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La educación popular, el termino, empieza a ser aplicado como palabra de moda para referirse a
viejas fórmulas que han sido inventadas e inducidas en América Latina.
De acuerdo a lo expresado, tenemos que dejar bien claro lo que entendemos por educación popular,
pues como ha sucedido históricamente, el término, más que la concepción, empieza a ser aplicado
como palabra de moda para referirse a viejas fórmulas que han sido "inventadas" e inducidas en
América Latina por muy diversas instancias (e intenciones).
Así, tenemos que diferenciarla de la "educación no formal", es decir, una educación que rompe los
moldes rígidos de la escuela tradicional en los aspectos "formales", pero continúa transmitiendo con
los mismos enfoques y procedimientos, una serie de "conocimientos" previamente diseñados y
organizados por expertos.
Otro modelo que empieza a ser llamado educación popular y ciertamente está más cerca es la llamada
"educación de adultos"; es decir, educación dirigida a sectores no atendibles (por razones de edad),
dentro de los programas establecidos en el sistema educativo formal. El contenido de esta educación
gira muchas veces sobre aspectos propios de la escuela formal, pero no tienen validez académica
oficial. La mayoría de las veces, el contenido se enfoca a tratar temas relacionados con la vida familiar,
social y de la comunidad; así, educación para la salud, relaciones familiares, educación sexual,
artesanías, habilidades y oficios, son característicos de este tipo de programas.
En muchísimos casos, los métodos de trabajo son altamente tradicionales y prácticamente escolares.
Las academias parroquiales, los "centros de desarrollo comunal del DIF y muchos otros similares, son
muestras clásicas de este tipo de programas.
Por eso, para nosotros la EDUCACIÓN POPULAR es un proceso de formación y capacitación que se
da dentro de una perspectiva política de clase y que forma parte o se vincula a la acción organizada
del pueblo de las masas, en orden a lograr el objetivo de construir una sociedad nueva, de acuerdo a
sus intereses.
Una concepción como la señalada, supera ciertamente a todas las otras que se enumeran, por cuanto
no puede (como las demás) quedar reducida simplemente a los aspectos de contenido y/o forma, sino
que implica necesariamente la síntesis orgánica de ambos aspectos que guardan además, la
necesaria coherencia con los objetivos que se desprenden de una definición conceptual, que la ubica
como una práctica educativa ligada permanentemente al quehacer del pueblo organizado y sus
condiciones objetivas.
Una METODOLOGÍA DIALÉCTICA se puede lograr dicha relación, pues solo basándose en la teoría
dialéctica del conocimiento se puede lograr que el proceso "acción – reflexión - acción" "práctica –
teoría, práctica" de los grupos populares del movimiento popular- conduzca a la apropiación
consciente de su práctica, transformándola permanentemente en orden al logro de una nueva
sociedad.
Para que los programas de Educación Popular que se definen como tales produzcan cambios y
generen acciones conducentes con los objetivos políticos planteados por la organización responsable
del programa, es necesario adoptar un planteamiento metodológico que le de coherencia interna y
una concepción dialéctica que le de coherencia política.
Esta realidad abarca desde el ámbito más inmediato, más cercano y más "vivido", hasta aspectos que
la afectan, pero que no son quizá percibidos en una primera fase; son aspectos de la realidad, que
independientemente del accionar del grupo, influyen sobre el mismo.
Este proceso, al calificarlo así, se convierte desde el punto mismo de partida, en un proceso de
teorización, a partir de la práctica, donde el método se convierte en el articulador dialéctico entre la
teoría que lo fundamenta y la realidad que se pretende conocer.
El resultado inicial del auto - diagnóstico (triple punto de partida), constituye de hecho un nuevo nivel
de conocimiento e interpretación sobre su punto de partida.
Este proceso dialéctico implica también el conocer, estudiar, interpretar y aplicar a la circunstancia
histórica y coyuntural, los aportes que otras experiencias, y otros pensadores han logrado
sistematizar, abstraer y formular teóricamente.
El proceso de reflexión teórica sobre el punto de partida, nos debe provocar el avance en términos no
sólo intelectivos, sino en la calidad racional, organizativa y política de las acciones transformadores
de la misma realidad de la cual se partió.
