Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
CONSTITUCION ECOLOGICA-Dimensiones
DERECHO A LA ALIMENTACION-Fundamental
Magistrado Ponente:
AQUILES ARRIETA GÓMEZ
2
La Sala Séptima de Revisión de tutelas de la Corte Constitucional,
conformada por los Magistrados Aquiles Arrieta Gómez (e)-quien la preside-,
Alberto Rojas Ríos y José Antonio Cepeda Amarís, en ejercicio de sus
competencias constitucionales y legales, y específicamente de las previstas en
los artículos 86 y 241, numeral 9°, de la Constitución Política, ha pronunciado
la siguiente
SENTENCIA
Aclaración previa
1
Conformada para entonces por los Magistrados María Victoria Calle Correa y Luis Guillermo
Guerrero Pérez.
2
Conformada por los Magistrados Luis Guillermo Guerrero Pérez y Jorge Ignacio Pretelt Chaljub.
3
En cumplimiento a los dispuesto por la Corte Constitucional (Sala Primera de Revisión), mediante
auto del 29 de enero de 2016, el Juzgado Séptimo Penal Municipal con Funciones de Control de
Garantías de Bucaramanga, a efectos de integrar debidamente el contradictorio, ordenó la
vinculación de los propietarios de la Hacienda La Yaruma, de la Corporación Autónoma Regional
para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (CDMB), de la Empresa Pública de Alcantarillado de
Santander (EMPAS), del Municipio de Rionegro Santander y de la Defensoría del Pueblo.
Asimismo ofició a la Personería Municipal de Rionegro con el fin de que se trasladaran a las
instalaciones de la Hacienda La Yaruma, en aras de verificar si persistía la vulneración o amenaza
de los derechos de los actores.
3
I. ANTECEDENTES
1. Hechos
4
En el folio 41 del cuaderno 3 del expediente consta certificación proferida por el Instituto
Geográfico Agustín Codazzi, con la que anexa la carta catastral N°. 96-11-A, donde se ubica el
predio N°. 00-02-0008-0077-000, perteneciente al municipio de Puerto Wilches, Santander, y carta
catastral N°. 96-11-A-3, donde se ubica el predio N°. 00-02-0010-0034-000, perteneciente al
municipio de Rionegro Santander. En este documento también se resalta que “con el nombre
Hacienda La Yaruma o La Yaruma, no se encontró predio alguno en los municipios de Rionegro y
Puerto Wilches, sin embargo, bajo el nombre Yaruma 2 se encontró el N°. 00-02-0008-0077-000,
pertenecientes al municipio de Puerto Wilches, y bajo el nombre Yaruma 3 se encontró el N°. 00-
02-0010-0034-000, pertenecientes al municipio de Rionegro, los cuales se encuentran sobre el rio
La Lebrija”. || En los folios 186-188 del cuaderno 2 del expediente, consta certificado de existencia
y representación legal de “Yaruma Limitada”, con fecha de renovación el 26 de marzo de 2015, y
con objeto social “compra y venta de bienes inmuebles rurales, la cría, levante y comercialización
de ganado, la explotación agrícola y avícola, y la participación como socia en sociedades
administradoras de Fondos de Pensiones y Cesantías y en Entidades Financieras”.
4
agrícola; ii) exigir a los supuestos propietarios de la hacienda La Yaruma,
que presenten las escrituras legales que amparan la propiedad de los
humedales que dejó el Rio Lebrija al secarse, y de no tener dichos
documentos, se le exija que retiren definitivamente la cerca eléctrica; y iii)
ordenar a los demandados dejarnos seguir trabajando y residiendo en esa
zona, dado que lo único que queremos es producir en el campo y evitarnos un
desplazamiento forzado a las ciudades”.
2.1.2. Por otra parte se resaltaron algunos avances. Se sostuvo que “con base
en el estudio elaborado por el Consorcio GRADEX INPO sobre el
diagnostico, evaluación, zonificación y manejo de humedales y ciénagas del
medio y bajo Lebrija, la Corporación inició el proceso de declaratoria de
áreas protegidas en los humedales del medio y bajo Lebrija (…). Igualmente,
la CDMB concertó con la Administración Municipal de Rionegro, el plan
básico de ordenamiento territorial, mediante resolución 0464 del 22 de junio
de 2000, y fue aprobado a través de Acuerdo N°. 011 del 28 de junio de 2000
del Concejo Municipal”. Finalmente, se advirtió que al revisar la base de
datos de la entidad, “no se encontró permiso ambiental para la utilización de
recursos hídricos a ninguna persona natural ni jurídica, entre la que se
encuentra la hacienda La Yaruma”.
3. Decisión de instancia
7
Indígena de Colombia (SIIC) No se registra el ciudadano Orlando Jiménez
Cáceres (sin documento de identidad)”.9
4.2. La Corporación Autónoma Regional Santander el diecinueve (19) de
diciembre de 2016, manifestó que “(…) de conformidad con la visita de
inspección ocular realizada los días 22 al 24 de noviembre de la presente
anualidad, a la región de Las Salinas, jurisdicción del Municipio de Puerto
Wilches, departamento de Santander, se encontró que en el punto
georeferenciado con las coordenadas N: 1´350.998 E.1´034.365 y una altura
de 60 m.s.n.m., se observó una Hacienda, que según los pescadores, es La
Yaruma; en esta zona se forma el complejo de humedales del Magdalena
Medio, conformados por agua del rio Lebrija y del Magdalena, sus brazos y
9
Folio 50 del cuaderno 1 del expediente. También requirió “suministrar el número de cédula de
ciudadanía del señor Jiménez Cáceres para consultar el censo sistematizado que custodia la
dirección (…)”. || Folio 51 del cuaderno 1 del expediente. Por escrito del nueve (9) de noviembre de
2016, la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas solicitó “el suministro de la
cédula de ciudadanía del accionante, toda vez que ninguna de nuestras bases de información,
empezando por el RUV, arroja resultado alguno que corresponda a dicho nombre”. || Folios 54-56
del cuaderno 1 del expediente. Por escrito del dieciséis (16) de noviembre de 2016, la Fiscalía
General de la Nación, manifestó “que en el Sistema de Gestión Documental no aparecen registros
que den cuenta de la acción de tutela interpuesta por el señor Orlando Jiménez Cáceres”. También
manifestó que “(…) el auto del 2 de noviembre de 2016 fue trasladado por competencia, en los
términos del artículo 21 de la Ley 1755 de 2015, a la Dirección Seccional de Fiscalías de Santander
(…)”, quien dispuso “(…) la designación de servidores de policía judicial con el propósito de
adelantar las respectivas labores de verificación (…)”. || Folios 66-75 del cuaderno 1 del expediente.
