Sie sind auf Seite 1von 15

INTRODUCCIÓN

~
Según Mons. Saro Vera, el paraguayo ha sido considerado un enigma1, pues con su
peculiar forma de entender las grandes cuestiones y ámbitos que siempre se ha preguntado el
hombre lo caracteriza de tal manera que debemos “entrar en su mundo” para poder
comprenderlo.
Su original forma de entender al hombre, difícilmente lo define como tal, sino que lo
hace distingüendo entre el varón y la mujer que se complementan en lo sexual y en el ejercicio
de sus roles, como también su concepción dualista, alma y cuerpo y su relación y parte con la
naturaleza, le basta saber que no es un animal y que aún es superior aunque no sienta la
necesidad de explicarlo.
Para una mayor comprensión de los textos recopilados, seleccionados y elaborados, el
presente material cuenta con dos partes bien diferenciadas: la primera, dedicada esencialmente
al guaraní y su concepción del hombre; la segunda, desarrolla la cosmovisión del paraguayo.
Para este trabajo se ha asumido como postura y criterio el de respetar en forma absoluta
la forma y los contenidos de los textos para que este trabajo constituya la fiel transmisión de
los pensamientos, las reflexiones y los comentarios de los autores, que sin duda representan un
enriquecedor aporte en un plano histórico-pastoral y sociológico sobre el hombre paraguayo
sobre cómo concibe todo el inmenso panorama del universo.

1
Vera, Saro. EL PARAGUAYO, UN HOMBRE FUERA DE SU MUNDO (2 ed.). Asunción:
Litocolor SRL. 1992. (155 pág.)
~4~
EL GUARANI Y SU CONCEPCIÓN DEL HOMBRE2

A. EL PROBLEMA DE LA ABSTRACCIÓN EN EL GUARANÍ Y EL


FENÓMENO DE CONCRETIZACIÓN
El idioma guaraní siempre lleva en sí una mentalidad concreta y sensible. En él no se
piensa en abstracción pura. Se describe.
Obligatoriamente lo abstracto debe hacerse concreto y sensible. El paraguayo dice “ko’a
juventukuéra” o “eheya che responsáblepe”. Para el paraguayo juventud es sinónimo de joven.
La responsabilidad es igual a responsable. Cuando compone una palabra abstracta, la compone
en muchísimos casos con la palabra “mba’e” (cosa) Por ejemplo. LUZ- mba’erendy - EL MAL
mba’evaí etc.

B. ¿SERÍA POSIBLE DIFERENCIAR AL HOMBRE EN EL REINO ANIMAL


POR MEDIO DE LA DESCRIPCIÓN?
Quizás imposible. Las diferencias no son absolutas; son relativas.
Las características difieren en grados. ¿Podría ser la facción? Hay tantas caras con las
mismas partes o componentes que una diferencia mínima no hablaría na da a favor de una
diferencia esencial. ¿Su condición de bípedo? Tampoco lo especifica. ¿Y entonces?
Digamos que al hombre lo diferencia la cabellera. ¿En qué medida será cierta la teoría de
que al hombre se lo llama “ava” por su cabellera o “áva”. También los caballos poseen “áva”.
Ni siquiera lo tipifican las cualidades exclusivamente racionales a nuestro modo de pensar. Ni
es suficiente aducir la capacidad de relacionarse con Dios.

C. LOS TÉRMINOS, ASOCIADOS A UN LUGAR FÍSICO, COMO OBJETO DE


CONFUSIÓN
Desgraciadamente la inteligencia se la confunde con la memoria. Tanto la inteligencia
como la memoria se expresa por “aka” (cabeza), el lugar donde se supone que se radican dichas
facultades. Con todo existiría una tímida diferencia entre ambas, pues recordar se dice
“chemandu’a” y el acto de comprender “ahechakuaá”. Otra leve diferencia se insinúa entre el
acto de recordar y el acto de la creación intelectual.

