Sie sind auf Seite 1von 53

Sentencia T-325/17

ACCION DE TUTELA PARA SOLICITAR PROTECCION DEL


DERECHO AL AGUA-Procedencia
MEDIO AMBIENTE EN LA CONSTITUCION DE 1991-Contenido

DERECHO AL AMBIENTE SANO-Relación con derechos a la salud


y a la vida
MEDIO AMBIENTE SANO-Instrumentos internacionales

CONSTITUCION ECOLOGICA Y MEDIO AMBIENTE SANO-


Protección constitucional

PROTECCION DEL MEDIO AMBIENTE-Fin esencial del Estado

CONSTITUCION ECOLOGICA Y MEDIO AMBIENTE SANO-


Jurisprudencia constitucional

MEDIO AMBIENTE SANO-Deber de conservación por el


Estado/MEDIO AMBIENTE SANO-Derecho deber

CONSTITUCION ECOLOGICA-Dimensiones

La Corte ha atendido a la necesidad que propugna por la defensa del


ambiente y de los ecosistemas, por lo que ha calificado al ambiente como un
bien jurídico constitucionalmente protegido, en el que concurren las
siguientes dimensiones: “(i) es un principio que irradia todo el orden jurídico
en cuanto se le atribuye al Estado la obligación de conservarlo y protegerlo,
procurando que el desarrollo económico y social sea compatible con las
políticas que buscan salvaguardar las riquezas naturales de la
Nación; (ii) aparece como un derecho constitucional de todos los individuos
que es exigible por distintas vías judiciales; (iii) tiene el carácter de servicio
público, erigiéndose junto con la salud, la educación y el agua potable, en un
objetivo social cuya realización material encuentra pleno fundamento en el
fin esencial de propender por el mejoramiento de la calidad de vida de la
población del país; y (iv) aparece como una prioridad dentro de los fines del
Estado, comprometiendo la responsabilidad directa del Estado al atribuirle
los deberes de prevención y control de los factores de deterioro ambiental y la
adopción de las medidas de protección”.

MEDIO AMBIENTE-Deberes primordiales del Estado

La sentencia C-259 de 2016, al hacer lectura sistemática de la Carta Política,


volvió a analizar los deberes del Estado respecto al ambiente, agrupándolos
en cuatro categorías, a saber: la prevención, la mitigación, la indemnización
o reparación y la punición.
CONSTITUCION ECOLOGICA Y MEDIO AMBIENTE-Carácter
de interés superior

ACCION DE TUTELA PARA SOLICITAR PROTECCION DEL


DERECHO AL AGUA-Procedencia excepcional

DERECHO FUNDAMENTAL AL AGUA-Protección internacional

DERECHO FUNDAMENTAL AL AGUA-Contenido


DERECHO FUNDAMENTAL AL AGUA-Jurisprudencia
constitucional
DERECHO A LA ALIMENTACION-Contenido

DERECHO A LA ALIMENTACION-Fundamental

DERECHO A LA SEGURIDAD ALIMENTARIA-Instrumentos


internacionales

DERECHO A LA ALIMENTACION-Instrumentos internacionales


que reconocen su importancia

DERECHO A LA SEGURIDAD ALIMENTARIA-Jurisprudencia


constitucional

DERECHO AL AGUA, A LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y AL


MEDIO AMBIENTE SANO DE COMUNIDAD CONFORMADA
POR SUJETOS DE ESPECIAL PROTECCION
CONSTITUCIONAL-Vulneración al cercar con alambres eléctricos y
construir jarillones que impiden a las personas acceder a la ciénaga en la
que ejercían la actividad pesquera y se abastecían de agua

Referencia: Expediente T-5.603.544

Acción de tutela instaurada por Orlando


Jiménez Cáceres, en representación de la
comunidad residente en la región Salinas
del Municipio de Rionegro, Santander,
contra los propietarios de la Hacienda La
Yaruma.

Magistrado Ponente:
AQUILES ARRIETA GÓMEZ

Bogotá D.C., quince (15) de mayo de dos mil diecisiete (2017)

2
La Sala Séptima de Revisión de tutelas de la Corte Constitucional,
conformada por los Magistrados Aquiles Arrieta Gómez (e)-quien la preside-,
Alberto Rojas Ríos y José Antonio Cepeda Amarís, en ejercicio de sus
competencias constitucionales y legales, y específicamente de las previstas en
los artículos 86 y 241, numeral 9°, de la Constitución Política, ha pronunciado
la siguiente

SENTENCIA

En el proceso de revisión del fallo proferido el 11 de marzo de 2016 por el


Juzgado Séptimo Penal Municipal con Funciones de Control de Garantías de
Bucaramanga, que declaró improcedente el amparo de los derechos
fundamentales al agua, al ambiente sano, a la seguridad alimentaria, a la vida
en condiciones dignas y al trabajo del accionante y de la comunidad que
representa. El expediente de la referencia fue seleccionado para revisión por la
Sala de Selección número Seis de la Corte Constitucional, mediante auto del
treinta (30) de junio de 2016.1

Aclaración previa

Mediante auto del 28 de septiembre de 2015, la Sala de Selección de Tutelas


número Nueve,2 seleccionó para su revisión el expediente T-5148572,
correspondiente a la acción de tutela interpuesta por el señor Orlando Jiménez
Cáceres en representación de la comunidad residente en la región Salina del
Municipio de Rionegro, Santander, contra los propietarios de la hacienda La
Yaruma. Dicho proceso correspondió por reparto a la Magistrada María
Victoria Calle Correa, quien mediante Auto 035 de 2016, de fecha tres (3) de
febrero de 2016, declaró la nulidad de todo lo actuado dentro del proceso por
no haber sido notificada una de las partes en la oportunidad procesal
correspondiente. Con base en ello, en dicho Auto se ordenó la remisión del
expediente al Juzgado Séptimo Penal Municipal con Función de Control de
Garantías de Bucaramanga, para que notificara la acción en debida forma a los
propietarios de la hacienda La Yaruma. Surtido el trámite anterior, 3 la tutela de
la referencia fue seleccionada nuevamente por la Corte Constitucional
mediante auto del 30 de junio de 2016 - Sala de Selección de Tutelas número
Seis-, bajo el radicado T-5603544, correspondiéndole para su sustanciación a
este despacho.

1
Conformada para entonces por los Magistrados María Victoria Calle Correa y Luis Guillermo
Guerrero Pérez.
2
Conformada por los Magistrados Luis Guillermo Guerrero Pérez y Jorge Ignacio Pretelt Chaljub.
3
En cumplimiento a los dispuesto por la Corte Constitucional (Sala Primera de Revisión), mediante
auto del 29 de enero de 2016, el Juzgado Séptimo Penal Municipal con Funciones de Control de
Garantías de Bucaramanga, a efectos de integrar debidamente el contradictorio, ordenó la
vinculación de los propietarios de la Hacienda La Yaruma, de la Corporación Autónoma Regional
para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (CDMB), de la Empresa Pública de Alcantarillado de
Santander (EMPAS), del Municipio de Rionegro Santander y de la Defensoría del Pueblo.
Asimismo ofició a la Personería Municipal de Rionegro con el fin de que se trasladaran a las
instalaciones de la Hacienda La Yaruma, en aras de verificar si persistía la vulneración o amenaza
de los derechos de los actores.
3
I. ANTECEDENTES

El señor Orlando Jiménez Cáceres, en nombre propio y en representación de


la comunidad residente en la región Salinas del Municipio de Rionegro,
Santander, interpuso acción de tutela por considerar vulnerados los derechos
de la comunidad al agua, a la seguridad alimentaria, a la vida en condiciones
dignas y al trabajo, presuntamente afectados por los propietarios de la
hacienda La Yaruma, según los hechos que a continuación son resumidos:

1. Hechos

El señor Orlando Jiménez Cáceres, en nombre propio y en representación de


la comunidad residente en la región Salinas del Municipio de Rionegro,
Santander, señaló que el lugar donde residen “era la parte del lecho del Rio
Lebrija”, zona que era aprovechada habitualmente por la comunidad para
realizar actividades de pesca artesanal, de la cual 67 familias derivaban su
subsistencia. Adujo que, por un lado, las circunstancias climáticas hicieron
que parte del lecho del río se secara, por lo que “la actividad se acabó, y las
área fueron aprovechadas para cultivar”; y por el otro, los administradores y
propietarios de la hacienda La Yaruma, “se han dado la tarea de
perseguirnos, encerrando con muralla las fuentes hídricas dejadas por el Rio
Lebrija, y tratando por todos los medios de apoderarse de los humedales que
éste dejó para extender sus latifundios y así desplazarnos de la región”.
Refirieron que estas personas “con máquina secaron la ciénaga donde
habitualmente pescábamos, para que nos muramos de hambre y nos vayamos
de la región; así mismo, cercaron con alambre eléctrico las orillas del rio,
poniendo en peligro la vida de los niños y adultos mayores”, 4 lo que afecta la
seguridad alimentaria de la comunidad a la que representa, la cual se
encuentra constituida en gran parte por niños y adultos mayores, dado que
dichas fuentes de agua son para el uso y aprovechamiento de sus actividades
diarias de sostenimiento.

Conforme a lo anterior, solicitó que: i) se tutelen los derechos fundamentales


al agua, a la seguridad alimentaria, a la vida en condiciones dignas y al trabajo
de los miembros de la comunidad, para que “en el menor tiempo posible se
despejen los humedales, ósea, el área total donde nos encontramos residiendo
con nuestras familias, lo que es el centro de nuestra actividad pesquera y

4
En el folio 41 del cuaderno 3 del expediente consta certificación proferida por el Instituto
Geográfico Agustín Codazzi, con la que anexa la carta catastral N°. 96-11-A, donde se ubica el
predio N°. 00-02-0008-0077-000, perteneciente al municipio de Puerto Wilches, Santander, y carta
catastral N°. 96-11-A-3, donde se ubica el predio N°. 00-02-0010-0034-000, perteneciente al
municipio de Rionegro Santander. En este documento también se resalta que “con el nombre
Hacienda La Yaruma o La Yaruma, no se encontró predio alguno en los municipios de Rionegro y
Puerto Wilches, sin embargo, bajo el nombre Yaruma 2 se encontró el N°. 00-02-0008-0077-000,
pertenecientes al municipio de Puerto Wilches, y bajo el nombre Yaruma 3 se encontró el N°. 00-
02-0010-0034-000, pertenecientes al municipio de Rionegro, los cuales se encuentran sobre el rio
La Lebrija”. || En los folios 186-188 del cuaderno 2 del expediente, consta certificado de existencia
y representación legal de “Yaruma Limitada”, con fecha de renovación el 26 de marzo de 2015, y
con objeto social “compra y venta de bienes inmuebles rurales, la cría, levante y comercialización
de ganado, la explotación agrícola y avícola, y la participación como socia en sociedades
administradoras de Fondos de Pensiones y Cesantías y en Entidades Financieras”.
4
agrícola; ii) exigir a los supuestos propietarios de la hacienda La Yaruma,
que presenten las escrituras legales que amparan la propiedad de los
humedales que dejó el Rio Lebrija al secarse, y de no tener dichos
documentos, se le exija que retiren definitivamente la cerca eléctrica; y iii)
ordenar a los demandados dejarnos seguir trabajando y residiendo en esa
zona, dado que lo único que queremos es producir en el campo y evitarnos un
desplazamiento forzado a las ciudades”.

2. Traslado y contestación de la demanda

Admitida la solicitud de tutela, el Juzgado Séptimo Penal Municipal con


Funciones de Control de Garantías de Bucaramanga, corrió traslado de la
misma a los propietarios de la hacienda La Yaruma, la Corporación Autónoma
Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (CDMB), a la
Empresa Pública de Alcantarillado de Santander (EMPAS), al Municipio de
Rionegro Santander y a la Defensoría del Pueblo, para que ejercieran su
derecho de defensa y contradicción.

2.1. Dentro del término concedido, la Corporación Autónoma Regional para la


Defensa de la Meseta de Bucaramanga –CDMB- dio respuesta a la presente
acción de tutela,5 haciendo un recuento de su naturaleza jurídica, de su
creación y del marco normativo que le asigna competencia, para finalmente
pronunciarse sobre los hechos y pretensiones de este caso. Al respecto,
sostuvo que se opone a las pretensiones de los accionantes, dado a que no
tenía conocimiento de esta problemática, ya que no se registra petición o queja
alguna. Por lo que, para su intervención a través de una visita al predio,
solicita que se establezca con claridad la ubicación del mismo. De otra parte,
manifestó que es necesario vincular a la autoridad municipal con el fin de
indagar si tiene conocimiento de estos hechos, ya que pueden concurrir varias
jurisdicciones municipales en las concesiones de aguas. También manifiesta la
necesidad de conocer si la comunidad tiene autorización por parte de la
Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca –AUNAP- para ejercer la labor de
pesca.

2.1.1. En cuanto a la conformación del ecosistema en la zona de la Región


Salina en Rionegro Santander, indicó que “la parte baja de la cuenca del Rio
Lebrija está comprendida por un sinnúmero de bajos inundables, lagunas o
ciénagas temporales y permanentes, las cuales están conectadas al río
mediante estrechos canales (…). Añade que la importancia de estos
ecosistemas radica en la biodiversidad acuática que ellos mantienen (…). Así
mismo, precisa que la conservación de estas zonas es prioritaria para
cumplir con los objetivos de protección contemplados en tratados
internacionales de los cuales Colombia es parte”. Agregó que para responder
al reto de conservar y aprovechar sosteniblemente los ecosistemas del país, se
formuló la política para los humedales interiores, como estrategia para el
majeo de la tierra, el agua, los recursos vivos, y para mantener o restaurar los
sistemas naturales, de manera que se promueva la conservación y el uso
sostenible de los recursos ecológicos, por lo que “teniendo en cuenta estas
5
Folios 52-68 del cuaderno 2 del expediente.
5
funciones ecológicas claras, así como la presencia de varios cuerpos de agua
de carácter permanente, y la función reguladora del régimen fluvial del Rio
Lebrija, propone que esta zona sea objeto de protección especial”.

2.1.2. Por otra parte se resaltaron algunos avances. Se sostuvo que “con base
en el estudio elaborado por el Consorcio GRADEX INPO sobre el
diagnostico, evaluación, zonificación y manejo de humedales y ciénagas del
medio y bajo Lebrija, la Corporación inició el proceso de declaratoria de
áreas protegidas en los humedales del medio y bajo Lebrija (…). Igualmente,
la CDMB concertó con la Administración Municipal de Rionegro, el plan
básico de ordenamiento territorial, mediante resolución 0464 del 22 de junio
de 2000, y fue aprobado a través de Acuerdo N°. 011 del 28 de junio de 2000
del Concejo Municipal”. Finalmente, se advirtió que al revisar la base de
datos de la entidad, “no se encontró permiso ambiental para la utilización de
recursos hídricos a ninguna persona natural ni jurídica, entre la que se
encuentra la hacienda La Yaruma”.

2.2. La Empresa Pública de Alcantarillado de Santander S.A. E.S.P. –EMPAS


S.A.- en su escrito de contestación manifestó que las pretensiones de la
presente acción de tutela no están llamadas a prosperar, dado que no
desconoció ningún derecho fundamental de la parte accionante. Solicita ser
desvinculado de este proceso.6

2.3. Mediante representante legal, la Alcaldía de Rionegro, Santander,


contestó la presente acción de tutela.7 Solicita ser desvinculada de la presente
acción, pues manifiesta no haber vulnerado derecho fundamental alguno de
los accionantes. A modo de información, manifiesta que “los usos clasificados
para esta zona son los de área de producción agrícola y ganadera y
explotación de recursos naturales, igualmente, áreas de especial importancia
ecosistémica, definidas en el Decreto 3600 de 2007 (…)”. Por último, dijo no
tener conocimiento de la problemática que se viene presentando entre las
familias actoras y los propietarios de la hacienda La Yaruma.

2.4. La Defensoría del Pueblo Regional Santander, manifestó que hasta la


fecha no ha recibido ninguna solicitud o petición del accionante relacionada
con los hechos que dan origen a la acción de tutela. 8 Por otra parte, sostuvo
que se deben tener en cuenta las siguientes tres consideraciones antes de fallar
el presente caso. Primera, pese a que el Decreto 2591 permite tener por ciertos
los hechos ante situaciones como la renuencia a contestar la tutela, es
importante tener de presente que aun cuando se den por ciertas las
afirmaciones del accionante, hay circunstancias que deben ser objeto de
prueba, y que por su complejidad se alejan del trámite propio de la acción de
tutela. En tal sentido, precisó que “basta con observar las peticiones hechas
por la Corte a los entes vinculados, que reviste de tal minucia técnica que sin
ellos no se puede decidir sin que peligre la eficacia de los derechos. Por
tanto, con las pruebas que obran hasta ahora, no es posible establecer con
6
Folios 69-71 del cuaderno 2 del expediente.
7
Folios 82-87 del cuaderno 2 del expediente.
8
Folios 97 y 98 del cuaderno 2 del expediente.
6
claridad la violación a derechos fundamentales, sin embargo, sí ponen de
relieve una amenaza a derechos de intereses colectivos”. Segunda, en cuanto
a que el actor no tiene potestad para acudir a la tutela en representación de la
comunidad, manifestó que lo que importa a la justicia constitucional es la
supremacía de los derechos humanos. Tercera, adujo que en su decisión la
Corte podría conminar al Ministerio Público al acompañamiento de la
comunidad para adelantar una acción popular, y mientras se resuelve la
misma, conceder temporalmente el amparo como medida cautelar.

3. Decisión de instancia

Mediante fallo del 11 de marzo de 2016, el Juzgado Séptimo Penal Municipal


con Funciones de Control de Garantías de Bucaramanga declaró improcedente
el amparo solicitado. Argumentó que la comunidad accionante puede acudir a
la acción popular para la protección de sus derechos fundamentales, pues a su
parecer se trata de una controversia de “absoluto” resorte de la justicia
contencioso administrativa. Considera que esta petición desborda la naturaleza
y esencia de este mecanismo de carácter residual, a menos que se tratara de un
amparo transitorio ante la inminencia de un perjuicio irremediable, lo cual, se
dijo, no fue demostrado por los actores. En este orden de ideas, sostuvo que la
resolución del caso bajo análisis a todas luces depende de profusas
disquisiciones de índole probatorio, lo cual debe llevarse a cabo ante la
justicia ordinaria o contencioso administrativa según la entidad a demandar,
por lo que la especialidad jurídica del juez de tutela y la ausencia de términos
impide la incorporación del material probatorio y la etapa de contradicción
necesaria para tomar una decisión conforme a derecho.

4. Actuaciones en sede de revisión

La Sala Séptima de Revisión profirió autos el 2 de noviembre y el 15 de


diciembre de 2016, por medio de los cuales vinculó al Municipio de Puerto
Wilches, al Municipio de Rionegro, a la Corporación Autónoma Regional
Santander, al Departamento de Policía de Santander, a la Inspección de Policía
del municipio de Puerto Wilches, a la Inspección de Policía del municipio de
Rionegro, a la Defensoría del Pueblo Regional Santander, a la Personería de
Rionegro, a la Personería de Puerto Wilches, a la Fiscalía General de la
Nación, a la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, al
Departamento Nacional de Planeación y al Ministerio del Interior, y
comisionó la práctica de una inspección judicial en el punto conocido como
“Las Marías”, con el fin de verificar si en dicho lugar se encuentran
ubicadas las familias accionantes, y si persiste la vulneración o amenaza de
los derechos de estas personas.