La Dirección Seccional de Fiscalías de Santander informó que: “(i) los servidores del CTI
adelantaron las pesquisas necesarias, e informaron que teniendo en cuenta que al señor Orlando
Jiménez Cáceres no le figura número de cédula, dato importante para lograr su ubicación, se
consultó en la página web de la Registraduría, y dice que le fue asignado el cupo 13xxxx, y que su
residencia es en la finca La Salinas Z, con teléfono 65xxx (…); y (ii) (…) en nuestro sistema de
información (SPOA) no hay registro alguno sobre denuncia instaurada por el señor Orlando
Jiménez Cáceres (…)”. || Folios 76-93 del cuaderno 1 del expediente. Mediante escrito del diecisiete
(17) de noviembre de 2016, la Corporación Autónoma Regional Santander, expresó que “(…) el
certificado con número de matrícula inmobiliaria 300-64404 en el que se evidencia el registro de un
lote denominado La Yaruma, ubicado en el paraje de Montañitas en el municipio de Rionegro,
coincide con las declaraciones rendidas por el accionante (…). Por la ubicación del predio La
Yaruma, la Corporación Autónoma Regional Santander no tiene jurisdicción, pues el Municipio de
Rionegro es competencia de la Defensa de la Meseta de Bucaramanga CDBM (…)”. También
sostuvo que: “(i) (…) con la finalidad de obtener más información sobre la ubicación de la hacienda
La Yaruma, nos comunicamos con la señora Alba Luz Gómez, quien manifestó no conocer la
ubicación exacta de la hacienda La Yaruma, y que debíamos comunicarnos con su esposo el señor
Orlando Jiménez Cáceres, quien luego de varias llamadas contestó y manifestó que para llegar al
sitio objeto de la presente acción de tutela, es necesario desplazarse hasta San Alberto (Cesar), y
transitar por varios lugares dentro de los cuales mencionó El Barro, Congo, San José, Terraplén y
posteriormente de ahí desplazarnos en chalupas para llegar a la hacienda La Yaruma (…); (ii) la
Corporación nunca tuvo conocimiento sobre los hechos plasmados en la acción de tutela (…); y
(iii) la zona del magdalena medio de acuerdo a su geografía, se presenta un complejo de humedales,
los cuales sólo podrán verificarse con la visita de campo que realice la Corporación (…)”.
Finalmente anexó copia del certificado de tradición de matrícula inmobiliaria N°. 300-64404,
perteneciente a un “lote ubicado en el paraje Montañitas, cuya extensión es aproximadamente de 80
hectáreas, con linderos (…) al rio Lebrija (…), de propiedad de Yaruma Limitada (…)”. || Folios
102-190 del cuaderno 1 del expediente. El Ministerio de Defensa nacional-Policía Nacional,
mediante escrito del 21 de noviembre de 2016, manifestó que “(…) el ciudadano en mención no
reside en Puerto Wilches y que revisadas las bases de datos de hacienda, donde se registran todas las
propiedades del municipio (fincas y haciendas), no se registra ninguna propiedad con nombre
Yaruma (…)”. || Folios 127-128 del cuaderno 1 del expediente. A través de escrito del veintitrés
(23) de noviembre de 2016, la Alcaldía Municipal de Puerto Wilches, Santander, sostuvo que “(…)
el día jueves 17 de noviembre, a través del celular N°. 315xxx, se recibió una llamada del señor
Orlando Jiménez Cáceres, quien dio una general explicación sobre el caso, manifestando en
términos generales que gracias a la acción de tutela instaurada, por el momento, habían cesado los
8
brazuelos, diferentes caños que lo alimentan y varias ciénagas que se
conforman en toda el área. Así mismo, una vez revisado el SIG de la CAS, el
complejo de humedales del Magdalena Medio, hace parte de los ecosistemas
estratégicos de la Corporación Autónoma Regional Santander –CAS- y las
coordenadas tomadas el día de la inspección técnica, se encuentran sobre
este complejo”. 10 Agrega que “revisada la base de datos de la Corporación,
no se registra ningún tipo de solicitud de permiso para aprovechamiento de
los recursos hídricos que tenga que ver con la región Las Salinas, hacienda
La Yaruma, correspondiente al municipio de Puerto Wilches, Santander”.
Finalmente sostiene que “(…) se están tomando las medidas necesarias y de
competencia, entre las cuales se ordenará la comisión de un equipo
multidisciplinario para que evalúe los posibles daños ocasionados al
ecosistema por las intervenciones que se logren evidenciar y probar de
manera irregular por los residentes en la vereda Las Salinas, a su vez se
procederá a iniciar las investigaciones y sanciones que dentro de nuestra
competencia se deriven con el fin de mitigar y resarcir los daños que se
prueben por parte de esta autoridad ambiental”.
12
Folios 227-229 del cuaderno 1 del expediente. La Corporación Autónoma Regional Santander
dispuso: “PRIMERO: Ordenar la indagación preliminar con el fin de establecer si existe mérito o no
para iniciar el procedimiento sancionatorio ambiental sobre los hechos indicados en la parte motiva
del presente acto administrativo y los que sean conexos, así como identificar al responsable o
responsables de los mismos; SEGUNDO: Como consecuencia de lo anterior, realizar una visita
técnica y demás diligencias que se estimen pertinentes para la verificación de los hechos objeto de
la presente indagación preliminar teniendo en consideración: 1. Determinar el nombre y domicilio
de la persona o personas responsables de los daños a los recursos naturales del lugar; 2. Determinar
los hechos u omisiones constitutivas de infracción a las normas de protección ambiental o por daño
al medio ambiente; y 3. Determinar la fecha de inicio y fecha de terminación de las actividades o
hechos si son conocidas y medios por el cual se verifica o se pueden determinar las respectivas
fechas si es del caso (…)”. || Folios 293-294 del cuaderno 1 del expediente. La Corporación
Autónoma Regional Santander, mediante escrito del 7 de febrero de 2017, manifestó que “(…) en
este caso la responsabilidad es culpa exclusiva de un tercero, pues tal y como se evidencia en el
escrito de tutela, la afectación es causada por los propietarios de la hacienda La Yaruma, quienes
directamente están generando el daño a la accionante y a la comunidad que representa, al evitar que
la comunidad que reside en la vereda las Salinas pueda trabajar y buscar su sustento con la pesca y
cultivos (…)”.