No se trata pues de un volver mecánicamente, sino de avanzar dinámica y creativamente, aunque sin
alejarnos nunca de nuestra propia realidad.
Solo se sabe hacer cursos, conferencias, jornadas, donde los dirigentes, los educadores, los que
saben, educan a los que no saben. La verdad existe, es cerrada y se deposita en la mente acrítica
de los educandos. No hay ninguna diferencia entre esta forma "bancaria" “verticalista y autoritaria”
(como Freire la definía y cuestionaba) de educar y la que los dominadores y explotadores transmiten,
y con la que imponen y troquelan las mentes y las conciencias de la población.
La diferencia clara entre estas dos prácticas está en la concepción, en la intención y en los modelos
de interpretación. En el proyecto político que se defiende; está pues en su contenido y compromiso
de clase, pero no substancialmente en la forma.
Sin embargo, la realidad es tan amplia y tan compleja, que se vuelve en un momento dado muy difícil
tener parámetros o puntos de referencia que nos ayuden a decidir el "mejor camino" a seguir para el
tratamiento correcto del tema que expresa la realidad a ser analizada.
Por un lado, es muy importante tener claro el tema general que, en su formulación, logre resumir aquel
aspecto de la realidad que se quiere analizar.
Este tema general es en realidad un "tema generador", por cuanto al ser desglosado su contenido
(implícito justamente en su formulación) nos permitirá formular detalladamente los aspectos (temas
de contenido) que deberán ser abordados en el desarrollo del proceso educativo.
Estos temas generales y particulares (sub-temas), al ser referidos a una concepción dialéctica,
garantizarán el contacto con la realidad de los participantes en forma lógica, procesual y ascendente
(según hemos explicado anteriormente) con lo que se logra el aspecto generador de interés, de
análisis, de discusión y de apropiación consiente y transformadora.
1. Cuestión Previa
Nuestra realidad es tan variada y variable, si los códigos expuestos se asemejan a lo que vivimos en el
pasado o en el presente es pura coincidencia. No debemos formar nuevas generaciones con mentalidad
del pasado.
1.1. Realidad o Demagogia. - La pérdida del rol profesional del docente, su falta de actualización
y perfeccionamiento, no es culpa exclusiva de él. La responsabilidad recae gobernantes que
no han tenido el coraje de reconocer, promover, y/o estimular el desarrollo profesional del
magisterio.
1.2. Esclerosis de nuestra escuela. – Con los hábitos autoritarios, dogmáticos se han reducido
nuestra escuela a una institución de individualismo y mecanismo.
2. Generalidades.
Constructivismo. – Mario Bunge distingue. El constructivismo ontológico, teoría que sostiene que el
mundo es una construcción mental de los individuos. El constructivismo matemático que admite que las
reglas matemáticas son construcciones realizadas por la mente humana: El constructivismo
conceptualista que fundamenta que los conceptos, ideas y pensamientos son construcciones personales.
El constructivismo psicológico que sostienen que los conocimientos se generan mediante construcciones
internas del individuo, etc.
En ese panorama nació el Constructivismo Pedagógico como un movimiento que se opone a concebir el
aprendizaje receptivo y pasivo, considerándolo, más bien, actividad organizadora compleja del alumno
que elabora sus nuevos conocimientos a partir de revisiones, selecciones transformaciones y
reestructuraciones de sus antiguos conocimientos.
Costa Rica fue uno de Los Pioneros y es el que tiene mejor experiencia en avances, además de
limitaciones y fracasos de este modelo.
Para el constructivismo las estructuras intelectuales son progresivamente construidas por el sujeto en el
curso de sus actividades el constructivismo hace un esfuerzo por integrar los conceptos profesor
enseñante alumno aprendiz y saber algo más de su interacción.
El constructivismo de Piaget. - Piaget para explicar cómo el hombre se convierte en sujeto epistémico
explica la construcción humana del conocimiento.
Piaget sostiene que el niño recoge del mundo externo nuevas informaciones y que mediante asimilaciones
y acomodaciones forma sus propios esquemas o estructuras cognoscitivas.
