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UNIVERSIDAD PERUANA DE CIENCIAS E INFORMÁTICA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO

CURSO: DERECHO CIVIL I (PERSONAS)


MODALIDAD ESPEL SEGUNDO CICLO

TEMAS: FIN DE LA PERSONA


RESUMEN Y COMENTARIOS

DOCENTE: DR. VICTOR RICARDO REYES PASTOR

ALUMNOS: BARZOLA LIMACO, EVA LUZ

CICLO: II

AULA: 207

LIMA - PERÚ
FIN DE LA PERSONA
RESUMEN Y COMENTARIOS

El Código Civil peruano (Decreto Legislativo Nº 295, 25 de Julio de 19874) trata


sobre este tema en su Título VII, denominado precisamente Fin de la persona, el cual
a su vez consta de tres capítulos y 9 artículos en total, como veremos y analizaremos
brevemente a continuación.

CODIGO CIVIL
TÍTULO VII
FIN DE LA PERSONA

CAPÍTULO PRIMERO: MUERTE


Art. 61.- FIN DE LA PERSONA
La muerte pone fin a la persona.
La muerte, como el nacimiento, constituyen hechos jurídicos, ya que ambos producen
efectos para el derecho. La muerte, en general, pone fin al ser humano y con ella la
persona humana pasa a convertirse de sujeto de derecho, en objeto de derecho. El
artículo se refiere tanto a la muerte plenamente comprobada como a la muerte
presunta pero no dice nada respecto al deceso del concebido.
La muerte, como hecho biológico constituye un proceso con fases:
 Muerte relativa o aparente: las funciones superiores se suspenden por breve
tiempo, sin que ello sea necesariamente irreversible.
 Muerte intermedia o muerte clínica: Dejan de funcionar de modo irreversible
los sistemas respiratorio, cardiovascular y nervioso, aun si se mantienen
algunas funciones biológicas mínimas. Es el momento en que se producen los
efectos legales de dicho hecho jurídico.
 Muerte absoluta: implica el cese definitivo de toda actividad biológica,
incluyendo la vida celular.
Según Limongi Franca se distinguen cuatro conceptos: Muerte encefálica, Muerte
cerebral, Muerte clínica y Muerte definitiva
Nuestro Código Sanitario definió la muerte haciéndola equivalente a la muerte clínica
(D.L. Nº 17505, del 18.03.1969) en su art. 36 que dice: “La muerte se produce por la
cesación de los grandes sistemas funcionales, considerando que el fin de la vida,
productora de consecuencias jurídicas, no corresponde a la verdad biológica”
La Ley General de Salud, Ley Nº 26842 (09.07.97) menciona en su art. 108: “La
muerte pone fin a la persona. Se considera ausencia de vida al cese definitivo de la
actividad cerebral, independientemente de que algunos de sus órganos o tejidos
mantengan actividad biológica y puedan ser usados con fines de transplante, injerto o
cultivo. El diagnóstico fundado de cese definitivo de la actividad cerebral verifica la
muerte. Cuando no es posible establecer tal diagnóstico, la constatación de paro
cardiorespiratorio irreversible confirma la muerte…”
Jurisprudencia
“ Se convierte en un petitorio física y jurídicamente imposible, el demandar la sucesión
intestada de un causante a favor de un heredero premuerto, porque solo heredan los
que sobreviven al causante, de ahí que no es posible declarar heredero de un muerto
a otro que le premurió, porque ya no es sujeto de derecho”.
Cas Nº 746.96 Lima 30-09-1996, FERNANDEZ ARCE, César, Derecho de
Sucesiones, PUCP. Lima, 2003,T. III, p. 1045

Art. 62.- PRESUNCIÓN DE CONMORENCIA


Si no se puede probar cuál de dos o más personas murió primero, se
las reputa muertas al mismo tiempo y entre ellas no hay transmisión de
derechos hereditarios.
En anteriores dispositivos se empleaba la Teoría de la premorencia que establecía
ciertas presunciones basadas en edad, sexo y algunas fortalezas o debilidades, como
por ejemplo: En las mismas circunstancias, los niños morían antes que los hombres
por ser más débiles, la mujer moría primero que el marido; y si eran padre e hijo,
primero éste si era menor de 14 años o que en un naufragio moría después el que
sabía nadar.
En lo que respecta a la presunción de conmorencia este es aplicable al supuesto de
que dos o más personas hayan fallecido en un mismo suceso como en un desastre
común, o también a los casos de muerte en otras circunstancias, incluyendo la muerte
en diferentes lugares y además no es posible determinar el instante exacto de sus
muertes por lo que se asume la existencia de un tiempo común. En cuanto a la
posibilidad de aplicarla para casos de personas ubicadas en distintos espacios, no
habiendo restricción expresa al respecto en la referida norma, ello quedará, en todo
caso, a la determinación de la doctrina y de la jurisprudencia.

