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Nuestra dependencia comenzó con la incorporación del país al mercado mundial en torno
a la producción agrícola-ganadera de la pampa húmeda como abastecedora de materias
primas. Esto fue posible en base a la apropiación de tierras, usurpación realizada a los
pueblos originarios a sangre y fuego primero por los colonizadores y luego por las campañas
militares llevadas adelante para la conformación del Estado. Esto dio como resultado la
conformación de enormes latifundios, conformando una poderosa clase terrateniente. “ley
rivadaviana de enfiteusis (alquiler de grandes extensiones de tierras públicas a unos pocos
individuos), las nuevas campañas del desierto y la venta en forma ventajosa de esas tierras
alquiladas. Este proceso culmina con la campaña del desierto del general Roca, eliminando
definitivamente la presencia del indígena y poniendo a disposición de un puñado de
terratenientes millones de hectáreas exportables (…)” (Rapaport, )
Scalabrini Ortiz (Bases para la reconstrucción nacional, ) detalla las cifras que demuestran
que millones de hectáreas del territorio argentino eran pertenecientes a latifundistas
extranjeros, señalando la apropiación de la totalidad de las tierras aptas de la provincia de
Tierra del Fuego por parte de firmas extranjeras (Menéndez Bebety y Braun, compañías
chilenas y anglochilenas; José Montes y Cía., chilena y Bridges y Reynolds, inglesas) a través
de “la extorción, la amenaza, la policía, el boicot, el préstamo usurario y la venalidad”
Por otro lado, Milciades Peña ( ) explica como de esta manera se configuró un capitalismo
dependiente, ocupando el puesto de deudor y proveedor de materias primas e importador
de bines industriales. Esto representaba un claro atraso nacional en el comercio exterior
que se sustenta en la riqueza de las clases dominantes más poderosas: estancieros y
comerciantes del Litoral. (pág. 278) Es así como el imperialismo había encontrado en las
oligarquías terratenientes y en las burguesías comerciales en América Latina a sus aliados
internos. La tendencia decreciente de los precios de las materias primas de exportación
latinoamericana se combinaba con la tendencia creciente de los precios de artículos
manufacturados provenientes desde el exterior. Este proceso simultáneo bajaba el nivel de
vida de América Latina, amputaba sus posibilidades de capitalización interna cerrando el
camino a una industria nacional, de modo que el atraso agrario de América Latina resultaba
absolutamente benéfico para el imperialismo. (Abelardo Ramos, ) Esto significó el
desmantelamiento de economías locales, favoreciendo un monocultivo exportador
complementario (Spilimbergo, 1964).
Fue recién en la década del ’40, con la presidencia de Ramón Castillo, que se orientó la
política estatal hacia un reconocimiento del valor social de la tierra con la creación del CAN
(Consejo Agrario Nacional). Este proyecto tenía como objetivo poblar el interior del país a
través de la racionalización de las explotaciones rurales y el desarrollo de las condiciones
de vida de los trabajadores agrarios. Fue también, durante el gobierno (cuál?) de Perón bajo
un modelo económico basado en la sustitución de importaciones, se implementaron
políticas orientadas a desarrollar la industria nacional y fortalecer el mercado interno,
representando una amenaza para la oligarquía terrateniente. Otras medidas impulsadas
por Perón fueron:
- La creación del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (año?), encargado
de comprar la producción agropecuaria para venderla a los mercados mundiales,
mientras que con el excedente financiaba la industria local (el gobierno tenía el
monopolio de las agroexportaciones)
- Leyes para proteger a los obreros rurales, reducción de los precios de los
arrendamientos de tierras y prohibición de desalojo de tierras (Novick, 1986)
(Lattuada, 2002)
Las políticas neoliberales llevadas al cabo por la dictadura militar se profundizaron con la
presidencia de Menem en la década del ’90.
