÑO
1. CONCEPTO:
Aquel por dolo o culpa causa un DAÑO a otro está obligado a indemnizarlo
¿Porque extracontractual?
Porque; El daño se produce sin que exista contrato o relación jurídica entre las
partes sin embargo también es extracontractual cuando a pesar de haber un
contrato previo el daño se produce en aspectos no considerados contractualmente
para que una persona sea responsable extracontractualmente deben confluir 04
elementos:
Por ejemplo que el accidente sea consecuencia de actuar negligente del conductor y
no de la víctima, si se rompe el nexo causal no hay responsabilidad, porque otra
acción causo el daño.
El elemento más importante es la certeza del DAÑO.
1. LAS PARTES:
2. LA ANTIJURICIDAD.
ÁMBITO CONTRACTUAL.
ÁMBITO EXTRACONTRACTUAL.
3. DAÑO CAUSADO.
Si no hay daño, no habrá nada que reparar o indemnizar y por ende no hay ningún
problema de responsabilidad civil. Tan importante es el daño producido, que hay
quienes han preferido de nominar la responsabilidad civil como (“DERECHO DE
DAÑOS”).
Pues bien, en sentido amplio, se entiende por daño la lesión a todo derecho
subjetivo, en el sentido de interés jurídicamente protegido del individuo en subida de
relación, que en cuanto protegido por el ordenamiento jurídico, se convierte
justamente en derecho subjetivo, esto es un derecho en el sentido formal y técnico
de la expresión.
Una vez delimitado en términos amplios el concepto del daño y habiendo hecho
énfasis en el aspecto social de los derechos subjetivos, puede bien decirse que el
daño es todo menoscabo a los intereses de los individuos en su vida de relación
social que el Derecho ha considerado merecedores de la tutela legal.
Ahora bien, respecto del daño existe unanimidad en la doctrina en que el mismo
puede ser de dos categorías:
A) DAÑO PATRIMONIAL:
DAÑO EMERGENTE.- Pérdida patrimonial efectivamente sufrida
LUCRO CESANTE.- Ganancia frustrada o dejada de percibir.
B) DAÑO EXTRAPATRIMONIAL:
DAÑO MORAL
DAÑO A LA PERSONA.
DAÑOS PSICOLÓGICOS
DAÑOS SOMÁTICOS.
CAUSA ADECUADA.
Para que una conducta sea causa adecuada de un daño, es necesario que
concurran dos factores o aspectos:
UN FACTOR IN CONCRETO y
UN FACTOR IN ABSTRACTO.
Si una persona de 25 años de edad, sin ningún problema cardíaco, fallece en forma
inmediata como consecuencia de un susto producto de una broma, no existirá
relación de causalidad adecuada, aun cuando en los hechos la muerte haya sido
consecuencia del susto por la broma, por cuanto de acuerdo a la experiencia normal
y cotidiana un susto por una broma no es capaz de producir la muerte de una
persona joven de esa edad.
Por el contrario, si se tratara de un susto por una broma a una persona de 75 años
de edad, no habría duda alguna que se trataría de una causa adecuada, en tanto y
en cuanto el susto a una persona de edad avanzada es causa adecuada, de
acuerdo a la experiencia normal y cotidiana, para producir la muerte.
De esta manera, resulta claro el sentido de la noción de causa adecuada, de
aplicación obligatoria para todos los casos de responsabilidad civil extracontractual
en el sistema legal peruano, por haber sido consagrada expresamente y en forma
imperativa en el artículo 1985° del Código Civil. No basta con establecer si una
conducta ha causado físicamente un daño, pues es necesario también determinar si
esa conducta abstractamente considerada es capaz de producir ese daño de
acuerdo al curso ordinario y normal de los acontecimientos.
5. FACTORES DE ATRIBUCIÓN:
Son aquellos que finalmente determinan la existencia de la RESPONSABILIDAD
CIVIL, una vez que se han presentado, en un supuesto concreto de un conflicto
social, los requisitos antes mencionados de la antijuricidad, el daño producido y la
relación de causalidad.