10
restricción ni impedimento por parte de la hacienda La Yaruma del derecho a
la actividad pesquera y agrícola de las familias accionantes (…)”.13
1. Competencia y procedencia
16
Corte Constitucional, sentencia T-420 de 2016 (MP María Victoria Calle Correa). Ver la línea
jurisprudencial trazada entre otras, en las sentencias T-225 de 1993 (MP Vladimiro Naranjo Mesa),
T-1670 de 2000 (MP Carlos Gaviria Díaz), SU-544 de 2001 (MP Eduardo Montealegre Lynett), T-
827 de 2003 (MP Eduardo Montealegre Lynett), SU-1070 de 2003 (MP Jaime Córdoba Triviño; SV
Rodrigo Escobar Gil, Marco Gerardo Monroy Cabra, Eduardo Montealegre Lynett, Clara Inés
Vargas Hernández; AV Alfredo Beltrán Sierra, Jaime Araujo Rentería), T-698 de 2004 (MP Rodrigo
Uprimny Yepes) y T-1225 de 2004 (MP Manuel José Cepeda Espinosa). Siendo la acción de tutela
el mecanismo judicial transitorio con idoneidad para la protección de derechos fundamentales en los
casos de referencia.
12
administrativo), insiste la Sala, la acción de tutela es el medio adecuado para
ventilar este caso, pues se trata de la protección de los derechos de las
personas de la comunidad en cuestión, en sus dimensiones fundamentales.
Están en conexidad con la protección inmediata de la dignidad humana, del
ambiente sano, del derecho al agua, a la seguridad alimentaria y al trabajo. En
efecto, la acción popular puede ser eficaz para la protección del derecho
colectivo, pero no para el resguardo de uno de rango fundamental, para lo cual
es idónea y eficaz la acción de tutela. Teniendo en cuenta las especificidades
de la situación de los peticionarios, como (i) su necesidad de abastecerse de
manera urgente de agua, la cual es una necesidad inherente a la vida digna de
las personas; (ii) la necesidad de pescar en el rio para su propia subsistencia;
(iii) la difícil situación económica que enfrentan, que les impide proveerse
dichos recursos de otra manera; y (iv) tratándose de una comunidad
conformada en su gran mayoría por niños y adultos mayores, la Sala observa
que los otros mecanismos de defensa a los que eventualmente puede acceder
dicha comunidad, no son idóneos para lograr de manera oportuna la
protección de sus derechos fundamentales.
2. Problema jurídico
(MP. Jorge Iván Palacio Palacio), en las que la Corte determinó que la efectiva protección de los
derechos de los niños se encuentra en cabeza de quien tenga la legitimidad para actuar en causa de
ellos, bien sea un agente oficioso con interés, o parientes de consanguineidad como abuelos, como
se menciona de manera evidente en las sentencias, dado que existe un interés superior a favor de los
menores, por el hecho de serlos.
21
En el área donde está la Yaruma, región salina del municipio de Rionegro.
14
2.2. Para resolver la cuestión planteada, la Sala Séptima de Revisión de
Tutelas analizará: (i) el derecho a un ambiente sano; (ii) el derecho
fundamental al agua y la procedencia de la acción de tutela para su protección;
(iii) el derecho a la seguridad alimentaria; para posteriormente (iv) resolver el
caso concreto.
3.1. Desde finales del siglo XX, es claro para la jurisprudencia constitucional,
que la protección y el mejoramiento del ambiente se ha convertido en un
verdadero desafío para los Estados que buscan evitar la destrucción del
entorno ecológico, con miras a la consecución de un ambiente sano que
asegure “la salud, la vida y la disponibilidad de elementos ambientales a las
generaciones presentes y futuras”.25
26
Corte Constitucional, sentencia C-401 de 1995 (MP Vladimiro Naranjo Mesa).
27
Corte Constitucional, sentencia C- 595 de 2010 (MP Jorge Iván Palacio Palacio). En el mismo
sentido se pueden consultar las siguientes sentencias: T-092 de 1993 (MP Simón Rodríguez
Rodríguez), C-432 de 2000 (MP Rodrigo Escobar Gil), C-671 de 2001 MP Jaime Araujo Rentería),
C-293 de 2002 (MP Alfredo Beltrán Sierra), C-339 de 2002 (Jaime Araujo Rentería), T-760 de 2007
(MP Clara Inés Vargas Hernández) y C-486 de 2009 (MP María Victoria Calle Correa). Las
anteriores referencias hacen alusión a la importancia de la protección y cuidado del medio
ambiente, el cual no solo se encuentra en cabeza del Estado, sino de la población colombiana en
general. Así mismo, se refieren a la responsabilidad de las entidades estatales de derecho privado o
público de salvaguardar dicha garantía.
28
Corte Constitucional, sentencia C- 245 de 2004 (MP Clara Inés Vargas Hernández; SV Jaime
Araujo Rentería). Ver también, entre otras, las sentencias C-671 de 2001 (MP Jaime Araujo
Rentería), C-703 de 2010 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo; SPV Mauricio González
Cuervo), y C-632 de 2011 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo). En dichas providencias se
señaló la importancia del cuidado del medio ambiente como un derecho fundamental, que se debe
salvaguardar para las generaciones presentes y futuras, en concordancia con la referencia de la
Constitución de 1991. Del mismo modo, se reitera la importancia de los tratados ratificados por el
Estado para dicha finalidad.
16
Cambio Climático de 1997; (vii) la Cumbre del Milenio de las Naciones
Unidas de 2000; y (viii) el Acuerdo de Copenhague de 2009. Estos
instrumentos exponen el interés universal por la protección de un ambiente
sano, consagran y desarrollan los principios, objetivos, herramientas e
instituciones de gestión ambiental y los principales compromisos que deben
ser tenidos en cuenta por los Estados para lograr el fin propuesto de garantizar
la diversidad e integridad de los ecosistemas y la protección del ambiente.
Éstos han sido utilizados por la jurisprudencia como parámetros de
interpretación constitucional.
29
Así lo expresó la Corte Constitucional por primera vez en la sentencia T-411 de 1992 (MP
Alejandro Martínez Caballero), en la que señaló que “la Constitución no es sólo el fundamento de
validez del ordenamiento -en la medida que regula la creación jurídica-, sino que contiene el orden
jurídico básico de los diversos sectores de la vida social y política. Ella prefigura un modelo de
sociedad. Por lo tanto en ella surge una Constitución económica, con su tríptico: propiedad, trabajo,
empresa; una Constitución social, con la legislación de sus relaciones; una Constitución ecológica y
una Constitución cultural (…)”. El concepto de Constitución Ecológica surge, según esta sentencia,
“de una lectura sistemática, axiológica y finalista de 3-4 disposiciones constitucionales entre los que
se resaltan los artículos 8, 58, 79 y 95 numeral 8”.
30
Corte Constitucional, sentencia T-092 de 1993 (MP Simón Rodríguez Rodríguez). Esta sentencia
fue reiterada, entre otras, en el fallo T-366 de 1993 (MP Vladimiro Naranjo Mesa), C-671 de 2001
(MP Jaime Araujo Rentería), T-851 de 2010 (MP Humberto Antonio Sierra Porto) y T-197 de 2014
(MP Alberto Rojas Ríos).