2
Vera, Saro. EL PARAGUAYO, UN HOMBRE FUERA DE SU MUNDO (2 ed.). Asunción:
Litocolor SRL. 1992. (155 pág.)

~5~
En el primer caso se dice: “che mandu’a” y el segundo caso “anohe che akagui” (extraigo
de mi cerebro). Del hombre culto de vasto conocimiento se le dice “ñakamegua hetá” (tiene
mucha cosa en la cabeza). Al sabio propiamente dicho de lo denominará con la palabra
“arandú”, atributo adquirido gracias a la integración del universo. Para esta sabiduría no se
requiere vasto conocimiento sino la actitud medio mística de sentirse parte integrante de la
naturaleza. “Arandú”, pues, significará más que un conjunto de conocimiento.
Para una mentalidad greca – latina parecería mentira este modo de pensar y expresarse.
Pero a una lengua descriptiva sensorial no le cabe otra alternativa.
La inteligencia es indescriptible. Y expresándola por el lugar de su ubicación traerá
consigo un complicado modo de pensar.
Ciertamente. El hecho de opinar no se relaciona con la cabeza o idea. Se dice “che aimo’a”
este palabra no se deriva de “mo’a” – sombra sino de “mo’a” adverbio; casi. La traducción
literal de “che aimo’a” sería yo casi o literalmente como para mí.

D. INNECESARIEDAD DE DIFERENCIAR AL HOMBRE DE LOS ANIMALES


POR LA VÍA DE LO RACIONAL.
Por la vía intelectual difícilmente hallaremos razones para proclamar la superioridad del
hombre en el reino animal. Solamente la constatamos en la práctica. De hecho el hombre se
considera superior a todos los otros tipos de animal. Aun se considera superior al zorro, animal
de reconocido despliegue de inteligencia. “Aguará oguerecó 32 arte” (El zorro cuenta con 32
recursos).
Lo que sucede es que el paraguayo no ha reflexionado sobre sí mismo en cuanto hombre.
Culturalmente se encuentra en la etapa de la supervivencia, en mundo totalmente empírico. No
ha visto aún la necesidad de establecer su diferencia con los animales irracionales.

E. EL PARAGUAYO EN RELACIÓN CON LOS ANIMALES.


Él se siente a gusto entre los animales. Son sus parientes. Se desvive por ellos.
Esta actitud del paraguayo ni la ha generado la predicación de los franciscanos como
afirman algunos. Es la consecuencia de su propia filosofía o su modo de concebir su relación
con el mundo de los animales. Nosotros, por nuestra parte, decimos que el espíritu franciscano
prendió profundamente en el Paraguay y con facilidad, gracias a la coincidencia de la actitud
del paraguayo especialmente ante los animales. En la sencillez y la humildad de San Francisco
se reflejan la sencillez y humildad del paraguayo.

~6~
F. EL PARAGUAYO Y SU CERTEZA DE SUPERIORIDAD SOBRE LOS
ANIMALES.
Aunque no hay la menor duda de que el paraguayo se considera superior a los demás
animales; ni siquiera se considera animal. Se cree con derecho de hacer uso de las demás
creaturas aunque carezca de ideas para afirmar racionalmente su superioridad y las causas de
su derecho sobre todos los animales de la tierra, agua, y aire. ¿Por qué es superior? Los animales
también tienen “ánga” porque al morir también “oñemo - ánga - o” u “omanó”. ¿Pero qué pasa
con el “ánga” de los animales? Tampoco lo ha pensado.

G. EL ALMA COMO PRINCIPIO VITAL DEL HOMBRE


Ciertamente en el hombre su principio vital no se identifica con el cuerpo. Lo deducimos
de la expresión “hetekué” y “angué” cuando habla del muerto (sus restos mortales y el alma)
su principio vital no se confunde con el cadáver.

H. “ÁNGA”, SU MANIFESTACIÓN EN LA RESPIRACIÓN, Y LA


RESPIRACIÓN COMO SIGNO DE VIDA.
“Ánga” proviene de “a – ra´angá” (semejante a la sombra) que seguramente sigue al
cuerpo y se manifiesta en la respiración. Cuando alguien se atora con una partícula de comida,
se dice “ohó hembiú hi´áme” (la comida se introdujo en el alma). La respiración es el signo de
la vida. La expresión “desde que nació” se introduce en guaraní “ití kuá guive” (desde el
momento en que comenzó a respirar). Espíritu no se identifica con “pytú” (aliento), sino, con
“ánga” o sencillamente “á”.

