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“La felicidad es un estado emocional que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada. La felicidad suele ir aparejada a una condición interna o subjetiva de satisfacción y alegría”.
“La felicidad es un estado emocional que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada. La felicidad suele ir aparejada a una condición interna o subjetiva de satisfacción y alegría”.
“La felicidad es un estado emocional que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada. La felicidad suele ir aparejada a una condición interna o subjetiva de satisfacción y alegría”.
“La felicidad es un estado emocional que se produce en la
persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada. La felicidad suele ir aparejada a una condición interna o subjetiva de satisfacción y alegría”.
La Psicología Positiva estudia los diferentes componentes que
motivan la felicidad de las personas y cuáles son las características de aquellas que se sienten más felices, ya sea por factores internos o condicionantes externos. Al ser objeto de estudio, se ha llegado a conocer la fundamentación base de este estado de felicidad, así como estrategias y prácticas de aplicación en la vida cotidiana, para mejorar el bienestar emocional y fomentar las conductas positivas que reducen el estrés, nos ayudan a lograr éxito en las relaciones y nos proporcionan crecimiento personal. Por ello, la felicidad es “enseñable” y se puede aprender a ser más feliz.
Educar para la felicidad comienza con el ejemplo en casa,
promoviendo ciertas actitudes frente a las adversidades, la adaptación a los cambios, el cuidado de uno mismo o las habilidades sociales.
Fomentar una educación en positivo como un entrenamiento
para la vida aporta a los niños la capacidad de ser más autónomos, independientes, flexibles, saber resolver problemas con creatividad y formar parte de grupos sociales en los que me sienta querido y apoyado, valorándose a sí mismo, su participación y aportación dentro de esa red relacional.
Educar para la felicidad empieza con saber lo que uno quiere.
Esto ayuda a los niños a mejorar su rendimiento y automotivación, ya que la educación es mucho más efectiva si el niño comprende que el aprendizaje es una actividad de disfrute en sí misma y que él es responsable de alimentar su propia curiosidad. Algunas prácticas sencillas para enseñar a nuestros hijos a ser más felices podrían ser:
• Garantizar un canal de comunicación abierto y seguro con el
niño, la confianza y el establecimiento de lazos afectivos en el núcleo familiar son la base para el desarrollo y un crecimiento sano y feliz.
• Permitir que exprese emociones y sentimientos, para que
aprenda a identificarlas y encontrar soluciones.
• Enseñar a los niños la importancia de practicar el
optimismo, como una actitud ante la vida que implica la aceptación de lo que nos sucede, que todo error conlleva aprendizaje.
• Enseñarles a afrontar las frustraciones desde los límites y
normas, de manera que se sientan seguros y sepan lo que se espera de ellos.
• Dedicar el tiempo suficiente para realizar cualquier tarea
cotidiana, evitar las prisas que fomentan automatismos y nos alejan de la realidad y la atención plena en la actividad que estamos realizando.
• Aceptar sus virtudes y defectos, valorarle por cómo es,
nadie es perfecto.
• Identificar y expresar los talentos y fortalezas de los niños,
ayudándoles a que ellos localicen esas cualidades y descubran sus potencialidades.
• Fomentar la empatía, enseñándole a ponerse en el lugar del
otro y no tratar a los demás como a él no le gusta que lo hagan, empezando por nosotros como padres y nuestra actitud frente a sus enfados. • Favorecer el pensamiento positivo, sobre todo comenzando por una comunicación positiva, tanto sobre la idea acerca de la imagen que tenemos de él, como nuestra forma de expresarlo. El niño no es lo que hace en un momento determinado, hay que evitar las etiquetas que condicionan la conducta.
• Enseñar a los niños a reconocer y a agradecer. Ser
agradecido como actitud y práctica habitual, tanto hacia otras personas, como el hecho de sentirse afortunado por todo aquello que le rodea: familia, casa, educación, amigos, salud…
• Fomentar hábitos de vida saludables, la idea de la
importancia de cuidarse y quererse.
Practicando el pensamiento positivo, la atención plena,
cultivando el humor y el optimismo, se fomenta el crecimiento de niños felices, para la felicidad de adultos en un futuro, que educa para construir espaldas fuertes y no para pedir cargas ligeras.