31
Corte Constitucional, sentencia T-092 de 1993 (MP Simón Rodríguez Rodríguez).
17
ambiental (…)”.32 Entre dichos deberes, se resalta “la facultad de intervención
que por mandato de la ley tiene el Estado en ciertas actividades como
director general de la economía, como ocurre con la explotación de los
recursos naturales en aras de la preservación de un medio ambiente sano”.33
De parte de los particulares, el deber está encaminado a “los actos de
participación para la consecución de los objetivos en materia ambiental; en
virtud de lo cual, los ciudadanos pueden tomar parte en las decisiones que
afecten el medio ambiente debiendo a su vez proteger los recursos naturales y
velar por la conservación del mismo, sin olvidar que la potestad de todos a
gozar de un ambiente sano constituye un derecho de carácter colectivo en la
forma de un derecho-deber”.34
32
Corte Constitucional, sentencia T-046 de 1999 (MP Hernando Herrera Vergara). Al respecto ver
también la sentencia C-431 de 2000 (MP Vladimiro Naranjo Mesa). En éstas, la Corte determinó
que la defensa del medio ambiente constituye un objetivo de principio dentro de la actual estructura
del Estado Social de Derecho.
33
Corte Constitucional, sentencia T-046 de 1999 (MP Hernando Herrera Vergara). Al respecto ver
también la sentencia C-431 de 2000 (MP Vladimiro Naranjo Mesa).
34
Corte Constitucional, sentencia T-046 de 1999 (MP Hernando Herrera Vergara). Al respecto ver
también la sentencia C-431 de 2000 (MP Vladimiro Naranjo Mesa).
35
Corte Constitucional, sentencia C-671 de 2001 (MP Jaime Araujo Rentería). En esta sentencia se
precisa que el Estado está obligado a velar por la conservación y debida protección del medio
ambiente, procurando que el desarrollo económico y social sea compatible con las políticas que
buscan salvaguardar las riquezas naturales de la Nación.
36
Corte Constitucional, sentencia T-760 de 2007 (MP Clara Inés Vargas Hernández).
37
Corte Constitucional, sentencia T-760 de 2007 (MP Clara Inés Vargas Hernández).
18
se le atribuye al Estado la obligación de conservarlo y protegerlo,
procurando que el desarrollo económico y social sea compatible con las
políticas que buscan salvaguardar las riquezas naturales de la
Nación; (ii) aparece como un derecho constitucional de todos los individuos
que es exigible por distintas vías judiciales; (iii) tiene el carácter de servicio
público, erigiéndose junto con la salud, la educación y el agua potable, en un
objetivo social cuya realización material encuentra pleno fundamento en el
fin esencial de propender por el mejoramiento de la calidad de vida de la
población del país; y (iv) aparece como una prioridad dentro de los fines del
Estado, comprometiendo la responsabilidad directa del Estado al atribuirle
los deberes de prevención y control de los factores de deterioro ambiental y la
adopción de las medidas de protección”.38
3.8.1. Respecto al (ii) deber de mitigar los daños ambientales, precisó que este
“se manifiesta en el control a los factores de deterioro ambiental (CP art.
80.2), en términos concordantes con el artículo 334 del Texto Superior, el cual
autoriza al Estado a intervenir, por mandato de la ley, en la explotación de los
recursos naturales, y en la producción, distribución, utilización y consumo de
los bienes, con el fin de racionalizar la economía en aras de mejorar la
calidad de vida de los habitantes, y lograr los beneficios del desarrollo y la
38
Corte Constitucional, sentencia C-632 de 2011 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo). Esta
sentencia fue reiterada en el fallo C-449 de 2015 (MP Jorge Iván Palacio Palacio). En dichas
providencias, la Corte señaló que desde el punto de vista constitucional, el medio ambiente es un
bien jurídicamente protegido, por cuanto es un principio, un derecho constitucional, un servicio
público y constituye también uno de los fines del Estado.
39
Corte Constitucional, sentencia C-259 de 2016 (MP Luis Guillermo Guerrero Pérez; SV Jorge
Iván Palacio Palacio). En esta sentencia la Corte precisa los cuatro deberes primordiales que asume
el Estado colombiano respecto a la protección del medio ambiente, los cuales son: la prevención, la
mitigación, la indemnización o reparación y la punición.
40
Ver también la sentencia C-035 de 2016 (MP Gloria Stella Ortiz Delgado; SPV y AV María
Victoria Calle Correa, Luis Guillermo Guerrero Pérez, Alejandro Linares Cantillo, Gabriel Eduardo
Mendoza Martelo, Jorge Iván Palacio Palacio; SPV Alberto Rojas Ríos; APV Gloria Stella Ortiz
Delgado y Luis Ernesto Vargas Silva).
41
Ver también la Sentencia C-123 de 2014 (MP Alberto Rojas Ríos; SV. Luis Ernesto Vargas Silva,
Victoria Calle Correa; AV Luis Guillermo Guerrero Pérez, Jorge Iván Palacio Palacio, Alberto Rojas
Ríos, Conjuez Ligia López Díaz).
19
preservación de un ambiente sano. Por esta vía, por ejemplo, se destaca la
existencia de los planes de manejo ambiental y de las licencias ambientales,
que en relación con actividades que pueden producir un deterioro al
ecosistema o a los recursos naturales, consagran acciones para minimizar los
impactos y efectos negativos de un proyecto, obra o actividad”.
42
Ver también las Sentencias C-703 de 2010 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo; SPV
Mauricio González Cuervo), y C-632 de 2011 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo).
43
Ver también la Sentencia C-1112 de 2000 (MP Carlos Gaviria Díaz).
44
Ver también la Sentencia C-632 de 2011 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo).
20
Bajo ese entendido, una de las principales obligaciones del Estado es la de
proteger su diversidad e integridad, así como salvaguardar las riquezas
naturales de la Nación, conservar las áreas de especial importancia ecológica,
fomentar la educación ambiental, planificar el manejo y aprovechamiento de
los recursos naturales, prevenir y controlar los factores de deterioro ambiental,
e imponer las sanciones y exigir la reparación de los daños causados al
ambiente.
impidan la libertad de acción y el uso de los recursos propios de cada individuo, así como de grupos
o colectividades que buscan satisfacer sus necesidades básicas, concretamente en el goce del
derecho al agua. Y Así las cosas, dicha obligación prohíbe al Estado o a quien obre en su nombre:
(i) toda práctica o actividades que deniegue o restrinja el acceso al agua en condiciones de igualdad;
(ii) inmiscuirse arbitrariamente en los sistemas consuetudinarios o tradicionales de distribución del
agua; (iii) reducir o contaminar ilícitamente el agua como por ejemplo, con desechos procedentes
de instalaciones pertenecientes al Estado o botaderos municipales que contaminen fuentes hídricas o
mediante el empleo y los ensayos de armas de cualquier tipo, y (iv) limitar el acceso a los servicios
e infraestructuras de suministro de agua o destruirlos como medida punitiva”. Corte Constitucional,
sentencia T-740 de 2011 (MP Humberto Antonio Sierra Porto).
