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La narrativa argentina vivió durante los primeros años de la década de ’90 un fértilproceso de consoli
dación entorno a un grupo muy chico de narradores: RicardoPiglia, Juan José Saer y Andrés Rivera f
ueron, de algún modo, los escritores quemás llamaron la atención con sus obras a un público cada vez menos i
nteresado por la “pura ficción”. Eran los años de los libros de investigación, donde la denuncia de lacorrupción, las mafi
as, los sucesos de la dictadura concitaban la atención del “granp ú b l i c o ” . P o r e s o , q u e e s t o s e s c r i t o r e s i
m p u s i e r a n e n e l m e r c a d o s u s l i b r o s d e ficción no es un hecho menor. Sin embargo, el público d
e ficción permanecía fielpero hacía su centro en las universidades, entre las clases medias profesionales queno sie
mpre se dejaban guiar dócilmente por los suplementos o las revistas literarias.Una literatura para literatos (según la clar
a fórmula de Sergio Chejfec) comenzaba aconsolidarse. Una nueva escisión estaba en marcha.Efectivamente, mien
tras la ficción se iba consolidando como una “literatura paral i t e r a t o s ” , l a A c a d e m i a i b a t r a z a n d o
s u p r o p i a e v o l u c i ó n . N u e v o s p a r a d i g m a s teóricos-metodológicos permitían re-
leer ahora las obras de Jorge Luis Borges, deRoberto Arlt, de Manuel Puig, de Julio Cortázar. Una “arqueología
” permitía pensar ala literatura en un proceso que no estaba del todo claro unos pocos años antes. Esque una nueva
camada de críticos e intelectuales debía encaminar sus lecturas de
descubrimiento. Entonces, mientras la crítica se dedica a esta arqueología sobre loscuerpos ya “momificados” de la lite
atura argentina, la ficción se desarrolla por fuerade la mirada de la crítica académica. Algunos autores o libr
os merecen, cuandom u c h o , l a c o n s i d e r a c i ó n o e l a n á l i s i s d e l o s s u p l e m e n t o s l i t e r a r i o s . Y
a q u í u n a segunda hipótesis: así como a fines de los ’80 principios de los ’90 el campo literarios e e s c i n d i ó d e l c
a m p o d i s c u r s i v o d e l a p o l í t i c a , a m e d i a d o s d e l o s ’ 9 0 l a c r í t i c a académica se escindió de su
objeto más inmediato, la literatura en su literaturidad.E l a r r i b o ( c o n c i e r t a m a s i v i d a d , c l a
r o ) d e l o s e s t u d i o s p o s t e s t r u c t u r a l i s t a s y posteriormente los estudios culturales, desenc
ajaron a la literatura del centro de laescena universitaria. La consecuencia más notable fue que el paradigma de
la críticamutó de los estudios de los discursos literarios como el entramado del los sentidosculturales a los discursos cul
turales como la trama para acceder a los sentidos de loliterario.Hoy la crítica de libros, entonces, parece correr con la re
sponsabilidad de tener quehablar de literatura, de la ficción contemporánea. Con ello el valor de la enseñanzade la liter
atura se ha vuelto algo absolutamente borroso, diluido y, lo que es peor, uncampo diluyente para quienes intenta
n hacerlo. La academia consagra no a quienhabla de literatura Una rápida mirada a los proyectos de investi
gación, a las tesinas de grado,doctorales o de maestrías, o bien los títulos de las becas que se otorgan para el áreamue
stran que cada vez más los egresados de Letras de la Universidades argentinasse dedican cada vez menos a la literatu
ra. Hoy son muy pocos —y decimos esto sintemor a equivocarnos-
- los profesores universitarios, incluso del área misma de laenseñaza de la literatura argentina, que tienen u
n claro y nítido panorama de lo queocurre en la narrativa argentina. Por eso queremos llamar la atención que si la crític
ad e n u e s t r a l i t e r a t u r a c o n t e m p o r á n e a v a a q u e d a r r e d u c i d a a l a s r e s e ñ a s d e l o s supleme
ntos literarios o de las revistas literarias, seguramente se avanzará muyp o c o e n e n c o n t
r a r u n e s q u e m a d e r e f e r e n c i a c a p a z d e d i s c r i m i n a r co
ncienzudamente aquellas obras literarias que pueden adquirir el estatuto de arted e a q u e l l a s q u e a p e n a s p
u e d e n s e r c o n s i d e r a d a s c o m o m e r o s e j e r c i c i o s d e aficionados a la literatura.
