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Universidad Fermín Toro

Derecho Procesal Civil II


Facultad de Ciencias Jurídicas – Escuela de Derecho Prof.
Julio E. Ramírez Rojas

EFECTOS DE LA INTERPOSICION DE LA DEMANDA:


A.- EFECTOS PROCESALES:
1.- Da comienzo al Procedimiento Ordinario.-
2.- Hace surgir la Obligación del Juez de Proveer sobre la Admisión o
Negativa de Admisión de la Demanda.-
3.- Obliga al Tribunal a ordenar la comparecencia del demandado para la
Contestación de la Demanda.
4.- Hace nacer, en cabeza del demandante, la carga de gestionar la
Citación del Demandado.-
5.- Determina la Partes en el Proceso.-
6.- Determina el Objeto del Proceso.-

B.- EFECTOS SUSTANCIALES.-


1.- Interrumpe el curso de la Prescripción y conserva el derecho materia de la
demanda.-
2.- En otros casos restringe el derecho del demandante, como ocurre en las
obligaciones solidarias cuando el actor ha demandado a uno de los codeudores
por su parte y éste ha convenido en la demanda o ha habido sentencia
condenatoria; caso en el cual se presume que el actor ha renunciado a la
Solidaridad.- Art 1.234 2°, CC.-

EFECTOS QUE SE PRODUCEN CON LA NOTIFICACION DE LA DEMANDA.


(CITACION).-
A.- EFECTOS PROCESALES.
1.- Origina la Litispendencia y surge para el Juez la Obligación de
proveer para dictar la Sentencia Definitiva.-
2.- La Litispendencia que se origina con la Notificación de la Demanda,
produce los siguientes efectos procesales:
A.- El Tribunal podrá declarar de oficio o a solicitud de parte mediante la
proposición de la respectiva Cuestión Previa, la existencia de la
relación de Litispendencia.-
B.- La Competencia del Tribunal será Inatacable.-

B.- EFECTOS SUSTANCIALES:


1.- Mejora el Derecho del Demandante.-
2.- Mejora el derecho, haciendo al demandado, poseedor de buena fe,
responsable de los frutos que perciba después de la Notificación legal de la
demanda.-
********************
EFECTOS DE LA INTERPOSICION DE LA DEMANDA:
Si bien desde el punto de vista teórico tiene valor general, en cambio, desde el
punto de vista del derecho positivo, puede tener alguna diversidad de
tratamiento.
En general se dividen los efectos de la demanda en dos grandes grupos:
efectos procesales, que son aquellos que se producen en el proceso y valen
para el proceso, y efectos sustanciales que son atinentes a la relación jurídica
sustantiva existente entre las partes. Sin embargo, conviene distinguir, como lo
hace generalmente la doctrina, los efectos que se producen por la simple
presentación de la demanda, de aquellos que se producen por la notificación
de la misma al demandado.
A) Efectos que produce la presentación o Interposición de la demanda.
1. Efectos Procesales.
Respecto del Tribunal: produce varias obligaciones para el tribunal,
básicamente, escuchar las alegaciones de los litigantes.

a) Da comienzo al procedimiento ordinario (Articulo 339 C. P.C.).