I. EL SUFIJO “KUÉ” Y LA EXPRESIÓN DEL HOMBRE COMO COMPUESTO.


Es revelador encontrarse con las expresiones de “angué” y “hetekué” (alma y cadáver).
Cuando el hombre aún vive, tiene cuerpo y alma (hete ha hi´anga). El sufijo “kué” denota el
desprendimiento de la parte de la totalidad. Un brazo cercenado es “jyvakué”. Puede ser
“pykué”,…,”akangué”. Lo mismo se dirá “kué” de un gajo cortado.
La idea que nos ofrecen dichas expresiones es que en el hombre existen componentes
“heté ha ánga” (cuerpo y alma). ¿Qué son el uno para el otro? No podemos esperar que el
guaraní nos hable de unión sustancial ni del alma como forma. Ni se nos ocurrirá que aquí se
insinúa la teoría hilemórfica o que el “ánga” sea exactamente igual en concepto al alma que nos
llegará del cristianismo.

~7~
J. LA SUPERVIVENCIA DEL ALMA Y EL MIEDO DEL PARAGUAYO A LOS
LUGARES QUE EVOCAN MUERTE.
De todas maneras los guaraníes concebían cierta supervivencia del “ánga” rondando lo
que fuera su hogar o “tapýi”. Seguramente en esta creencia se funda el miedo del paraguayo en
los lugares donde acaeciera muerte o en el cementerio. No faltarán, hasta en cantidad
considerable, quienes atestigüen que tal o cual difunto ha aparecido y ha comunicado su
necesidad de ultratumba.

K. EL GUARANÍ COMO IDIOMA FAMILIAR Y COLOQUIAL FRENTE AL


PROBLEMA DEL HOMBRE COMO TAL.
Lo que nos queda claro es que el paraguayo al igual que sus antepasados guaraníes, nunca
se han planteado el problema del hombre como tal. Su idioma quedó en la etapa de la
comunicación familiar y coloquial. No se pudo desprender de la realidad sensorial, y de la vida
en cuanto modo de vivir concreto y descriptible. No existe un concepto específico del hombre.
Para el paraguayo el hombre es y seguirá siendo por bastante tiempo el varón y la mujer, que
son complementarios en lo sexual y en cuanto al rol. Ciertamente se diferencia sus roles pero
también los unen en una unidad de vida y de misión.

~8~
COSMOVISIÓN DEL PARAGUAYO3

I. MUNDO
El paraguayo tiene un modo peculiar de concebir el universo con todos sus
componentes. Su visión es concreta, en la que cada cosa será según como se presenta a los
sentidos y normalmente una cosa carecerá relación con otra. Ciertamente lo concreto es único,
y el guaraní lo considera único. A cada cosa le da su propia denominación sin pesar en género
ni especie a no ser en caso de los vegetales.

A. TIEMPO
El mundo está poblado de seres absolutos, en el sentido de que carecen de parentesco
con los que les rodean. Cuando algunos presentan características totalmente iguales, se los
denomina de la misma manera. A los puntos brillantes del firmamento nocturno se los denomina
mbyja (estrella). Y al disco luminoso más grande, jasy (luna). La luna será algo único, que no
tendrá nada que ver con el disco ígneo, que disipa la oscuridad y llena de calor la tierra. Gracias
a kuarahy (sol) se producirá la sucesión del día, y de la noche, ára y pyhare, momento de luz y
momento de oscuridad.
El firmamento lleva el mismo nombre de ára, la palabra con que se denomina el
momento de la luz o el día. De noche el firmamento no es más que una inmensa cantidad de
estrellas separadas las unas de las otras por la oscuridad. La bóveda celeste se ve solamente de
día. Quizá por eso lleve el mismo nombre. La luz ofrece confianza y seguridad; todo es preciso
y claro bajo la luz del día.
Hasta los niños corretean a discreción. La noche sin embargo desdibuja los contornos
de las cosas convirtiéndolas en seres misteriosos; esta preñado de misterios y peligros. Una
aprehensión misteriosa se apodera del paraguayo en la noche. Tiene miedo. Camina en la
oscuridad con los cinco sentidos agudizados.