4.1. Mediante escrito del ocho (8) de noviembre de 2016, la Dirección de


Asuntos Indígenas, ROM y Minorías del Ministerio del Interior, manifestó que
“(…) no se registran comunidades ni resguardos indígenas en el municipio de
Rionegro, Santander. Igualmente, consultando el Sistema de Información

7
Indígena de Colombia (SIIC) No se registra el ciudadano Orlando Jiménez
Cáceres (sin documento de identidad)”.9
4.2. La Corporación Autónoma Regional Santander el diecinueve (19) de
diciembre de 2016, manifestó que “(…) de conformidad con la visita de
inspección ocular realizada los días 22 al 24 de noviembre de la presente
anualidad, a la región de Las Salinas, jurisdicción del Municipio de Puerto
Wilches, departamento de Santander, se encontró que en el punto
georeferenciado con las coordenadas N: 1´350.998 E.1´034.365 y una altura
de 60 m.s.n.m., se observó una Hacienda, que según los pescadores, es La
Yaruma; en esta zona se forma el complejo de humedales del Magdalena
Medio, conformados por agua del rio Lebrija y del Magdalena, sus brazos y
9
Folio 50 del cuaderno 1 del expediente. También requirió “suministrar el número de cédula de
ciudadanía del señor Jiménez Cáceres para consultar el censo sistematizado que custodia la
dirección (…)”. || Folio 51 del cuaderno 1 del expediente. Por escrito del nueve (9) de noviembre de
2016, la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas solicitó “el suministro de la
cédula de ciudadanía del accionante, toda vez que ninguna de nuestras bases de información,
empezando por el RUV, arroja resultado alguno que corresponda a dicho nombre”. || Folios 54-56
del cuaderno 1 del expediente. Por escrito del dieciséis (16) de noviembre de 2016, la Fiscalía
General de la Nación, manifestó “que en el Sistema de Gestión Documental no aparecen registros
que den cuenta de la acción de tutela interpuesta por el señor Orlando Jiménez Cáceres”. También
manifestó que “(…) el auto del 2 de noviembre de 2016 fue trasladado por competencia, en los
términos del artículo 21 de la Ley 1755 de 2015, a la Dirección Seccional de Fiscalías de Santander
(…)”, quien dispuso “(…) la designación de servidores de policía judicial con el propósito de
adelantar las respectivas labores de verificación (…)”. || Folios 66-75 del cuaderno 1 del expediente.
La Dirección Seccional de Fiscalías de Santander informó que: “(i) los servidores del CTI
adelantaron las pesquisas necesarias, e informaron que teniendo en cuenta que al señor Orlando
Jiménez Cáceres no le figura número de cédula, dato importante para lograr su ubicación, se
consultó en la página web de la Registraduría, y dice que le fue asignado el cupo 13xxxx, y que su
residencia es en la finca La Salinas Z, con teléfono 65xxx (…); y (ii) (…) en nuestro sistema de
información (SPOA) no hay registro alguno sobre denuncia instaurada por el señor Orlando
Jiménez Cáceres (…)”. || Folios 76-93 del cuaderno 1 del expediente. Mediante escrito del diecisiete
(17) de noviembre de 2016, la Corporación Autónoma Regional Santander, expresó que “(…) el
certificado con número de matrícula inmobiliaria 300-64404 en el que se evidencia el registro de un
lote denominado La Yaruma, ubicado en el paraje de Montañitas en el municipio de Rionegro,
coincide con las declaraciones rendidas por el accionante (…). Por la ubicación del predio La
Yaruma, la Corporación Autónoma Regional Santander no tiene jurisdicción, pues el Municipio de
Rionegro es competencia de la Defensa de la Meseta de Bucaramanga CDBM (…)”. También
sostuvo que: “(i) (…) con la finalidad de obtener más información sobre la ubicación de la hacienda
La Yaruma, nos comunicamos con la señora Alba Luz Gómez, quien manifestó no conocer la
ubicación exacta de la hacienda La Yaruma, y que debíamos comunicarnos con su esposo el señor
Orlando Jiménez Cáceres, quien luego de varias llamadas contestó y manifestó que para llegar al
sitio objeto de la presente acción de tutela, es necesario desplazarse hasta San Alberto (Cesar), y
transitar por varios lugares dentro de los cuales mencionó El Barro, Congo, San José, Terraplén y
posteriormente de ahí desplazarnos en chalupas para llegar a la hacienda La Yaruma (…); (ii) la
Corporación nunca tuvo conocimiento sobre los hechos plasmados en la acción de tutela (…); y
(iii) la zona del magdalena medio de acuerdo a su geografía, se presenta un complejo de humedales,
los cuales sólo podrán verificarse con la visita de campo que realice la Corporación (…)”.
Finalmente anexó copia del certificado de tradición de matrícula inmobiliaria N°. 300-64404,
perteneciente a un “lote ubicado en el paraje Montañitas, cuya extensión es aproximadamente de 80
hectáreas, con linderos (…) al rio Lebrija (…), de propiedad de Yaruma Limitada (…)”. || Folios
102-190 del cuaderno 1 del expediente. El Ministerio de Defensa nacional-Policía Nacional,
mediante escrito del 21 de noviembre de 2016, manifestó que “(…) el ciudadano en mención no
reside en Puerto Wilches y que revisadas las bases de datos de hacienda, donde se registran todas las
propiedades del municipio (fincas y haciendas), no se registra ninguna propiedad con nombre
Yaruma (…)”. || Folios 127-128 del cuaderno 1 del expediente. A través de escrito del veintitrés
(23) de noviembre de 2016, la Alcaldía Municipal de Puerto Wilches, Santander, sostuvo que “(…)
el día jueves 17 de noviembre, a través del celular N°. 315xxx, se recibió una llamada del señor
Orlando Jiménez Cáceres, quien dio una general explicación sobre el caso, manifestando en
términos generales que gracias a la acción de tutela instaurada, por el momento, habían cesado los
8
brazuelos, diferentes caños que lo alimentan y varias ciénagas que se
conforman en toda el área. Así mismo, una vez revisado el SIG de la CAS, el
complejo de humedales del Magdalena Medio, hace parte de los ecosistemas
estratégicos de la Corporación Autónoma Regional Santander –CAS- y las
coordenadas tomadas el día de la inspección técnica, se encuentran sobre
este complejo”. 10 Agrega que “revisada la base de datos de la Corporación,
no se registra ningún tipo de solicitud de permiso para aprovechamiento de
los recursos hídricos que tenga que ver con la región Las Salinas, hacienda
La Yaruma, correspondiente al municipio de Puerto Wilches, Santander”.
Finalmente sostiene que “(…) se están tomando las medidas necesarias y de
competencia, entre las cuales se ordenará la comisión de un equipo
multidisciplinario para que evalúe los posibles daños ocasionados al
ecosistema por las intervenciones que se logren evidenciar y probar de
manera irregular por los residentes en la vereda Las Salinas, a su vez se
procederá a iniciar las investigaciones y sanciones que dentro de nuestra
competencia se deriven con el fin de mitigar y resarcir los daños que se
prueben por parte de esta autoridad ambiental”.

4.3. Mediante “Auto SAA N°. 1152-16”,11 la Corporación Autónoma Regional


Santander “ordena la apertura de una indagación preliminar” en el caso de la
referencia, con base en las siguientes consideraciones: “(i) una vez realizada
la visita de inspección ocular en la región Las Salinas, correspondiente al
municipio de Puerto Wilches, Santander, se evidenció un jarillón construido
en el área de humedales, y que proviene de la hacienda La Yaruma, donde se
tomaron las respectivas coordenadas, las cuales todas pertenecen al
municipio de Puerto Wilches, por lo que es competencia de la Corporación
hechos denunciados por él en la citada acción constitucional (…)”. A folios 317-319 del cuaderno
1, la Alcaldía Municipal de Puerto Wilches, Santander, hace llegar a esta Corte la misma prueba,
con fecha del 8 de marzo de 2017. || Folios 135-139 del cuaderno 1 del expediente. Mediante escrito
del primero (1) de diciembre de 2016, el Departamento Nacional de Planeación manifestó que “(…)
consultado en la última base de dato nacional consolidada, certificada y avalada por el DNP,
correspondiente al corte del 21 de octubre de 2016, por los nombres: Orlando Jiménez Cáceres,
arroja el siguiente resultado: el señor Orlando Jiménez Cáceres se encuentra reportado en la base
certificada del Sisben, con lugar registrado al instante de aplicar a la encuesta, en Rio Negro,
Santander, en la Vereda La Salina (…)”. || Folios 142-145 del cuaderno 1 del expediente. Por escrito
del 2 de diciembre de 2016, el Juzgado Séptimo Penal Municipal con Funciones de Control de
Garantías de Bucaramanga, solicitó a la Sala Séptima de Revisión de la Corte Constitucional
subcomisionar al Juzgado Promiscuo Municipal de Puerto Wilches para la práctica de la inspección
judicial delegada al punto conocido como Las Marías, en jurisdicción de Puerto Wilches”. La
solicitud de subcomisión se basa en que: “(i) ese despacho es la autoridad de la localidad en la
que corresponde realizar la diligencia; (ii) el artículo 40 del Código General del Proceso
consagra que el comisionado tiene las mismas facultades del comitente en la relación con la
diligencia que se le delegue; (iii) conforme a lo establecido en el artículo 171 del Código
General del Proceso, está prohibido comisionar para la realización de inspecciones judiciales
por fuera de la jurisdicción territorial del juzgado, correspondiendo a este despacho judicial
lo atinente al municipio de Bucaramanga; (iv) el suscrito desconoce la localidad de Puerto
Wilches, y además debe gestionar la logística del traslado, tramitar comisión de servicios ante
el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bucaramanga, y pedir la autorización de viáticos
y traslado correspondiente a la dirección ejecutiva; y (v) el suscrito debe solicitar el visto
bueno de la Juez Coordinadora para ausentarse de sus labores como Juez Penal Municipal con
Funciones de Control de Garantías durante las fechas que dure la inspección judicial a
realizar, dado que este despacho depende del reparto de audiencias preliminares que sea
asignado por el Centro de Servicios Judiciales del Sistema Penal Acusatorio de esta ciudad”.
10
Folios 201-208 del cuaderno 1 del expediente.
11
Folios 227-229 del cuaderno 1 del expediente.
9
Autónoma Regional Santander –CAS-. El jarillón fue construido hace
aproximadamente 15 años desde la hacienda La Yaruma, y pasa por las
coordenadas N: 1´350.9980 E: 1´034.365 y una altura de 60 m.s.n.m.,
atravesando caños y zonas de humedales (…); (ii) que revisado el SIG de la
CAS, el complejo de humedales del Magdalena Medio hace parte de los
ecosistemas estratégicos de la CAS y las coordenadas tomadas el día de la
inspección se encuentran sobre este complejo; (iii) según los señores Orlando
Jiménez Cáceres, vicepresidente de la Asociación ASOCAÑOGRANDE,
Segundo Beleño, asociado; Eibel Oliveros, asociado; Henry Soaraca,
asociado; Nancy Beleño, asociada, y de acuerdo con los confirmado en la
visita en el área se ubican alrededor de 67 familias que derivan su sustento de
la pesca artesanal de los diferentes ríos, caños y ciénagas existentes en la
región, los cuales se han visto afectados en los últimos años por la desecación
de amplias zonas, por parte de finqueros, con el objetivo de ampliar sus
fronteras agrícolas y ganaderas; (iv) en el recorrido se evidenció una
deforestación en el punto georeferenciado con las coordenadas N: 1´355.933;
E: 1´034.387 y una altura de 55 m.s.n.m., y un taponamiento del caño la
Batalla, en las coordenadas N: 1´355.448; E: 1´034.516 y una altura de 55
m.s.n.m., que alimenta a la ciénaga la Consulta o ciénaga la Montañita según
los integrantes de la asociación de pescadores, fue realizada por el señor
Evangelista Parada; y (v) que revisado el mapa de amenazas del esquema de
ordenamiento territorial del municipio de Puerto Wilches, esta área se
encuentra en amenaza media y alta por inundación”.12

4.4. El 22 de febrero de 2017, la Defensoría del Pueblo remitió informe de


acompañamiento a la visita de inspección judicial realizada a la hacienda La
Yaruma, en el que manifestó que: “(…) el 14 de febrero del año en curso se
dio inicio a la diligencia de inspección judicial (…) en el desarrollo de esta
nos reunimos con el accionante, señor Orlando Jiménez Cáceres y 15
pescadores más, quienes manifestaron hacer parte de la comunidad (…), en el
punto conocido como Ciénaga o Caño Batalla, se verificó la existencia de un
jarillón o muro construido por otro finquero de la zona distinto a la hacienda
La Yaruma (…). Se puede concluir que no se observó de forma directa la

12
Folios 227-229 del cuaderno 1 del expediente. La Corporación Autónoma Regional Santander
dispuso: “PRIMERO: Ordenar la indagación preliminar con el fin de establecer si existe mérito o no
para iniciar el procedimiento sancionatorio ambiental sobre los hechos indicados en la parte motiva
del presente acto administrativo y los que sean conexos, así como identificar al responsable o
responsables de los mismos; SEGUNDO: Como consecuencia de lo anterior, realizar una visita
técnica y demás diligencias que se estimen pertinentes para la verificación de los hechos objeto de
la presente indagación preliminar teniendo en consideración: 1. Determinar el nombre y domicilio
de la persona o personas responsables de los daños a los recursos naturales del lugar; 2. Determinar
los hechos u omisiones constitutivas de infracción a las normas de protección ambiental o por daño
al medio ambiente; y 3. Determinar la fecha de inicio y fecha de terminación de las actividades o
hechos si son conocidas y medios por el cual se verifica o se pueden determinar las respectivas
fechas si es del caso (…)”. || Folios 293-294 del cuaderno 1 del expediente. La Corporación
Autónoma Regional Santander, mediante escrito del 7 de febrero de 2017, manifestó que “(…) en
este caso la responsabilidad es culpa exclusiva de un tercero, pues tal y como se evidencia en el
escrito de tutela, la afectación es causada por los propietarios de la hacienda La Yaruma, quienes
directamente están generando el daño a la accionante y a la comunidad que representa, al evitar que
la comunidad que reside en la vereda las Salinas pueda trabajar y buscar su sustento con la pesca y
cultivos (…)”.
10
restricción ni impedimento por parte de la hacienda La Yaruma del derecho a
la actividad pesquera y agrícola de las familias accionantes (…)”.13

4.5. El 27 de febrero de 2017, la Personería Municipal de Puerto Wilches,


Santander, informó sobre la inspección judicial realizada, destacando que “los
argumentos planteados por los pecadores son razonables, ya que se pudo
observar que realmente el río ha dejado mucha tierra en su sequía, y que los
propietarios de la hacienda La Yaruma, aparte de tener este terreno, tienen
varios predios para ejercer sus labores, por lo que se solicita que la Corte
verifique este hecho y de comprobarse que hay más de mil hectáreas que no
tienen dueño, aplicando la Ley 1448 de 2011, se les debe permitir a los
campesinos ejercer la labor de su sustento diario (...)". La Personería anexa el
acta de diligencia de inspección judicial, en la que se lee que “(…) se verifica
la existencia de un jarillón, el muro presuntamente realizado por la hacienda
La Yaruma denominado la muralla que taponaba o afectaba la ciénaga
colindante, construido por un finquero de la zona diferente a la hacienda La
Yaruma (…)”.14

4.6. El 7 de marzo de 2017, la Corporación Autónoma Regional Santander dio


a conocer el concepto técnico de la visita de inspección ocular de la hacienda
La Yaruma, en el que se lee que: “(i) dentro de la hacienda no ha existido
ningún cuerpo cenagoso según mapas del IGAC; (ii) el rio Lebrija se desvió
en el sitio conocido como San José de Los Chorros, y en la actualidad está
discurriendo por el costado occidental de la finca La Yaruma, tomando el
antiguo cauce del Caño Grande, y dentro del citado predio se bifurcó en
varios canales, formando numerosos islotes, y en algunos de ellos los
pescadores han sembrado cultivo de plátano, los cuales resultan afectados
por el pastoreo; (iii) la muralla o jarillón a la que hace referencia el señor
Orlando Jiménez Cáceres fue construida hace aproximadamente 15 o 20
años, de acuerdo a los vestigios de árboles que han crecido y se han
desarrollado sobre ella, y para su construcción no existe ninguna
autorización de la Corporación Autónoma Regional de Santander; (iv) La
Corporación Autónoma Regional de Santander no ha autorizado a los
propietarios de los predios de la hacienda La Yaruma para la construcción de
cercas paralelas al rio Lebirja, pero al momento de la diligencia no se
encontró ninguna cerca construida; (v) en el recorrido no se evidenció que
los propietarios de la hacienda La Yaruma estén haciendo un uso inadecuado
del recurso hídrico del río Lebrija; (vi) según los mapas del Instituto
Geográfico Agustín Codazzi, los cuerpos cenagosos existentes en el área se
encuentran localizados al costado nor-oriental del antiguo cauce del rio
Lebrija, fuera de los límites de la hacienda La Yaruma; y (vii) se deja
constancia que en el momento de la diligencia fue imposible verificar que los
dueños de la hacienda La Yaruma hayan imposibilitado o interrumpido las
labores de la pesca que ejerce la comunidad, por cuanto no hay obras que
obstaculicen el flujo normal de las aguas e imposibiliten el tránsito de
canoas”.15
13
Folios 301-304 del cuaderno 1 del expediente.
14
Folios 305-310 del cuaderno 1 del expediente.
15
Folios 321-326 del cuaderno 1 del expediente.
11
II. CONSIDERACIONES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL

1. Competencia y procedencia

1.1. La Sala Séptima de Revisión de Tutelas de la Corte Constitucional, en


desarrollo de las facultades conferidas en los artículos 86 y 241, numeral 9°,
de la Constitución, es competente para revisar los fallos de tutela adoptados en
los procesos de esta referencia.

1.2. La acción de tutela es un mecanismo de protección de carácter residual y


subsidiario que puede ser utilizado ante la vulneración o amenaza de garantías
fundamentales por parte de un poder público o privado, cuando no exista otro
medio idóneo y eficaz para la protección de los derechos invocados, o cuando
existiendo otros medios de defensa judicial, se requiera acudir al amparo
constitucional para evitar un perjuicio irremediable.16

1.2.1. La Sala de Revisión considera que se cumple el requisito de


subsidiariedad en la presente acción de tutela, por cuanto el otro medio de
defensa judicial que eventualmente tendrían a su alcance (acción popular) no
será efectivo para garantizar sus derechos fundamentales involucrados en el
presente caso. Si bien existe una dimensión propia de derechos colectivos,
justiciables mediante acción de tutela, en el presente caso hay también
involucrados derechos fundamentales que requieren especial atención. En
efecto, se trata de una comunidad conformada por sujetos de especial
protección constitucional, dado que (a) gran parte de sus miembros son niños
y adultos mayores; (b) la comunidad en general afronta una precaria situación
económica, ya que se dedicaba a la actividad de pesca artesanal para su
subsistencia, pero ésta se terminó “porque la hacienda accionada secó con
máquinas la ciénaga donde realizaban la actividad”; (c) dada la situación de
indefensión en que se encuentra dicha comunidad frente a la parte accionada,
en el sentido en que se le imposibilita tomar medidas para responder a la
violación de sus derechos; (d) no cuentan con los recursos económicos para
sufragar los gastos de abogados que ejerzan la defensa de sus derechos frente
a la parte accionada; y (e) no tienen tiempo para esperar la resolución de esta
controversia, pues mientras ello sucede, no pueden acceder a los recursos
naturales de los que derivaban su manutención.

Contrario a lo señalado por el juez de instancia (que la comunidad accionante


puede acudir a la acción popular para solicitar el amparo de sus derechos, por
lo que la controversia es del resorte de la justicia de lo contencioso

16
Corte Constitucional, sentencia T-420 de 2016 (MP María Victoria Calle Correa). Ver la línea
jurisprudencial trazada entre otras, en las sentencias T-225 de 1993 (MP Vladimiro Naranjo Mesa),
T-1670 de 2000 (MP Carlos Gaviria Díaz), SU-544 de 2001 (MP Eduardo Montealegre Lynett), T-
827 de 2003 (MP Eduardo Montealegre Lynett), SU-1070 de 2003 (MP Jaime Córdoba Triviño; SV
Rodrigo Escobar Gil, Marco Gerardo Monroy Cabra, Eduardo Montealegre Lynett, Clara Inés
Vargas Hernández; AV Alfredo Beltrán Sierra, Jaime Araujo Rentería), T-698 de 2004 (MP Rodrigo
Uprimny Yepes) y T-1225 de 2004 (MP Manuel José Cepeda Espinosa). Siendo la acción de tutela
el mecanismo judicial transitorio con idoneidad para la protección de derechos fundamentales en los
casos de referencia.
12
administrativo), insiste la Sala, la acción de tutela es el medio adecuado para
ventilar este caso, pues se trata de la protección de los derechos de las
personas de la comunidad en cuestión, en sus dimensiones fundamentales.
Están en conexidad con la protección inmediata de la dignidad humana, del
ambiente sano, del derecho al agua, a la seguridad alimentaria y al trabajo. En
efecto, la acción popular puede ser eficaz para la protección del derecho
colectivo, pero no para el resguardo de uno de rango fundamental, para lo cual
es idónea y eficaz la acción de tutela. Teniendo en cuenta las especificidades
de la situación de los peticionarios, como (i) su necesidad de abastecerse de
manera urgente de agua, la cual es una necesidad inherente a la vida digna de
las personas; (ii) la necesidad de pescar en el rio para su propia subsistencia;
(iii) la difícil situación económica que enfrentan, que les impide proveerse
dichos recursos de otra manera; y (iv) tratándose de una comunidad
conformada en su gran mayoría por niños y adultos mayores, la Sala observa
que los otros mecanismos de defensa a los que eventualmente puede acceder
dicha comunidad, no son idóneos para lograr de manera oportuna la
protección de sus derechos fundamentales.

1.2.2. El señor Orlando Jiménez Cáceres interpuso la presente acción de tutela


en nombre propio y como miembro de la comunidad residente en la región
Salinas del Municipio de Rionegro, Santander, por las violaciones a los
derechos de las personas que forman parte de esta comunidad, la cual está
constituida por 67 familias -conformadas en su mayoría por niños y adultos
mayores-. En la visita de inspección ocular realizada en este caso, por
disposición de esta Sala de Revisión, la Corporación Autónoma Regional de
Santander constató que el señor Orlando Jiménez Cáceres es Vicepresidente
de la Junta de Acción Comunal ASOCAÑOGRANDE, comunidad a la cual
pertenecen las familias de pescadores accionantes en la presente tutela.17
Quienes forman parte de la comunidad, dieron consentimiento amplio para
que el señor Jiménez Cáceres interpusiera la presente acción de tutela, 18
además de las labores de defensa que viene realizando. Teniendo en cuenta
que la jurisprudencia constitucional ha reconocido que las organizaciones
comunitarias pueden intermediar a favor de la protección de los derechos de
sus comunidades,19 es claro que el señor Orlando Jiménez Cáceres puede
interponer la presente acción de tutela en su nombre y en el de su comunidad.

