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Bases antropológicas de la conducta moral

(Selección de textos)

Para que una sociedad, o tribu, pudiera sobrevivir era necesario que en ella
existiera cierta estabilidad; la función de las normas morales es la de
proporcionar esta estabilidad. El poseer algunas normas es, por tanto, una
medida de economía esencial para el individuo. Si la vida ha de hacerse
tolerable debe proporcionar algunas medidas de seguridad, protección con
relación a la violencia personal y otros ataques a las condiciones
fundamentales de la existencia individual. Las normas éticas son útiles como
un sistema eficiente de guías para la vida cooperativa.

Según Xavier Zubiri la realidad moral es constitutivamente humana; no se trata


de un "ideal", sino de una necesidad, de una forzosidad, exigida por la propia
naturaleza, por las propias estructuras psicobiológicas.

En el animal, la situación estimulante de un lado y sus propias capacidades


biológicas del otro, determinan unívocamente una respuesta o una serie de
respuestas que establecen y restablecen un equilibrio dinámico. Los estímulos
suscitan respuestas en principio perfectamente adecuadas siempre a aquellos.
Hay así un "ajustamiento" perfecto, una determinación ad unum entre el animal
y su medio al que Zubiri llama "justeza".

. Las estructuras somáticas exigen la aparición de la inteligencia. El animal


define de antemano, en virtud de sus estructuras, el umbral y el dintel de sus
estímulos. El hombre tiene que considerar la realidad antes de ejecutar un acto;
pero esto significa moverse en la "irrealidad". En el animal el ajustamiento se
produce de realidad a realidad -de estímulo a respuesta-; en el hombre,
indirectamente, a través de la posibilidad y de la libertad; esta libertad es tanto
libertad-de cómo libertad-para; libertadde tener que responder unívocamente, y
libertad para pre-ferir en vista de algo, convirtiendo así los estímulos en
instancias y recursos, es decir, en "posibilidades". Es decir, al animal le está
dado el ajustamiento, mientras que el hombre tiene que hacerlo, el hombre
tiene que justificar sus actos; la justificación es, por tanto, la estructura interna
del acto humano.

Zubiri distingue entre moral como estructura y moral como contenido. La moral
como estructura alude a aquellos aspectos fisiológicos del ser humano que
hacen que este sea un animal moral, mientras que la moral como contenido
hace referencia al ajustamiento de los actos humanos no a la realidad, sino a
una norma ética.

El hombre, en cambio, está caracterizado por la menesterosidad y el


desvalimiento, pues no posee instintos seguros; se encuentra arrojado o
instalado en un entorno que él mismo ha de transformar y adaptar a sus
necesidades y deseos; pero esta adaptación del entorno se realiza a través de
una red de vínculos e interacciones.

El hombre se encuentra necesariamente abierto a la realidad del entorno, que


se le presenta como mundo o campo de posibilidades; pero el ajustamiento al
mismo no le es dado por el simple funcionamiento de su mecanismo instintivo:
el propio hombre es quien ha de crear, a lo largo de su vida, los diversos
ámbitos de interacción (las respuestas) con la situación que le invita a la
actividad creadora.

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