CAPÍTULO SEGUNDO: DECLARACIÓN DE MUERTE PRESUNTA

Art. 63.- SUPUESTOS DE DECLARACIÓN DE MUERTE PRESUNTA


Procede la declaración de muerte presunta, sin que sea indispensable
la de ausencia, a solicitud de cualquier interesado o del Ministerio
Público en los siguientes casos:
1.- Cuando hayan transcurrido diez años desde las últimas noticias del
desaparecido o cinco si éste tuviere más de ochenta años de edad.
2.- Cuando hayan transcurrido dos años si la desaparición se produjo
en circunstancias constitutivas de peligro de muerte. El plazo corre
a partir de la cesación del evento peligroso.
3.- Cuando exista certeza de la muerte, sin que el cadáver sea
encontrado o reconocido.
El presente artículo tiene por finalidad solucionar situaciones inciertas respecto de la
vida o fallecimiento de una persona que no se encuentra presente, o mejor dicho, se
halla desaparecida, del lugar de su domicilio durante un tiempo prolongado como lo
menciona la norma. Tiene por objeto tutelar el interés de la persona desaparecida; el
interés de los terceros, principalmente de aquellos que tengan derechos eventuales en
la sucesión del desaparecido; y, el interés general de la sociedad de que no haya
bienes y derechos abandonados.
Los efectos jurídicos que produce la declaración de muerte presunta son: En la esfera
patrimonial cesan las relaciones jurídicas que se extinguirían por la muerte (el
matrimonio, obligaciones alimentarias), contratos, puesto que la muerte presunta, tiene
como efecto principal, ponerle fin a la persona; cesan los efectos de la declaración
judicial de ausencia si la hubiera; se abre la sucesión del muerto presunto a favor de
sus herederos, etc.
Jurisprudencia
“Constituye un requisito indispensable para declarar la ausencia o muerte presunta,
demostrar el hecho de la existencia física de la persona”.
Exp. Nº 5254-98 del 07/12/98. Explorador Jurisprudencial. Gaceta Jurídica.

Art. 64.- DISOLUCIÓN DE MATRIMONIO POR DECLARACIÓN DE MUERTE


PRESUNTA
La declaración de muerte presunta disuelve el matrimonio del
desaparecido. Dicha resolución se inscribe en el registro de
defunciones.
A diferencia de los Códigos Civiles de otros países, excepto España, la corriente más
radical en relación a los efectos de la declaración de muerte presunta en el
matrimonio, es seguida por nuestro Código Civil. En Perú y España se establece que
el matrimonio se disuelve por la declaración de muerte presunta o fallecimiento
pudiendo de esta manera el presunto viudo contraer nuevas nupcias sin que estas
sean invalidadas por la reaparición del ausente, esto último señalado en el art. 68 del
Código.

COMENTARIO
En lo que respecta al artículo 61: “La muerte pone fin a la persona”, éste no establece
sobre la muerte del concebido en el entendido que la persona es tal desde que nace.
El art. 1 así lo dice: “La persona humana es sujeto de derecho desde su nacimiento…”.
Por ello sería interesante retomar la iniciativa que propone sustituir la norma por “La
muerte pone fin al ser humano” ya que según también el mismo art. 1 menciona: “...La
vida humana comienza con la concepción…”
En relación al art. 62 sobre la “Presunción de Conmorencia”, término novedoso para la
suscrita pero muy importante a mi modo de ver por sus implicancias en la trasmisión
sucesoria, ya que el art. 660 dice: “Desde el momento de la muerte de una persona,
los bienes, derechos y obligaciones que constituyen la herencia se trasmiten a sus
sucesores.” Si dos o más personas llamadas a sucederse, como un padre y sus hijos,
fallecen en un mismo evento es importante establecer quien murió primero para la
posibilidad de ejercer este derecho. Si no hay pruebas entonces se presume la
conmorencia y no hay por ende la posibilidad de heredar.
El art. 63 sobre los “Supuestos de declaración de muerte presunta”, me parece
bastante claro y los efectos jurídicos que se derivan de ello son similares a la llamada
muerte natural, es decir aquella donde tenemos la evidencia física del fallecido; con la
diferencia que en la muerte presunta cabe la posibilidad de la reaparición del
supuesto muerto quien podrá solicitar su “Reconocimiento de existencia” y reclamar
sus derechos perdidos, excepto la disolución del nuevo matrimonio de su cónyuge si
se hubiera dado tal hecho. Es importante señalar también que quien solicita la
declaración de muerte presunta debe demostrar la existencia física de la persona
ausente.
Por último, el art. 64, menciona que la declaración de muerte presunta
automáticamente disuelve el matrimonio del desaparecido y eso se da al igual que si
hubiera ocurrido la muerte natural. Este matrimonio no se anulará si reaparece el
supuesto fallecido, como lo establece el art. 68. En el derecho comparado, en otros
países esto es diferente. Por ejemplo, en Italia si reaparece el cónyuge supuestamente
muerto el matrimonio contraído por su pareja será anulado; en Brasil el matrimonio no
se disuelve cuando se declara la muerte presunta del cónyuge; en México, Suiza,
Suecia y otros, el presunto viudo (a) podrá contraer segundas nupcias siempre en
cuando efectúe una declaración de divorcio por “abandono” del desaparecido y no por
el hecho de la presunta muerte.
Por lo mencionado, opino que, como ocurre en países como Alemania, Holanda y
Argentina, este artículo podría decir: “La declaración de muerte presunta no disuelve el
matrimonio del desaparecido, lo que si ocurre cuando su cónyuge contrae nuevas
nupcias…”, la que no se anulará si reaparece el ausente.

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