Adicionalmente, la jurisprudencia constitucional ha defendido que cualquier


persona se encuentra legitimada para interponer acción de tutela en nombre de
un menor de edad, siempre que en el relato de los hechos de la demanda
conste la inminencia de la violación a los derechos fundamentales del niño. 20
17
Folios 227-229 del cuaderno 1 del expediente.
18
En los folios 5-8 del cuaderno 3 del expediente consta el consentimiento otorgado por la
comunidad al señor Jiménez Cáceres, para que interpusiera la presente acción.
19
Corte Constitucional, sentencias C-580 de 2001 (MP Clara Inés Vargas Hernández). También se
pueden ver, entre otras, las Sentencias C-520 de 2007 (MP Nilson Pinilla Pinilla; SV Jaime Araújo
Rentería) y T-139 de 2016 (MP. Jorge Iván Palacio Palacio). En los casos en mención, se manifiesta
la importancia de las juntas de acción comunal para la protección de los derechos de las
comunidades, del mismo modo la representatividad que poseen como asociación en el
ordenamiento jurídico.
20
Corte Constitucional, sentencia T-408 de 1995 (MP Eduardo Cifuentes Muñoz). También se
pueden ver, entre otras, las Sentencias T-705 de 2013 (MP. Nilson Pinilla Pinilla), T-139 de 2016
13
Ello se explica por la situación de vulnerabilidad e indefensión en que se
encuentran los menores de edad, razón por la que los jueces deben propender
hacia la prevalencia de sus derechos, para garantizar su desarrollo armónico e
integral y el ejercicio pleno de sus derechos. Así las cosas, el señor Jiménez
Cáceres sí puede interponer una acción de tutela en defensa de los derechos de
los niños de su comunidad, como efectivamente lo hizo, pues la mayoría de
los miembros de las 67 familias afectadas por el cambio de las condiciones de
acceso al agua, son menores de edad.

1.2.3. En el presente caso, la acción de tutela se presenta contra las personas


propietarias de la hacienda La Yaruma, una entidad de derecho privado (un
particular), frente a la cual la comunidad está en estado de indefensión, en
cuanto a las conductas que afectan gravemente sus intereses individuales y
comunitarios, y que a su vez repercuten en sus derechos fundamentales
subjetivamente considerados. No hay forma de oponerse a ellas.

1.2.4. En lo que respecta al cumplimiento del requisito de inmediatez, debe


señalarse que con el mismo se procura que el amparo sea interpuesto
oportunamente, de tal suerte que se asegure el cumplimiento del objetivo de
protección actual, inmediata y efectiva de garantías fundamentales. En el
presente caso se debe tener en cuenta que la vulneración de los derechos de la
comunidad accionante se ha prolongado en el tiempo, precisamente porque la
hacienda La Yaruma no ha permitido ni permite actualmente que la comunidad
se abastezca de agua del rio Lebrija, ni que realice actividades de pesca para
su manutención. La situación es aún más grave si se tiene en cuenta que la
comunidad afronta una difícil situación económica, por lo que hoy día no
tienen como subsistir. Así pues, la presente acción de tutela busca la
protección judicial inmediata frente a una violación presente y constante.

1.2.5. En conclusión, la acción de tutela presentada por el señor Jiménez


Cáceres en su defensa y la de su comunidad es procedente.

2. Problema jurídico

2.1. Con base en el relato de los hechos expuesto y el resto de los


antecedentes, la Sala debe resolver el siguiente problema jurídico: ¿los
propietarios de una hacienda (La Yaruma), vulneran los derechos
fundamentales al agua, a la seguridad alimentaria, a la vida en condiciones
dignas y al trabajo del accionante y de la comunidad a la que representa y que
habita en la zona,21 al haber tomado medidas para conservar un bien de su
propiedad (cercar con alambre eléctrico las orillas del río y construir jarillones
para evitar inundaciones) que restringieron su acceso a la ciénaga en la que
ejercían la actividad pesquera y se abastecían de agua?

(MP. Jorge Iván Palacio Palacio), en las que la Corte determinó que la efectiva protección de los
derechos de los niños se encuentra en cabeza de quien tenga la legitimidad para actuar en causa de
ellos, bien sea un agente oficioso con interés, o parientes de consanguineidad como abuelos, como
se menciona de manera evidente en las sentencias, dado que existe un interés superior a favor de los
menores, por el hecho de serlos.
21
En el área donde está la Yaruma, región salina del municipio de Rionegro.
14
2.2. Para resolver la cuestión planteada, la Sala Séptima de Revisión de
Tutelas analizará: (i) el derecho a un ambiente sano; (ii) el derecho
fundamental al agua y la procedencia de la acción de tutela para su protección;
(iii) el derecho a la seguridad alimentaria; para posteriormente (iv) resolver el
caso concreto.

3. La Constitución de 1991, una Constitución ecológica

En este aparte de la sentencia la Sala abordará algunos aspectos de la manera


como la Constitución Política de 1991, algunos instrumentos internacionales y
la jurisprudencia constitucional han entendido el derecho al ambiente sano, lo
cual es pertinente por cuanto en este caso es posible que exista afectación del
ambiente conforme a los siguientes datos: (i) la Corporación Autónoma
Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga –CDMB- y la
Corporación Autónoma Regional Santander, en respuesta a la presente acción
de tutela, manifestaron que los humedales y ciénagas del medio y bajo Lebrija
fueron declarados zonas protegidas por ambas Corporaciones, por lo que, para
la utilización de dichos recursos hídricos es necesario un permiso ambiental, el
cual no se encuentra otorgado a ninguna persona natural ni jurídica;22 (ii) la
Corporación Autónoma Regional Santander ve la necesidad de conformar un
equipo multidisciplinario que evalúe los posibles daños ocasionados al
ecosistema por las intervenciones que se logren evidenciar y probar de manera
irregular por los residentes en la vereda Las Salinas; así mismo, dicha
Corporación señaló que era necesario tomar medidas sancionatorias y de
resarcimiento de los daños ambientales producidos;23 (iii) la Corporación
Autónoma Regional Santander manifestó que revisado su sistema de
información general se encontró que el sistema de humedales del Magdalena
Medio, dada su riqueza en biodiversidad, hace parte de los ecosistemas
estratégicos que deben ser protegidos prioritariamente por el Estado, y que
precisamente éstos vienen siendo afectados por la mano del hombre, 24 quien
ha desviado el cauce de las fuentes hídricas para su aprovechamiento,
ocasionando un grave perjuicio a la naturaleza.

3.1. Desde finales del siglo XX, es claro para la jurisprudencia constitucional,
que la protección y el mejoramiento del ambiente se ha convertido en un
verdadero desafío para los Estados que buscan evitar la destrucción del
entorno ecológico, con miras a la consecución de un ambiente sano que
asegure “la salud, la vida y la disponibilidad de elementos ambientales a las
generaciones presentes y futuras”.25

3.2. La protección del ambiente tiene en la Constitución Política de Colombia


un carácter de prioridad dentro de los fines del Estado, en razón a su íntima
relación con el derecho a la salud y a la vida. Es así como nuestra Carta
Política en los artículos 8, 79, 80 y 95 numeral 8, determina los principios,
22
Folios 52-68 del cuaderno 2 del expediente y folios 201-208 del cuaderno 1 del expediente.
23
Folios 201-208 del cuaderno 1 del expediente.
24
Folios 227-229 del cuaderno 1 del expediente.
25
Corte Constitucional, sentencia T-257 de 1996 (MP Antonio Barrera Carbonell), en este fallo se
hace referencia a la procedencia de la acción de tutela para la protección del derecho al medio
ambiente sano.
15
derechos y deberes generales que deben regir una correcta relación entre las
personas y el ambiente. Como derecho, la Constitución clasifica el ambiente,
dentro de la categoría de los derechos colectivos (art. 79 CP), los cuales son
objeto de protección judicial directa por vía de las acciones populares (art. 88
CP). La ubicación del ambiente en esa categoría, resulta particularmente
importante, “ya que los derechos colectivos y del ambiente no sólo se le deben
a toda la humanidad, en cuanto son protegidos por el interés universal, y por
ello están encuadrados dentro de los llamados derechos humanos de ‘tercera
generación’, sino que se le deben incluso a las generaciones que están por
nacer, toda vez que la humanidad del futuro tiene derecho a que se le
conserve el planeta desde hoy, en un ambiente adecuado a la dignidad del
hombre como sujeto universal del derecho”.26 Pese a que la Carta Política
reconoce al ambiente como un derecho colectivo, dada la incidencia que
pueden tener los efectos dañinos del ecosistema en la humanidad, la Corte ha
sostenido que “el mismo tiene también el carácter de derecho fundamental, al
resultar ligado indefectiblemente con los derechos individuales a la vida y a
la salud de las personas”.27

3.3. Ahora bien, estos mandatos constitucionales deben ser comprendidos


como parte de los desarrollos jurídicos internacionales y regionales que se
venían dando desde antes y aún continúan. Se trata de instrumentos de
derecho cuyo objetivo es el de “establecer una alianza mundial y de
cooperación entre los Estados, en interés de todos los países, para proteger la
integridad del sistema ambiental, responder al fenómeno de la degradación y
garantizar un desarrollo sostenible para las generaciones presentes y
futuras”,28 entre los cuales se encuentran: (i) la Declaración de Estocolmo
sobre el Medio Ambiente Humano (adoptada en la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano de 1972); (ii) la Carta
Mundial de la Naturaleza de las Naciones Unidas de 1982; (iii) el Protocolo
de Montreal, relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono, adoptado
en 1987; (iv) la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y Desarrollo de
las Naciones Unidas de 1992; (v) la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre Cambio Climático de 1992; (vi) el Protocolo de Kyoto de las
Naciones Unidas a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre

26
Corte Constitucional, sentencia C-401 de 1995 (MP Vladimiro Naranjo Mesa).
27
Corte Constitucional, sentencia C- 595 de 2010 (MP Jorge Iván Palacio Palacio). En el mismo
sentido se pueden consultar las siguientes sentencias: T-092 de 1993 (MP Simón Rodríguez
Rodríguez), C-432 de 2000 (MP Rodrigo Escobar Gil), C-671 de 2001 MP Jaime Araujo Rentería),
C-293 de 2002 (MP Alfredo Beltrán Sierra), C-339 de 2002 (Jaime Araujo Rentería), T-760 de 2007
(MP Clara Inés Vargas Hernández) y C-486 de 2009 (MP María Victoria Calle Correa). Las
anteriores referencias hacen alusión a la importancia de la protección y cuidado del medio
ambiente, el cual no solo se encuentra en cabeza del Estado, sino de la población colombiana en
general. Así mismo, se refieren a la responsabilidad de las entidades estatales de derecho privado o
público de salvaguardar dicha garantía.
28
Corte Constitucional, sentencia C- 245 de 2004 (MP Clara Inés Vargas Hernández; SV Jaime
Araujo Rentería). Ver también, entre otras, las sentencias C-671 de 2001 (MP Jaime Araujo
Rentería), C-703 de 2010 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo; SPV Mauricio González
Cuervo), y C-632 de 2011 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo). En dichas providencias se
señaló la importancia del cuidado del medio ambiente como un derecho fundamental, que se debe
salvaguardar para las generaciones presentes y futuras, en concordancia con la referencia de la
Constitución de 1991. Del mismo modo, se reitera la importancia de los tratados ratificados por el
Estado para dicha finalidad.
16
Cambio Climático de 1997; (vii) la Cumbre del Milenio de las Naciones
Unidas de 2000; y (viii) el Acuerdo de Copenhague de 2009. Estos
instrumentos exponen el interés universal por la protección de un ambiente
sano, consagran y desarrollan los principios, objetivos, herramientas e
instituciones de gestión ambiental y los principales compromisos que deben
ser tenidos en cuenta por los Estados para lograr el fin propuesto de garantizar
la diversidad e integridad de los ecosistemas y la protección del ambiente.
Éstos han sido utilizados por la jurisprudencia como parámetros de
interpretación constitucional.

3.4. Como se dijo, la protección al ambiente sano ocupa un lugar de suma


importancia en el ordenamiento jurídico colombiano, pues nuestra
Constitución Política configura una “constitución ecológica” o “constitución
verde” 29 que establece el derecho al ambiente sano como un fin esencial en
virtud de la relación antes descrita entre este derecho y el derecho a la salud y
a la vida. Dicha relación fue claramente explicada por la Corte en una de sus
primeras decisiones, en la cual se reconoció el derecho al ambiente sano como
un derecho fundamental para la existencia de la humanidad (sentencia T-092
de 1993).30 Expresamente señaló que “El derecho al medio ambiente no se
puede desligar del derecho a la vida y a la salud de las personas. De hecho,
los factores perturbadores del medio ambiente causan daños irreparables en
los seres humanos y si ello es así habrá que decirse que el medio ambiente es
un derecho fundamental para la existencia de la humanidad. A esta
conclusión se ha llegado cuando esta Corte ha evaluado la incidencia del
medio ambiente en la vida de toda persona y por ello se ha afirmado que el
derecho al medio ambiente es un derecho fundamental”.31

3.5. A partir de los citados mandatos, la jurisprudencia ha señalado que una de


las principales creaciones de la Constitución Política de 1991, es la promoción
de la conservación y protección del ambiente para la supervivencia de la
humanidad. Es por ello que la Corte ha identificado “unos deberes estatales
encaminados a la protección de la diversidad e integridad del ambiente, la
conservación de las áreas de especial importancia ecológica y el fomento de
la educación para obtener esos fines, que comportan igualmente una
planificación del manejo y del aprovechamiento de los recursos naturales de
manera que se garantice su desarrollo sostenible, conservación, restauración
o sustitución, así como la prevención y control de los factores de deterioro

29
Así lo expresó la Corte Constitucional por primera vez en la sentencia T-411 de 1992 (MP
Alejandro Martínez Caballero), en la que señaló que “la Constitución no es sólo el fundamento de
validez del ordenamiento -en la medida que regula la creación jurídica-, sino que contiene el orden
jurídico básico de los diversos sectores de la vida social y política. Ella prefigura un modelo de
sociedad. Por lo tanto en ella surge una Constitución económica, con su tríptico: propiedad, trabajo,
empresa; una Constitución social, con la legislación de sus relaciones; una Constitución ecológica y
una Constitución cultural (…)”. El concepto de Constitución Ecológica surge, según esta sentencia,
“de una lectura sistemática, axiológica y finalista de 3-4 disposiciones constitucionales entre los que
se resaltan los artículos 8, 58, 79 y 95 numeral 8”.
30
Corte Constitucional, sentencia T-092 de 1993 (MP Simón Rodríguez Rodríguez). Esta sentencia
fue reiterada, entre otras, en el fallo T-366 de 1993 (MP Vladimiro Naranjo Mesa), C-671 de 2001
(MP Jaime Araujo Rentería), T-851 de 2010 (MP Humberto Antonio Sierra Porto) y T-197 de 2014
(MP Alberto Rojas Ríos).
31
Corte Constitucional, sentencia T-092 de 1993 (MP Simón Rodríguez Rodríguez).
17
ambiental (…)”.32 Entre dichos deberes, se resalta “la facultad de intervención
que por mandato de la ley tiene el Estado en ciertas actividades como
director general de la economía, como ocurre con la explotación de los
recursos naturales en aras de la preservación de un medio ambiente sano”.33
De parte de los particulares, el deber está encaminado a “los actos de
participación para la consecución de los objetivos en materia ambiental; en
virtud de lo cual, los ciudadanos pueden tomar parte en las decisiones que
afecten el medio ambiente debiendo a su vez proteger los recursos naturales y
velar por la conservación del mismo, sin olvidar que la potestad de todos a
gozar de un ambiente sano constituye un derecho de carácter colectivo en la
forma de un derecho-deber”.34

3.6. Dentro de este marco, esta Corporación en la sentencia C-671 de 2001,


señaló que “el derecho al medio ambiente no se puede desligar del derecho a
la vida y a la salud de las personas. De hecho, los factores perturbadores del
medio ambiente causan daños irreparables en los seres humanos y si ello es
así habrá que decirse que el medio ambiente es un derecho fundamental para
la existencia de la humanidad (…)”.35

3.7. En sentencia T-760 de 2007,36 la Corte nuevamente hizo referencia a la


Constitución “ecológica o verde”, aludiendo a que a partir de 1991 se creó un
nuevo paradigma normativo que impone nuevas obligaciones al Estado y a los
particulares respecto a sus relaciones con la naturaleza. Sobre el particular, en
esta sentencia esta Corporación precisó que “Los recursos de la naturaleza no
están ya a la disposición arbitraria de la mujer y del hombre sino al cuidado
de los mismos. La Constitución, eso es claro, no reduce la protección del
medio ambiente o cualquiera de sus componentes a una visión liberal, en
virtud de la cual los seres humanos pueden disponer a su antojo de los demás
seres vivos o los recursos naturales, sino que reconoce que el vínculo entre
ellos está precedido o condicionado por unas pautas o requisitos que
delimitan sus libertades y deberes, asegurando la protección de la diversidad
e integridad ambiental (art. 79 C.P.)”.37

La Corte ha atendido a la necesidad que propugna por la defensa del ambiente


y de los ecosistemas, por lo que ha calificado al ambiente como un bien
jurídico constitucionalmente protegido, en el que concurren las siguientes
dimensiones: “(i) es un principio que irradia todo el orden jurídico en cuanto

32
Corte Constitucional, sentencia T-046 de 1999 (MP Hernando Herrera Vergara). Al respecto ver
también la sentencia C-431 de 2000 (MP Vladimiro Naranjo Mesa). En éstas, la Corte determinó
que la defensa del medio ambiente constituye un objetivo de principio dentro de la actual estructura
del Estado Social de Derecho.
33
Corte Constitucional, sentencia T-046 de 1999 (MP Hernando Herrera Vergara). Al respecto ver
también la sentencia C-431 de 2000 (MP Vladimiro Naranjo Mesa).
34
Corte Constitucional, sentencia T-046 de 1999 (MP Hernando Herrera Vergara). Al respecto ver
también la sentencia C-431 de 2000 (MP Vladimiro Naranjo Mesa).
35
Corte Constitucional, sentencia C-671 de 2001 (MP Jaime Araujo Rentería). En esta sentencia se
precisa que el Estado está obligado a velar por la conservación y debida protección del medio
ambiente, procurando que el desarrollo económico y social sea compatible con las políticas que
buscan salvaguardar las riquezas naturales de la Nación.
36
Corte Constitucional, sentencia T-760 de 2007 (MP Clara Inés Vargas Hernández).
37
Corte Constitucional, sentencia T-760 de 2007 (MP Clara Inés Vargas Hernández).
18
se le atribuye al Estado la obligación de conservarlo y protegerlo,
procurando que el desarrollo económico y social sea compatible con las
políticas que buscan salvaguardar las riquezas naturales de la
Nación; (ii) aparece como un derecho constitucional de todos los individuos
que es exigible por distintas vías judiciales; (iii) tiene el carácter de servicio
público, erigiéndose junto con la salud, la educación y el agua potable, en un
objetivo social cuya realización material encuentra pleno fundamento en el
fin esencial de propender por el mejoramiento de la calidad de vida de la
población del país; y (iv) aparece como una prioridad dentro de los fines del
Estado, comprometiendo la responsabilidad directa del Estado al atribuirle
los deberes de prevención y control de los factores de deterioro ambiental y la
adopción de las medidas de protección”.38

3.8. La sentencia C-259 de 2016,39 al hacer lectura sistemática de la Carta


Política, volvió a analizar los deberes del Estado respecto al ambiente,
agrupándolos en cuatro categorías, a saber: la prevención, la mitigación, la
indemnización o reparación y la punición. En cuanto al (i) deber de prevenir
los daños ambientales, sostuvo que se soporta de los siguientes preceptos
constitucionales: “(a) en el mandato de evitar factores de deterioro ambiental
(CP art. 80.2), esto es, adoptando de forma anticipada un conjunto de
medidas o de políticas públicas que, a través de la planificación, cautelen o
impidan el daño al ecosistema y a los recursos naturales; 40 o que, en caso de
existir, permitir o habilitar algún impacto sobre los mismos, logren asegurar
su aprovechamiento en condiciones congruentes y afines con el desarrollo
sostenible.41 Este deber también se expresa en el (b) fomento a la educación
ambiental (CP arts. 67 y 79) y en la garantía (c) a la participación de la
comunidad en las decisiones que puedan afectar el medio ambiente (CP art.
79)”.

3.8.1. Respecto al (ii) deber de mitigar los daños ambientales, precisó que este
“se manifiesta en el control a los factores de deterioro ambiental (CP art.
80.2), en términos concordantes con el artículo 334 del Texto Superior, el cual
autoriza al Estado a intervenir, por mandato de la ley, en la explotación de los
recursos naturales, y en la producción, distribución, utilización y consumo de
los bienes, con el fin de racionalizar la economía en aras de mejorar la
calidad de vida de los habitantes, y lograr los beneficios del desarrollo y la
38
Corte Constitucional, sentencia C-632 de 2011 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo). Esta
sentencia fue reiterada en el fallo C-449 de 2015 (MP Jorge Iván Palacio Palacio). En dichas
providencias, la Corte señaló que desde el punto de vista constitucional, el medio ambiente es un
bien jurídicamente protegido, por cuanto es un principio, un derecho constitucional, un servicio
público y constituye también uno de los fines del Estado.
39
Corte Constitucional, sentencia C-259 de 2016 (MP Luis Guillermo Guerrero Pérez; SV Jorge
Iván Palacio Palacio). En esta sentencia la Corte precisa los cuatro deberes primordiales que asume
el Estado colombiano respecto a la protección del medio ambiente, los cuales son: la prevención, la
mitigación, la indemnización o reparación y la punición.
40
Ver también la sentencia C-035 de 2016 (MP Gloria Stella Ortiz Delgado; SPV y AV María
Victoria Calle Correa, Luis Guillermo Guerrero Pérez, Alejandro Linares Cantillo, Gabriel Eduardo
Mendoza Martelo, Jorge Iván Palacio Palacio; SPV Alberto Rojas Ríos; APV Gloria Stella Ortiz
Delgado y Luis Ernesto Vargas Silva).
41
Ver también la Sentencia C-123 de 2014 (MP Alberto Rojas Ríos; SV. Luis Ernesto Vargas Silva,
Victoria Calle Correa; AV Luis Guillermo Guerrero Pérez, Jorge Iván Palacio Palacio, Alberto Rojas
Ríos, Conjuez Ligia López Díaz).
19
preservación de un ambiente sano. Por esta vía, por ejemplo, se destaca la
existencia de los planes de manejo ambiental y de las licencias ambientales,
que en relación con actividades que pueden producir un deterioro al
ecosistema o a los recursos naturales, consagran acciones para minimizar los
impactos y efectos negativos de un proyecto, obra o actividad”.