La Demanda, es un acto procesal que da inicio al procedimiento, acto este que
realiza la parte actora mediante la cual se ejercita la acción que va dirigida al
juez para la tutela del interés colectivo en la composición de la litis y hacer valer
la pretensión, dirigida a la contraparte, pidiendo la satisfacción de la misma. Es
decir, sin demanda no existe proceso, ni procedimiento. Existe pues en este
acto procesal un doble contenido ya que a través de ella se ejercita la acción y
se hace valer la pretensión, la primera dirigida al juez y la segunda a la
contraparte.
La demanda es, en términos generales, toda petición formulada ante un tribunal
de justicia, en sentido estricto, es aquel medio a través del cual una persona
expone sus pretensiones a un tribunal iniciando así un proceso de carácter civil
en sentido amplio (civil, de familia, mercantil, laboral, contencioso-
administrativo, entre otros.
Según el artículo 339 del Código de Procedimiento Civil de Venezuela, el
Procedimiento Ordinario comenzará por demanda, que se propondrá por escrito
en cualquier día y hora ante el Secretario del Tribunal o ante el Juez.
La demanda es el acto introductorio de la causa, y sin demanda no hay
procedimiento. Pero al dar comienzo al procedimiento, no da inicio al mismo
tiempo a la relación procesal que vincula entre si a los sujetos del proceso,
pues esta se constituye con la citación, y se va desarrollando con los
sucesivos actos procesales de las partes y del juez.
b) Hace surgir la obligación del juez de proveer a la admisión o negación de
la demanda y en este Último caso, la facultad del demandante de apelar de la
negativa de admisión (Articulo 341 C.P.C.).
Una vez presentada ante el tribunal competente, la demanda debe ser acogida
a tramitación, mediante una resolución, debiendo emplazarse al demandado (o
sea, notificársele y dándole un plazo para contestar tal demanda. Los efectos
de la demanda se producen en momentos distintos según la legislación
aplicable de cada país. Para algunas legislaciones los efectos de la demanda
se producen al momento de su admisibilidad por parte del tribunal. Para otros
se produce desde el momento de su presentación al tribunal, pero sujeto a la
admisibilidad posterior.
El efecto que nace por interponerse la demanda se conoce con el nombre de
litispendencia. En efecto respecto del demandante este no puede iniciar un
nuevo juicio contra el demandado, sobre la misma materia, pues en dicha
situación el demandado tiene derecho a oponerse alegando litispendencia
(litigio pendiente).
Mediante esta previsión, el juez puede ejercitar cuando la demanda aparece
de plano contraria al orden público, a las buenas costumbres o a alguna
disposición expresa de la ley, casos en los cuales el Tribunal puede negar la
admisión de la demanda expresando los motivos de la negativa.
La doctrina admite en estos casos, que por tratarse de una cuestión de
derecho, si el juez al examinar la demanda encuentra que los hechos
afirmados por el actor no son idóneos para producir el efecto jurídico
pretendido, puede rechazar de plano la demanda, sin seguir todo el proceso de
investigación de los hechos que conduzcan a la sentencia final.
En este sentido, Giuseppe Chiovenda sostiene que "la cuestión de derecho se
presenta como primera; si la norma a la que el actor se refiere no existe como
norma abstracta, es inútil investigar si se ha convertido en concreta; la
demanda es infundada". Y Piero Calamandrei añade, que si en la hipótesis más
difícil, pero más evidente, el actor pretende un efecto que jurídicamente no
puede en el vigente sistema legislativo nacer de ningún hecho (por ejemplo, si el
actor pidiese la muerte del demandado), en casos semejantes, sería inútil que
el juez, antes de decidir el problema de derecho, perdiera su tiempo en
indagar si el hecho es verdadero, cuando también una respuesta positiva a
semejante investigación llevaría indudablemente a una respuesta negativa al
subsiguiente problema de derecho ".
En estos casos, así como en los contemplados por la disposición del Articulo
341 C.P.C., el juez debe rechazar de plano la demanda (negar su admisión)
expresando los motivos de la negativa, sin perjuicio del derecho de apelación
que concede la norma al demandante por el rechazo de la demanda.
La jurisprudencia tradicional de la Casación niega la apelación y el recurso de
casación a los autos de admisión de la demanda, salvo que se trate de
admisión de reforma de la demanda en cumplimiento de la respectiva
excepción dilatoria. Bajo el nuevo sistema de cuestiones previas, aquella
doctrina es aplicable al régimen previsto en los Artículos 350 y 354 C.P.C.

c) Obliga al tribunal a ordenar la comparecencia del demandado para la


contestación de la demanda. Es la obligación de hacer expedir por el
secretario del tribunal la denominada en la práctica del foro "compulsa de la
demanda", que es la copia certificada del libelo, con la orden de comparecencia
que autoriza o suscribe el juez, en la cual se indica el lapso de comparecencia;
así como cualquier otra copia que requiera el demandante para fines
establecidos en el Código Civil, para el registro de la demanda a los efectos de
interrumpir la prescripción.

d) Hace nacer, en cabeza del demandante, la carga de gestionar la citación


del demandado (Artículo 267, 19 y 29 C.P.C.). En estos casos, como se ha
visto (supra: n. 245), la ley se vale de la amenaza de la extinción del proceso,
por las perenciones breves que contempla el Articulo 267 C.P.C., cuando
transcurridos treinta días a contar de la fecha de admisión de la demanda, el
demandante no hubiese cumplido con las obligaciones que le impone la Ley
para que sea practicada la citación del demandado. Se obteniendo así una más
activa realización de estos actos del proceso y una continuidad que
favorece la celeridad procesal y evita la paralización de la causa.

e) Determina las partes en el proceso, pues contenida como está la pretensión


en la demanda, la ley exige, como se ha visto anteriormente, la identificación
del demandante y del demandado por su nombre, apellido, domicilio y el
carácter que tiene.

f) Determina el objeto del proceso, consistente en la pretensión que se hace


valer en la demanda, que hace posible la congruencia que debe existir entre la
sentencia y aquella.

2. EFECTOS SUSTANCIALES
A) Interrumpe la prescripción y conserva el derecho materia de la demanda.
Pero para que la demanda produzca este efecto, deberá registrarse en la
Oficina Subalterna de Registro, antes de expirar el lapso de prescripción,
copia certificada del libelo con la orden de comparecencia del demandado
autorizada por el juez; a menos que se haya efectuado la citación del
demandado dentro de dicho lapso (Artículo 1969 del Código Civil).