Experiencias constructivistas en la escuela rural andina. - Se trata que el niño estudié su propia
realidad, se requiere de una metodología en muchos aspectos diferentes de la que se practica
actualmente en las escuelas. Algunos de los rasgos más saltantes es la metodología en las siguientes:
Este programa se preocupa que la visión del niño se enriquezca a partir del conocimiento de sus propias
características individuales y la reflexión sobre su experiencia personal e interacción con su entorno
natural y social: La familia, escuela y la comunidad.
1. - Fuentes Epistemológicas:
2. - fuentes psicológicas:
La construcción del conocimiento individual se articula con la cultura a través del lenguaje.
3. Fuentes pedagógicas
Existen diferentes fuentes que tratan este tema entre los que se destacan:
Juan Jacobo Rousseau, sostenía como principio educar al niño para la libertad: La libertad debe ser el fin
de la educación.
Adolfo Rude, creador de las escuelas de comunidad de vida sostenía partir del niño para llegar al grupo
social.
María Montessori, proclama que lo importante no es informar instruir al individuo sino desarrollar la
humanizarlo. Para ella el protagonista es el niño.
Etapas de desarrollo de la inteligencia. - Los progresos a través a través de estas etapas son reflejadas
en el funcionamiento intelectual del niño y en sus capacidades lingüísticas sociales y emocionales las
etapas son:
I. Etapa sensorio motriz. - es la etapa inicial, se presenta desde que nace hasta los 2
años de edad cuando aparece el lenguaje.
II. Etapa preoperacional o simbólica representativa. - en esta etapa el pensamiento
del niño se caracteriza por ser egocéntrica, analógico, irreversible, preconceptual,
y artificialista.
III. Etapa de operaciones concretas. - se extiende desde los 7 a 11 o 12 años. Se
caracteriza por una serie de estructuras van en vías de equilibracion. Entiende bien
Lo real y lo presente estoy haciendo, puede ser vislumbrada como una extensión
de lo real y lo presente.
IV. Etapa de operaciones formales. - la abstracción reflexiva ayuda al tránsito de la
inteligencia el niño de 12 a 15 años razona puede conceptualizar posibles
transformaciones y sus resultados, y puede hacerlo de modo sistemático y
lógicamente exhaustivo. Logro entender la ciencia y la matemática. La línea las
etapas
Las etapas de desarrollo son para Piaget el resultado de un complejo proceso de interacción dialéctica
en el curso del cual el sujeto y el objeto se modifican mutuamente. Las influencias sociales pueden
acelerar o retardar la aparición de un estadio
Nuestra hipótesis central es que el discurso de la educación popular se fundó en la medida que logro
articular tres tipos de discursos: un discurso político, cultural y metodológico.
Primeramente, partimos de reconocer el carácter polivalente del discurso educativo. Este se construye
y desarrolla apropiándose de otros discursos y re contextualizándolos en nuevas lógicas discursivas.
En segundo lugar, el discurso de la educación popular es el encuentro de estos tres discursos que están
mediatizados por el propio proceso de las experiencias educativas por diferentes procesos del país, por
el proceso intelectual.
En tercer lugar, los discursos constituyentes de la educación popular generaron lo que llamaremos una
coherencia de sentido, es decir, una racionalidad que permitió “ensamblar” diversos conceptos y
sentimientos del imaginario de una generación de educadores.
La educación popular de los 70 asumió y elaboro un discurso clasista de la política. Por ello entendemos
la asimilación de lo popular, la identificación con el pueblo, desde una concepción de la lucha de clases
que será la matriz desde la cual se va a caracterizar la realidad y a proponer un proyecto político.
La perspectiva clasista baño todo el discurso político y expreso una voluntad política de identidad con las
clases populares y diferenciación frente al estado y a otros sectores políticos y sociales.
Este tipo de discurso introdujo un concepto valioso, el de clase para el análisis social y político.
Fue, además, un discurso construido en base a una concepción esencialista de las clases sociales. Las
clases populares, con atributos positivos, versus las clases dominantes con atributos negativos.
Este discurso político se desarrolló en medio de una aguda tensión, que progresivamente fue expresado
por lo menos dos concepciones del poder y de estrategias para la transformación.
Donde la tarea de la educación popular es rescatar lo autóctono, las raíces culturales del pueblo, lo propio
las cuales serían la columna vertebral de una cultura nacional – popular. Este discurso se oponía así a la
educación oficial por ser una educación deformadora y destructora de esas raíces y valores nativos del
pueblo.