Dichas política buscaban reforzar los derechos de propiedad y favorecer el desarrollo del
mercado de la tierra mientras que incentivaron la entrada del capitalismo financiero con la
expansión de corporaciones trasnacionales como Monsanto y Cargill. La renta agropecuaria
se reparte entre los grandes productores exportadores (Cargill, Bunge, Nidera, Vicentin,
Dreyfus, Pecom-Agra y AGD), los grandes propietarios de las tierras (Benetton, Irsa-Cresud,
Los Grobo Agropecuaria), los proveedores de insumos y tecnología (Monsanto) y el sector
de la comercialización y el transporte (como las grandes cadenas de supermercado).
Naturalmente esto implicó la extensión de los latifundios y las producciones extensivas
produciendo así el fortalecimiento del monocultivo de soja. Entre 1996 y 2002, la
producción de maíz disminuyó un 8%, mientras que la producción de girasol y trigo se
redujo en un 5% y 13%, respectivamente. (Teubal, Dominguez y Sabatino;2005:53). Se
estima que la diversidad total de cutlivos en la agricultura argentina disminyuó un 20% entre
1990 y 2006 (Aizen, Garibaldi y Dondo, 2009). Durante la década del ’90, el número de
trabajadores rurales disminuyó un 25%. El predominio de la soja transgénica en el decenio
de 1996-2006 también significó que los trabajadores rurales recibieron 500 millones de
dólares menos en salarios por una disminución en la demanda de producción de soja pero
principalmente a causa de la eliminación de trabajos en la producción de cultivos
desplazados por la misma. (Rodriguez, 2010:232) La soja arrasó con montes y ecosistemas
dejando en la ruina a miles de pequeños productores y campesinos, terminando con la
tradicional riqueza y bodiversidad del país (Mariela Zunino, ).
Tras el fin del mandato kirchnerista en 2015, con el nuevo gobierno de Muricio Macri se
consolidó un nuevo patrón de acumulación basado en la valorización financiera y la
reprimarización de la economía argentina, un proyecto de país directamente favorable a los
sectores dominantes. Dicha matriz productiva se basa en el aprovechamiento de ventajas
comparativas basada en el uso intensivo de los recursos naturales y la exportación de bienes
primarios. Las primeras medidas estuvieron dirigidas a beneficiar a los poderes económicos.
Algunas de ellas fueron:
Como se puede observar a lo largo del desarrollo del trabajo, existen a lo largo de la historia
argentina cambios de coyuntura y por lo tanto de correlaciones de fuerza que tienden a
favorecer en mayor o en menor medida los intereses de los sectores terratenientes. El
estado aquí cumple un rol fundamental en el devenir histórico y es este conjunto de factores
interrelacionados los que configuran las variantes que determinan la imposibilidad de
implementar una reforma agraria. El Estado en ocasiones actúa de manera autónoma a
través de sus políticas concreta porque controla ciertos sectores del circuito de producción
de valor y en otras como una institución con poca autonomía, subordinada a actores
nacionales e internacionales, inserto en el entramado de lucha de clases. (“La cuestión
agraria y los gobiernos de izquierda en América latina. Campesinos, negocios y
neodesarrollismo” Leandro Vergara-Camus y Cristóbal 2018: 32)
Si bien las ideas políticas que dejaba ver Sarmiento en su ensayo “El Facundo” estuvo lejos
de estructurarse dentro de un discurso cientificista estuvo en el centro de las disputas de
las hegemonías culturales impactando directamente en el diseño de las políticas que
sentaron las bases de la nación, específicamente de lo que constituyó “La conquista del
‘desierto’” .Inmigrantes europeos y sus descendientes poblaron las Pampas a finales del
siglo XIX y principios del XX. De esta manera comienza a consolidarse una clase dominante
argentina compuesta mayormente por familias terratenientes que exportaban trigo y
ganado y mantenían estrechos vínculos con el sector financiero, por supuesto, a costa del
exterminio de los pueblos originarios que antes ocuparon dichas tierras. (“La cuestión
agraria y los gobiernos de izquierda en América latina. Campesinos, negocios y
neodesarrollismo”. Pablo Lapegna, 2018:158)
A mediados del siglo XX si bien el gobierno peronista estableció un control absoluto sobre
las agro-exportaciones creando el IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio)
que garantizando la regulación del comercio agrario para el financiamiento de créditos