51
Corte Constitucional, sentencia T-740 de 2011 (MP Humberto Antonio Sierra Porto).
52
Corte Constitucional, sentencia T-740 de 2011 (MP Humberto Antonio Sierra Porto).
53
Corte Constitucional, sentencia T-406 de 1992 (MP Ciro Angarita Barón, AV José Gregorio
Hernández Galindo).
23
general y el mejoramiento de la calidad de la vida de la población son
finalidades sociales del Estado, por lo que será objetivo fundamental de su
actividad, la solución de las necesidades insatisfechas (…) de agua". En las
sentencias T-578 de 1992,54 T- 140 de 199455 y T- 207 de 1995,56 manifestó
que “el agua constituye fuente de vida y su falta atenta directamente contra el
derecho fundamental a la vida de las personas; así pues, en tanto que afecta a
la vida de las personas, es un derecho constitucional fundamental, y como tal,
puede ser objeto de protección a través de la acción de tutela”. 57 Esta
posición ha sido reiterada por este Tribunal en múltiples providencias, 58 en las
que ha sostenido que al ser el agua imprescindible para garantizar la vida en
condiciones dignas, la salud, la salubridad y la alimentación sana “de los seres
humanos y de todos los seres vivos, este líquido preciado es indiscutiblemente
una necesidad biológica de todo ser viviente”.59 Por lo tanto, “es éste un
derecho fundamental cuando se utiliza para el consumo humano, por lo que
resulta procedente la acción de tutela para su salvaguarda”.60
26
un derecho que tiene también facetas de carácter colectivo. Hay
dimensiones del derecho que generan obligaciones de respeto, de
protección y de garantía, de las cuales no son titulares las
personas individualmente, sino colectivamente. Las protecciones
de las fuentes hídricas de las cuales puede depender
eventualmente el consumo de agua de las futuras generaciones,
hace parte, sin duda, de los ámbitos de protección del derecho al
agua, pero no se trata de un derecho individual.
4.11. También la Corte ha determinado que el derecho al agua tiene una faceta
subjetiva y objetiva. En efecto, en sentencia C-220 de 2011, 68 la Corporación
estableció que: “como derecho fundamental, el agua tiene tanto un alcance
subjetivo como objetivo. La dimensión objetiva de los derechos
fundamentales hace referencia a su poder vinculante frente a todos los
poderes públicos. En efecto, los derechos fundamentales constituyen un
sistema de valores positivizado por la Constitución que guía las decisiones de
todas las autoridades, incluido el Legislador. Como derecho subjetivo, la
tutela del derecho al agua puede ser reclamada ante las instancias judiciales
en escenarios de vulneración tanto por parte del Estado como por parte de
particulares, especialmente cuando se trata de agua para consumo humano.
68
Reiterada entre otras en las sentencias T-312 de 2012 (MP Luis Ernesto Vargas Silva) y T-131 de
2016 (MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub).
27
El reconocimiento de su naturaleza subjetiva ha dado lugar, por ejemplo, a
una amplia protección por medio de la acción de tutela”.
28
enfoque colectivo, pues se trata de un derecho que está en cabeza de los
individuos y de la comunidad; esta situación se presenta cuando han sido
comunidades enteras las afectadas por la contaminación o la ausencia de ese
recurso hídrico indispensable para la vida humana. Sobre el particular, la
Corte estableció que el agua constituye un derecho fundamental que hace
parte del núcleo esencial del derecho a la vida en condiciones dignas cuando
está destinada al consumo humano, y que “(…) no existe duda que sin el
acceso a agua las poblaciones, además de no poder tomar líquido, tampoco
pueden cocinar, y en consecuencia, tampoco subsistir. Así, se ha determinado
que el riesgo de inseguridad alimentaria aumenta cuando las comunidades no
cuentan con fuentes hídricas”.
29
5.2. La seguridad alimentaria es un derecho fundamental reconocido por
varios instrumentos internacionales de derechos humanos.73 Entre los
principales se encuentra el Pacto Internacional de Derechos Económicos
Sociales y Culturales, que consagra en su artículo 11.1 el deber de los Estados
de reconocer a toda persona una calidad de vida adecuada incluyendo una sana
alimentación y el derecho fundamental de toda persona a ser protegida contra
el hambre.74 Para dar alcance a lo referido, la Cumbre Mundial sobre la
Alimentación, organizada por la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura- FAO de 1996, propuso por primera vez el
concepto de “soberanía alimentaria”, que hace referencia al derecho de cada
pueblo a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción,
distribución y consumo de los alimentos que garanticen una alimentación
sana, con base en la pequeña y mediana producción, respetando sus propias
culturas y la diversidad de los medios campesinos, pesqueros, étnicos e
indígenas de producción agropecuaria, comercialización y gestión de
recursos.75
5.2.3. Respecto a las dos primeras aristas, la Observación General No. 12,
señala que por disponibilidad “se entienden las posibilidades que tiene el
individuo de alimentarse ya sea directamente, explotando la tierra productiva
u otras fuentes naturales de alimentos, o mediante sistemas de distribución,
elaboración y de comercialización que funcionen adecuadamente y que
puedan trasladar los alimentos desde el lugar de producción a donde sea
necesario según la demanda”; y la accesibilidad hace referencia a que los
individuos tengan acceso a alimentos adecuados, tanto en términos
económicos como físicos. Tanto la disponibilidad de alimentos como el acceso
sostenible a ellos, están determinados, entre otros factores, por las condiciones
de sostenibilidad ambiental, las cuales se aseguran si existe una gestión
pública y comunitaria prudente de los recursos que aseguren la disponibilidad
de alimentos a las generaciones presentes y futuras.77
83
Corte Constitucional, sentencia T-574 de 1996 (MP Alejandro Martínez Caballero).
33
efectos, exigiendo que dicho monitoreo fuera realizado por una “comisión
interinstitucional” en la que estuvieran los representantes de los pescadores.
87
Corte Constitucional, sentencia T-348 de 2012 (MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub).
88
Corte Constitucional, sentencia C-644 de 2012 (MP Adriana María Guillén Arango, SV Gabriel
Eduardo Mendoza Martelo, SV Jorge Ignacio Pretelt Chaljub, SV Humberto Antonio Sierra Porto).