3.8.2. En cuanto al (iii) deber de indemnizar o reparar los daños ambientales,


manifestó la sentencia que éste “encuentra respaldo tanto en el principio
general de responsabilidad del Estado (CP art. 90), como en el precepto
constitucional que permite consagrar hipótesis de responsabilidad civil
objetiva por los perjuicios ocasionados a los derechos colectivos (CP art. 88).
Adicionalmente, el artículo 80 del Texto Superior le impone al Estado el
deber de exigir la reparación de los daños causados al ambiente. Por esta
vía, a manera de ejemplo, esta Corporación ha avalado la exequibilidad de
medidas compensatorias, que lejos de tener un componente sancionatorio,
buscan aminorar y restaurar el daño o impacto causado a los recursos
naturales”.42

3.8.3. En cuanto al (iv) deber de punición frente a los daños ambientales,


expresó que éste “se consagra igualmente en el artículo 80 de la Constitución,
en el que se señala la posibilidad de imponer sanciones de acuerdo con la ley.
De este precepto emana la potestad sancionatoria del Estado en materia
ambiental, cuyo fin es el de garantizar la conservación, preservación,
protección y uso sostenible del medio ambiente y de los recursos naturales.
Esta atribución, como manifestación del ius puniendi, admite su ejercicio
tanto por la vía del derecho administrativo sancionador (lo que incluye el
derecho contravencional 43 y el derecho correccional44) como a través del
derecho punitivo del Estado”.

3.9. A manera de conclusión, se tiene que la protección del ambiente sano


tiene un carácter de interés superior en el ordenamiento jurídico colombiano,
determinado por la misma Constitución de 1991, la cual, a través de su amplio
catálogo de normas, que configuran la llamada constitución ecológica o verde,
persigue el objetivo de proteger el ambiente con el fin de que la humanidad
pueda vivir dentro de un entorno apto y adecuado que le permita desarrollar su
existencia en condiciones dignas y con mayor calidad de vida. La defensa del
ambiente constituye un objetivo primordial dentro del Estado Social de
Derecho, ya que constituye el contexto vital del ser humano, indispensable
para su supervivencia y la de las generaciones futuras. Por tanto, el derecho al
ambiente sano no se puede desligar del derecho a la vida y a la salud de las
personas, razón por la que esta Corte, al valorar la incidencia del ambiente en
la vida de los hombres, ha afirmado que el derecho al ambiente es un derecho
fundamental de la humanidad que es susceptible de ser protegido vía acción de
tutela cuando compromete directamente los derechos y la dignidad de las
personas.

42
Ver también las Sentencias C-703 de 2010 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo; SPV
Mauricio González Cuervo), y C-632 de 2011 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo).
43
Ver también la Sentencia C-1112 de 2000 (MP Carlos Gaviria Díaz).
44
Ver también la Sentencia C-632 de 2011 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo).
20
Bajo ese entendido, una de las principales obligaciones del Estado es la de
proteger su diversidad e integridad, así como salvaguardar las riquezas
naturales de la Nación, conservar las áreas de especial importancia ecológica,
fomentar la educación ambiental, planificar el manejo y aprovechamiento de
los recursos naturales, prevenir y controlar los factores de deterioro ambiental,
e imponer las sanciones y exigir la reparación de los daños causados al
ambiente.

4. El derecho fundamental al agua y la procedencia de la acción de tutela


para su protección. Reiteración de jurisprudencia.

4.1. En la Constitución Política de 1991 no se consagra expresamente


el agua como un derecho fundamental. No obstante, se entiende incluido en
los mandatos de la Carta Política si se deduce de una lectura sistemática de la
misma.45 En efecto, “esta garantía es entendida como un derecho
constitucional complejo en atención a la importancia que el mismo tiene
como presupuesto de los demás derechos fundamentales y de su goce
efectivo”.46 Se concluye entonces que “Aunque el agua no es reconocida
como un derecho constitucional autónomo en una disposición específica de la
Constitución Política, así se deduce de una lectura sistemática de la misma;
así se concluye si se tiene en cuenta el Preámbulo de la misma, la fórmula
política de un estado social y democrático de derecho, las funciones
esenciales del Estado, la dignidad humana, el respeto a los derechos
fundamentales y el lugar privilegiado que se da a los recursos y competencias
necesarias para el goce efectivo del servicio público del agua potable y
saneamiento básico”.47

4.2. Dicha garantía también se entiende incorporada al ordenamiento jurídico


interno como parte del capítulo de derechos fundamentales de la Carta
Superior, en virtud de la figura del bloque de constitucionalidad.48 Sobre el
particular, se tiene que el derecho al agua ha sido reconocido por instrumentos
internacionales como el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (PIDESC), que en su artículo 11 dispone que: “1. Los
Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a
un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso alimentación, vestido y
vivienda adecuados, y a una mejora continua de las condiciones de
existencia. Los Estados Partes tomarán medidas apropiadas para asegurar la
efectividad de este derecho (…)”.

4.3. A pesar de que en el artículo 11 del PIDESC no se reconoce de manera


expresa el derecho al agua, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y
45
Corte Constitucional, sentencia T-028 de 2014 (MP María Victoria Cale Correa; AV Luis
Guillermo Guerrero Pérez). En este fallo la Corporación expresó que el agua es un derecho
fundamental que puede ser objeto de protección mediante la acción de tutela.
46
Corte Constitucional, sentencia T-028 de 2014 (MP María Victoria Cale Correa; AV Luis
Guillermo Guerrero Pérez).
47
Corte Constitucional, sentencia T-028 de 2014 (MP María Victoria Cale Correa; AV Luis
Guillermo Guerrero Pérez).
48
Artículo 93, CP.
21
Culturales de las Naciones Unidas –órgano encargado de verificar el
cumplimiento del Pacto- ha entendido que la lista es enunciativa e incluye el
derecho al agua, pues es una condición fundamental para la supervivencia
humana. Así lo explicó en la Observación general No. 15 en noviembre de
2002:

“En el párrafo 1 del artículo 11 del Pacto se enumeran una serie


de derechos que dimanan del derecho a un nivel de vida
adecuado, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y
son indispensables para su realización. El uso de la palabra
"incluso" indica que esta enumeración de derechos no pretendía
ser exhaustiva. El derecho al agua se encuadra claramente en la
categoría de las garantías indispensables para asegurar un nivel
de vida adecuado, en particular porque es una de las condiciones
fundamentales para la supervivencia. Además, (i) el Comité ha
reconocido anteriormente que el agua es un derecho humano
amparado por el párrafo 1 del artículo 11 (véase la Observación
general Nº 6 (1995)). (ii) El derecho al agua también está
indisolublemente asociado al derecho al más alto nivel posible de
salud (párrafo 1 del artículo 12) (iii) y al derecho a una vivienda
y una alimentación adecuadas (párrafo 1 del artículo 11).
(iv) Este derecho también debe considerarse conjuntamente con
otros derechos consagrados en la Carta Internacional de
Derechos Humanos, en primer lugar el derecho a la vida y a la
dignidad humana”.

4.4. Aunque ni en la Convención Americana de Derechos Humanos, ni en el


Protocolo Adicional a la Convención Americana o Protocolo de San Salvador
se hace mención expresa al derecho al agua, “podría decirse, haciendo una
interpretación sistemática de estos instrumentos, que éste se encuentra
implícito en el artículo 4 de la Convención Americana, por cuanto el no
acceso al agua impide la consecución de una existencia digna, y en el artículo
11 del Protocolo de San Salvador, se establece que toda persona tiene derecho
a vivir en un medio ambiente sano y a contar con servicios
públicos básicos”.49

4.5. Respecto del contenido obligacional del derecho al agua, como el de


todos los derechos humanos, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales ha sostenido que el Estado tiene tres tipos de obligaciones: respetar,
proteger y cumplir.50
49
Corte Constitucional, sentencia T-740 de 2011 (MP Humberto Antonio Sierra Porto). En esta
sentencia la Corte precisó que si bien el agua expresamente no se ubica en los derechos de primera
generación en la Constitución Política de Colombia, la protección que le otorga el ordenamiento
constitucional a dicha garantía, se complementa y fortalece por lo dispuesto en el ámbito
internacional, adherido al Bloque de Constitucionalidad.
50
La obligación de respetar implica: “(…) el deber por parte del Estado de abstenerse de interferir,
obstaculizar, o impedir el ejercicio de cualquier derecho, es decir que éste ente no adopte medidas
que impidan el acceso a los derechos o menoscaben el disfrute de los mismos. La obligación de
respeto en lo que respecta al derecho al agua se configura como un deber de abstención por parte
del Estado, con el objetivo de que se inhiba de injerir directa o indirectamente de manera negativa
en el disfrute del derecho a disponer de agua, lo que significa evitar medidas que obstaculicen o
22
4.5.1. La obligación de proteger, por su parte, “implica el deber de adoptar
las medidas que sean necesarias y que, de acuerdo a las circunstancias,
resulten razonables para asegurar el ejercicio de esos derechos e impedir la
interferencia de terceros, es decir, esta obligación se concreta, en un deber
del Estado de regular el comportamiento de terceros, ya sean individuos,
grupos, empresas y otras entidades, con el objetivo de impedir que estos
interfieran o menoscaben en modo alguno el disfrute del derecho. Esta
obligación (i) involucra la adopción de medidas legislativas o de otra índole
que sean necesarias y efectivas para impedir que terceros denieguen el
acceso al agua en condiciones de igualdad y contaminen o exploten de forma
no equitativa los recursos de agua; (ii) demanda a los Estados impedir que
terceros menoscaben el acceso físico en condiciones de igualdad y a un costo
razonable a recursos de agua suficientes, salubres y aceptables, cuando estos
controlen los servicios de suministro de agua; y (iii) exige la promulgación de
legislación en aras de la protección y funcionamiento eficaz del sistema
judicial con el fin de resguardar el goce del derecho al agua frente a
afectaciones provenientes de terceros”.51

4.5.2. La obligación de cumplir “requiere que se reconozcan los derechos en


los sistemas legales y se adopten políticas y medidas, de cualquier índole,
destinadas a satisfacerlos. Ésta se subdivide en las obligaciones de facilitar,
que consiste en el deber de iniciar actividades con el fin de fortalecer el
acceso al derecho o su disfrute, o ayudar a los particulares para lograr tales
fines. El deber de promover implica realizar acciones tendientes a difundir,
educar, o capacitar a la población para el ejercicio de los mismos. Por
último, surge la obligación de proporcionar, que supone asegurar que el
titular del derecho acceda al bien protegido por un derecho cuando un grupo
o individuo por circunstancias ajenas a su control, no pueda disfrutar el
mismo”.52

4.6. La Corte Constitucional por su parte, ha considerado que el derecho de


toda persona al agua es un derecho fundamental que debe ser objeto de
protección mediante la acción de tutela en muchas de sus dimensiones, en
especial cuando está destinada al consumo humano. Esta protección ha sido
amplia y ha sido otorgada por esta Corporación, incluso desde sus inicios. En
la sentencia T-406 de 1992,53 este Tribunal manifestó que "El bienestar

impidan la libertad de acción y el uso de los recursos propios de cada individuo, así como de grupos
o colectividades que buscan satisfacer sus necesidades básicas, concretamente en el goce del
derecho al agua. Y Así las cosas, dicha obligación prohíbe al Estado o a quien obre en su nombre:
(i) toda práctica o actividades que deniegue o restrinja el acceso al agua en condiciones de igualdad;
(ii) inmiscuirse arbitrariamente en los sistemas consuetudinarios o tradicionales de distribución del
agua; (iii) reducir o contaminar ilícitamente el agua como por ejemplo, con desechos procedentes
de instalaciones pertenecientes al Estado o botaderos municipales que contaminen fuentes hídricas o
mediante el empleo y los ensayos de armas de cualquier tipo, y (iv) limitar el acceso a los servicios
e infraestructuras de suministro de agua o destruirlos como medida punitiva”. Corte Constitucional,
sentencia T-740 de 2011 (MP Humberto Antonio Sierra Porto).
51
Corte Constitucional, sentencia T-740 de 2011 (MP Humberto Antonio Sierra Porto).
52
Corte Constitucional, sentencia T-740 de 2011 (MP Humberto Antonio Sierra Porto).
53
Corte Constitucional, sentencia T-406 de 1992 (MP Ciro Angarita Barón, AV José Gregorio
Hernández Galindo).
23
general y el mejoramiento de la calidad de la vida de la población son
finalidades sociales del Estado, por lo que será objetivo fundamental de su
actividad, la solución de las necesidades insatisfechas (…) de agua". En las
sentencias T-578 de 1992,54 T- 140 de 199455 y T- 207 de 1995,56 manifestó
que “el agua constituye fuente de vida y su falta atenta directamente contra el
derecho fundamental a la vida de las personas; así pues, en tanto que afecta a
la vida de las personas, es un derecho constitucional fundamental, y como tal,
puede ser objeto de protección a través de la acción de tutela”. 57 Esta
posición ha sido reiterada por este Tribunal en múltiples providencias, 58 en las
que ha sostenido que al ser el agua imprescindible para garantizar la vida en
condiciones dignas, la salud, la salubridad y la alimentación sana “de los seres
humanos y de todos los seres vivos, este líquido preciado es indiscutiblemente
una necesidad biológica de todo ser viviente”.59 Por lo tanto, “es éste un
derecho fundamental cuando se utiliza para el consumo humano, por lo que
resulta procedente la acción de tutela para su salvaguarda”.60

4.7. En cuanto a la limitación o privación injusta y desproporcionada a una


comunidad para beneficiarse del aprovechamiento de recursos hídricos en
fuentes naturales, dada la actividad de un particular, la Corte en la sentencia T-
309 de 1999,61 al estudiar el caso de unos demandantes que a través de acción
de tutela manifestaron que dado el inicio de la construcción de una casa y una
represa de propiedad de sus vecinos, se obstruyó el cauce natural de la
quebrada que bajaba por sus predios y terminaba en un río, de la cual se
abastecían de agua para la satisfacción de sus necesidades, sostuvo que:

“(…) el recurso natural sobre cuya privación se alega por los


actores en la presente tutela, es un bien escaso y vital. Entonces,
si por obra de otros, se priva injustamente a quienes de él se
beneficiaban, se está en presencia de la vulneración de derechos
54
Corte Constitucional, sentencias T-578 de 1992 (MP Alejandro Martínez Caballero).
55
Corte Constitucional, sentencia T-140 de 1994 (MP Vladimiro Naranjo Mesa).
56
Corte Constitucional, sentencia T-207 de 1995 (MP Alejandro Martínez Caballero).
57
Corte Constitucional, sentencia T-578 de 1992(MP Alejandro Martínez Caballero). Esta sentencia
fue reiterada en los fallos T-140 de 1994 (MP Vladimiro Naranjo Mesa), T- 207 de 1995 (MP
Alejandro Martínez Caballero), T-740 de 2011 (MP Humberto Antonio Sierra Porto), T-028 de 2014
(MP María Victoria Calle Correa; AV Luis Guillermo Guerrero Pérez). En las anteriores sentencias
se reitera la protección al suministro de agua potable apta para el consumo humano, y la obligación
de las prestadoras del servicio de suministrarla de manera regular y constante.
58
Corte Constitucional, sentencia C- 150 de 2003 (MP Manuel José Cepeda Espinosa; SV Jaime
Araujo Rentería; SPV Alfredo Beltrán Sierra), reiterada en los fallos T-1150 de 2001 (MP Álvaro
Tafur Galvis), T-1225 de 2001 (MP Alfredo Beltrán Sierra), T-636 de 2002 (MP Alfredo Beltrán
Sierra), T-490 de 2003 (MP Clara Inés Vargas Hernández), T-270 de 2007 (MP Jaime Araujo
Rentería), T-381 de 2009 (MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub), T-915 de 2009 (MP Nilson Pinilla
Pinilla), T-546 de 2009 (MP María Victoria Calle Correa), T-616 de 2010 (MP Luis Ernesto Vargas
Silva), T-717 de 2010 (MP María Victoria Calle Correa), T-418 de 2010 (MP María Victoria Calle
Correa; AV Mauricio González Cuervo) y, C-220 de 2011 (MP Jorge Ignacio Pretil Chaljub; AV
Mauricio González Cuervo), entre muchas otras.
59
Corte Constitucional, sentencia T-1104 de 2005(MP Jaime Araújo Rentería), reiterada en la
sentencia T-381 de 2009 (MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub). En estas sentencias se reitera que el
derecho al agua es el derecho de todos a disponer del preciado líquido de manera suficiente, cuyo
pleno ejercicio involucra tres factores: disponibilidad, calidad y accesibilidad.
60
Corte Constitucional, sentencia T-381 de 2009 (MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub). Ver también la
sentencia T-055 de 2011 (MP Jorge Iván Palacio Palacio).
61
Corte Constitucional, sentencia T-309 de 1999 (MP Alfredo Beltrán Sierra).
24
fundamentales y del abuso del derecho. Este tema ha sido tratado
en la sentencia T-244 de 1994,62 en la que la Corte se refirió a la
construcción de obras de aprovechamiento del agua por parte de
particulares. Allí se dijo que ´el cauce de la quebrada se ha visto
afectado por la construcción de una obra de represamiento de las
aguas por parte de los accionados, y este hecho los beneficia en
forma desproporcionada e injusta. Y, en consecuencia, no puede
concebirse cómo una comunidad pueda verse desmejorada en sus
derechos, y en particular en cuanto al disfrute y uso del agua, en
detrimento de un usuario. Esto desconoce los principios de
igualdad y no discriminación que consagra el artículo 13 de la
Carta Política´. También en la sentencia T-375 de 1996, la Corte
abordó el tema concreto de la privación del consumo del agua a
otros, y dijo, en lo pertinente: ´No cabe duda de que la persona
que en virtud de su poder jurídico o material, esté en condiciones
de privar de agua a una entera comunidad o de sujetarla a acceder
a una fuente de agua altamente contaminada y peligrosa para su
salud y vida, se encuentra en una situación de supremacía y
contra él pueden entablarse acciones de tutela si con sus acciones
injustamente afecta o amenaza derechos fundamentales. En este
orden de ideas, el sujeto titular de tamaño poder no puede obrar
con la lógica absoluta de señor y dueño, pues junto a sus
derechos derivados de la ley civil, se encuentra vinculado por el
respeto de los derechos fundamentales´”.63

4.8. Pese a la categorización del derecho al agua como derecho fundamental,


se encuentra que en algunas ocasiones esta Corte ha determinado que el agua
tiene carácter colectivo, por lo que en sentencia T-381 de 2009, 64 este Tribunal
zanjó toda duda sobre el tema, reiterando las reglas según las cuales se
considera dicha garantía como derecho fundamental, susceptible de ser
amparado no mediante la acción popular, sino a través de la tutela. Al
respecto, señaló la Corte que:

“(i) el derecho al agua sólo tiene el carácter de


fundamental cuando está destinada al consumo humano, pues
únicamente entonces está en conexión con el derecho a la vida en
condiciones dignas y a la salud; (ii) por lo anterior, la acción de
tutela resulta procedente para hacer efectivo el derecho
fundamental al agua potable, solamente cuando ella es necesaria
para preservar la vida, la salud o la salubridad de las personas,
pero no cuando está destinada a otras actividades, tales como la
explotación agropecuaria o a terrenos deshabitados; (iii) cuando
el agua es necesaria para preservar a la vida, la salud o la
salubridad de las personas, el derecho fundamental que recae
sobre ella puede ser protegido a través de la acción de tutela, que
62
Corte Constitucional, sentencia T-244 de 1994 (MP Hernando Herrera Vergara).
63
Corte Constitucional, sentencia T-309 de 1999 (MP Alfredo Beltrán Sierra).
64
Corte Constitucional, sentencia T-381 de 2009 (MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub). Esta sentencia
se reiteró entre otros, en los fallos T-980 de 2012 (MP Nilson Pinilla Pinilla; AV. Alexei Julio
Estrada), y T-641 de 2015 (MP Alberto Rojas Ríos; SPV. Luis Ernesto Vargas Silva).
25
resulta procedente tanto contra la autoridad pública como contra
el particular o particulares que estén afectando arbitrariamente el
derecho; (iv) el derecho al consumo humano de agua
potable puede ser protegido por vía de tutela, que desplaza la
acción popular, cuando existe afectación particular del derecho
fundamental en cabeza de una, varias o múltiples personas, o
cuando existe la amenaza de consumación de un perjuicio
irremediable en la órbita de este derecho fundamental; (v) de
conformidad con los criterios interpretativos sentados por el
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el
contenido del derecho fundamental al agua implica la
disponibilidad continua y suficiente de agua para los usos
personales y domésticos, la calidad salubre del agua, y
la accesibilidad física, económica e igualitaria a ella”.65

4.9. En cuanto a la permanencia y periodicidad en que debe ser suministra el


agua para la satisfacción de las necesidades humanas, la sentencia T-143 de
2010,66 al estudiar la tutela instaurada por pueblos indígenas a quienes la
entidad territorial se abstuvo de proveerles agua diaria, en cantidades mínimas,
mientras se superaba definitivamente una emergencia por la cual atravesaban
debido al quebrantamiento, no imputable a ellos, de las fuentes hídricas de las
cuales se alimentaban, esta Corporación señaló que: “se vulneró el derecho
fundamental al agua de esta comunidad, al haberles suspendido el suministro
en un corto período (aproximadamente 45 días), sin que ellos tuvieran una
posibilidad real de acceder a cantidades vitales por otra fuente, violándoles
sus derechos fundamentales al consumo de agua, y el de las Comunidades
Indígenas en cuanto tales a la integridad cultural”.

