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UNIVERSIDAD DE CARTAGENA

FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES

TRABAJO DE EPISTEMOLOGÍA

PRESENTADO POR LOS ESTUDIANTES

CARLOS MANUEL MARTINEZ MORENO

FELIX MIGUEL ACEVEDO BARON

NEIDER YESID BLANCO CARDALES

AL LICENCIADO

ELKIN MADRID

DE CIENCIAS HUMANAS

TRABAJO SOBRE

LA IMPORTANCIA DE KANT EN LA EPISTEMOLOGÍA

SEGUNDO SEMESTRE

2019
EMANUEL KANT Y SUS APORTES IMPORTANTES A LA EPISTEMOLOGÍA

Emanuel Kant fue un gran filósofo, el cual tuvo mucha influencia en lo que es hoy en día la
epistemología como sus principios, criticas, conocimientos de estudios y los fundamentos a
los temas que Kant aporto la mayor parte junto a otros filósofos por lo que trataremos los
aspectos y temas importantes de relacionan a Kant con la epistemología.
Sacar materia de les flores del campo y transformarla, con la propia capacidad, como las
abejas. Ésta, metafóricamente, será la concepción del gran ilustrado Immanuel Kant (1724-
1804). Para Kant, formado en la física de Newton, ni la posición racionalista ni la posición
empirista explica la realidad de los enunciados de la física newtoniana; es preciso superar
ambas posiciones. El conocimiento humano es resultado de una interacción entre experiencia
y razón. La experiencia es imprescindible: aporta datos, elementos materiales; la razón
estructura estos datos, las hace inteligibles, las interpreta. Razón y experiencia encajan en el
proceso de conocimiento.

Así, en la epistemología de Kant, el hombre no es un receptor pasivo de los estímulos que


provienen del mundo, sino un interpretador activo. Nuestro conocimiento está determinado
por unas estructuras a priori: no conocemos nunca las cosas tal y como son en sí mismas,
nosotros conocemos las cosas mediatizadas por nuestro sistema de conocimiento. No vemos
el mundo, vemos nuestro mundo: nos proyectamos en nuestro conocimiento de las cosas. Las
características que el sentido común atribuye a la realidad misma, Kant las atribuye a la
estructura cognoscitiva del hombre. En cierto modo, el espectador, con sus a priori,
condiciona el espectáculo en el mismo momento de la observación.

«Pero, aunque todo nuestro conocimiento comience con la experiencia,


no por ello procede todo él de la experiencia. En efecto, podría ocurrir
que nuestro mismo conocimiento empírico fuera una composición de lo
que recibimos mediante las impresiones y de lo que nuestra propia
facultad de conocer produce simplemente motivada por las impresiones a
partir de sí misma. En tal supuesto, no distinguiríamos este adición respeto
de esta materia fundamental hasta tanto que un prolongado ejercicio nos
hubiese hecho fijar y nos hubiese adiestrado para separarla.»
Kant Crítica de la Razón Pura

Kant, en la Crítica de la razón pura, explora nuestras capacidades mentales de conocimiento:


 la sensibilidad.
 el entendimiento
 La razón.
La sensibilidad, la capacidad de ser afectados por estímulos del mundo que nos
rodea, organiza estos estímulos mediante dos formas, el espacio y el tiempo. Así, por ejemplo,
gracias a la sensibilidad un profesor se da cuenta de que hoy (tiempo) faltan cinco alumnos
en clase (espacio).

El entendimiento, nos permite entender lo percibido por la sensibilidad merced a


sus categorías, sus elementos formales y a priori, especialmente gracias a la categoría de
causalidad. Así, siguiendo con el ejemplo, el profesor que se da cuenta de la ausencia de
cinco alumnos entiende la situación cuando se entera de que después hay un examen.