IV
Para finalizar, podemos señalar que la década de los ´90 podría dividirse en tresgrandes bloques. En
primer lugar, el debate que se instaura en el
Encuentro delBosque
(del 21 al 24 de noviembre de 1991) y que de algún modo se prolongaríaen las páginas del suplemen
to de cultura
Primer Plano
10
del diario
Página/12
. Eséste el punto de cierre el período de la
Restauración polémica
9 E s t e e n c u e n t r o s e r e a l i z ó e n e l
de Pinamar y fue coordinado por MartínCaparrós, Luis Chitarroni y Paula Viale. Participaron, entre otros, Abelardo Casti
llo, EduardoBelgrano Rawson, Ricardo Piglia, Juan Martini, Héctor Libertella, Ana María Shúa y LuisGu
smán entre los más “viejos” y entre los más “jóvenes”, además de los nombrados comocoordinadores, Matilde Sánchez, Daniel
Guebel, Sylvia Iparraguirre, Sergio Bizzio, Nilda Sosa(
La Nación
) Silvia Hopenhayn (
El Cronista
) y María O’ Donnell (
Página/12
).
cual se abre un nuevo eje de discusión sobre la relación “ficción y mercado”. En eseencuentro participan algunos de los
escritores-periodistas-
académicos jóvenes queven la necesidad de encontrar “consensos” entre la ficción, los medios, la academiay las editori
ales para que la ficción se interrelacione con el mercado. En este períodoes evidente el esfuerzo por “presentar”
a los nuevos autores, sus estéticas, susdiversidades (ahora en búsqueda de un diálogo) y de cómo se elaboran
los relevosde una generación con otra. Esta idea de una literatura direccionada hacia el públicoes directamente pro
porcional a la búsqueda de una autonomía del campo literariodel campo político
11
Primer Plano
publica el
. En su presentación se dice:
.
12
Eldomingo 21 de febrero, con la segunda entrega del Diccionario, aparece un texto deMiguel Briante, un verdadero sobr
eviviente de los años setenta. Su mirada es muchomás contundente que la de Steimberg y entre nombre y nombre dest
ila una miradacercana a la de los miembros de su generación:
”En el zarzal ardiente de estos días,el asunto de la literatura parece haberse invertido con respecto a los sesenta y loss
e t e n t a , c u a n d o n i n g u n a « e d i t o r i a l d e p r i m e r a l í n e a » , d e « d i f u s i ó n m a s i v a e n librerías» apoya
ba el nacimiento de «una nueva narrativa argentina»”
. Sin pelos enla lengua, Miguel Briante sí se detiene en algunos nombres y en algunas novelas olibros de relatos.
¿Qué ve allí?
10
Primer Plano
apareció el 16 de junio de 1991. En ese primer número aparece una notasobre Isidoro Blaisten
. En su segunda entrega, ese mismo escritor se quejará de esa primera nota afirmando que
”Después de Borges”
. Como se ve, las preocupaciones deesos primeros números están en franca coincidencia con lo que comenzaba a disc
utirse en elá m b i t o d e l a l i t e r a t u r a a r g e n t i n a . E l a ñ o t e r m i n a r á c o n u n a m e s a o r g a n i z a d a p o
r e l suplemento entre autores y editores que se titulará
”Relaciones peligrosas”
24/11/19911 1 C f . L a s e n t r e v i s t a s d e G r a c i e l a S p e r a n z a a R i c a r d o P i g l i a y a O s v a l
do Soriano en
Primer Plano
Libro Uno
”Tal vez este joven escribecomo Borges porque le da vergüenza escribir como él mismo escribiría sino escribiera como
Borges”
Libro dos
. Es un escritor mujer, cuya característica es gozar de su juventud, libre deculpas, libre de tradiciones, y que se
”preocupa muchísimo de encontrar la mejor línea deacción, la mejor manera (supongo que de narrar)”
. El
Libro tres
”Excelente relato, excelente lenguaje, más situado en lo que podríamos llamar «loactual» (lo convencionalmente actual): un aero
puerto, una muchacha que toma un avión”
. (…)
”Pero, volviendo a «lo convencionalmente actual», es evidente que nunca servirá de marcadistintiva a la literatura”
”Lo másque podemos esperar es que ciertas modalidades, ciertos detalles que a los treinta años del escritor todavía no t
enían contornos muy claros, se vayan configurando con el tiempo con el tiempo como rasgo definitivo que haga que los
reconozcamos entre otros. No olvidar que nosomos bailarines ni jugadores de fútbol. Nuestras carreras no
empiezan tan temprano y tampoco terminan tan temprano. Un escritor no se retira nunca”
. (Pág. 8)
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