4.10. En la sentencia T- 418 de 2010,67 la Corte al estudiar el caso de unas


personas que presentaron acción de tutela en contra de la Administración
Municipal de Arbeláez para que se les protegieran sus derechos fundamentales
a la igualdad y a la salud pública en conexidad con el derecho a la vida, el cual
estaba siendo vulnerado como consecuencia del actuar omisivo y arbitrario de
la Administración, que se negó a la prestación del servicio de agua potable en
razón a que ellos se encontraban en el sector rural, a pesar de que a algunos de
los vecinos que también se encontraban en dicha zona sí se les prestó el
servicio, esta Corporación hizo alusión a que el derecho al agua es un derecho
de todas y cada una de las personas, pero que en el caso de algunos sujetos de
especial protección, da lugar a obligaciones especiales y específicas de
respeto, protección o garantía. Al respecto manifestó la Corte:

“(…) El derecho al agua es un derecho humano, un derecho


fundamental de toda persona, para poder contar con una
existencia digna. Sin embargo, como se indicó previamente, es
65
Corte Constitucional, sentencia T-381 de 2009 (MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub). En esta
sentencia la Corte hizo un recuento jurisprudencial sobre el derecho al agua, destacando que el agua
potable constituye un derecho fundamental que hace parte del núcleo esencial del derecho a la vida
en condiciones dignas, es decir, cuando está destinada al consumo humano.
66
Corte Constitucional, sentencia T-143 de 2010 (MP María Victoria Calle Correa).
67
Corte Constitucional, sentencia T- 418 de 2010 (MP María Victoria Calle Correa).

26
un derecho que tiene también facetas de carácter colectivo. Hay
dimensiones del derecho que generan obligaciones de respeto, de
protección y de garantía, de las cuales no son titulares las
personas individualmente, sino colectivamente. Las protecciones
de las fuentes hídricas de las cuales puede depender
eventualmente el consumo de agua de las futuras generaciones,
hace parte, sin duda, de los ámbitos de protección del derecho al
agua, pero no se trata de un derecho individual.

De acuerdo con la Constitución y con la Carta Internacional de


Derechos, el derecho al agua es un derecho de todas y cada una
de las personas, pero que en el caso de algunos sujetos de
especial protección, da lugar a obligaciones especiales y
específicas de respeto, protección o garantía. Así, el Estado debe
prestar especial atención a las personas y grupos de personas que
tradicionalmente han tenido dificultades para ejercer este
derecho, en particular las mujeres, los niños, los grupos
minoritarios, los pueblos indígenas, los refugiados, los
solicitantes de asilo, los desplazados internos, los trabajadores
migrantes, los presos y los detenidos (…).

Las obligaciones derivadas de un derecho fundamental suponen


por lo menos, las obligaciones de respetar, proteger y garantizar.
En el caso del agua, el Comité de Derechos Económicos Sociales
y Culturales, observó que las obligaciones de respetar implican
abstenerse de injerir directa o indirectamente en el ejercicio del
derecho al agua; las obligaciones de proteger implican impedir a
terceros que menoscaben en modo alguno el disfrute del derecho
al agua; y las obligaciones de garantizar (‘de cumplir’), que a su
vez divide en diversas medidas, de carácter positivo y complejo
muchas de ellas, orientadas especialmente a asegurar el derecho
de quienes no se pueden proveer el derecho por sí
mismos. También indica en qué casos se entienden violadas las
obligaciones derivadas del derecho al agua”.

4.11. También la Corte ha determinado que el derecho al agua tiene una faceta
subjetiva y objetiva. En efecto, en sentencia C-220 de 2011, 68 la Corporación
estableció que: “como derecho fundamental, el agua tiene tanto un alcance
subjetivo como objetivo. La dimensión objetiva de los derechos
fundamentales hace referencia a su poder vinculante frente a todos los
poderes públicos. En efecto, los derechos fundamentales constituyen un
sistema de valores positivizado por la Constitución que guía las decisiones de
todas las autoridades, incluido el Legislador. Como derecho subjetivo, la
tutela del derecho al agua puede ser reclamada ante las instancias judiciales
en escenarios de vulneración tanto por parte del Estado como por parte de
particulares, especialmente cuando se trata de agua para consumo humano.

68
Reiterada entre otras en las sentencias T-312 de 2012 (MP Luis Ernesto Vargas Silva) y T-131 de
2016 (MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub).
27
El reconocimiento de su naturaleza subjetiva ha dado lugar, por ejemplo, a
una amplia protección por medio de la acción de tutela”.

4.12. Respecto al significado de los criterios que constituyen el contenido del


derecho al agua, esta Corte en sentencia T-891 de 2014, 69 precisó, de
conformidad con la Observación General 15 del Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, el contenido de
esta garantía de la siguiente manera: se debe contar con disponibilidad,
calidad, accesibilidad, asequibilidad y aceptabilidad. “Respecto a la
disponibilidad se tiene que esta haría referencia al abastecimiento del líquido
en cantidades idóneas para satisfacer las necesidades de las personas y
hogares, que debe ajustarse de conformidad a las particularidades de los
sujetos y del contexto. Por su parte, la calidad refleja la potabilidad del
recurso, es decir que el mismo esté libre de agentes que puedan poner en
riesgo la vida o la salud de quien la consuma. En cuanto a la accesibilidad y
la asequibilidad, se ha dicho que estos remiten a la ausencia de medidas
discriminatorias y a la no interposición de barreras físicas o económicas, así
como al acceso a información sobre el líquido. Por último, la aceptabilidad
incluye el respeto por los valores culturales del sitio donde se accede al
suministro y por prerrogativas como la intimidad de los usuario”. 70 Según la
Corte, todos estos constituyen espacios de protección constitucional vía acción
de tutela.

4.13. Por otra parte, la Corte Constitucional ha sostenido que determinados


grupos de personas o comunidades gozan de una garantía reforzada al derecho
fundamental al agua. En efecto, esta Corporación en sentencia T-760 de
2015,71 señaló que “el Juez constitucional que decida sobre el suministro del
preciado líquido, debe tener especial precaución cuando se encuentra frente a
niños o niñas, personas de la tercera edad, discapacitadas o enfermas,
mujeres en estado de embarazo o lactancia, o en condición de debilidad
manifiesta (…). En conclusión, para esta Corporación, los sujetos de especial
protección constitucional, entre ellos los niños y niñas, gozan de un contenido
mínimo al derecho al agua que no es susceptible de restricción bajo ninguna
hipótesis (…)”.

4.14. En sentencia T-302 de 2017,72 la Corte estudió la acción de tutela


interpuesta a favor de los niños y niñas wayúu contra varias entidades del
orden nacional y territorial, quienes con su acción u omisión han afectado sus
derechos fundamentales a la vida en condiciones dignas, a la salud y al agua,
en el sentido en que les han producido una situación generalizada de
desnutrición y muerte por la imposibilidad de acceder al agua potable, a la
alimentación adecuada y al sistema de salud. En este caso, la Corte manifestó
que el derecho constitucional al agua ha sido protegido por la jurisprudencia
constitucional no sólo desde un ámbito individual sino también a partir de un
69
Corte Constitucional, sentencia T-891 de 2014 (MP María Victoria Calle Correa).
70
Corte Constitucional, sentencia T-418 de 2010 (MP María Victoria Calle Correa; AV Mauricio
González Cuervo). Ver también las sentencias T-891 de 2014 (MP María Victoria Calle Correa) y T-
131 de 2016 (MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub).
71
Corte Constitucional, sentencia T-760 de 2015 (MP Alberto Rojas Ríos).
72
Corte Constitucional, sentencia T-302 de 2017 (MP Aquiles Arrieta Gómez).

28
enfoque colectivo, pues se trata de un derecho que está en cabeza de los
individuos y de la comunidad; esta situación se presenta cuando han sido
comunidades enteras las afectadas por la contaminación o la ausencia de ese
recurso hídrico indispensable para la vida humana. Sobre el particular, la
Corte estableció que el agua constituye un derecho fundamental que hace
parte del núcleo esencial del derecho a la vida en condiciones dignas cuando
está destinada al consumo humano, y que “(…) no existe duda que sin el
acceso a agua las poblaciones, además de no poder tomar líquido, tampoco
pueden cocinar, y en consecuencia, tampoco subsistir. Así, se ha determinado
que el riesgo de inseguridad alimentaria aumenta cuando las comunidades no
cuentan con fuentes hídricas”.

4.15. En fin, el agua es un derecho fundamental siempre que esté destinada al


consumo humano, ya que este recurso que es utilizado por las personas
diariamente, es indispensable para garantizar la vida misma y la dignidad
humana. Adicionalmente, resulta evidente que el agua es un presupuesto
esencial del derecho a la vida y a la salud, así como del derecho a una
alimentación sana y a un ambiente sano. Por lo tanto, al ser éste un derecho
fundamental, resulta procedente su amparo a través de la acción de tutela, de
acuerdo con las garantías mínimas de disponibilidad, accesibilidad, calidad y
no discriminación en la distribución. El estudio del derecho fundamental al
agua debe hacerse a la luz de los lineamientos establecidos por la
jurisprudencia constitucional, en conjunto con las garantías contenidas en el
Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales, así como
las interpretaciones y recomendaciones que de éste realiza el Comité de
Derechos Económicos Sociales y Culturales, que propenden porque todas las
personas gocen de un mínimo de agua apta para el consumo, con el cual
puedan satisfacer sus necesidades básicas domiciliarias, y además se
prevengan problemas de salud y en general sanitarios.

En cuanto a los lineamientos de esta Corte respecto al derecho al agua, se


tiene que en casos como el que se analiza en esta sentencia, en que las
comunidades afectadas están integradas por personas de especial protección
(como las mujeres en estado de embarazo o lactancia, niños, ancianos y
personas en situación de discapacidad), el derecho al agua tiene una
protección reforzada, según la cual, debe garantizárseles a estos grupos de
personas, que reciban una efectiva satisfacción del mismo, con el fin que
puedan llevar a cabo sus respectivos proyectos de vida.

5. El derecho a la seguridad alimentaria. Reiteración de jurisprudencia.

5.1. La Constitución de 1991 consagra el derecho a la alimentación


equilibrada como un derecho fundamental de los niños (artículo 44) y de la
mujer en estado de embarazo (artículo 43). En cuanto a la protección especial
a la producción alimentaria y mecanismos para lograrlo, la Constitución
establece en los artículos 64, 65, 66, 78, y 81 los deberes del Estado en esta
materia.

29
5.2. La seguridad alimentaria es un derecho fundamental reconocido por
varios instrumentos internacionales de derechos humanos.73 Entre los
principales se encuentra el Pacto Internacional de Derechos Económicos
Sociales y Culturales, que consagra en su artículo 11.1 el deber de los Estados
de reconocer a toda persona una calidad de vida adecuada incluyendo una sana
alimentación y el derecho fundamental de toda persona a ser protegida contra
el hambre.74 Para dar alcance a lo referido, la Cumbre Mundial sobre la
Alimentación, organizada por la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura- FAO de 1996, propuso por primera vez el
concepto de “soberanía alimentaria”, que hace referencia al derecho de cada
pueblo a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción,
distribución y consumo de los alimentos que garanticen una alimentación
sana, con base en la pequeña y mediana producción, respetando sus propias
culturas y la diversidad de los medios campesinos, pesqueros, étnicos e
indígenas de producción agropecuaria, comercialización y gestión de
recursos.75

5.2.1. El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, por su parte,


ha afirmado que el derecho a la alimentación implica la capacidad de tener
acceso a alimentos sanos que aseguren una nutrición digna, e incluye en ello el
derecho de los grupos vulnerables y discriminados a tener acceso a la tierra, a
la producción en pequeña escala, a participar de los mercados locales y
rurales, a las áreas tradicionales de pesca, entre otros. La garantía de esos
derechos se realiza, además en el marco de la libre elección de prácticas de
subsistencia de las comunidades.76
73
La Declaración Universal de Derechos Humanos (artículo 25), la Convención sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer de 1979 (preámbulo), la
Convención sobre Derechos del Niño de 1989 (artículos 6 y 24), la Convención sobre los derechos
de las personas con discapacidad de 2006 (artículo 28), el Protocolo adicional de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
Protocolo de “San Salvador” de 1988 (artículo 12), entre otros. Sobre el derecho a la alimentación
concretamente, pueden mencionarse los siguientes: Declaración Universal sobre la Erradicación del
Hambre y la Malnutrición de 1974, la Declaración Mundial sobre la Nutrición de 1992, la
Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial de 1966, la Resolución 2004/19 de la
Asamblea general de las Naciones Unidas y las Directrices Voluntarias de la FAO de 2004.
74
“1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a un nivel de
vida adecuado para sí y su familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una
mejora continua de las condiciones de existencia. Los Estados Partes tomarán medidas apropiadas
para asegurar la efectividad de este derecho, reconociendo a este efecto la importancia esencial de la
cooperación internacional fundada en el libre consentimiento. // 2. Los Estados Partes en el presente
Pacto, reconociendo el derecho fundamental de toda persona a estar protegida contra el
hambre, adoptarán, individualmente y mediante la cooperación internacional, las medidas, incluidos
los programas concretos, que se necesitan para: a) Mejorar los métodos de producción,
conservación y distribución de alimentos mediante la plena utilización de los conocimientos
técnicos y científicos, la divulgación de principios sobre nutrición y el perfeccionamiento o la
reforma de los regímenes agrarios de modo que se logren la explotación y la utilización más
eficaces de las riquezas naturales; b) Asegurar una distribución equitativa de los alimentos
mundiales en relación con las necesidades, teniendo en cuenta los problemas que se plantean tanto a
los países que importan productos alimenticios como a los que los exportan”.
75
Véase, Declaración Final del Foro Mundial sobre Soberanía Alimentaria, 7 de septiembre de
2001. Disponible en: http://www.fao.org/righttofood/kc/downloads/vl/docs/AH290_Sp.pdf. Ver
también las sentencias T-348 de 2012 (MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub) y T-606 de 2015 (MP
Jorge Iván Palacio Palacio).
76
“Estudio del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos sobre la discriminación en el
contexto del derecho a la alimentación”. Versión virtual en el internet consultada por la Sala, en:
30
5.2.2. Por su parte, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
como órgano competente para la interpretación del mencionado instrumento,
en su Observación General No. 12, estableció que el derecho a la alimentación
adecuada se ejerce “cuando todo hombre, mujer o niño, ya sea sólo o en
común con otros, tiene acceso físico y económico, en todo momento, a la
alimentación adecuada o a medios para obtenerla”. La Observación General,
adicionalmente reconoce que para erradicar el problema del hambre y la
malnutrición, no basta con incrementar la producción de alimentos, sino que
también es necesario garantizar que la población más vulnerable tenga
disponibilidad y acceso a ellos. Por eso, el Comité precisó que el derecho a la
alimentación tiene cuatro aristas: i) la disponibilidad, b) la accesibilidad, c) la
estabilidad y d) la utilización de los alimentos.

5.2.3. Respecto a las dos primeras aristas, la Observación General No. 12,
señala que por disponibilidad “se entienden las posibilidades que tiene el
individuo de alimentarse ya sea directamente, explotando la tierra productiva
u otras fuentes naturales de alimentos, o mediante sistemas de distribución,
elaboración y de comercialización que funcionen adecuadamente y que
puedan trasladar los alimentos desde el lugar de producción a donde sea
necesario según la demanda”; y la accesibilidad hace referencia a que los
individuos tengan acceso a alimentos adecuados, tanto en términos
económicos como físicos. Tanto la disponibilidad de alimentos como el acceso
sostenible a ellos, están determinados, entre otros factores, por las condiciones
de sostenibilidad ambiental, las cuales se aseguran si existe una gestión
pública y comunitaria prudente de los recursos que aseguren la disponibilidad
de alimentos a las generaciones presentes y futuras.77

5.3. La seguridad alimentaria como derecho al reconocimiento y a la


protección especial de los derechos de las comunidades agrícolas a trabajar y
subsistir de los recursos que les ofrece el ambiente donde se encuentran, y
sobre el que garantizan su derecho a la alimentación, ha sido un tema tratado
en la jurisprudencia de la Corte Constitucional desde sus inicios. Así, en la
sentencia C-262 de 1996,78 la Corte estudió la Ley 243 de 1995 “Por medio
de la cual se aprueba el Convenio Internacional para la Protección de las
Obtenciones Vegetales –UPOV”. En dicha providencia, la Corte haciendo
alusión a la especial protección de la producción alimentaria, manifestó que
este tipo de actividades encuentran su fundamento en el otorgamiento de
prioridad al desarrollo integral de actividades agrícolas, pecuarias, pesqueras,
forestales y agroindustriales para la producción de alimentos y materias
primas de origen agropecuario, con el propósito de incrementar la
productividad. Expresamente este Tribunal sostuvo que era necesario proteger
las prácticas tradicionales de producción para la consecución de la protección
http://www2.ohchr.org/english/bodies/hrcouncil/docs/16session/A.HRC.16.40_sp.pdf. Al respecto
ver también la sentencia T-606 de 2015 (MP Jorge Iván Palacio Palacio).
77
“Guía para legislar sobre el derecho a la alimentación”. Organización de las Naciones Unidas para
la Agricultura y la Alimentación – FAO (2010). Disponible en: http://www.fao.org/3/a-i0815s.pdf
Ver también las sentencias T-348 de 2012 (MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub) y T-606 de 2015 (MP
Jorge Iván Palacio Palacio).
78
Corte Constitucional, sentencia C-262 de 1996 (MP Eduardo Cifuentes Muñoz).
31
de la biodiversidad, pues dicha protección es posible “en gran medida,
gracias a la acción sostenible de las culturas minoritarias (indígenas, negros
y campesinos) sobre los recursos naturales”. En torno a este punto la Corte
afirmó:

"La importancia de estas prácticas autóctonas es de tal grado que


se ha afirmado que las necesidades de un 80% de la población
del mundo, así como el suministro de alimentos de cerca de la
mitad de los habitantes de la Tierra, depende del conocimiento y
plantaciones indígenas. Lo anterior ha determinado la necesidad
de relacionar la noción de desarrollo sostenible con el
reconocimiento y la importancia de la diversidad cultural
especialmente en cuanto se refiere a las diversas formas de
relación entre el hombre y la naturaleza. De este modo, se
concluye que la protección de la biodiversidad depende, en gran
medida, de la preservación de las prácticas tradicionales a través
de las cuales una determinada cultura se relaciona con los
recursos biológicos a los que accede”.79

La especial protección que la Corte quiere darle a las prácticas tradicionales


de producción de los grupos minoritarios, está dada por la relación que existe
entre ellos y los recursos naturales con los que ejercen su oficio, teniendo
particular relevancia la importancia que estos grupos le imprimen al deber
constitucional de resguardar y preservar la diversidad cultural y biológica de
la Nación. En efecto, impedirles a estos grupos étnicos que exploten los
recursos naturales a través de sus métodos de producción, puede producir
efectos negativos que tienen consecuencias perversas para la comunidad
minoritaria como la desintegración cultural, la desnutrición, la no satisfacción
de las necesidades básicas, la desprotección de su derecho al trabajo, y en
general la amenaza a la supervivencia de la población. Por lo tanto, en esa
sentencia, la Corte Constitucional estableció como criterio para resaltar, “la
relación de subsistencia que tienen las comunidades étnicas y campesinas con
los recursos naturales, y en esa medida, llamó la atención sobre la necesidad
de que en los proyectos o decisiones sobre desarrollo sostenible, se de
prevalencia a los intereses de estas comunidades cuando su alimento depende
de los recursos que explotan y producen tradicionalmente”.80

5.3.1. Posteriormente, la Corte Constitucional en sentencia T-574 de 1996, 81


revisó el caso de una acción de tutela interpuesta por un grupo de pescadores
contra ECOPETROL, a quien le endilgaban la afectación de sus derechos
fundamentales a la libertad de oficio y a la ecología marítima, en virtud del
derramamiento de crudo en el sector la playa del Departamento de Nariño, el
cual tuvo lugar por la falta de mantenimiento de unas mangueras submarinas
de propiedad de la empresa. Los accionantes alegaron que ellos y sus familias
subsistían única y exclusivamente de la pesca, actividad que no podían volver
a realizar por la contaminación de las aguas. En esa oportunidad, este Tribunal
79
Corte Constitucional, sentencia C-137 de 1996 (MP Eduardo Cifuentes Muñoz).
80
Corte Constitucional, sentencia T-348 de 2012 (MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub).
81
Corte Constitucional, sentencia T-574 de 1996 (MP Alejandro Martínez Caballero).
32
evidenció que la comunidad accionante subsistía exclusivamente de la pesca
tradicional, por lo que, al no poder volver a realizar dicha actividad, resultaban
conculcados sus derechos a la alimentación, a la subsistencia y a la libertad de
oficio. Así las cosas, sostuvo el Alto Tribunal:

“El desarrollo sostenible ocupó un lugar importante en el Informe


de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y Desarrollo,
(Comisión Brundtland - 1987) que lo definió así: “Es el
desarrollo que satisface las necesidades del presente sin
comprometer la capacidad de las futuras generaciones de
satisfacer sus propias necesidades”. || Según esta definición, el
desarrollo sostenible tiene como objetivo principal la equidad
intergeneracional. ‘El desarrollo sostenible reconoce la
responsabilidad de cada generación de ser justa con la siguiente
generación, mediante la entrega de una herencia de riqueza que
no puede ser menor que la que ellos mismos han recibido.
Alcanzar este objetivo, como mínimo, requerirá hacer énfasis en
el uso sostenible de los recursos naturales para las generaciones
siguientes y en evitar cualquier daño ambiental de carácter
irreversible”.82

|| […] se debe comprender como propósito fundamental del


desarrollo sostenible, el mantener la productividad de los
sistemas naturales y el satisfacer las necesidades esenciales de la
población, en especial de los sectores menos favorecidos. Este
último punto se hace más importante en países como los
nuestros, donde la pobreza mayoritaria está unida a la escasez,
pues no habrá desarrollo sostenible mientras casi la mitad de la
población viva en niveles de extrema pobreza.

|| […] De ahí que la sostenibilidad ecológica exige que el


desarrollo sea compatible con el mantenimiento de la diversidad
biológica y los recursos biológicos; la sostenibilidad social
pretende que el desarrollo eleve el control que la gente tiene
sobre sus vidas y se mantenga la identidad de la comunidad; la
sostenibilidad cultural exige que el desarrollo sea compatible con
la cultura y los valores de los pueblos afectados y la
sostenibilidad económica que pretende que el desarrollo sea
económicamente eficiente y que sea equitativo dentro y entre
generaciones.”.83

Conforme a las consideraciones anteriores, la Corte tuteló los derechos


fundamentales a la libertad de oficio y al ambiente de los pescadores, y ordenó
a Ecopetrol efectuar un monitoreo en el sector del vertimiento para superar sus
82
David Hunter et al. Concepts and Principles of International Environmental Law: An
Introduction. Geneva, UNEP, 1994, p.9.