3. DAÑO MORAL
Estos estados del espíritu constituyen el contenido del daño en tanto y en cuanto
previamente, se haya determinado en qué consistió el daño sufrido por la víctima. El
Derecho no resarce cualquier dolor, humillación, aflicción o padecimiento, sino
aquéllos que sean consecuencia de la privación de un bien jurídico, sobre el cual la
víctima tenía un interés jurídicamente reconocido. Por lo tanto, lo que define al daño
moral no es el dolor o los padecimientos, estos serán resarcibles en la medida que
sean consecuencias de la lesión a una facultad de actuar que impide o frustra la
satisfacción o goce de intereses no patrimoniales, reconocidos a la víctima del daño
por el ordenamiento jurídico. Y estos intereses, pueden estar vinculados tanto a
derechos patrimoniales como a derechos extrapatrimoniales.
En este sentido podemos decir, que los llamados daños morales son los infligidos a
las creencias, los sentimientos, la dignidad, la estima social, a la salud física o
psíquica es decir, a los que la doctrina mayoritaria ha denominado derechos de
personalidad o extrapatrimoniales. O bien, «el menoscabo o lesión a un interés no
patrimonial provocado por el hecho dañoso, es decir por el acto antijurídico». La
noción de daño moral se desarrolla en base a dos presupuestos: la naturaleza del
interés lesionado y la extra patrimonialidad del bien jurídico afectado.
Así la doctrina clásica italiana, habla de daño moral «objetivo» y de daño moral
«subjetivo». Daño moral objetivo sería aquel menoscabo que sufre la persona en su
consideración social; y en cambio, el daño moral subjetivo sería aquel que consiste
en el dolor físico, las angustias o aflicciones que sufre la persona en su
individualidad. Ejemplo del primero, es el daño provocado por las injurias o por las
calumnias que ofenden al buen nombre, el honor o la reputación pública; ejemplo del
segundo, las heridas u ofensas físicas.
La jurisprudencia española por su parte habla de daño moral «puro» y considera que
daños no patrimoniales son daños morales puros, es decir, los que no acarrean ni
directa ni indirectamente consecuencias patrimoniales económicamente valuables y
que se identifican con la perturbación injusta de las condiciones anímicas del sujeto
lesionado.
Así la doctrina distingue entre daño moral «directo» y daño moral «indirecto»
partiendo de la naturaleza de los intereses jurídicos afectados (no se toma en cuenta
la naturaleza que presuponen esos intereses). En este sentido el daño moral es
directo «si lesiona un interés tendiente a la satisfacción o goce de un bien jurídico no
patrimonial»; el daño moral será indirecto «si la lesión a un interés tendiente a la
satisfacción o goce de bienes jurídicos patrimoniales, produce, además, el
menoscabo a un bien no patrimonial».
Tal distinción no es novedosa y surge de la teoría general del daño, y se siguen los
mismos parámetros para conceptuar el daño patrimonial directo y el daño
patrimonial indirecto. De este modo se establece, así como el daño patrimonial es
una consecuencia posible pero no necesaria del hecho lesivo a un interés no
patrimonial, el daño moral indirecto es la derivación del hecho lesivo a un interés
patrimonial.
