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Introducción

La tuberculosis (TB) sigue siendo una de las enfermedades transmisibles más


mortales. La TB va decayendo lentamente de año en año y se calcula que entre
2000 y 2013 se salvaron 37 millones de vidas gracias a diagnósticos y tratamientos
eficaces. Sin embargo, dado que la mayoría de las muertes por TB son evitables,
la mortalidad de esta enfermedad sigue siendo inaceptablemente alta (1)

Hasta en un 25% de los casos de tuberculosis existe afectación extrapulmonar.


Esta afectación es producida por la diseminación hematógena y linfática del
bacilo de M. tuberculosis hacia otros órganos. (2) El compromiso digestivo en la
tuberculosis es minoritario. El primer caso documentado de tuberculosis
peritoneal fue registrado en 1843. El lugar de afectación más frecuente en el
intestino es la zona ileocecal, donde el bacilo es fagocitado por el tejido linfoide,
absorbido por la mucosa intestinal y trasladado a las placas de Peyer(3)

Los factores de riesgo para desarrollar tuberculosis extrapulmonar son la edad,


sexo femenino, VIH, insuficiencia renal crónica, diabetes mellitus o existencia de
inmunodepresión. La media de edad de los pacientes con tuberculosis
extrapulmonar es mayor que en los pacientes con tuberculosis pulmonar. Los
que presentan tuberculosis pleural o meníngea son más jóvenes que aquellos
con afectación ganglionar, osteoarticular, genitourinaria y gastrointestinal. (2)

La tuberculosis intestinal presenta lesión de sus tres capas,


con estrechez de la luz, con cuatro subtipos: hiperplásica, con una masa en
cuadrante inferior abdominal y disminución de la luz y obstrucción; la ulcerativa
con sangrado, perforación, fístulas y estenosis, la ganglionar y la ileal, donde el
estasis fisiológico, la gran cantidad de tejido linfático y el aumento de la
absorción, hacen de esta la región más afectada dentro de todo el tracto
gastrointestinal(4)

Cerca de 20% de pacientes tienen síntomas durante un mes o menos al


momento de la presentación. Sus signos y síntomas no son específicos y pueden
confundirse con otras patologías como enfermedad intestinal inflamatoria,
cáncer, abdomen agudo, entre otras. El dolor abdominal está presente en 85%
de los pacientes, pérdida de peso en 66%, fiebre en 30-50% y diarrea en la quinta
parte de pacientes con tuberculosis intestinal. Es usual palpar una masa
abdominal en cuadrantes inferiores principalmente en el derecho, aunque
también puede encontrarse en mesogastrio en 20- 50%, su presencia se debe al
proceso inflamatorio de la válvula ileocecal y puede incluso llegar a provocar
obstrucción en intestino delgado(5)

Establecer el diagnóstico requiere un elevado índice de sospecha. El retraso en


el diagnóstico de las formas extrapulmonares es un hecho frecuente que
conlleva un aumento de morbilidad y mortalidad. (2)

El diagnóstico de TBC intestinal se basa en hallazgos clínicos y paraclínicos


como: hipoalbuminemia en el 70 % de los casos, hematocrito menor al 35 %,
incremento en los valores de velocidad de sedimentación globular, plaquetas
mayores de 400.000 por decilitro. Las pruebas con mayor sensibilidad y
especificidad son la Tinción de Ziehl Nielsen en la biopsia, especialmente
cuando hay gran cantidad de bacilos en fluidos corporales, siendo el de
preferencia el líquido peritoneal para la tuberculosis intestinales; prueba de
Mantoux-PPD; Prueba de Elisa para la detección de anticuerpos IgG para el
bacilo tuberculoso, con una especificidad del 84,6 %. Entre las entidades
mencionadas en el diagnóstico diferencial, la que presenta mayor dificultad
para determinarla es la Enfermedad de Crohn, por lo cual la Prueba de
Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) tiene gran valor para la
confirmación de TBC intestinal. La colonoscopía con biopsia tiene también un
gran valor diagnóstico para diferenciar TBC Intestinal y Enfermedad de Crohn,
usando la tinción de Ziehl Nielsen(6)

Las principales complicaciones son obstrucción intestinal (15-100%), fístulas


enteroentéricas (2-30%), perforación intestinal (1-15%) y hemorragia (2-24%)(3)

BIBLIOGRAFÍA

1. Organización Mundial de la Salud. Informe mundial sobre la tuberculosis


2014 [Internet]. OMS. 2014 [citado 17 de agosto de 2015]. Recuperado a partir
de: http://www.who.int/
tb/publications/global_report/gtbr14_execsummary_summ ary_es.pdf?ua=1

2. Ramírez-Lapausa M, Menéndez-Saldaña A, Noguerado-Asensio A.


Tuberculosis extrapulmonar, una revisión. Rev Espanola Sanid Penit. 2015;17(1):3–
11.

3. Hernández Martínez L, Membrilla Fernández E, Dot Jordana I, Grande Posa


L, Sancho-Insenser JJ. Tuberculosis intestinal. Cir Esp. :417-9.

4. Tuberculosis abdominal [Internet]. [citado 18 de octubre de 2017].


Disponible en: http://studyres.es/doc/3461024/tuberculosis-abdominal

5. Llamas OAF, Ramírez MKLL, Amezcua JMM, Quintana MM, Vázquez GB,
Chávez IER, et al. Tuberculosis peritoneal e intestinal: una enfermedad ancestral
que impone nuevos retos en la era tecnológica. Informe de un caso y revisión
de la literatura. Rev Gastroenterol Mex. 2005;70(2):169–79.

6. Villamizar V, Paulo J, Álvarez S, Fernando M, Sepúlveda JS, González ST,


et al. Tuberculosis intestinal, un reto diagnóstico: a propósito de un caso. Horiz
Méd. abril de 2016;16(2):72-6.

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