83
Corte Constitucional, sentencia T-574 de 1996 (MP Alejandro Martínez Caballero).
33
efectos, exigiendo que dicho monitoreo fuera realizado por una “comisión
interinstitucional” en la que estuvieran los representantes de los pescadores.

5.3.2. En la sentencia C-864 de 2006, 84 la Corte al estudiar la Ley 1000 de


2005, por medio de la cual se aprueba el “Acuerdo de complementación
económica suscrito entre los Gobiernos de la República de Argentina, de la
República Federativa del Brasil, de la República del Paraguay, de la
República Oriental del Uruguay, Estados Partes de MERCOSUR y los
Gobiernos de la República de Colombia, de la República del Ecuador y de la
República Bolivariana de Venezuela, Países miembros de la Comunidad
Andina y el Primer Protocolo Adicional Régimen de solución de
controversias”, sobre la producción de alimentos sostuvo:

“Esta Corporación desde la sentencia T-506 de 1992, ha señalado


que se vulnera el deber de seguridad alimentaria reconocido en el
artículo 65 del Texto Superior, cuando se desconoce ‘el grado de
garantía que debe tener toda la población, de poder disponer y
tener acceso oportuno y permanente a los alimentos que cubran
sus requerimientos nutricionales, tratando de reducir la
dependencia externa y tomando en consideración la conservación
y equilibrio del ecosistema para beneficio de las generaciones
futuras’”.85

Para esta Corporación, resulta compatible con el mandato imperativo


constitucional de brindar una especial protección a la producción de alimentos
y a la industria alimenticia (C.P. art. 65), la medida que permite reestablecer
los desequilibrios que se llegasen a producir por la limitación o impedimento a
la población, de disponer y tener acceso a los recursos naturales dispuestos a
su alrededor para la siembra, producción, pesca y distribución de alimentos
para su fuente de ingresos y como garantía de su derecho a la alimentación.

5.3.3. En la sentencia T-348 de 2012,86 la Corte revisó el caso de una


comunidad de pescadores que interpuso acción de tutela contra el Distrito
Turístico de Cartagena, el Consorcio Vía al Mar, el INCO, la DIMAR y el
Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, por considerar vulnerados sus
derechos al trabajo, a la paz, a la salud mental, a la vida digna, a la libre
escogencia de profesión u oficio, los derechos de los adultos mayores y de las
minorías étnicas, a la protección de la diversidad cultural y a la dignidad
humana, en virtud de que las entidades accionadas no les consultaron la
realización del proyecto de infraestructura “Anillo Vial Malecón de Crespo”, a
partir del cual se les impidió seguir desarrollando la pesca artesanal en las
playas que se encuentran frente a la obra. Afirmaron que en esa zona
realizaban actividades como la comercialización de los frutos del mar y
reuniones de la Asociación, y utilizaban el espacio para parquear sus botes
mientras pescaban, lo cual no habían podido seguir haciendo por la
construcción. En esa oportunidad, la Corte hizo alusión a la especial
84
Corte Constitucional, sentencia C-864 de 2006 (MP Rodrigo Escobar Gil).
85
Corte Constitucional, sentencia C-864 de 2006 (MP Rodrigo Escobar Gil).
86
Corte Constitucional, sentencia T-348 de 2012 (MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub).
34
importancia que adquiere la protección de las “economías tradicionales de
subsistencia”, “en la medida en que quienes las ejercen son comunidades
generalmente pequeñas que han dedicado su vida a una actividad de
producción específica, como la pesca, y con ella aseguran su mínimo vital,
entendido este, como una garantía de ingresos y medios de subsistencia,
porque venden los frutos del mar que toman en el ejercicio de su práctica, y
adicionalmente, tienen acceso permanente al alimento para su vida y la de
sus familias”. Al respecto sostuvo este Tribunal:

“En suma, las comunidades de pescadores y todas aquellas que


dependen de los recursos del medio ambiente, merecen una
especial atención por parte de los Estados, toda vez que son
grupos de personas, en su mayoría de bajos ingresos, que con su
oficio artesanal garantizan su derecho a la alimentación y a su
mínimo vital. De hecho, es evidente la relación íntima que
adquieren estas comunidades con los ecosistemas, que junto con
el ejercicio de su oficio tradicional, crean una identidad cultural.
Por lo anterior, debe destacarse la importancia del concepto de la
soberanía alimentaria, que involucra el respeto de la producción a
pequeña escala de alimentos y la diversidad de su producción, en
reconocimiento de los modelos campesinos tradicionales y
artesanales”.87

Finalmente, en esta sentencia la Corte al hacer un análisis de la ya citada


sentencia T-574 de 1996, resaltó la importancia de: “(a) el derecho a la
participación y concertación de medidas con las comunidades, en general en
las decisiones que impliquen una afectación al medio ambiente donde habitan
o ejercen sus actividades tradicionales; (b) el desarrollo sostenible como
proceso que exige mantener la productividad de los sistemas naturales,
procurando mejorar las condiciones económicas y sociales de las
comunidades que se verán afectadas en su eventual intervención, y la
preservación de las prácticas tradicionales de producción; c) la obligación
del Estado de proteger el “espacio vital” como una ubicación laboral, en
donde la comunidad pesquera ejerce su oficio tradicional; y d) el deber del
Estado de fomentar y proteger especialmente la actividad pesquera, acorde
con el artículo 65 de la Constitución Política”.

5.3.4. En la sentencia C-644 de 2012,88 la Corte estudió la demanda de


inconstitucionalidad presentada contra los artículos 60, 61 y 62 de la Ley 1450
de 2011 “Por la cual se expide el Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014”,
por cuanto permiten la venta de tierras originalmente baldías y facultan su

87
Corte Constitucional, sentencia T-348 de 2012 (MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub).
88
Corte Constitucional, sentencia C-644 de 2012 (MP Adriana María Guillén Arango, SV Gabriel
Eduardo Mendoza Martelo, SV Jorge Ignacio Pretelt Chaljub, SV Humberto Antonio Sierra Porto).
En esta sentencia la Corporación reiteró el fallo T-348 de 2012, destacando que la soberanía
alimentaria consagrada en los artículos 64, 65 y 66 Constitucional, hace referencia a la posibilidad
del Estado y de las comunidades de determinar sus procesos de producción de alimentos, los cuales
deben ser respetuosos del medio ambiente y de la preservación de la producción artesanales y de
pequeña escala desarrollada por las comunidades étnicas, campesinas, agrícolas y pesqueras acorde
con sus propias culturas.
35
aporte a sociedades comerciales autorizando la posibilidad de consolidar una
propiedad con áreas superiores a las fijadas para la Unidad Agrícola Familiar,
pese a que ello está prohibido en el artículo 72 de la Ley 160 de 1994. En esa
oportunidad esta Corporación reiteró la citada sentencia T-348 de 2012,
destacando que en ella la Corte se refirió al concepto de soberanía alimentaria
en comunidades vulnerables, desde la perspectiva de las comunidades rurales
que subsisten del cultivo, producción y distribución de alimentos obtenidos de
la naturaleza. En particular, señala en dicha providencia este Tribunal resaltó,
con base en los artículos 64, 65 y 66 Constitucional, que “La soberanía
alimentaria, comprende, no sólo la libre potestad de los Estados y los pueblos
de determinar sus procesos de producción de alimentos; también implica que
esos procesos de producción garanticen el respeto y la preservación de las
comunidades de producción artesanales y de pequeña escala, acorde con sus
propias culturas y la diversidad de los modos campesinos y pesqueros”.

5.3.5. En la sentencia T-606 de 2015, 89 la Corte estudió el caso de una


comunidad de pescadores artesanales que ejercían su actividad pesquera en
una playa del Parque Nacional Tayrona, a quienes el Director de la Unidad
Especial de Parques Naturales de Santa Marta, el Ministerio de Ambiente,
Vivienda y Desarrollo Territorial y la Unidad Administrativa del Sistema de
Parques Nacionales Naturales, les prohibió la pesca artesanal en la zona y
ordenó el decomiso de sus redes de pesca. Los accionantes consideraron que
dicha medida preventiva excedió los límites que deben observarse al expedir
un acto administrativo, ya que no se tuvo en cuenta la gravedad de la
infracción, ni ningún criterio de proporcionalidad. También adujeron que
desde la prohibición están padeciendo dificultades y penurias económicas. En
esa oportunidad la Corte destacó la importancia de la conservación de los
ecosistemas y de la actividad de pesca tradicional como medio de producción
que genera bajo impacto en el ambiente y que permite el sostenimiento de
decenas de grupos sociales vulnerables. En palabras del Alto Tribunal:

“(…) el desarrollo sostenible es un proceso que exige proteger


los ecosistemas en los cuales las comunidades pesqueras ejercen
su actividad, en especial cuando de la intervención estatal o
particular puedan afectarse las prácticas tradicionales de
subsistencia. Así, en caso de intervenciones en su medio de
trabajo debe garantizarse la “sostenibilidad social”, en el sentido
de elevar el control que la gente tiene sobre sus vidas y mantener
la identidad y cultura de cada comunidad; (ii) es una obligación
del Estado proteger el “espacio vital”, como una ubicación
laboral, en donde la comunidad pesquera ejerce su oficio
tradicional; y (iii) existe el deber de las autoridades de fomentar y
proteger especialmente la actividad pesquera, acorde con el
artículo 65 de la Constitución Política”.90
89
Corte Constitucional, sentencia T-606 de 2015 (MP Jorge Iván Palacio Palacio).
90
Corte Constitucional, sentencia T-606 de 2015 (MP Jorge Iván Palacio Palacio). En esta sentencia
la Corte destacó la necesidad de protección de los ecosistemas pesqueros, pues de ellos las
comunidades pesqueras tradicionales derivan su sustento, razón por la que sentó en cabeza del
Estado, la obligación de velar por la administración, el uso y aprovechamiento racional de dichos
recursos.
36
5.3.6. En la sentencia T-622 de 2016,91 la Corte revisó el caso de una acción de
tutela interpuesta por algunas comunidades étnicas asentadas en el
Departamento del Chocó, que buscaban, por medio de esta acción, detener el
uso intensivo y a gran escala de diversos métodos de extracción minera y de
explotación forestal ilegales, que incluían maquinaria pesada -dragas y
retroexcavadoras- y sustancias altamente tóxicas -como el mercurio- en el río
Atrato (Chocó), ya que sus cuencas, ciénagas, humedales y afluentes, se
habían venido contaminando, lo que afectaba los derechos fundamentales de
las comunidades étnicas y el equilibrio natural de los territorios. En esa
oportunidad, la Corte sostuvo que “el derecho al ambiente sano, los derechos
bioculturales y el desarrollo sostenible están atados al reconocimiento y a la
protección especial de los derechos de las comunidades agrícolas, sean
indígenas, étnicas o campesinas, a trabajar y subsistir de los recursos que les
ofrece el entorno donde se encuentran, y sobre el que garantizan su derecho a
la alimentación. Las prácticas y actividades que desarrollan tradicionalmente
hacen parte de su desarrollo de vida y, de alguna manera, esa relación entre
el oficio, las tradiciones y el espacio en el que lo desarrollan y subsisten, los
constituye como comunidades con una misma identidad cultural”. Respecto a
la seguridad alimentaria, reiteró la sentencia T-348 de 2012, recalcando que
desde la perspectiva de las comunidades étnicas, indígenas y rurales que
subsisten del cultivo, producción y distribución de alimentos obtenidos de la
naturaleza, es pertinente señalar que “la soberanía alimentaria, comprende,
no solo la libre potestad de los Estados y los pueblos de determinar sus
procesos de producción de alimentos; también implica que esos procesos de
producción garanticen el respeto y la preservación de las comunidades de
producción artesanales y de pequeña escala, acorde con sus propias culturas
y la diversidad de los modos campesinos y pesqueros”.

5.3.7. En la citada sentencia T-302 de 2017, 92 la Corte precisó las obligaciones


de los Estados en relación con el derecho a la alimentación y la seguridad
alimentaria de sus habitantes. Al respecto manifestó que: “La primera, se
dirige al deber de adoptar medidas para lograr progresivamente el acceso
mínimo de alimentos esenciales suficientes y nutritivamente adecuados para
proteger a las personas del hambre. La segunda obligación es la de respetar,
la cual implica que los Estados no tomen medidas de ningún tipo que tengan
como resultado impedir el acceso libre y adecuado a la alimentación. La
tercera obligación, es la de proteger, la cual requiere adoptar medidas para
velar que los particulares o empresas no priven a las personas del acceso a

91
Corte Constitucional, sentencia T-622 de 2016 (MP Jorge Iván Palacio Palacio). En cuanto a la
soberanía alimentaria, la Corte en esta sentencia reiteró el hecho de que, con relación al derecho a la
alimentación, las comunidades que se dedican a las economías tradicionales de subsistencia, en su
mayoría son indígenas, étnicas y rurales, las cuales se han enfrentado a un gran crecimiento y
tecnificación de la industria de producción de alimentos, a la exploración y explotación de recursos
naturales para la realización de megaproyectos de desarrollo, al desplazamiento de sus territorios y
la contaminación de las fuentes naturales, lo que les ha puesto en peligro su subsistencia. Ello
además, ha ocasionado un detrimento en las prácticas tradicionales de agricultura, acuicultura y
pesca, provocando el aislamiento del oficio y producción de comunidades tradicionales del mercado
de alimentos, y con ello, la afectación de las economías tradicionales de subsistencia.
92
Corte Constitucional, sentencia T-302 de 2017 (MP Aquiles Arrieta Gómez).

37
los alimentos. La cuarta obligación es la de realizar o facilitar, que exige
“que el Estado procure iniciar actividades con el fin de fortalecer el acceso y
la utilización por parte de la población de los recursos y medios que aseguren
sus medios de vida, incluida la seguridad alimentaria. La quinta obligación
es la de hacer efectivo el derecho, es decir, que cuando un individuo o grupo
de población sea incapaz de autoabastecerse por sus propios medios por
distintas razones, los Estados tienen la obligación de realizar o hacer efectivo
ese derecho de forma directa”. Finalmente, sostuvo que “la seguridad
alimentaria debe ser garantizada por el Estado a través de las distintas
políticas, tanto a nivel nacional como local. El Estado no se limita a
asegurarles a los individuos la seguridad alimentaria, sino que debe tenerse
en cuenta sus prácticas tradicionales y los alimentos que acostumbran
consumir acordes con sus actividades propias de subsistencia. Así, es
relevante que se observe con el mayor respeto las tradiciones culturales
alimenticias de las comunidades para fortalecer sus prácticas tradicionales
de subsistencia. En ese sentido, estas acciones deben tener en cuenta las
causas que han generado la situación de escasez de alimentos, con el objeto
de no caer en políticas asistencialistas sino en soluciones de largo plazo que
aseguren a las comunidades la disponibilidad, la accesibilidad y la calidad
alimentaria”.

5.4. A modo de conclusión, se tiene que la seguridad alimentaria es un


derecho reconocido a nivel constitucional a partir de diversos instrumentos
internacionales de derechos humanos, que deviene de la necesidad de proteger
a la población rural en el acceso oportuno y permanente a los recursos que
ofrece el ambiente donde se encuentran, y sobre el que se garantiza la
consecución de alimentos que cubran sus requerimientos nutricionales,
tomando en consideración la conservación y equilibrio del ecosistema para
beneficio propio y de las generaciones futuras. La protección especial que se
le da a los grupos minoritarios en cuanto a la producción y obtención de
alimentos, no solamente está relacionada con su supervivencia, sino también
con la relación que existe entre ellos y los recursos naturales, obteniendo
particular relevancia la importancia que estos grupos le imprimen al deber
constitucional de resguardar y preservar la diversidad cultural y biológica de
la Nación. Por ello, las comunidades que dependen de los recursos
proporcionados por el ambiente, entre las que se encuentran los pescadores,
gozan de una especial protección de parte del Estado, de suerte que se les
permite participar y concertar las decisiones y medidas que impliquen una
afectación al medio en el que habitan.

6. Se violan los derechos fundamentales al agua, al ambiente sano, a la


seguridad alimentaria, a la vida en condiciones dignas y al trabajo, al
cercar con alambres eléctricos y construir jarillones que impiden a las
personas acceder a la ciénaga en la que ejercían la actividad pesquera y se
abastecían de agua.

6.1. De acuerdo con el material probatorio que consta en el expediente, para la


Sala se encuentra probado lo siguiente:

38
6.1.1. De conformidad con el escrito del 17 de noviembre de 2016, de la
Corporación Autónoma Regional Santander, 93 se advierte que con número de
matrícula inmobiliaria 300-64404, se encuentra registrado un lote denominado
La Yaruma, ubicado en el paraje de Montañitas en el municipio de Rionegro,
Santander, que coincide con las declaraciones rendidas por el accionante. No
obstante, en escrito del 19 de diciembre de 2016, también de la Corporación
Autónoma Regional Santander,94 ésta indicó que en la visita de inspección
ocular realizada los días 22 al 24 de noviembre de 2016 a la región Las
Salinas, jurisdicción del Municipio de Puerto Wilches, Santander, se encontró
que en el punto georeferenciado con las coordenadas N: 1´350.998 E.1
´034.365 y una altura de 60 m.s.n.m., se observó una hacienda, que según los
pescadores, es La Yaruma. Esto hace deducir que la hacienda La Yaruma se
extiende en jurisdicción del municipio de Puerto Wilches y de Rio Negro,
Santander, por lo que, tanto la Corporación Autónoma Regional Santander
como la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de
Bucaramanga, tienen competencia para intervenir en la preservación de los
ecosistemas de la zona.

6.1.2. Por otra parte, del informe remitido a esta Corte por parte de la
Defensoría del Pueblo sobre la inspección judicial realizada a la hacienda La
Yaruma el 14 de febrero de 2017,95 se advierte que a dicha inspección
asistieron tanto el señor Orlando Jiménez Cáceres como 15 pescadores más,
miembros de la comunidad accionante. Así mismo, a través de “Auto SAA N°.
1152-16”, la Corporación Autónoma Regional Santander manifestó a esta
Corte que, realizada la visita de inspección ocular en la región Las Salinas, se
confirma la ubicación en el área, de alrededor de 67 familias que derivan su
sustento de la pesca artesanal de los diferentes ríos, caños y ciénagas
existentes en la región, los cuales se han visto afectados en los últimos años
por la desecación de amplias zonas, al parecer, por parte de finqueros, con el
objetivo de ampliar sus fronteras agrícolas y ganaderas. Lo anterior permitió
constatar judicialmente la existencia de las 67 familias accionantes y la real
afectación de sus derechos fundamentales, derivada de la imposibilidad de
acceder a riachuelos, ciénagas, y en general, a afluentes de agua dejados por el
cambio de curso de los ríos Magdalena y Lebrija, por el secado de dichas
fuentes por la mano del hombre y por la construcción de murallas que impiden
el acceso a ellos.

6.1.3. Del escrito del 19 de diciembre de 2016, de la Corporación Autónoma


Regional Santander,96 consta que en la zona que coincide con las coordenadas
donde se encuentra la hacienda La Yaruma, se forma el complejo de
humedales del Magdalena Medio, conformados por agua del rio Lebrija y del
Magdalena, por sus brazos y brazuelos, por los diferentes caños que lo
alimentan y por varias ciénagas que se conforman en toda el área. Dicho
complejo de humedales, “hace parte de los ecosistemas estratégicos de la
Corporación Autónoma Regional Santander –CAS- y las coordenadas

93
Folios 76-93 del cuaderno 1 del expediente.
94
Folios 201-208 del cuaderno 1 del expediente.
95
Folios 301-304 del cuaderno 1 del expediente.
96
Folios 201-208 del cuaderno 1 del expediente.
39
tomadas el día de la inspección técnica, se encuentran sobre este complejo”.
Sobre el particular, agrega la CAS que “revisada la base de datos de la
Corporación, no se registra ningún tipo de solicitud de permiso para
aprovechamiento de los recursos hídricos que tenga que ver con la región Las
Salinas, hacienda La Yaruma”. Así mismo, mediante “Auto SAA N°. 1152-
16”,97 la Corporación Autónoma Regional Santander una vez realizada la
visita de inspección ocular en la región Las Salinas, correspondiente al
municipio de Puerto Wilches, Santander, manifestó que se evidenció un
jarillón construido en el área de humedales, el cual fue construido hace
aproximadamente 15 años desde la hacienda La Yaruma, el cual atraviesa
caños y zonas de humedales. Con base en esto, la CAS ordenó la comisión de
un equipo multidisciplinario para que evaluara los posibles daños ocasionados
al ecosistema por las intervenciones que se lograran evidenciar y probar de
manera irregular por los residentes en la vereda Las Salinas, lo cual se
encuentra actualmente en trámite.