B) En otros casos restringe el derecho del demandante, como ocurre cuando el


acreedor ha demandado a uno de los codeudores por su parte y este ha
convenido en la demanda o ha habido sentencia condenatoria; caso en el cual,
se presume que el acreedor ha renunciado a la solidaridad (Articulo 1.234, 29
del Código Civil).

B) Efectos que se producen por la notificación de la demanda al


demandado (citación).
1. EFECTOS PROCESALES
Respecto del demandado le genera la carga procesal de comparecer al tribunal
a defenderse, de lo contrario el juicio puede realizarse en rebeldía. Confesión.-
(Artículo 347 del CPC).-
a) Origina la litispendencia y surge para el juez la obligación de proveer
para dictar la sentencia definitiva.
Aquí la palabra litispendencia tiene un sentido amplio: "existencia de una litis
en la plenitud de sus efectos” y no el sentido mas restringido de la relación de
identidad de una causa (preveniente) con otra causa (prevenida), a que nos
hemos referido (supra: n. 94), que una vez declarada, da lugar a la extinción
de la causa en la cual se haya citado al demandado con posterioridad (Ar-
ticulo 61 C.P.C.).
El momento que marca el comienzo de la litispendencia, es el de la citación
del demandado, porque con ese acto nace para el juez la obligación de proveer
sobre la demanda de merito y se integra el contradictorio, quedando las partes
a derecho.
Antes de ese momento, la existencia de la demanda no tiene otra función sino la
de iniciadora del procedimiento; los actos que le siguen, y sus efectos
procesales, están destinados a hacer posible desarrollo del procedimiento
hacia esa etapa de integración del contradictorio, con la notificación de la
demanda al demandado, y colocar así la litis en la plenitud de sus efectos
(litispendencia).
Por lo demás, antes de la citación del demandado, no existe el juicio, sino la
mera proposición de la demanda, la cual, como se ha visto, pace nacer en
cabeza del demandante la carga de gestionar la citación del demandado y la
consecuencia de no desembarazarse de esta carga en el plazo de treinta
días, a contar desde la fecha de admisión de la demanda, no es la
paralización de la causa, como en el régimen derogado, sino como se ha visto
antes (supra: n. 245) la extinción de la demanda, denominada en el Articulo
267 C.P.C. "extinción de la instancia", la cual propiamente no existe sino con
la citación del demandado, que origina la litispendencia. Por ello, no
compartimos la opinión de los que sostienen, que bajo el nuevo código es
aplicable la vieja jurisprudencia, según la cual, si el demandado se da por
citado después de transcurridos ocho días de la fecha de admisión de la
demanda, "habrá que notificar al actor".

b) La litispendencia que se origina con la notificación de la demanda,


produce los siguientes efectos procesales:
1.- El Tribunal podrá declarar de oficio, o a solicitud de parte mediante la
proposición de la respectiva cuestión previa, la existencia de la relación de
litispendencia, cuando se haya promovido una misma causa ante dos
autoridades judiciales igualmente competentes (Artículos 61 y 346, 19 C.P.C.).
2. La competencia del Tribunal será inatacable, aunque varíen las
circunstancias que la hayan fundado, porque la jurisdicción y la competencia
se determinan conforme a la situación de hecho existente para el momento de
la presentación de la demanda (Articulo 3 C.P.C.), y se perpetúa con la
citación del demandado (Per citationem perpetuatur iurisdictionis).
3. Surge para el demandado la carga de la defensa, mediante la contestación
de la demanda, en defecto de la cual, se procede en su ausencia en base a la
confesión.(Articulo 347 y 362 C.P.C.) ".
El demandante al contestar la demanda, puede incurrir en las siguientes
responsabilidades:
Responsabilidad Procesal: que se traduce en el pago de las costas producto
del juicio. Por lo general, el demandante debe responder de éstas cuando su
demanda ha sido rechazada por falta de fundamento.
Responsabilidad Civil: que se traduce en una indemnización al demandado.
El demandante puede incurrir en esta clase de responsabilidad cuando ha
presentado por culpa una demanda infundada o realiza una imputación
injuriosa, provocando un perjuicio avaluable en dinero. Y
Responsabilidad Penal: que se traduce en una sanción penal. El demandado
podría incurrir en esta clase de responsabilidad si comete un delito durante la
tramitación del juicio, como la presentación de testigos o documentos falsos, o
realiza una calumnia.

2. EFECTOS SUSTANCIALES
Efectos civiles constituye en mora al deudor. Interrumpe el transcurso del plazo
de prescripción.
a) Mejora el derecho del demandante, produciendo la mora del deudor haciendo
correr los intereses moratorios, siempre que la obligación de dar o de hacer no
tenga fijado un plazo para el cumplimiento. Del mismo modo, cuando
habiendo sido establecido el plazo, este vence después de la muerte del
deudor, caso en el cual, el heredero no quedaría constituido en mora sino por
su requerimiento, u otro acto equivalente, y únicamente ocho días después del
requerimiento (Artículo 1.269 del Código Civil).
b) Mejora el derecho, haciendo al demandado, poseedor de buena fe,
responsable de los frutos que perciba después de la notificación legal de la
demanda (Artículo 790 del Código Civil).

