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Nos convertiremos en piedra, dentro de 500 años volveremos a

hablar: a propósito de la visita de David Choquehuanca.


Por Alex Ibarra

Estas palabras, recogidas en el título, resonaron en uno de los salones de la Universidad


de Chile (Institución republicana) en la conferencia pronunciada por David
Choquehuanca que inició con un saludo sagrado a quienes estaban y a quienes ya no
estaban, fiel a las concepciones indigenistas de nuestra américa que nos recuerdan que no
estamos solos.
Con estas palabras se puede representar el proceso de descolonización y
despatriarcalización con la cual la revolución boliviana viene interpelando al mundo como
superación de la crisis provocada por el capitalismo. Choquehuanca, destacado intelectual
heredero del pensamiento amáutico de Fausto Reinaga, lo expresaba -citando a una
tradición indígena del norte- en las siguientes palabras: "emergerán los guerreros del
arcoíris que devolverán la armonía al planeta". Asistimos a la liberación del
envenenamiento espíritu producto de las extrañas doctrinas dominadoras que impuso la
colonización.
La concientización libertaria de los pueblos indígenas nos desafían a la renuncia del
pensamiento colonizado, recuperando el ser que se sitúa en el sentir como condición previa
al pensar, o en palabras del hermano boliviano el "pensasiento". El cambio paradigmático
transformador del indigenismo se fundamenta en el acontecimiento "jiwasa" entendida
como recuperación del ser. Este ha sido el motor de la revolución a la cual Bolivia nos
invita reconociéndonos como panakapachakuti (hermanos del cambio).
Ya no estamos en el olvido del ser, reclamamos su reconocimiento. Somos alteridad que
rompe la falsa identidad con el Occidente capitalista culpable de los grandes
desequilibrios. Hemos recuperado el habla para maldecir el régimen de injusticia negador
del Suma Qamaña (Bien Vivir), estamos cansados de la situación nihilista de la crisis. En
palabras del filósofo boliviano "vivimos en el caosmos", es decir el lugar de la antibelleza
y del desequilibrio. Los legendarios hombres piedra en su despertar nos apoyan (jallalla)
en el retorno al camino del equilibrio (pachakuti).
Estos elementos de la vida espiritual aymara, tan similar a la de otros pueblos de nuestra
América, conservan el legado que ánima la revolución boliviana. Es la herencia del
pensamiento indio/amaútico que reclamaba Fausto Reinaga desde la segunda mitad del
siglo XX. Frente a la ocupación planetaria del "capitalismo salvaje" (Luis Tapia)
concurren todas aquellas manifestaciones que buscan otro mundo posible. La utopía
revolucionaria ha sido revitalizada por una larga tradición de pensamiento crítico de
"marxismo latinoamericano", de la cual Reinaga renegó, pero que puede ser conciliada y

Alex Ibarra Peña. Dr. Estudios Americanos.


Le Monde Diplomatique

que es necesaria incorporar para la comprensión de la Revolución Boliviana como lo


propuso Hugo Moldiz en su esfuerzo de interpretación marxista del Bien Vivir.
En nuestros días de crisis capitalista y de supuesto fracaso de los socialismos, la
experiencia y la producción teórica boliviana aparecen como un camino (Qhapaq ñan).
Es urgente recuperar el ancestral sistema de organización de la vida (Ayllu). El mensaje
de los amautas bolivianos viene a ser una donación en tiempos de la escases reflexiva
propia de los momentos en que imperan los escepticismos y relativismos que interrumpen
y anulan nuestra responsabilidad política.

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