En esta sentencia la Corporación reiteró el fallo T-348 de 2012, destacando que la soberanía
alimentaria consagrada en los artículos 64, 65 y 66 Constitucional, hace referencia a la posibilidad
del Estado y de las comunidades de determinar sus procesos de producción de alimentos, los cuales
deben ser respetuosos del medio ambiente y de la preservación de la producción artesanales y de
pequeña escala desarrollada por las comunidades étnicas, campesinas, agrícolas y pesqueras acorde
con sus propias culturas.
35
aporte a sociedades comerciales autorizando la posibilidad de consolidar una
propiedad con áreas superiores a las fijadas para la Unidad Agrícola Familiar,
pese a que ello está prohibido en el artículo 72 de la Ley 160 de 1994. En esa
oportunidad esta Corporación reiteró la citada sentencia T-348 de 2012,
destacando que en ella la Corte se refirió al concepto de soberanía alimentaria
en comunidades vulnerables, desde la perspectiva de las comunidades rurales
que subsisten del cultivo, producción y distribución de alimentos obtenidos de
la naturaleza. En particular, señala en dicha providencia este Tribunal resaltó,
con base en los artículos 64, 65 y 66 Constitucional, que “La soberanía
alimentaria, comprende, no sólo la libre potestad de los Estados y los pueblos
de determinar sus procesos de producción de alimentos; también implica que
esos procesos de producción garanticen el respeto y la preservación de las
comunidades de producción artesanales y de pequeña escala, acorde con sus
propias culturas y la diversidad de los modos campesinos y pesqueros”.
91
Corte Constitucional, sentencia T-622 de 2016 (MP Jorge Iván Palacio Palacio). En cuanto a la
soberanía alimentaria, la Corte en esta sentencia reiteró el hecho de que, con relación al derecho a la
alimentación, las comunidades que se dedican a las economías tradicionales de subsistencia, en su
mayoría son indígenas, étnicas y rurales, las cuales se han enfrentado a un gran crecimiento y
tecnificación de la industria de producción de alimentos, a la exploración y explotación de recursos
naturales para la realización de megaproyectos de desarrollo, al desplazamiento de sus territorios y
la contaminación de las fuentes naturales, lo que les ha puesto en peligro su subsistencia. Ello
además, ha ocasionado un detrimento en las prácticas tradicionales de agricultura, acuicultura y
pesca, provocando el aislamiento del oficio y producción de comunidades tradicionales del mercado
de alimentos, y con ello, la afectación de las economías tradicionales de subsistencia.
92
Corte Constitucional, sentencia T-302 de 2017 (MP Aquiles Arrieta Gómez).
37
los alimentos. La cuarta obligación es la de realizar o facilitar, que exige
“que el Estado procure iniciar actividades con el fin de fortalecer el acceso y
la utilización por parte de la población de los recursos y medios que aseguren
sus medios de vida, incluida la seguridad alimentaria. La quinta obligación
es la de hacer efectivo el derecho, es decir, que cuando un individuo o grupo
de población sea incapaz de autoabastecerse por sus propios medios por
distintas razones, los Estados tienen la obligación de realizar o hacer efectivo
ese derecho de forma directa”. Finalmente, sostuvo que “la seguridad
alimentaria debe ser garantizada por el Estado a través de las distintas
políticas, tanto a nivel nacional como local. El Estado no se limita a
asegurarles a los individuos la seguridad alimentaria, sino que debe tenerse
en cuenta sus prácticas tradicionales y los alimentos que acostumbran
consumir acordes con sus actividades propias de subsistencia. Así, es
relevante que se observe con el mayor respeto las tradiciones culturales
alimenticias de las comunidades para fortalecer sus prácticas tradicionales
de subsistencia. En ese sentido, estas acciones deben tener en cuenta las
causas que han generado la situación de escasez de alimentos, con el objeto
de no caer en políticas asistencialistas sino en soluciones de largo plazo que
aseguren a las comunidades la disponibilidad, la accesibilidad y la calidad
alimentaria”.
38
6.1.1. De conformidad con el escrito del 17 de noviembre de 2016, de la
Corporación Autónoma Regional Santander, 93 se advierte que con número de
matrícula inmobiliaria 300-64404, se encuentra registrado un lote denominado
La Yaruma, ubicado en el paraje de Montañitas en el municipio de Rionegro,
Santander, que coincide con las declaraciones rendidas por el accionante. No
obstante, en escrito del 19 de diciembre de 2016, también de la Corporación
Autónoma Regional Santander,94 ésta indicó que en la visita de inspección
ocular realizada los días 22 al 24 de noviembre de 2016 a la región Las
Salinas, jurisdicción del Municipio de Puerto Wilches, Santander, se encontró
que en el punto georeferenciado con las coordenadas N: 1´350.998 E.1
´034.365 y una altura de 60 m.s.n.m., se observó una hacienda, que según los
pescadores, es La Yaruma. Esto hace deducir que la hacienda La Yaruma se
extiende en jurisdicción del municipio de Puerto Wilches y de Rio Negro,
Santander, por lo que, tanto la Corporación Autónoma Regional Santander
como la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de
Bucaramanga, tienen competencia para intervenir en la preservación de los
ecosistemas de la zona.
6.1.2. Por otra parte, del informe remitido a esta Corte por parte de la
Defensoría del Pueblo sobre la inspección judicial realizada a la hacienda La
Yaruma el 14 de febrero de 2017,95 se advierte que a dicha inspección
asistieron tanto el señor Orlando Jiménez Cáceres como 15 pescadores más,
miembros de la comunidad accionante. Así mismo, a través de “Auto SAA N°.
1152-16”, la Corporación Autónoma Regional Santander manifestó a esta
Corte que, realizada la visita de inspección ocular en la región Las Salinas, se
confirma la ubicación en el área, de alrededor de 67 familias que derivan su
sustento de la pesca artesanal de los diferentes ríos, caños y ciénagas
existentes en la región, los cuales se han visto afectados en los últimos años
por la desecación de amplias zonas, al parecer, por parte de finqueros, con el
objetivo de ampliar sus fronteras agrícolas y ganaderas. Lo anterior permitió
constatar judicialmente la existencia de las 67 familias accionantes y la real
afectación de sus derechos fundamentales, derivada de la imposibilidad de
acceder a riachuelos, ciénagas, y en general, a afluentes de agua dejados por el
cambio de curso de los ríos Magdalena y Lebrija, por el secado de dichas
fuentes por la mano del hombre y por la construcción de murallas que impiden
el acceso a ellos.
93
Folios 76-93 del cuaderno 1 del expediente.
94
Folios 201-208 del cuaderno 1 del expediente.
95
Folios 301-304 del cuaderno 1 del expediente.
96
Folios 201-208 del cuaderno 1 del expediente.
39
tomadas el día de la inspección técnica, se encuentran sobre este complejo”.
