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UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO - FACULTAD DE ENFERMERÍA

ASIGNATURA:

ENFERMERÍA EN SALUD DEL ADULTO II

DOCENTE:

Delly Sagastegui

ALUMNA:

Castañeda Sánchez Cinthia

CICLO: VI SECCIÓN: “A”

Trujillo, 2019
PRESENTACIÓN

La enfermería es muy versátil, las áreas en las que puede desarrollar su trabajo son muchas
y no se ciñen únicamente al entorno hospitalario, sino también a centros de atención
primaria, clínicas, escuelas, centros deportivos, residencias de ancianos, guarderías y una
larga lista. Sin embargo, es cierto que los hospitales son donde se concentra un gran
número de estos profesionales ya que son necesarios en todas las unidades.

Uno de los lugares donde el ser enfermera/o resulta altamente imprescindible es en los
quirófanos. Muestra de esta importancia fue la reciente creación de la especialidad
enfermería médico – quirúrgica que reconocía la necesidad de una especialidad oficial en
este campo.

La labor principal de este tipo de enfermeros es administrar los cuidados necesarios a los
pacientes que necesitan una intervención diagnóstica y/o terapéutica de tipo médico –
quirúrgico tanto antes, como durante y después de la misma. Aquí, el enfermero forma
parte de un equipo multidisciplinar y su labor es tan relevante como la del cirujano y el
anestesista. Para llevar a cabo con éxito su trabajo, el enfermero necesita tener las mismas
cualidades básicas que cualquier otro enfermero, pero además ha de hacer gala de una gran
atención por el detalle, ser muy preciso, tener una alta capacidad de concentración, así
como saber trabajar y reaccionar bajo presión.

El enfermero tiene que hacer un examen exhaustivo al paciente antes de comenzar la


intervención. También tiene que comprobar que su historial clínico es correcto y está
actualizado y, después, ayudará también a trasladar al paciente al quirófano.

Una vez allí, el enfermero se convierte en el soporte vital de anestesista y cirujano, a


quienes ha de dar soporte y apoyo continuamente. Cuando la intervención ha finalizado, el
enfermero sigue estando a cargo del paciente ocupándose de que salga bien de la anestesia,
de trasladarlo a la habitación, de realizar una nueva exploración para evaluar su estado y
evitar posibles infecciones o complicaciones en el post operatorio.
ATENCIÓN AL PACIENTE QUIRURGICO

El centro de atención y actividad en el quirófano es el enfermo que va a ser sometido a una


operación para corregir, reparar o aliviar un problema físico. Desde el momento en que
llega al quirófano y durante el periodo en que se induce la anestesia, lo que reviste mayor
interés son sus reacciones psicológicas.

A lo largo de la experiencia quirúrgica la enfermera actúa como defensora del enfermo. Los
objetivos e intereses de sus labores asistenciales abarcan desde el momento en que se
prepara y orienta al paciente sobre la operación próxima y continúan durante el
preoperatorio inmediato, la fase transoperatoria, la recuperación de la conciencia y la
convalecencia. La operación suele ser una experiencia única en la vida del enfermo, por lo
que necesita saber que alguien protege sus interese en ese lapso y mientras esta anestesiado.

Los estudios han demostrado que la visita de la enfermera de quirófano y el anestesiólogo


un día antes de la operación, o el mismo día de esta, es un método eficaz para que la
transición del individuo de la unidad hospitalaria al quirófano este exenta de incidentes.
Durante la visita se da tiempo para formular preguntas.

Una vez que la persona llega al quirófano están preparados para su asistencia tres grupos

-el anestesiólogo y sus auxiliares que aplicaran el anestésico y colocaran al paciente en la


posición apropiada en la mesa de operaciones

-el cirujano y sus asistentes que se están lavando en preparación para la operación que
ejecutaran

-Las enfermeras que prestan sus servicios en el quirófano

En el transoperatorio las enfermeras son responsables de la seguridad y bienestar del


enfermo, la coordinación del personal en el quirófano y las actividades de la instrumentista
y la enfermera circulante durante la cirugía
En el curso de la operación anestesiólogo, enfermera y cirujano deben compartir datos
sobre el enfermo para lograr una atención optima. Además, es importante advertir y
registrar por escrito cualquier incidente de trascendencia como hemorragia muy intensa,
hallazgos inesperados, desequilibrios hidroelectrolíticos, choque o trastornos de la
respiración relacionados con la asistencia que se presta en la sala de recuperación.