DOCUMENTOS (INSTRUMENTOS) FUNDAMENTALES DE LA DEMANDA


Como se ha visto al tratar de los requisitos de forma de la demanda, el Artículo
340 del CPC exige en el ordinal 6º que se expresen en el libelo y se
consignen juntos con la demanda: "Los instrumentos en que se fundamente la
pretensión."; y el ordinal 8º, que se exprese el nombre y apellido del mandatario
y se consigne con el libelo el poder.
A su vez, el Articulo 434 C.P.C., establece la sanción aplicable cuando el
demandante no hubiese acompañado su demanda con los instrumentos en
que la fundamenta. Nos referimos separadamente a estas situaciones.
A) Los documentos fundamentales de la demanda, a que se refiere el
léxico común del foro, son como lo expresa ahora mas técnicamente el nuevo
código: "Los instrumentos en que se fundamenta la pretensión"; y su concepto
lo expresa el mismo ordinal 6º: "aquellos de los cuales se derive
inmediatamente el derecho deducido". La afirmación que existe en Cada
pretensión, se concreta en la alegación de que entre las partes existe una
determinada relación o estado jurídico, de la cual se origina el derecho
pretendido. De donde se sigue, que el instrumento en que se fundamenta la
pretensión, es aquel del cual deriva esa relación material entre las partes, o
ese derecho que de ella nace, cuya satisfacción se exige con la pretensión con-
tenida en la demanda. De allí, una distinción muy frecuente en la doctrina,
entre "documentos en que se funda el derecho" y "documentos que justifican
la demanda".

En la práctica, la jurisprudencia también ha hecho la distinción. El concepto de


instrumento fundamental de la acción (rectius: pretensión), o del cual se
derive esta inmediatamente —ha dicho la Casación— está ligado al de los
hechos constitutivos de la acción, o sea, aquellos sin los cuales la acción no
nace o no existe. Puede haber muchos otros instrumentos sobre hechos que
necesite probar el actor y sin embargo no ser fundamentales o constitutivos de
la demanda, y esos instrumentos pueden presentarse en oportunidades
posteriores.

Lo esencial del concepto, es pues, que del instrumento derive inmediatamente


el derecho deducido. Son variadísimos los casos en que la jurisprudencia ha
tenido ocasión de precisar este concepto y descartar su aplicación en hipótesis
concretas. Así, v. gr., no podría considerarse como fundamental de la demanda
una prueba documental producida para enervar una excepción de
prescripción opuesta en la contestación", ni Ia partida de matrimonio como
fundamental de la acción de divorcio, porque esta deriva inmediatamente, de
los hechos que tipifican la causal prevista en la ley; ni tampoco el piano o
levantamiento catastral de la manzana de la población donde se pretende
ubicado el inmueble objeto de la reivindicación, sino el título de propiedad que
el actor dice tener sobre la casa, tampoco los permisos de urbanismo,
presentados en el juicio para destruir una defensa esgrimida por el demandado,
de que aquel no había sido ejecutado y consecuentemente habían pasado al
dominio público las áreas objeto del permiso de construcción ni la prueba
documental del despido del trabajador en la reclamación laboral, sino el
contrato de trabajo, en caso de ser escrito, pues la acción deriva de la
existencia de ese contrato que rige la relación laboral, etc.

La exigencia de presentarse con el libelo los instrumentos en que e


fundamente la pretensión se justifica tanto por razones técnicas como de lealtad
y probidad en el proceso. Como la pretensión es objeto del proceso y sobre
ella versará la defensa del demandado, es lógico que además de los hechos y
fundamentos de derecho en que se basa la pretensión, se acompañen con la
demanda, para el debido conocimiento del demandado, los instrumentos en
que la fundamente, esto es, aquellos de los cuales se derive inmediatamente el
derecho deducido en juicio, porque de este modo, podrá el demandado preparar
su adecuada defensa y referirse en la contestación a esos instrumentos que
son esenciales para el examen de la pretensión. De otro modo estaría
completa la instrucción o el conocimiento del demandado acerca de lo que se
le pide y de las razones e instrumentos que justifican lo que se pide, y no
quedaría salvaguardada la igualdad de las partes en el proceso. A las razones
anteriores, se agrega, que la mencionada exigencia es una manifestación del
principio de lealtad y probidad en el proceso y del deber que en esta materia
impone la ley a las partes, de actuar en el proceso con lealtad y probidad
(Artículos 17 y 170 C.P.C). Según este principio y según este deber de las
partes, no se justifica que el demandante, al plantear su pretensión, se reserve,
sin presentarlos, aquellos instrumentos que son decisivos para la controversia,
como lo son aquellos de los cuales se deriva inmediatamente el derecho
deducido. Admitir lo contrario, sería propiciar la deslealtad, el ventajismo y la
desigualdad de una parte en juicio de la otra. Por ello la Ley, solo justifica
excepcionalmente la omisión de los instrumentos, por las causas que
pasamos a analizar.