Por otra parte, en el escrito de contestación de la tutela, 98 la Corporación


Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, manifestó
que la parte baja de la cuenca del Rio Lebrija está comprendida por un
sinnúmero de bajos inundables, lagunas o ciénagas temporales y permanentes,
las cuales están conectadas al río mediante estrechos canales, los cuales
constituyen un ecosistema rico en biodiversidad acuática, cuya conservación
debe ser prioridad para el Estado, pues de ello depende que se cumpla con los
objetivos de resguardo contemplados en tratados internacionales de los cuales
Colombia es parte. Con base en lo anterior, sostuvo la entidad que, dado a que
no se encontró permiso ambiental para la utilización de recursos hídricos a
ninguna persona natural ni jurídica, entre la que se encuentra la hacienda La
Yaruma, y en virtud del hallazgo de varios cuerpos de agua de carácter
permanente en la zona, los cuales vienen siendo afectados por la mano del
hombre, es determinante para la protección del ambiente que dicho lugar sea
objeto de protección especial.

6.1.4. Dejando de lado el carácter legal y reglamentario de las acciones


realizadas, para la Sala es claro que el uso y aprovechamiento de las cuencas
de los ríos Magdalena y Lebrija por parte de algunos propietarios de
latifundios en la zona ha tenido un impacto en el ambiente y en el goce
efectivo de los derechos fundamentales de personas amparadas especialmente
por la Constitución.

Al respecto, la Sala observa específicamente que en este caso se presentan los


siguientes problemas: (i) los ríos en el desvió natural de su cauce, dejan
extensas zonas secas que son usadas por los propietarios de terrenos aledaños
para ampliar sus inmuebles mediante el traslado de cercas; (ii) la desecación
por la mano del hombre -mediante el uso de maquinaria especializada-, de las
pequeñas fuentes hídricas dejadas por el paso de los ríos, con el propósito de
ampliar las fronteras de sus propiedades y de cultivar dichas zonas; y (iii) la
construcción de murallas o jarillones y el cercamiento con alambre eléctrico
97
Folios 227-229 del cuaderno 1 del expediente.
98
Folios 52-68 del cuaderno 2 del expediente.
40
de las orillas del río -para supuestamente evitar inundaciones-, que impiden
que los pescadores de la zona accedan a éste a realizar las actividades de pesca
y abastecimiento de agua que ejercían habitualmente para su subsistencia y la
de sus familias. En efecto, la Sala advierte que los cuerpos de agua que
componen el sistema de humedales del Magdalena Medio, vienen siendo
persistentemente manipulados por los particulares, que se niegan a aceptar las
características geográficas propias de esta cuenca aluvial, como las más
convenientes para la conservación de los ecosistemas en los que viven, o que
simplemente no están interesados en la conservación de los mismos,
degradando no solo el ambiente, sino también afectando a la población que
habita la zona, que antes completaban su dieta de subsistencia con el consumo
del pescado que sacaban del río y ejercían su derecho al trabajo mediante la
venta de los recursos pescados en dicha fuente hídrica.

6.1.5. Resalta la Sala la importancia de que los propietarios de grandes


latifundios en la zona del Magdalena Medio cumplan con su deber
constitucional de proteger las riquezas naturales de la Nación, y que las
autoridades competentes impidan la desecación de los cuerpos de agua y la
apropiación particular de las áreas secas resultantes. A este factor degradante
del ambiente, se suma en el presente caso, como ya se manifestó, el hecho de
que a los pescadores y campesinos de la zona, personas que se hallan en
condiciones socioeconómicas precarias y que dependen de la pesca para
subsistir, se les haya obstaculizado el acceso al río, a los humedales y ciénagas
para realizar dicha actividad.

No obstante, la Sala no desconoce la posibilidad de que los jarillones


construidos en las orillas del rio Lebrija por los finqueros de la zona, se deba a
la necesidad de evitar el desbordamiento de éste y las nefastas consecuencias
que ello traería, pues tal como fue informado por la Corporación Autónoma
Regional Santander mediante “Auto SAA N°. 1152-16”, “esta área se
encuentra en amenaza media y alta por inundación”.

6.1.6. En efecto, como puede evidenciarse, en este caso debe analizarse por un
lado, la real afectación de los derechos de la comunidad, y por el otro, el
derecho de los finqueros a la protección de sus bienes, la cual a su vez puede
generar deterioro del ambiente en desmedro de las garantías fundamentales de
los habitantes de la zona. Por tanto, este es el escenario en el que la
participación de la comunidad, de los finqueros y de las autoridades
competentes, cobra importancia, pues es necesario llevar a cabo una
evaluación comprensiva de la situación, con la intervención de los tres actores,
que concluya con un buen diagnóstico de las reales afectaciones de derechos,
y con la concertación oportuna para la ejecución de determinada decisión.

6.1.7. Por otra parte, también resulta preocupante que ni la Corporación


Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga ni la
Corporación Autónoma Regional Santander, hayan cumplido en tiempo su
obligación de prevención, en el sentido en que pese a tener conocimiento de la
importancia ecosistémica del complejo de humedales formados por los ríos
Lebrija y Magdalena en el Magdalena Medio, especialmente en la región Las
41
Salinas, no tomaron medidas eficaces ni suficientes para monitorear que las
condiciones básicas ambientales en la zona se mantuvieran, lo cual generó
grandes riesgos para el ambiente sano, para la preservación de la calidad de
vida y del bienestar general de la comunidad que allí habita y para la paz
social.

6.2. La necesidad de impartir órdenes complejas en el caso concreto

Esta Corte ha podido determinar, con las pruebas obrantes en el proceso, que
más allá de la afectación analizada, existe una situación compleja de mayor
envergadura que afecta a un grupo poblacional más amplio, e incluso tiene
graves repercusiones sobre el ambiente en general. Sin embargo, dicha
situación no puede ser resuelta con los elementos probatorios hasta ahora
recolectados, ni en los términos expeditos de la acción de tutela, pues la
solución requiere buscar un equilibrio que proteja los derechos e intereses de
los implicados, y que no ponga en riesgo el ambiente o los derechos de otras
personas. Por tanto, se hace indispensable, a fin de no dejar sin amparo
constitucional una grave situación que afecta derechos fundamentales, llevar a
cabo un proceso de órdenes complejas para superar las barreras al goce
efectivo de los derechos de todos los afectados. En efecto, encuentra la Sala
que en este caso el juez constitucional no puede eludir su obligación de
proteger el goce efectivo de los derechos fundamentales que se ven
comprometidos; sino que, por el contrario, debe asumir el amparo de éstos
mediante órdenes complejas que implican acción de la Administración
Pública, por ejemplo, a través de la evaluación y control de la difícil situación
objeto de debate, y de la elaboración e implementación de las medidas
específicas que ayuden a superar el estado de vulneración.

Para la Corte Constitucional, las órdenes complejas “son mandatos de hacer


que generalmente requieren del transcurso de un lapso significativo de
tiempo, y dependen de procesos decisorios y acciones administrativas que
pueden requerir el concurso de diferentes autoridades y llegar a representar
un gasto considerable de recursos”.99 Entonces, el juez constitucional, una
vez verificada la vulneración o amenaza contra los derechos fundamentales,
“no puede limitar su labor a reconocer la complejidad y los desafíos de
diversa índole que plantea la situación, y admitir que el asunto implica
trámites y procedimientos administrativos, compromete cuantiosos recursos
presupuestales y, consecuencialmente abstenerse de impartir las órdenes que
eviten la vulneración o su amenaza. Por el contrario, tiene el deber de
preguntarse -valido de su independencia y autonomía, y sobre todo del
carácter vinculante y perentorio de su decisión- qué tipo de órdenes puede
dar para subsanar las omisiones, negligencias o simples trabas burocráticas
que impiden tomar las medidas para eliminar o atenuar el riesgo de que se
presente una nueva y grave vulneración de derechos fundamentales”.100

La Corte Constitucional ha proferido sentencias con órdenes complejas en dos


situaciones particulares: (i) cuando utiliza la figura del estado de cosas
99
Corte Constitucional, sentencia T-086 de 2003 (MP Manuel José Cepeda Espinosa).
100
Corte Constitucional, sentencia T-974 de 2009 (MP Mauricio González Cuervo).
42
inconstitucional para enfrentar una violación estructural y masiva de los
derechos fundamentales individuales de un grupo de personas y de ciertas
comunidades. En estos casos, se ha reconocido que ante un estado de cosas en
el que se compromete la garantía del goce efectivo de derechos
fundamentales, que en ocasiones no es un hecho o un acto la causa de la
violación o la amenaza, sino todo un ‘estado de cosas’ que es contrario al
orden constitucional vigente, o una situación estructural que no se supera por
la acción concreta y específica de una entidad o institución específica. En tales
asuntos, las órdenes que se imparten deben estar orientadas, precisamente, a
superar ese ‘estado de cosas’ y a transformarlo, para lograr tener un nuevo
estado de cosas, pero ahora sí compatible con la Constitución; 101 y (ii) cuando
sin declarar el estado de cosas inconstitucional, la afectación de los derechos
fundamentales es de tal magnitud, que se requiere la concertación de varias
autoridades y no sólo de la parte directamente tutelada para superar las
afectaciones de los derechos involucrados.

6.2.1. Respecto del primer grupo, se tiene que la Corte Constitucional empleó
la figura del estado de cosas inconstitucional y profirió órdenes complejas,
entre otras, en las sentencias:

(i) SU-559 de 1997;102

(ii) T-068 de 1998;103

(iii) T-153 de 1998;104


101
Corte Constitucional, sentencia SU-559 de 1997 (MP Eduardo Cifuentes Muñoz).
102
Corte Constitucional, sentencia SU-559 de 1997 (MP Álvaro Tafur Galvis), al determinar que la
no afiliación a docentes al Fondo Nacional de Prestaciones Sociales del Magisterio, era un
comportamiento omisivo generalizado en muchas entidades territoriales, por lo que ordenó a las
autoridades públicas competentes que adoptaran las medidas conducentes a eliminar el estado de
cosas inconstitucional. En esta sentencia la Corte precisó que los derechos reclamados por las
personas accionantes eran de carácter individual, pero estaban siendo desconocidos de forma
general. Por ello indicó que era claro que la irregularidad de las autoridades de no afiliar al Fondo
Nacional de Prestaciones Sociales del Magisterio a los docentes, era un comportamiento omisivo no
solo de las autoridades de los municipios de Zambrano y María la Baja, sino que era un
comportamiento generalizado en muchas entidades territoriales, por lo que la orden de amparo en
estos casos estuvo dirigida a las autoridades públicas competentes, con el objeto de que a la mayor
brevedad adoptaran las medidas conducentes a fin de eliminar los factores que incidían en generar
un estado de cosas que resultaba abiertamente inconstitucional.
103
Corte Constitucional, sentencia T-068 de 1998 (MP Alejandro Martínez Caballero). en la que se
refirió a un estado de cosas inconstitucional a propósito de los derechos pensionales de las personas
vinculadas a CAJANAL, a quienes se les vulneraron sus derechos a la igualdad, a la seguridad
social y a la salud, toda vez que la entidad no había resuelto las peticiones efectuadas en
relación con reliquidaciones, reconocimiento y pago de pensiones de jubilación. En esa
oportunidad, la Corte enfrentó también una situación estructural que requería una solución, también
estructural. En este caso la Corte decidió que: “la situación presentada en la entidad demandada
produce un estado de cosas inconstitucional, lo cual no sólo afecta derechos individuales tendientes
a viabilizar las pretensiones, a través de tutela, sino también afecta a todo el aparato jurisdiccional
que se congestiona y lo afecta en la efectividad del cumplimiento oportuno de sus obligaciones”.
104
Corte Constitucional, sentencia T-153 de 1998 (MP Eduardo Cifuentes Muñoz). en la que, a
propósito de la situación de indignidad en que se mantenía a la mayor parte de las personas privadas
de la libertad, la Corte resolvió declarar y notificar la existencia de un estado de cosas
inconstitucional en el sistema penitenciario y carcelario a las diferentes autoridades públicas, por lo
que decidió adoptar órdenes dirigidas a las diferentes autoridades y entidades encargadas del
sistema, como lo es, diseñar un plan de construcción y refacción carcelaria e implementarlo, un
43
(iv) T-025 de 2004;105

(v) T-760 de 2008;106

(vi) T-1234 de 2008;107 y

(vii) T-388 de 2013.108

lugar especial para los miembros de la fuerza pública, separar a los sindicados de los condenados,
investigar la falta de presencia de los jueces de ejecución de penas y medidas de seguridad a las
cárceles de Bellavista y la Modelo, en Medellín y Bogotá, y adoptar medidas de protección urgentes
mientras se adoptaban las medidas de carácter estructural y permanente.
105
Corte Constitucional, sentencia T-025 de 2004 (MP Manuel José Cepeda Espinosa), en la que la
Corte revisó el caso de familias desplazadas que solicitaban la atención de distintas autoridades para
recibir ayudas humanitarias. En esta oportunidad, la Corte, para superar la vulneración masiva y
continua de los derechos de la población desplazada, originada en factores estructurales, declaró la
existencia de un estado de cosas inconstitucional y lo comunicó a las autoridades con
responsabilidades en el tema, para que adoptaran, dentro de la órbita de sus competencias, y en un
tiempo razonable, los correctivos que fueren necesarios. En este caso la Corte revisó 108 casos
correspondientes a 1150 núcleos familiares, todos pertenecientes a la población desplazada, que
solicitaban la atención de distintas autoridades para recibir ayudas humanitarias, para acceder a
auxilios de vivienda, para acceder a capacitación en procesos productivos, y para tener acceso a los
programas de atención al desplazado. La Sala dio dos tipos de órdenes. Unas órdenes de ejecución
compleja, relacionadas con el estado de cosas inconstitucional y dirigidas a garantizar los derechos
de toda la población desplazada, independientemente de que hayan o no acudido a la acción de
tutela para la protección de sus derechos. Tales órdenes tenían como finalidad que las entidades
encargadas de atender a la población desplazada establecieran, en un plazo prudencial, y dentro de
la órbita de sus competencias, los correctivos que fueran necesarios para superar los problemas de
insuficiencia de recursos destinados y de precariedad de la capacidad institucional para implementar
la política estatal de atención a la población desplazada. Las órdenes de carácter simple que también
se dictaron en este proceso, estaban dirigidas a responder las peticiones concretas de los actores en
la presente acción de tutela, y resultaban compatibles con la línea jurisprudencial de la Corte
Constitucional para la protección de los derechos de la población en situación de desplazamiento.
106
Corte Constitucional, sentencia T-760 de 2008 (MP Manuel José Cepeda Espinosa). En esta
sentencia la Corte declaró un estado de cosas inconstitucional respecto al sistema de salud en
Colombia, por lo que profirió órdenes generales atinentes a corregir dichos problemas, como lo fue
que el Ministerio de la Protección Social, la Comisión de Regulación en Salud y al Consejo
Nacional de Seguridad Social en Salud, adoptaran las medidas necesarias para asegurar la cobertura
universal sostenible del Sistema General de Seguridad Social en Salud. Sostuvo la Sala que el hecho
de que por más de una década las personas han tenido que acudir a la acción de tutela para que la
justicia resuelva controversias que habrían podido ser dirimidas de manera general por los órganos
competentes de regulación, muestra un claro indicio acerca de las fallas en la regulación del sistema
de salud, lo cual a su vez es el fundamento de las órdenes generales atinentes a corregir dichos
problemas. Por esta razón, en la parte resolutiva de esta sentencia la Sala tuteló los derechos
fundamentales de los actores, ordenando al Ministerio de la Protección Social, a la Comisión de
Regulación en Salud y al Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud, la adopción de medidas
necesarias para asegurar la cobertura universal sostenible del Sistema General de Seguridad Social
en Salud, y que informaran cada seis meses a la Corte Constitucional y a la Defensoría del Pueblo
sobre los avances parciales que se obtuvieran en el proceso de cumplimiento de esa meta.
107
Corte Constitucional, sentencia T-1234 de 2008 (MP Rodrigo Escobar Gil). En esta sentencia la
Corporación analizó el problema estructural que aquejaba a CAJANAL, el cual le impedía que en
general, las solicitudes que se presentaban a la entidad fueran atendidas de manera oportuna, por lo
que se declaró el estado de cosas inconstitucional, y se tomó como medida para superarlo, que la
entidad creara un plan concreto de acción que contuviera al menos los tiempos estimados de
respuesta según los distintos tipos de solicitud. La Corte determinó que mientras no se resuelva el
problema estructural que afecta a CAJANAL y que dio lugar a la declaratoria de un estado de cosas
44
En estos casos, la Corte al considerar la presencia de los factores que definen
un estado de cosas inconstitucional,109 procedió a declararlo, y para superarlo,
profirió ordenes complejas encaminadas a establecer o perfeccionar políticas
públicas frente a situaciones en las que evidenció afectaciones
constitucionales y estructurales de derechos fundamentales.

6.2.2. El segundo grupo lo conforman los fallos en los que la Corte sin
declarar el estado de cosas inconstitucional, decide proferir una serie de
órdenes complejas para superar las afectaciones de derechos fundamentales,
las cuales requieren la concurrencia de varias autoridades. Este es el caso de la
citada sentencia T-418 de 2010,110 en la que la Corte analizó los parámetros
fijados por la jurisprudencia constitucional para impartir órdenes complejas,

inconstitucional, no se considerará una violación del derecho de petición susceptible de amparo


constitucional, la demora en la respuesta que no exceda del plazo requerido estimado por la entidad,
siempre que éste se considere razonable por el juez constitucional. Entonces, manifestó que no
habría lugar a imponer sanciones por desacato cuando la orden de tutela incumplida se haya
proferido antes de vencido el plazo que la entidad ha estimado e informado al peticionario. No
obstante, se dispuso que en un plazo de 60 días a partir de la notificación de esta providencia,
CAJANAL debía presente a esta Sala un plan concreto de acción que contuviera al menos, los
siguientes elementos: una evaluación sobre el impacto que en los tiempos promedio de respuesta
han tenido las medidas hasta ahora adoptadas; una relación de medidas concretas orientadas a
superar gradualmente, en un horizonte de tiempo determinado el atraso en CAJANAL; y el
señalamiento de los tiempos estimados de respuesta, según los distintos tipos de solicitud.
108
Corte Constitucional, sentencia T-388 de 2013 (MP María Victoria Calle Correa; SPV Mauricio
González Cuervo). En esta sentencia la Corte declaró el estado de cosas inconstitucional en el
sistema penitenciario y carcelario del país, dado el problema de infraestructura de las cárceles, de
hacinamiento, y de no atención en salud para los reclusos. En efecto, dada la gravedad de la
situación y la especial protección constitucional de las personas privadas de la libertad, se ordenó al
Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Justicia y del Derecho y al INPEC, que convocara al
Consejo Superior de Política Criminal para que continuara tomando las medidas adecuadas y
necesarias para superar el estado de cosas inconstitucional. en la que la Corte declaró el estado de
cosas inconstitucional en el sistema penitenciario y carcelario del país, dado el problema de
infraestructura de las cárceles, de hacinamiento, y de no atención en salud para los reclusos. En
efecto, dada la gravedad de la situación y la especial protección constitucional de las personas
privadas de la libertad, se ordenó al Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Justicia y del
Derecho y al INPEC, que convocara al Consejo Superior de Política Criminal para que continuara
tomando las medidas adecuadas y necesarias para superar el estado de cosas inconstitucional.
109
Corte Constitucional, sentencia T-388 de 2013 (MP María Victoria Calle Correa; SPV Mauricio
González Cuervo). Dentro de los factores valorados por la Corte para definir si existe un estado de
cosas inconstitucional, cabe destacar los siguientes: “(i) la vulneración masiva y generalizada de
varios derechos constitucionales que afecta a un número significativo de personas; (ii) la
prolongada omisión de las autoridades en el cumplimiento de sus obligaciones para garantizar los
derechos; (iii) la adopción de prácticas inconstitucionales, como la incorporación de la acción de
tutela como parte del procedimiento para garantizar el derecho conculcado; iv) la no expedición de
medidas legislativas, administrativas o presupuestales necesarias para evitar la vulneración de los
derechos. (v) la existencia de un problema social cuya solución compromete la intervención de
varias entidades, requiere la adopción de un conjunto complejo y coordinado de acciones y exige un
nivel de recursos que demanda un esfuerzo presupuestal adicional importante; (vi) si todas las
personas afectadas por el mismo problema acudieran a la acción de tutela para obtener la protección
de sus derechos, se produciría una mayor congestión judicial”.
110
Corte Constitucional, sentencia T-418 de 2010 (MP María Victoria Calle Correa), en la que la
Corte estudió el caso de unas personas que presentaron acción de tutela en contra de la
Administración Municipal de Arbeláez para que se les protegieran sus derechos fundamentales a la
igualdad y a la salud pública en conexidad con el derecho a la vida, el cual estaba siendo vulnerado
como consecuencia del actuar omisivo y arbitrario de la Administración, que se negó a la
prestación del servicio de agua potable en razón a que ellos se encontraban en el sector rural, a
pesar de que a algunos de los vecinos que también se encontraban en dicha zona sí se les prestó el
servicio.
45
entre los que se encuentran: que la orden conlleve un conjunto de acciones u
omisiones que sobrepasen la órbita de control exclusivo de la persona
destinataria de la misma, que requieran de un plazo superior a 48 horas para
que el cumplimiento sea pleno, que dependan de procesos decisorios y
acciones administrativas que puedan requerir el concurso de diferentes
autoridades y que puedan llegar a representar un gasto considerable de
recursos, todo lo cual suele enmarcarse dentro de una determinada política
pública. Con base en lo anterior, en esta sentencia se ordenó a la Alcaldía de
Arbeláez que adoptara las medidas adecuadas y necesarias para diseñar un
plan específico para la comunidad rural a la que pertenecen los accionantes,
para asegurarles que no sean los últimos de la fila en acceder al servicio de
agua. El Plan debía diseñarse de acuerdo con lo dispuesto en el Plan
Departamental de Aguas, el cual, no podía desconocer los lineamientos
generales de las políticas que en materia de agua se hubieran trazado, los
cuales, a la vez, debían ser ajustados, para respetar el derecho al agua
necesaria para asegurar un mínimo vital en dignidad a la comunidad en
cuestión.