Funciones transoperatorias de la enfermera

A menudo las tareas de la enfermera en el quirófano se describen como las propias de la


enfermera circulante y la instrumentista.

La enfermera circulante dirige las actividades del quirófano, protege la seguridad del
paciente y se encarga de que se cubran sus necesidades mediante la monitorización de las
actividades de los miembros del equipo quirúrgico y la revisión constante de las
condiciones que prevalecen e el quirófano. Sus principales responsabilidades incluyen
garantizar la asepsia, temperatura, humedad e iluminación apropiadas; funcionamiento
adecuado del instrumental, y disponibilidad del equipo y material. La enfermera circulante
también verifica las prácticas de asepsia para evitar violaciones al respecto, al tiempo que
coordina el movimiento del personal externo al quirófano (médico, rayos x y de
laboratorio) y esta pendiente del paciente a lo largo de la intervención quirúrgica para
garantizar su seguridad y bienestar.

Los principales objetivos son:

• Asegurar que el paciente que va a ser intervenido llegue en las condiciones ideales para
tal fin (físicas y psicológicas)

•Asegurar que el paciente que va a ser intervenido permanezca durante la intervención en


condiciones óptimas.

• Realizar un traslado seguro hasta la unidad de reanimación- despertar tras la intervención


quirúrgica.
Funciones y actividades:

 Verificar el plan de operaciones y el tipo de intervenciones que se realizarán.


 Verificar que el quirófano esté preparado, montado y comprobando el
funcionamiento de los diversos aparatos: sistemas de aspiración, bisturí eléctrico,
luces, etc.
 Reunir y acomodar donde corresponda los elementos que se van a utilizar en la
operación, así como los requeridos para el lavado de manos y el vestuario
quirúrgico.
 Recepción e identificación del paciente, en un clima de cordialidad y empatía:

a) Nombre, apellidos, edad y NHCª.

b) Diagnóstico y tratamiento quirúrgico.

c) Fecha y hora de llegada a quirófano.

d) Condición de la intervención: programada o urgente.

e) Evaluar preparación quirúrgica:

- VVP, calibre adecuado y funcionamiento

- sueroterapia adecuada

- profilaxis antibiótica

- comprobar que está en ayunas

- sondajes

- verificar el sitio y lado de la intervención

 Valoración psicológica y apoyo emocional: Valoración psicológica (tranquilo,


ansioso, colaborador, orientado...)
 Presentarse al paciente como la enfermera que le va a cuidar durante todo el
proceso, dando nuestro nombre. Y dirigirnos a él con el suyo.
 Potenciar su seguridad con el contacto visual, verbal.
 Procurar un ambiente relajado y confortable, preservando su intimidad y reduciendo
los tiempos de espera innecesaria.
 Informarle de las técnicas que le vamos realizando, familiarizándolo con el
ambiente.
 Colaborar en la colocación del paciente en la mesa de operaciones.
 Colaborar con el anestesiólogo en la inducción anestésica y la preparación de la
monitorización (si no hay enfermera de anestesia).
 Cuidar el contenido de las conversaciones, sobre todo en el momento de la
inducción y el despertar de la anestesia puesto que la audición es el último sentido
que se pierde y el primero que se recupera.
 Responder a las dudas que plantee o trasmitírselas al cirujano o al anestesista para
que se las aclaren, transmitiendo confianza y serenidad.
 Ayudar a vestirse a la enfermera instrumentista, entregando a la misma todos os
elementos necesarios para la operación. Ayudar a vestirse a cirujanos y ayudantes.
 Colabora con el personal de instrumentación y los cirujanos durante la intervención
en todo lo necesario, actuando desde fuera del campo estéril.
 Controlar durante la intervención el funcionamiento de los sistemas de aspiración, el
bisturí eléctrico, las luces, etc.
 Mantener el quirófano ordenado.
 Encargarse de recoger muestras para análisis, procediendo a su etiquetado y
disponiendo su envío al laboratorio.
 Colaborar con la enfermera instrumentista en el recuento de gasas, compresas y
demás elementos en la última parte de la intervención.
 Colaborar en la finalización de la operación, colocando apósitos externos, fijando
drenajes y sondas, etc.
 Colaborar en la colocación del enfermo en la camilla y en su traslado a la zona de
reanimación.
 Rellenará los datos de la hoja de Enfermería Circulante.
 Preparará el quirófano para las sucesivas operaciones.
Las actividades de la instrumentista son el lavado prequirúrgico; disponer de las mesitas
con el material estéril, preparar suturas, ligaduras y equipo especial; auxiliar al cirujano y al
anestesista durante la operación al preveer que instrumentos, torundas, drenes y otros
equipos necesitaran, y conservar el mínimo de tiempo que el individuo este sometido a la
anestesia y con la incisión abierta. Al finalizar la operación, debe revisar equipo y
materiales para tener la seguridad de que no falten agujas, torundas e instrumentos.