B. SERES
Millones de seres existen bajo el firmamento, que se dividen en tres grandes grupos
llamados: reino mineral, reino vegetal y reino animal.

3
Vera, Saro. EL PARAGUAYO, UN HOMBRE FUERA DE SU MUNDO (2 ed.). Asunción:
Litocolor SRL. 1992. (155 pág.)

~9~
a. Reino vegetal
En este reino se utiliza el género con la palabra ka`a, palabra que constituye en el
denominador común de los nombres de las diferencias plantas o especies de plantas, con raras
excepciones. Sin embargo, no podemos decir que ka`a corresponda a nuestro concepto de
género. Más bien sería un calificativo que responde en cierta medida a todos los seres
denominados ka`a. En efecto, ka`a en abstracto significa una planta de cualidades especiales o
yerba mate.
Solamente desde los arbustos para bajo se denominarían ka`a a pesar que el bosque es
ka`aguy, lo cubierto por las plantas altas o árboles. Estos no son considerados ka`a sino yvyrá,
cuyo significado es, según algunos, elemento destinado a convertirse en tierra. En efecto no se
dice, ka`a pytâ sino yvyrá pytâ.
A partir de aquí nos introducimos dentro del mundo del ka`a. encontramos plantas
tiernas ka`avo, entre las cuales hay que contar las hortalizas. Hasta encontramos plantas
delgadas kapi`í o ka`apo`í. Con esta denominación manejamos todo el mundo de las gramíneas.

b. Reino mineral
Los minerales carecen de una palabra única que englobe a la tierra, las piedras y otros elementos
del reino de lo inanimado. Las especies, sin embargo, cuentan con el común denominador
porque las características determinantes son idénticos.

c. Reino animal
Es llamativo que el guaraní tan afecto a los vivientes no haya encontrado una
denominación común para todos los animales.
Por ahora se tiende a usar la palabra mymbá para designar el género animal, pero mymbá
tiene su significado en el idioma guaraní. Aplicado a un animal lo tipifica como doméstico.
Mymbá, pues significará doméstico. En contraposición a mymbá se utiliza la palabra saité
(arisco – salvaje) y la palabra ka`aguy (montaraz – monte). Ypé saité ha ypé óga (pato silvestre
y pato doméstico) kure ka`aguy ha kure óga (cerdo montés – jabalí y cerdo doméstico).
Un animal doméstico nunca puede volverse montaraz; solamente puede ser saité. Lo
contrario también es cierto. Lo montaraz nunca será doméstico. Está signado por su ambiente
ecológico. Los indígenas usaban mucho la expresión ka`aguyguá ka`aguygua voínte (el que es
del bosque ha sido hecho para el bosque). Ha sido tipificado por su entorno ecológico.

~ 10 ~
C. DIFERENCIAS
a. ANIMALES – PLANTAS
El pytagua o Juruá (extranjero) nunca jamás podrá volverse ka`aguygua.
El guaraní parlante se percata perfectamente de la existencia de los tres grandes grupos
de seres que caen bajo los sentidos, de los cuales dos están muy bien definidos y uno indefinido.
El primer grupo está compuesto de los seres que solamente existen oikónteva y los
componentes del otro grupo indefinido oiko (existe) – vé (más) o los que existe mejor; tienen
una existencia superior. El primer grupo lo forman los minerales y el otro es de los animales.
El grupo indefinido es el de los vegetales. Estos carecen del más mínimo de vida así, que se
observa en los animales.

b. VIDA – MUERTE
El vegetal prácticamente no vive, porque no muere. Todos los vivientes mueren omanó
(se le quita el alma) y el vegetal iyipi (se le acabó el agua). Con seguridad la muerte de la planta
no es la muerte del animal. El secarse del árbol o del vegetal en general es el secarse de los
otros cuerpos según la mentalidad guaraní.
En castellano hay solo una palabra para expresar el secarse tanto del barro, del arroyo y
del árbol. En cambio, el idioma guaraní, registra tres palabras diferentes con el significado de
secarse, aplicadas a tres sujetos diferentes. El arroyo o tajamar hypa; los cuerpos simplemente
húmedos ikâ y los vegetales ipiru.
Sin embargo, hay algún indicio de que la planta en general tiene algún tipo de vida.
Cuando se habla de las plantas, se les llama yvyra ra`y (hijo o cría del árbol).