6.2.2.1. También en la sentencia T-348 de 2012 111 la Corte usó la figura de las
órdenes complejas. En esta oportunidad el Alto Tribunal revisó la acción de
tutela presentada por una comunidad de pescadores que interpuso acción de
tutela contra el Distrito Turístico de Cartagena, el Consorcio Vía al Mar, el
INCO, la DIMAR y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, dado
que no les consultaron la realización del proyecto de infraestructura “Anillo
Vial Malecón de Crespo”, a partir del cual se les impidió seguir desarrollando
la pesca artesanal en las playas que se encuentran frente a la obra. En esta
oportunidad, este Tribunal determinó que debía negar el amparo solicitado
respecto al derecho fundamental a la consulta previa, por cuanto la comunidad
de pescadores no hacen parte de pueblos indígenas o tribales, o comunidades
afrodescendientes. También desestimó la pretensión sobre la indemnización
económica, puesto que es improcedente a través de la acción de tutela. Sin
perjuicio de lo anterior, la Sala consideró que las entidades demandadas sí
vulneraron los derechos fundamentales a la participación, al trabajo, a la libre
escogencia de oficio y a la alimentación de los accionantes, ya que “las
comunidades de pescadores artesanales son poblaciones que deben ser
especialmente escuchadas en proyectos de infraestructura que intervienen el
espacio donde ejercen el oficio. Lo anterior por cuanto se trata de grupos de
personas que permanentemente se dedican a pescar, con el fin de tener la
seguridad del alimento y el sustento económico para sus familias, y en ese
sentido, el área del mar o la playa que utilizan para pescar se vuelve
un espacio vital”. En consecuencia ordenó al Consorcio Vía al Mar, teniendo
en cuenta los impactos de las actividades de obra en el proyecto, garantizar
espacios de concertación con los pescadores, en los que se tuvieran en cuenta
sus opiniones, así como el diseño en conjunto con ellos, de las medidas de
compensación, las cuales deberían ser acordes con la calidad del oficio
desarrollado como pescadores artesanales. Agregó la Sala que las entidades
deberían allegar un informe detallado al juez de primera instancia sobre las
reuniones realizadas, los temas debatidos y las medidas de compensación, de
111
Corte Constitucional, sentencia T-348 de 2012 (MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub).
46
corrección o reparación que se hubieran concertado con la Asociación de
Pescadores. Finalmente, la Sala advirtió a las autoridades competentes, sobre
todo a la Alcaldía Mayor de Cartagena de Indias, que en futuros proyectos de
infraestructura que intervengan las áreas de pesca en las playas, a pesar de que
se trate de bienes de uso público, garantice espacios de concertación entre el
constructor y la comunidad pesquera, para que se adopten medidas adecuadas
y conforme a un estudio de impacto nativo.

6.2.2.2. Otro ejemplo es la sentencia T-871 de 2013, 112 en la que esta


Corporación revisó la acción de tutela presentada por unos educadores
indígenas de la etnia Pijao, que solicitaban el amparo de sus derechos
fundamentales a la igualdad ante la ley y a la identidad étnica y cultural de las
comunidades, vulnerados por la Secretaria de Educación y Cultura del
Departamento del Tolima, que se negaba a vincularlos en propiedad en cada
uno de sus cargos como docentes étnicos, por cuanto manifestaban que era
imposible nombrar en propiedad a etnoeducadores. En esa oportunidad, la
Corte sostuvo que el derecho a la educación especial de las comunidades
indígenas es una forma de asegurar su autonomía y autodeterminación, pues
es a través de la prestación de un servicio de educación diferenciado que se
puede garantizar que estas comunidades enseñen a las nuevas generaciones
sus propias lenguas, costumbres, historias y creencias, con el propósito de
mantener viva su identidad cultural. También precisó que el Estado tiene la
obligación de adoptar todas las medidas necesarias, tanto legislativas como
administrativas, para crear un sistema de profesionalización que regule el
ingreso, ascenso y retiro de los profesores que van a prestar el servicio de
educación a las comunidades étnicas, por lo que ordenó a la Secretaría de
Educación y Cultura de la Gobernación del Tolima que en coordinación con
Dirección de Asuntos Indígenas, Minorías y Rom del Ministerio del Interior,
adelantara el proceso de concertación a través del mecanismo de consulta
previa con la comunidad étnica de los accionantes, para establecer si los
docentes en provisionalidad son autorizados como etnoeducadores que
pudieran ser nombrados en propiedad. También se ordenó a la Defensoría del
Pueblo que asesorara y acompañara a la comunidad étnica e indígena Pijao en
el proceso de nombramiento de sus etnoeducadores.

6.2.2.3. Por último, se puede citar como ejemplo la sentencia T-478 de


2015,113 en la que la Corte estudió el caso de una señora que presentó acción
de tutela a nombre propio y en representación de su difunto hijo, en contra de
una Institución Educativa de Bogotá, la Secretaría de Educación de
Cundinamarca, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, la Fiscalía
General de la Nación y la Comisaría Décima de Familia de Engativá, por
considerar que las directivas de la institución educativa demandada
promovieron conductas sistemáticas de discriminación en contra su hijo,
motivadas por su orientación sexual, que favorecieron inicialmente su suicidio
y que resultaron finalmente lesivas de sus derechos fundamentales. Frente a
las demás entidades, estima que éstas desplegaron una conducta omisiva ante
las diferentes denuncias que se realizaron con fundamento en las actuaciones
112
Corte Constitucional, sentencia T-871 de 2013 (MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub).
113
Corte Constitucional, sentencia T-478 de 2015 (MP Gloria Stella Ortiz Delgado).

47
equivocadas de la institución educativa, por lo que incurrieron a su vez, en la
violación de los derechos fundamentales del menor de edad. Al resolver el
caso concreto, la Sala determinó que la Institución educativa violó los
derechos fundamentales de la accionante y su hijo al debido proceso, al buen
nombre y a la igualdad, al adelantar un proceso disciplinario por el supuesto
incumplimiento del Manual de Convivencia en atención a las manifestaciones
de amor del joven con otro compañero de curso, que presentó diversas
irregularidades en su ejecución, lesionando el libre desarrollo de la
personalidad y el buen nombre y la intimidad del hijo de la peticionaria.
También advirtió el Tribunal, que el colegio, igualmente, con posterioridad a
la muerte del joven, incurrió en la violación de su derecho al buen nombre e
intimidad, al realizar declaraciones públicas acerca de su proyecto de vida,
razón por la que acogió la solicitud elevada por la actora de realizar un acto
público de desagravio a la memoria del joven, que incluya un reconocimiento
a la validez de su proyecto de vida y el otorgamiento de un grado póstumo.
Por otro lado, y atendiendo el déficit de protección que enfrentan las víctimas
de acoso escolar en el país, ante la falta de operatividad de la política pública
de convivencia escolar, la Sala le dio al Ministerio de Educación, como ente
coordinador de esa, una serie de órdenes tendientes a implementar en un plazo
razonable mecanismos de detección temprana, acción oportuna,
acompañamiento y seguimiento a casos de acoso escolar. Así mismo, invitó a
las Defensorías Delegadas para Asuntos Constitucionales y Legales y para la
Infancia, la Juventud y Adulto Mayor de la Defensoría del Pueblo para que
acompañaran y le hicieran seguimiento a la implementación de las medidas
descritas en esta sentencia.

6.2.3. De lo anterior se concluye que la Corte puede dictar órdenes complejas


para superar una deficiencia estructural que implique la vulneración de
derechos fundamentales en sus facetas positivas y negativas, cuando, aunque
no sea necesario declarar la existencia de un estado de cosas inconstitucional,
la urgencia de proteger derechos fundamentales requiere la imbricación de
varias entidades -encargadas de cumplir con los mandatos constitucionales-
para adoptar las medidas que sean conducentes a fin de obtener una garantía
real y efectiva de los derechos que fueron desconocidos.

6.2.4. En el presente asunto, la Corte ha podido constatar, del cúmulo de


pruebas recaudadas, que en la zona en que se encuentran las comunidades
afectadas se han modificado las estructuras naturales de los ríos Lebrija y
Magdalena, así como de los cuerpos de agua de la región, generando con ello
afectaciones al ambiente y restricciones considerables al agua y a la pesca
para los habitantes de la zona. Estas acciones contrarias al derecho, al parecer
adelantadas por algunos propietarios de haciendas vecinas, se han dado entre
otras razones, aprovechando las dificultades de acceso que las autoridades
tienen a la zona, y la consecuente falta de control y vigilancia sobre el manejo
medio ambiental que dichas haciendas hacen de los recursos naturales. Por
otra parte, las modificaciones hechas en el terreno han generado cambios que
no pueden reversarse sin tomar en consideración, previamente, los efectos que
ello genere y los correspondientes riesgos que implique. En consecuencia, la

48
Corte considera indispensable tomar medidas complejas a fin de superar las
graves consecuencias de la situación encontrada.

6.3. Órdenes a impartir

El conjunto de los elementos descritos ponen de presente la necesidad de que


la Corte ordene adoptar medidas, contenidas en un plan preciso, para
salvaguardar los derechos de los accionantes, y así evitar una situación más
grave que se pueda presentar en el lugar de los hechos. Esto implica que esta
Sala de Revisión profiera órdenes complejas que le den solución definitiva y
estructural a la delicada situación de los miembros de la comunidad
accionante.

6.3.1. Con relación a las medidas a adoptar, la Sala advierte la necesidad de


que la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de
Bucaramanga en conjunto con la Corporación Autónoma Regional Santander,
adelanten un proceso de identificación de los actores que han participado en la
deforestación, construcción de jarillones, desvío de causes hídricos y
desecación de fuentes hídricas en la zona en la que se extiende la hacienda La
Yaruma en jurisdicción de los municipios de Puerto Wilches y Rionegro,
Santander, especialmente en la región Salinas, lugar donde habitan los actores
de la presente acción de tutela.

6.3.2. Así mismo, adelanten estudios especializados y de tal minucia técnica,


que precisen la necesidad de que en los terrenos aledaños al río, existan
jarillones o muros de contención para evitar que las aguas se salgan de su
caudal y ocasiones perjuicios más graves a la comunidad que habita en sus
riveras y a las propiedades limítrofes, como lo son inundaciones, pérdidas
humanas, pérdidas materiales y la proliferación de enfermedades. En el mismo
sentido, las investigaciones deben estar guiadas a la identificación del daño,
respecto de los efectos derivados de estas actividades en el ambiente y en el
acceso al agua y a la pesca de quienes habitan la región. También que se
analice la posibilidad de medios idóneos para reversar las acciones que han
generado modificaciones del ambiente, teniendo en cuenta los posibles efectos
negativos que ello pueda causar. Finalmente, que adelanten junto con las
Alcaldías y Personerías de los municipios de Puerto Wilches y Rionegro,
Santander, y con la Defensoría del Pueblo, procesos de concertación en que
participen todos los afectados (finqueros y comunidad afectada), a fin de
tomar medidas necesarias para la protección de los derechos de las personas
involucradas, generando el menor impacto ambiental posible.

6.3.3. En virtud de lo anterior, la Sala debe amparar los derechos


fundamentales de los accionantes al ambiente sano, al agua, a la seguridad
alimentaria, al trabajo y a la vida en condiciones dignas, razón por la que
revocará el fallo del 11 de marzo de 2016, proferido por el Juzgado Séptimo
Penal Municipal con Funciones de Control de Garantías de Bucaramanga. En
consecuencia ordenará:

49
(i) A la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta
de Bucaramanga, que en conjunto con la Corporación Autónoma Regional
Santander, en un término no mayor a tres (3) meses siguientes a la notificación
de la presente providencia, lleven a cabo un proceso de identificación de los
actores que han participado en la deforestación, construcción de jarillones,
desvío de causes hídricos y desecación de fuentes hídricas en la zona en la que
se extiende la hacienda La Yaruma en jurisdicción de los municipios de Puerto
Wilches y Rionegro, Santander, especialmente en la región Salinas, lugar
donde habitan los actores de la presente acción de tutela;

(ii) A la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta


de Bucaramanga, que en conjunto con la Corporación Autónoma Regional
Santander, en un término no mayor a tres (3) meses siguientes a la notificación
de la presente providencia, adelanten estudios técnicos especializados que
precisen la necesidad de que en los terrenos aledaños al río, existan jarillones
o muros de contención para evitar que las aguas se salgan de su caudal y
ocasiones perjuicios más graves a la comunidad que habita en sus riveras y a
las propiedades limítrofes;

(iii) A la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta


de Bucaramanga, que en conjunto con la Corporación Autónoma Regional
Santander, en un término no mayor a tres (3) meses siguientes a la notificación
de la presente providencia, identifiquen el eventual daño ocasionado a la
comunidad accionante, al ambiente, al acceso al agua y a la pesca de quienes
habitan la región, tal como aparece haber ocurrido según las conclusiones
técnicas allegadas a esta Corporación;

(iv) A la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta


de Bucaramanga, que en conjunto con la Corporación Autónoma Regional
Santander, en un término no mayor a tres (3) meses siguientes a la notificación
de la presente providencia, analicen la posibilidad de utilizar medios idóneos
para reversar las acciones que han generado modificaciones del cauce del rio y
del ambiente, teniendo en cuenta los posibles efectos negativos que ello pueda
causar;

(v) A la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta


de Bucaramanga, que en conjunto con la Corporación Autónoma Regional
Santander, las Alcaldías y Personerías de los municipios de Puerto Wilches y
Rionegro, Santander, y con la Defensoría del Pueblo, en un término no mayor
a un (1) mes, contado desde la terminación del plazo inicial de los tres (3)
meses otorgados para identificar a los actores, el daño, las medidas de
reversión, y las medidas necesarias de protección, anotadas en las órdenes
anteriores, adelanten procesos de concertación en que participen todos los
afectados (finqueros y comunidad afectada), a fin de tomar medidas necesarias
para la protección de los derechos de las personas involucradas, generando el
menor impacto ambiental posible; y

(vi) A la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta


de Bucaramanga, que en conjunto con la Corporación Autónoma Regional
50
Santander, en un término no mayor a tres (3) meses siguientes a la notificación
de la presente providencia, evalúen la necesidad de que en las orillas del rio
Lebrija, ciénagas y humedales aledaños, existan jarillones o muros de
contención para evitar posibles inundaciones de los predios limítrofes,
derivadas del desbordamiento del rio, y en caso tal de que exista dicha
necesidad, tomen las medidas pertinentes que a la vez garanticen los derechos
de la comunidad a acceder a estas fuentes a realizar las actividades de pesca y
abastecimiento de agua que ejercían habitualmente para su subsistencia y la de
sus familias.

III. DECISIÓN

Se les vulneran sus derechos fundamentales al agua, a la seguridad


alimentaria, a la vida en condiciones dignas y al trabajo de los miembros de
una comunidad de pescadores conformada por sujetos de especial protección
constitucional (por ejemplo, porque sus integrantes son niños y adultos
mayores en su mayoría), dada la precaria situación económica que afrontan y
de indefensión en que se encuentran, al poner obstáculos insuperables para
acceder al agua necesaria para su digna existencia (construírseles muros de
contención y cercar con alambre eléctrico las orillas de un río en el que
realizaban habitualmente actividades de pesca y abastecimiento de agua para
el consumo y manutención de sus familias, y al desecar, mediante el uso de
maquinaria especializada, las pequeñas fuentes hídricas dejadas por el paso
del río, impidiendo su acceso a la zona para realizar sus actividades).

En mérito de lo expuesto, la Sala Séptima de Revisión de tutelas de la Corte


Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de
la Constitución,

RESUELVE

PRIMERO.- LEVANTAR la suspensión de términos contenida en Auto de


fecha del 2 de noviembre de 2016, proferido por la Sala Séptima de Revisión
de esta Corporación.

SEGUNDO.- REVOCAR el fallo judicial del 11 de marzo de 2016, proferido


por el Juzgado Séptimo Penal Municipal con Funciones de Control de
Garantías de Bucaramanga, y en su lugar CONCEDER el amparo a los
derechos fundamentales al agua, al ambiente sano, a la seguridad alimentaria,
a la vida en condiciones dignas y al trabajo, invocados por la comunidad
residente en la región Salinas del Municipio de Rionegro, Santander.

TERCERO.- ORDENAR a la Corporación Autónoma Regional para la


Defensa de la Meseta de Bucaramanga, que en conjunto con la Corporación
Autónoma Regional Santander, en un término no mayor a tres (3) meses
siguientes a la notificación de la presente providencia, lleven a cabo un
proceso de identificación de los actores que han participado en la
deforestación, construcción de jarillones, desvío de causes hídricos y
51
desecación de fuentes hídricas en la zona en la que se extiende la hacienda La
Yaruma en jurisdicción de los municipios de Puerto Wilches y Rionegro,
Santander, especialmente en la región Salinas, lugar donde habitan los actores
de la presente acción de tutela.

CUARTO.- ORDENAR a la Corporación Autónoma Regional para la


Defensa de la Meseta de Bucaramanga, que en conjunto con la Corporación
Autónoma Regional Santander, en un término no mayor a tres (3) meses
siguientes a la notificación de la presente providencia, adelanten estudios
técnicos especializados que precisen la necesidad de que en los terrenos
aledaños al río, existan jarillones o muros de contención para evitar que las
aguas se salgan de su caudal y ocasiones perjuicios más graves a la
comunidad que habita en sus riveras y a las propiedades limítrofes.

QUINTO.- ORDENAR a la Corporación Autónoma Regional para la


Defensa de la Meseta de Bucaramanga, que en conjunto con la Corporación
Autónoma Regional Santander, en un término no mayor a tres (3) meses
siguientes a la notificación de la presente providencia, identifiquen el daño
ocasionado a la comunidad accionante, al ambiente, al acceso al agua y a la
pesca de quienes habitan la región, mediante la determinación de los efectos
derivados de estas actividades.

SEXTO.- ORDENAR a la Corporación Autónoma Regional para la Defensa


de la Meseta de Bucaramanga, que en conjunto con la Corporación Autónoma
Regional Santander, en un término no mayor a tres (3) meses siguientes a la
notificación de la presente providencia, analicen la posibilidad de medios
idóneos para reversar las acciones que han generado modificaciones del
ambiente, teniendo en cuenta los posibles efectos negativos que ello pueda
causar.

SÉPTIMO.- ORDENAR a la Corporación Autónoma Regional para la


Defensa de la Meseta de Bucaramanga, que en conjunto con la Corporación
Autónoma Regional Santander, las Alcaldías y Personerías de los municipios
de Puerto Wilches y Rionegro, Santander, y con la Defensoría del Pueblo, en
un término no mayor a un (1) mes, contado desde la terminación del plazo
inicial de los tres (3) meses otorgados para identificar a los actores, el daño,
las medidas de reversión, y las medidas necesarias de protección, anotadas en
las órdenes anteriores, adelanten procesos de concertación en que participen
todos los afectados (finqueros y comunidad afectada), a fin de tomar medidas
necesarias para la protección de los derechos de las personas involucradas,
generando el menor impacto ambiental posible.

OCTAVO.- ORDENAR a la Corporación Autónoma Regional para la


Defensa de la Meseta de Bucaramanga, que en conjunto con la Corporación
Autónoma Regional Santander, en un término no mayor a tres (3) meses
siguientes a la notificación de la presente providencia, evalúen la necesidad de
que en las orillas del rio Lebrija, ciénagas y humedales aledaños, existan
jarillones o muros de contención para evitar posibles inundaciones de los
predios limítrofes, derivadas del desbordamiento del rio, y en caso tal de que
52
exista dicha necesidad, tomen las medidas pertinentes que a la vez garanticen
los derechos de la comunidad a acceder a estas fuentes a realizar las
actividades de pesca y abastecimiento de agua que ejercían habitualmente para
su subsistencia y la de sus familias.

NOVENO.- LIBRAR las comunicaciones –por la Secretaría General de la


Corte Constitucional–, así como DISPONER las notificaciones a las partes a
través del juez de primera instancia –, previstas en el artículo 36 del Decreto
Ley 2591 de 1991.

Notifíquese y cúmplase.

AQUILES ARRIETA GÓMEZ


Magistrado (e)

ALBERTO ROJAS RÍOS


Magistrado

JOSÉ ANTONIO CEPEDA AMARÍS


Magistrado (e)

ROCÍO LOAIZA MILIÁN


Secretaria General (e)

53

Das könnte Ihnen auch gefallen