Todo esto precisa conocimientos precisos de los principios de asepsia, anatomía y manejo
de tejidos, conciencia de los objetivos de la operación¸ conocimiento y habilidad para
preveer necesidades y actuar como un miembro experto del personal, y capacidad para
resolver cualquier situación de urgencia en el quirófano.

Funciones y actividades:

1. Conocer de antemano la operación a realizar.

2. Preparar todo el instrumental y material necesario para la operación, verificando que no


falte ningún elemento antes del inicio de la intervención.

3. Realizará su lavado quirúrgico, vistiéndose seguidamente, con la ayuda de la enfermera


circulante, con ropas estériles y poniéndose los guantes.

4. Vestir las mesas de instrumentación, disponiendo en el orden correspondiente los


elementos que se utilizarán en cada tiempo operatorio.

5. Ayudar a los cirujanos a colocarse los guantes.

6. Ayudar a colocar el campo estéril.

7. Entregar los elementos solicitados por los cirujanos.

8. Tomará muestras intraoperatorias y las pasará a la enfermera circulante.

9. Controlar los elementos utilizados, manteniendo la mesa ordenada y desechando


convenientemente el material utilizado.

10. Controlar el uso de gasas y compresas en el campo operatorio, verificando que sean
radiopacas, y efectuar su recuento con la enfermera circulante.
11. Colaborar en la desinfección final y colocación de apósitos.

12. Retirará las hojas de bisturí, agujas y demás objetos cortantes y punzantes.

13. Ayudar al paciente en la camilla.

14. Recoger y revisar los instrumentos utilizados, así como disponer lo necesario para su
lavado, desinfección y esterilización.

15. Colaborará con el resto del equipo en dejar la sala perfectamente preparada.

INVESTIGACIÓN COMPLEMENTARIA

Humanización de la Atención

DE ENFERMERÍA EN EL QUIRÓFANO

Resumen

En el quirófano, muchas veces, la atención al paciente es impersonal y, naturalmente, los


problemas individuales son ignorados. El estudio pretende identificar lo que representa la
humanización para los profesionales y su relación con la satisfacción del paciente de este
quirófano, a través del contacto directo con ellos. Probablemente, una atención humanizada
es el primer paso para alcanzar el éxito y la calidad asistencial en los servicios de salud.

Introducción

En el quirófano, en algunas ocasiones, la atención al paciente es impersonal y,


naturalmente, los problemas individuales son ignorados. Lo que ocurre, entonces, es que el
ser humano pasa a ser tratado como un caso más atendido por el equipo, quedando la
familia excluida también. Para Santos et. A, el enfermero de quirófano debe desligarse de
su papel exclusivamente técnico e integrarse en el cuidado total del cliente. En una cirugía
la atención comienza mucho antes y termina mucho después del acto quirúrgico en sí, así el
enfermero competente sería aquel que se compromete con la humanización pues sólo la
utilización de conocimientos técnicos no satisface la voluntad de los pacientes. Una de las
características esenciales de la atención de enfermería humanizada sería la sensibilidad,
elemento fundamental para percibir las diversas respuestas sean visuales, táctiles o
auditivas; sentidos que confieren al ser humano una calidad única.

Carraro, destacó la necesidad de unir conocimientos técnico-científicos a la humanización


del cuidado, contribuyendo así a que la cirugía ocurra de forma armónica, con menos estrés
y, consecuentemente, con la disminución de los riesgos y las complicaciones. Una atención
de calidad intentaría aliviar la ansiedad del paciente al transmitirle informaciones que
faciliten su enfrentamiento a la intervención con más seguridad y menos miedo. Para ello,
es esencial la individualización del cuidado, es decir, sería necesario estar atento a lo que
ocurre con cada cliente que llega a la unidad. Conocer cómo una situación afecta a una
persona sólo puede conseguirse tomando la piel del otro, mediante la empatía.