A) Las consecuencias de la omisión de presentar con el libelo de la demanda


los instrumentos en que se fundamente la pretensión, y las excepciones
admitidas, las contempla expresamente el Artículo 434 C.P.C.

En efecto, la mencionada disposición establece: "Si el demandante no hubiese


acompañado su demanda con los instrumentos en que la fundamenta, no se le
admitirán después, a menos que haya indicado en el libelo la oficina o el lugar
donde se encuentren o sean de fecha posterior, o que aparezca, si son anteriores,
que no tuvo conocimiento de ellos".

La sanción de la omisión, salvo los casos de excepción, es categórica: no se le


admitirá después, lo que significa que el demandante omiso, no podrá hacer
valer tales instrumentos como prueba de su derecho en las oportunidades de
promoción de la prueba documental que fija la ley para la etapa instructora del
proceso.

Parecería que la gravedad de la sanción enfrentase al principio de lealtad y


probidad en el proceso, con el fin primordial del mismo, que es hacer justicia con
base en las pruebas que resulten de los autos. Pero no es así; una posición
ventajista y desleal del demandante, que privase al demandado del conocimiento
de esos instrumentos esenciales para la apropiada defensa, con el propósito de
sacarlos a la luz cuando ya no es posible un adecuado contradictorio sobre esa
prueba, ni la alegación de la contraprueba pertinente, es todo lo contrario de un
acto de justicia. En el proceso, justicia y lealtad del contradictorio no pueden
separarse, porque justicia sin contradictorio, no es justicia y contradictorio sin
lealtad, no conduce a la justicia.
Por ello, la jurisprudencia es tan abundante en la decisión de situaciones en las
cuales se discute si en el caso de especie se esta o no en presencia de
instrumentos en los cuales se fundamenta la pretensión; pues los propios fines
ultra procesales de cada parte, llevan frecuentemente al demandante, por un
lado, a sostener que el instrumento presentado con posterioridad a su demanda,
no tiene la calidad de instrumento fundamental de la pretensión, o se encuentra
en uno de los casos de excepción; y por otro lado, al demandado, a afirmar que
no debe apreciarse por extemporánea, la prueba documental del demandante
promovida con posterioridad a la demanda, por tratarse de documento
fundamental que habría debido producirse junto con el libelo de la demanda.
En esta materia la Casación ha venido realizando una excelente labor de
análisis y de conciliación de las exigencias de la justicia deberes de lealtad y
probidad en el proceso.
Así, la Casación ha decidido que semejante formalidad no es requerida por
nuestra legislación como una solemnidad, porque son cosas muy distintas la
invalidez de un contrato y la fuerza probatoria de la escritura otorgada para
comprobarlo". El documento fundamental de Ia demanda solo está destinado,
como cualquier otro medio de prueba que sea admisible según el Código
Civil, a la comprobación de los hechos de los cuales derive el derecho que se
reclama: y si esos hechos aparecieran acreditados en los autos por otra
probanza eficiente, mal podrían los sentenciadores decidir que no ha sido
comprobado el derecho reclamado.
Las consecuencias de la omisión de presentar los documentos
fundamentales con la demanda, no se producen en los casos de excepción
previstos en el citado Articulo 434 C.P.C.:
1.- En el primer caso de excepción, basta indicar en el libelo la oficina o el lugar
donde se encuentre el documento, para que le sea admitido al demandante
presentarlo después. No exige nuestra ley como en otros países, que la parte
precise, concretamente, el contenido del documento, con la transcripción del
mismo. La mención del documento en la demanda y la indicación del lugar u
oficina donde se encuentra, basta en nuestro derecho para que sea admitida
la excepción.
2.- Semejante al caso anterior es el de documentos de fecha posterior a la
demanda, cuya excepción se justifica por el solo hecho de enunciarla, pues no
existiendo para la fecha de la demanda, no podía el actor referirse a ellos ni
presentarlos, como ocurre a menudo en los juicios de simulación de actos
jurídicos, en que el demandante descubre en el curso del juicio documentos que
permanecían ignorados porque aquel tenía interés en que continuaran
ocultos.
d) En cuanto a la oportunidad de la presentación de los documentos en los
casos de excepción, la segunda parte del Articulo 434, la precisa exactamente:
"Si los instrumentos fueren privados, deberán producirse dentro de los quince días
del lapso de promoción de pruebas, o anunciarse en el de donde deban
compulsarse". En cambio si los documentos son públicos, el Artículo 435 esta-
blece que podrán presentarse en todo tiempo, hasta los últimos informes.