Sobre el particular, agrega la CAS que “revisada la base de datos de la
Corporación, no se registra ningún tipo de solicitud de permiso para
aprovechamiento de los recursos hídricos que tenga que ver con la región Las
Salinas, hacienda La Yaruma”. Así mismo, mediante “Auto SAA N°. 1152-
16”,97 la Corporación Autónoma Regional Santander una vez realizada la
visita de inspección ocular en la región Las Salinas, correspondiente al
municipio de Puerto Wilches, Santander, manifestó que se evidenció un
jarillón construido en el área de humedales, el cual fue construido hace
aproximadamente 15 años desde la hacienda La Yaruma, el cual atraviesa
caños y zonas de humedales. Con base en esto, la CAS ordenó la comisión de
un equipo multidisciplinario para que evaluara los posibles daños ocasionados
al ecosistema por las intervenciones que se lograran evidenciar y probar de
manera irregular por los residentes en la vereda Las Salinas, lo cual se
encuentra actualmente en trámite.
6.1.6. En efecto, como puede evidenciarse, en este caso debe analizarse por un
lado, la real afectación de los derechos de la comunidad, y por el otro, el
derecho de los finqueros a la protección de sus bienes, la cual a su vez puede
generar deterioro del ambiente en desmedro de las garantías fundamentales de
los habitantes de la zona. Por tanto, este es el escenario en el que la
participación de la comunidad, de los finqueros y de las autoridades
competentes, cobra importancia, pues es necesario llevar a cabo una
evaluación comprensiva de la situación, con la intervención de los tres actores,
que concluya con un buen diagnóstico de las reales afectaciones de derechos,
y con la concertación oportuna para la ejecución de determinada decisión.
Esta Corte ha podido determinar, con las pruebas obrantes en el proceso, que
más allá de la afectación analizada, existe una situación compleja de mayor
envergadura que afecta a un grupo poblacional más amplio, e incluso tiene
graves repercusiones sobre el ambiente en general. Sin embargo, dicha
situación no puede ser resuelta con los elementos probatorios hasta ahora
recolectados, ni en los términos expeditos de la acción de tutela, pues la
solución requiere buscar un equilibrio que proteja los derechos e intereses de
los implicados, y que no ponga en riesgo el ambiente o los derechos de otras
personas. Por tanto, se hace indispensable, a fin de no dejar sin amparo
constitucional una grave situación que afecta derechos fundamentales, llevar a
cabo un proceso de órdenes complejas para superar las barreras al goce
efectivo de los derechos de todos los afectados. En efecto, encuentra la Sala
que en este caso el juez constitucional no puede eludir su obligación de
proteger el goce efectivo de los derechos fundamentales que se ven
comprometidos; sino que, por el contrario, debe asumir el amparo de éstos
mediante órdenes complejas que implican acción de la Administración
Pública, por ejemplo, a través de la evaluación y control de la difícil situación
objeto de debate, y de la elaboración e implementación de las medidas
específicas que ayuden a superar el estado de vulneración.
6.2.1. Respecto del primer grupo, se tiene que la Corte Constitucional empleó
la figura del estado de cosas inconstitucional y profirió órdenes complejas,
entre otras, en las sentencias:
lugar especial para los miembros de la fuerza pública, separar a los sindicados de los condenados,
investigar la falta de presencia de los jueces de ejecución de penas y medidas de seguridad a las
cárceles de Bellavista y la Modelo, en Medellín y Bogotá, y adoptar medidas de protección urgentes
mientras se adoptaban las medidas de carácter estructural y permanente.
105
Corte Constitucional, sentencia T-025 de 2004 (MP Manuel José Cepeda Espinosa), en la que la
Corte revisó el caso de familias desplazadas que solicitaban la atención de distintas autoridades para
recibir ayudas humanitarias. En esta oportunidad, la Corte, para superar la vulneración masiva y
continua de los derechos de la población desplazada, originada en factores estructurales, declaró la
existencia de un estado de cosas inconstitucional y lo comunicó a las autoridades con
responsabilidades en el tema, para que adoptaran, dentro de la órbita de sus competencias, y en un
tiempo razonable, los correctivos que fueren necesarios. En este caso la Corte revisó 108 casos
correspondientes a 1150 núcleos familiares, todos pertenecientes a la población desplazada, que
solicitaban la atención de distintas autoridades para recibir ayudas humanitarias, para acceder a
auxilios de vivienda, para acceder a capacitación en procesos productivos, y para tener acceso a los
programas de atención al desplazado. La Sala dio dos tipos de órdenes. Unas órdenes de ejecución
compleja, relacionadas con el estado de cosas inconstitucional y dirigidas a garantizar los derechos
de toda la población desplazada, independientemente de que hayan o no acudido a la acción de
tutela para la protección de sus derechos. Tales órdenes tenían como finalidad que las entidades
encargadas de atender a la población desplazada establecieran, en un plazo prudencial, y dentro de
la órbita de sus competencias, los correctivos que fueran necesarios para superar los problemas de
insuficiencia de recursos destinados y de precariedad de la capacidad institucional para implementar
la política estatal de atención a la población desplazada. Las órdenes de carácter simple que también
se dictaron en este proceso, estaban dirigidas a responder las peticiones concretas de los actores en
la presente acción de tutela, y resultaban compatibles con la línea jurisprudencial de la Corte
Constitucional para la protección de los derechos de la población en situación de desplazamiento.
106
Corte Constitucional, sentencia T-760 de 2008 (MP Manuel José Cepeda Espinosa). En esta
sentencia la Corte declaró un estado de cosas inconstitucional respecto al sistema de salud en
Colombia, por lo que profirió órdenes generales atinentes a corregir dichos problemas, como lo fue
que el Ministerio de la Protección Social, la Comisión de Regulación en Salud y al Consejo
Nacional de Seguridad Social en Salud, adoptaran las medidas necesarias para asegurar la cobertura
universal sostenible del Sistema General de Seguridad Social en Salud. Sostuvo la Sala que el hecho
de que por más de una década las personas han tenido que acudir a la acción de tutela para que la
justicia resuelva controversias que habrían podido ser dirimidas de manera general por los órganos
competentes de regulación, muestra un claro indicio acerca de las fallas en la regulación del sistema
de salud, lo cual a su vez es el fundamento de las órdenes generales atinentes a corregir dichos
problemas. Por esta razón, en la parte resolutiva de esta sentencia la Sala tuteló los derechos
fundamentales de los actores, ordenando al Ministerio de la Protección Social, a la Comisión de
Regulación en Salud y al Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud, la adopción de medidas
necesarias para asegurar la cobertura universal sostenible del Sistema General de Seguridad Social
en Salud, y que informaran cada seis meses a la Corte Constitucional y a la Defensoría del Pueblo
sobre los avances parciales que se obtuvieran en el proceso de cumplimiento de esa meta.