La razón, la capacidad sintética más potente del hombre, pretende, con sus ideas a
priori alcanzar una visión final del hombre y su mundo, pretende alcanzar todo aquello que
es incondicionado. Así, retomando el ejemplo, el profesor razona que se tendría que
modificar el horario: cuando hay exámenes, no se tiene que hacer clase. Pero aquí empieza
el desacuerdo entre profesores.
Yendo más allá de este ejemplo, Kant concluye que es la razón humana la que construye las
grandes especulaciones metafísicas explicativas de la realidad, pero son especulaciones
que sobrepasan la experiencia.
METAFÍSICA Y EPISTEMOLOGÍA

Noumenal es lo pensado" o "lo que se pretende decir"), en la filosofía de Immanuel Kant, es


un término problemático que se introduce para referir a un objeto no fenoménico, es decir,
que no pertenece a una intuición sensible, sino a una intuición intelectual o suprasensible.

El hombre que. . . cerró la puerta de la filosofía a la razón, fue Immanuel Kant. . . .


En todos sus aspectos fundamentales, la filosofía de Kant es exactamente lo opuesto a
Objetivismo.
El objetivo explícito de Kant fue rescatar la moralidad de la auto-abnegación y el auto-sacrificio.
Él sabía que esa moralidad no sobreviviría sin una base mística – y que de lo que había que
rescatarla era de la razón.
La parte que le corresponde a Atila en el universo de Kant incluye este mundo, la realidad
física, los sentidos del hombre, las percepciones, la razón y la ciencia, todo ello denominado
el mundo “fenomenal”. La parte que le corresponde al Hechicero es otra realidad, una
realidad “superior”, denominada el mundo “noumenal”, y una manifestación especial
denominada el “imperativo categórico”, que le dicta al hombre las reglas de la moralidad, y
que se da a conocer a través de una emoción, de un sentimiento especial del deber. El mundo
“fenomenal”, dijo Kant, no es real: la realidad, como la percibe la mente del hombre, es una
distorsión. El mecanismo de distorsión es la facultad conceptual del hombre: los conceptos
básicos del hombre (como tiempo, espacio, existencia) no se derivan de la experiencia de la
realidad, sino que proceden de un sistema automático de filtros en su consciencia
(denominados “categorías” y “formas de percepción”) que le imponen su propio diseño a la
percepción que tiene el hombre del mundo exterior, haciendo que el hombre sea incapaz de
percibir ese mundo exterior de forma diferente a como de hecho lo percibe. Esto demuestra,
dice Kant, que los conceptos del hombre son sólo un espejismo, y además un espejismo
colectivo, del cual nadie tiene el poder de escapar. Por lo tanto, la razón y la ciencia son
“limitadas”, dijo Kant; son válidas mientras traten con este mundo, con un espejismo colectivo,
permanente y predeterminado (y así es como el criterio para validar la razón fue cambiado de
lo objetivo a lo colectivo), pero son impotentes para tratar con los asuntos fundamentales y
metafísicos de la existencia, que pertenecen al mundo “noumenal”. El mundo “noumenal” es
incognoscible; es el mundo de la realidad “verdadera”, de la verdad “superior”, y de las “cosas
en sí mismas” o las “cosas como son” – lo que quiere decir: las cosas como no son percibidas
por el hombre.
Incluso ignorando el hecho de la invención absurda que es la teoría de Kant sobre las
“categorías” como fuente de los conceptos del hombre, su argumento equivale a una negación,
no sólo a la negación de la consciencia del hombre, sino de cualquier consciencia, de la
consciencia como tal. Su argumento, en esencia, es el siguiente: el hombre está limitado a un
tipo de consciencia de una naturaleza específica que percibe a través de ciertos medios y no
de otros; por lo tanto, su consciencia no es válida; el hombre está ciego, porque tiene ojos;
sordo, porque tiene oídos; eludido, porque tiene mente; y las cosas que percibe no existen,
porque las percibe.
El motivo a todos los ataques sobre la facultad racional del hombre – desde cualquier ángulo,
en cualquiera de sus infinitas variaciones, debajo del polvo verbal de todos los tétricos
volúmenes – es una única y oculta premisa: el deseo de excluir a la consciencia de la ley de la
identidad. El distintivo de un místico es el negarse de forma obstinada y salvaje a aceptar el
hecho de que la consciencia, como cualquier otra cosa que existe, posee identidad, que es una