Decisión Infundados
LIMA
Código Civil, sostiene que el Ministerio Público debe pagar al demandante una
indemnización por daños y perjuicios por lucro cesante y daño moral, más intereses
legales del monto de la indemnización peticionada en su demanda, desde la fecha
en que se produjo el daño (cese en el cargo que venía desempeñando como Fiscal
Adjunto Titular), y no desde la fecha en que se notificó la demanda. Asimismo, aduce
que en la sentencia de vista no se ha tenido en cuenta que el daño emergente
consiste en el empobrecimiento del patrimonio que ha sido objeto por parte de la
entidad demandada, y que este hecho está probado con los recaudos que ha
presentado en autos; y II.- Recurso del Ministerio Público: Infracción normativa
procesal de los artículos 200 del Código Procesal Civil y 139 incisos 3 y 5 de la
Constitución Política del Perú, menciona que la sentencia de vista adolece de
motivación al no haberse resuelto la litis sustentando lo decidido en dispositivo
jurídico alguno, incluso se evidencia un notorio error que afecta los Derechos al
Debido Proceso, pues el Ministerio Público carece de legitimidad para obrar pasiva
en el presente proceso; en tal sentido, la Sala Superior sin mayor fundamentación ha
determinado que el Ministerio Público ha causado daño al demandante por el solo
hecho de ser su empleador, sin tomar en cuenta que el causante del daño es el
Poder Ejecutivo, quien tenía como política de gobierno, reestructurar el Poder
Judicial y el Ministerio Público, porque fue quien expidió los Decretos Ley números
25530 y 25735 que generaron daño al demandante.
CONSIDERANDO
cesado y apartado del cargo de Fiscal Provincial Adjunto que venía ejerciendo, ello
no genera automáticamente los presupuestos exigibles para asumir la obligación de
indemnizar por este concepto, por lo que siendo así, no resulta atendible la demanda
incoada en cuanto a este extremo se refiere. Que, en cuanto al lucro cesante
reclamado, es evidente que este concepto tiene correlato en el tiempo no trabajado
por el demandante, por acción directa e inmediata del hecho precisado, pues si bien
a través de esta institución jurídica no puede ordenarse el pago de las
remuneraciones dejadas de percibir, sí resulta razonable y coherente concluir que,
en efecto, el demandante fue separado del cargo injustamente, en virtud de no
haberse comprobado de forma fehaciente y a la luz del debido proceso,
responsabilidad alguna que haya ameritado aquella separación, de manera que,
innegablemente no ha podido desenvolverse o desempeñarse de manera cabal en
el ámbito privado; consecuentemente, debe aquilatarse esta situación y fijarse una
indemnización de modo prudencial, a tenor de lo previsto en el artículo 1332 del
Código Civil. Que como se ha visto, la separación del demandante del cargo de
Fiscal Provincial Adjunto ocurrió de forma intempestiva y sin habérsele sometido a
un debido procedimiento administrativo, pues no se le otorgó el derecho de defensa,
lo que sin duda trajo consigo dolor, angustia y sufrimiento en la esfera subjetiva del
citado accionante, habida cuenta que por imperio de medidas legales que imperaban
en aquella época, no se le permitió acceder de forma inmediata, a efectos de que se
le restituyan sus derechos; antes bien, aquella separación se dio en el marco de una
serie de imputaciones que definitivamente mellaron la dignidad del demandante, tal
como se acredita con las publicaciones anexadas a la demanda que dieron a
conocer los ceses en cuestión, y que obran de fojas cuatro a treinta y cuatro. De otro
lado, en lo relacionando al daño personal, este no ha sido debidamente probado,
pues el proyecto de vida a que hace alusión el demandante, respecto a un eventual
o probable ascenso en su trayectoria profesional constituye un aspecto subjetivo,
pues el accionante no dejó de ser profesional del derecho, y por tanto posibilitado a
ejercer este; en consecuencia, este extremo de la demanda debe desestimarse por
improbado.
QUINTO. En tal orden de ideas, se aprecia que aun cuando la entidad recurrente
invoca la vulneración de los artículos 139 incisos 3 y 5 de la Constitución Política del
Estado y 200 del Código Procesal Civil, sus alegaciones casatorias se orientan a
sostener la siguiente argumentación: a) La sentencia de vista adolece de motivación
al no haberse resuelto, sustentando lo decidido en dispositivo jurídico alguno; b) El
Ministerio Público carece de legitimidad para obrar pasiva en el presente proceso;
c) La Sala Superior sin mayor fundamentación ha determinado que el Ministerio
Público ha causado daño al demandante por el solo hecho de ser su empleador, sin
tomar en cuenta que el causante del daño fue el Poder Ejecutivo, quien tenía como
política de gobierno, reestructurar el Poder Judicial y el Ministerio Público, porque
fue quien expidió los Decretos Leyes números 25530 y 25735, que generaron daño
al demandante.