La humanización comienza en el preoperatorio, cuando el cliente debería recibir las


informaciones necesarias para reducir su ansiedad. Establecer una comunicación efectiva
sería una de las maneras de conquistar la confianza del paciente y humanizar la atención. El
profesional que interacciona con su cliente atendiendo a sus intereses e informando es la
persona que le ofrece seguridad y, sus recelos serán disminuidos en la medida que se
consolide la relación de confianza profesional sanitario-paciente.

La comunicación sólo puede ser establecida entre cliente y profesional cuando hay interés y
apertura por ambas partes. El profesional debería estimular al cliente a verbalizar, exponer
sus sentimientos y temores. Al mismo tiempo debería estar dispuesto a escuchar con
atención y respeto. Algunas veces se hace necesario romper la resistencia y una manera de
hacerlo sería presentándose al paciente, es importante que la persona sepa con quién está
hablando y quiénes son los responsables de lo que está pasando. Para Brunner y Suddarth,
las interrupciones en la comunicación pueden preocupar y confundir al paciente o dejarlo
incapaz de escuchar efectivamente.

Participantes y método

Se procedió a realizar un estudio descriptivo exploratorio que se llevó a cabo en el


quirófano de un hospital público en la ciudad de Belo Horizonte, en Brasil. La unidad
quirúrgica estaba constituida por cuatro salas de cirugía en las que se realizaba una media
de ciento setenta intervenciones mensuales, teniendo en cuenta que sólo había actos
quirúrgicos cinco días a la semana y que la jornada laboral era de ocho horas.

La muestra elegida estuvo compuesta por quince profesionales de enfermería, todos ellos
eran de sexo femenino y, sus edades se encontraban entre los treinta y cincuenta años. La
muestra de pacientes constaba de ochenta y sus edades eran muy dispares.

La metodología que se utilizó fue la recogida de información a través del contacto directo
con el personal en los intervalos entre las jornadas de trabajo y con los pacientes que
acababan de someterse a una intervención quirúrgica. Una vez recopilada, se procedió al
análisis para realizar una aproximación a lo que representaba la humanización para los
profesionales de enfermería de quirófano y su relación con la satisfacción del paciente. Por
último, se realizó la selección de la información en función de la contundencia y
originalidad con respecto a las impresiones en materia de humanización.

Resultados y discusión

Una vez realizada la recogida y análisis, los resultados hallados entre todos los datos
obtenidos nos permitieron establecer algunas de las características de la atención
humanizada en el quirófano. De todas ellas, solamente, se ha querido destacar la que más
llamaba la atención y además era referida por la mayoría de los profesionales sanitarios y
los pacientes de esta unidad.

En primer lugar, una cuestión importante que se detectó a través del contacto directo con
los pacientes, fue el desconocimiento del nombre del profesional de enfermería que les
atendía. Todos los entrevistados reconocían que el personal que les prestaba asistencia era
muy acogedor, pero no conocían sus nombres. De ahí se deduce que los sanitarios eran muy
acogedores, pero no solían decir su nombre. Esta cuestión debería ser trabajada pues el
propio nombre es un medio por el cual podría aminorarse la ansiedad del paciente
quirúrgico. La forma en que los pacientes transmitían esta constante de los profesionales
sanitarios era mediante frases tales como: "La recepción fue buena, la enfermera conversó
conmigo, me ha tranquilizado" (B.G.S., 44 años); "Mejor imposible. Todos son muy
amables" (A. S. N., 84 años); "Estoy muy feliz. Sólo Jesucristo puede ayudarlos. Estoy
alegre mismo, muy bien recibida" ( M. P. F., 82 años); "Son todos muy atentos. La
enfermera me orientó" (E.F.S., 30 años); "Nota mil para el quirófano" (R.H.A., 46 años);
"Una señora me ha recibido muy bien. El nombre de ella, no lo sé, pero es enfermera"
(V.M.R., 69 años).