industriales, no profundizó las políticas que favorecerían a los trabajadores rurales y a los
arrendatarios. El escenario de posguerra influyó en la caída de los precios y aumento de
competencias, configurando una dificultad muy grande para la inserción de exportaciones
argentinas en el mercado mundial, basadas fundamentalmente en bienes primarios. De
esta manera Perón tuvo una postura conciliadora con los sectores agrarios dominantes
incentivando los créditos hacia las agroindustrias, dejando de lado el mejoramiento de los
salarios congelados de los trabajadores rurales y la redistribución de tierras que sugería en
sus discursos de la década del ’40. (“La cuestión agraria y los gobiernos de izquierda en
América latina. Campesinos, negocios y neodesarrollismo” Pablo Lapegna, 2018:159)
El ocaso del período neoliberal de los ‘90 se sella con la crisis económica, política e
institucional que llega a su punto más álgido el 21 de diciembre de 2001, cuando se
congelaron los depósitos de millones de ahorristas y estalla una ola de protestas de sectores
medios y bajos desencadenando en una brutal represión. Fernando De la Rúa renuncia a su
mandato abriendo paso a la conocida seguidilla de 5 mandatos presidenciales en una
semana. Finalmente Duhalde es asignado como presidente provisional por dos años hasta
designar a Néstor Kirchner como candidato presidencial para disputar las elecciones en
2003. Luego de la renuncia de Menem a la instancia de ballotage, Kirchner asume la
presidencia el 25 de mayo de 2003. Su mandato produce un giro a la izquierda,
contrarrestando los efectos de las políticas neoliberales arrastrados del período anterior. Es
así como durante el mandato kirchnerista se aumenaron los impuestos de exportación a la
soja con una suba de un 11,5% con respecto a la gestión anterior. Si bien las políticas
desarrolladas por Kirchner tuvieron un carácter populista y se orientaron al desarrollo del
mercado interno, no enfrentó radicalmente el agro-negocio. Como bien sostiene Milcíades
Peña (1964), la producción para el mercado interno no genera necesariamente una política
nacional. Esto puede observarse en la escasa preocupación prestada al impacto
medioambiental de la producción masiva de soja en el agro, característica que compartirá
con la posterior gestión encabezada por Cristina Fernández de Kirchner. Esta actividad no
sólo benefició a intereses foráneos y a una minoría agraria poderosa, sino que resulta
perjudicial a nivel nacional en distintos sentidos que se enunciarán más adelante. La
tributación obtenida de dichas exportaciones se utilizó en gran parte para financiar los
programas sociales implementados. (“La cuestión agraria y los gobiernos de izquierda en
América latina. Campesinos, negocios y neodesarrollismo” Pablo Lapegna, 2018:177)
Luego de 4 años de mandato, Néstor Kirchner fue sucedido por su esposa Cristina Fernandez
de Kirchner a finales de 2007. En marzo de 2008, la presidenta propuso una modificación al
impuesto a las exportaciones de soja. Consistía en retenciones móviles de de acuerdo a la
variabilidad de precios en el mercado internacional. Los sectores vinculados con el agro-
negocio y los agricultores capitalizados se opusieron fervientemente al impuesto,
recabando el apoyo de amplios sectores de las clases medias con un gran apoyo mediático.
La medida que se encontraba empatada en el Senado fue derogada por el vicepresidente
Julio Cobos dando su famoso voto “no positivo”. (“La cuestión agraria y los gobiernos de
izquierda en América latina. Campesinos, negocios y neodesarrollismo” Pablo Lapegna,
2018:172)
Dicho conflicto con “el campo” cuestionó el liderazgo político de los Kirchner. El gobierno
nacional dio a entender, en cuanto a la interpretación de los hechos, que se posicionaba del
lado de un proyecto nacional-popular frente a los que apoyaban una oligarquía agraria
“anti-Patria”. Esto se relaciona directamente con el doble rol que distingue Milcíades Peña
(1964) en la burguesía terrateniente como “vendepatria” o como “defensora de la
soberanía”, de acuerdo a la coyuntura que se esté atravesando, velando siempre por sus
intereses a costa de los sectores más marginados. En este caso, el empresariado rural
lideraron grupos subordinados, incluyendo a chacareros medianos de la región pampeana,
incluyendo también a los sectores medios cuyos ingresos no dependían necesariamente de
la agricultura (“La cuestión agraria y los gobiernos de izquierda en América latina.