La reforma de la demanda
a) La posibilidad de la reforma de la demanda este previsto en el Artículo 343
del nuevo código en estos términos: "El demandante podrá reformar la demanda,
por una sola vez, antes que el demandado haya dado la contestación a la
demanda, pero en este caso se concederán al demandado otros veinte días para
la contestación, sin necesidad de nueva citación".
Razones terminológicas aconsejan hacer desde el comienzo algunas
distinciones necesarias:
1. Cuando se habla de reforma de la demanda, en realidad se quiere significar
la reforma de la pretensión que se hace valer en la demanda. Una tradición
secular, que empleaba sin distinción los términos "demanda" y "pretensión",
persiste todavía al calificarse de reforma de la demanda lo que en esencia es la
reforma de la pretensión, pues coma se ha visto, la demanda es el acto de la
parte en el cual se hace valer la pretensión y tiene naturaleza instrumental, en
cuanto sirve de media para el planteamiento de aquella; de tal modo que solo en
sentido figurado puede hablarse de reforma de la demanda, para expresar una
realidad que no afecta al continente sino a lo contenido en aquel acto
instrumental.
Como se ha vista también, el objeto del proceso es la pretensión procesal y no la
demanda, por lo que una modificación o reforma de dicho objeto, no puede sino
estar referido a los fundamentos de aquellas y a los elementos de identificación
de la misma.
2. Conviene distinguir también entre reforma y cambio de la de (rectius:
pretensión), porque la reforma supone la modificación alguno o algunos de los
elementos del objeto reformado inalterados los demás; mientras que el cambio
implica la sustitución del objeto por otro distinto. De esto se sigue La reforma
de la demanda deja siempre inalterado alguno o de los elementos de la
pretensión, mientras que el cambio la sustitución completa de la pretensión por
la modificación de todos sus elementos.
La jurisprudencia tradicional de la Casación relativa a esta cuestión bajo el
código de 1916, distinguía la reforma parcial de la demanda, en la cual
aisladamente se modifique, innove o suprima algunos de los términos del libelo
primitivo, el cual queda subsistente todo cuanto no haya sido objeto de
innovación, y la reforma integral, consistente en sustituir el libelo originario
que queda desde luego sin efecto, por otro nuevo libelo, en donde hasta
cambiarse, no solo determinados aspectos del contenido de la demanda, sino
incluso la acción primitivamente deducida otra distinta; esto es, el cambio
completo de los pedimentos anteriores, hasta anular la acción, y sustituir una
demanda por otra tan diferente de ella como a bien lo tenga el demandante.
Sin embargo, la referida doctrina de la Corte, no pretende diferenciar, la
reforma del cambio de la demanda en el sentido que expresamos, porque para
la Corte "según el léxico, el verbo refirmar significa no solo `arreglar, corregir
o enmendar', sino que su acepción primaria significa volver a formar, rehacer;
y rehacer es hacer de nuevo, independientemente de si se mantienen o no
elementos antiguos en la cosa nuevamente hecha, lo que, aplicado al caso de
reforma de una demanda, autoriza a sostener que el libelo reformado puede
sustituir íntegramente al primitivo, ello resultaría innecesario a la defensa del
demandado el conocimiento de una demanda insubsistente que no ha servido
para la legítima constitución del proceso"
Para nosotros no puede verse en la reforma integral de que habla la corte; un
cambio de la demanda, porque en ella queda subsistente el demandante o parte
activa, elemento subjetivo de la pretensión que no puede cambiar, por mas
integral que sea la re-forma, pues de otro modo, se tendría el fenómeno de un
tercero incorporado a la demanda como demandante, por la vía de la reforma, lo
que no es formalmente valido, porque un cambio tal de la demanda, requeriría
dos actos distintos: el desistimiento del procedimiento por parte del actor y la
presentación de una nueva demanda por parte del nuevo demandante.
Es lo que enseña Kisch cuando afirma que "si el actor se separa del proceso y
entra en el otro nuevo actor, se trata de dos actos diferentes con diversas
consecuencias: un desistimiento y una nueva presentación de la demanda. Ambos
actos son completamente independientes. El actor primitivo expresa su voluntad
de dejar de ser demandante, pero esta voluntad no puede influir sobre el nuevo
actor, el cual solo por la propia voluntad pasará a serlo, y con ello ejercitará una
nueva pretensión, ya que no puede en absoluto alterar el primer proceso, puesto
que no ha sido parte en el. Se trata pues de dos momentos y dos actos
procesales diferentes".
No ocurre lo mismo con el cambio del demandado, o con la adición de dos o más
por la reforma de la demanda, porque la posición pasiva de estos, sujetos a los
efectos de la demanda, ya sea originaria o reformada, y la citación en forma, los
Integra al contradictorio y les asegura su defensa en la causa. Por ello puede
afirmarse, que la reforma de la demanda, ya sea parcial o integral, solo se
produce cuando modificado alguno o algunos de los elementos de la pretensión,