107
Corte Constitucional, sentencia T-1234 de 2008 (MP Rodrigo Escobar Gil). En esta sentencia la
Corporación analizó el problema estructural que aquejaba a CAJANAL, el cual le impedía que en
general, las solicitudes que se presentaban a la entidad fueran atendidas de manera oportuna, por lo
que se declaró el estado de cosas inconstitucional, y se tomó como medida para superarlo, que la
entidad creara un plan concreto de acción que contuviera al menos los tiempos estimados de
respuesta según los distintos tipos de solicitud. La Corte determinó que mientras no se resuelva el
problema estructural que afecta a CAJANAL y que dio lugar a la declaratoria de un estado de cosas
44
En estos casos, la Corte al considerar la presencia de los factores que definen
un estado de cosas inconstitucional,109 procedió a declararlo, y para superarlo,
profirió ordenes complejas encaminadas a establecer o perfeccionar políticas
públicas frente a situaciones en las que evidenció afectaciones
constitucionales y estructurales de derechos fundamentales.
6.2.2. El segundo grupo lo conforman los fallos en los que la Corte sin
declarar el estado de cosas inconstitucional, decide proferir una serie de
órdenes complejas para superar las afectaciones de derechos fundamentales,
las cuales requieren la concurrencia de varias autoridades. Este es el caso de la
citada sentencia T-418 de 2010,110 en la que la Corte analizó los parámetros
fijados por la jurisprudencia constitucional para impartir órdenes complejas,
6.2.2.1. También en la sentencia T-348 de 2012 111 la Corte usó la figura de las
órdenes complejas. En esta oportunidad el Alto Tribunal revisó la acción de
tutela presentada por una comunidad de pescadores que interpuso acción de
tutela contra el Distrito Turístico de Cartagena, el Consorcio Vía al Mar, el
INCO, la DIMAR y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, dado
que no les consultaron la realización del proyecto de infraestructura “Anillo
Vial Malecón de Crespo”, a partir del cual se les impidió seguir desarrollando
la pesca artesanal en las playas que se encuentran frente a la obra. En esta
oportunidad, este Tribunal determinó que debía negar el amparo solicitado
respecto al derecho fundamental a la consulta previa, por cuanto la comunidad
de pescadores no hacen parte de pueblos indígenas o tribales, o comunidades
afrodescendientes. También desestimó la pretensión sobre la indemnización
económica, puesto que es improcedente a través de la acción de tutela. Sin
perjuicio de lo anterior, la Sala consideró que las entidades demandadas sí
vulneraron los derechos fundamentales a la participación, al trabajo, a la libre
escogencia de oficio y a la alimentación de los accionantes, ya que “las
comunidades de pescadores artesanales son poblaciones que deben ser
especialmente escuchadas en proyectos de infraestructura que intervienen el
espacio donde ejercen el oficio. Lo anterior por cuanto se trata de grupos de
personas que permanentemente se dedican a pescar, con el fin de tener la
seguridad del alimento y el sustento económico para sus familias, y en ese
sentido, el área del mar o la playa que utilizan para pescar se vuelve
un espacio vital”. En consecuencia ordenó al Consorcio Vía al Mar, teniendo
en cuenta los impactos de las actividades de obra en el proyecto, garantizar
espacios de concertación con los pescadores, en los que se tuvieran en cuenta
sus opiniones, así como el diseño en conjunto con ellos, de las medidas de
compensación, las cuales deberían ser acordes con la calidad del oficio
desarrollado como pescadores artesanales. Agregó la Sala que las entidades
deberían allegar un informe detallado al juez de primera instancia sobre las
reuniones realizadas, los temas debatidos y las medidas de compensación, de
111
Corte Constitucional, sentencia T-348 de 2012 (MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub).
46
corrección o reparación que se hubieran concertado con la Asociación de
Pescadores. Finalmente, la Sala advirtió a las autoridades competentes, sobre
todo a la Alcaldía Mayor de Cartagena de Indias, que en futuros proyectos de
infraestructura que intervengan las áreas de pesca en las playas, a pesar de que
se trate de bienes de uso público, garantice espacios de concertación entre el
constructor y la comunidad pesquera, para que se adopten medidas adecuadas
y conforme a un estudio de impacto nativo.
47
equivocadas de la institución educativa, por lo que incurrieron a su vez, en la
violación de los derechos fundamentales del menor de edad. Al resolver el
caso concreto, la Sala determinó que la Institución educativa violó los
derechos fundamentales de la accionante y su hijo al debido proceso, al buen
nombre y a la igualdad, al adelantar un proceso disciplinario por el supuesto
incumplimiento del Manual de Convivencia en atención a las manifestaciones
de amor del joven con otro compañero de curso, que presentó diversas
irregularidades en su ejecución, lesionando el libre desarrollo de la
personalidad y el buen nombre y la intimidad del hijo de la peticionaria.
También advirtió el Tribunal, que el colegio, igualmente, con posterioridad a
la muerte del joven, incurrió en la violación de su derecho al buen nombre e
intimidad, al realizar declaraciones públicas acerca de su proyecto de vida,
razón por la que acogió la solicitud elevada por la actora de realizar un acto
público de desagravio a la memoria del joven, que incluya un reconocimiento
a la validez de su proyecto de vida y el otorgamiento de un grado póstumo.
Por otro lado, y atendiendo el déficit de protección que enfrentan las víctimas
de acoso escolar en el país, ante la falta de operatividad de la política pública
de convivencia escolar, la Sala le dio al Ministerio de Educación, como ente
coordinador de esa, una serie de órdenes tendientes a implementar en un plazo
razonable mecanismos de detección temprana, acción oportuna,
acompañamiento y seguimiento a casos de acoso escolar. Así mismo, invitó a
las Defensorías Delegadas para Asuntos Constitucionales y Legales y para la
Infancia, la Juventud y Adulto Mayor de la Defensoría del Pueblo para que
acompañaran y le hicieran seguimiento a la implementación de las medidas
descritas en esta sentencia.
48
Corte considera indispensable tomar medidas complejas a fin de superar las
graves consecuencias de la situación encontrada.
49
(i) A la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta
de Bucaramanga, que en conjunto con la Corporación Autónoma Regional
Santander, en un término no mayor a tres (3) meses siguientes a la notificación
de la presente providencia, lleven a cabo un proceso de identificación de los
actores que han participado en la deforestación, construcción de jarillones,
desvío de causes hídricos y desecación de fuentes hídricas en la zona en la que
se extiende la hacienda La Yaruma en jurisdicción de los municipios de Puerto
Wilches y Rionegro, Santander, especialmente en la región Salinas, lugar
donde habitan los actores de la presente acción de tutela;
III. DECISIÓN
RESUELVE
Notifíquese y cúmplase.
53