facultad que tiene una naturaleza específica, que funciona por medios específicos. Mientras
que el avance de la civilización ha ido eliminando un área de magia tras otra, el último reducto
de los creyentes en lo milagroso consiste en sus frenéticos intentos de considerar a la identidad
como el elemento que invalida la consciencia.
La premisa implícita, pero no admitida, de los neomísticos de la filosofía moderna, es la noción
de que sólo una consciencia inefable puede adquirir un conocimiento válido de la realidad,
que el “verdadero” conocimiento tiene que carecer de causa, o sea, tiene que ser adquirido sin
ningún medio de conocimiento.
Todo el montaje del sistema de Kant, como si fuera un hipopótamo haciendo la danza del
vientre, va dando sus volteos mientras se apoya en un solo punto: que el conocimiento del
hombre no es válido porque su consciencia posee identidad. . . .
Esto es una negación, no sólo de la consciencia del hombre, sino de cualquier consciencia, de
la consciencia como tal, sea de un hombre, de un insecto o de Dios. (Si uno supusiera la
existencia de Dios, la negación también se aplicaría: o Dios no percibe a través de ningún
medio – en cuyo caso no posee identidad – o percibe por algún medio divino y no por otros
– en cuyo caso su percepción no es válida). De la misma forma que Berkeley negó la existencia
al proclamar que “ser, es ser percibido”, Kant niega la consciencia al implicar que ser percibido
es no ser. . . .
Desde el misticismo primordial a esto, a su clímax, el ataque sobre la consciencia del hombre
y especialmente sobre su facultad conceptual ha descansado en la premisa no refutada de que
cualquier conocimiento adquirido por un proceso de consciencia es necesariamente subjetivo
y no puede corresponder a los hechos de la realidad, puesto que es “conocimiento procesado».
No nos dejemos engañar sobre el verdadero significado de esa premisa: es una afrenta, no sólo
contra ser consciente, sino contra estar vivo – puesto que, de hecho, en la realidad, en la tierra,
cada aspecto de estar vivo implica un proceso de acción auto-sostenible y auto-generada. (Este
es un ejemplo del hecho de que la afrenta contra la identidad es una afrenta contra la existencia.
“El deseo de no ser nada es el deseo de no ser”. La Rebelión de Atlas).
Todo conocimiento es conocimiento procesado – ya sea a nivel sensorial, perceptual o
conceptual. Un conocimiento “no procesado” sería un conocimiento adquirido sin medios
cognitivos. La consciencia. . . no es un estado pasivo, sino un proceso activo. Y lo que es más:
la satisfacción de cada necesidad de un organismo vivo requiere un acto de procesamiento por
parte de ese organismo, ya sea la necesidad de aire, de alimento, o de conocimiento.
Llamarlo un “hombre de paja” sería una extraña metáfora para referirnos al enorme,
engorroso y pesado montaje que es el sistema epistemológico de Kant. Sin embargo, un
hombre de paja es lo que es – y las dudas, la incertidumbre, el escepticismo que sobrevino, el
escepticismo sobre la capacidad del hombre de conocer cualquier cosa, no eran, de hecho,
aplicables a la consciencia humana, porque no era una consciencia humana lo que el robot de
Kant representaba. Pero los filósofos lo aceptaron como tal. Y mientras clamaban que la razón
había sido invalidada, no se dieron cuenta que la razón había sido expulsada completamente
de la escena filosófica, y que la facultad sobre la que estaban discutiendo no era la razón.
No, Kant no destruyó la razón; simplemente se dedicó a minarla de la forma más minuciosa
que cualquiera podría haber hecho.
Si buscas las raíces de todas las filosofías actuales – como el pragmatismo, el positivismo lógico,
y todos los demás neo-místicos que anuncian alegremente que tú no puedes probar que existes
– descubrirás que todas ellas surgieron de Kant.
Uno de los mayores objetivos de Kant fue rescatar a la religión (incluyendo la esencia de la
moralidad religiosa) de los violentos ataques de la ciencia. Su sistema representa un esfuerzo
masivo por elevar de nuevo los principios del platonismo (de forma un poco diferente), a la
posición de máxima autoridad en la cultura Occidental.

 Cuál es nuestra opinión…sobre el tema

 Preguntas problemas..
¿Y qué es lo que aporta o produce la propia facultad de conocer?
¿Cuáles son nuestros a priori?

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