D. RELACIÓN
a. EL HOMBRE CON LOS ANIMALES
El paraguayo ama los seres vivos. Se siente emparentado con ellos, el oikove al igual
que ellos. El parentesco es mayor con los animales superiores, y mucho más con los animales
domésticos. Las gallinas desovarán y empollarán en las piezas y dormitorios, los perros y gatos
comerán en el plato en que él come. Les dará de comer mientras él almuerza o come.
Los animales gozan del afecto de los dueños y han adquirido el derecho de convivir con
ellos. Se los corrige pero no se los maltrata.
El hombre, pues, sería un animal superior entre otros tantos. No digamos que no se le
asigne condiciones específicas, pero sus cualidades no son exclusivas. Cuesta establecer una
diferencia tajante entre el hombre y los animales.

~ 11 ~
El hombre habla, pero también el pájaro oñe`ê (habla); el hombre es inteligente como
también los animales ijuicio (es inteligente), especialmente el perro. Los animales se aman
oyuaihú (se aman). También lloran por sus seres queridos, en especial imembýre (por su cría).

b. EL HOMBRE CON LAS PLANTAS


Así como aprecia a los animales, tiene poca o nada de consideración a los vegetales. No
tiene nada en común con ellos. Tala árboles por el gusto de talarlos. Ni siquiera respeta los
árboles frutales. Por unas cuantas frutas derribará un guaviyú o un guabirá… Cuando construye
su casa en un lugar montuoso, lo primero que hace es derribar todos los árboles que le darían
su sombra.
Difícilmente se pondrá a cultivar árboles, pero fácilmente se rodeará de perros y gatos.
El paraguayo se emparenta con la totalidad solamente a través de los circundantes. Se
relaciona con los animales gracias a su relación con unos cuantos conocidos. Su entorno social
es también pequeño, constituido prácticamente por la familia común sus contados miembros.
Su entorno superior social es la tribu o un conjunto de familias cercanas territorialmente una de
otra y unidas moralmente por la capitalidad de un cacique. Desaparecida la tribu, la sustituye el
vecindario común por las familias yuxtapuestas sin ninguna ligazón entre ellas, a no ser que
pertenezca a un solo tronco familiar.

II. HOMBRE
A. ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD
Este contorno es reducido en cuanta dimensión y en cuanto estructura social, de escasas
posibilidades de funciones. En una estructura social de Estado son infinitas las actividades con
las que se ofrecen innumerables tipos de servicio y la formación de nuevos status. La
diferenciación de oficios de hecho ofrece una grane escala de posiciones sociales. En la tribu,
sin embargo, las funciones se reducen a las del varón y de la mujer, y a las del cacique y del
chamán.
La familia es el núcleo social en que vive el paraguayo y es la categoría mental
sociológica a través de la cual juzga todo lo social. Aun las autoridades deben llevar de nombre
de la autoridad familiar. Mantener la familia, pues, sería mantener la identidad sociológica de
la persona. Por eso la estabilidad familiar es considerada trascendental, de tal suerte que todo
factor de destrucción de la familia, como el adulterio, es considerado algo execrable.

~ 12 ~
B. LA MUJER
La función de la mujer consiste en la compleja administración del hogar. La idea, pues,
será hacendosa, la que gobierna atinadamente el hogar disponiendo con prudencia de los bienes
producidos por el varón, respondiendo con equidad a las necesidades de los demás miembros y
educando con firmeza y dulzura a los niños. Para el paraguayo es apreciada la mujer itekovéva
(hacendosa) o la mujer con mucha capacidad de asumir y realizar su complejo rol hogareño.
Por otra parte la mujer paranáda (perezosa) es la maldición del hogar.
El rol de la mujer es fundamental; tanto es así que la supervivencia de nuestra cultura se
debe a este rol de la mujer itekovéva.