A su vez, esta tarea de rescate de las raíces se ubicaba dentro de la lucha por construir una hegemonía
política, ideológica y cultural alternativa a la de las clases dominantes.
Este discurso autóctono limito seriamente una lectura del mestizaje cultural y del proceso de masificación
de la sociedad de los 70.
Este discurso se construyó sobre una dicotomía entre lo autóctono, lo tradicional y lo moderno y
capitalista.
Asimismo, este discurso construyo una imagen dual de la cultura popular como una cultura victima
oprimida y deformada por la manipulación de una cultura dominante.
El discurso metodológico tuvo como rasgos centrales el fundamentar su carácter participativo y dialectico.
Es recurrente encontrar en los materiales de la época la bandera de la participación en oposición a la
educación tradicional, más bien vertical.
La participación fue un núcleo conceptual central que contribuyo a enfatizar la importancia del educando
o del grupo en la actividad educativa y la introducción de las tecnicas activas y luego las llamadas
participativas termino por facilitar este principio.
El discurso presento una relación positiva al vincular la conciencia con la organización, pero se rigidizo a
través de una lógica de proporcionalidad simétrica entre ambas: a mayor conciencia, mayor organización.
Encontramos diversos rasgos que nos permiten constatar un discurso más integral de la política en la
educación popular de estos tiempos. Se trata de un discurso que intenta, articular una coherencia de
sentido alrededor del concepto de democracia en conjugación con otros referentes como: vida –
organización popular- cultura – ética.
El poder al que se pretende contribuir desde la perspectiva popular es a un poder que sirva para defender
y promover.
Un punto fundamental en este discurso democrático es la profunda valoración por la vida humana como
objetivo principal de la política y por lo tanto como criterio para evaluar su eficacia y sus estrategias.
La segunda cuestión es sobre el papel de las organizaciones populares en este discurso político.
El discurso cultural que se inserta en la educación popular de estos tiempos es un discurso que intenta
transitar de esa visión autóctona a una más pluricultural. Encontramos hoy otros ojos y oídos para advertir
dinamismos culturales en permanente interacción y producción de mestizajes y redescubrir en ellos la
trama donde lo educativo juega una función cultural.
Este discurso nos aporta una hermenéutica de la relación entre cultura popular y cultura hegemónica de
un alcance muy importante para una perspectiva educativa.
Encontramos dentro de estas grietas de este nuevo discurso cultural la percepción de que la educación
no puede ser un proceso que salte por encima de lógicas culturales que la gente y los propios educadores,
vive dentro de sí mismos con tensiones.
Otro punto igualmente importante es el discurso sobre la raza que todavía lo encontramos débilmente
presente en el discurso de estos tiempos y cuya gravedad cruza diversas dimensiones de la sociedad y
de las personas.
Un punto final es sobre la significación del trabajo como un factor cultural fundamental que hoy plantea
diversos vértices de reflexión educativa.
2.3. El discurso metodológico integrador
Nuestra intuición en este ámbito nos alienta a calificar el discurso metodológico de hoy como un discurso
más integrador. La metodología está más referida al proceso de creación de relaciones educativas
humanizadoras que permitan el reconocimiento de lo vivido y de las identidades, el conocimiento múltiple
y la acción donde no se sacrifica a la persona por lo colectivo, ni lo afectivo ni lo racional.
Estamos ante un discurso que viene teniendo en estos tiempos una especial legitimidad y va a exigir una
mayor organicidad teórica en esta década. En realidad, más ante un sentimiento, una actitud y algunos
conceptos básicos que ante un cuerpo sistemático de ideas. Por el discurso ético y filosófico de la
educación popular estamos entendiendo el discurso sobre la vida, sus valores y su sentido. Es en otras
palabras, un discurso subyacente en los otros discursos pero que va adquiriendo, y debemos hacer que
así sea, una consistencia propia, una energía original.
Este discurso nos puede permitir también – reelaborar nuestra concepción educativa desde el dialogo
con diversas corrientes pedagógicas contemporáneas que vienen enfatizando el papel de la educación
como propuesta de valores: educar es proponer valores.