queda inalterado el sujeto activo de la misma o demandante, y que el cambia
total de la misma, hace necesario el desistimiento del procedimiento por parte del
actor originario y la presentación de una nueva demanda por el nuevo
demandante.
b) En esta materia de la transformación de la demanda, no existe una doctrina
pacifica y las posiciones son diversas, como diversas son las soluciones de
derecho positivo. Sin embargo, puede considerarse predominante la posición de
los que sostienen que la modificación de la demanda significa la modificación
del objeto litigioso y de su fundamentación fáctica y de derecho. Así, para
Lent, la demanda puede variar, bien porque se cambie el hecho (o titulo),
permaneciendo inalterada la providencia solicitada, a porque se cambie el
efecto jurídico afirmado (y consecuencialmente la providencia solicitada)
permaneciendo inalterado el hecho, o porque se cambien los dos. En otras
palabras —sostiene Lent— puede suceder que de un hecho diverso se
deduzca un efecto jurídico idéntico, o que del mismo hecho se deduzca un
efecto jurídico de diferente contenido, y naturalmente, con mayor razón se esta
frente al mismo fenómeno, si de un hecho diverso se deduce un diverso
efecto jurídico.
Otros autores ven en la petición el elemento fundamental de la pretensión y
sostienen que debe acudirse a la fundamentación de hecho, solo cuando sea
necesario para interpretar la petición; por ello conciben la modificación de la
demanda coma "el cambio de la petición presentada" o, allí donde la petición
necesita un fundamento de las circunstancias de hecho sobre que se
demanda; esto es, el planteamiento de una nueva pretensión en lugar de la
anterior o junto a ella.
Nosotros hemos sostenido (supra: n. 161 d) que el concepto de pretensión no
puede reducirse a la mera petición, porque no hay petición sin fundamentación y
lo que delimita y fundamenta la petición es la afirmación del hecho o narración
del estado de cosas (sustanciación) contenida en la pretensión, por lo que,
siendo los elementos de esta los sujetos, el objeto y el titulo o causa petendi,
una variación de estos elementos que produzca una modificación subjetiva u
objetiva de la pretensión, constituye una reforma o modificación de la demanda
que la contiene, siempre que permanezca inalterada la parte actora o
demandante.
c) En la practica, la cuestión se concreta a determinar si la variación de los
hechos, o del punto de vista jurídico, o de la petición de la demanda, tienen tal
trascendencia que constituye el planteamiento de una nueva pretensión. Sin
embargo, no es fácil, ni seguro de establecer, los confines entre las
variaciones de hecho que no alteran el objeto litigioso y aquellas que al
contrario provocan un cambio de este. Sin embargo, la doctrina señala al gunos
ejemplos de modificación de la demanda:
1. Modificación del hecho sin modificación del petitum:
El pago solicitado originalmente en base al contrato, se solicita después en base
al enriquecimiento sin causa. En este caso, la suma puede permanecer
idéntica, pero cambia el efecto jurídico afirmado.
2. Modificación del petitum sin modificación del hecho:
Después de haber solicitado la eliminación del vicio de la cosa, el comprador
reforma la demanda en una redhibitoria o pretende la reducción del precio. La
narración de los hechos permanece inalterada, sea a propósito de la
conclusión del contrato, sea a propósito de la existencia del vicio.
3. Modificación del petitum y del hecho:
La demanda de cumplimiento del contrato se modifica en una demanda de
resarcimiento de los daños por retardo en el cumplimiento o por imposibilidad
sobrevenida de la prestación, cuando tales eventos han ocurrido ya antes de
la proposición de la demanda.
d) En cambio, se señalan casos en los cuales las variaciones no son
consideradas como modificación de la demanda:
Así, v. gr., cuando en el curso del proceso se demuestra que el contrato que
fundamenta la demanda se realizo de parte del actor o del demandado, por un
representante; el cambio de la demanda fundada en un contrato a la fundada en
un delito; la demanda de herencia por la del legado; o cuando se modifica el
fundamento de hecho de un presupuesto procesal (competencia); ni cuando
se mantiene un derecho o relación jurídica como objeto litigioso, aun cuando se
modifiquen sus fundamentos de hecho, etc.
e) Finalmente se observa que las características de la reforma de la demanda
según el nuevo código, difieren por ciertas notas de aquellas que tenia según el
código de 1916:
1. Se permite la reforma por una sola vez, poniendo así termino a las Judas
que habían surgido en la práctica del foro, acerca de la admisibilidad de
sucesivas reformas, antes de la contestación de la demanda. La limitación ha
de entenderse, lógicamente, cuando se ha producido ya la citación, pues antes
de esta, las partes no es -tan a derecho y no hay litispendencia.
2. Se dispone que se concedan al demandado otros veinte días para la
contestación de la demanda reformada, sin necesidad de nueva citación.
La jurisprudencia de Casación relacionada con el Articulo 265 del código de
1916, había sentado la doctrina según la cual el comienzo de los nuevos días