C. EL VARÓN
El rol del varón, sin embargo, surge de las funciones de sustentar y defender.
Condiciones requeridas para este rol serán la fuerza y la sabiduría o arandú, el que viene gracias
a su integración a la naturaleza cuyas entrañas ausculta. El sabio paraguayo es el que conoce y
lee los signos de los tiempos. Conoce el comportamiento de los animales en sus variadas
circunstancias. Poder hacer el pronóstico meteorológico mediante observaciones de la conducta
de algunos animales o las apariencias del sol o de la luna o cualquier otro ser. Es gran conocedor
del hombre. Por un gesto casi imperceptible sabe perfectamente su gusto y su disgusto, sus
pensamientos y sus sentimientos, sus atracciones y repulsiones. En esto se fundamenta el
arandú ka`aty o sabiduría de los yuyales, con las que el paraguayo se defiende de la jauría
humana. Puede evitar los golpes y, cuando las circunstancias se lo permitan, los asesta él. Sabe
que debe estar en guardia permanente especialmente frente a los letrados que se presentan con
la suavidad del que lleva el puñal en la manga.
El idioma guaraní y consecuentemente el paraguayo no cuenta con la posibilidad de
diferenciar abstractamente el hombre de los animales. E solo sabe que es diferente y eso es
suficiente para su manejo o comportamiento. Ni siquiera diferencia la inteligencia de la
memoria; lo que poco le importa para la vida ordinaria. Le dice iñakangatú o iñakaporâ al
inteligente y al memorión.
El centro de la compresibilidad de encuentra en el py`a o vísceras, que abarca las
entrañas, no solo el corazón sino también el hígado o toda la zona donde repercuten los
sentimientos; oipu`akuaa (conoce sus sentimientos).

~ 13 ~
D. EL NIÑO
Pensar en la supervivencia de la etnia cultural es pensar en los niños. Sin niños la tribu
desaparecerá indefectiblemente. Ellos constituyen la esperanza y alegría, y no rara vez, la
molestia de los ricos. Los niños son niños; no son pequeños adultos. Sin embargo deben
aprender de los adultos sus futuros roles. Desde su tierna edad aprenden a valer por sí mismo
todo lo que está su alcance. Cuanto antes, se manejan por sí mismo. Sería incomprensible, por
ejemplo, que a los tres años se le siga dándoles de comer o se lo siga vistiéndolo. Porque son la
niña de los ojos de sus padres y de etnia cultural, no habrá que ser complaciente con ellos. Urge
educarlo para la vida; de lo contrario la vida lo abrumará.

E. EL ANCIANO
El arandú en general o en cuanto arandu ka`aty, se basa en la experiencia acumulada.
La experiencia se acumula con los años. Consecuentemente todo anciano debe ser sabio y, la
ancianidad es sinónimo de sabiduría. De ahí que la expresión de karai tuja tavy resulte injuriosa.
El anciano no tiene derecho a ser tavy (ignorante, no sabio). La vida tuvo que haberle enseñado
lo suficiente para conocer los signos de los tiempos, a los hombres en sus aspiraciones, en sus
falencias y aciertos y en sus esperanzas. Los hombres no se diferencian mucho, y los
acontecimientos llevan el mismo fondo con pequeñas variantes. Así que el anciano ignorante
es un tarado.
Se dice que todo paraguayo, hacia el ocaso de su vida, se convierte necesariamente en
medico ñana. Ha pasado por tantas experiencias de la vida que es capaz de sanar con la medicina
que le proporciona la naturaleza. Es un sabio, arandú.
El hombre, además del arandú, para desenvolverse en la vida requiere otras cualidades,
resumidas en la palabra ha´evé que comprendía la ingeniosidad e inventiva. Este vocablo se
compone de dos palabras ha´e y vé. Literalmente significa el que es más. No coincide con el
complejo concepto antropológico del promovido. Significa simplemente un hombre capaz de
llevar a cabo a perfección labores difíciles y sencillas, extraordinarios y comunes, y capaz de
salir airoso de cualquier problema. Algo más que habilidoso, aunque la base es la habilidad.
El ha´evé del varón correspondía al tekové de la mujer. Una virtud práctica que le
habilita a cumplir su cometido. La mujer dedicada a lo hogareño no necesita del arandú que es
propio de los varones. Por esta razón, hasta hace poco, se registraba resistencia en el seno de
las familias a que las mujeres estudiaran. ¿Para qué tanto estudio si lo que necesitaba es saber
administrar un hogar?