Naturalmente, solemos confiar más en una persona cuyo nombre conocemos, a través
nuestro propio nombre podemos establecer una relación de mayor proximidad. Además,
decir el nombre significa afirmar nuestra identidad, afirmarnos como personas, tenemos
más confianza en nosotros mismos y podemos desarrollar de forma más efectiva nuestra
labor profesional, requisito esencial para el profesional de enfermería.

Posiblemente, la humanización de la atención puede favorecer la reducción del estrés de los


pacientes y de los profesionales. Los profesionales sanitarios asumían que la atención
debería de ser humanizada y no simplemente el conocimiento y desempeño de técnicas. A
partir del contacto con el personal de enfermería, destacamos algunas frases transmitidas
por ellos mismos y donde sintetizan una visión general de lo que es la humanización para
los profesionales que componen este equipo: "Tratar bien las personas, tener unión"
(M.L.O.); "Ser humana con el paciente y ser cariñosa en el período de su tratamiento" (E.
L.); "Tenemos que recibir bien el paciente en el quirófano para que él se sienta bien y
tranquilo" (M.L.O.); "Yo entiendo que humanizar es poner más emoción en la atención
ofrecida, es ser rápido y abierto, es escuchar, es integrar el equipo médico y de Enfermería
para caminar juntos y entendernos mejor, sin preconceptos y discriminación. Es amar el
trabajo y amar al próximo. Es cooperar con los pacientes y con los compañeros." (H. R. S.);
"Yo pienso que el paciente debe estar más esclarecido con relación a lo que va pasar con él
en el quirófano. Debemos identificarnos para el paciente, pero sin conversar demasiado
para que los médicos no se enfaden con la demora". (H. R. S.); "Humanización es atender a
todos con cariño, atención y agilidad" (N.E.R.L.)

Con tales declaraciones, se detectó, la preocupación por la calidad de la atención y el


respeto al paciente. De la misma manera, se percibió también cómo es valorada la
humanización de la atención, cosa que evidentemente resulta positivo para su aplicación.
Además, pueden asociarse humanización con la "agilidad" y la "demora" de la asistencia.
Así, se podría decir que los profesionales de enfermería que valoran la humanización están
sometidos a una gran presión y cargas de trabajo por lo que, en muchas ocasiones, dejan de
acercarse al paciente por el "miedo" de "perder tiempo" que necesitarán para las técnicas.

Conclusión

El ofrecer una atención humanizada, ética y digna necesitaría, antes de cualquier otro tipo
de formación, humanizar a los profesionales sanitarios. Esta humanización podría llevarse a
cabo a través del conocimiento de los conceptos básicos que la integran y el cultivo de
nuevas costumbres y posturas.

Así, la atención de un caso más y consecuentemente la exclusión de su familia,


posiblemente, sería una postura que debería ser revisada con el compromiso de todos los
profesionales que componen el equipo asistencial; al tener en cuenta que una experiencia
quirúrgica cambia la vida de toda la unidad familiar. Determinar qué papel tiene la familia
del paciente o aquellas personas que son significativas para él sería otro reto para el futuro
de la asistencia humanizada.

Para humanizar a los profesionales sería necesario considerar los límites, potencial y
necesidades de cada uno de ellos. De esta manera, tanto los clientes como la propia
institución, tampoco deberían ignorar las preferencias y particularidades del personal
sanitario, pues es imposible desarrollar un ambiente humanizado si el personal que imparte
la asistencia está insatisfecho; los profesionales sanitarios también deben ser vistos como
seres humanos.

Finalmente, reconocemos que no es fácil humanizar la asistencia pues no basta con la


voluntad de prestar un servicio de calidad, sino que sería fundamental un nuevo
replanteamiento y organización para conseguirlo. La atención humanizada sería,
probablemente, el primer paso para alcanzar el éxito y la calidad asistencial en un servicio
de salud.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Smeltzer, S. C., Brunner, L. S., Suddarth., & Bare, B. G. (2002). Brunner y Suddarth.
Tratado de enfermería medicoquirúrgica (9ʹ edición.). Madrid: McGraw-Hill.

Montoya, N. (2015) Enfermera Circulante. Slideshare. Recuperado de:


https://es.slideshare.net/nenizlizioza/enfermera-circulante-55370621

Heluy, C.; Faria, T.; Felipe, R.& Castello, M. (2004). Humanización de la atención de
enfermería en el quirófano. Scielo. Recuperado de:
http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1132-
12962004000100004

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