El laboralista Franco Muschi, asociado principal del estudio Garrigues, comentó que
esta sentencia confirma la tendencia del Poder Judicial al establecer una
“responsabilidad objetiva” del empleador.
Es decir, cualquier tipo de accidente que ocasione un daño al trabajador deberá ser
reparado por el empleador, aun cuando no exista un incumplimiento de la empresa
en sus obligaciones legales.
Otros factores
De otro lado, el fallo también determinó que los deudos del trabajador pueden
reclamar daños y perjuicios en un juicio laboral, ya que, ante la muerte del
trabajador, sus herederos asumirán la sucesión también de sus derechos laborales
que sean derivados del contrato de trabajo, anotó Muschi.
El artículo 345-A del Código Civil establece que: “Para invocar el supuesto del inciso
12 del artículo 333 el demandante deberá acreditar que se encuentra al día en el
pago de sus obligaciones alimentarias u otras que hayan sido pactadas por los
cónyuges de mutuo acuerdo. El juez velará por la estabilidad económica del
cónyuge que resulte perjudicado por la separación de hecho, así como la de sus
hijos. Deberá señalar una INDEMNIZACIÓN POR DAÑOS, incluyendo el DAÑO
PERSONAL u ordenar la adjudicación preferente de bienes de la sociedad conyugal,
independientemente de la pensión de alimentos que le pudiera corresponder (...)”.
En el caso bajo comentario, nosotros consideramos que no se ha llegado
fehacientemente a acreditar la posible existencia de un cónyuge más perjudicado
con la separación de hecho.
Por otro lado, el divorcio de conformidad con el artículo 318 del Código Civil, pone fin
a la sociedad de gananciales. El artículo 319 del Código Civil establece que: “(...) En
los casos previstos en los incisos 5 y 12 del artículo 333, la sociedad de gananciales
fenece desde el momento en que se produce la separación de hecho (...)”.
Por lo tanto, nosotros estamos de acuerdo con que al tratarse de una situación
surgida antes de la Ley N° 27495, se determine la fecha de fenecimiento de la
sociedad de gananciales desde la vigencia de esta norma.
TEMA RELEVANTE
MARCO NORMATIVO
INTRODUCCIÓN
I. HECHOS RELEVANTES
1. DEMANDA
2. RECONVENCIÓN
Así, se mencionan:
El lucro cesante.
El daño a la persona.
El daño moral.
El resto del artículo está dedicado a establecer que debe existir una relación de
causalidad adecuada entre el hecho y el daño producido. También se dispone que se
devengan intereses legales desde que se produjo el daño.
V. RECURSO DE CASACIÓN
Según el banco demandante, la Sala Superior consideró que las personas jurídicas
no son pasibles de daño moral. Ante lo cual alegó infracción normativa del artículo
1985 del Código Civil, por cuanto, dentro de lo preceptuado, la norma no distingue
entre persona natural y persona jurídica.
ansiedad, angustia, sufrimiento tanto físico como psíquico, menoscabo del estado de
ánimo, dolor o aflicción.
Como se habrá notado, esta visión comprensiva del daño moral difiere de la referida
al principio del mismo considerando.
Como un dato a tomar en cuenta con respecto al tema de los derechos de las
personas jurídicas, habría que recordar que el Tribunal Constitucional emitió una
sentencia, la STC Exp. N° 4972-2006-PA/TC, cuyos fundamentos 13 a 14 y 17 a 20
constituyen doctrina jurisprudencial vinculante.
CONCLUSIÓN