~ 14 ~
III. NOCIÓN DE DIOS
A. LA IMAGEN DE DIOS EN EL PUEBLO PARAGUAYO
Ya sea por fusión o por imposición, la religión vivida hoy, es producto de un proceso
de convivencia que se dio en la historia la cual fue generando una imagen propia de Dios en el
pueblo paraguayo.
Como se ha dicho el paraguayo se halla comprometido con su padre. Su compromiso
consistiría en el reconocimiento y en una especie de amor. Con esta noción, se observa la
tendencia del paraguayo a relacionarse con Dios, con la sencillez e ingenuidad del hijo.
“El atributo predominante del Dios católico paraguayo es el padre”4.

B. NECESIDAD DE LA ORACIÓN5
De ahí proviene la necesidad de la oración, el hablar con Dios. El padre en una cultura
tribal es la fuente de sabiduría al que se pone en contacto con él. El paraguayo católico se
considera buen cristiano con su práctica de la oración porque se comunica con su padre.
Normalmente, ora con fórmulas preestablecidas. Cuando su oración es espontanea, dice: añe´ẽ
Ñandejárape (hablo con Dios).
Este concepto de oración se debe a la mentalidad concreta del guaraní parlante. Dos
cosas diferentes no pueden llamarse de una misma manera. El sacerdote invita a la oración,
repite oraciones ya formuladas. Oramos en los hogares, recitamos determinadas oraciones
vocales. Así que el apelativo de oración responderá a las establecidas por la costumbre o por la
liturgia. Otro modo de comunicación con Dios o los Santos será simplemente añe´ẽ
Ñandejárape, añe´ẽ che Sántope.

C. RELACIÓN DEL PARAGUAYO CON DIOS


Particularmente, nuestra nación se identifica por sus multiformes expresiones con las
cuales manifiesta su credo, su modo de vivir la fe que profesa, en parte también mezcladas con
supersticiones, pero sigue teniendo convicciones que lo identifica como pueblo católico. Si bien
el católico paraguayo ha mermado el valor que tenía en la Santísima trinidad y de la
Resurrección, nunca perdió vigencia en él la fe, la esperanza y el amor a Jesucristo Crucificado,
Ñandejára Jesucristo. Un Dios encarnado con la expresión de entrega total por amor; el Católico

4
Vera, Saro. (1995). La evangelización del paraguayo. Asunción: Litocolor SRL.
5
Martínez Britez, Julio Cesar. PROCESO HISTÓRICO DE LA RELIGIOSIDAD POPULAR
PARAGUAYA. Monografía descriptiva. Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción –
Facultad Eclesiástica de Sagrada Teología. 2016