Campesinos, negocios y neodesarrollismo” Pablo Lapegna, 2018:173)
El cierre del mandato kirchnerista con su impronta populista se dio con la asunción de
Mauricio Macri como presidente en diciembre de 2015, luego de derrotar al candidato
Daniel Scioli en la segunda vuelta electoral. Se produjo un claro giro a la derecha,
implementando políticas favorables al sector empresarial. El sector terrateniente
claramente no estuvo exento. A los pocos días de asumir su mandato, Macri eliminó por
decretos los impuestos a las exportaciones de bienes agrícolas excepto en el caso de la soja.
En dicho contexto, se pone de manifiesto la trama de intereses que influyen en el accionar
u omisión de los mecanismos gubernamentales a la hora de implementar determinadas
políticas. Esto puede observarse claramente en el caso de los reclamos mapuches en el sur
del país que resultaron en enfrentamientos con gendarmería teniendo como desenlace la
muerte de Santiago Maldonado en el año 2018. Este hecho marcó un hito que permite
visibilizar la lucha de los pueblos originarios y a su vez cómo los mecanismos de poder
operan favoreciendo a las minorías terratenientes del sur argentino desde los inicios de la
constitución del Estado Nación: “La posesión de la tierra le daba títulos que iban anejos. La
tierra era un inmenso feudo, un dominio que implicaba nobleza. Por eso hoy todavía
nuestro terrateniente es el noble en el orden de nuestro capitalismo bárbaro.” (Martínez
Estrada, 1933:21). Se legitima el brutal accionar represivo mediante la estigmatización de
las formas de movilización y protesta de la comunidad mapuche encubriendo a los grupos
terratenientes, propietarios del territorio en disputa: “El indio echaba el mal de ojo al tesoro
encantado y lo desvanecía. La destrucción del indio era asegurarse la paz del usufructo, y al
mismo tiempo destruir la evidencia de su fracaso.” (Martínez Estrada, 1933:21). Es así como
desde el exterminio originario se pasó a una radical represión.
En esta línea, Milcíades Peña (1964) también analiza la relación de los terratenientes con
las metrópolis: “La relación de los terratenientes con el capital imperialista no es simple.
Mientras las metrópolis compran sus productos a buen precio, los terratenientes son fieles
amigos de las mismas y sus entusiastas aliados, llegando a actuar como columna
imperialista en detrimento de todos los intereses burgueses de la nación, e incluso de los
sectores más débiles de la propia clase terrateniente”. Este aspecto puede verse de
manifiesto en el acuerdo comercial entre Macri y Trump estableciendo el regreso de la
exportación de la carne argentina a Estados Unidos luego de 17 años, cuando por un brote
de aftosa el gobierno estadounidense cerró la importación. La dependencia económica
sigue perpetuándose en base a las necesidades de las grandes potencias en beneficio del
sector agro-exportador, con la promesa de generar millones de puestos de trabajo dentro
del país. Dicha iniciativa fue anunciada a viva voz por parte del gobierno, aunque no fue así
por parte de la Casa Blanca que pretende evitar que la medida se convierta en un emblema
político por parte del gobierno, poniendo énfasis en el tema de índole sanitario. La cuota
por el ingreso de carne al mercado norteamericano consta de unas 20 mil toneladas
anuales, sin aranceles de importación. Fuera de este cupo se pagaría un arancel de un 27%.
En contrapartida Argentina se compromete a importar productos de carne vacuna sin
límites. Algo similar ocurrió con la comercialización de limones hacia los estados unidos con
la condición de permitir la importación de carne de cerdo desde Norteamérica.
(https://www.clarin.com/politica/trump-macri-hablaran-regreso-carne-argentina-ee-
uu_0_4NkgQmggR.html)