para la contestación ordenados en la mencionada disposición, habrá de variar,
según se halle o no presente la parte demandada en el momento de la reforma.
Si esta se hiciere en presencia del demandado, este quedará citado sin nece-
sidad de que se expida y entregue al demandado copia certificada de las
reformas hechas o del nuevo libelo introducido en sustitución y como reforma
del anterior. En el caso contrario, si la reforma se hiciere antes del día de la
contestación, en ausencia del demandado, se requeriría su citación formal y la
entrega de la compulsa de la demanda original con la reforma efectuada.
La mencionada doctrina tomaba en cuenta, que según el código de 1916, la
contestación de la demanda debía efectuarse en el decimo día hábil siguiente
a la citación del demandado, a la hora fijada por el tribunal en el auto de
comparecencia. Aunque bajo ese régimen, el demandante no tenía la
obligación de estar presente en el acto, podía no asistir a él, y generalmente,
estaba presente, al momento de la contestación, de tal modo que podía
reformar la demanda, en el acto mismo de la contestación, antes de que esta
tuviera lugar.
Pero ahora, como se vera más adelante, la contestación de la demanda no
tiene lugar en un día fijo y a una hora determinada, sino dentro del plazo de
veinte días siguientes a la citación del demandado o del Último de ellos si
fueren varios, a cualquier hora de las indicadas en la tablilla a que se refiere
el Articulo 192 C.P.C., sin necesidad de la presencia del demandante
(Articulo 359 C.P.C.). De modo que difícilmente podrá darse la hipótesis.
De que el demandante pueda reformar la demanda en presencia del demandado,
y sin embargo, la disposición del mencionado Articulo 343 C.P.C., ordena
conceder al demandado otros veinte días para la contestación, sin necesidad
de nueva citación, previsión que se justifica en atención a que las partes están
a derecho con la citación del demandado, lo que hace innecesaria una nueva
citación para la contestación de la demanda reformada, en acatamiento a la
celeridad procesal.
f) Cuando sean varios los demandados y estos no procedan de acuerdo a una
contestación uniforme en un mismo día, sino que actúen por separado, en
distintos momentos del lapso de la contestación, puede plantearse la duda de si
contestada la demanda por uno de ellos, v. gr., en el quinto día, podría el
demandante reformar la demanda antes de la conclusión del lapso, faltando
todavía la contestación de los restantes demandados, o de alguno de ellos.
Para resolver la duda, es necesario partir de los principios establecidos: 1. La
reforma es procedente antes que el demandado haya dado la contestación a la
demanda. 2. El lapso para la contestación lo fija el emplazamiento: "comparecer
dentro de los veinte días siguientes a la citación del demandado o del último
de ellos si fueren varios" (Articulo 344 C.P.C.). 3. El lapso del emplazamiento se
dejara correr Íntegramente cuando el demandado o alguno de ellos, si fueren
varios, diere su contestación antes del último día del lapso (Articulo 344 in fine
y Articulo 359 in fine). 4. La contestación solo puede considerarse terminada
cuando el último de los demandados ha contestado la demanda, o cuando
queda precluido el lapso para realizarla (Articulo 364 C.P.C.). Por Cuanto,
mientras el Último de los demandados no haya dado su contestación, el
demandante puede reformar su demanda, conforme al Artículo 343 C.P.C.
Además de las razones expuestas, otra de carácter práctico abona esta
solución: La contestación de la demanda, sólo puede darse si no se hubieren
alegado las cuestiones previas a que se refiere el Articulo 346 C.P.C., o
cuando habiendo sido alegadas, se las hubiere desechado (Articulo 358
C.P.C.). La contestación dada por uno de los demandados, en los primeros días
del lapso del emplazamiento, es siempre eventual, porque si otro de los
demandados, con posterioridad a aquel, alega cuestiones previas, aquella
contestación queda sin efecto, pues las cuestiones previas se deben promover
dentro del lapso del emplazamiento, en vez de la contestación, y su resolución es
antecedente necesario para que pueda procederse a la contestación. Por ello el
Articulo 346 in fine establece: "Si fueren varios los demandados y uno
cualquiera de ellos alegare cuestiones previas, no podrá admitirse la
contestación a los demás y se procederá como se indica en los artículos si-
guientes".
Por tanto, en la hipótesis considerada, la oposición de una cuestión previa por
alguno de los demandados, con posterioridad a la contestación dada por otro,
hace que por la eventualidad de esta quede sin efecto, y deba luego renovarse
en el lapso que fija para cada caso el Articulo 358 C.P.C., para la contestación
después de resueltas las cuestiones previas.
Como se ve, el régimen adoptado por el nuevo código, para las cuestiones
previas y para la contestación, difiere profundamente de lo establecido en el
código de 1916, y constituye, como se Vera en los capítulos siguientes, una de
las mas importantes reformas del viejo sistema, que permitirá una más ágil y
pronta resolución de dichas cuestiones.

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