~ 15 ~
Paraguayo tiene una fe de intimidad de amor. El Dios de los guaraníes, el Tupã, - Tupã Pavẽ,
padre universal, excelso padre – es un Dios cercano, manso, todopoderoso, providente, que
interviene en todo, sin emitir mensajes; un padre bueno de familia, nunca se aparta de sus hijos.
Por eso, nuestro católico nunca se considera alejado de Dios, y se relaciona con él con sencillez
de hijo, pues el atributo predominante de su Dios es el de padre.6
La relación permanente que el paraguayo mantiene es con el ser trascendente. Este es el
padre de la familia, que dirige toda suerte de los hombres. Después de la venida del cristianismo,
se lo llama Ñandejára, que antes era Ñande Ru vusú.
Todos los aspectos de la tierra en su indisoluble interrelación entre ecología, economía
y comunidad, son a la vez compenetrados por una experiencia religiosa: “Para el guaraní la
tierra no es un Dios, pero está impregnada toda ella de experiencia religiosa”7. La tierra es
creada por Dios. Dios se encarga directamente del destino de los hombres. De los otros seres
vivientes se encarga un hada buena concebida con la bondad de las abuelas, denominadas por
eso yarýi. Este bondadoso demiurgo se encarga de mantener la ecología. Cuida que las especies
se conserven. Se reviste aun de formas terroríficas para defender de la supervivencia de sus
protegidos. Es una especie de ángel de la guarda de las especies de animales indispensables
para la vida de las tribus.

6
Martínez Britez, Julio Cesar. PROCESO HISTÓRICO DE LA RELIGIOSIDAD POPULAR
PARAGUAYA. Monografía descriptiva. Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción –
Facultad Eclesiástica de Sagrada Teología. 2016
7
Íbid.

~ 16 ~
CONCLUSIÓN
~
La vida del hombre se convierte en un cúmulo de experiencias, de manera tal que el
hombre inteligente, el que acumuló la sabiduría -arandu- es aquel que ha vivido mucho: la
creencia popular afirma que todo paraguayo en el ocaso de su vida se convertirá en un médico
ñana, capaz de predecir el futuro de las personas y conocer los secretos de la salud gracias a las
experiencias recolectadas a lo largo de su vida.
La cosmovisión es la concepción del mundo que cada persona o grupo humano tiene
para explicarlo y dilucidar también su propia existencia dentro de él. Desde el punto de vista
filosófico, se analiza basándose exclusivamente en los análisis racionales, la cosmovisión
combina varios y diferentes factores, como las experiencias individuales y colectivas, la
historia, la religión, la ciencia y otros.
Saro Vera señala que la cosmovisión8 del paraguayo se caracteriza principalmente por
ser muy concreta, en el sentido de estar fundamentada en los datos disponibles directamente a
los sentidos, con poca especulación o metafísica y con poco interés en relacionar
explicativamente unos elementos de su mundo con otros. Por eso a los seres que habitan el
mundo del paraguayo el escritor llama seres absolutos en tanto carentes del parentesco con los
demás seres. Como ejemplo, trae a colación el hecho, según el cual el idioma guaraní carece de
algunas palabras genéricas importantes, lo que ocurre, por ejemplo, con el concepto del animal;
el vocablo que generalmente se evoca en este sentido -mymba- tiene un sentido diferente y más
específico, que es solamente el del animal totalmente domesticado.
Las diversas culturas que nos rodean sirven para enriquecer nuestras experiencias,
antes que las mismas se conviertan en potenciales factores de conflictos. Hoy en día es
fundamental cultivar una conciencia de tolerancia para la práctica del respeto o consideración
hacia las diversas culturas, aunque sean diferentes a la nuestra. Esto no es una invitación a
aceptar cualquier cosa que venga de afuera, sino tener sentido crítico ante la realidad social y
cultural. Esto nos ayudará también a no perder de vista nuestra propia identidad cultural porque
una vez que las personas aprenden los rasgos de su propia cultura, llegan a ser muy
comprometidas con ella.

8
LA CULTURA PARAGUAYA. Disponible en:
http://www.portaleducativo.gov.py/index.php?title=Antrpologia2docursoUnid3

~ 17 ~
BIBLIOGRAFÍA
~

- Vera, Saro. EL PARAGUAYO, UN HOMBRE FUERA DE SU MUNDO


- Vera, Saro. LA EVANGELIZACIÓN DEL PARAGUAYO
- Internet:
- LA CULTURA PARAGUAYA. Disponible en:
http://www.portaleducativo.gov.py/index.php?title=Antrpologia2docursoUnid3
- PROCESO HISTÓRICO DE LA RELIGIOSIDAD POPULAR PARAGUAYA.
Monografía descriptiva.

~ 18 ~

Das könnte Ihnen auch gefallen